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Poemas

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La memoria del espejo

Guarda entre sus recuerdos de mercurio
el espejo tu espalda contorneada
y las redondas líneas de tus muslos
junto a la cascada negra de cabellos
que cae sobre cuello, hombros, brazos
de mi cuerpo a gatas delante de tu sexo.
Conserva entre dos gotas, el espejo,
una gota de sudor que has hospedado
y, por repetir la realidad a contramano,
se dejó una filmación de tu álter ego.
Retiene entre las partículas de vidrio
su envidia hacia el calor que provocamos
y no le alcanzó su extensión para encontrar
a estos amantes en cada espacio de la casa.
Pobre sordo, se ha perdido los jadeos.

(de Gujuria).

 

Amor descartable

Caminaré entre las llamas habituales
de mi casa: segundo estrato del averno.
Llevaré en la piel hasta hundirme en el infierno
el peso de los cuerpos, sus rituales.

El ritual de lamer entre los pechos,
el recuerdo candente de unas manos
que sujetan mi cintura y otras manos
resbalando por mi espalda en tantos lechos.

La castidad se santigua y ruboriza
al verme con un hombre a cada lado.
No servirá ni un estigma en mi costado
para cambiarme el futuro de ceniza.

Si soy objeto de placer yo para algunos,
ellos son mis juguetes fervorosos,
animales, autómatas golosos,
en la cama maremotos de Neptuno.

Huidizos trozos de mi alma trasplantada
entre las piernas de los cuerpos que he tenido.
Para reunir cada pedazo ya perdido
ahora es tarde, moriré sacia y desalmada.

(de Gujuria).

 

La receta

Seguí tu huella al chocolate
y, embadurnada en mermelada de frutillas,
me calenté a baño maría
para resbalar untable entre tus pelos.

Embebiste en mi leche azucarada
tu vainilla de los reyes de Savoia
y cocimos lentamente en el almíbar
de dos bocas, de los poros de dos cuerpos,
el insaciable deseo de comernos.

(de Gujuria).

 

Vigilia

Si se afirma despierta
multiplica el ahora
en un hoy infinito.
El futuro implacable
no la alcanzará nunca.
Tampoco habrá un pasado.
El momento presente
será un único tiempo
o mejor
dejará de ser tiempo
para ser permanencia.
Los crepúsculos tiñen
el orbe inmensurable,
se suceden sin pausa
y buscan, agotados,
el alba subsiguiente.
Ella sigue despierta
ignorando la luna
elimina el mañana.

(de Íntimos de lectura rápida).

 

Serás más feliz sin mí

Me zambullo en la pelusa envenenada de tu ombligo
para morir uno o dos días,
será raro verme adentro
del recoveco redondo de tu panza.
Voy a tirarme a dormir sobre las piedras
de ese río más verde que unos ojos
con el vil objetivo de evitarte una noche.
Si te extrañé veinte horas
me arrepiento
ya que no valen los dos centavos de alma
gastados por pensarte.

(de Íntimos de lectura rápida).