Letras
Tres sonetos

Comparte este contenido con tus amigos

Parque Pereyra

En la cálida tarde de verano
Cuando las ventanas duermen la siesta
Tres gorriones celebran una fiesta
Tal vez rindiendo culto a un dios pagano.
Las campanas suenan pero es en vano
Ya que atención a ellas nadie presta,
Cuando a las cuatro la vigilia cuesta
Y el despertar es castigo inhumano.
¿Será que las horas se han detenido
a descansar en la alfombra esmeralda
En lugar del andar inclaudicable?
Febo continuará su recorrido
Y a la basílica dará su espalda,
Tiñendo todo de una sombra amable.

 

Placita Mandisoví

La última torcaza solitaria
Que se posa sobre el gentil arbusto,
con gran esmero selecciona a gusto
Al compás de una brisa solidaria.
El viento no consigue hacer girar
La inmóvil calesita de madera
Que rechinando poder quisiera
Invitar a los chicos a jugar.
Banco de herrumbroso hierro forjado,
Cobijo de una pareja de amantes
fundidos en el beso pasional.
Amorosa escena que no ha cambiado:
Con distintos enamorados antes,
Con el mismo fervor ocasional.

 

Autopista

Bajo una mole triste de cemento,
Como a Polifemo su Galatea,
La pelota las piernas gambetea
Escapando de un destino violento.
Ninguno se percata ni un momento
Inmersos en fútbol que escamotea,
Del ruido salvaje que abofetea
Con torrente de tráfico y tormento.
Cicatriz humillante que lacera
El corazón de un barrio dividido,
Camino hacia el futuro y el olvido.
Una espléndida flor en primavera,
La ternura de un gorrión en su nido,
Simbolizan un paraíso perdido.