Letras
Sueños de revólver

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I.

Ni odio débil ni moral satisfactoria
deseo que podamos      entre todos      enseñarte la muerte:
la correcta posición de los pies
el peso del cuerpo con mayor intensidad
sequedad en labios  y  en la boca
largas e interminables sesiones frente al espejo
enseñártelo todo
y
al terminar

pondremos rosas de plomo entre tus manos
así la naturaleza entera
te llevará hacia el pozo en que se hace silencio

entenderás       finalmente      por qué los picos no tienen voz.

 

II. Una vida entera:

mancillaste la tierra
cegaste hijos dorados
edificaste casas de sombra y de guerra

tuviste derechos y los perdiste
derecho a mirarnos de frente
a dormir en paz
tuviste derecho al espejo
a convivir con tu cadáver      pacíficamente

pudieron tener      todos ustedes      dignidad
pero sólo tendrán alucinaciones de bala
escaleras al  delirium tremens1
o salidas al mar por las bocas de tormenta.

 

III.

Observamos  tus últimas ocupaciones:
subir al auto
ir al médico
acudir al juzgado          mentir
apagar la luz       oscilar       encender una linterna
auscultar el idioma transparente de cadáver

violar el último derecho: creer que tuviste razón.

 

IV.

Cuánto muerto
allí están   
tras la puerta enrejada       aguardando
muertos ya muertos y otros      en el limbo
o       como han dicho       quizás      en Suecia

el limbo      un cielo sin Dios
carne bajo la tabla del piso      en el aire      en las partículas
en las inundaciones

qué silencio el de Dios
cuánta marcha y hedor a milico y casco de caballo
cuánta mierda, Sí
páginas y páginas anotadas en el estercolero

cuánta mala decoración y abuso de rojo:
rojo hombre      célula      humo            y  jinete del Apocalipsis.

 

V.

Ven      apaguemos la luz      midamos la oscuridad
escuchemos el sollozo de la carne tendida bajo tierra

recorramos este tren en el que definitivamente  irás solo
oigamos el ruido que hace una bolsa al estallar

tu corazón      Senescal2      es una bolsa.

 

VI.

Tres y media de la mañana      la luz del corazón apretada.
desde la tiniebla  observan atentamente
 escribo      sólo escribo      nunca hice otra cosa
—una piedra en el muro—
apenas un susurro sobre el fragor de las balas
hay tanto por hacer

habría que excavar el aire
demoler edificios
dar vuelta toda la tierra

habría que decretar la decencia      para poder
de una vez por todas      cincelar los nombres

no se termina hasta que se termina.

 

VII.

Nadie los envenenó. Yo no lo hice.
No entré en sus casas ni observé sus armarios
no pateé sus puertas ni siquiera toqué el timbre
tan sólo para aterrorizar
nunca estuve en una marcha de repudio

sólo existimos al mismo tiempo
pudo ser en otra época      conmigo ausente
pero no...
debí matarlos y no lo hice
deseé extraviarme pero me hallaron
mi poder radica en escribir y memorizar
el de ustedes en temer
porque nadie los va a matar ni entrará en sus casas
ni hurgará en sus armarios ni robará sus niños

seguiremos viviendo      cambiaremos las veredas
Recordaremos

mientras tanto   

una línea de cuerpos grises     Señalando
una fila interminable que sale de la oscuridad sin fin

Aguarda.

 

VIII.

Percibo la huida      pasos en la sombra.
¡Necesito Luz!
Quiero más luz  para esta oscuridad.

Entro a los archivos como a una cocina
campana a la derecha       sangre a la izquierda
órdenes aleteando furiosamente de un gancho:
asesinado
acribillada
dinamitado
enterrada
violado.
muerte confirmada.

 

IX.

¡Qué difícil escribir esto!
Tanto aborrecimiento que me parece estar entregándoles todo

estoy  volcándome al  vacío como el universo sobre una puerta.

 

X.

Merodeo a la muerte      aprendo qué  hacer
observo cómo lava y tuerce
elaboro el crimen:
dibujo cada uno de los  rostros  y  borro
línea
tras línea
      demoradamente

la muerte en efigie.3

 

XI.

Lloro. Lo sagrado no se nombra
los muertos no se nombran
¡Silencio!
no hallo la expresión      estoy decepcionado ¡No!
éstas son palabras que diría un amante... estoy solo   
parado en la puerta del templo
grave y lento como un sueño de revólver.

Aguardando.

 

XII.

Nadie debería leer esto
da tanta vergüenza que caminen por mis calles
nadie debería verme desnudo       odiando

les estoy concediendo mi odio como enamorándolos.

 

XIII.

Ahora      que estás sentado al borde de la cama
cansado de esperar la muerte
Ahora     que has decidido cerrar los ojos de té
esperando los aullidos de cemento
Ahora     cuando sales a saludar en el viento
envuelto en una sábana rojísima
como de recién nacido o de recién muerto
Ahora      llega la Historia con un  soplo de hombres muertos
—el rumor de sus huesos muerde tu sueño—

Ahora      precisamente ahora      en que estás a punto de saltar
y  volar sobre las claraboyas.

(Este poemario obtuvo en 2009 el Premio Fondos Concursables para la Cultura)

 

Notas

  1. Delirium tremens, trastorno orgánico agudo que aparece como síntoma propio de la retirada brusca de la ingesta de alcohol en consumidores crónicos de grandes cantidades de esta sustancia. Los ataques duran por lo general de tres a seis días y se caracterizan por alucinaciones terroríficas y temblores violentos.
  2. Senescal (germ. siniskalk, el criado más antiguo). Substantivo masc. En algunos países, mayordomo mayor de la casa real. Jefe o cabeza principal de la nobleza, que la gobernaba, esp. en la guerra.
  3. n.a. “La muerte en efigie” se denomina a la práctica con fines mágicos desarrollada por el hombre del período paleolítico. Éste antes de ir por su presa dibujaba la secuencia de caza y de muerte para que luego esto mismo pudiese ocurrir exitosamente en la realidad.