Philip K. Dick
Philip K. Dick.

Mis favoritos en ciencia-ficción

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No hace mucho, en una entrevista que me hicieron por radio, me preguntaron cuáles eran mis autores-libros favoritos y yo repuse que todos los buenos autores sean del género que sean, porque nunca se puede minimizar eligiendo a uno solo con la afirmación de ¡ESTE ES EL MEJOR!, ya que existen muchos y muy buenos; con libros pasa lo mismo, ya que al ser las afinidades subjetivas, los gustos son variados y muchas veces dependen de nuestros estados de ánimo y de la edad que tengamos. (A los 17 años leí Servidumbre humana, de Somerset Maugham, y agarré una depresión que me duró meses, odiaba ese libro. Lo volví a leer a los 35, y sencillamente me entusiasmó..., sin cambios posteriores).

A mí la ciencia-ficción en general me gusta mucho, y hay cuatro libros a los que considero mis favoritos sin que por ello desprecie a todos los demás, y hablo de libros, no de autores, concretamente de libros que por su temática original y forma de desarrollar el argumento me han cautivado, pero eso no quiere decir que haya olvidado a todos los demás en cuanto valen.

Los libros en cuestión son Bosque Mitago, El planeta de los simios, Cita con Rama y ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Como se puede apreciar, todos son muy diferentes entre sí. Bosque Mitago, de Robert Holdstock, es para mí una joya porque nunca había leído una historia semejante por lo diferente a todas. Es una novela fascinante, tan bien escrita que sin escenas truculentas ni golpes teatrales, sin sangre ni alienígenas, ha llegado a darme verdadero miedo, terror más bien, al leerla de noche y en soledad. La historia que cuenta es fantástica, como cabía esperar, pero tiene un punto que te hace pensar: ¿podría ser posible?, Y EL SUSPENSE TE ESTREMECE.

El planeta de los simios, de Pierre Boulle, es otra novela original, superior a la película, aunque el film está muy bien hecho y es espectacular, pero la novela le sobrepasa.

En cuanto a Cita con Rama, es una filigrana del buen hacer novelístico llevado de la mano de un experto escritor como Arthur C. Clarke, ya que con nada te monta una absorbente obra de auténtica ciencia-ficción cuyo final no te decepciona.

Cuando leí ¿Suenan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick, había visto la película Blade Runner y me maravilló descubrir una novela tan perfecta, tan sensible... y tan poco parecida al film, muy bien hecha pero a mil años luz del original; el mundo que se describe en la novela ha sido periféricamente trasladado al cine y, como siempre, sobre una historia ha contado otra, en una recreación muy loable pero que poco tiene que ver con la idea que su autor pretende relatarnos.

Siempre, y lo he dicho muchas veces, preferiré antes cualquier novela a su puesta en escena cinematográfica, porque en el traslado indefectiblemente pierde, tergiversa y confunde.

El hecho de que las novelas acabadas de mencionar sean mis favoritas en ciencia-ficción, supongo que tiene que ver con mis gustos personales, no tan lógico si tenemos en cuenta que muchos lectores se dejan llevar por la masa, al dictado ésta, siempre, de las modas.

Ninguna de las novelas que acabo de mencionar se parece a las otras, son bien diferentes pues al caos de El planeta de los simios se opone la soledad cósmica de Cita con Rama, un enigma silencioso y estremecedor, frío, aséptico y cuya verdad siempre desconoceremos.

Y por lo que hace a Bosque Mitago, nos retrotrae a los cuentos de nuestra infancia adornándolos con una pincelada adulta que los despoja de toda inocencia infantil.

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es todo lo contrario, es el futuro y nada esperanzador, una llamada de alerta que desoiremos siempre porque el ser humano suele ser estúpido por naturaleza, salvo honrosas, y escasas, excepciones.