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Falleció la soprano Irma González
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Este jueves 4 de diciembre falleció en su hogar, a las 11:10 de la mañana y con 92 años de edad, la maestra Irma González, una de las más grandes sopranos de México y de muchas casas de ópera en el mundo, quien luego de triunfar en los escenarios y salas de grabación consagrara medio siglo a formar a varias generaciones de las mejores voces de su país.

Sus restos fueron honrados en una agencia al sur de Ciudad de México y al mediodía del viernes recibió, además, un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes, donde formó parte de lo que es conocido como la “época de oro” de la ópera en México, en las décadas 40 y 50 del siglo pasado.

“No padecía de ninguna enfermedad. Simplemente le dio tos hace unos días, ni siquiera neumonía, simple tos”, comentó Raúl Herrera, pianista acompañante de la soprano y editor del libro Irma González, soprano de México, publicado por La Jornada en 1994.

“Deja un legado enorme tanto con su trabajo artístico como pedagógico. Tuvo una vida muy plena en tan diversos sentidos como el familiar y vivió una muy larga existencia. A pesar de eso no deja de ser dolorosa su pérdida”, expresó el maestro Herrera.

“Murió de edad y casi en coincidencia cronométrica con la poeta Enriqueta Ochoa, quien se fue el lunes 1 de diciembre: ellas dos se fueron en una suerte de santidad laica, en estado de gracia”, dijo Ignacio Toscano, quien fue responsable del renacimiento del género operístico en Bellas Artes en los años 80, hazaña en la que participó Irma González.

La cantante inició su carrera en 1935 y tan sólo cuatro años después, con Carlos Chávez dirigiendo a la Sinfónica de México (hoy Sinfónica Nacional), realizó el estreno local de la suite de la ópera Lulú, del compositor austriaco Alban Berg. Fue alumna de piano de Manuel M. Ponce y discípula de canto de la legendaria María Bonilla. Su debut operístico fue bautizado por Mozart: en 1941 cantó La flauta mágica y eslabonó leyenda hasta la fecha de su retiro, en 1980, con su insuperable Madame Butterfly.

Participó en más de mil funciones operísticas en Bellas Artes y en quince países, además de medio millar de presentaciones en conciertos y recitales. Durante sus presentaciones en el Metropolitan Opera House de Nueva York fue contratada para grabar una versión de la Novena sinfonía de Beethoven bajo la batuta del director de orquesta austriaco Bruno Walter.

Además de ese registro histórico (discos Columbia; New York Philharmonic Orchestra), realizó grabaciones con la Boston Symphony bajo la batuta de Serge Koussevitsky y también trabajó con Leonard Bernstein, Erich Kleiber, Sergiu Celibidache, sir Thomas Beecham, Rafael Kubelik, Ernest Ansermet, Otto Klemperer, Igor Markevich y Joseph Krips, entre otras figuras históricas.

El jueves 30 de diciembre de 1976 cantó obras novohispanas acompañada por la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), y fue en consecuencia la primera solista en la historia de la Sala Nezahualcóyotl, que esa noche se inauguró.

Entre las figuras del canto que Irma González formó figuran Francisco Araiza, Flavio Becerra, Ignacio Clapés, María Luisa Tamez, Gabriela Herrera y Alicia Cascante.

Fuente: La Jornada