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De “traidor a la patria” califican a Mario Briceño-Iragorry
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La biblioteca de la que era epónimo pierde su nombre por decreto regional

Lea también: “En Trujillo no es más alto el deshonor que la gloria. A 112 años del nacimiento de Mario Briceño-Iragorry”, por Juan José Barreto

El gobierno del estado venezolano de Trujillo emitió un decreto en el que se cambia el nombre a la Biblioteca Pública Central alegando que su hasta ahora epónimo, Mario Briceño-Iragorry (1897-1958), habría incurrido en traición a la patria a principios del siglo XX, y sustituyéndolo por el del general independentista Antonio Nicolás Briceño, lo que ha suscitado reacciones de diversos sectores de la sociedad venezolana.

Emitido el 30 de julio por el gobernador Hugo Cabezas Bracamonte, el decreto 277 de la Gobernación de Trujillo alega fundamentarse en que Briceño Iragorry se habría referido a Antonio Nicolás Briceño, “El Diablo”, redactor y corrector de la primera Constitución de Venezuela, en los siguientes términos: “Éste, haciendo honor a su remoquete de Diablo, hizo la Guerra a Muerte”.

Según el decreto, Briceño Iragorry habría pretendido con ello “ocultar que la Proclama de Guerra a Muerte fue una necesidad histórica producto de la Ley de la Conquista que tenían los españoles, dirigidos por el jefe realista Domingo Monteverde; expresando igualmente que a Trujillo le tocó el privilegio trágico de ser solar declarativo de la Guerra a Muerte”.

Se alega igualmente que el intelectual, autor de El caballo de Ledesma y Mensaje sin destino, entre otras obras, “llamó ‘románticos’ a los que criticaban a los españoles por su cruel comportamiento durante la conquista y expresando que era ridículo llamar héroe a Guaicaipuro, ‘porque el héroe requiere una concreción de cultura social para afianzarse’ ”, aparte de que fue director de Política “y por ende de la terrorífica represiva policía política” del dictador Juan Vicente Gómez y “defensor de la Leyenda Dorada”.

Por último, el decreto se fundamenta en que Briceño Iragorry “regaló, el 19 de diciembre de 1927, en un acto de lisonja al dictador Juan Vicente Gómez, la mesa donde el Libertador firmó la Proclama de Guerra a Muerte, como lo denuncia el francés Francis Benet en su obra Guía general de Venezuela, publicada en 1929, hecho que puede considerarse como traición a la Patria por atentar contra el Patrimonio Histórico”.

El viernes 4 de septiembre, el Núcleo Rafael Rangel de la Universidad de los Andes (NURR), el Centro de Investigaciones Literarias y Lingüísticas “Mario Briceño Iragorry”, el Centro Regional de Investigación Humanística, Económica y Social (Crihes), y el Centro de Historia de Trujillo (Chet), conformaron una comisión que se encargará de solicitar la derogatoria del decreto.

A la reunión asistieron diversas personalidades destacadas del ámbito histórico, literario y cultural de Trujillo, como Omaira de Berríos de la Coordinación de Extensión y Cultura del NURR; Juan José Barreto, del Centro “Mario Briceño Iragorry”; Diana Rengifo de Briceño, presidenta del Chet, y Rafael Alfonso, director del Ateneo de Trujillo, entre otros.

En su intervención, Barreto manifestó que el decreto “no sólo ofende a la inteligencia trujillana sino que sin duda recae, persigue a uno de los pensadores fundamentales como lo es Mario Briceño Iragorry. Llegar a declararlo como ‘traidor a la Patria’ es como pensar de una forma profunda alrededor no sólo de lo que es la realidad del mundo sino de la realidad del terruño”.

“Es evidente que quienes redactaron este decreto desconocen completamente el ideario de Briceño Iragorry”, continuó el docente, “y ojalá nuestros dirigentes pudiesen escribir algún ensayo como por ejemplo Mensaje sin destino; hoy, cuando se habla de posiciones antiimperialistas, en esta obra podemos encontrar una de las posiciones más claras del pensamiento venezolano y de lo que fue su independencia”.

Barreto hizo un llamado a las autoridades regionales a que lean y fomenten la discusión y el debate en torno a la obra de Briceño Iragorry. “¿A qué conduce este decreto?”, se preguntó. “A que nos tilden en la calle de que honramos a un traidor a la Patria, cuando quienes verdaderamente quienes traicionan a la Patria son los que firmaron este decreto. Ojalá tuvieran la capacidad intelectual para escribir como lo hizo Mario Briceño Iragorry. La desfachatez que ha hecho el gobernador es terrible y debe rectificar”.

La profesora Diana Rengifo de Briceño señaló su preocupación sobre la pasividad del trujillano para defender la historia y la memoria de nuestro pueblo. “Nunca ha habido una reacción del pueblo, de la masa en relación a las cosas que están pasando con nuestra identidad; nosotros debemos empezar por incentivar al pueblo para que haya una reacción conjunta, es necesario ir a las aulas, hacer comunicados, los medios deben involucrarse en la difusión de mensajes en referencia a Briceño Iragorry, hay que hacer valer la historia”.

La comisión remitió este miércoles 9 de septiembre al presidente de Venezuela, teniente coronel (r) Hugo Chávez Frías, así como a la Asamblea Nacional y al gobernador Hugo Cabezas, una carta pública titulada “Ante la ignominia de un decreto”, en la que se solicita la anulación del decreto Nº 277.

Nacido en Trujillo en 1897, Briceño Iragorry fue abogado, historiador, escritor, diplomático y político. En 1920 ingresó a la Dirección de Política Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores junto a otros destacados escritores venezolanos, como Lisandro Alvarado, Jacinto Fombona Pachano y José Antonio Ramos Sucre. En 1922 se convirtió en secretario de la Cámara de Diputados, y entre 1923 y 1925 se desempeñó como cónsul de Venezuela en Nueva Orleans.

A su regreso a Venezuela, desempeñó cargos como la Secretaría General del Estado Trujillo, la Dirección de la Escuela de Ciencias Políticas y la Presidencia del estado Carabobo, entre otros. En 1932 fue incorporado a las academias de la Historia y de la Lengua. Luego viajaría a Costa Rica como ministro plenipotenciario en Centroamérica, para regresar en los años 40 y continuar su carrera pública, en la que alcanzó la presidencia del Congreso en 1945. Fue detenido por unos meses a raíz del golpe de estado que el 18 de octubre de 1945 derrocó al gobierno de Isaías Medina Angarita.

En 1946 recibió el Premio Municipal de Literatura por su obra Casa León y su tiempo, y al año siguiente, el Premio Nacional de Literatura por El regente Heredia o la piedad heroica. En 1949 es designado embajador de Venezuela en Colombia. Apoyó la candidatura presidencial de Jóvito Villalba en las elecciones de 1952 y tras el desconocimiento de la Junta Militar salió al exilio en Costa Rica y Madrid. A la caída de Marcos Pérez Jiménez regresa a Venezuela en abril de 1958, para morir en Caracas el 6 de junio a los 60 años de edad.

Entre sus libros se encuentran Horas, Motivos, Ventanas en la noche, Relación geográfica de la provincia de Cuyas, Trujillo, Sentido y ámbito del Congreso de Angostura, Lecturas venezolanas, Sentido y presencia de Miranda, Tapices de historia patria, La tragedia de Peñalver y Por la ciudad hacia el mundo. Sus restos yacen en el Panteón Nacional desde 1991.

Fuentes: El Diario de los AndesEl TiempoVenezuela VirtualWikipedia