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Juan Pomponio

Juan Pomponio

El devenir del tiempo y la capacidad del ser humano ha creado cosas que bien pueden ser maravillosas como es el caso de Internet. Esta herramienta llega a lograr cosas muy gratas; a través de ella fue que conocí al poeta argentino Juan Pomponio. Su dirección electrónica me llegó junto con otras muchas en un correo masivo que me envió un poeta amigo. Cuando estas crónicas comenzaron a aparecer en Letralia mandé la información a medio mundo incluidas todas las direcciones de ese correo masivo. Juan me respondió y así comenzamos a tratarnos a través de correos electrónicos y luego chateando largos ratos hasta que un día me dice que ha decidido lanzarse a hacer una gira por América del Sur que se llamaría “Huellas de Fuego” y que llegaría hasta a Venezuela. Y así fue, a comienzos de marzo llegó a este país, primero estuvo en Mérida y luego en San Cristóbal. Conocerlo personalmente fue muy lindo pues su vibración energética combina perfectamente con la imagen mental que de él me había hecho. Una persona cálida, amable, sumamente dulce y amoroso. Con una serenidad tan grande como su capacidad de asombro: “Vivir alejado del tiempo psicológico, anclarme en el tiempo real y dejar que todo fluya y sea como tenga que ser. No me preocupa el después como tampoco me perturba el pasado. Solo vivo el HOY con toda la intensidad posible. Tal vez no sea una cuestión de planes. Suelo proyectar pero lo hago para tener una guía, luego me recuesto en el ahora y desde allí me muevo. Un ejemplo, mi plan en este momento es, solamente responder estas preguntas para ti. Mañana será otro día y habrá otras realidades que tendré que afrontar, si es que en verdad tendré un mañana, eso nadie lo sabe”.

Es como el elemento que rige su signo, aire: cambiante, volátil; a veces una ráfaga impetuosa, otras una brisa suavemente acariciadora. Profundo y etéreo. De la vida, la gente y los sentimientos dice: “Es un tema muy complejo. El ser humano tiene que transformar su vida gris, comprender sus sentimientos y emociones para comprenderse a sí mismo y así adquirir la maestría real y vivir en paz”. No cambiaría nada de su vida, pero sí está dispuesto a trabajar constantemente para mejorarse todos los días. “Ya no hay dolor porque todo fue transmutado en compasión. El dolor es innecesario —dice— en nuestras vidas. La inteligencia emocional te coloca en un plano de verlo al dolor y automáticamente transformarlo”. Aunque se describe: “Realmente creo que ya no me interesa describirme a mí mismo. Me encuentro en una etapa de la vida en donde todo es como es. Soy como los demás quieran verme”.

Cuenta Juan que durante una gran parte de su vida se dedicó a otras cosas que nada tienen que ver con la poesía, pero en un momento determinado de su andar conoció a una mujer a la que amó profundamente y, cuando la relación terminó, el sacudón que esto le produjo fue tan fuerte que se replanteó prácticamente toda su vida y fue cuando comenzó con la poesía: “La vida y mi trabajo es la poesía. Estoy de pleno en las letras. He dejado lo que no soy para ser poeta, pero sobre todas las cosas ser humano. Siento que es el camino verdadero porque se abren puertas dimensionales inmensas, profundas, y que haber salido a recorrer los senderos de la vida me da otra perspectiva en el aspecto literario y humano”. Dice que en su caso la Musa viene con una fuerza impetuosa que se instala en la sangre y desde allí emerge sin pensar, pasando directamente por el corazón hacia el papel. “No creo que la poesía se encuentre en crisis. La humanidad sí lo está, por eso es nuestra labor llevar el mensaje de la belleza de la vida”, y agrega: “Creo que la poesía podría ser de todos si aprendiéramos a VER con la otra mirada. Aquella que ve las cosas simples de la vida”. La vida es su mayor motivo de inspiración, el sencillo e importante hecho de estar vivo. “Nada me desmotiva porque todo el tiempo trabajo el aspecto emocional, siempre buscando el equilibrio para lograr la paz verdadera”.

Juan PomponioUn hombre que un día tomó la determinación de vivir en paz y armonía. Que buscó la armonía con la naturaleza. Uno de esos seres que tienen la fortuna de descubrir que en esas cosas muy sencillas, tildadas por algunos de básicas y obvias, está la verdadera profundidad de la vida; y llegar a esa sencillez es un trabajo arduo de desprendimiento tanto en lo material como en lo emocional. “En mis ratos libres me gusta acostarme debajo de un árbol, estar con mi perro, sentir el aroma de las flores, leer un libro, amar, ser, sentir”. Al hablar de Dios y la espiritualidad dice: “La palabra DIOS no es DIOS, que realmente se descubre cuando uno indaga por sí mismo y sin intermediarios. Y es ALGO que no se puede explicar, tiene que experimentarse. Entonces cuando alguien hace la experiencia comprende la realidad de la Verdad y llega la liberación. Mi aspecto espiritual es PROFUNDO, una intimidad con el Todo, es sentirme fusionado con la Realidad que me protege, es una Revelación que me entrega todo lo necesario para ser”.

En la actualidad Juan continúa con su gira poética que ya lo ha hecho andar por Chile, Perú, Ecuador, Colombia y ahora Venezuela. Aprendiendo, conociendo y aprehendiendo, cual niño que descubre el mundo, de todo lo que a su alrededor sucede en este viaje maravilloso. Que es una retroalimentación tanto en lo intelectual, lo estético y lo afectivo. Pues por el camino ha ido dejando una reguera de afectos fraternos. Y no podía ser de otra manera siendo él una persona tan amorosa. Por cierto que de este sentimiento dice: “El amor no se puede describir con palabras. Todo lo que pueda llegar a decir nunca llegaría a ser lo real. El amor es una fuerza que nace en cada uno de nosotros. El amor está en nuestros corazones”.

Quienes viven y creen en las poses y la apariencia muy seguramente no tomarán en serio a Juan, ya que él no encaja en ese prototipo que muchos practican y aman, del poeta intenso, borracho y “bohemio”. Por el contrario es un hombre dulce, sencillo, risueño, amable y con un trabajo hermosísimo y con peso propio. De su poemario Salvaje, que me gusta mucho:

Pétalos de arena

Antiguas profecías
anuncian tu piel.
Escribo sin tinta en el cielo
y aparece tu nombre,
pequeñas flores que brillan la noche.
La marea llega,
música nocturna que despliega
sonidos sin tiempo.
En olas audaces
estallan las rocas,
pronuncian tu ausencia.
Sueño sin la tinta sobre la tierra:
De tu sonrisa vuelan pétalos
adormecidos de luna.
Dejan tu aroma,
trazan tu nombre en la arena.

Además que tampoco es un improvisado, en su currículo encontramos que es diseñador gráfico y profesor de educación plástica. Tiene en su haber un solo libro publicado que es Salvaje, pero sus escritos han aparecido en prensa, revistas y un sin fin de antologías. El Honorable Concejo Deliberante de la ciudad de Berazategui (su ciudad natal), en la Sesión extraordinaria del 12 de diciembre de 1997, declaró a su persona y trayectoria como “Ciudadano Ilustre” de la ciudad de Berazategui, Capital Nacional del Vidrio. Cuenta también con innumerables premios, menciones de honor y otros reconocimientos.

Un poeta innato que quisiera volver a una playa de Brasil, en Bahía, aunque el lugar de sus sueños sea una aldea de pescadores en alguna playa del Caribe, que le gusta la caipirinha, comer pastas, la pintura de Van Gogh. Que piensa que todos los días son hermosos, aunque antes sufría en los domingos, pero ahora son hermosos porque vive todo el tiempo.

Un querido amigo dedicado a vivir, sentir y escribir poesía.