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Corín TelladoUna gran dama de la novela rosa: Corín Tellado

A los 81 años, nació el 25 de abril de 1927 en Asturias, la escritora Corín Tellado se ha ido para alcanzar la bien merecida inmortalidad literaria; ahora, al margen del paso del tiempo es de suponer que reciba, aquí, en su patria, la plena consideración que durante años se le dio con recortes.

Porque Corín Tellado, María del Socorro Tellado López, autora de ese denostado género del que siempre se habla con una sonrisa de indulgencia, fue, ha sido, eso que tanto se alaba cuando el autor es extranjero, o sea, una superventas con 400 millones de ejemplares vendidos, más de 4.000 novelas y millares de relatos escritos para diversas publicaciones, películas en su haber y telefilmes, e incluso un serial radiofónico Lorena. Si eso no quiere decir algo...

En mi país existe la tendencia de admirar todo lo que viene de fuera, entre otros a escritores y novelas, que no digo yo que no deban apreciarse en su valor pero sabiendo también reconocer el nuestro, no sólo de legendarios autores patrios sino igualmente de los actuales.

Corín Tellado ha sido una trabajadora incansable hasta el último momento ya que el miércoles 8 de abril —falleciendo cuatro días más tarde— entregó su último relato escrito al dictado como ya desde hace tiempo venía haciendo porque estaba perdiendo la visión debido a la diabetes que padecía, complicada con problemas renales que la obligaban a someterse tres veces por semana a una diálisis.

Todo empezó en 1946 cuando Editorial Bruguera publicó su primera novela, así se inició su carrera literaria que con este sello la obligaba a escribir una novelita de ochenta páginas cada semana, lo que se dice una barbaridad y pura explotación que la época conllevaba; muchos hubo en aquellos años: M.L. Estefanía, Silver Kane, más conocido ahora con su verdadero nombre Francisco González Ledesma, y muchos, muchos más, novelistas a jornal de destajo que se veían obligados a sacrificar su talento en aras de poder comer caliente cada día y también mantener una familia. Este fue el caso de Corín Tellado, primero a su madre viuda y hermanos, después, divorciada, a sus dos hijos, y así fue sacando adelante a unos y a otros.

(Como anécdota muy ilustrativa citaré que en cierta ocasión se vio obligada a escribir una novela en un día y luego de hacerlo cayó desmayada sobre la máquina).

En aquel entonces a los novelistas de Bruguera se les daban mil pesetas por novela entregada, y el autor no percibía otra cosa. Años más tarde pasó a escribir para Rollán y después volvió de nuevo a Bruguera. Indudablemente hizo ricos a sus editores, pero ella no dejó de escribir hasta el final, consiguiéndole, esa vida de implacable trabajo, la más alta mención honorífica que un escritor español pueda obtener: el ser la más leída después de Cervantes. Actualmente hay escritores patrios que se vanaglorian de ser superventas y los más leídos, sin embargo no tienen 400 millones de libros publicados, pero ya sabemos lo que es el marketing.

Por otra parte, y eso hay que tenerlo en cuenta, autores de renombre como Cabrera Infante y Vargas Llosa no han dudado nunca en elogiarla... para desconcierto de muchos.

Apenas recién fallecida, ya se pueden encontrar sus novelas por Internet, y por cierto a precios muy asequibles.

En Latinoamérica Corín era la reina indiscutida de corazones, lo que no deja de ser una paradoja con su propia vida sentimental luego de un desastroso matrimonio que duró cuatro años, curioso que ese fracaso del que nunca se repuso, y que no dejó de influenciar muchas de sus novelas, fuera el motor de su éxito al convertirse en una especie de catarsis.

Los novelistas vivimos sobre la marcha lo que escribimos y mayormente escribimos lo que nos gustaría vivir, hay que suponer que al menos Corín Tellado vivió a través de sus novelas lo que en la realidad no pudo conseguir.

Descanse en paz.