Gustave Flaubert
“Monsieur Flaubert no es escritor”, escribió en su momento un crítico de Le Figaro.

El crítico no siempre acierta

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Me estoy refiriendo a los críticos literarios y para ejemplarizar el tema voy a poner una serie de opiniones que tienen firma con fin y objeto de que comprobemos aquello de “quien tiene boca se equivoca” y así los ilustres gazapos pasan a la posteridad, aunque en ocasiones, y por una vez, el crítico pueda acertar. Sobre todo si el crítico conocía al escritor, en cuyo caso ya no es crítica sino documento.

Empecemos con Jane Austen, de quien dijera Mary Russell Mitford en una carta confidencial:

Mamá afirma que era la más bonita, tonta, afectada mariposa caza maridos que recuerda haber visto nunca.

Sobre Cumbres borrascosas y Emily Brontë, criticó The Examiner:

...salvaje, confusa, inconexa e improbable... Los personajes que componen la obra, bastante trágica en sus consecuencias, son primitivos, más brutos que los que vivían antes de los tiempos de Homero.

Núñez de Arce sobre las Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer:

Suspirillos germánicos.

De Honoré de Balzac:

Muestra poca imaginación en la ficción, al crear los personajes y la trama y al describir la pasión. El lugar de H. de Balzac en la literatura francesa nunca será importante ni encumbrado. Revue des Deux Mondes.

Lo que dijo sobre Cervantes el prolífico Lope de Vega:

De poetas no digo buen siglo es éste. Muchos en ciernes para el año que viene pero ninguno hay tan malo como Cervantes, ni tan necio que alabe a don Quijote.

Sobre El gran Gatsby de Scott Fitzgerald:

Lo que nunca ha estado vivo difícilmente puede seguir viviendo. Simplemente un libro de temporada. New York Herald Tribune.

Sobre Flaubert:

Monsieur Flaubert no es un escritor. Le Figaro.

Extraído de una carta de rechazo a Rudyard Kipling del San Francisco Examiner:

Lo siento, Mr. Kipling, pero, sencillamente, no sabe cómo usar el lenguaje.

Acerca de Charles Dickens, opinión emitida por Saturday Review:

No creemos que su reputación sea duradera.

Bueno, con este ramillete supongo que basta para darnos cuenta de una cosa: que el juicio humano puede errar y que nunca, en cuestión de gustos podemos guiarnos por los de los demás, sino por el nuestro, tan válido como el de cualquiera, no nos vaya a suceder como en el cuento El vestido nuevo del emperador.

Yo he llegado a la conclusión de que el verdadero crítico es, y siempre será, el público; si transcurren los siglos y una obra continúa sin perder atractivo, su éxito está fuera de toda discusión.