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Murió el periodista y escritor argentino Tomás Eloy Martínez
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Este 31 de enero falleció, a los 75 años de edad, el periodista y escritor argentino Tomás Eloy Martínez, tras una larga lucha contra el cáncer. El autor de Santa Evita fue también columnista de los diarios La Nación, de Argentina, desde 1996, además de The New York Times, de Estados Unidos, y El País, de España.

Martínez escribió además libretos de cine y televisión, y fue crítico cinematográfico; integró el equipo de dirección del semanario Primera Plana; dirigió la Opinión Cultural y la revista Panorama y formó parte del equipo creador del diario Página 12.

Escribió su primer cuento cuando tenía menos de diez años para burlar el castigo de sus padres, que le habían prohibido leer. Más tarde empezaría formalmente su carrera como corrector en La Gaceta de Tucumán, provincia que lo vio nacer en 1934.

“Si cuidás el lenguaje, la ética viene en consonancia, porque la responsabilidad empieza por la herramienta que manejás”, había dicho en una entrevista publicada en El País a propósito de esa experiencia.

Entre 1957 y 1961 fue crítico cinematográfico de La Nación. Junto con Ernesto Schoo, renovó la forma en que se reseñaban las películas de esa época. El contexto era de por sí estimulante: las nuevas expresiones de la nouvelle vague y la nouveau roman, que derribaban las viejas formas del cine y la literatura, eran recibidas por algunos jóvenes de este lado del océano como gotas en el desierto. Entre ellos estuvo Martínez, que promovió ambas tendencias, con las que generó tanto adhesión como desconcierto.

De la redacción de la revista Panorama sería despedido por publicar los sucesos de Trelew en la portada. Su relato periodístico La pasión según Trelew (1974), quemado durante la dictadura en una plaza de Córdoba, fue incorporado como prueba al expediente de la causa que investiga la masacre. También fue el primer director del noticiero Telenoche.

Dirigió el suplemento cultural del diario La Opinión hasta 1975, año en que, amenazado por la triple A, debió exiliarse en Caracas. Allí fundó El Diario de Caracas, medio al que dotó de un completo libro de estilo antes de su salida a la calle.

En 1991 participó en la creación del periódico Siglo XXI en Guadalajara, México, y del suplemento Primer Plano en Página 12. Dirigió durante muchos años el Programa de Estudios Latinoamericanos de la Rutgers University, de Nueva Jersey, y fue uno de los referentes de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por su entrañable amigo Gabriel García Márquez.

Entre sus obras más destacadas se encuentran Lugar común la muerte (1979), señalada como un aporte esencial al nuevo periodismo, La novela de Perón (1985), La mano del amo (1991) y la novela argentina más traducida de todos los tiempos que, a la manera del Facundo de Sarmiento, dinamitó la frontera entre fantasía e historia: Santa Evita (1995).

En 2002 recibió el premio Alfaguara, uno de los más importantes concursos literarios en lengua castellana, por El vuelo de la Reina. Luego se publicarían la selección de ensayos y crónicas Réquiem por un país perdido (2003), Las vidas del general (2004) y El cantor de tango (2004). El Purgatorio (2008), su última novela, cuenta la historia de una pareja que, separada por el terrorismo de Estado en 1976, vuelve a encontrarse treinta años después, relato con el que intentó recuperar los años que vivió lejos de un país que nunca dejó de obsesionarlo.

El diario madrileño El País le otorgó el Premio Ortega y Gasset de Periodismo el 22 de abril de 2009. El galardón distingue trabajos en español publicados en medios de todo el mundo.

Poco después, el 24 junio de ese mismo año, fue incorporado a la Academia Nacional de Periodismo. “Es un gran honor que se debe, creo, a la persistencia con la que vengo trabajando hace más de medio siglo”, dijo. Desde su sillón en la Academia, Martínez bregó para que la calidad y confiabilidad de la información sean las herramientas indispensables para que el oficio se adapte a los nuevos tiempos.

Fuente: La Nación