Letralia, Tierra de Letras
Año IX • Nº 117
1 de noviembre de 2004
Cagua, Venezuela

Depósito Legal:
pp199602AR26
ISSN: 1856-7983

La revista de los escritores hispanoamericanos en Internet
Letras
Tres textos
Hebe Leopardi

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Ausencia con flores de apamates

Las hojas de los apamates de mayo extrañan, amor, los lagos de tu mirada. Una luna susurrante siente que su caída derrumbará más de una soledad, pero el ingenio de Babel escapará de su holocausto.

La gente se acerca, pero nosotros estamos lejos, lejos, cual rosa sin pétalos, y esa línea de melancolía colorea los vientos que viajan al sur, y llena los mares de flores perdidas, sin dueño. Dime, amor, ¿acaso soy yo quien se ha perdido? ¿acaso es que te has disuelto en la bruma marina y te has confundido con la savia de las algas?

Tu ausencia es mi presencia y las luciérnagas son las hadas secretas que nos hacen compañía, que iluminan la humedad tibia del vapor de sueños que nos rodea.

Han floreado los apamates de mayo. Sus flores alfombran el pavimento y gritan en silencio su dolor; ¿acaso sus semillas volarán tan lejos, como para que traspasen el mar?

Las mariposas amarillas las besan, las consuelan, pero del beso llega la muerte, y las mariposas vuelan en otra dimensión, incolora, inmensa, inmóvil.

Y nosotros, amor, ¿te has fijado que no somos más que los restos de una flor que acaba de caer?

Pétalos repetidos, separados por una ráfaga de viento feroz, arrastrados por las hormigas que deben vivir. ¿Te das cuenta, amor, de que sólo somos una partícula de sal en la marea?, un trozo de nada en el silencio.

Dime, amor, ¿cómo se cura el cristal hecho añicos en el piso?

Acaso, ¿bastaría para revivir el aire que se escapa en el gorjear de un ave?

El silencio no desea hablar más, no quiere decirme dónde estás, o dónde estoy yo.

Los pájaros vuelan hoy a su guarida: el eterno secreto de su poder sobre el vacío. Los peces se ocultan tras la arena del mar insondable, y los apamates melancólicos lloran la caída de sus amantes.

Ausencia, ¿acaso eres tú la presencia más verdadera?

 

Cristales de luz

Espiras bullentes alrededor de tu sexo. Aves del paraíso que sueñan con tu cara y las rosas de tus mejillas, que se marchitan en la plenitud de su brillo. Unas piedras misteriosas relumbran discretamente en torno a las cuencas vacías en las que deberían estar tus ojos, y tus dientes de maíz son sólo los restos que las larvas han querido dejar.

En silencio, ¿sabes que el silencio es el murmullo de los ecos que arrullan con sus ondas las cuerdas de tu voz? La sonrisa del animal, del perro, relumbra de saliva y hambre, como tus apetitos y tu lengua.

¡Silencio! que hoy has de morir.

 

En la mañana

En la mañana se consumen los últimos suspiros frente al horno, al pastel que se quema con un olor dulzón, fatal, el aroma de lo que ya no sirve más.

En la mañana, frente al horno, perecen las últimas gotas de esperanza, que se funden con la textura del pastel quemado.

En la mañana, el amargo de la costra quemada del pastel se confunde con la resignación y el oscuro presentimiento de la verdad:

            "lo que no sirve se bota"

En la mañana, la sangre del alma de la mujer se funde con el café, que nadie ya beberá.


       

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Creada el 20 de mayo de 1996 • Próxima edición: 15 de noviembre de 2004 • Circula el primer y tercer lunes de cada mes