El escritor estadounidense Saul Bellow, que ganó el Premio Nobel
de Literatura en 1976 por su “comprensión del ser humano y su sutil análisis
de la cultura contemporánea”, falleció el pasado 6 de abril, a los 89 años,
en su residencia de Brookline, Massachussets (EUA) tras una larga enfermedad.
El novelista estuvo consciente hasta el último
momento, y murió junto a su esposa y su hija. Bellow se casó cinco veces y
tuvo cuatro hijos —el último de ellos en 2000, cuando el novelista tenía ya
84 años—, y sus últimos años ejerció como profesor de literatura en la
Universidad de Boston.
Miembro de la generación de escritores judíos que
surgió tras la segunda guerra mundial, el fallecido está considerado uno de
los autores más representativos de la literatura estadounidense del siglo XX,
junto a William Faulkner. Con un estilo narrativo muy personal, brilló como
creador de antihéroes como el joven inmigrante hebreo Augie March, que
intentaba prosperar en un Chicago en una profunda crisis económica, o el
urbanita Moses E. Herzog, un hombre fracasado en todas las facetas de la vida en
abierta pugna con la sociedad.
Bellow nació en un barrio pobre de Montreal
(Canadá) el 10 de julio de 1915. Su familia, procedente de San Petersburgo
(Rusia), se trasladó a Chicago cuando él tenía 9 años. El escritor empezó a
frecuentar ambientes literarios durante su etapa universitaria, en la que se
licenció en antropología, y publicó su primera novela, Hombre en suspenso,
en 1944. La obra describía la incertidumbre de los jóvenes de su
generación, traumatizados por la guerra mundial, y tuvo escaso reconocimiento.
El éxito le llegó con la novela picaresca Las
aventuras de Augie March (1953), que le permitió llevarse el año siguiente
el Premio Nacional del Libro de EUA. Bellow ganó el galardón dos veces más:
en 1965 con una de sus obras más conocidas, Herzog, una corrosiva
biografía de un estadounidense neurótico; y en 1971 con El planeta de
Mister Sammler, en la que el autor plasmó sus angustias personales.
La novela El legado de Humboldt, en la que
estigmatizó el fascismo y el estalinismo por su intención de erigirse en
verdades abstractas negando las realidades concretas, le hizo acreedor del
Premio Pulitzer de 1975. Otras importantes obras de Bellow son Henderson, el
rey de la lluvia (1959), El diciembre del decano (1982), Algo para
ser recordado (1992), la recopilación de ensayos Todo suma (1994) y
la novela Ravelstein (2000).