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Mario Vargas Llosa clausura homenaje a Jorge Edwards en Santiago
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Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards
Vargas Llosa (izq.) y Edwards: en primera fila.

El premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, fue el invitado de honor del seminario “Edwards a 80”, celebrado en Santiago el pasado jueves 15 y viernes 16 de marzo, para rendir homenaje al escritor chileno Jorge Edwards en ocasión de arribar a sus 80 años.

Con la ponencia “Jorge Edwards, testigo de su tiempo”, el literato peruano clausuró el viernes el ciclo, organizado por el Centro de Estudios Públicos (CEP) de Chile, y en el que críticos, ensayistas y escritores repasaron la obra literaria del representante permanente del país austral en la Unesco.

Ambos autores se sentaron juntos el jueves en primera fila, mientras el crítico mexicano Christopher Domínguez inauguraba el evento, alabando la capacidad del homenajeado de ir “más allá de la novela” y construir un género “híbrido” que mezcla ficción, ensayo y biografía.

Planeado inicialmente para el año pasado por el novelista y director del CEP Arturo Infante y el poeta Oscar Hahn, el homenaje debió ser pospuesto por problemas de agenda del Nobel peruano y el embajador en Francia.

Las cinco ponencias del seminario coincidieron en la originalidad del homenajeado y su capacidad para encontrar una veta literaria inexplorada. Tal como Domínguez se refirió al género “híbrido” desarrollado por Edwards, el profesor de la Universidad Católica y autor de Escritura de alta tensión, Roberto Hozven, habló de cómo la valorización de “lo real” influye tanto en sus escritos como las columnas que despacha semanalmente para La Segunda.

El académico y empresario David Gallagher, por su parte, tomó la última obra de Edwards, La muerte de Montaigne (2011), para destacar su exploración por “terrenos híbridos” que “llegan a ser más fieles que los biógrafos profesionales”.

Pero fue Vargas Llosa quien desató el interés de la mayoría de los presentes. En una sala, se dedicó a dialogar libremente con la prensa, custodiado por el director del CEP, Arturo Fontaine. Dijo que con Edwards hacían “peregrinaciones literarias” por París, visitando los lugares donde habían vivido o las tumbas donde yacían los escritores que les interesaban. También compartían los textos que estaban trabajando. “Él escribía El peso de la noche y yo La ciudad y los perros. Nos leíamos capítulos de nuestras novelas”, recordó con nostalgia.

En la ponencia que leyó el viernes, Vargas Llosa aseguró que los intelectuales europeos de la actualidad tienen una concepción de América Latina menos discriminatoria que los pensadores socialdemócratas de la segunda mitad del siglo XX. “Creo que los intelectuales europeos ven a América Latina con otros ojos, de una manera menos discriminatoria que en el pasado”, señaló el autor de La ciudad y los perros.

En una sala abarrotada de personalidades de la cultura y la literatura chilena, el escritor atizó una severa crítica a los pensadores que antes de la caída del Muro de Berlín censuraban el marxismo pero que, según su opinión, pensaban que ese modelo era válido para América Latina.

“Muchos intelectuales eran muy críticos con la Unión Soviética, con China, que habían criticado la revolución cultural, sin embargo para América Latina mostraban una complacencia extraordinaria con el régimen cubano”, recordó Vargas Llosa, quien agregó que en esos pensamientos existía un “profundo racismo”.

Una corriente intelectual que, según su opinión, se desvaneció con el desplome del comunismo en la Europa del Este, un hecho que “ha tenido un efecto traumático en lo que ha sido el compromiso político de los escritores europeos”, aseveró Vargas.

“En muchos casos ha llevado a los intelectuales a desinteresarse en la política y a concentrarse a un trabajo de tipo intelectual o literario. Consideran que la política es una actividad sucia y quieren seguir su camino sin ensuciarse en el mundo de la política”, explicó.

Vargas Llosa reveló además anécdotas personales de su amistad con Edwards, desgranó su carrera literaria y destacó su valentía al ser de los primeros autores latinoamericanos en mostrarse crítico con la Cuba de Fidel Castro. Hizo hincapié en una de las obras más reconocidas de Edwards, Persona non grata, un relato de su corta experiencia como embajador de Chile en Cuba, tras la llegada al poder del presidente Salvador Allende.

La misión de Edwards solo duró tres meses y debió partir, prácticamente expulsado por el régimen de Fidel Castro, después de haber enviado a Chile críticos informes sobre el rumbo que estaba tomando la revolución. “El libro no gustó a la derecha, ni a la izquierda beata”, señaló Vargas Llosa, quien elogió la figura de Edwards como un defensor de “la necesidad de que el escritor mantenga su independencia al poder político”.

El ciclo sirvió también para que el propio Edwards reconociera que está trabajando en la edición de unas memorias, en las que revisará sus más de cincuenta años de carrera como diplomático del país austral y rememorará además sus encuentros literarios con autores de la talla de Pablo Neruda o el propio Vargas Llosa.

En esta línea, Vargas Llosa afirmó que su próxima novela, que será la primera en publicarse tras recibir el Premio Nobel 2010, saldrá a la venta el próximo año y llevará por título El héroe discreto, aunque aún podría cambiar. “No es una novela autobiográfica, parto de imágenes de la memoria y transcurre entre Piura y Lima”, adelantó el escritor peruano.

Ambos escritores comparten una estrecha amistad de más de medio siglo. En 1962, Edwards estaba en su primera misión diplomática en Francia y conoció en París a un joven Vargas Llosa que comenzaba su carrera literaria. En los cafés del barrio latino empezaron a tejer una amistad que, con el paso de los años, han ido fortaleciendo tanto desde el punto de vista literario como a nivel político. En 2009, ambos escritores mostraron su apoyo a Sebastián Piñera como candidato a la Presidencia de Chile.

Fuentes: EFEEl MercurioLa SegundaLa Tercera