Entrevistas
Edgar Borges
“Internet es la mejor vía para responder a los monopolios que secuestran la calle”
Comparte este contenido con tus amigos

Las crónicas y las novelas del escritor venezolano Edgar Borges vienen siendo seguidas con especial atención por autores como Enrique Vila-Matas, Vicente Luis Mora, Javier Abril Espinoza y Ricardo Menéndez Salmón. La revista Letras (Fuengirola, España) lo ha considerado escritor del mes de diciembre de 2009. En la edición de enero de 2010 la publicación le dedica la siguiente entrevista.

Entrevistar a alguien cuyo nombre hace referencia inmediata a dos grandes de la literatura universal, y además es una de las voces literarias a tener en cuenta, por tener esa cualidad de calidad y originalidad su obra, no es tarea fácil; me refiero al escritor y periodista venezolano Edgar Borges.

Edgar nos remite a Poe, y Borges es evidente que nos introduce en el universo del argentino más mundial de todos; Edgar Borges parece llevar el nombre como un estigma, o como una premonición, y para demostrarlo nos presenta su obra ¿Quién mató al doble de Edgar Alan Poe? / Who Killed Edgar Allan Poe’s Double?, que el Grup Lobher® Editorial y Letralia han editado recientemente, y de la que vamos a hablar en esta entrevista, que espero, como siempre vengo reiterando en las entrevistas que hago, esté a la altura del entrevistado.

S: Edgar Borges, llevar este nombre y apellido debe de haberte marcado de algún modo en tu vida, ¿por qué te pusieron Edgar?, entiendo que Borges sea apellido y por tanto es algo heredado, ¿algún parentesco con Jorge Luis Borges?

EB: El único parentesco que tengo con Jorge Luis Borges es la lectura y la escritura; igual me parece que el parentesco literario es, quizá, más importante que cualquier otro. Por lo menos, para quienes, como es mi caso, no podemos vivir sin leer ni escribir. La literatura es la geografía invisible que anda buscando la existencia. Y para intentar comprenderla vive transitando un campo minado de preguntas. Eso es la literatura: la geografía invisible de la existencia, un campo minado de preguntas.

S: ¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe? / Who Killed Edgar Allan Poe’s Double?, es sin duda un homenaje al escritor americano ahora que se cumplen doscientos años de su nacimiento, ¿quién mató realmente a Edgar Allan Poe?

EB: Mi libro, con su carga de ficción, señala el asesinato de la literatura de confrontación interior, representada en este caso por Edgar Allan Poe, a manos de la literatura de consuelo. Poe, como personaje de mi historia, debe enfrentarse a un doble que parece más un empresario que un poeta. Este doble pretende arrebatarle la obra (“El gato negro”), que para el verdadero Poe es algo más útil que la propia identidad. O, dicho de otra manera, la identidad no le sirve de nada sin la obra.

S: La literatura de hoy carece de obras como las de Poe, ¿es tu obra la alternativa a esa carencia?

EB: No, para nada pretendo eso, sería presumir demasiado; por otra parte, creo que, como escritores, dibujamos una aproximación de nuestro tiempo. Mi tiempo es el tiempo de la niebla, de la idiotez generalizada, del ser humano al servicio de un abismo disfrazado de dicha. Pienso que nunca como ahora la sociedad mundial vivió engañada creyéndose parte de un bienestar global. A mí, como escritor de este tiempo, me corresponde intentar contar historias que reflejen la paradoja que significa padecer soledad en medio de las más sofisticadas formas de comunicación.

S: Descubriendo cómo escribes, mi opinión es que sí, que eres tú como escritor esa alternativa a la literatura de hoy, sin olvidar a otros contemporáneos tuyos, también de América del Sur, ¿te molesta la definición: Latinoamérica, Hispanoamérica, o literatura latinoamericana?

EB: En materia literaria no atiendo mucho los llamados regionales, pues, si bien es cierto que como ciudadano latinoamericano defiendo (y atiendo) una necesidad de progreso (que equiparo con la necesidad de progreso realmente humano que tiene todo el planeta), considero que la literatura es una forma de expresión que no tiene nacionalidad, sexo ni color. Existen características propias de cada literatura que surgen a su vez de una individualidad que, en el tiempo, es la consecuencia de anteriores individualidades. Es cierto que cualquier artista es el resultado de su entorno, pero también es la respuesta de lecturas, paseos, sueños o dolores que no siempre son exclusivos del lugar donde nació. A mí me importa tanto Juan Rulfo como Franz Kafka; Julio Cortázar como Robert Walser; Ricardo Piglia como Peter Handke. Pero también me interesa la música, el cine, Internet, la ciencia y la vida en general.

S: Un libro que narra el enfrentamiento que se produce entre el doble de Edgar y el propio Poe, pero en el que no sabemos cuál es el auténtico y tenemos que descubrirlo por nosotros mismos, si es posible, ¿por qué matar al “doble” de Poe?

EB: En esto hay una clave que funciona como una esperanza, como una luz al final del túnel. Si antes dije que me corresponde vivir el tiempo de la idiotez, ahora te digo que tampoco creo que esta niebla sea eterna. De algún modo despejaremos el camino. Dentro de este criterio, en el asesinato del doble de Poe dejo una doble interpretación: o el empresario disfrazado de poeta vence la milenaria batalla y ocupa el puesto del verdadero poeta, o éste último se convierte en algo más trascendental que un simple efecto instantáneo y engañoso. Cada quien que decida la opción que mejor se adapte a su vida.

S: Has sido finalista, con ¿Quién mató a mi madre?, del III Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeches de 2008. ¿Te ha abierto las puertas este premio para llegar a los lectores en España?

EB: Los premios, como ya lo han dicho unos cuantos, sirven para llegar a lectores y medios de comunicación que le dan valor al hecho de que un libro sea merecedor de tal cosa. Sin embargo, siempre hay lectores que investigan y buscan los libros que le interesan, tengan premios o no. A un sector de esos lectores está llegando mi obra. Y, en cierta forma, me interesa ocupar los pequeños espacios. No me interesan las multitudes sino la individualidad que se confunde entre esas multitudes. En este momento de la historia la multitud me parece sospechosa de un proceso de dominio global, la multitud me parece uniforme, invisible, como si fuese el resultado de una estadística manipulada, de un show de televisión cualquiera.

S: Eres autor entre otros de la radioserie La fuga de don Quijote, que fue transmitida en 2005 por Radio Exterior de España, en el marco del IV Centenariodel Quijote. Has publicado los libros de relatosSueños desencantados, Mis días debajo de tu falday El vuelo de Caín y otros relatos, el monólogo Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantantey la novela La monstrua, la mujer que jamás invitaron a bailar. Como escritor, ¿qué consideración tienes del panorama literario español?

EB: A nivel de creadores hay gente que está escribiendo con excelentes resultados; sin embargo, en buena parte, siento que no es la gente que se percibe en el mercado publicitario, es decir, son más lo que no están que los que están. Sobre todo en Internet se percibe la acertada participación de muchos escritores españoles. El mercado editorial, como tal, lo siento muy saturado de libros fáciles, simples. Sin embargo, considero que España tiene en Enrique Vila-Matas uno de los mejores escritores del mundo. Eso y los miles de escritores que no se dedican al famoseo literario significan mucho.

S: ¿Es más rica la producción literaria en España o en Latinoamérica?

EB: España, sin duda, tiene una industria editorial más fuerte. América Latina siempre ha dado importantes escritores, pero su industria no cree en su gente. No obstante, el principal problema que tenemos, en este momento, tanto en España como en América Latina, es la distribución de los libros. Resulta lamentable que en Argentina no se encuentren los libros de un escritor colombiano o venezolano, pero tampoco se encuentran, con facilidad, los libros de un escritor español. Se le ha creado un cerco a la literatura para darle paso al libro artificial, ejemplo Dan Brown, que se consigue en cualquier mercado al lado de la verdura, con todo el respeto que se merecen los señores vendedores de la verdura, y las propias verduras. Los escritores y los editores de literatura debemos dejar los egoísmos y establecer nuevos puentes de comunicación que permitan la distribución de los libros. Tenemos que darle la batalla a la mediocridad en el terreno social; ya no basta con andar imaginando mundos mejores, hay que construirlos.

S: Un paisano tuyo, Ednodio Quintero, es uno de los mayores representantes del relato en Venezuela, y hace poco presentó su libro Combates, en Madrid, ¿qué opinión tienes de su obra?

EB: Ednodio Quintero es uno de esos escritores cuya obra merece una mejor distribución. En Quintero tenemos uno de los mejores cuentistas vivos. Su lectura es imprescindible.

S: Parece que está habiendo una proyección de escritores suramericanos en el ámbito español fuera del marco de los escritores “oficiales” que nos llegan de tu tierra, ¿crees que es gracias a Internet?

EB: Sin duda, Internet es la mejor vía que tenemos para responder a los grandes monopolios que secuestran el espacio exterior, es decir, la calle. Pero no podemos olvidar que ya le han puesto el ojo a Internet, y debemos defender ese medio con creatividad y coraje, pues no hemos sido capaces de defender la calle como un espacio para la coexistencia de todas las creaciones. Internet tiene que ser defendida creando caminos distintos que nos impidan repetir los modelos y los vicios de los grandes monopolios.

S: En breves palabras, ¿cómo definirías tu obra y estilo?

EB: Me gusta escribir sobre encierros, sobre espacios reducidos. En mi escritura todo puede ocurrir en una persona, en un apartamento o en una ciudad. Me gusta pensar que todos los deseos y objetivos que andamos buscando, en realidad, se encuentran dentro de nosotros. Y mis personajes andan tras las pistas que les ayuden a encontrar la salida. En el estilo, como tal, busco el enfrentamiento de distintas voces, tanto en el narrador como en los personajes, pero también en la estructura, por ejemplo, para hacer ficción acudo al reportaje o al diario de un determinado personaje, pero todo contado desde la intimidad, desde la soledad que esconden todos los integrantes de la historia.