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María de la Pau Janer gana el Planeta bajo protesta de Juan Marsé

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Juan Marsé se erigió en uno de los protagonistas del último Premio Planeta al calificar, el día previo a la proclamación de los ganadores, de “bajo y en algunos tramos subterráneo” el nivel de calidad de las novelas finalistas que optaban a la 54ª edición de este galardón literario, el mejor dotado de las letras hispanas. Marsé terminó renunciando a su puesto en el jurado.

La edición de este año del premio recayó sobre la escritora mallorquina María de la Pau Janer, por su novela Pasiones romanas, por la que recibirá 601.000 euros. Igualmente, el escritor peruano Jaime Bayly fue distinguido como finalista por Y de repente, un ángel, lo que le devengará 150.000 euros.

Janer, quien habitualmente escribe en catalán, ya fue finalista hace tres años con otro texto, Las mujeres que hay en mí, fecha en que se incorporó a la “nómina” de la todopoderosa Editorial Planeta, cuyo fundador, José Manuel Lara Hernández, convocó por primera vez este premio en 1952.

En la rueda de prensa posterior a la proclamación de los premios, Marsé y la ganadora sostuvieron una tensa conversación en la que el primero descalificó la novela premiada y dijo además que “desde el punto de vista comercial, el Planeta funciona, pero desde la óptica literaria es más que dudoso”.

En un comunicado fechado el sábado 15, la misma noche de la proclamación del premio, Marsé explica que “poco después de la concesión del premio Planeta 2004 y de mi primera experiencia en el mismo como miembro del jurado, solicité una reunión con el editor José Manuel Lara Bosch, promotor del premio, y con Manuel Lombardero, secretario del jurado”.

Marsé agrega que en esa reunión expuso sus ideas sobre “posibles cambios en el proceso de selección y evaluación de las obras destinadas a pasar a la final, además de otras cuestiones relativas al jurado y a sus atribuciones ante los medios de comunicación, que no considero necesario detallar aquí”. El escritor dijo haber dejado claro al editor de Planeta que renunciaría al jurado si sus recomendaciones no eran atendidas.

El jurado del último Premio Planeta estaba integrado, además de por Marsé, por Alberto Blecua, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Antonio Prieto, Carlos Pujol, Rosa Regàs y Manuel Lombardero como secretario.

Otra miembro del jurado, Rosa Regás, directora de la Biblioteca Nacional y también premio Planeta en 2001 por su novela La canción de Dorotea, corroboró las declaraciones del aguerrido Marsé, aunque fue más diplomática en sus apreciaciones al señalar que “éste no ha sido un año de gran calidad literaria entre las obras finalistas”.

Aunque respetó la decisión de Juan Marsé de dimitir del jurado del Premio Planeta, del que ella también forma parte, Regàs señaló que las discrepancias entre los miembros del jurado demuestran que “los premios no están dados de antemano, porque cada uno se ha expresado libremente”.

Una tercera miembro del jurado, la uruguaya Carmen Posadas, también premio Planeta en 1998 con Pequeñas infamias, se apuntó a “la opinión general” del bajo nivel de las obras.

Bayly declaró a la prensa española que ahora quiere “mucho más a Marsé” y prometió comprarse “todos los libros que aún no he leído de él” antes de regresar a Miami. “Me gusta la actitud de viejo cascarrabias de Marsé, esa rebeldía crítica que hace bien al premio y a la literatura”, indicó el autor de No se lo digas a nadie.

Javier Marías, uno de los escritores más vendidos dentro y fuera de España, comentó en Madrid lo ocurrido en el Planeta y afirmó que este tipo de galardones “casi nunca son claros”, por lo que, añadió, “no acabo de entender que algunos escritores participen en este tipo de historias”. Agregó que en premios como el Planeta “la turbiedad en sus mecanismos y métodos se da por descontada”, por lo que “lo más sensato es no participar”, dijo Marías en la presentación de dos nuevos libros suyos.

El pasado 4 de octubre, la Corte Suprema de Justicia de Argentina ratificó una condena al escritor Ricardo Piglia y a la editorial Planeta por la manipulación del fallo del premio en 1997. El tribunal condenó al escritor y a la editorial a pagar una indemnización de 3.400 dólares a uno de los concursantes, Gustavo Nielsen, por manipulación del certamen.

Según la sentencia, Piglia firmó en 1994 un contrato con Espasa Calpe, filial de Planeta, por 50.000 dólares, para “el aprovechamiento económico futuro de los derechos emergentes de diversas obras”. La editorial pagó a Piglia en 1995 otros 50.000 dólares, pero, como no obtuvo el beneficio previsto, “se vislumbró la posibilidad cierta de una razonable recomposición patrimonial mediante la adjudicación del premio Planeta correspondiente al año 1997”.

Los jueces consideraron además que la obra presentada por Piglia en un principio para concursar no fue la que resultó finalmente ganadora, Plata quemada, llevada al cine en 2000 por Marcelo Piñeyro. A juicio de los magistrados, el autor presentó al certamen la novela Por amor al arte, bajo el pseudónimo de Roberto Luminari.

Nielsen afirmó por su parte que Planeta buscó que Plata quemada resultara ganadora del concurso para darle publicidad a Piglia, quien ya estaba vinculado con la editorial y que al ser declarado vencedor ganó 40.000 pesos, por entonces igual cantidad en dólares. Antes de apelar ante el alto tribunal, Planeta había indicado que el galardón fue otorgado “con justicia” y consideró “arbitrario” el fallo de la Cámara Civil de Buenos Aires.

Fuentes: EFE, El Mundo