Cuando escribo
comienza a circular mi cuerpo
es para volar que me vuelvo
pequeña y ligera
Hay noches
en que permanezco acorralada
al borde de mí misma
me abro la ausencia
en mitad del dolor
y aúllo
como loba capitolina
Hay una fracción
en que la misma soledad
me abandona
Es para llenarme de olvido
que entro en mí
y me despojo
Escribía inviernos
con tinta donada por los sueños
Eran personajes
surgidos desde la nieve
trasladaban el idioma
de pájaros en vuelo:
Una historia
narrada por el búho
cuando despuntaba el sol
Hubo un tiempo
en que los presagios
anunciaban la luz
en cada cifra
y toda incertidumbre
era niebla
en el ojo cíclope
de la luna
Un tiempo
en que los cantos
eran promesas
desde un abismo
poblado por sirenas
Hubo un tiempo
en que era posible
convocar al milagro
un tiempo detenido
en los renglones
del ángel
Soy apenas bruma
paseando con la noche
a espaldas de la urna
Un espectro
con dedos transparentes
acariciando la forma
del último suspiro
Apenas soy un perfume
un hueco
desbordado en la sed
una pausa
escrita en el polvo
Runas
Había entonces
ojos albinos
los inventaba
en cada runa
en cada piedra afilada
en el reverso
para descifrar quizá
una contraseña
el coraje de permanecer
Ahora
hay luces huérfanas
apenas un resplandor
por entre los agujeros negros
el espasmo
de un corazón partido
donde se filtra la distancia
entre la caricia y el deseo
en ese costado exacto
en que se abren los cuerpos
y la cintura es una curva obscena
y todo arde
y todo sucede