De la actividad solar... y otras cosas

Sol

Vivimos en un planeta al que ignoramos completamente como si careciera de importancia, como si fuese nuestro complemento y no nuestra fuente de existencia, nuestra razón de ser. Si llueve agarramos el paraguas, si hace frío nos abrigamos, si hace calor nos aligeramos de ropa siempre desde el Yo porque para el ser humano no existe otra cosa, la Tierra es lo más importante del universo y el Sol, fuente de calor y vida, algo que está ahí y nada más. Nos creemos lo más importante del cosmos cuando en realidad somos menos que una mota de polvo en el espacio, una mota hinchada de vanidad y prepotencia que puede llegar a imaginar que todo se creó para su disfrute, algo así como el símil del amo del cortijo.

Últimamente, de unos años a esta parte, la actividad solar está siendo desusada, excesiva, diríamos mejor, sus llamaradas son demasiado largas y pueden llegar a ser peligrosas para la Tierra, y no me refiero a interferencias en los medios de comunicación sino a algo más grave que puede repartirse en maneras variadas como así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad.

Está comprobado, u observado, que cuando cada once años, surgen las famosas manchas solares, en nuestro planeta hay evidencias de cambios o alteraciones en la vida terrestre, y consecuentemente en las personas; dicen que en estos once años se dan muchos nacimientos de niños de gran talento que luego, de una manera o de otra interaccionarán en la vida del planeta, eso por un lado; por otro, que cuando el Sol entra en excesiva actividad de llamaradas, en la Tierra los ánimos se exaltan y las personas se revolucionan o bien obran de manera inconsecuente cometiendo disparates o haciendo tonterías, sobre todo aquellos que rigen los destinos del mundo, errores absurdos e inconcebibles que luego traerán conclusiones poco gratas para la humanidad.

Ahora estamos atravesando una de esas fases y no hace falta contar nada, los telediarios lo dicen todo. Somos siete mil millones de personas, demasiadas para un mundo que se nos está quedando pequeño y en el que la cordura no es lo que principalmente rige.