Letras
“Detrás de los erizos”, de Santiago AcostaPoemas

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Siempre que atravieso tus pasillos
me alcanza
un puñado de ventanas nerviosas

Al fondo vigila una lámpara
negra como una garza de tinta
que se eleva entre sillas
y santos

Sentarse ahí es el asma hundida
bajo un techo que finge crecer.

 


 

Dama de los Flancos

No nos devuelvas el rumor del camino

Déjanos
curvados en el quebranto

Ocúltate
en el mismo pan de las ferias y las balas
donde los asesinos incautos
se amamantan en silencio

Haz que nuestra noche siga siendo
grave
como encajar una cabeza
dentro de otra hasta nunca despertar.

 


 

La Canal

Dime qué es lo que jadea
detrás de los erizos

Cuál es la fruta oscura
que despierta
en la piel de esa torre de algas

Cuánta es la sal que se acerca
para romper el oído
de quien ya no insiste
en el espeso eslabón del aliento.

 


 

Cruza sin que el tallo acueste
ni se abra un gesto en vez del cuerpo

Deja que esa cadena de piedra
estalle en breves tripas

hasta que escapar sea
verde
como si respirar fuese el aire.

 


 

Entre las muelas de la tarde
crece la piel
de los nunca delatados
incendios

Mandíbula
único arco que se inflama
también tengo que llevarte.

 


 

Piedras Blancas

Un hielo quieto baja la montaña
del primer valle
donde las pálidas frutas del hambre
encallaron como la Virgen de la roca

Con el musgo en la sombra
cruzamos muelles que revientan
y nos quema
ser los únicos desprendidos
las puertas más limpias.

 


 

En el cruce de las hazañas
y los llamados tardíos
algo detiene la red
que ensayas
frente a mi tropa de mártires

Bebedero de carroña
no vengas si traes
algo más que tus escombros.

 


 

En el ruido
retrasa tus ojos

Saldrás del cruce
de rodillas
y sin sombrero
pero con la blanca
manera de soltar hacia arriba
tu mano abierta.

(del poemario Detrás de los erizos; Monte Ávila, 2007).