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Convento de las Trinitarias
Convento de las Trinitarias: búsqueda.
Investigadores preparan “exhaustivo” informe sobre restos de Cervantes
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La RAE avala el proyecto, según su secretario, Darío Villanueva, en virtud de su fundamento histórico, la tecnología empleada y la avanzada técnica forense que se está aplicando.

Como producto de la exploración de la iglesia conventual de las Trinitarias, en el Barrio de las Letras de Madrid, donde se buscan los restos de Miguel de Cervantes como informáramos en nuestra edición 296, los investigadores han delimitado ya los espacios donde puede estar enterrado el escritor, según se anunció el jueves 1 de mayo.

Después de tres días de trabajo de campo, una decena de técnicos liderados por Luis Avial rastrearon el lugar con un georradar y un infrarrojos, y con los datos obtenidos elaboran un plano tridimensional en el que se indicarán las cavidades donde se pudieron registrar enterramientos, una tarea que se prolongará aproximadamente hasta finales de mes pero acerca de la cual los investigadores se muestran optimistas y aseguran poder entregar un informe “exhaustivo”.

No obstante, ya en los primeros días de trabajo Avial dijo haber obtenido algunas certezas que por el momento no quiere desvelar: “Viendo nada más lo que me está indicando el radar, sí que tengo una estructura bien clara de dónde puede estar —y dónde no— Cervantes”.

“El procesado va bien aunque es lento: en 15 o 20 días podremos entregar el informe”, dice Avial, quien asegura olvidarse del “apellido Cervantes” cuando procesa el plano, pues se emplea en su proyecto sin pensar en la trascendencia del personaje del mismo modo que lo ha hecho en “otras decenas de iglesias o catedrales”.

“Es un trabajo muy arduo, monótono y casi diría que aburrido”, dice el investigador sobre su labor actual, que es rutinaria porque consiste en analizar centenares de “radagramas” —se obtienen con el georradar— y “termogramas” —indican las variaciones de temperatura captadas en la iglesia por el infrarrojo.

Avial asegura que se logrará un mapa muy preciso debido a que en la iglesia de las Trinitarias —ubicada en la calle de Lope de Vega, muy cerca de la casa donde murió Cervantes— se ha trabajado con la mayor definición utilizada hasta ahora con un georradar en España y a que se ha encontrado menos humedad de la esperada.

Gracias a eso, asegura, se está elaborando un modelado de la iglesia en tres dimensiones y un informe para entregarlo a finales de mayo al Ayuntamiento y al equipo de forenses que tratará de recuperar los restos del escritor casi 400 años después de su fallecimiento en 1616.

“Nuestra función es indicar todas las anomalías posibles de enterramientos y conocer la estructura arquitectónica de la zona, y luego ya tienen que ser los forenses y los arqueólogos los que hagan las intervenciones quirúrgicas en los puntos que marquemos”, explica el georradarista.

Lideradas por el prestigioso forense Francisco Etxeberría, esas operaciones marcarían la segunda fase del proyecto con el que Madrid busca recuperar los restos de uno de sus personajes más universales, que fue soldado, poeta, dramaturgo, novelista y creador de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.

La iglesia donde se busca a Cervantes se construyó en 1612 y fue remodelada a finales del siglo XVII: el georradar ha permitido ahora identificar la estructura primitiva del templo en la que el escritor quiso enterrarse por su devoción hacia la orden Trinitaria, que le rescató de la prisión argelina donde estuvo recluido cinco años.

Si se cumplen los plazos previstos y la búsqueda evoluciona según lo deseado, en 2014, dos años antes de la celebración del Cuarto Centenario de la muerte del escritor, se despejará la incógnita de si los restos del genio universal siguen tanto tiempo después en la iglesia madrileña donde se cree que también fue enterrada su esposa, Catalina de Salazar.

Para el secretario de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, la identificación de los restos de Cervantes permitiría “cerrar el círculo” y devolver al escritor “la ubicación destacada y singular” que tuvo cuando fue enterrado.

“Sería muy oportuno que esto se pudiera resolver felizmente, cuando tenemos que ir pensando en que el cuarto centenario de la muerte de Cervantes, en 2016, no puede pasar con menos reconocimiento de lo que va a ser simultáneamente el de William Shakespeare”, explicó Villanueva a la prensa el 4 de mayo.

El secretario de la RAE afirma que el proyecto que trata de localizar los restos del escritor en la iglesia donde se cree que fue enterrado en 1616 cuenta con el aval de la Academia por tres razones: su fundamento histórico, la existencia de una tecnología que permite excavar de manera selectiva y una técnica forense muy avanzada.

“El equipo que está interviniendo empezó a hablar con nosotros más o menos en la primavera del año 2010 y, desde entonces, contribuimos en lo que podemos”, afirma el académico, quien señala que la institución ya tenía “una implicación de antiguo” en la búsqueda del genio de las letras universales.

“El fundamento histórico y documental ya lo había aportado la propia RAE con el informe del que era su director, el marqués de Molins, en 1870”, dice en referencia a La sepultura de Miguel de Cervantes, obra publicada a instancias de la Academia y dedicada a documentar el enterramiento del autor de El Quijote en el convento de las Trinitarias.

“Es una satisfacción ver en primer lugar que la operación comenzó y en segundo lugar que quizás ahora empieza a mostrar más interés la opinión pública española”, comenta sobre el inicio de los trabajos. Villanueva considera que la búsqueda debe intentarse, en primer lugar, para “resolver una anomalía”: “Creemos que Miguel de Cervantes sigue donde fue enterrado en 1616, pero no podemos concretar exactamente en dónde”.

Y defiende la oportunidad de buscar sus restos, pese a la posibilidad de no encontrarlos. “A veces se dice que los españoles somos muy sensibles al riesgo del fracaso: lo peor es que ese sentimiento de riesgo lleve a la inactividad”, reflexiona Villanueva, para quien el intento se hace “sobre un fundamento muy sólido”.

“Esto es totalmente contrario a la improvisación, a la frivolidad y a la operación de imagen”, sostiene. El reto entronca con las funciones de la Academia, institución que —explica su secretario— “tiene en sus estatutos como uno de sus cometidos velar por la pervivencia de la memoria y el recuerdo de todos los que han contribuido a la lengua y la literatura española”.

“Y Cervantes es una figura fundamental, entre otras muchas, pero la primera”, afirma el también ex rector de la Universidad de Santiago de Compostela.

Precisamente, los dos próximos años serán de aniversario: en 2015 se conmemora el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote, y al año siguiente, en 2016, los 400 años de su muerte, cuando Villanueva espera que se haga un gran homenaje.

“Nada lo impediría (llevar a cabo ese reconocimiento), si en primer lugar se concentran los esfuerzos de distintas instituciones en un magno homenaje, donde el papel del Estado es fundamental”, asevera. “El do de pecho habría que darlo en el 2016”.

Es posible que para entonces Madrid haya recuperado los restos de uno de sus personajes más universales, que fue soldado, poeta, dramaturgo, novelista y autor de la que se considera como la obra cumbre de la literatura española, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.

“Esperamos que los georradaristas encuentren las concentraciones que interesan, y, actuando sobre ellas, se rescaten unos restos óseos que los forenses estudiarán y que entre ellos se puedan identificar los reales de Cervantes”, confía el académico.

Fuente: EFE