Letralia, Tierra de Letras - Edición Nº 23, del 5 de mayo de 1997

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Dulce María Loynaz de viaje a su jardín

Jorge Gómez Jiménez

Dulce María Loynaz (1902-1997)

Una nueva muerte ha teñido con trazos oscuros el ambiente literario latinoamericano. Se trata de Dulce María Loynaz, pieza clave de las letras de Cuba y del continente, quien el 27 de abril, a sus 94 años —había nacido el 10 de diciembre de 1902—, inició desde su casa en La Habana su último gran viaje, hacia su propio jardín eterno.

En octubre de 1996, el Instituto Cubano del Libro y otras importantes instituciones culturales de la isla rindieron un extenso tributo a la escritora que se extendió hasta diciembre. Se cumplían 45 años de la publicación de "Jardín", novela que le valió en 1951 el reconocimiento internacional, y 70 de la fundación de la Academia Cubana de la Lengua, de la cual Dulce María Loynaz era presidenta honoraria. Su larga y provechosa carrera literaria fue coronada en 1987 con el Premio Nacional de Literatura de Cuba y en 1992 con el premio Cervantes, el cual sólo ha podido ser alcanzado por otra escritora, la española María Zambrano, en 1988.

"Jardín" fue escrita entre 1928 y 1935, aunque su publicación se hizo en España en 1951. Los elementos estilísticos utilizados por la autora han ubicado a esta novela como precursora de la actual novelística hispanoamericana. Aunque Dulce María Loynaz es más conocida en el ambiente literario por su poesía, ella misma declaró alguna vez: "La poesía es lo accidental, lo accesorio. La prosa es lo medular". Además, en 1927 había recibido un Doctorado en Derecho en La Habana.

Su primera incursión en la letra impresa fue en el periódico habanero La Razón, donde se publicaron sus poemas entre 1920 y 1938. En 1947 publicaría "Juegos de agua", otro poemario, y a partir de 1950 el editor español se interesa por la obra de la cubana, publicándose entonces varios de sus trabajos. De esta época, específicamente de 1951, data la publicación de "Jardín". Le seguirían varios otros libros, entre los cuales destacan, en 1953, "Cartas de amor a Tutankhamon", y en 1958, "Poemas sin nombre" y "Verano en Tenerife", este último un libro de viajes. Sus últimas publicaciones fueron "Poemas escogidos", de 1985, "Bestiario" y "La novia de Lázaro", ambos de 1991. La Diputación de Cádiz publicó, además, en 1992, "Poemas náufragos", y la editorial Espasa Calpe una amplia antología de su obra.

La obra de Dulce María Loynaz ha sido traducida a varios idiomas y está ubicada al lado de la de otras grandes creadoras como Gabriela Mistral, Edelmira Agustini, Juana Ibarburu y Alfonsina Storni. Casi ciega al final de su vida —"si supieran cuánto comprendo ahora a Borges"—, la escritora se disculpaba de no escribir más poesía pues ésta "es un arte de gente joven que dura lo que dura la juventud del cuerpo".

Juan Ramón Jiménez, quien conoció a Dulce María Loynaz en 1937 durante un viaje a La Habana, dijo de ella: "Ofelia Loynaz Sutil, arcaica y nueva, realidad fosforecida de su propia poesía increíblemente humana, letra fresca, tierna, ingrávida, rica de abandono, sentimiento y mística ironía en sus hojas rayadas de cuaderno práctico, como rosas envueltas en lo corriente".

Alejada del polémico ambiente político de Cuba, Dulce María Loynaz siempre fue indiferente a la Revolución. "No me han tratado ni bien ni mal. Me han respetado", afirmó en una oportunidad. El gobierno cubano la ha investido con muchos y muy importantes honores del ambiente intelectual de la isla.


       


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Depósito Legal: pp199602AR26 • ISSN: 1856-7983