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Fallece el escritor español Rafael Azcona
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El cineasta y escritor Rafael Azcona, responsable de los guiones de El verdugo, Plácido o La lengua de las mariposas, murió en Madrid a los 81 años a las 7 de la mañana del pasado lunes 24 de marzo, víctima de un cáncer de pulmón, y sus restos fueron incinerados en la más estricta intimidad.

Susan Youdelman, viuda de Azcona, expresó su “inmensa gratitud” a todos cuantos admiraban al guionista, de cuya enfermedad se tuvo noticia el pasado 7 de febrero, cuando fue el gran ausente en la entrega de las Medallas al Mérito en el Trabajo, que concede el gobierno español, acto en el que la actriz Maribel Verdú recogió en su nombre la distinción.

La incineración de Azcona, nacido en 1926 en Logroño, tuvo lugar la tarde del 25 de marzo en el Cementerio de La Paz, en la localidad madrileña de Alcobendas. Antes de la cremación, a la que asistió un reducido grupo de familiares, se celebró una despedida civil.

De niño y de joven vivió y padeció las carencias y el rigor de la dictadura militar que gobernó España hasta 1978, con lo que buena parte de su obra literaria y cinematográfica se sitúa precisamente en esa época. Destacan El cochecito y El secreto de los hombres azules, o las que hizo junto a Carlos Saura, como La prima Angélica y ¡Ay, Carmela!, o con Luis García Berlanga (El verdugo o La vaquilla), Fernando Trueba (El año de las luces, Oso de Oro en el Festival de Berlín, o Belle époque) y José Luis García Sánchez (La corte de faraón y Tranvía a la Malvarrosa).

Azcona ganó el Premio Nacional de Cinematografía en 1982, la medalla de oro de las Bellas Artes en 1994 y el Goya de honor en 1998. Por sus guiones obtuvo cinco Goyas: El bosque animado (1988), ¡Ay, Carmela! (1991) Belle époque (1993), Tirano Banderas (1994) y La lengua de las mariposas (2000).

El que fuera presidente de la Academia de Cine y amigo durante “muchos años” de Azcona, José Luis Borau, tras conocer la noticia, aseguró que la discreción que ha rodeado su óbito “encaja perfectamente” con el espíritu del fallecido, “con su afán de no ser una figura pública”.

“Ha sido todo tal y como era él, y encaja con esa resistencia no sólo a ser académico de la Lengua —algo que el propio Borau propuso en su momento al entonces presidente de la RAE, Fernando Lázaro Carreter—, sino a aparecer en los festivales, a los que iba sólo cuando no quedaba otro remedio”, añadió el director de cine.

El productor y cineasta José Luis Cuerda, que trabajó con Azcona en El bosque animado (1987) y La lengua de las mariposas (1999), declaró que era el “mejor guionista de este país”. Cuerda, que trabaja en la postproducción de Los girasoles ciegos, película protagonizada por Maribel Verdú y Javier Cámara, y cuyo guión, adaptación de la novela homónima de Alberto Méndez, ha sido el último trabajo de Azcona, considera que el cineasta riojano era el “viejo más joven y más lúcido que ha existido jamás”.

El escritor Manuel Vicent, “muy buen amigo” de Rafael Azcona desde hacía años, afirmaba que “era un verdadero creador, muy imaginativo, divertido, sorprendente, nunca se repetía y siempre veía el lado inesperado de las cosas”. Agregó que Azcona “iba regalando su talento por la vida” y contó que de niño ya leía a Azcona en la revista La Cordorniz.

José Luis López Vázquez, protagonista de El pisito, de Marco Ferreri y primer guión de Azcona en 1958, declaraba tras conocer la noticia que “era alguien que no debería desaparecer nunca, aunque en su caso vivirá siempre a través de su obra, ingenio y talento”. De El pisito recuerda que fue “una cinta anárquica” porque Ferreri, para quien Azcona también escribió El cochecito (1960), “improvisaba muchísimo y dio muchas vueltas al guión”.

Para el realizador José Luis García Sánchez, que llevó al cine los guiones de Pasodoble (1988), Tirano Banderas (1993), Suspiros de España y Portugal (1995), Tranvía a la Malvarrosa (1996) o Siempre hay un camino a la derecha (1997), se ha perdido “una joya totalmente insustituible para la literatura y el cine español”, porque “ha llenado la cultura española de la posguerra y ha dado testimonio de lo que ha ocurrido en este país durante el franquismo, la Transición y el pos-franquismo”.

El ministro de Cultura de España, César Antonio Molina, considera que Azcona “deja al mundo del cine y de la literatura sin uno de sus grandes contadores de historias”, mientras que la presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Ángeles González Sinde, le definió como un guionista “con un estilo que no se parecía a ningún otro, era un escritor muy personal, que sabía estructurar muy bien las historias, algo que es fundamental en el cine”.

Fuentes: EFELa Jornada