Artículos y reportajes
Chinua AchebeLa muerte del escritor nigeriano Chinua Achebe

Comparte este contenido con tus amigos

A los 82 años murió el 22 de marzo de 2013 en Boston, Estados Unidos, el novelista, poeta, ensayista y crítico literario nigeriano Chinua Achebe, el padre de la literatura moderna de África, uno de los grandes escritores en lengua inglesa en el siglo XX y, desde luego, uno de los más brillantes intelectuales africanos. Su producción literaria no sólo revolucionó la literatura africana por la manera como abordó los problemas africanos desde la literatura, sino por la extraordinaria simbiosis que hizo en sus obras entre el realismo narrativo europeo y las tradiciones orales de su cultura igbo, pero desde la perspectiva de una concepción universal de las tradiciones africanas.

Achebe hizo en sus novelas auténticas radiografías de las confrontaciones entre la cultura occidental y las diferentes culturas africanas, al igual que las transformaciones que sufrieron las sociedades africanas con la penetración colonial de la cristianización y las adopciones de nuevas formas de gobierno en el siglo XX. Por eso su primera novela, Todo se desmorona, publicada en 1958, se convirtió en toda una novedad literaria en el mundo, en virtud de que Achebe rompe con los viejos paradigmas en la narrativa africana y transforma completamente el panorama literario en África.

A través de la literatura le enseñó a los africanos a hablar sobre sí mismos, a autorreconocerse, a valorar y resaltar sus tradiciones, sus historias, sus cuentos, sus canciones y sus visiones del mundo más allá de las alienaciones culturales europeas. Porque así como García Márquez creo al legendario Macondo, Achebe le dio vida a Igbolandia. Ruptura que lo posicionó como uno de los primeros escritores africanos en alcanzar notoriedad universal.

Reconocimiento que se constituyó en un gran logro para un escritor nacido en Nigeria en 1930, formado en literatura en la Universidad de Ibadán y profundamente comprometido con las luchas de los pueblos africanos. Se destacó como profesor de literatura en las universidades de Ibadán, Nsukka, Massachusetts, Connecticut, Mariana Fisher y Brown, entre otras. Además recibió premios, condecoraciones y doctorados honoris causa en más de 30 universidades en el mundo.

Autor de una prolífera obra literaria, entre novelas, ensayos, relatos y poemas: Todo se desmorona (1958), Me alegraría de otra muerte (1960), La flecha de Dios (1964), Un hombre del pueblo (1965), Chicas en guerra (1971), Navidades en Biafra y otros poemas (1973) y Termitero de la sabana (1987), entre muchas otras.

Fue un crítico de la política y la corrupción en su país, en general en África, sobre todo de las dictaduras y los regímenes totalitarios, críticas que expuso en varios ensayos, en artículos de prensa y en especial en sus novelas Un hombre del pueblo y Termiteros de la sabana (1987), en éste último en donde plasma las luchas de tres jóvenes con la tiranía de un presidente educado en una academia militar británica en el imaginario Estado de Kangan, pero con una universalidad aplicable a cualquier país africano.

Rechazó a todas las formas del colonialismo, postura que sintetizó cuando dijo: “Yo estaría satisfecho si mis novelas, especialmente las que situé en el pasado, hubieran servido para enseñar a mis lectores que su historia, a pesar de todas las imperfecciones, no fue la larga noche de salvajismo de la que los europeos, actuando en nombre de Dios, vinieron a liberarnos”.

Su novela Todo se desmorona ha sido traducida a más de 50 idiomas y se han vendido más de 10 millones de ejemplares. Es quizás una de las novelas africanas más leídas y vendidas en el mundo. Pese a ser uno de los escritores africanos más conocidos y más leídos del habla inglesa, es poco conocido en Colombia.

Los que hemos leído su obra y degustado su realismo narrativo, su elocuente y cautivante prosa, somos testigos de la importancia que tiene Achebe en la literatura universal. Pero como ha sucedido con muchos otros grandes escritores, Jorge Luis Borges entre ellos, la Academia sueca ha quedado en deuda con Chinua Achebe, que se suma a los que teniendo suficientes méritos no fueron galardonados con el Premio Nobel de Literatura.