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“Orgullo y prejuicio y zombis”, de Seth Grahame-SmithLos zombis atacan a Jane Austen

Acabo de leer una noticia que me ha indignado por la falta de respeto que implica hacia la obra de una escritora, falta de respeto que al parecer seguirá con este ilustre nombre: Charles Dickens y su Cuento de Navidad.

(¿Qué diría Dickens, él, que tanto luchó por que fueran reconocidos los derechos de autor? Ya sé que esto no tiene nada que ver con lo que voy a explicar a continuación, pero sirve para refrescarnos la memoria en lo que hace al respeto que se debe a los escritores).

La noticia, un artículo completo salido en un periódico de gran difusión en mi país, es como sigue: una editorial norteamericana, Quirk Books, ha convertido Orgullo y prejuicio, de Jane Austen, en una parodia de dudoso gusto transformándola en Orgullo y prejuicio y zombis, creo que con esto está dicho todo. El autor de la genial idea se llama Seth Grahame-Smith y ha conseguido con “su obra” un éxito de ventas, más de medio millón de libros vendidos en Norteamérica en poco tiempo para alegría de la editorial que, en vista del tirón, tiene previsto reincidir siendo esta vez la víctima elegida Sentido y sensibilidad, travestida para la ocasión de Sentido y sensibilidad y monstruos marinos, “obra” de un nuevo autor-adaptador, Ben H. Winters, que saldrá en septiembre para deleite de un público al que le gustan las novedades iconoclastas.

Debo admitir que a mí la temática de la obra de Jane Austen no me agrada porque la sociedad que retrata parece sustentarse únicamente en el matrimonio como máxima ambición en la vida de cualquier mujer (aunque de hecho hay que entender lo habitual que era en sus tiempos), mas la respeto como novelista, aprecio su esfuerzo literario, y, sobre todo, considero inviolable el que sus ideas argumentales sean manipuladas con tanta despreocupación; si ya me molesta que se hagan secuelas de un libro de éxito cuyos derechos caducaron, ¿cómo no me va a molestar que se deforme grotescamente una obra en la que quien la escribió pusiera tanto cariño y horas de trabajo?

Desgraciadamente vivimos en una época en la cual la técnica reemplaza a la imaginación, y así las cosas, como la imaginación se halla de vacaciones parece que en un ilimitado año sabático (no tenemos más que ver cuántos remakes de antiguas películas se hacen, y bastante chapuceramente por cierto), no es extraño que surjan semejantes componendas literarias, que, lo más triste todavía, tienen tan buena acogida. Es lo mismo que pintar bigotes a la Gioconda y eso duele en el alma por la irreverencia y frivolidad que denota.

Un novelista, cuando escribe, se entrega totalmente a la labor y su obra es como su hijo, de hecho lo es en realidad y al 100 x 100, entonces, hacerla servir de entramado que respalde una caricatura (párrafos enteros se han copiado alterándolos, así hasta aumentar un 20% el texto de la primera y hasta un 40% el de la segunda de las novelas de Austen que nos ocupan), me parece lamentable y muy triste, pero que no se me enfaden ni la editorial Quirk Books ni los señores Grahame-Smith y Ben H. Winters; después de todo, evidenciando mi disgusto, paradójicamente, no dejo de hacerles publicidad gratuita, cosa muy digna de ser tenida en cuenta en estos tiempos de crisis, ¿no les parece a ustedes?