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Giardinelli habló de los jóvenes.
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España volvió a mostrar el lugar central que ocupa hoy en el mundo de la literatura hispanoamericana,
en el encuentro de escritores argentinos que la Casa de América de Madrid realizó entre el último 4 y 8
de octubre.
Desde Argentina llegaron a la capital del país de Cervantes los siguientes escritores argentinos: César
Aira, Roberto Fontanarrosa, Osvaldo Bayer, Carlos María Domínguez (residente en Montevideo), Mempo
Giardinelli, Liliana Heker, Gustavo Nielsen, Alan Pauls y Ana María Shúa; y los residentes en Barcelona
Rodrigo Fresán, Eduardo Hojman y Gonzalo Garcés.
En cuatro jornadas (ya que la primera se destinó a la proyección de un film) se intentó deshilvanar
algunas de las claves de la literatura argentina actual, a través de ponencias que respondían a temas
propuestos por la prestigiosa institución ibérica. El primer asunto fue el de "Las letras argentinas
en el umbral del 2000". Gonzalo Garcés hizo un tibio paneo con la referencia a tres personajes de la
ficción de su país, que resultó poco claro. Alan Pauls habló de su querido Manuel Puig, figura que en
Argentina es cada vez más recuperado de una oscuridad propia de los años de plomo. Liliana Heker recordó
los tiempos de las revistas literarias de los años ’60 con pasión y melancolía.
Sin ninguna duda la segunda jornada —"La ciudad como texto y contexto: Literatura urbana"—
estuvo realzada por el brillante texto escrito y leído por César Aira, quien se preguntó qué pasaría si
se borrase todo lo existente en la ciudad menos sus árboles. Su imaginación y originalidad trazó un mapa
poblado de vacío y anécdotas puntuales de sus caminatas diarias por su barrio de Flores. Gustavo Nielsen,
escritor y arquitecto, arrancó las risas de la platea comparando, en tono delirante, las características
encontradas de sus dos oficios.
La tercera jornada fue una de las más esperadas: "Exilados: una literatura en el destierro".
Fresán y Hojman defendieron su elección de irse de un país que consideraron enfermizo y surrealista.
Osvaldo Bayer, al igual que los dos mencionados, describió su particular crónica de su exilio en Alemania
durante los dictatoriales años setenta. El escritor de La Patagonia rebelde,
mostró las atrocidades de aquellos años, habló del dolor del desterrado y usó buena parte de su tiempo
para criticar duramente a su compatriota Ernesto Sábato, a quien calificó de colaborador de las homicidas
Fuerzas Armadas.
El cierre del encuentro —"Instrucciones para escribir un cuento: El relato en Argentina hoy"—
fue conquistado por el humor inteligente del escritor y dibujante Roberto Fontanarrosa, quien confesó
sentirse un poco desubicado ante tanto erudito. Mempo Giardinelli rescató nombres de jóvenes escritores
argentinos como el del propio Nielsen, el de Martín Kohan o el de Cristina Civale quienes, dijo, mantienen
viva la rica tradición del cuento en la Argentina.
Encuentro fructífero para el circuito español, para la literatura argentina y en definitiva, para la
literatura latinoamericana en su conjunto.