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Pérdidas incalculables.
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Un incendio iniciado a las 10:30 de la noche del pasado 3 de septiembre en una de las bibliotecas más
históricas de Alemania, la de la Duquesa Ana Amalia de Weimar, consumió hasta 30.000 libros antiguos e
infligió graves daños sobre otra gruesa cantidad. Aunque aún no se han determinado las causas del hecho,
se sospecha de un cortocircuito, aunado a una protección defectuosa contra incendios.
El siniestro se inició en el entramado del tejado. Unos 330 bomberos se afanaron durante dos horas en
apagar las llamas y una cadena humana de unas 500 personas, a la que se sumaron también vecinos, logró
salvar los ejemplares, según informó Hellmut Seemann, presidente de la Fundación Weimar Clásico, que
administra ése y todos los demás edificios históricos de la ciudad, entre ellos las casas de Goethe y
Schiller y del músico Franz Liszt.
Una portavoz de la biblioteca, que fue fundada en 1691 y alberga casi un millón de libros en varios
edificios, dijo que la causa del incendio del jueves aún se desconocía. La famosa sala rococó fue la más
afectada. Del techo del edificio sólo queda la estructura, que ha sido reforzada con grúas, y corre
peligro de derrumbarse. El monto de los daños es incalculable, pues los libros eran únicos y su valor
conjunto hacía improcedente cualquier cobertura aseguradora, según explicaron fuentes del gobierno local.
Los miembros de los equipos de rescate salvaron 50.000 de los 90.000 libros restantes. La portavoz de la
biblioteca dijo que entre las obras consumidas por las llamas se hallaban muchos textos musicales. Escritos
de Lutero —sobre todo una Biblia de 1543—, la colección de 600 biblias de la biblioteca, y varios
informes de viajes de Alexander von Humboldt, se salvaron.
"La destrucción de muchos miles de libros, en particular de los siglos XVI al XVIII, es una
pérdida irremplazable para una ciudad que la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad", dijo el
alcalde de la Weimar, Volkhardt Germer. Entre las obras desaparecidas podrían encontrarse, según las
primeras investigaciones, la valiosa colección de partituras de la duquesa Ana Amalia y los libros del
primer bibliotecario de Weimar, Daniel Schurzfleisch.
La ciudad alemana es uno de los 788 lugares del mundo que están incluidos en la lista de Patrimonio de
la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para el trabajo conjunto en las áreas educativas,
científicas y culturales, que prevé proteger y preservar zonas que se consideran de valor excepcional para
la humanidad. El Gobierno alemán destinó cuatro millones de euros como ayuda inmediata.
Los libros que, a pesar de haber sido rescatados, resultaron afectados por el agua que se empleó en la
extinción del incendio, serán congelados inmediatamente para evitar que se deshagan, y más tarde serán
trasladados al Centro de Conservación de Libros de la vecina Leipzig, que se ocupará de restaurarlos.
Entre lo más trágico del suceso se da la circunstancia de que este mes de octubre todos los libros
debían ser sacados de la Biblioteca porque el próximo año estaban previstos trabajos de renovación del
edificio, un plan que ya tenía asignada una financiación de ocho millones de euros.
El llamado "castillo verde", que alberga la biblioteca, fue construido entre 1562 y 1565. La
biblioteca fue fundada en 1691 por el conde Guillermo Ernesto de Sajonia-Weimar y fue dirigida por Goethe a
partir de 1797. Entre sus fondos, que arriban al millón de ejemplares, se encuentra una amplia muestra de
originales de Shakespeare, la mayor colección del mundo de ediciones de Fausto
—casi 3.900 volúmenes—, unos 2.000 manuscritos medievales y alrededor de 8.400 mapas históricos, así
como las colecciones privadas de libros de las familias de Achim von Arnim, Franz Liszt y Friedrich
Nietzsche.