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Coleccionista recupera libros robados de Biblioteca Nacional de Perú
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Cuatro libros antiguos que habían sido sustraídos de la Biblioteca Nacional de Perú (BNP), entre ellos uno datado en 1576, fueron recuperados por la policía tras adquirirlos un coleccionista para evitar su pérdida, según denunció el pasado 26 de enero el diario El Comercio y reconocieron fuentes de la entidad bibliotecaria.

Los libros datan de entre los siglos XVI y XIX —tres de ellos editados en España y uno en México— y se consideran parte de las joyas de la BNP. Hace unos meses fueron ofrecidos al coleccionista por un vendedor de antigüedades. Se trataba de un cargamento de piezas sustraídas de la BNP. El sujeto incluso tenía fotocopias de otros ejemplares que ya había vendido, de la misma procedencia.

El coleccionista rechazó la oferta y amenazó con que si el vendedor insistía, tendría que denunciarlo. Pero, dos días después, otra persona llegó al mismo lugar con los mismos libros. Entonces el coleccionista se contactó con otro bibliófilo que podía financiar la compra, que tendría lugar con el fin de evitar la pérdida definitiva de los volúmenes.

Dos de los libros figuran como ejemplares únicos en el catálogo en línea de la Biblioteca Nacional: se trata de Querétaro; memorias de un oficial del emperador Maximiliano, escrito por el militar francés Alberto Hans y publicado en México en 1869, y también el Compendio histórico, geográfico y genealógico de los soberanos de la Europa, de Manuel Trincado, un ejemplar de quinta impresión publicado en Madrid en 1769.

La pista de la procedencia de estos libros radica en un detalle interior, una huella que suele llamar la atención de expertos y conocedores. Ambos la tienen: a simple vista se nota un cambio extraño en las hojas que llevan el número 43. En un caso se trata de una decoloración, en el otro se nota el raspado de la página, mal disimulado por una sustancia blanquecina.

No es una coincidencia, sino una clave en memoria de uno de los episodios más trágicos en la historia de la cultura bibliográfica peruana: el incendio de la Biblioteca Nacional en 1943. Aquella vez el fuego devoró material invaluable del edificio antiguo, en la avenida Abancay. El gobierno de entonces encargó al historiador Jorge Basadre la reconstrucción del edificio y la recuperación de su patrimonio.

La tarea de recuperar la malograda biblioteca fue tan intensa que dio pie a un homenaje: a partir de esa fecha los libros fueron sellados en la página 43. “Basadre siempre sospechó que ese incendio había sido intencional y que fueron sustraídos varios libros”, recuerda Jorge Vega, un conocido librero de viejo y uno de los más reconocidos expertos en el mercado de libros antiguos de Lima. Los títulos de este caso fueron parte de la recuperación.

El tercer tomo, la Instrucción de confessores, y penitentes, desengaño universal que con toda claridad manifiefta el feguro camino del cielo, de Daniel Concina, es un raro ejemplar salido de la imprenta madrileña de Miguel Escrivano en 1766. Es un libro tan preciado que en diciembre de 2006 fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, junto a otros 23 títulos de los siglos XVII y XVIII.

La Resolución Directoral Nacional 217-2006-BNP, firmada por el actual director Hugo Neira, establece que esos ejemplares debían ser inscritos en el Registro Nacional de Material Bibliográfico. Menos de tres años después ha sido vendido en el mercado negro de las joyas bibliográficas.

Consultada sobre la rareza del libro, Cara Gilgenbach, directora de las Colecciones Especiales y Archivos de la Biblioteca de la Kent State University —quien colaboró con una búsqueda en el OCLC Worldcat, un catálogo virtual que permite localizar piezas en una amplia red de bibliotecas especializadas de todo el mundo—, indicó que se conservan ejemplares en la Universidad de Chile y en dos universidades de Estados Unidos. Pero todos esos ejemplares son del año 1769, y el de la BNP es tres años más antiguo.

El cuarto libro data de 1758 y es el Papirii massoni annalium, del célebre historiador y erudito francés Jean Papire Masson. “Por apenas veintiocho años no es un incunable”, dice Vega. La sola tapa del ejemplar es, según el diario El Comercio, de una belleza sorprendente. Tiene bajorrelieves en pan de oro y un exquisito grabado con el retrato del autor en el interior. En este caso, los traficantes ni siquiera se tomaron la molestia de retirar la etiqueta con el código de barras de la BNP.

El ejemplar figura como parte de la Colección Barrantes, cuyo acceso está restringido para investigadores. Su desaparición no fue detectada por los encargados de la Biblioteca Nacional hasta que El Comercio les presentó las evidencias el miércoles 21 de enero. El ejemplar no pudo ser hallado en el ambiente que le correspondía. De hecho, el libro de Daniel Concina ni siquiera figuraba en el banco de datos, según funcionarios de la BNP que rehusaron dar una declaración oficial.

El coleccionista que rescató esta pieza a costa de su dinero no quiso revelar el monto pagado. El librero Juan Ortiz, promotor de la Casa del Libro Viejo, calculó que un ejemplar de esa naturaleza, dependiendo de su estado, puede costar hasta 5.000 dólares.

“Este es un crimen de lesa cultura”, dice Sinesio López, ex director de la BNP, en cuya gestión se produjo el traslado de todos los libros al local actual. López explica que el acceso a esta clase de títulos es muy restringido, por lo que no cabe la cuota de pérdida que se asume en el caso de libros de uso general. “(Para) casos como este se necesita cierta colaboración interna”, refiere.

En su editorial del sábado 31, el diario El Comercio califica de “positivo” el final de este caso, aunque añadió que el mismo lleva a varias reflexiones. “Ante todo, tiene que realizarse una profunda investigación sobre el robo y desaparición de estos ejemplares, en lo que no se puede descartar la participación de personal de la biblioteca”.

El sábado 24, después de recibir el alerta del diario, el administrador de la BNP, Luis Carpio Angosto, denunció ante la comisaría de San Borja la sustracción de libros de la sede de la institución en este distrito. Aunque no se precisó el número de obras dadas por perdidas ni tampoco su antigüedad, se supo que esos datos se determinarán en las pesquisas que llevará a cabo el personal policial.

Las autoridades de la BNP informaron, mediante comunicado de prensa, que, además de la denuncia policial, se está facilitando la actuación de la fiscalía. “Se agradece la investigación, pero hay que decir que ninguna institución cultural está exenta de robos y mafias. En España, en el 2007, la biblioteca nacional de ese país, con recursos y seguridad inmensa, fue vulnerada. Con todo, terminadas nuestras primeras investigaciones, las daremos a conocer a la opinión pública”, señala la nota.

El Ministerio de Educación del Perú no quiso pronunciarse sobre este caso, pues espera que primero lo haga el jefe institucional de la BNP, Hugo Neira. La misma posición asumió el Instituto Nacional de Cultura (INC).

En tanto, la Comisión de Educación del Congreso informó haber solicitado a la BNP dar cuenta del estado actual del caso y de las acciones tomadas para identificar a los responsables administrativos. También ha solicitado que intervenga el Ministerio Público para identificar los ilícitos penales a que hubiera lugar.

El congresista Alberto Escudero solicitó a la comisión presidida por Cenaida Uribe citar al ministro de Educación, José A. Chang, y al director de la BNP, Hugo Neira, para que informen sobre lo ocurrido.

Fuentes: EFEEl Comercio