1. Pena capital
Desde que inventaron los relojes,
todos marchamos aprisa,
con la fatiga al hombro;
esos engendros del demonio
sometieron el espíritu al oprobio,
lo encarcelaron,
como la sanguijuela aprisiona
la piel joven de la rosa.
Quien dio vida a estos autómatas voraces,
los hizo dominantes,
ministros de la impaciencia:
cinco minutos para levantarse,
siete para vestirse,
diez para hacer el amor
y tres para deshacerlo poro a poro;
uno más para acallar el silencio de la despedida.
Pido la pena capital para tan ruines esclavistas.
¡Que caigan las cadenas que nos atan a su tiempo!
¡Que quiebren sus manos para que la libertad
vuelva a surcar los aires
con alas de mariposas nuevas!
2. Resurrección
La Patria no quiere levantarse,
parece sonámbula,
incierta,
trémula,
alicorada.
Voy a pedir que la despierten
para que grite,
libere sus angustias,
cante de nuevo,
asee su cuerpo
y reinicie su camino.
¡Que abra su vientre
y sepulte a los cobardes
que anegan los campos,
con caudales de inocencia!
¡Que se levante la Patria
y pinte en cada cielo,
un sol verde
de sueños e ideales!
3. De madrugada
Un anciano sin nombre
me saluda en las mañanas
cuando el sol no se ha levantado.
Nunca hemos ido más allá
de ese rito que inicia la jornada;
sin embargo me conoce
como el arco iris conoce sus colores
y la noche, la duda y las estrellas.
Lo conozco también:
Su sonrisa es cáliz sereno,
antorcha ardiente;
su rostro es un recuerdo
que desde siempre vive
y es plegaria que canta con la vida.
Sus lentos pasos anuncian
mil caminos recorridos;
Sus manos, geografía del viento,
de madrugadas,
de ocasos.
Este anciano, girasol en la tarde,
es barco de regreso hacia su puerto,
estandarte que anuncia la grandeza,
ave con piel de porcelana
que entona con la aurora una plegaria,
proclamando que ha cumplido su misión
de errante peregrino.
4. Invierno
Esta ciudad de cielos rotos
es una gris nostalgia,
famélico recuerdo,
estación vacía de silencios,
lágrima del cielo,
aldea de sudores frescos,
una dama cansada
de disfrazar siluetas,
de ocultar su piel ceniza
bajo esquivos oropeles
de amargura.
5. Pesadilla
Soy isla.
Esta tierra que intenta congelarme
la habita una camada de víboras eléctricas.
Oteo el horizonte y sólo alcanzo a divisar
jaurías de hienas y coyotes.
Soy isla.
No aguanto más tanto veneno cerca,
quiero despertar de esta pesadilla.
Un ejército de niños mutilados
levanta su sonrisa tierna... el fuego los abrasa;
Quienes aman los campos, intentan esconderse
llevando en sus manos la semilla
y se convierten en fantasmas
de un odeón siniestro.
Soy isla y también mi silencio tiene miedo;
Están cerca las víboras, se aproximan, anillan mi cuerpo.
Intento despertar, pero no duermo,
no es un sueño, seco mis lágrimas...
¿Podré dormir ahora, en sueños blancos?
6. Balada en tinta oscura
Alguien bajo las sombras dispara
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu.
Un torrente esquivo se evade de la herida
y quiere ascender en holocausto.
La vida muere prematura...
No hay instantes de tregua,
nadie se inmuta.
Ante tantos chalecos antibalas
nos apuntan a la frente,
somos blanco perfecto de una guerra
donde no se sabe por qué disparan,
por qué ni por quién morimos.
Avanzamos con la lápida a la espalda
porque alguien bajo las sombras nos apunta
en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu.
7. Generosidad
Siete días de veinticinco horas arropado
Con esta manta gris que no quiere liberarme.
Siete días que son setenta
que son setenta veces siete,
siete días eternos.
Bendigo un rayo de sol que tuvo que viajar
ciento cincuenta mil millones de kilómetros
para derribar la puerta de mi casa,
aparecer altivo frente a mí
fecundando los brazos
de este vals de primavera.
8. Plegaria de escarchas y cenizas
Nerón en esta esquina no es un audaz pirómano,
es un bombero.
Él rescata su manguera del pavimento,
mientras Aurora canta un bolero
de cándida ponzoña.
Nerón en esta esquina observa
mientras Roma, París y Bogotá
se incendian en la misma hoguera;
nadie escucha su desértico lamento,
es un lamento errante,
un jocoso panfleto colocado frente al templo
donde la miseria clama, llora, gime.
Nerón en esta esquina
huele sus cenizas,
sus ojos palidecen,
su voz oscura no ladra...
a él también lo silenció la noche.
9. Salmo I
¡Benditas sean las palabras
que salen de mis bolsillos húmedos!
Benditas ellas que deambulan
por los poros de mi alma
y deciden tomar vuelo
como libélulas en ronda lujuriosa.
Benditas sean todas:
Las que cantan,
las que liberan sus cuerdas subyugantes
las que redimen en la cruz una protesta,
las que empinan sus ramas
buscando nuevos soles
las que miran febriles cenizas de guerra,
las que son oración, proclama, testamento
las que callan al injusto.
Benditas sean las palabras
que salen de mis bolsillos húmedos
como fuente serena,
como río caudaloso,
o mar embravecido.
¡Benditas sean siempre... mis palabras!
10. Salmo
El poema más largo lo está escribiendo Dios
y aún no lo termina.
El hombre es sólo un verso escrito con Mayúsculas
que el Supremo trazó con sabias esperanzas.
Ese verso tenía alas,
levantó vuelo majestuoso,
tenía ritmo, cadencia... era libre.
Se recreó con el paisaje conquistando
el sublime auditorio universal.
Un día... ese verso se creyó poema,
se tornó altivo,
soberbio, egoísta,
profanó el horizonte,
ignoró al Poeta,
se envolvió con la mortaja pluma sangre
que ultraja, maldice y asesina
El Poema más largo lo está escribiendo Dios
y aún no lo termina.
Ojalá el Poeta,
en una mañana de depresión y tedio,
no decida eliminarlo del poema,
...definitivamente.
11. Navegante
Quiero Tener la llave
que abra los sueños
para orondo pasearme sin prisa,
por los muros extendidos
de las estrellas.
Quiero evadirme de la honda algarabía
que parte en cubos imposibles
el silencio de los pájaros.
Soy un náufrago en busca de orillas,
una cometa que viaja desplumando
la espesura del espacio;
Quiero un puerto de llana geografía,
sin abismos y sin vértigo
para poder escuchar
el ritmo de mis zapatos
sin tener que doblar la rodilla
ni someter al azar de un par de dados,
mis vegetales sueños.
12. Conjugación de la justicia
Tiempo presente
Yo cojeo,
Tú cojeas.
Ella se arrodilla,
se vende,
se prostituye
Nosotros soportamos con impaciencia
Vosotros no os inquietáis
Ellos amordazan la vida,
la torturan...
reciben los aplausos.
13. Conjugación de Justicia. Futuro
Canto del iluso
Yo exijo,
Tú, protestas,
Ella proclama el bien,
conquista la magia del respeto
administra sus bondades.
Nosotros plantamos
los paisajes donde ella se recrea.
Vosotros empuñáis
la espada del juicio recto.
Ellos se tragan sus mañas,
vomitan sus miserias
se evaden como alimañas ofuscadas
por el rayo fulminante,
de la verdad.