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Muere en Santiago
la compositora Leni Alexander

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El pasado domingo 7 de agosto falleció en la capital de Chile la compositora germano-chilena Leni Alexander (Breslau, 1924), reconocida por haber incorporado a la música chilena las tendencias más avanzadas de la europea. Alexander fue sepultada en el Cementerio Israelita de Santiago el lunes 8.

Según Luis Merino, director del Centro de Extensión Artística de la Universidad de Chile, “algunas claves para aproximarse a Leni Alexander son las que desarrolló a través del sistema de enseñanza musical Montesori, cuyo diploma recibió en 1942. Desde el punto de vista de la historia de la música chilena, pertenece a un importante grupo de compositores que empezaron a mostrar sus creaciones entre 1948 y 1950: un período de maduración, de apertura y de pluralismo de nuevas tendencias. Entre ellos están Juan Amenábar, Gustavo Becerra, Carlos Botto, Darwin Vargas y Federico Heinlein”.

Elene Alexander Pollak residió en Hamburgo hasta 1939, desde donde emigró con su familia a Chile. Entre 1949 y 1953 estudió con el compositor Fré Focke, quien mostró a los creadores musicales chilenos el potencial del dodecafonismo. “Lo interesante es que después, con una beca del gobierno francés, Leni estudió con dos figuras muy importantes: Rene Leibowitz y Olivier Messiaen. También se contactó con figuras como Pierre Boulez, Bruno Maderna y Luciano Berio”, enfatiza Merino.

Hay coincidencia absoluta en recalcar que Leni Alexander fue una figura que siempre estuvo buscando nuevos caminos, tanto en su propia creación como en lo que respecta a la música de raíz chilena. “Leni aportó con mucha generosidad esta visión contemporánea. En Nueva York, en 1959, recibió el encargo de una obra para orquesta de Dimitri Mitropoulos (Time and consumation). Realizó además estudios de música electrónica y entre 1963 y 1968 presentó música contemporánea en emisiones radiofónicas, para la que escribió muchas piezas. Igualmente en composiciones para radioteatros”.

En su catálogo, la gran mayoría de sus obras es instrumental. También escribió la Cantata de la muerte a la mañana, única obra de un compositor de Centro y Suramérica presentada en el Concurso Internacional de la Sociedad Italiana de Música Contemporánea, en 1960.

Por encargo del Ministerio de Cultura de Francia, en 1985 compuso Aulicio. Sobre este título, la compositora aclaró que el texto correspondía a la forma en que uno de sus hijos (Bastian Bodenhofer), cuando tenía miedo, en vez de decir “auxilio” decía “aulicio”. La obra fue estrenada por la Orquesta Sinfónica de Chile en julio de 1996. “Curiosamente, no dejó discípulos, sino lecciones en este constante explorar. Un legado que ha permanecido en todos los compositores jóvenes de Chile”, señala Merino.

Fuente: El Mercurio