“Por el este” (a partir de Sol de la mañana, de Hopper)
(A Andrea Daza Tapia)
Amanece en azul
Un azul presidiario
con botones
para coserlo a los ojos
Un azul para refugiar bajo la cama
Afuera, la ciudad
y sus trece ventanas amplias
sin vidrios ni cortinas
Las banderas se enarbolan
como ingratas vestiduras del aire
La niebla se detiene
aspirando durante un segundo
El humor del sol resulta ligero
Es la ciudad
con su día
versus Ella
Ah,
sí,
Hay también una mujer
“Orfandad” (a partir de Elohim Creating Adam, de William Blake)
No me apartes
Soy menos que un hombre y
más que un hijo
Más fiebre que dulzura o
sumisión
bajo esa
tu mano
tan dorada
tan ausente
—Distante
Más tus labios quebrados que
una voluntad propia
Más el abandono
que mi fortuna
Pero me empujas
malpadre
Luego me visitas
Juzgándome
Como a un mal recuerdo
“Vals” (a partir de La danza, de Henri Matisse)
(A Rosa Ana Orlando)
De repente
creí que nos multiplicábamos
en números impares.
Estabas tú.
Allí era yo
Como cinco desnudos
Como un vientre de mostaza y ladrillo
Y su grito intrínseco de
“Quiero nacer”.
Quiero bailar, podría traducirse.
Mis piernas se desprendían
tan de repente
tan de repente.
Me costaba refrenar cada giro
Cada uno de tus pasos.
Tu distancia.
“Así va el amor”, parecías decir.
¿Hacia dónde?
Pretendía preguntarte
Pero callé
Mientras la música decaía
Y nos volvíamos en contra.
“Sigilo” (a partir de Verde dividido por el azul, de Rothko)
La lavadora
Que está encendida
Y la radio al fondo
Una cuba al volante
Y el niño que palpita
pequeño
La bala suelta
La voz de Hugo
El rumor de un divorcio
y de una cabria
Un golpe
Su puño
Se ha colado
—bandido—
un clavicordio
La palabra
para luego
Cerré la puerta
y enmudecimos