“Un agujero en la noche
súbitamente invadido por un ángel”. Alejandra Pizarnik.
En Voz nuda, el libro de poesía de Anouk
Guiné, nos vemos confrontados —a través del lenguaje poético— a ese algo
que no se puede asir, que conlleva la experiencia de extrañamiento2
del ser, y que caracteriza las relaciones amorosas. Este hermoso libro es una
forma de recomposición poética del “puzzle” —y me atrevo a señalar que,
probablemente, a eso se deba la fragmentación textual— de la pasión amorosa;
pero, ciertamente, faltarán siempre algunas piezas. El poemario, que consta de
dos partes (Voz nuda es la primera), es de una gran concisión e
intensidad en el lenguaje poético. Estamos frente a una obra fundada en una poiesis
que expresa el espacio original del mundo de la poeta, su “verdad”
subversiva: “La piel como una verdad parchada / con deslices de un amor
subversivo / que no supo callar” (p. 14).
Voz de la desnudez, de la palabra anudada, liberada,
que nos transmite una música secreta, íntima; travesía ritual hacia el otro,
en el juego lúdico de los cuerpos, del lenguaje de la piel, y de la subversión
amorosa, pasional, y de la palabra, en el acto de escribir, en el poema: “Nos
desnudas... / Indecente disidencia / de seda en desacato / Te das destilado /
dístico / Díada díscola” (p. 18).
Es el deseo el que instaura un espacio de
subversión verbal, total, en que se inscribe el poema: “Derramo en ti / lo
infinitamente / rojo acrílico / de mi verbo // Repto / Trepo / los intersticios
/ del tabú / líquido / (...)” (p. 24).
La experiencia extática amorosa, ligada a la
presencia/ausencia del ser amado: “En ti déjame vivir / de ojos sedientos /
hasta matarme de muerte soleada / y abrir en nuestro vientre la eternidad” (p.
38).
Arte poético éste que, bajo la “inspiración”
del amor, a través del juego lúdico con las palabras —“Mar a mar / ritual
(...)” (p. 14); “Tu piel mi alba / mi umbral / Dime amar / Dime” (p. 18);
“Sábana muda del grito plural / Nuda a grito letal” (p. 22)—, deviene
conocimiento de la inmensa soledad de los cuerpos separados, como en el poema
dedicado a Alejandra Pizarnik (las otras poetas a quienes A. Guiné dedica,
también, otros textos, son Anne Sexton y Graciela Guzmán): “No es más que
la vida / llevándote desnuda / por el silencio / de ojos solos // Fragmentos de
mí / al alba” (p. 34).
Así, Voz nuda es, también, cartografía de
la fragmentación del Yo y de su ausencia; experiencia esencial que nos
comunican, con mayor intensidad, los versos de La vertical del desencanto
(que constituye la segunda parte de este libro): “(...) voltearás tus
sentidos / hacia un yo ausente / de albas en sudor” (p. 68);
cartografía, en que a través de la confrontación, catártica, con la palabra
—confrontación entre dos lenguas, entre dos mundos, entre el Yo y l’Autre—
aparecen los momentos y las circunstancias, privilegiados, del goce y el dolor,
de las blessures amoureuses, de esa experiencia del flujo del río del
tiempo y la memoria, que es como la vida misma; en que el vacío, la locura, la
tentación del suicidio y la inmensa soledad se hacen presentes: “Entraña
viva del ser muere / para protegerse no late / De la madrugante angustia /
sangre fría salva el alma / La indiferencia suicida / no mira aleja te mata /
Aguas traicioneras / Sentidos abiertos ajenos / inalcanzables invisibles /
Locura nocturna / soledad // Soledad” (p. 76).
El poema es, pues, el lugar de un extrañamiento, de
una ausencia que, al mismo tiempo que extrae de esta ausencia su autoridad
específica, es expresión del duelo del deseo, prisionero “como un cisne en
la nieve”,3 y en este sentido, también, experiencia de su propia
desposesión. Cito, para concluir, el último poema del libro, que la poeta
dedica a José Angel Valente: “Volver a la presencia absurda / que duerme
desgarrada / en el pliegue de tu razón // Memoria quemada en el vacío / de la
gran vertical del desencanto” (p. 80).
Notas
Anouk Guiné, Voz nuda. Edición
bilingüe; prefacio de Pablo Montoya Campuzano; postfacio de Jorge Nájar.
Medellín, Editorial El Propio Bolsillo, 2004. Dirección electrónica de la
autora: anouk31@yahoo.com.
“La experiencia original es sentirse
extraño, otro. Nombrar ese hueco donde aparece lo otro: ¡eso es la
poesía!”; en Octavio Paz, Pasión crítica; Barcelona, Seix Barral,
p. 184 (ver, también, pp. 182-183).
Giorgio Agamben, Stanza. Parole et
fantasme dans la culture occidentale; París, Rivages, 1994.