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José Tomás AngolaJosé Tomás Angola: Sin freno concebido

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Nuevamente la editorial Actum sorprende con un poemario, Sin freno concebido, de José Tomás Angola. Puede ser que el personaje de sus páginas sienta que ha perdido la sindéresis y se lance en carrera hacia su propia sombra amenazante, pero el teclado de la computadora no se vio apresurado por el autor, porque este es un libro muy bien pensado y de medida exacta.

De primer momento, los versos producen un desasosiego creciente, una tristeza de barranco. El que lleva la voz es a veces un automóvil, a veces el chofer o un pasajero, siempre embalado hacia quién sabe cuál destino, exasperado y solo, sin entender por qué está en medio de la vía y de la vida. Es como un personaje de teatro haciendo un monólogo:

Así soy,
antena
nunca radio,
así soy,
velocímetro
nunca motor.
Desvarío
en un paisaje de egoístas,
Y apenas una señal de tránsito
para tantos ciegos manejando.

Este poemario profundiza en la psicología del ser humano sumergido en la más absoluta desolación. Pero en medio de la carrera de las páginas, nos encontramos con esa vocación de plenitud que suele acompañar la existencia:

Te verás sola
entre cíclopes de concreto.
te verás sola
mas no debes temer.
No dudes que yo,
vestido de silencio y estrechando tu mano,
paseo a tu lado.
No dudes que te acompaño
como sigiloso lazarillo.
(...)
Llegarás entre aves
y otoños
(...)
No hay tristeza que dure ante el exorcismo.

Aun en la más sombría noche del alma, un atisbo de luz aguarda al final de las horas: es la esperanza de volver a ver la “alfombra vegetal del parque sobre nuestras mañanas”, un regresar “vadeando nimbos y huracanes” para salvar al hombre “del olvido donde soy prisionero”. Así expresa José Tomás la nostalgia de la felicidad perdida. Es el drama del abandono y la soledad sin ventanales. Alguien se ha ido, óigase bien, una persona en quien habíamos depositado nuestros anhelos, sueños y sonrisas. Y nos quedamos vacíos. Porque no cuidamos de reservar algo de amor para nosotros, lo dimos todo. Mal negocio, señores, mal rollo, como dicen en España. No se puede andar por ahí entregando el cuero y los huesos en pedazos, sin guardar al menos un poco de corazón para quererse uno a sí mismo.

Estos son unos versos de lobo solitario, como hay tantas personas en el mundo, en búsqueda del amor y del sosiego. Muy bien concebidos según suele ser la escritura del autor de El pasajero de la fragata y El molino (obras de teatro publicadas por Pailla Libros Editores & Libreros de Sevilla). José Tomás Angola es poeta, director teatral y periodista nacido en Caracas en 1967. En 1996 ganó una mención en la Bienal Nacional “Miguel Ramón Utrera” por su libro Una vaca en Nueva York. Recientemente recibió el Premio del Concurso Anual de Cuentos de El Nacional. Actualmente es presidente del Círculo de Escritores de Venezuela.