Artículos y reportajes
Pablo NerudaDe cuando Pablo Neruda plagió a Miguel Ángel Macau

Comparte este contenido con tus amigos

Cuando el librero colombiano Álvaro Castillo Granada se encontraba a la caza de importantes pistas y relevantes datos que le permitieran armar —o rearmar— el polémico paso de Neruda por Colombia en 1943 y posteriormente en 1968, se encontró repentinamente con que dentro de su zapatilla se había introducido una pequeña piedrita: Neruda plagiario. Tantos caminos andados y desandados atravesando obstáculos impensados y consiguiendo material increíble, para encontrarse, sin buscarlo, frente a una de esas situaciones que son detectivescas en la literatura, por ejemplo, el plagio.

El 22 de octubre de 1943, un periodista y escritor colombiano de nombre Felix Raffán Gómez, publicó en el diario La Razón, de Bogotá, un artículo que incluía una doble columna entre —nada menos— el poema “Farewell” de Neruda, el poema “Otra vez será” del poeta peruano José Santos Chocano y “Los nautas” del poeta cubano Miguel Ángel Macau.

El asunto con Santos Chocano fue más fácil de deducir por Álvaro y corroborar que no hubo plagio, y, si lo hubo, ni Santos Chocano ni Neruda se dieron por enterados, pues siempre se trataron con mucha  deferencia y admiración.

Ahora, ustedes se preguntarán, ¿quiénes diablos son Álvaro Castillo Granada y Miguel Ángel Macau? Bien. Vamos a por el primero. Álvaro nació en Bucaramanga, Colombia, en 1968, y de niño fue a vivir a Bogotá. A la grosera edad de 12 años sucumbió a una de las pasiones que lo acompañarían durante toda su vida: Neruda. La otra pasión son los libros. Álvaro es un librero de tomo y lomo. Conocido en Colombia como “El Librero Mayor”, Álvaro tiene una colección personal de 10.000 libros y una de las librerías de usados más prestigiosas e importantes de Colombia, llamada de la misma forma que el santo al que me encomiendo todos los días: “San Librario”. En ambas, tanto en su colección personal, como en la librería, se encuentran auténticas joyas que han dejado, dejan y dejarán helados de emoción a los fetichistas de los libros. Pero lo de Álvaro va más allá de la pura apreciación del libro como objeto de valor: a la misma edad que descubrió su amor por la obra de Neruda, decidió que viviría de y por los libros. Y lo ha logrado, a pesar de todas las dificultades (penurias, diría yo) que esto implica. Como “Nerudólogo profesional”, Álvaro tiene una de las colecciones más impresionantes de obras del vate que incluye primeras ediciones muy difíciles de conseguir, la mayoría firmadas por Neruda y algunas de ellas dedicadas a importantes personalidades, láminas y revistas raras con publicaciones inéditas entre muchas otras cosas más. Su colección personal, además, fue la protagonista de las celebraciones en Colombia por el centenario del nacimiento de Neruda, cumplido en 2004.

La pasión de Álvaro por Neruda fue tomando forma de investigación y se comenzó a materializar en un libro que recoge todo lo sucedido en Colombia en 1943 y 1968, cuando el poeta chileno estuvo de visita allá. El año 1943 fue especialmente interesante, puesto que el poeta fue recibido en Colombia con odio y amor repartido en iguales dosis.

Para responder a quién diablos es Miguel Ángel Macau y por qué se acusó a Neruda de plagiarlo, tengo que remitirme a la última maravilla de investigación lograda por Álvaro. Cuando éste descubrió que la pequeña piedrita en la zapatilla era otra punta de hilo de la que podía tirar y desenrollar una infinita madeja, se decidió a llevar un registro minucioso de las aventuras y respectivos documentos que avalan esas aventuras en pos de descubrir si realmente hubo plagio o no. Ahora los registros son un libro que por fin vio la luz en Bogotá, bajo el sello Ediciones San Librario. El libro, titulado De cuando Pablo Neruda plagió a Miguel Ángel Macau, es una suerte de artesanía elaborada con los materiales que Álvaro fue encontrando a lo largo de sus viajes a Cuba, Perú y Chile, siempre centrado en la investigación del tema primordial: los años colombianos de Neruda.

De cuando Pablo Neruda plagió a Miguel Ángel Macau es una crónica, reportaje, trabajo de investigación y novela policial, todo junto. Nada más, ni nada menos. Como Álvaro tampoco sabía quién era Miguel Ángel Macau, cuando este nombre se cruzó por primera vez en el material de su investigación primaria lo primero que hizo fue buscar una edición de 1984 del Diccionario de Literatura Cubana. Encontró que Macau era un poeta nacido en Matanzas en 1886 y muerto en La Habana en 1971. De su vida, el diccionario dice que estudió derecho y fue juez municipal del Vedado en La Habana. Como poeta, ganó los Juegos Florales de Oriente tres veces. Los narradores y poetas cubanos entrevistados por Álvaro simplemente coincidieron en que Macau era un poeta muy menor. La verdad, Macau era casi un desconocido y la acusación de plagio, por decir lo menos, asombrosa.

Esta historia que podría parecer una pavada sobre todo si tomamos en cuenta que Macau es casi un perfecto desconocido, se convirtió en la pluma de Álvaro en una emocionante seguidilla cuasi policial. Con su particular capacidad de atrapar al lector hasta la médula, Álvaro se encarga de reconstruir a dosis las pistas y uno termina inevitablemente enfermo de ansias por leer la línea que sigue, se los digo yo, que soy amante de Huidobro, mas no de Neruda. Plagado de transcripciones textuales de las fuentes, este libro no aburre para nada, porque apela a ese voraz y furioso bicho que ataca a todo aquel que se clasifique en el casillero de “humano” —bueno, y a los gatos, según el dicho popular—: la curiosidad.

Librería San Librario, de Álvaro Castillo GranadaPero tal acusación existió y Álvaro dedicó no pocas horas y millas aéreas a encontrar “al verdadero culpable”, que en este crimen podía ser Neruda por plagiario o Félix Raffán, el periodista que inició la acusación, por mentiroso. Lo emocionante de la obra escrita por Álvaro se centra en la búsqueda de La Gran Prueba Del Crimen: el poema “Los nautas”, supuestamente plagiado por Neruda, y que no aparece por ningún lado. Álvaro revisó con furia casi todas las ediciones circulantes de los libros de Macau, sin perseguirlo, el poeta cubano se le aparecía en una biblioteca en Chile o en una librería en Perú; de repente un amigo cubano lo estaba esperando en La Habana con un lote de macaunianos hallazgos, pero, como insistentemente nos dice Álvaro en su obra: “de ‘Los nautas’, nada”. ¿Plagió Neruda a Macau? ¿Es “Farewell” una reacomodación del poema “Los nautas” de Macau? ¿Quizás Neruda se aprovechó de la casi nula fama de Macau para cometer el plagio? Con la curiosidad nos quedaremos, porque el poema de Macau sólo aparece mencionado en el artículo acusatorio de Félix Raffán Gómez y la clave del caso está en corroborar una segunda fuente, tan sólo una más, en donde aparezca el poema publicado el poema de Macau. Sé lo que están pensando, pero no: Álvaro fue a consultar en el archivo donde supuestamente Raffán Gómez encontró el poema “Los nautas” y no, “de ‘Los nautas’, nada”.

Ahora bien.

La mala noticia: De cuando Pablo Neruda plagió a Miguel Ángel Macau sólo está a la venta en Bogotá y su edición es reducida puesto que la publica una editorial independiente. En todo caso, si alguna librería lo llevara a Chile, no dejaré de avisarles.

La buena noticia: Su autor me ha permitido reproducir las estrofas de los poemas en conflicto. Sírvanse hacer de jueces ustedes mismos, estimados lectores:

“Los nautas”,
tercera estrofa

Amo el amor de los marineros
que besan las mujeres y se van,
dejando una promesa de naufragios
para huir y no volver jamás.

Vienen a la vida entre los brazos
de los trigueños cantos del azar,
y una noche se acuestan con la muerte
en el lecho letal de la mar.

Tercera parte y quinta estrofas de “Farewell”

Amo el amor de los marineros
que besan y se van.
Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.

En cada puerto una mujer espera,
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar...