Entrevistas
Johnny BarbieriJohnny Barbieri
y su búsqueda de la nueva sensibilidad en la poesía latinoamericana, a través de Yo es otro

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Johnny Barbieri es un vate importante dentro de la poesía peruana y latinoamericana, y no falto a la verdad, sus obras lo respaldan. Realizar un seguimiento poético es algo que demandaría tiempo y espacio; un estudio preliminar sería lo más justo, y a partir de éste encontrar toda la concepción poética que vislumbra su última publicación. Por eso me sobró razón para acercarme a conversar, explorar y esclarecer su pensamiento y por ende, en cuanto al libro Yo es otro, que se presentó en Lima1 el 4 abril y el 28 de septiembre en Chimbote,2 su libro más representativo y controversial, que conmueve las fibras del ser humano e invita a encontrar los rasgos de relación y de ruptura que existen entre el primer poemario Branda y la Mesón de los Pandos (1993), y El libro azul (1996), libro génesis imprescindible para comprender su poética y, al mismo tiempo, el espíritu vital que domina en los libros publicados posteriormente3 hasta Yo es otro, que es síntesis y testigo de esa conciencia profunda que ha adquirido Johnny, a partir de la reconversión, como una propuesta capital y contextual del poema, que como objeto muere y resucita en el tiempo y espacio: “Lo que ha envejecido se renueva, lo que ha muerto se revive, la idea es inyectar vida al texto que ya no la tiene, que ya cumplió su ciclo vital (...). La idea del envejecimiento de los textos alcanza a todos, no hay poeta intocable”.

La poesía nunca es la misma, a partir de la propuesta de Johnny Barbieri que se revitaliza en el siglo XXI y nos plantea nuevas formas de hacer poesía. Aquí las preguntas y las respuestas; espero que lo disfruten o las rechacen.

—Johnny, antes de iniciar con las preguntas que me traen a entrevistarte, quisiera que me dijeras quién es Johnny Barbieri.

—Johnny Barbieri es alguien que un día, después de haber tenido una experiencia budista (1973-1977), decidió hacer lo que más quería: escribir. Quizás el mundo conspiró para lograrlo —como diría Coelho—, pero estoy aquí, haciendo lo que más me agrada. He escrito poesía desde muy temprana edad y creo que cada cosa de importancia que he hecho en la vida ha estado relacionada a ella de alguna u otra forma.

—¿Qué es la poesía para Johnny, acaso un espacio de conocimiento, insistencia, persistencia, recreación o solamente el acto de escribir, como placer para trascender?

—Es la suma de todo. Un hecho artístico o intelectual es un hecho de conocimiento, el mismo que se hace valioso sólo a través de la rigurosidad, y ésta se logra con la persistencia, el orden, la lectura, la corrección, etc. Recrear para producir placer en el goce lo logras después. La poesía es como un portal hacia el conocimiento (o la reflexión) no sólo de ti mismo sino del mundo, y como casi nunca logras concretar esto, siempre terminas por buscar más, explorar más, ahí radica el movimiento, la apertura. Es una obra abierta no en el sentido de la variada interpretación que el texto pueda tener —como lo planteaba Umberto Eco— sino en la posibilidad de ser reconvertida y vuelto contemporánea con el propósito de alcanzar el fin último de todo poema que es el goce mayor, la sacudida del espíritu de quien la contempla.

—¿Cómo podrías clasificar tu poética? Sabemos que has publicado a la fecha nueve libros de poesía, desde Branda y la Mesón de los Pandos (1993) hasta Yo es otro (2007). ¿Hay un hilo conductor o disentimiento entre el primer y el último libro?

—Creo que si las cosas las has tenido claras desde el principio, el hilo conductor siempre va estar allí. Por un lado Branda... inició un proyecto de búsqueda interior que lo continué con Maka, Carne de mi carne, La Virgen negra, etc. Fue una especie de introspección a la cual siempre vuelvo en mis momentos más difíciles. En cambio El libro azul inició una perspectiva de acepción frente al mundo, que fue más un ver hacia fuera, lo cual es también conocerse a sí mismo conociendo su entorno, el mundo que lo rodea, al igual que Jugando a ser Dios o Libro hindú. Claro, siempre con el hilo conductor bien tensado.

—Yo percibo en tu poética dos o tres grandes momentos o hitos que dejan huellas, como es el caso de Branda y la Mesón de los Pandos, un poemario inubicable, lúdico, suprarreal, muy personal, de despegue, y huida en búsqueda de un lenguaje propio, de ruptura con la tradición, y el otro es El libro azul (1996), un poemario de puertas abiertas que insinúa el nacimiento de cada uno de los siguientes libros, segundo momento que se eslabona sin perder el ritmo hasta llegar a la publicación de Yo es otro (2007), que es una síntesis y justificación de los libros anteriores. ¿Es verdad lo que afirmo o es una percepción equivocada?

—Sí, es cierto. El primer momento de apertura a una poesía personal es Branda..., con este poemario intento concretar una poética que sea ruptura y a la vez inicio de una nueva acepción en el ejercicio poético (sobre todo frente a lo planteado por la generación anterior). Me parece que es más la concreción de un lenguaje propio basado en un hedonismo de la imagen, lo cual hace ver una poesía lúdica. Desestimo el lenguaje coloquial y, sobre todo, el espíritu de lucha de clases que animó la poesía de los poetas que nos antecedieron generacionalmente las dos décadas anteriores, e intento una poesía mucho más moderna, posmoderna —quizás—, pero mucho más libre en todo caso. Con El libro azul intento un proyecto más grande, tal vez totalizador; en él se anuncia, como bien has percibido, el inicio de mis otros libros; están allí, Maka, que desarrolla un mundo de reminiscencias, Jugando a ser Dios, en la que ensayo un homenaje al hombre y, sobre todo, a la vida, Libro hindú, que habla de mi experiencia budista que lo inicie en un colegio de Lima, y el comienzo de Yo es otro con la propuesta sobre la reconversión del objeto.

“Yo es otro”, de Johnny Barbieri—Yo es otro es un libro fundamental que toca las fibras más íntimas y conmueve, ¿Acaso es la caza mayor que has logrado hasta la fecha? ¿Qué es para ti este libro, que va más allá de la propuesta misma y aduce como un modelo teórico y práctico de la misma?

—Yo es otro, título tomado de cartas del vidente de Rimbaud, es un libro hecho de la reunión de poemas, algunos ya había publicado en libros anteriores y otros los escribí exclusivamente para este libro. Quizá el peso de intimismo al que te refieres pertenece a los poemas que escribí para un libro dedicado a mi madre, a su vida y a su muerte, el cual lo publicaré próximamente. La propuesta central de este libro es la reconversión del objeto, o sea el poema reconvertido a partir de una nueva sensibilidad y de una nueva acepción de moral y de arte. Lo que ha envejecido se renueva, lo que ha muerto se revive, la idea es inyectar vida al texto que ya no la tiene, que ya cumplió su ciclo vital. El producto es un objeto nuevo, es un texto radiante de vida. Es por ello que percibes estos poemas de tal forma que te tocan la fibra más íntima.

—Cada libro es como un hijo que nace, crece y reclama, al mismo tiempo, más cariño que otro, ¿cuál de todos tus libros requiere más atención?

—Tú lo has dicho, son como hijos y a los hijos se les quiere por igual. Cada libro mío tiene algo distinto al otro, es allí donde radica su valor. Aunque siempre, como a los hijos, se estime de forma distinta al mayor por ser el primero y al último por ser el más chiquitín. Con mis poemarios sucede casi lo mismo. Aunque creo que cada poemario está construido siendo un principio y un fin, y a la vez un eterno continuar (proceso ineludible, en la acepción tradicional) porque el sujeto es siempre el mismo; pero esto ya no más. Ahora con la reconversión del objeto se hace posible una nueva dicotomía que es la del sujeto múltiple y el objeto único. Con esto la posibilidad del eterno continuar es imposible porque el objeto está hecho de muchas experiencias y no de una sola como hasta ahora había sido.

—A estas alturas de tu vida ¿qué te ha dado la poesía, o mejor dicho la literatura en general?

—La poesía me ha dado una bella razón para sentirme vivo, más vital. Y a la vez el reto de alcanzar siempre algo más, algo que por lo general se ve inalcanzable y aun así lo sigues intentando. Creo que la gran valía de un verdadero creador es eso, abrir nuevas ventanas, crear nuevas formas que logren más ricas sensaciones estéticas. Es llegar a lo imposible o morir en el intento. Mi poesía entera está enmarcada en esta forma de ver lo poetizable. Es muy fácil continuar lo trazado, lo difícil es saltar el trazo y crear uno nuevo, buscar un nuevo lenguaje (como quería Paz), escudriñar nuevas relaciones con las imágenes, intentar estructuras más ricas, más vitales y lograr al final sensaciones más intensas —poéticamente hablando.

—¿Por qué la idea de desacralizar los poemas?, ¿no es una falta de respeto a los poetas reconocidos, de la talla de Vallejo, Pizarnik, etc.?

—La idea más bien es desacralizar al poeta, sobre todo, a aquellos que se ufanan en serlo, y que gracias a lo poco logrado van alimentando la idea de ser unos pequeños dioses, llenándose luego de poses, de gestos retóricos a fin de crear o afianzar su mito. Ahora pueden verse como simples mortales, hombres comunes y corrientes como cualquiera de nosotros. La idea del envejecimiento de los textos alcanza a todos, no hay poeta intocable. El tiempo determinará qué textos han envejecido o muerto, como muchos poemas del modernismo peruano, por ejemplo, que ya no provocan ni una pizca de emoción, están hechos fósiles. El poema vivo es aquel que al leerlo te provoca catarsis, un estado de profunda alegría al verte frente a un texto realmente hermoso.

—Aunque, déjame decirte, que muchos poetas, en forma tímida, han tomado los epígrafes como cierta manera de contextualizar o de reconvertir los poemas.

—Es cierto, y eso me da la razón, hay que volver contemporáneo un texto inyectándole nueva sensibilidad. El epígrafe evidencia la parte del poema que ha resistido al envejecimiento. Reconvertir el poema es hacer epígrafe al poema entero.

—¿Qué dirías a los poetas que quieren continuar tu propuesta, porque los hay ya, y también a los que no están de acuerdo?

—Creo que con la reconversión del objeto el arte de escribir ya no será el mismo, el siglo XXI nos exige ser nuevos hombres, plantear nuevas formas de hacer poesía. La reconversión del objeto es la síntesis de todo un proceso de búsqueda de esas nuevas formas iniciadas con el vanguardismo. Es ya el comienzo de una página nueva para el ejercicio poético y, sobre todo, para la conciencia de la misma. Lo que queda en adelante, me parece, es sólo seguir a pie firme por el camino abierto, en el andar encontraremos algunas bifurcaciones, esa será la gran confirmación de que la poesía y el arte en general está más vivo que nunca.

—¿Cuál es el recibimiento a este poemario Yo es otro, que es la síntesis de tu propuesta?

—Por el momento es muy buena, aunque prefiero esperar que el tiempo pase y encasille las cosas en su merecido lugar. He recibido, vía correo electrónico, muchas inquietudes sobre esta nueva propuesta, algunas alentadoras otras con más resistencias al cambio. Lo cierto es que la nueva posibilidad está abierta y así lo están entendiendo la mayoría. Creo que ese es el gran logro del libro.

—Y por último, ¿qué nuevo proyecto tienes en mente?

—Como te dije, la publicación del poemario que escribí a la memoria de mi madre, que espero publicar el próximo año, terminar algunos cuentos que tengo por ahí y otros que recién estoy escribiendo y, sobre todo, promover la idea de la reconversión para lo cual pienso organizar recitales y publicar una antología con poemas reconversos, y, por último, llevar la propuesta a los demás países latinoamericanos.

 

Algunos poemas reconversos de Johnny Barbieri

Cantante nocturna4

Aún canta para que todos la escuchen
la que murió de su vestido azul está cantando otra vez
el mismo soneto imbuido de muerte
dentro de su canción hay un vestido azul color rosa
hay un corazón verde tatuado con los gritos de los latidos
de su corazón muerto
ella canta en una noche de invierno bajo el frío de la niebla
que nos hace temblar
su voz de soprano corroe el cuerpo de aquellos
que se mueven alrededor para oírla
ella canta mientras todos callan
Yo la oigo
el silencio es su canción.

 

El ángel5

Voz de ángel sobre mi tumba recién claveteada
a un pedazo de suelo
pasos enumerados acercándose sigilosamente
a ponerme flores recién arrancadas de los lienzos
piel de ángel sobre estos seis tablones de caoba
que ayer fue un barco en el desierto
recuerdo su forma de asfalto su calavera de trapo
ondeando como un cometa
Ayer miraba fijamente el mar
el horizonte que colgaba verticalmente
como la ropa sucia recién lavada
El niño cree que la cebra es un animal
yo no lo creo
El ángel está tocando el piano
el niño está jugando a la ronda alrededor de la Tierra
la cebra está siendo destripada por veinte leones
yo sólo busco volver a la luz que está más allá de mis ojos.

 

Cisne en primavera6

También en primavera mueren los cisnes
y allí flotaba muerto un domingo
en ese lago descascarado por el viento
Mi cisne giraba como las manecillas del reloj
distinguí sus alas rotas
su pecho perforado por una bala que atravesó su corazón
Un trozo de lago se había coagulado cubierto por la sangre
de mi cisne roto
las mujeres gritaban aterradas al verlo deshecho bajo el sol
los perros ladraban asustados presintiendo el fin
todo el lugar quedó consternado al ver al cisne en una muerte eterna
En primavera murió mi hermoso cisne
hoy está sobre un lago
tendido con el corazón en la mano
petrificado ante las miradas de todo el mundo

Yo lo lloro.

 

Notas

  1. Estuvimos Roxana Crisólogo y Leoncio Luque, como presentadores.
  2. La presentación estuvo a cargo de la poeta trujillana Denisse Vega Farfán.
  3. Maka, 1999; Jugando a ser Dios, 2000; Carne de mi carne, 2002; La virgen negra, 2003, Viajando a Nairobi, 2003 (Premio de Poesía “Horacio”) y Libro hindú, 2005.
  4. Este poema constituye la reconversión del poema “Cantora nocturna” del poemario Extracción de la piedra de locura (1968), de Alejandra Pizarnik.
  5. Hecho en base al poema “El ángel y la rosa”, de Carlos Oquendo de Amat, publicado en la revista Amauta, Lima, Nº 21, 1929, que dirigía José Carlos Mariátegui.
  6. Poema rehecho teniendo como base el poema de Charles Bukowski, “Cisne de primavera”.