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Fallece el poeta centenario Victoriano Crémer
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El poeta, novelista y columnista leonés Victoriano Crémer, de 102 años, falleció a las 9:20 de la mañana del sábado 27 de junio en el Complejo Asistencial de León, donde tenía varios días hospitalizado. Consciente hasta el último momento, murió a causa de un fallo multiorgánico, pues padecía problemas respiratorios, cardiacos y renales.

“¿Cómo que tengo que quedarme ingresado? Oiga, yo tengo mucho trabajo”, expuso Crémer sus quejas a los médicos cuando se le informó de su situación. “Morir es una costumbre que suele tener la gente”, había dicho cuando, en noviembre de 2008, recogió en Segovia el premio Gil de Biedma por su poemario El último jinete.

El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, envió un extenso telegrama de pésame a la familia. En él recordaba “su palabra irónica, incisiva a veces, siempre cultivada”; un hombre que “sostuvo la maestría gracias a una existencia vivida con profundidad”.

Zapatero definió a Crémer como un “agitador de conciencias”, un “activista cultural en momentos muy duros de nuestra historia, cuando toda España era una triste provincia donde los españoles no podían tomar decisiones, donde León era provincia de esa provincia”.

El poeta más longevo de España era, también, el periodista más veterano del Diario de León, donde escribía diariamente la columna “Crémer contra Crémer”, de la que dejó listas varias entregas que aún el medio está publicando “interpretando que cumple la voluntad del autor” y con el antetítulo “El legado de Crémer”.

Crémer fue sepultado el lunes 29 en un acto al que asistieron familiares, amigos y autoridades como el director general del Libro de España, Rogelio Blanco; el delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo; la consejera de Cultura y Turismo, María José Salgueiro; el presidente del Consejo Consultivo de Castilla y León, la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, y el vicealcalde de León, Javier Chamorro, además de otras doscientas personas.

Nacido en Burgos en 1906, siempre estuvo muy vinculado a la ciudad del Bernesga, de la que era cronista oficial. Hijo de un trabajador de la Compañía de Ferrocarriles del Norte de España, su infancia transcurrió entre Bilbao y León. En esta ciudad estudió con los Hermanos Maristas. Publicó su primer poema con 16 años, en el semanario Crónica de León. Durante su juventud trabajó como vendedor de periódicos y fue, también, mancebo de botica, tipógrafo, locutor y periodista clandestino, al tiempo que se involucraba en las actividades de los anarcosindicalistas.

Durante la guerra, se libró de la muerte en varias ocasiones —casi siempre le salvó un cura. Su labor como periodista comenzó en Proa en 1938, recién salido de la cárcel. En la década de los 50 entabló contacto con el grupo de escritores de la combativa revista Espadaña, de la que llegó a ser director, y en la que escribían, entre otros, Antonio Pereira y Eugenio de Nora.

Residió casi toda su vida en la capital leonesa, donde era muy querido. Su obra poética abarca desde el existencialismo hasta las preocupaciones sociales, moviéndose entre la denuncia de la injusticia y el afán por la solidaridad. Fue muy amigo del padre del presidente del gobierno.

Publicó más de veinte poemarios. El primero, Tendiendo el vuelo, data de 1928. Otros títulos son La espada y la pared (1949), El cálido bullicio de la ceniza (1990) o El fulgor de la memoria (1996). También cultivó la narrativa, siempre con tintes sociales, en obras como Libro de Caín (1958) e Historias de Chu-Machuco (1970).

Estaba en posesión de importantes premios. En 1963 recibió el Nacional de Poesía Leopoldo Panero y en 1994 el Castilla y León de las Letras. Obtuvo la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo (2007) y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2009).

Fuentes: ColpisaEl Diario de LeónEl MundoEuropa Press