Letras
Frágil

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Los hombres se pierden en el tiempo

Los hombres se pierden en el tiempo
los traga la cordura
y quieren volar
huyen hasta morir
Recorren otras latitudes para despertar
Nunca hay retorno
aunque a veces los coma la nostalgia
No tiene que ver con edad
Tiene que ver con colores
Voces
El otoño que va deshojando la corteza.
El viento los abraza
como cadenas trepadoras
y ellos huyen.
El hombre no se limita en reconocimientos
crea otro mundo de flores
y acude desesperadamente a él
Cuenta las mismas historias a otros ojos
y se seduce
y se conquista
Otra vez
Reparte besos por el ciberespacio
E irremediablemente cae en la ciber-traición.
Sólo algunos descubren la ternura
el paso de la expresión en el rostro
la voz de la mano en la espalda
y esas arrugas que hablan
Algunos tienen problemas con las palabras
Y prefieren no utilizarlas
Otros rehuyen a la verdad del corazón
Le tienen apego a la fantasía
Son como niños
y como tales, juegan,
juegan en la eternidad
Hacen sus travesuras
Se revuelcan en los vaivenes
Se esconden bajo la cama
Se van con quien les regale dulces
tratando de extraer una caricia.
Deambulan por las veredas
Se asoman a los edificios
buscando la hora más sofisticada de la tarde
Y sólo ahí
de un capullo intacto
Nacen otra vez.

 

Trafico de órganos

Deja todo
Arráncame la monotonía
Desprende esta piel gris
Y dime

Dónde están mis ojos
Aquellos que extrajeron por brillosos
Y mi sonrisa
Quién la tiene instalada en su boca

No te detengas
he sido birlada
Ayúdame a salvar el alma
ésta, no la quiere el banco de órganos.

 

Merlot

Me basta este instante
Una vez al mes
Ven un rato y conversa conmigo
Trae una copa
la llenaremos de vino
Que sea merlot
Cualquiera, pero merlot.

Si no quieres hablar
No importa
Me basta tu compañía
Charlaremos el silencio
Y escucharemos la noche.

Llevaremos en las mejillas
gotas de baile
espantaremos polillas
y en ello, ruborizados de espíritu,
atraparemos todas las intenciones.

 

Mercado

Me ha dado la impresión
Que venden frutas en el mercado
De todos los colores posibles de imaginar
Olorosas y sabrosas
brillo inmaculado
¿Y cómo es que huelo el olor a pobreza?
Deletreo la frase hambre en la calle
Veo un hombre de saco gris
Cruzando veredas
Y las miradas de la noche
no tienen nombre.

 

Primero de enero

Desperté en el mar esa mañana
Poderoso y frío
agitaba mi memoria
vagabunda
oxidada
Solté este cuerpo de harapos
y lo bañé
repetidamente en el aire salado
Noté que el amor se quedaba en el agua
todo se estrechaba en las entrañas
el canto de caracola
en mis brazos agitados.
Como volaba
solitaria en la manada
poderosa y fría
aquella  mañana.
Atrás quedaron
pirotécnicas figuras del año
los pitazos de puerto
las bailarinas de la noche
el abrazo de la despedida.
Frescas comenzaron las horas
bajo frondosas gaviotas
El alba acariciaba este instante
a solas.

 

Cadalso

I.

El hombre flagelado en la piedra
revuelto en sus años de simpleza
Exhausto
apaga la luz ya tenue de sus sueños

¿Por qué me inquieta este pasar?

Entonces, un niño cruzó al paso
Lo estaba esperando la cordura
Llegó a la ventana de los sentidos
capturando flores de los pedazos

No serán suficiente los años
La sabiduría será irreconocible
Y el talento de sus manos
Tembloroso

¿Qué podrá re-encantar su mirada?

 

II.

Se desprende un trozo de este cuerpo
y se funden en llamas los aires
Arden las cabezas
Suspendidas las ideas quedan

¿Cómo atrapar este instante de los años?

El dolor refundido en el juicio
Un soplo de ternura, la búsqueda
La prudencia ya no es necesaria
Entonces, perdonadme este sacrilegio

El cuerpo yace
Eternamente en el largo citadino
La ciudad duerme
Y yo estoy ardiendo
Un extraño de puntas al suicidio

Y el dolor no está ausente.

 

III.

Un grito espontáneo
Transmitió las calles
Qué liberador este instante
Re pro cha ble
El día se despertó pasado las doce
Asfixiante
La multitud ardió en el pavimento
En medio de este llamamiento
Las cenizas
Germina la voz de este canto
Con tizne indulgente
Ya no tan propio de los años

Y decidme voz, ¿en qué lugar te encuentras?

 

IV.

Qué extraña se vuelve esta tarde
Un temblor de miradas
Sacudió los aires
Y ahí, como un ceremonial,
Se levanta el polvo gris
que quedó de sus escombros
una silueta
se acuña en la moneda.