~~~~~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ Edición 84 20 de diciembre de 1999 ~~~~~~~~~~~ ================================================ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ================================================ ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras es ~~~~~~~~~~~ una revista literaria que ~~~~~~~~~~~ difunde el trabajo de escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos contemporáneos ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Miembro de la Biblioteca Circular ** http://bc.encomix.es === Sumario =============================================================== | "El tiempo pasa", Jorge Gómez Jiménez. | Editorial | Unesco editará a Uslar Pietri. / Una ópera boliviana de | Noticias tres siglos. / Günter Grass, al recibir el Nobel: "La | novela de todos nosotros debe continuar". / Reúnen en un | libro de cuentos la Navidad y el erotismo. / Publican en | España las obras completas de Severo Sarduy. / Numeritos | de la Feria de Caracas. / Nuevo premio para José Hierro: | el Aristeion. / Al menos ocho libros de Denzil Romero | permanecen inéditos. / Garaje Olimpo, de Marcos Bechis, | gana Festival de La Habana. / Antonio Machado revisado | en un seminario. / Circula libro sobre las mujeres más | relevantes de la historia argentina. / El chileno Jorge | Edwards obtiene el premio Cervantes de Literatura. / | Federico Mayor Zaragoza es distinguido con el premio | Antonio Sancha. / La novela del siglo, de José Carlos | Llop, obtiene el premio NH. / Problemas técnicos hacen | fracasar la primera subasta artística por Internet. / | Estrenan en Madrid Cabaret Borges. / Un voto impidió la | entrada de Caballero Bonald a la RAE. / Inauguran la | Feria del Libro Antiguo, en Madrid. / Realizan encuentro | virtual de escritores. / Realizadores latinoamericanos | confirman asistencia al Festival de Cartagena. / Dos | congresos revisarán mecanismos comunicacionales para | discapacitados. / Deciden fecha para el II Congreso | Internacional de la Lengua Española. | | III Certamen USC de Contos de Ciencia Ficción Isaac | Entre bases Asimov. / I Bienal Internacional de Literatura de Puerto | Rico. / Concurso Hispanoamericano de Poesía 1999. / XIX | Premio de Poesía Luis Cernuda. / Premio Internacional de | Poesía. / 3r Premio Literario Internacional St. Paul's. | / Bienal Municipal de Literatura Ciudad de la Juventud | 2000. / Concurso Nacional de Composición Musical Una | Canción al Ambiente. / 1r Certamen Literario "La | Comprensión Internacional". / XIII Certamen Poético Blas | Infante 1999. / Bienal Latinoamericana de Ensayo | "Enrique Bernardo Núñez". / Bienal Latinoamericana de | Literatura para Niños "Canta Pirulero". / Bienal | Latinoamericana de Literatura "José Rafael Pocaterra". / | I Concurso de Novela Breve para Novelistas Inéditos | Alejo Carpentier. / Premio de Poesía Fernando Paz | Castillo. / I Concurso Internacional de Cuentos Breves. | / VI Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y | Juvenil Norma Fundalectura 2001. / XIII Bienal Literaria | José Antonio Ramos Sucre. / Premio Grandes Viajeros | 2000. / Bienal de Crítica e Investigación de las Artes | Visuales "Roberto Guevara". | | Milagros, salvaje. / Intercambio con Brasil. / Urbis | Paso de río Tertium. / Ficción venezolana. | | Dramateatro. | Literatura | en Internet | "Xanana Gusmao, el Che de la jungla", Luisa Futoransky. | Artículos y / "Rafael Alberti, marca registrada", Jorge Gómez | reportajes Jiménez. | | "Doctrina pueril", Lourdes Rensoli Laliga. | Sala de ensayo | Tres relatos de Luis Martínez. / Poemas de Jordi Climent | Letras de la Botella. / "Fuck you", Hernán A. Brignani. / "La furia | Tierra de Letras de la piel delicada", Javier Flores. / "Sueños en el | Orinoco", Rafael Rattia. / Cuatro poemas de Luis Daniel | Fernández García. / "Cazadores de sueños", Édgar Allan | García. / Poemas de Paul Dassori Artigas. / "El | encuentro", Juan Antonio Moya Sáez. / Poemas de Miriam | Ventura. / "Tiempo", Matías Gastaldi. / Dos poemas de | Álvaro Ancona. | | Solicitud de material bibliográfico. / Sobre Roa Bastos. | El buzón de la / Dudas sobre poesía. | Tierra de Letras | Carlos Felipe Moisés. | Post Scriptum | Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras. / Las casas | Coordenadas de la Tierra de Letras. | | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753/ =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Para suscribirse o desuscribirse de Letralia, envíe el comando correspondiente en un mensaje sin subject a listserv@rediris.es: Para suscribirse: subscribe letralia Para desuscribirse: unsubscribe letralia También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/listas.htm === Editorial ============================================================= El tiempo pasa El año 2000 está ya sobre nosotros con una gran interrogante, respecto a las situaciones que acarreará en la vida humana el problema tecnológico del manejo de fechas. Quién sabe si será una buena recomendación decirle que lea esta revista lo antes posible: nadie puede asegurar que pueda hacerlo después del 1 de enero. En los últimos meses hemos sido bombardeados por los medios de comunicación con aquello del cambio de milenio. Igualmente, amigos nos dicen que este no es el último año del siglo ni del milenio, por lo que la celebración en cuestión habría que transferirla al 1 de enero de 2001. Confesamos que en Letralia son otras las cosas que ocupan nuestras mentes. 1999 fue, para nuestra revista, un año harto difícil. A mediados de año nos quedamos sin teléfono y la vida de la revista ha sido desde entonces una verdadera aventura que ya quisiéramos poder contarles sin estremecernos. Adaptarnos a un nuevo ritmo de trabajo nos ha costado muchísimo y por lo que se ve nos seguirá costando. En el aspecto literario, consideramos que ha sido el mejor de los ya casi cuatro años de la Tierra de Letras. En los últimos doce meses publicamos textos de más autores que en los dos años y medio anteriores, gracias a la expansión que debimos imponer en la estructura de la revista. Creemos que a la cantidad se ha unido la calidad, permitiéndonos ofrecerles una publicación digna que cumple con nuestros objetivos originales: satisfacer vuestra necesidad de solaz y buena literatura, y difundir la obra de los escritores de habla hispana. Para ustedes, y en agradecimiento por habernos ayudado, en estos doce meses, a construir los cada vez más complejos parajes de la Tierra de Letras, tenemos el tradicional obsequio de fin de año. Pueden obtenerlo en este URL: http://www.letralia.com/84/obsequio.zip El tiempo pasa y, como diría Pablo Milanés, nos vamos poniendo viejos. Pero sigue siendo jovial el impulso que motoriza a Letralia, y al borde del año esperamos que nuestro entusiasmo sea, lector, tuyo. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez === Letralia en el mundo real ============================================= Si prefiere el correo convencional, puede enviarnos libros, revistas, folletos, cartas, material para publicar y cualquier otra cosa que desee, a la dirección siguiente: Jorge Gómez Jiménez Revista Letralia Calle Ayacucho Norte, Nº 41-08, Entre avenidas Pichincha y Bermúdez Galpón de Editorial El Tabloide Cagua 2122, estado Aragua (Venezuela) === Déjenos saber su opinión ============================================== Para nosotros es importante saber qué opinión tiene de nuestro trabajo, pues así nos ayuda a mejorarlo. Siéntase en confianza diciéndonos lo que siente en http://www.letralia.com/encuesta.htm, o por correo electrónico en la dirección info@letralia.com. === Noticias ============================================================== *** Unesco editará a Uslar Pietri El escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, de 93 años, será el primer autor vivo en ser incluido en la colección Archivos de la Literatura Latinoamericana del siglo XX, iniciativa de la Unesco que cuenta con el aval de centros de investigación de varios países de habla hispana. François Delprat, investigador de la Universidad de la Sorbona-París III, informó que los coordinadores de la colección ya iniciaron la labor investigativa que les permitirá lanzar una edición crítica de Las lanzas coloradas, la novela que Uslar Pietri publicara en 1931 y que le ganara un sitial de importancia en las letras del continente, cuando apenas contaba 25 años de edad. La edición será especial porque contará con el primer capítulo de la novela original, segmento que fue retirado por el autor justo antes de imprimir la primera edición, hace casi setenta años. A ese capítulo inédito se sumará un trabajo monográfico donde se compararán las distintas ediciones con los manuscritos presentados por el escritor, así como una selección de cuentos de los libros Barrabás y Red, y una sección en la que diversos estudiosos venezolanos hablarán de la obra uslariana. *** Una ópera boliviana de tres siglos Fue presentada en París, el pasado mes de noviembre, una ópera escrita a principios del siglo XVIII en Bolivia, en la que se glosan las dudas religiosas de Ignacio de Loyola y su separación de Francisco de Javier. La obra habría sido escrita por un desconocido jesuita español en una de las misiones establecidas en la selva del país suramericano. San Ignacio de la Amazonia, la ópera en cuestión, sería conocida años más tarde por el italiano Doménico Zipoli y el suizo Martin Schmid, quienes compondrían la música. Descubierta a principios de la década de los noventa, la ópera se ha presentado en diversas ciudades europeas, antes que en París. Dos copias de la obra fueron halladas en los archivos de Chiquitos y en la misión de San Ignacio de Mozos, y es considerada por los críticos contemporáneos como una ópera "armoniosa, refinada, refrescante". *** Günter Grass, al recibir el Nobel: "La novela de todos nosotros debe continuar" Al llegar a Estocolmo, el 6 de diciembre, para recibir el premio Nobel de Literatura, el escritor alemán Günter Grass declaró a la prensa sentirse aliviado de no haberlo recibido tres décadas antes, cuando acababa de concluir su Trilogía báltica -El tambor de hojalata, Gato y Ratón y Los años perros-, pues se habría pasado todos estos años "bajo la presión de ser un galardonado con este premio, y todo trabajo posterior habría sido mucho más difícil". José Saramago y Gabriel García Márquez se apresuraron, ese mismo día, a reiterarle sus felicitaciones, pero también a alertarle sobre la forma terrible en que le cambia la vida al ganador de un Nobel de Literatura. Con tales advertencias, y la carrera, a último momento, por conseguir unos zapatos adecuados para la ocasión, se preparó Grass para la ceremonia. El premio le fue entregado la noche del viernes 10 de diciembre, de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia, en el Palacio de Conciertos. Allí, el escritor pronunció su discurso, pleno de evocaciones históricas y literarias, bajo el título "Continuará...". Recordó que el personaje de su novela Es cuento largo, el escritor del siglo pasado Theodor Fontane, formaba parte, con Errores y extravíos, de la larga lista de autores cuyas obras han sido publicadas por entregas. El escritor contó cómo, durante la segunda guerra mundial, descubrió la literatura a través de los libros que su madre conservaba en un armario en su casa de Danzig, la hoy Gdansk. "¿Cómo me convertí en escritor? La capacidad de larga ensoñación, el gusto por el chiste y los juegos de palabras, la pasión por mentir sin beneficio porque la verdad habría sido demasiado aburrida, en fin, lo que vagamente puede llamarse talento, existía de hecho. Pero es la brusca irrupción de la política en el idilio familiar lo que confirió a ese talento tan ligero cierto peso permanente y un cierto calado". También arremetió contra la tendencia a considerar que la historia ha llegado a un punto definitivo. "De eso habrá que hablar en el futuro: en definitiva, la novela de todos nosotros debe continuar. E incluso aunque un día no se escriba o pueda escribirse, o imprimirse ya, cuando no se disponga ya de libros como medios de supervivencia, habrá narradores que nos hablarán al oído, devanando otra vez las viejas historias: en voz alta o baja, jadeante o demorada, próxima a la risa y a veces próxima al llanto". El autor de El tambor de hojalata se quedó unos días en Suecia para participar de una serie de encuentros con estudiantes de todas las edades. En declaraciones a la prensa reveló que tomaría unas vacaciones al terminar el ciclo de encuentros, para retomar en enero su actividad literaria. *** Reúnen en un libro de cuentos la Navidad y el erotismo Ya por su segunda edición, el libro Cuentos eróticos de Navidad ha vendido más de seis mil ejemplares. Se trata de una compilación con textos de once autores españoles y dos cubanos, en los que se mezclan temas eróticos con navideños, una empresa aparentemente difícil, pero felizmente culminada, realizada por el sello editorial Tusquets. En marzo de 1999, Tusquets pidió a trece escritores un cuento de tales características. Algunos de ellos nunca habían incursionado en el género erótico, mientras que otros aprovecharon para sacar lo más transgresor de sus plumas. En el libro aparecen relatos de los cubanos Mayra Montero y Abilio Estévez, así como de los españoles Felipe Benítez Reyes, Ana María Moix, Luis Antonio de Villena y Manuel Talens, entre otros. Varios de los participantes coincidieron en que la parcelación de la literatura en géneros es artificial y perjudicial, y que en materia literaria "en el erotismo ocurre como con el turrón, que hay que saber dosificarlo para no pillar un empacho". *** Publican en España las obras completas de Severo Sarduy Publicada por la colección Archivos de Gutenberg, acaba de aparecer en España la compilación de las obras completas del escritor cubano Severo Sarduy, trabajo en el que fueron reunidas las novelas Cobra, Maitreya, Cocuyo y Colibrí, así como la famosa De dónde son los cantantes, entre otros textos. François Wahl y Gustavo Guerrero se encargaron de hacer la edición crítica de la obra de Sarduy, quien falleció a principios de los 90, con el objetivo de garantizar para el autor, cuyos libros exudan erotismo y humor, el sitial de honor que le conceden los críticos. Severo Sarduy murió en 1993 víctima del sida a los 57 años de edad. Había nacido en Camagüey en 1936 y residía en Francia, exiliado, desde principios de la década de los 60. *** Numeritos de la Feria de Caracas La Feria Internacional del Libro de Caracas arrojó resultados favorables. Así lo informó un vocero del Centro Nacional del Libro, ente sobre el cual cayó la responsabilidad de organizar el encuentro editorial más importante de Venezuela, celebrado en la capital venezolana entre el 13 y el 21 de noviembre. Según el balance ofrecido por el Cenal, fueron presentados 152 libros y revistas, en su mayoría venezolanos; se dictaron 52 conferencias y foros; se organizaron 25 recitales de poesía y lecturas de textos narrativos; se realizaron 26 tertulias virtuales en Internet, y se exhibieron libros y objetos de arte en 4 exposiciones. Además, se indica que fueron vendidas 30.000 entradas, cada una válida para dos visitas sin contar a los niños y ancianos, quienes entraban gratuitamente; se realizaron más de 450 actividades infantiles y se recaudó cerca de un millón de dólares en ventas. *** Nuevo premio para José Hierro: el Aristeion El español José Hierro obtuvo una vez más un premio por su poemario Cuaderno de Nueva York. Esta vez se trata del Premio Europeo de las Letras Aristeion, dotado con 20.000 marcos, y que cuenta con una mención más, el Premio de Traducción, que este año correspondió a Claus Bech por la versión danesa de The third policeman, de Flann O'Brians. Hierro recibió el premio el 11 de diciembre, en uno de los actos correspondientes a la clausura del año de la capitalidad europea de la ciudad alemana de Weimar. El galardón fue instituido hace diez años por la Unión Europea y se entrega en sus capitales culturales. *** Al menos ocho libros de Denzil Romero permanecen inéditos El escritor venezolano Luis Barrera Linares anunció haber hallado los manuscritos de al menos ocho libros inéditos de su coterráneo Denzil Romero, fallecido en Valencia, capital del estado Carabobo, el 7 de marzo de 1999. Barrera Linares, quien realiza una investigación para la Universidad Simón Bolívar (http://www.usb.ve), revisó los papeles de Romero en su casa con autorización de Maritza de Romero, viuda del autor de Para seguir el vagavagar. Además de los libros concluidos, Barrera Linares halló manuscritos sin terminar de las novelas En el arco de la estrella, que narra las aventuras de Francisco de Miranda durante la Revolución Francesa, y Bolívar habla con Bolívar sobre Bolívar. Entre los libros listos para publicar, el investigador halló Recurrencia equinoccial, basada en la vida del barón Alejandro de Humboldt y en su estadía en América, y El diario de Montpellier, que según Barrera Linares "constituye un texto total, a medio camino entre la novela convencional y otros géneros narrativos, confesional, un inmenso fresco autobiográfico en el que personajes de la literatura y de la vida cotidiana se dan la mano". También se encontraron dos obras de teatro, Miranda en el reino y El esperpento; el libro de cuentos Una vida, un instante, y la antología Poesía persistente, Venezuela 1846-1996, que había venido publicando por encargo a través de Internet. Romero era abogado de profesión y dictaba clases de filosofía, literatura, literatura latinoamericana e intertextualidad en la literatura latinoamericana. Entre sus libros más conocidos se encuentran La carujada, La tragedia del Generalísimo, Grand Tour, la mencionada Para seguir el vagavagar y La esposa del doctor Thorne, que en 1988 le valió el premio La Sonrisa Vertical. *** Garaje Olimpo, de Marcos Bechis, gana Festival de La Habana La película argentina Garaje Olimpo, dirigida por Marcos Bechis, se alzó con el primer premio Coral del XXI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que terminó el 11 de diciembre en la capital de Cuba. El segundo premio correspondió al filme mexicano Un dulce olor a muerte, de Gabriel Retes, mientras que el tercero fue concedido a Yepeto, del argentino Eduardo Calcagno. Se entregó además el Premio Especial del Jurado a Mundo grúa, del argentino Pablo Trapero; Mejor Ópera Prima a Ave María, del mexicano Eduardo Rossoff; Mejor Actriz a la brasileña Denise Fraga, de Por detrás del telón; Mejor Guión a Roberto Costa, de Yepeto; Mejor Dirección a Eduardo Rossoff; Mejor Dirección Artística a los chilenos Maya y Enrique Mora, por El desquite; Mejor Fotografía al peruano César Pérez, por La Carnada; Mejor Montaje a los ecuatorianos Sebastián Cordero y Mateo Herrera, por Ratas, ratones, rateros; Mejor Música al cubano José María Vitier, por Un paraíso bajo las estrellas; Mejor Filme de Realizador No Latinoamericano sobre América Latina a la danesa Anja Dalhoff, por El niño que quería ser oso; Mejor Guión Inédito al chileno Andrés Wood, por La fiebre del loco; Mejor Corto de Ficción a Habano, del brasileño Daniel Rocha; y los premios Coral a los documentales Borges, los libros y las noches, del argentino Tristán Bauer, Cine Mambembe o cinema descobre o Brasil, de Luis Bodansky y Luis Bolognesi, y Del olvido al no me acuerdo, del mexicano Juan Carlos Rulfo. Los interesados en obtener información acerca de esta importante competencia cinematográfica pueden visitar este URL: http://www.cubanueva.com/Festival *** Antonio Machado revisado en un seminario Entre el 13 y el 15 de diciembre se realizó en Madrid el seminario Vigencia ética y estética de Antonio Machado, actividad en la que participaron varios académicos españoles para debatir en torno a la proyección, hasta el presente, de la obra del poeta. El director general de la Fundación Española Antonio Machado, Manuel Núñez Encabo, definió a Machado como "un gran clásico, una figura prominente en la historia de la literatura española". Campos de Castilla, uno de los libros del poeta, está considerado como uno de los mejores textos de la poesía contemporánea, y el autor fue declarado por la Unesco "poeta de la humanidad", al arribarse a los sesenta años de su muerte, acaecida en 1939, en Francia. *** Circula libro sobre las mujeres más relevantes de la historia argentina Editado por Biblios y la Biblioteca de las Mujeres, acaba de aparecer en Argentina el libro Argentinas de Rosas a Perón, una investigación de María Gabriela Mizraje en la que se destaca el papel asumido por diversas mujeres en la historia de esa nación suramericana. Argentinas... fue presentado la noche del 14 de diciembre en la Sala de Representantes de la Manzana de las Luces, en Buenos Aires, por Jorge Panesi y Luis Chitarroni. En el libro se pueden apreciar informaciones hasta ahora inéditas sobre mujeres que tuvieron una participación vital en la historia de Argentina, interpretándolas "como protagonistas de una Argentina polémica a la que ellas no cesan de interpelar fervorosas". *** El chileno Jorge Edwards obtiene el premio Cervantes de Literatura Este año el premio Cervantes de Literatura correspondió al autor chileno Jorge Edwards, por su larga trayectoria literaria, de casi cincuenta años, y por el dominio del escritor sobre diversos géneros como a novela, el cuento, el memorialismo y la crónica. Edwards, nacido en Santiago en 1931, había esperado la decisión en su casa. Carmen Balcells, su agente, le había informado en noviembre que el premio podría recaer en él, gracias a la no declarada ley de la alternancia que pesa sobre esta distinción. Presionado por las insinuaciones de manipulación política y por la expresa intención de romper la tradición de alternancia que tiene el premio -lo cual al final no se pudo concretar, pues el año pasado fue ganado por el español José Hierro-, el jurado deliberó durante horas acerca de los méritos literarios de escritores de la talla de Francisco Umbral, Juan Marsé, Mario Benedetti, Alfredo Bryce Echenique y el mismo Edwards. Los jueces de esta edición fueron Víctor García de la Concha -director de la Real Academia Española de la Lengua y presidente del jurado-, Carlos Castañón, director de la Academia Boliviana; Santiago de Mora-Figueroa, embajador de España en Londres; Victorino Polo, catedrático de literatura de la Universidad de Murcia, y los escritores Mario Vargas Llosa, Arturo Pérez-Reverte, José Hierro y Camilo José Cela. En un momento de tensión de las relaciones diplomáticas entre Chile y España, a causa del juicio a Pinochet, los jueces del Cervantes fueron subrepticiamente acusados de atender a motivos políticos. Vargas Llosa desmintió la especie declarando que tales consideraciones no se habrían hecho "ni en ésta ni en otras convocatorias", y el mismo Edwards la desestimó: "Soy un viejo escritor. Escribo cuentos, novelas, ensayos y memorias desde 1952". El premio, que fue instituido en 1975, ha sido concedido a escritores de la talla de Ernesto Sábato, Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Gonzalo Torrente Ballester, Mario Vargas Llosa, Adolfo Bioy Casares, Dulce María Loynaz, Miguel Delibes y Camilo José Cela, entre otros. Edwards ha mantenido una posición crítica ante el episodio Pinochet, y durante su vida ha desempeñado diversos cargos diplomáticos en Lima, París y La Habana, ciudad donde se enfrentó al presidente Castro. Exiliado en Barcelona (España), vuelve a Chile a finales de los 70 para continuar su trabajo como diplomático en 1994, al ser designado embajador de su país ante la Unesco, en París, por el gobierno de su país. Es miembro de la Academia de la Lengua de Chile y contribuyó a la fundación de la Sociedad de Escritores de ese país. Algunos de los libros de Edwards son El peso de la noche (1965), Las máscaras (1967), Los convidados de piedra (1978), El museo de cera (1981), La mujer imaginaria (1985), El anfitrión (1987), El patio (1952) y Fantasma de carne y hueso (1992), entre otros. En 1990, Plaza & Janés publicó la compilación Cuentos completos. En 1990 recibió el premio Comillas de biografía por Adiós, poeta (sobre Pablo Neruda) y en 1994 el Nacional de Literatura de Chile. *** Federico Mayor Zaragoza es distinguido con el premio Antonio Sancha Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la Unesco, recibió el 15 de diciembre el III Premio Antonio Sancha, distinción que otorga la Asociación de Editores de Madrid, y que en años anteriores ha sido entregada al ex ministro francés de Cultura Jack Lang y al presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti. El premio Antonio Sancha es otorgado a personalidades que hayan contribuido con el conocimiento y la lectura como caminos hacia la cultura de la paz. Se entrega con periodicidad anual y los galardonados gozan de reconocido prestigio internacional, con especial énfasis en la defensa de la cultura y del libro. Mayor Zaragoza, de 65 años, fue director general de la Unesco durante dos períodos consecutivos, desde 1987 hasta 1999. Es miembro fundador de la Academia Europea de las Ciencias, las Artes y las Letras y pertenece al Club de Roma. También es miembro de las academias de Farmacia de España y Francia, la de Medicina de Sevilla y la Gallega de las Ciencias. En 1996 promovió la creación, en la Universidad Autónoma de Barcelona, de la primera Cátedra sobre Paz y Derechos Humanos. *** La novela del siglo, de José Carlos Llop, obtiene el premio NH El libro de cuentos La novela del siglo, del español José Carlos Llop, obtuvo el premio NH Cinco Estrellas, después de que el jurado dijera haber hallado en el autor "una narrativa de búsquedas y de recreación de atmósferas y personajes que encuentran en la memoria su razón y su manera de ser". El veredicto fue publicado en Madrid a mediados de este mes. Los jueces fueron Gabriele Burgio -presidenta del jurado-, José-Carlos Mainer, Marina Mayoral, Ignacio Martínez de Pisón, Soledad Puértolas y José Luis Martín Nogales. Llop, de 43 años, ha publicado las novelas El informe Stein y La cámara de ámbar, así como el libro de cuentos Pasaporte diplomático, entre otros. El escritor recibirá, como dotación de este premio, 1.250.000 pesetas. Además de Llop, fueron premiados los escritores Juan Bonilla, en la categoría Cuatro Estrellas (para libros inéditos), por Las gafas de Spinoza; Ignacio García Valiño y Gonzalo Calcedo, en la categoría Tres Estrellas (al mejor cuento), compartiéndola por "Una voz en Nochevieja" y "Donde vivimos", respectivamente. *** Problemas técnicos hacen fracasar la primera subasta artística por Internet La primera experiencia de subastas de arte en Internet, impulsada por el sitio francés Nart (http://www.nart.com) resultó un fracaso técnico. Casi trescientas obras fueron propuestas durante la semana del 26 de noviembre al 6 de diciembre, pero ninguna transacción fue realizada. Uno de los principales problemas fueron las dudas que sobre su autenticidad arrojó la pieza central de la subasta, un dibujo a lápiz de Pablo Picasso que hubo de ser retirado horas antes del inicio. Posteriormente el software que controlaba las actividades de la subasta fue atacado por un virus, y una compra importante fue cancelada cuando un experto independiente determinó que la descripción dada por los organizadores no correspondía a la obra. Al operar desde Nueva York, la empresa Nart se libraría del impuesto de 20,6% para este tipo de transacciones, lo que será argüido por los comissaires-priseurs -los subastadores franceses- para iniciar una acción legal contra la compañía, aunque la prensa informó que esto no podría prosperar. *** Estrenan en Madrid Cabaret Borges Cabaret Borges, una propuesta escénica compuesta por teatro, música, danza y otras disciplinas, fue estrenada el 15 de diciembre en Madrid con la asistencia de María Kodama, viuda del escritor argentino Jorge Luis Borges. La obra comprende nueve piezas de autores españoles y argentinos sobre aspectos de la vida y obra de Jorge Luis Borges. Rosa Regás participó con El peor de los pecados; Raúl Hernández con Arena, espejo; Rodrigo García con Borges; Javier Daulete con ¿Tocar a nuestro concepto del universo por ese pedacito de tiniebla negra?; Juan Mayorga con BRGS; Antonio Álamo con Muriendo; Pedro Manuel Víllora con El ciego de Gondar; Alejandro Tantanian con El pez detrás de los espejos, y José Sanchis Sinisterra con El hacedor. "El Borges de los espejos, del laberinto, existe en su obra, pero fue un hombre muy divertido", dijo Kodama a la prensa española, al aclarar que la personalidad del escritor era muy distinta a la estampa melancólica y fría que exudan sus textos. Cabaret Borges es una iniciativa de Casa de América que se mantuvo en escena hasta el domingo 19 de diciembre. *** Un voto impidió la entrada de Caballero Bonald a la RAE "No quiero hacer ningún tipo de declaración. No me ha gustado nada lo que ha pasado". Estas fueron las declaraciones del escritor español José Manuel Caballero Bonald, al conocer el resultado de su postulación como miembro de la Real Academia Española. Caballero Bonald obtuvo 13 votos, uno menos de los que necesitaba para ingresar a la institución. A la sesión asistieron 26 de los 43 miembros, además de seis votos que llegaron por correo. El escritor, quien se encuentra muy afectado, habría manifestado su intención de no presentarse nunca más. Víctor García de la Concha, director de la RAE, no declaró al respecto, pero Carlos Bousoño, quien lo propuso junto a sus colegas Francisco Ayala y Alonso Zamora Vicente, se mostró sorprendido: "Yo hubiera puesto la mano en el fuego a que salía". El sistema de admisión de miembros de la academia requiere que, tras la propuesta del aspirante, se hagan hasta tres votaciones. En la primera es preciso que el aspirante reciba dos terceras partes del total de académicos con derecho a voto; en la segunda, dos terceras partes de los presentes, y en la tercera, la mitad más uno de los presentes. En el proceso de Caballero Bonald, el escritor obtuvo 12, 13 y 13 votos. "Quien ha perdido es la institución", declaró Antonio Muñoz Molina. Para Francisco Nieva, el hecho era motivo de disgusto: "Es una fatalidad, y es la primera vez en la historia de la academia que con una sola candidatura no sale elegido el candidato". Francisco Rico no pudo asistir por mantenerse al lado de su esposa, Victoria Camps, quien estaba siendo intervenida quirúrgicamente, pero declaró sentirse "dolido en el alma". Para él, Caballero Bonald "tiene todos los méritos intelectuales, literarios y personales para estar en la academia con tanta o más razón que otros". José Manuel Caballero Bonald es un escritor con una trayectoria sólida, que se mueve fluidamente en la poesía, la novela y el ensayo. Es licenciado en filosofía y letras por la Universidad de Sevilla y ha recibido el Premio de la Crítica (1959, 1975 y 1978), el Biblioteca Breve (1961), el Ateneo de Sevilla (1981), el Plaza y Janés (1988) y el Andalucía de las Letras (1994). *** Inauguran la Feria del Libro Antiguo, en Madrid El 16 de diciembre fue inaugurada en el Hotel Victoria, en Madrid, la V Feria Internacional del Libro Antiguo, evento al que asistieron el secretario de Cultura de España, Miguel Ángel Cortés, el subdirector general del Libro, Luis González, y el escritor Antonio Pérez-Reverte, entre otras destacadas personalidades del ámbito cultural español. La feria permitió a sus asistentes apreciar unos 10.000 ejemplares, entre los que se encuentran venerables ejemplares del siglo XII junto a primeras ediciones de la Generación del 27. Expositores de Francia, Reino Unido, Estados Unidos y Alemania estuvieron presentes en la muestra. Pérez-Reverte pronunció el discurso de inauguración, en el que elogió el rol del libro como medio de cultura. "Nacieron en prensas artesanas y sus páginas fueron compuestas a mano. Se convirtieron en el orgullo de impresores, encuadernadores y libreros. Salieron a buscarse la vida en un mundo áspero y difícil y, como los seres humanos, vivieron situaciones diversas". Libros copiados a mano, ediciones primigenias de autores de la talla de Lope de Vega y Tirso de Molina, un Quijote ilustrado por Decaris, ancianos ejemplares de La celestina y primeros ejemplares de García Lorca, Alberti, Machado y Hernández fueron los platos fuertes ofrecidos por los treintisiete expositores participantes. Los precios de los ejemplares oscilan desde las 25.000 pesetas para ejemplares del siglo XVIII hasta los 25 millones que se estaban pidiendo para un libro de horas del siglo XIII, un ejemplar único, o los 50 por el Atlas Mayor de Joan Bleau. *** Realizan encuentro virtual de escritores Los escritores de habla hispana podrán intercambiar experiencias a través de Internet, en la segunda edición del Encuentro Virtual de Escritores en Lengua Española, una iniciativa que pretende promover la unión entre los escritores hispanoparlantes del mundo virtual y fomentar el arte literario en la red, además de compartir conocimientos y experiencias. El encuentro es impulsado por el sitio Escritores de Chile (http://www.escritores.cl), de Ernesto Langer Moreno (elanger@escritores.cl). El segundo encuentro está dedicado a Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel Ángel Asturias, Elías Nandino, Vicente Huidobro, Camilo José Cela, Ernesto Sábato, Rómulo Gallegos, Mario Benedetti y Alejo Carpentier. Se realizará entre el 21 de diciembre de 1999 y el 21 de marzo de 2000, transmitiéndose las deliberaciones a través de Internet, a las 6 de la tarde. Los escritores que deseen participar podrán presentar ponencias de 48 líneas, cada una de unas 16 palabras, en las que se refleje el punto de vista de sus autores acerca de las letras y su función en la red de redes. La información para participar puede ser recogida en Escritores de Chile, en el URL: http://www.escritores.cl/encuentro/virtual.htm También puede solicitarse información por correo electrónico en la dirección encuentrovirtual2@yahoo.com. *** Realizadores latinoamericanos confirman asistencia al Festival de Cartagena Directores de diversos países latinoamericanos han confirmado ya su asistencia al 40º Festival Internacional de Cine de Cartagena, evento que se realizará entre el 3 y el 10 de marzo de 2000. Desde Argentina, Chile, Cuba, Ecuador y España -país coproductor en tres de los filmes anunciados-, así como de la misma Colombia, varios filmes ya han manifestado su interés en participar de esta justa cinematográfica, según informó la Dirección de Prensa del festival. Cinco realizadores colombianos aseguraron ya su participación. El primero de ellos es Luis Ospina, con Soplo de vida; Juan Fischer, con Séptimo cielo; Guillermo Álvarez, con El intruso; Raúl García, con Calibre 35, y Harold Trompetero, con Diástole y sístole. Ecuador presentará Sueños en la mitad del mundo, una coproducción con España dirigida por Carlos Naranjo Estrella, y Ratas, ratones, rateros, del joven director Sebastián Cordero. Desde Chile llegará Tuve un sueño contigo, película de Gonzalo Justiniano que viene de ganar el Premio Claqueta a la Mejor Película Iberoamericana en el Festival de San Sebastián 1999. Argentina estará presente con Mundo grúa, de Pablo Trapero, filme que acaba de obtener el Premio Especial del Jurado en el Festival de La Habana; Operación Fangio, película de Alberto Lecchi coproducida por su país, Cuba y España, y Las huellas borradas, de Enrique Gabriel, coproducida con España y ganadora del premio a la mejor película en el Festival de Málaga. Durante el desarrollo del festival, específicamente entre el 4 y el 10 de marzo, se realizará el I Concurso de Cine Colombiano. El evento servirá para realzar el cine de ese país, que atraviesa un auge especial, y sus funciones se celebrarán en una de las más importantes salas de Cartagena. Un jurado especial determinará, en conjunto con la votación popular, los ganadores de los premios. *** Dos congresos revisarán mecanismos comunicacionales para discapacitados Iberdiscap 2000 (http://www.iai.csic.es/iberdiscap) es el nombre que se ha dado a la realización simultánea, entre el 18 y el 20 de octubre de 2000, del 3r Congreso Iberoamericano de Comunicación Alternativa y Aumentativa y el 1º de Tecnologías de Apoyo para la Discapacidad, eventos que representan un foro para la participación de profesionales iberoamericanos en rehabilitación y educación especial. Entre los objetivos del evento se encuentra la organización de proyectos y redes para integrar a un buen número de grupos alrededor de esta actividad profesional, así como la definición de vías para incrementar los lazos de conexión de Iberoamérica con la Unión Europea en esta área. La sede de esta actividad será el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ubicado en el número 117 de la calle Serrano, en Madrid. La participación en Iberdiscap 2000 está abierta a autores de trabajos originales de estudio, diseño, realización, experimentación y evaluación de sistemas y métodos o estrategias, nuevos o mejorados, con el fin de conseguir para las personas con necesidades especiales una mayor autonomía e integración en los aspectos sociales, laborales y escolares, que redunden en un mayor desarrollo personal y una mejor calidad de vida. Los participantes serán por tanto profesionales tanto de empresas como de universidades y centros de investigación y de instituciones relacionadas con la rehabilitación y la educación especial. Se considerará muy favorable la participación de personas con discapacidad. El encuentro dispondrá de comunicaciones orales, presentaciones de carteles, mesas redondas, presentaciones de equipos y dispositivos y visitas a centros de rehabilitación. Los trabajos podrán abordar aspectos tecnológicos innovadores relacionados con problemas de comunicación, interfaces y acceso a la información, manipulación, orientación, movilidad y transporte, formación y educación, y adaptación del entorno y puesto de trabajo. Los resúmenes se recibirán hasta el 1 de abril de 2000. Las comunicaciones serán emitidas el 1 de mayo, a partir de lo cual se abrirá un plazo de dos meses y medio, hasta el 15 de julio, para recibir los trabajos completos, que podrán presentarse en portugués o castellano. Las normas para presentar estos materiales serán dadas a conocer en enero. Los participantes que se inscriban antes del 15 de julio deberán cancelar un arancel de 25.000 pesetas si son miembros de entidades patrocinadoras o discapacitados, 30.000 si son profesionales y 15.000 si son estudiantes. Cada uno de estos precios será aumentado en 5.000 pesetas después del 15 de julio. Si necesita mayores datos, puede escribir al profesor José Luis Pons Rovira a la siguiente dirección: Instituto de Automática Industrial del CSIC, Ctra. Campo Real, Km 0.2, La Poveda, 28500 Arganda del Rey, Madrid (España). También puede solicitar información por el número de teléfono 34 91 8711900, por el fax 34 91 8717050, o en la dirección electrónica iberdiscap@iai.csic.es. *** Deciden fecha para el II Congreso Internacional de la Lengua Española El pasado 18 de diciembre se reunieron los miembros de la comisión delegada de Asuntos Culturales del gobierno español, ocasión en la que fue decidida la sede y fecha de realización del II Congreso Internacional de la Lengua Española: Valladolid, octubre de 2001. Los participantes de este encuentro, organizado por la Real Academia Española y el Instituto Cervantes, revisarán la situación del español en Internet y en la sociedad de la información, así como sus posibilidades económicas. Profesionales de la lingüística, la cultura, los negocios y las telecomunicaciones debatirán sobre diversos temas durante las sesiones del congreso. ====================== Envíenos información cultural ====================== Este espacio está destinado principalmente a la divulgación del trabajo de los escritores hispanoamericanos, pero no desdeñamos la difusión de las noticias culturales, que siempre son de interés. Envíenos toda la información que pueda a info@letralia.com. === Entre Bases =========================================================== *** III Certamen USC de Contos de Ciencia Ficción Isaac Asimov Universidad de Santiago de Compostela MENCIONES: Cuento de ciencia ficción. PARTICIPANTES: Escritores en lengua castellana, gallega o portuguesa. CONDICIONES DEL MATERIAL: Original e inédito; enmarcado en el género de ciencia ficción; extensión máxima de 15.000 palabras (aproximadamente 20 páginas de 60 líneas y 13 palabras por línea, o 120 Kb en formato TXT); el cuento podrá ser enviado por correo convencional o electrónico; en el primer caso, deberá enviarse por triplicado, mecanografiado o impreso a espacio simple, con tipo monoespaciado a 12 puntos y acompañado de un disquete con el texto en un archivo de Word, Word Perfect o texto ASCII. En el segundo caso, deberá enviarse un mensaje con el cuento, indicando en el subject lo siguiente: "III Certamen USC de Contos de Ciencia Ficción: Cuento" (sin comillas), y un mensaje adicional con los datos personales que se piden en el primer caso. Se aceptarán anexos en Word, Word Perfect o texto ASCII. En este último caso se admitirán barras (/) para indicar cursivas y asteriscos (*) para las negritas. Cada autor podrá enviar todos los cuentos que desee, pero tendrá que usar un seudónimo diferente para cada uno. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con el nombre completo, seudónimo utilizado, documento de identidad, dirección, teléfono de contacto y dirección de correo electrónico del autor. Si el autor es miembro de la Universidad de Santiago de Compostela deberá especificarlo en el sobre, así como el puesto que ocupa. JURADO: Cuatro personas seleccionadas por la organización de las III Xornadas USC de Ciencia Ficción Isaac Asimov, cuyas identidades serán anunciadas oportunamente. FECHA TOPE: 24 de diciembre de 1999. PREMIACIÓN: 1r premio: lote de libros por valor de 50.000 pesetas. Accésit para miembros de la USC y menciones especiales serán anunciados en su oportunidad. VEREDICTO: Antes del 15 de febrero de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: III Certamen USC de Contos de Ciencia Ficción Isaac Asimov, Facultad de Física, Calle de las Ciencias s/n, 15.701, A Coruña (España). El sobre deberá incluir el título del cuento y el seudónimo utilizado. Los cuentos enviados por correo electrónico deberán ser remitidos a corti@bbvnet.com con subject "III Certamen USC de Contos de Ciencia Ficción: Cuento" y "III Certamen USC de Contos de Ciencia Ficción: Datos personales", respectivamente. En la primera línea de los archivos con los cuentos deberá aparecer el título del cuento y el seudónimo del autor. *** I Bienal Internacional de Literatura de Puerto Rico Universidad de Puerto Rico / Fundación Luis Palés Matos MENCIONES: Novela, cuento, poesía, teatro y literatura infantil. PARTICIPANTES: Escritores de habla hispana residentes en España, Latinoamérica, el Caribe o Estados Unidos. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; triplicado; extensión mínima: novela, 200 páginas; cuento, 100 páginas; poesía, 500 versos; literatura infantil, 20 páginas; papel tamaño carta a doble espacio; de ser posible, copia en disquete de 3,5"HD en formato IBM PC. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con datos del autor y fotocopia del documento de identidad. JURADO: Será anunciado oportunamente. FECHA TOPE: 31 de diciembre de 1999. PREMIACIÓN: Todas las menciones contarán con un primer premio de US$6.000 y publicación, y segundo y tercer premio consistente en publicación. VEREDICTO: Junio de 2000. ENTREGA: Entre el 13 y el 21 de noviembre de 2000, durante la Feria Internacional del Libro de Puerto Rico, en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan, Puerto Rico. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Primera Bienal Internacional de Literatura, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, apartado 23322, San Juan, Puerto Rico 00931-3322. INFORMACIÓN: Web: http://home.coqui.net/angelma/eventos.htm. Teléfono: 1 2500550. *** Concurso Hispanoamericano de Poesía 1999 Diario de Poesía (Buenos Aires-Rosario) / Vox (Bahía Blanca) MENCIONES: Poesía. PARTICIPANTES: Poetas de lengua castellana. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; mecanografiado a doble espacio; duplicado; encarpetado; extensión de entre 300 y 1.000 versos IDENTIFICACIÓN: Seudónimo o nombre del autor. Además se deberán consignar en un sobre cerrado el nombre completo, número y tipo de documento de identidad, lugar y fecha de nacimiento, domicilio, teléfono, fax y dirección electrónica. Si el autor lo desea, podrá agregar un breve currículum de hasta 1 cuartilla. JURADO: Consejos de redacción de Diario de Poesía y Vox. FECHA TOPE: 31 de diciembre de 1999. PREMIACIÓN: US$1.000 y publicación de la obra como un libro por el sello editorial Vox, además de la publicación como anticipo en Diario de Poesía. VEREDICTO: Primeros meses del año 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Casilla de Correo 895 (8000), Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina. También se podrán remitir por correo electrónico a diariovox@interlink.com.ar. *** XIX Premio de Poesía Luis Cernuda Área de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla MENCIONES: Poesía. PARTICIPANTES: Escritores españoles. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; idioma castellano; extensión mínima de 500 versos; quintuplicado; mecanografiado a doble espacio en papel tamaño DIN A-4. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con datos del autor. JURADO: Será anunciado el día del veredicto. FECHA TOPE: 31 de diciembre de 1999. PREMIACIÓN: 1.000.000 de pesetas. Habrá dos accésits de 300.000 y 200.000 pesetas respectivamente. VEREDICTO: 31 de marzo de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: XIX Premio de Poesía Luis Cernuda, Registro General del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, calle Pajaritos Nº 14, España. *** Premio Internacional de Poesía MareNostrum, revista literaria bilingüe MENCIONES: Poesía. PARTICIPANTES: Escritores de cualquier nacionalidad. CONDICIONES DEL MATERIAL: Idioma castellano o inglés (en caso de ser requerido, el staff de la revista traducirá los textos, bajo autorización del autor); duplicado; papel tamaño A4 u oficio; doble espacio; tema libre; extensión de hasta 40 líneas; arancel de participación de US$5,00. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con datos del autor. JURADO: Staff de la revista MareNostrum. FECHA TOPE: 1 de enero de 2000. PREMIACIÓN: 1r premio, US$500; 2º premio; US$200; 3r premio, US$100; los poemas ganadores serán publicados en la revista y sus autores recibirán una suscripción anual gratuita. VEREDICTO: 1 de marzo de 2000. Será anunciado en la revista MareNostrum. ENTREGA: Marzo de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Revista MareNostrum, 4867 N. Washtenaw St. #3, Chicago, IL 60625, EUA. INFORMACIÓN: fdojcj@prodigy.net. *** 3r Premio Literario Internacional St. Paul's St. Paul's School (Barcelona, España) MENCIONES: Cuento. PARTICIPANTES: Escritores de todo el mundo en tres categorías: 1ª, nacidos entre el 1/1/85 y el 31/12/87 con tema libre; 2ª, nacidos entre el 1/1/82 y el 31/12/84 con tema libre, y 3ª, nacidos entre el 1/1/82 y el 31/12/84 con tema "La paz". CONDICIONES DEL MATERIAL: Original; inédito; extensión máxima de 5 folios DIN A-4, mecanografiados a doble espacio por una sola cara; quintuplicado; se debe adjuntar un disquete informático de PC con el trabajo, debidamente identificado; idioma inglés, catalán o castellano. IDENTIFICACIÓN: Una hoja aparte con el nombre, apellidos, fecha de nacimiento, categoría en la que se participa, dirección y teléfono del autor, así como los datos del centro donde estudia. El sobre debe llevar la inscripción "Premio Literario Internacional St. Paul's". JURADO: Cinco destacadas personalidades en el campo de las letras, el periodismo y la docencia. FECHA TOPE: 10 de enero de 2000. PREMIACIÓN: 9 premios de 50.000 pesetas cada uno, para cada lengua por categoría. VEREDICTO: 6 de abril de 2000. ENTREGA: 6 de abril de 2000 en la sede de St. Paul's School, en la Av. Pearson de Barcelona. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: St. Paul's School, Av. Pearson, 39-45, 08034, Barcelona, España. También se puede remitir por correo electrónico (formatos habituales, como Word, Word Pro, Word Perfect, etc.) acompañando al trabajo los datos solicitados para la identificación, a stpaul@stpaul.es. INFORMACIÓN: Correo electrónico: stpaul@stpauls.es. Web: http://www.stpauls.es. Teléfono: 34 93 2030500. Fax: 34 93 2057570. *** Bienal Municipal de Literatura Ciudad de la Juventud 2000 Alcaldía del municipio José Félix Ribas del estado Aragua (La Victoria, Venezuela). MENCIONES: Mención Narrativa Rafael Briceño Ortega; Mención Dramaturgia Julio Páez; Mención Narrativa Joven Miguel Villasana. PARTICIPANTES: Escritores venezolanos y extranjeros residenciados en Venezuela. La mención Narrativa Joven está reservada a escritores de hasta 21 años de edad, residenciados en el estado Aragua. CONDICIONES DEL MATERIAL: Original e inédito; cuadruplicado; papel tamaño carta a doble espacio por una sola cara; no premiado anteriormente. No se aceptará más de un trabajo por mención. Extensión mínima: narrativa, libro de cuentos de más de 30 cuartillas; dramaturgia, obra de teatro de más de 25 cuartillas; narrativa joven, grupo de cuentos de más de 10 páginas. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con los datos del autor. Los participantes de la mención Narrativa Joven deberán incluir el nombre de la institución donde cursan estudios (en caso de cursarlos) y el sobre debe mostrar la leyenda "Bienal de Literatura Ciudad de la Juventud, mención Narrativa Joven Miguel Villasana". JURADO: Será anunciado oportunamente. FECHA TOPE: 10 de diciembre de 1999 para las menciones Narrativa y Dramaturgia; 15 de enero de 2000 para la mención Narrativa Joven. PREMIACIÓN: Bs. 500.000 y la edición de la obra, para las menciones Narrativa y Dramaturgia; Bs. 200.000 y diploma en la mención Narrativa Joven. Podrá entregarse hasta dos menciones especiales en cada categoría. VEREDICTO: Febrero de 2000. ENTREGA: Marzo de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Ateneo de La Victoria, avenida Francisco de Loreto c/c Dr. Carías. La Victoria, estado Aragua, Venezuela. INFORMACIÓN: Telefax: 58 44 224953. *** Concurso Nacional de Composición Musical Una Canción al Ambiente Fundación de Educación Ambiental / Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales de Venezuela MENCIONES: Composición musical. PARTICIPANTES: Autores y compositores venezolanos aficionados o profesionales. CONDICIONES DEL MATERIAL: Letra y música inéditas; hasta dos canciones por participante; tema relacionado con la naturaleza y el ambiente en cualquier aspecto; música tradicional o música urbana popular venezolana; la letra debe presentarse en hojas tamaño carta; por una sola cara; doble espacio; impreso en computadora o mecanografiado y absolutamente legible; música en un casete cantado por un intérprete designado por el compositor, realizando una grabación nítida en donde la voz principal interprete la línea melódica, con acompañamiento sencillo de un instrumento armónico (guitarra, cuatro, piano, arpa u otro). IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con el nombre y apellido, cédula de identidad, seudónimo, dirección de habitación, dirección para correspondencia, teléfono de habitación, oficina, celular y dirección electrónica del autor, así como fotocopia de la cédula de identidad y planilla de inscripción llena (la planilla será suministrada personalmente, por correo electrónico o por fax, previa solicitud telefónica del interesado). JURADO: Será anunciado oportunamente. FECHA TOPE: 15 de enero de 2000. PREMIACIÓN: 1r premio: adultos, Bs. 1.000.000; infantil (hasta 14 años), Bs. 500.000; designación de la obra como tema de los programas de educación ambiental del MARN durante 2000; grabación del tema en el libro-CD promocional, con reseñas a todo color, interpretado por un reconocido artista nacional; placa de reconocimiento. 2º premio: adultos, Bs. 750.000; infantil, Bs. 300.000; grabación en el libro-CD; placa de reconocimiento. 3r premio: adultos, Bs. 500.000; infantil, Bs. 200.000; grabación en el libro-CD; placa de reconocimiento. 4º a 6º premios: ambas categorías recibirán grabación en el libro-CD y placa de reconocimiento. VEREDICTO: Primera semana de febrero de 2000. ENTREGA: Durante el Concierto de Gala del I Festival Nacional Musical Una Canción al Ambiente, en marzo de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Fundambiente, edificio Sur del Centro Simón Bolívar, Plaza Caracas, local 9, mezzanina, al lado de la oficina comercial de Cantv; El Silencio, Caracas. INFORMACIÓN: Teléfonos: 58 2 4081016 / 1082 / 4840664 / 4831902. *** 1r Certamen Literario "La Comprensión Internacional" Rotary Club Campana (Argentina) MENCIONES: Ensayo. PARTICIPANTES: Argentinos mayores de 18 años. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; tema relacionado con la comprensión internacional, que puede o no ceñirse a cualquiera de estas ideas: ¿es posible la comprensión internacional o es sólo una utopía?, ¿cuáles son los medios para lograrla con éxito?, ¿qué papel juegan los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales? y el ciudadano común como factor promotor de la comprensión internacional; un trabajo por participante; extensión máxima de 1.600 palabras o 5 páginas; mecanografiado o elaborado en computadora; a doble espacio; una sola cara; triplicado; IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con el seudónimo y título de la obra inscritos en su exterior, y en su interior los datos personales (nombre, dirección, teléfono o fax, correo electrónico y ciudad). JURADO: Un integrante del Rotary Club Campana y dos personas de la ciudad de Campana relacionadas con la actividad literaria; sus nombres serán anunciados oportunamente. FECHA TOPE: 1 de febrero de 2000. PREMIACIÓN: 1r y 2º premio: trofeos. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Rotary Club Campana, Certamen Literario "La Comprensión Internacional". Casilla de Correo Nº 65 (2804), Campana. O en Luis Costa 984, casa D, Campana. *** XIII Certamen Poético Blas Infante 1999 Centro Andaluz Blas Infante MENCIONES: Poesía. PARTICIPANTES: Poetas españoles en idioma castellano o catalán. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inéditos; no premiados anteriormente; apartado A: idioma castellano, tema libre; apartado B: idioma castellano, tema "Blas Infante o lo andaluz en general"; apartado C: idioma castellano o catalán, tema libre, participantes menores de 18 años; apartado D, idioma catalán, tema libre, participantes menores de 18 años; hasta dos obras por autor en cada apartado (aunque ningún autor podrá obtener más de un premio, otorgándose, de darse el caso, el premio a la obra decidida por el jurado); extensión de entre 14 y 100 versos; triplicado; mecanografiado a doble espacio por una sola cara; tamaño folio. IDENTIFICACIÓN: Los trabajos serán presentados sin firma, aunque deberán indicar el apartado del certamen por el que optan; sobre aparte cerrado con nombre, dirección, teléfono, fotocopia del DNI y el apartado por el que opta. JURADO: Será anunciado oportunamente. FECHA TOPE: 5 de febrero de 2000. PREMIACIÓN: Apartado A, 50.000 pesetas; apartado B, 75.000 pesetas (con accésit de 25.000 pesetas), apartado C, 25.000 pesetas, y apartado D, 50.000 pesetas. VEREDICTO: 19 de febrero de 2000. ENTREGA: 26 de febrero de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Centro Andaluz Blas Infante del Baix Llobregat, calle Gerdera s/n, Centro Cívico de Sant Ildefons, 08940 Cornellá de Llobregat, Barcelona, España. INFORMACIÓN: Teléfono: 34 93 3753853. *** Bienal Latinoamericana de Ensayo "Enrique Bernardo Núñez" Ateneo de Valencia, Carabobo (Venezuela) MENCIONES: Ensayo histórico. PARTICIPANTES: Escritores nativos y residentes en los países latinoamericanos y del Caribe. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; idioma castellano; cuadruplicado; extensión máxima de 200 cuartillas; mecanografiadas a doble espacio. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con datos del autor. JURADO: Reconocidas figuras de la literatura latinoamericana, cuyos nombres serán publicados durante el V Congreso de Literatura "José Rafael Pocaterra", en abril de 2000. FECHA TOPE: 28 de febrero de 2000. PREMIACIÓN: US$ 1.500 y publicación por el Fondo Editorial Cubagua. VEREDICTO: Abril de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Ateneo de Valencia, Av. Bolívar Norte c/c Salom. Valencia, estado Carabobo, Venezuela. O al apartado de correos Nº 1.288. Valencia 2001, Venezuela. INFORMACIÓN: http://www.ateneodevalencia.org. *** Bienal Latinoamericana de Literatura para Niños "Canta Pirulero" Ateneo de Valencia, Carabobo (Venezuela) MENCIONES: Poesía para niños. PARTICIPANTES: Escritores nativos y residentes en los países latinoamericanos y del Caribe. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; idioma castellano; cuadruplicado; extensión máxima de 50 cuartillas; mecanografiadas a doble espacio. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con datos del autor. JURADO: Reconocidas figuras de la literatura latinoamericana, cuyos nombres serán publicados durante el V Congreso de Literatura "José Rafael Pocaterra", en abril de 2000. FECHA TOPE: 28 de febrero de 2000. PREMIACIÓN: US$ 1.500 y publicación por el Fondo Editorial Cubagua. VEREDICTO: Abril de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Ateneo de Valencia, Av. Bolívar Norte c/c Salom. Valencia, estado Carabobo, Venezuela. O al apartado de correos Nº 1.288. Valencia 2001, Venezuela. INFORMACIÓN: http://www.ateneodevalencia.org. *** Bienal Latinoamericana de Literatura "José Rafael Pocaterra" Ateneo de Valencia, Carabobo (Venezuela) MENCIONES: Cuento y poesía. PARTICIPANTES: Escritores nativos y residentes en los países latinoamericanos y del Caribe. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; idioma castellano; cuadruplicado; extensión máxima: poesía, un poemario de entre 30 y 100 cuartillas, cuento, un libro de cuentos de hasta 200 cuartillas; mecanografiadas a doble espacio. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con datos del autor. JURADO: Reconocidas figuras de la literatura latinoamericana, cuyos nombres serán publicados durante el V Congreso de Literatura "José Rafael Pocaterra", en abril de 2000. FECHA TOPE: 28 de febrero de 2000. PREMIACIÓN: US$ 2.000 y publicación por el Fondo Editorial Cubagua. VEREDICTO: Abril de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Ateneo de Valencia, Av. Bolívar Norte c/c Salom. Valencia, estado Carabobo, Venezuela. O al apartado de correos Nº 1.288. Valencia 2001, Venezuela. INFORMACIÓN: http://www.ateneodevalencia.org. *** I Concurso de Novela Breve para Novelistas Inéditos Alejo Carpentier Centro de Estudios Alejo Carpentier MENCIONES: Novela breve. PARTICIPANTES: Escritores colombianos, residentes o no en Colombia. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; idioma castellano; triplicado; tamaño carta; doble espacio; tema libre; extensión de entre 80 y 130 páginas. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con los datos biobibliográficos del autor. JURADO: Gloria Rincón Cubides, Philip Potdevin y Germán Gaviria Álvarez. FECHA TOPE: 10 de marzo de 2000. PREMIACIÓN: Medalla Alejo Carpentier más la primera edición, impreso por la Universidad Central de Colombia, en la cantidad de 500 ejemplares, de los cuales se entregarán 150 al autor, 50 para publicidad y el resto para la comercialización de la Universidad Central, liquidándole al autor un 10% sobre la venta de los mismos. VEREDICTO: Será anunciado durante acto público el 24 de abril de 2000, en la Sala Fundadores de la Universidad Central, en Santafé de Bogotá, y en la página web http://www.philippordevin.arts.co. ENTREGA: 28 de junio de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Apartado 251019, Santafé de Bogotá, Colombia. INFORMACIÓN: Web: http://www.philippotdevin.arts.co. Correo electrónico: opusmagna@openway.com.co. *** Premio de Poesía Fernando Paz Castillo Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos MENCIONES: Poesía. PARTICIPANTES: Escritores venezolanos de hasta 35 años de edad, cumplidos antes del 2 de noviembre de 1999. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; no comprometido para su publicación; no premiado previamente; cuadruplicado; mecanografiado a doble espacio; papel tamaño carta; extensión de entre 30 y 80 cuartillas. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con dirección, teléfono, fotografía y fotocopia de la cédula de identidad venezolana. JURADO: Tres miembros designados por el Consejo Directivo de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, cuyos nombres serán anunciados oportunamente. FECHA TOPE: 30 de marzo de 2000. PREMIACIÓN: Bs. 500.000 y publicación. VEREDICTO: 10 de junio de 2000. ENTREGA: 16 de junio de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Casa de Rómulo Gallegos, avenida Luis Roche, Altamira. Apartado postal 69132, Caracas, Venezuela. INFORMACIÓN: http://zeus.ivic.ve/celarg. *** I Concurso Internacional de Cuentos Breves Pilar Ediçoes / Bianchi Editores MENCIONES: Cuento breve. PARTICIPANTES: CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; idioma castellano o portugués; extensión de hasta 2.000 palabras o 10.000 caracteres; mecanografiado; tamaño carta; triplicado; tema libre; inscripción a un costo de US$ 15.00, por el cual el participante recibirá posteriormente un ejemplar del libro a publicarse; cada participante podrá inscribir más de un cuento; la inscripción podrá efectuarse mediante giro postal, telegráfico, cheque o en efectivo a Roberto Bianchi. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con nombre, dirección, correo electrónico, telefax, profesión, número de documento de identidad y datos biográficos del autor; este sobre deberá llevar en su cara externa el seudónimo y el título de la obra; en el caso de participar con más de un cuento, cada trabajo debe incluir un seudónimo distinto y un costo de inscripción individual. JURADO: Será anunciado oportunamente. FECHA TOPE: 30 de marzo de 2000. PREMIACIÓN: Los 3 primeros trabajos serán publicados en un libro cooperativo, en su idioma original y traducidos al otro idioma; las 7 menciones especiales serán publicadas en su idioma original; además, diploma honorífico y 20 ejemplares del libro para los autores de los 3 primeros premios; 10 libros para los autores de las menciones. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Roberto Bianchi, Concepción del Uruguay, Nº 1712; Montevideo, Uruguay. INFORMACIÓN: Teléfono-fax: 59 8 26190824. Correo electrónico: bianched@adinet.com.uy, pilaredi@adinet.com.uy. *** VI Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Norma Fundalectura 2001 Grupo Editorial Norma / Fundación para el Fomento de la Lectura Fundalectura (Colombia) MENCIONES: Narrativa infantil (para niños de 6 a 10 años). PARTICIPANTES: Escritores de los países latinoamericanos. CONDICIONES DEL MATERIAL: Libro de cuentos o novela; inédito; idioma castellano o portugués (en el caso de que el autor sea brasileño); no participante de ediciones anteriores del concurso ni presentado previamente a consideración de una editorial; tema libre; extensión de entre 25 y 80 páginas; tamaño carta; triplicado; mecanografiado a doble espacio con letra de 12 puntos; sin ilustraciones; los autores cubanos podrán enviar sólo una copia de su trabajo; los autores brasileños deberán enviar una copia en portugués. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con los datos y hoja de vida del autor. JURADO: 3 destacados autores, investigadores o críticos de literatura infantil, un representante del Grupo Editorial Norma y un representante de Fundalectura, cuyos nombres serán anunciados oportunamente. FECHA TOPE: 30 de abril de 2000. PREMIACIÓN: US$ 10.000 y publicación de la obra, así como participación, con gastos pagados, en un congreso, seminario o evento nacional e internacional de interés para el área de la literatura. Podrá entregarse también un accésit a la mejor obra de autor inédito, consistente en US$ 2.000 y la publicación de la obra. Los ganadores cederán al Grupo Editorial Norma sus derechos de publicación en castellano por 5 años. ENTREGA: Durante la 14ª Feria Internacional del Libro de Bogotá, en 2001. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Fundalectura, Premio Literario Norma-Fundalectura, avenida (calle) 40, Nº 16-46, Bogotá, Colombia. INFORMACIÓN: Teléfono: 57 1 3201511. Fax: 57 1 2877071. Correo electrónico: fundalec@impsat.net.co. Web: http://www.fundalectura.org.co. *** XIII Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre Fundación José Antonio Ramos Sucre MENCIONES: Poesía y ensayo. PARTICIPANTES: Escritores venezolanos o extranjeros residenciados en el país. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; extensión: poesía, mínimo de 50 páginas; ensayo, libre; tema libre; hojas tamaño carta a doble espacio; cuadruplicado; mecanografiado; encuadernado; idioma castellano. IDENTIFICACIÓN: Seudónimo; sobre aparte cerrado con el currículum vitae, dirección y números de fax y de teléfono del autor. JURADO: Será anunciado oportunamente. FECHA TOPE: 30 de mayo de 2000. PREMIACIÓN: Bs. 2.000.000 y publicación. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Boulevard de Sabana Grande, edificio Mecy's, piso 4. Caracas 1050. INFORMACIÓN: Teléfonos 58 2 7619521 al 25. Fax: 58 2 7623897. *** Premio Grandes Viajeros 2000 Ediciones B / Iberia MENCIONES: Crónica de viajes. PARTICIPANTES: Escritores en idioma castellano. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; idioma castellano; extensión mínima de 140 páginas; mecanografiado; doble espacio; por una sola cara; IDENTIFICACIÓN: Sobre cerrado con el nombre, dirección y teléfono del autor; declaración firmada en la que se haga constar que la obra no tiene comprometidos los derechos de publicación con ninguna otra editorial y que tampoco se halla pendiente del fallo de otro premio. JURADO: Será anunciado oportunamente. FECHA TOPE: 15 de junio de 2000. PREMIACIÓN: US$ 32.000 y una vuelta al mundo o su equivalente en pasajes aéreos (aproximadamente unos US$ 13.000 más). VEREDICTO: Septiembre de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Oficinas de Ediciones B Latinoamérica. *** Bienal de Crítica e Investigación de las Artes Visuales "Roberto Guevara" Ateneo de Valencia, Carabobo (Venezuela) MENCIONES: Artículos periodísticos, investigación institucional y ensayo crítico. PARTICIPANTES: Escritores nativos y residentes en los países latinoamericanos y del Caribe. CONDICIONES DEL MATERIAL: Inédito; idioma castellano; cuadruplicado; en la categoría de artículos periodísticos concursarán las crónicas, reportajes y entrevistas publicados en los diversos medios de comunicación, impresos o del WWW, de una extensión mínima de 3 cuartillas, publicados a partir del 1/1/98; en investigación institucional concursarán textos producidos para catálogos de exposiciones, textos sobre artistas, y temas de arte, guías de estudio, otras publicaciones de museos, editoriales y fundaciones, publicados a partir del 1/1/98; en ensayo crítico participarán las investigaciones, textos, tesis de grado sobre el tema e inéditas, de un mínimo de 60 páginas. IDENTIFICACIÓN: Sólo se enviarán trabajos firmados con seudónimo en la categoría de ensayo crítico; sobre aparte cerrado con datos del autor. JURADO: Reconocidas figuras del periodismo, la crítica y la investigación del arte de nuestro continente, cuyos nombres serán publicados durante el II Coloquio Internacional de Bienales y Salones de Arte de América del 58º Salón Arturo Michelena, en noviembre de 2000. FECHA TOPE: 1 de agosto de 2000. PREMIACIÓN: Artículo periodístico: US$ 500; investigación institucional: US$ 1.000; ensayo crítico: US$ 1.500; en todos los casos se concederá publicación por el Fondo Editorial Cubagua. VEREDICTO: Noviembre de 2000. DIRECCIÓN DE RECEPCIÓN: Ateneo de Valencia, Av. Bolívar Norte c/c Salom. Valencia, estado Carabobo, Venezuela. O al apartado de correos Nº 1.288. Valencia 2001, Venezuela. En el exterior las embajadas y consulados venezolanos recibirán el material. INFORMACIÓN: http://www.ateneodevalencia.org. === Paso de río =========================================================== Milagros, salvaje. Milagros Socorro obtuvo el año antepasado el premio de cuento de la XII Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre, por su compendio narrativo Actos de salvajismo. El libro fue presentado el 14 de diciembre en la librería Monte Ávila, en Caracas, por el escritor Salvador Garmendia, junto al ganador de la mención poesía, Oficio de partir, de Gustavo Pereira. Hasta Socorro, colaboradora de la Tierra de Letras, nuestras felicitaciones. Intercambio con Brasil. La revista Olhar, que es publicada por las áreas de Artes y Humanidades del Centro de Educación y Ciencias Humanas de Ufscar, en São Carlos, Brasil, está buscando lectores y autores. Su más reciente edición trae materiales de Boris Schnaiderman, Renato Franco, Tânia Pelegrini, André Carneiro, Carlos Pessoa Rosa, Iterbio Galeano y otros. La publicación es coordinada por el profesor Bento Prado Jr. y Josete Monzani. Puede enviarles correspondencia a Ufscar, revista Olhar, A/C Centro do Educação e Ciência Humanas, Rodovia Washington Luís, Km 235, CEP 13565-905, São Carlos, SP, Brasil; o escribirles por correo electrónico. olhar@power.ufscar.br. Urbis Tertium. Héctor Russo (hjrusso@msn.com) anunció la aparición de la revista bimestral Urbis Tertium, impulsada por un grupo de "románticos escribientes digitales", como ellos mismos se definen. Humor, ironía, tono, clima, musicalidad, léxico, búsqueda, puntos de vista, forman parte de la esencia de Urbis Tertium en sus secciones de literatura, ficción y ensayos, de tango, de arquitectura, de arte, pintura, objetos, escultura, instalaciones, gestualidad y teatro, crónicas de viajes, hipertexto narrativo grupal, noticias, entrevistas y eventos. http://urbistertium.hypermart.net Ficción venezolana. El sitio Nueva Ficción Breve Venezolana acaba de publicar su tercera edición. Alfredo Armas Alfonzo, Julio Jáuregui, Armando José Sequera e Igor Delgado Senior son algunos de los autores incluidos. Jaime Ballestas -mejor conocido como Otrova Gomas- le ayuda a resolver problemas mentales y el editorial da cuenta de los lineamientos de la publicación. Si usted es venezolano y cuentista puede proponer sus textos. http://www.letralia.com/ficcionbreve ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === Literatura en Internet ================================================ Dramateatro http://dramateatro.fundacite.arg.gov.ve Carlos Dimeo (dimeo@telcel.net.ve) es uno de los más meritorios directores teatrales de la provincia venezolana. Su trabajo le ha llevado a representar diversos papeles y a dirigir piezas en los más importantes escenarios venezolanos, y es uno de los teóricos más consecuentes en la tarea de pensar el teatro en nuestro país. Consciente de la necesidad de producir una plataforma de comunicación que ayudara a impulsar el teatro en Venezuela, Dimeo acaba de crear Dramateatro, una revista dedicada a concentrar lo mejor de la investigación teatral de la actualidad. En un formato sin mayores pretensiones, en el que el diseño queda supeditado a los contenidos, la revista es un santuario para los amantes del teatro, en el que es posible encontrar desde análisis de los problemas teatrales hasta libretos completos. Según Dimeo, Dramateatro es parte de un proyecto más complejo en el que la revista tiene el objetivo de "propiciar y fomentar el desarrollo de la investigación, la crítica y la dramaturgia en relación a las nuevas perspectivas comunicacionales del teatro en el presente siglo". Además de la revista en el Web, el usuario puede suscribirse a la lista de correos Dramateatro-L, donde investigadores, dramaturgos y otros profesionales ligados al teatro, procedentes de diversos rincones del planeta, confluyen para compartir conocimientos e iniciativas. Para suscribirse es necesario llenar el formulario que ha sido publicado en: http://mailman.fundacite.arg.gov.ve/mailman/listinfo/dramateatro-l === Xanana Gusmao, el Che de la jungla Luisa Futoransky ============== (Nota del editor: La siguiente crónica fue preparada hace unos meses por la periodista argentina Luisa Futoransky. Como una semblanza del líder timorense Xanana Gusmao, suerte de paladín de la modernidad, la publicamos hoy considerando que se trata de una historia ajena al tiempo, siempre vigente). En la atribulada Timor Oriental, a imagen y semejanza de cuanto ocurre en el territorio, el líder indepentista Xanana Gusmao, liberado el martes tras largos años de cárcel, no logra gozar de las victorias por las cuales tanto luchó; su país está anegado en sangre y le informan que su padre pereció resistiendo las fuerzas indonesias. "Lloro por mi familia, pero sobre todo por mi pueblo", dijo Gusmao el jueves a Ana Gomes, jefa de la Sección de Intereses de Portugal en Yakarta cuando se le comunicó la muerte del padre. Francisco Gusmao, profesor de 82 años, murió el martes en Dili mientras luchaba contra las milicias pro indonesias, según una fuente de la resistencia. Mientras tanto, los grandes del mundo, la comunidad internacional o las siglas que representan el poder real como el FMI avanzan estrategias, Timor oriental comprueba en carne propia la zozobra de los grandes conceptos de la humanidad -al menos de este siglo-, como la democracia y las elecciones por sufragio universal. A sólo pocos días de que el pueblo timorense expresó en forma masiva su opción por la independencia, su elección fue menospreciada por lo arbitrario de la violencia, el dolor y la barbarie. Xanana Gusmao, liberado el martes por las autoridades indonesias, encarna desde hace más de 20 años el espíritu de resistencia de los timorenses. Se lo ha parangonado con frecuencia al Che Guevara, a Robin Hood y a Ho Chi Minh. Con el correr del tiempo, la figura del guerrillero dejó lugar al líder de la construcción, la moderación y la paz, sin que por ello incluso en todos los años de persecución y cautiverio (estuvo encarcelado desde 1992) su fe en la independencia de Timor vacilara un solo instante. Poeta y periodista -un libro de poemas suyo fue publicado en 1998 en Portugal-, Xanana, "Ze", cuyo nombre verdadero es José Alejandro Gusmao, nació el 20 de junio de 1946 en Manatuto, este de Timor por entonces colonia portuguesa. El menor de nueve hijos del maestro que murió el martes, estudió un tiempo entre los jesuitas pues la Iglesia Católica tiene muy fuerte anclaje en Timor oriental y tradicionalmente sus implantaciones educativas son muy importantes. Desde 1973 estableció ya sus primeros vínculos con el Fretilin, organización independentista armada que lucha contra la tutela portuguesa. Gusmao se encuentra en Australia pero vuelve en 1975 a Timor una semana antes de la invasión indonesia. Adhiere entonces a la resistencia del Fretilin y desde 1978 se encuentra al frente de la rama militar de la organización. En 1983 negocia un alto al fuego que provoca una escisión del movimiento cuyas fuerzas, muy diezmadas, se reducen a unos centenares de hombres mal equipados. Según fuentes católicas la represión indonesia produjo ya 200.000 muertos, vale decir un timorés de cada tres. En 1989 Gusmao decide implantar las ideas independentistas del movimiento entre las nuevas generaciones y en noviembre de 1991 el ejército reprime sangrientamente una manifestación pacífica en Dili masacrando a 100 personas. Este hecho propulsa a Timor y también a Xanana Gusmao al primer plano mundial. Xanana cae en manos de las autoridades indonesias en 1992 en Dili y permaneció encarcelado desde entonces pues fue condenado a cadena perpetua en 1993. Debido a la presión internacional su pena fue conmutada a 20 años de reclusión en 1995 por el presidente Suharto. Cabe señalar que siempre se negó a negociar su libertad a cambio del exilio. "Resistimos para vencer". "La acción es más importante que un millón de cartas", fueron sus lemas más repetidos. Transferido a un régimen de libertad vigilada como el héroe de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, Nelson Mandela fue autorizado a reunirse con Gusmao y, admirador de su figura y su combate, militó por su libertad. Mario Soares, que fue presidente de Portugal, lo alabó sin cortapisas y se refirió a Gusmao como un "líder de excepcional dimensión humana y política" y también vinculó en repetidas oportunidades su vida y recorrido político a los de Nelson Mandela. En Yakarta, durante los últimos meses mientras se encontraba en arresto domiciliario, fue entrevistado por perdiodistas y visitado por políticos como la secretaria de Estado estadounidense, Madeleine Albright. A quienes insistieron en preguntarle si se veía como futuro presidente de Timor oriental, les aseguró que sólo quería para sí el honroso rol de simple consejero. En una oportunidad narró que cuando estaba lamentándose por la muerte de 120 combatientes, sus propios soldados se acercaron para decirle: "No llores por los muertos, ocúpate de quienes todavía estamos vivos". Desde entonces es lo que hace, pero la poesía suele ser anacrónica y afirma verdades que no corresponden al día cronológico en que su autor las escribe. En 1996 un fragmento de un poema de Xanano decía: "Un padre paga el precio / por el último 'no' de su vida / y... En el "y" de la conjunción y los puntos suspensivos reside, tal vez, parte del enigma del futuro, tan terrible y doloroso de Timor. ** Luisa Futoransky, escritora argentina que reside en París desde 1981. Ha publicado Son cuentos chinos (Planeta, 1991), sobre su experiencia en Asia, Lunas de miel (Juventud, 1997) y De donde son las palabras, antología poética (Plaza y Janés, 1998), entre otros. luisa.futoransky@wanadoo.fr. === Rafael Alberti, marca registrada Jorge Gómez Jiménez ============= Casi centenario, el poeta Rafael Alberti murió el 28 de octubre de 1999. Era el último componente vivo de la llamada Generación del 27 y uno de los poetas más importantes del siglo, en nuestra lengua y en todas las otras. Su devenir literario estaba íntimamente ligado a una personalidad recia, capaz de enfrentarse a los enemigos de la dignidad humana con la misma vehemencia que le impulsaba a escribir sin cansancio. Pero los años, que hacen erosión sobre el hombre como la lluvia vuelve arena a las piedras, terminaron por desgastar la mente de la que algún día brotaran los versos de Marinero en tierra. Cuentan sus allegados que Alberti no reconocía a las personas que lo rodeaban y que confundía el tiempo que vivía con épocas pasadas. Es indudable que siempre hay algo de morbo en analizar la intimidad de un hombre que, como Alberti, protagonizó en gran medida la historia durante buena parte de este siglo. Las personas suelen sentirse atraídas por los detalles cotidianos que las igualan a las celebridades. Quizás es esto lo que ha alimentado la lamentable polémica alrededor de la herencia de Alberti. El 9 de mayo de 1991, el poeta Rafael Alberti firmó un documento que certificaba sus decisiones en cuanto a la disposición de sus bienes una vez que muriera. A este testamento seguiría uno distinto veinticuatro horas después, el 10 de mayo; al año siguiente, el 10 de octubre, firmaría un tercero; habría posteriores testamentos el 11 de junio de 1993, el 25 de mayo de 1995, el 27 de febrero, el 3 de abril y el 10 de diciembre de 1996. Éste era el testamento vigente al momento de su muerte. El poeta Luis García Montero, amigo de Alberti, ha calificado esta profusión testamentaria como "un escándalo con mayúsculas" que podría haberse dado a razón de "la obsesión testamentaria" de María Asunción Mateo, toda vez que el anciano era reacio a hablar de herencias y otras cuestiones legales. Hasta su matrimonio en 1990, el poema nunca había hecho testamento y ni siquiera le preocupaba el destino de sus posesiones. Dice García Montero que la capacidad de raciocinio de Rafael Alberti estaba sumamente deteriorada para mediados de los 90. "En 1994, cuando yo dejé la fundación, tenía lagunas fortísimas, y en 1995 no reconocía a nadie", dice quien fuera director de la Fundación Rafael Alberti. Una de las aristas más oscuras de esta historia consiste en que Alberti declinó leer el documento, por lo que un notario lo leyó en su lugar. Según el bufete Écija y Asociados, que ha sido encomendado por Aitana Alberti, la única hija del poeta, para que siga el caso, "la existencia de diez testamentos otorgados por don Rafael Alberti Merello durante los años 1991 a 1996, dato incluso más sorprendente si se tiene en cuenta que, con anterioridad a su último matrimonio, no había otorgado nunca testamento". El bufete considera que el testamento es ambiguo, "un enredo en cuanto a propiedad intelectual se refiere". El documento consta de nueve apartados en los que se dispone la cesión de ciertos bienes a María Asunción Mateo y a sus hijos, por una parte, a Aitana Alberti, por otra y, también, a Beatriz Amposta, amante del poeta en Roma. A su hija el poeta le lega los derechos de El amor y los ángeles, el manuscrito de El cuaderno de Rute, una carta de Benjamín Palencia, un cuadro de Miró y uno de Robert Motherwell, un dibujo de García Lorca, cartas y manuscritos de Neruda, Picasso y otros amigos y 33 cuadros de distintas épocas de la vida de Alberti. En contraste, Marta Borcha Mateo, la hija de la viuda, recibió los derechos de La arboleda perdida, Sobre los ángeles, A la pintura y Retornos de lo vivo lejano, este último una recopilación de poemas de amor dedicados a María Teresa León, la madre de Aitana. Y a David Borcha Mateo, su hermano, le correspondieron los derechos nada menos que de Marinero en tierra, Ora marítima, Baladas y canciones del Paraná y Los ocho nombres de Picasso. Todos los otros bienes -incluyendo la casa y los objetos dentro de ella- quedaron en manos de María Asunción Mateo. En realidad, el legado que el testamento deja a Aitana Alberti está compuesto por cosas que ya eran de ella. El dibujo de García Lorca es uno de dos que ella compró hace muchos años y que le había regalado en Roma a su padre, cuando éste cumplió 70 años. La carta de Benjamín Palencia descansa en casa de Aitana, enmarcado como un cuadro, hace años. La pintura de Motherwell fue vendida en años de opresión económica por Aitana, por lo que ni siquiera debería ser mencionada en el documento. Tazas con la foto de Alberti La figura de María Asunción Mateo se suma a la larga lista de viudas célebres que esconden tras de sí un notable cúmulo de sospechas. Si de María Kodama se dice que prácticamente obligó a Borges a morir lejos de su país, de Mateo se dirá siempre, con o sin razón, que manipuló a Alberti a su antojo para garantizarse una vida holgada. Y es que al menos de escandalosas podrían tasarse las actuaciones de la viuda. En 1997, María Asunción Mateo formó una sociedad, El Alba del Alhelí, SL, que controlaría la obra y derechos de Rafael Alberti, quien figuraba en la directiva apenas como "administrador solidario" sin participación accionaria. El capital de la sociedad era de 500.000 pesetas y su domicilio social era la casa madrileña de los hijos de María Asunción Mateo, quienes tenían además doscientas de las mil acciones, el resto de las cuales quedaba en manos de su madre. García Montero afirma que es absurdo pensar en Alberti como empleado de Mateo, y que tal condición fuera consentida por el mismo Alberti. En todo caso, un año después de creada esta sociedad la viuda del poeta registraría el nombre Rafael Alberti como una marca comercial, cuya explotación -que puede tener forma de libros, franelas, llaveros, encendedores o lo que sea- beneficia a la sociedad y, por lo tanto, a Mateo y sus hijos. Aitana Alberti se encuentra muy alarmada por estos hechos. Dice que si bien la decisión de crear una sociedad para explotar la imagen del poeta, y por esta vía mantener vigente su obra, no es algo reprochable, sí lo es la exclusión de que fue objeto ella. "Es inaudito que se excluya a su única hija y heredera legal, quien, como es comprensible, algo tendrá que opinar sobre qué hacer para defender la propiedad intelectual de su obra". Tampoco está de acuerdo con la materialización de Alberti como objeto de consumo: "Es de un mercantilismo extremo. Si yo tuviera algún derecho en esa marca registrada, me opondría a que se pudiese vender una taza con la foto de Alberti en un aeropuerto, aunque eso significase millones de pesetas". El enfrentamiento entre Aitana y María Asunción, en el cual está en juego una fortuna que se dice asciende a los 3.000 millones de pesetas, no ha tenido mayores consecuencias, posiblemente porque no ha sido realizada ninguna reunión en la que ambas partes expongan sus planteamientos. María Asunción se defiende diciendo que es víctima de un linchamiento, y que está dispuesta a llegar a acuerdos con la hija del poeta. Ésta, a su vez, opina que la viuda tiene sus derechos, pero considera injusto que los suyos propios sean lesionados. Aitana Alberti dice sentirse "asqueada y confundida". El creciente escándalo podría no parar hasta que Aitana y María Asunción resuelvan el enredo legal. Quienes rodearon y quisieron bien al poeta piensan que esta situación es deprimente. "Una persona como yo, que ha aprendido la poesía con Alberti", declaró García Montero, "que ha compartido parte de su juventud y ha militado políticamente con él, no puede más que sentir la tristeza absoluta y la rabia que supone verlo convertido en una marca comercial". El poeta senil Los últimos años de la vida de Rafael Alberti estuvieron signados por la pérdida de facultades. Su memoria se desvaneció progresivamente y olvidó a muchos de sus amigos, e inclusive a su propia hija. "Al final ya ni me reconocía. En momentos así y a su edad es más fácilmente manipulable y puede firmar lo que le pongan delante", dice Aitana plena de estupor. José Monleón, profesor de sociología del teatro y amigo entrañable de Alberti, dijo que éste había sido abandonado por la lucidez hacía años. "He visto a Rafael en actos públicos en los que está y no está; mostrando sonrisas que no son tales, del mismo modo que sabemos que hay textos firmados por él que no son de él". García Montero, por su parte, reveló haberse alejado cuando Alberti perdió el control de sus actos. En Segovia, donde Alberti presidió en 1993 el jurado del premio Gil de Biedma, García Montero vio al poeta emocionarse porque se hablara el castellano "a tantos kilómetros de España". "Creía que estaba en Hispanoamérica", reporta el poeta. Esta situación habría sido aprovechada por la hoy viuda. José Manuel Caballero Bonald, Benjamín Prado, Luis Muñoz y el mismo García Montero fueron alejados y hoy acusan a Mateo de haber acaparado la vida de Alberti. Sin embargo, ella dice que ese alejamiento fue propiciado por el mismo Alberti, quien le habría indicado: "Estos niñitos no van a pasar a la historia por mí. Que se inmortalicen ellos". Mateo se pregunta por qué las protestas sobrevienen ahora que Alberti está muerto. En ese proceso de alejamiento, sin embargo, resultó afectada también la hija del poeta, quien en 1990 habría sido designada directora de la fundación por la Diputación de Cádiz. Aitana accedió y solicitó una oferta por escrito, con la que habló con su padre para recibir su aprobación. "Me dijo que le parecía bien que yo dirigiera la Fundación Rafael Alberti, que no me preocupara. Fue algo fugaz, pero lo dijo". Pero, un mes después, María Asunción Mateo era designada directora por el propio Alberti, quien presidía la fundación y podía disponer sobre estas cosas. "María Asunción me escribió diciendo que nos ocupáramos, yo y mi marido, de un departamento de publicaciones que tenía intención de crear. Eso no me interesaba", continúa Aitana. Cosas de mujeres María Asunción Mateo preside la Fundación Rafael Alberti y constantemente organiza actividades para mantener la vigencia de la obra del poeta gaditano, como la celebración del 97º aniversario de su nacimiento, este 16 de diciembre. Ella misma también escribe, y de hecho es la autora de Rafael Alberti para niños, Antología comentada, 90 poemas, Sólo la mar y Canción de canciones, así como de Rafael Alberti. De lo vivo lejano, una recopilación de entrevistas, y Retrato de Rafael Alberti. La reacción de Mateo a la ola de críticas que atraviesa ha sido, si se quiere, moderada. "La herencia es una cuestión estrictamente familiar", espetó a un periodista que intentaba interrogarla al respecto. La viuda afirma estar dedicada por completo a lo único que le interesa: su trabajo en la fundación. "Estoy muy sorprendida de que se haga publicidad de un testamento antes de reunirse las partes implicadas, las herederas, que somos su hija y yo, si no entiendo mal". Según ella, la guerra de declaraciones sólo perjudica a la memoria de Alberti. Esa eventual reunión podría resolver o empeorar las cosas. Mateo declaró que sus abogados intentan una solución sin conflicto, pero hasta ahora no ha habido movimientos en ese sentido, al menos a juzgar por lo que dice el bufete madrileño Écija y Asociados, que asesora a Aitana Alberti. Sobre la posibilidad de una impugnación del testamento, la viuda se muestra retadora: "Que lo impugnen. Y no hay más que decir". Ella califica el episodio como "una especie de linchamiento" en el que ni siquiera se ha considerado que Aitana realmente no es perjudicada por la forma como se manejó el legado del poeta. "Sería interesante que se publicara el texto íntegro del testamento para que esto quedara aclarado". Dice que la supuesta fortuna de 3.000 millones de pesetas que se le atribuye a Rafael Alberti no existe. "Él se habría reído de esto". Aitana Alberti León, por su parte, nació en Buenos Aires en 1941 y hace años se estableció en La Habana. Ha pasado por etapas económicamente difíciles y en muchas ocasiones hubo de ser ayudada por su padre. "Aitana vivía a salto de mata, ha tenido muchos problemas económicos", dice Teresa Alberti, sobrina del poeta. "Mi tío, en la medida de sus posibilidades, le mandaba dinero". Cuando vivía en Canadá, Aitana se sentía oprimida por el ritmo y el clima de ese país norteño. El poeta Nicolás Guillén la invitó entonces a Cuba, donde él la ayudaría a establecerse, y hasta hoy vive allí con un poeta cubano. Antropóloga graduada en Buenos Aires y traductora, Aitana Alberti ha trabajado en labores editoriales y culturales. En 1996 organizó una exposición itinerante sobre Rafael Alberti, con objetos que eran de ella y que daban una idea de la personalidad del poeta, empresa en la que fue respaldada por el Centro Español de La Habana y el Instituto de Cooperación Iberoamericana. La muestra ha sido presentada en Argentina, Paraguay, Chile, Panamá, Costa Rica, Estados Unidos y otros países. Además, ha editado poemas de su padre y preparado antologías. Como su padre, Aitana Alberti escribe. Un poemario suyo, Y de nuevo nacer, ha sido publicado recientemente en La Habana. Es su segundo libro, toda vez que a los 14 años su padre animara a Gonzalo Losada a publicar Poemas, una pequeña recopilación de versos tempranos. Aitana Alberti dice haber tenido miedo, siempre, a publicar. Empezó a escribir a los once años, influenciada por un ambiente familiar inundado de letras por todas partes, pero el hecho de ser la hija de uno de los mayores poetas de habla hispana contribuyeron a formar en ella un miedo pánico a no llenar las expectativas con su obra. "Escribía mucho", recuerda, "pero todo lo rompía". Aitana y su padre eran muy unidos, de lo que pueden dar fe amigos y testimonios escritos del mismo poeta. En los setenta, cuando ella empezó a viajar, se separaron y ya no volvieron a encontrarse sino en contadas ocasiones. Recuerda a María Teresa León, su madre, como el ser que les daba seguridad a ambos, Aitana y su padre. "Nosotros dos éramos poco prácticos, distraídos, imaginativos. Mi madre era el fiel de la balanza. Ella nos mantenía, nos cuidaba... No fue sólo una gran escritora, sino una gran mujer. No eran expresivos delante de la gente, en cuanto a manifestar su cariño, pero no era difícil, al menos para mí, darse cuenta de los chispazos de amor que surgían entre ellos". De iniciarse un litigio por la herencia de Rafael Alberti, es muy probable que la particular naturaleza de las mujeres en conflicto termine desarrollando un vendaval de acusaciones fundadas en hechos hasta hoy íntimos y desconocidos para el gran público. Quizás los resultados de las acciones legales satisfagan a Aitana y a los dolidos amigos del último del 27, o quizás no. En cualquier caso, y aunque el problema termine resolviéndose con toda justicia, es casi seguro que la memoria del poeta no saldrá bien parada. No siempre el bienestar material hace buenas migas con la serenidad. A manera de epílogo Y de nuevo nacer, el libro de Aitana Alberti, fue publicado en La Habana por la editorial Abril. Este poemario guarda significados muy especiales, ya que su autora tuvo siempre la imagen de su padre como una barrera para considerar seria su propia poesía. "Sentía la necesidad de escribir", dice, "y lo hacía, pero inmediatamente rompía todo. En la intimidad, me pesaba, como poeta, ser hija de un gran poeta". Del poemario transcribimos en Letralia el poema "Los ingenuos inocentes", de noviembre de 1996, a continuación: ¿Alguna vez será el mundo de los inocentes? ¿De los que cantan sin estirar la mano? ¿De aquellos volcados sobre la tierra como frutos de un árbol infinito? ¿De quienes arrincona la ciudad en su ojo ciclónico y los sorprende inermes al girar de los vientos? ¿De los hombres que sólo hablan hacia adentro a lo inmensos sueños del domingo? ¿De los pobres poetas/de los poetas pobres atrapados en el laberinto de los ministerios con su ovillito luminoso bien oculto entre papeles fenecidos? ¿De los que ponen sobre la mesa el pan y no lo tocan porque rehusan destruir la belleza? ¿De los que ya se van, de quienes ya casi pasaron y se preguntan dónde estará el pequeño visionario que comía naranjas en un quicio mojado por la lluvia mientras la casa o el humilde cuarto se tornaban crisálida? Oh Muerte Dale un descanso a la niña de rojos lazos en el pelo olvídala en su patio déjala en el cielo de su jueqo dentro del círculo trazado por la tiza Oh Vida Entrega el mundo un día una única hora un único minuto a los ingenuos inocentes Tal vez quién sabe lo conviertan por ese día por esa sola hora por ese breve instante en un lugar para el amor. ** Jorge Gómez Jiménez, escritor venezolano nacido en Cagua (1971). Edita, desde 1996, la revista literaria digital Letralia, Tierra de Letras. jgomez@letralia.com. === Doctrina pueril Lourdes Rensoli Laliga =========================== A Najmeh y Reza Shobeyri Hace siete siglos un caballero, tan perfecto que su Libro de la orden de caballería se convirtió en modelo epocal, en paradigma del perfecto caballero, abandonó la vida aventurera y galante por la sabiduría y el servicio a Dios. Lleno de amor y de fe, compuso muchas obras como la que presta su título a estas páginas, que comienza diciendo: "Hijo, sabe que artículos (de fe) son creer y amar cosas verdaderas y maravillosas" (1). Esta frase podría servir como resumen de su vida y obra. En la Historia de los tres sabios y el gentil, el propio Ramón Llull llamaba a la unidad de las tres religiones del Libro. Resulta maravilloso que en pleno siglo XIII, mientras las Cruzadas, la Reconquista, la intolerancia contra los judíos dividían a los creyentes en un mismo Dios y los enfrentaban a muerte en demasiados casos -lo cual por desdicha no ha dejado de ocurrir-, el sabio mallorquín dirigiera su atención a un problema eterno: un pagano, que desconoce a Dios, sufre, se pregunta por el sentido de la vida, lo embargan una tristeza y un escepticismo existenciales de los que sólo tres amigos entrañables, cada uno de una religión del Libro, podrán sacarlo hablándole del Dios único y eterno, del modo como cada uno lo conoce, sin afán proselitista, guiados sólo por el amor al prójimo. Y esta simplicidad para reconocer lo verdaderamente importante en el mundo, para amar por encima de las diferencias y polémicas, para exhortar a buscar lo puro y simple, es la esencia de la "doctrina pueril", educativa, para niños. Pues los ojos del niño pueden penetrar los corazones, ver con el alma. Es también la esencia de la hermosa obra de Antoine de Saint-Exupéry, El principito. En una Europa tan desgarrada como la que tocó vivir a Lulio, pero además en total crisis de valores y de fe, Saint-Exupéry buscó un sentido diferente de la vida, capaz de devolver la esperanza, y lo expresó en prosa poética, no por menosprecio de la noble ciencia filosófica, sino porque, cuando el dolor es demasiado grande, cuando la angustia no da tregua, hay que emplear el lenguaje suave y sugerente que consuela, la emoción evidente que encubre el misterio, hay que apelar a la voz del amor, que es siempre inocente. Boecio y Pascal, filósofos, supieron hacerlo. Saint-Exupéry, poeta, lo hizo en su inolvidable narración. Ni él ni Lulio subestimaron las dotes del niño para creer y amar. Es lamentable que la evolución de muchas lenguas haya privado al calificativo pueril de su carga de encanto, para revestirlo de cierto matiz peyorativo. En su acepción original sólo designaba aquello relacionado con el niño y tituló la maravillosa enciclopedia luliana para uso infantil, donde las más complejas cuestiones se exponían con sencillez y ternura. "Doctrina pueril" no era entonces equivalente a "doctrina trivial" o inmadura, sino aún no contaminada por el mundo. Tal es El principito. Podría pensarse, en una valoración superficial o tendenciosa, propia de los "adultos" -el reyezuelo, el bebedor, el negociante, incluyendo a quienes lo son a su pesar-, que este libro realiza una apología de la infancia, de una utópica simplicidad buena en todo caso para momentos difíciles. Dos siglos distanciaban a Saint-Exupéry de su compatriota Rousseau y su Emilio, dos siglos durante los cuales la humanidad había sufrido un deterioro moral lo suficientemente grande como para recordar el alerta de Rousseau. La lengua castellana ofrece ejemplos de similares intenciones siglos antes en los Castigos e documentos del rei don Sancho. La cultura islámica medieval, amplia y rica, tan influyente en la española, cuenta con brillantísimas muestras como la historia de Hayy, narrada por Ibn Tufaíl, quien, más de un siglo antes de Lulio, vertió en El filósofo autodidacto (2) la doctrina acerca de la luz natural. Este nuevo Moisés fue salvado de las aguas por la misma Providencia que llamaría en su ayuda al incierto autor de Amadís de Gaula, de modo similar a Kabir en la India del siglo XV. Según algunos Hayy había nacido de los amores secretos de una princesa. Según otros de cierta fermentación causada por los agentes naturales en arcilla animada por el soplo divino, repitiendo en menor escala la historia de la Creación. También sin padres existe el principito. Su pequeño asteroide, compartido con flores y peligrosos baobabs, guarda un gran parecido con la islita de Ibn Tufaíl. La fantasía de la isla desierta donde existen maravillas desconocidas de la "civilización" se ha replegado en nuestros días al espacio extraterrestre a medida que los progresos de la ciencia, de la técnica y el arrojo humano han despejado las incógnitas de la geografía terrestre y casi eliminado la posibilidad de revivir en ella el mito del lugar fantástico, fascinante y remoto. Con ayuda de su luz natural, Hayy aprendió las verdades simples y las complejas. Como el principito, llega a saberlo casi todo en su islita excepto el modo de vivir y de pensar de los hombres, que tendrá que experimentar con pesar. Y un principio supremo del saber los une: la convicción de que "lo esencial es invisible". Esa lección última da el principito al aviador, del que va a separarse para regresar a su asteroide. Por su parte, Hayy descubre lo que "ningún ojo ha visto, lo que ninguna oreja ha oído, lo que jamás se ha presentado al corazón de un mortal" (3). En total similitud con Saint-Exupéry, Ibn Tufaíl dice: "Escucha ahora con los oídos de tu corazón y fíjate con los ojos de tu inteligencia en lo que te voy a indicar, pues tal vez encontrarás en ello una guía para el camino real. La única condición que te pongo es que no me pidas por ahora una explicación de viva voz, porque el camino es estrecho y resulta peligroso el explicar por medio de palabras una cosa inefable por su naturaleza" (4). Ambos libros tienen un profundo sentido religioso, explícito en el caso de Ibn Tufaíl, no tanto en el de Saint-Exupéry. En un hermoso estudio (5), E. Drewermann ha resaltado este punto en dos sentidos: lo que denomina "sabiduría del desierto" y la ineludible necesidad de comunicar en lo posible la vivencia mística (6), que inevitablemente trae aparejada la decepción a causa de la incomprensión humana. Drewermann se refiere al primero de este modo: "los hombres del desierto saben que están completamente en manos de las fuerzas de la naturaleza, como si el paisaje mismo quisiera enseñarles la postura de la sumisión a Dios, la postura del Islam" (7). Llama la atención que, con tan fuerte conciencia del fenómeno, no haya planteado en su libro las similitudes entre Hayy y el principito. Ni uno ni otro se han retirado voluntariamente al desierto con el fin de buscar a Dios, pero la Providencia los ha situado en lugares similares al "desierto", donde jamás han llegado los hombres y la naturaleza será la única compañera y maestra. Debemos precavernos de incurrir en el grave error señalado por Saint-Exupéry: no creer a la gente a causa de su ropa. Esto puede ocurrir a unos con Ibn Tufaíl, a otros con el propio Saint-Exupéry. Antes que el intrépido aviador francés y el cortesano mallorquín tornado en místico, el árabe español había escrito una utopía de incalculable valor. Muy similar al invisible interlocutor de Lulio y a Hayy es el principito: su buen sentido no es la lógica común, sino esa instintiva tendencia del niño y del hombre no corrompido -y por tanto, siempre niño- a querer saberlo todo, pero a aceptar y cultivar sólo aquello que encierre algo de maravilloso. Esa tendencia que se denominó, a falta de un término más preciso, con el muy claro de "luz natural". Saint-Exupéry quiso mostrar un compendio de lo más puro y valioso que en el ser humano existe, al igual que Ibn Tufaíl, porque Hayy, por la pureza de su alma y la bondad de sus actos, conservará siempre la ingenuidad infantil. Y tanto Hayy como el principito viajarán hasta los hombres en misión profética para comunicarles su verdad. Quedarán decepcionados. El dolor que ello trajo aparejado, sirvió a ambos para adquirir conciencia de sí mismos, de su lugar en el mundo y no sólo en el "desierto", del deber para con los demás y los límites de tal deber. Como Hayy, el principito necesitó la confrontación con alguien proveniente de otro estrato, portador de un saber diferente, pero dispuesto a entender, a dialogar y reconocer en él una parte de sí mismo. Pero seres así no pueden vivir indefinidamente en el mundo. Su nivel es otro: el de la contemplación, la fantasía y el amor. Desde esa dimensión, velan por que a la vida cotidiana no falten estos dones, que en forma de lluvia fecundante descienden a la tierra, se mezclan con ella y la hacen estallar en forma de frutos y colores. Es posible que se califique de platónica esta interpretación. En ese caso, sugiero tener en cuenta que Platón fue también un gran poeta, y que advirtió del carácter aproximativo, desdibujado que las esencias y valores adquieren al plasmarse en el mundo de lo sensorial. Tanto Hayy como el principito tendrán que enfrentar un duro aprendizaje que culmina en un tipo peculiar de muerte para retornar a sus regiones originarias, tras sentirse sacudidos por el dolor y la añoranza. Ambos tendrán que "domesticar" a alguien. El principito no sólo domestica a la zorra, a petición de ella misma, sino también al aviador caído en el desierto, cuya vida se transforma. Hayy lo hará con Asal, llegado por azar a la isla; gana su confianza poco a poco y llega a experimentar la suprema alegría de reconocerlo como un semejante, capaz de sentir y pensar como él, también de percibir la verdad y la trascendencia, aprende su lenguaje y concibe por él el inigualable afecto brotado del reconocimiento. Juntos irán a predicar a los hombres y juntos retornarán a la isla. Pese a las pequeñas diferencias, en ambos casos se trata de lo mismo: lo que Buber llama la palabra básica Yo-tú, el ser viviente, cálido y real que se nos da en el Encuentro. Se trata del arma más poderosa contra la enajenación, esa que muchos llegan a creer insuperable. Ambos retornan a su punto originario, pero el mensaje de Hayy, como el del principito, ayudarán a ser mejores a quienes lo escucharon. No siempre el desconocimiento supone ignorancia. La segunda indica la ausencia de saber. El primero, el saber incompleto o limitado en la medida en que jamás llega a ser absoluto. Quizás la confusión entre ambos y la asociación metafísica entre las formas del pensamiento humano y sus manifestaciones más antiguas, ha hecho pensar a algunos filósofos de corte racionalista en la desaparición del mito y de la conciencia mitológica con el mundo antiguo, o en un carácter por fuerza negativo de éstos. Pero el mito forma parte de la vida: la idealización de la persona amada, que el enamorado realiza hasta convertirla -y no sólo en sus ensueños- en un ser absolutamente singular, constituye uno de los ejemplos más bellos y cercanos, al cual podrían seguir muchos otros. No siempre implica oscurantismo, confusión o enajenación, lo cual sí ocurre en casos como el del viejo mito del "self-made man" en las sociedades competitivas, o el del héroe irreal del realismo socialista que deviene inhumano. Las mitologías en torno a civilizaciones extraterrestres muchas veces han sido usadas con fines propagandísticos o distorsionadores de la realidad, pero también en forma constructiva y con el más amplio sentido humanista, como el ET de Spielberg. El principito y Hayy son seres míticos, y como tales, también apuntan a la dimensión lúdica de la vida. Peter Brueghel el Viejo pintó en 1560 un extraño y fascinante cuadro titulado Juegos de niños. El tema del Ludus Puerorum fue abundantemente tratado en la antigüedad y en la Edad Media. En el oriente está en la base de las doctrinas más diversas: el universo como resultante del juego del Yin y el Yang, o de Shiva y su Shakti. El cuadro de Brueghel en especial refleja la seriedad del juego, la vida humana y sus actividades como juego, e incluso el aspecto enigmático y terrible de lo lúdico. Pero el principito, que asume la vida como juego, al modo caracterizado por Schiller, sólo elige los juegos capaces de facilitar la comprensión entre los hombres: la piedad se manifiesta al jugar con el rey; la lástima con el vanidoso; la gratitud con la zorra. Algunos, como el hombre de negocios, le proponen juegos que no entiende. Otros no quieren jugar, perdida su dimensión humana, como el farolero, y toman del deber sólo su aspecto penoso, sin amor. Hayy por su parte descubre jugando el universo, y la seriedad del mundo de los "adultos" le llega a través del escepticismo y la indiferencia de los hombres ante la vida mística que predica. Hay también juegos trágicos: la serpiente propone uno al principito, que llega a ser la vía de retorno al asteroide, un cambio de dimensión, algo suavemente triste que sólo para nosotros entraña dolor y pérdida. Para Hayy, el regreso a su isla está precedido por la misma tristeza y decepción del principito. Ambos reconocen que en su punto de partida han dejado algo insustituible, único en el mundo: la rosa para uno; la isla-eremitorio para el otro. En ambos casos el juego deviene representación de la vida, recorrido por sus estratos y sectores. El teatro universal muestra, en el caso de Hayy, con el didactismo propio de la literatura y el pensamiento medievales, el contraste entre el mundo de los hombres, sujeto a las pasiones, los intereses y la indolencia, y la naturaleza, ordenada según las leyes divinas. El principito se encuentra también entre la naturaleza y el mundo humano. Su ingenuidad proviene de la fidelidad a su propia esencia. Si Hayy ayuda a Asal a completar su conocimiento de la vía mística, el principito ayuda al aviador a curar las heridas producidas por el mundo, que provoca la traición a la propia naturaleza. Pero si se "reconocen" es porque, como Asal, el aviador es un hombre en alguna medida ya "despierto". Pues según la antigua sentencia de los alquimistas, sólo puede hacerse oro donde hay oro previamente. Ninguno de los demás hombres que el principito halla a lo largo de su recorrido se transforma por el encuentro. Todos piensan en utilizarlo para proseguir su vida enajenada o lo ignoran, o le piden que no moleste. Una sorpresa similar a la que Hayy recibe entre los hombres la recibe el principito al encontrarse con las rosas, todas idénticas. Están en un jardín, en medio de un camino, "y todos los caminos van hacia parajes habitados por los hombres" (8). Hayy descubre que ni su isla ni él son únicos mediante la luz natural, pero al conocer a Asal concibe la esperanza de que los demás hombres sean al menos como él. No es así, pues se conforman con verdades formales, con medias tintas que no los impelen a renunciar a placeres mediocres. Las rosas del jardín, evidente alegoría mística que nos recuerda la extraordinaria obra de Sa'adi, no constituyen átomos de sabiduría que se van sumando, sino que todas juntas terminan dando una lección al pequeño buscador: el carácter excepcional de cualquiera de ellas proviene de su capacidad de integrarse -tomemos los términos de Martin Buber- a la palabra básica Yo-tú. La zorra sirve como maestra de tal lección. Si Hayy comprende, tras abandonar la soledad de su isla, que ésta era el mejor lugar del mundo porque allí todo propiciaba sin trabas la búsqueda de Dios y su contemplación, el principito arriba a una conclusión semejante. Ambos desconocían otras posibilidades y creían únicos sus tesoros simplemente por ignorar que había otros similares. El comprobar lo contrario los desconcierta, les hace sufrir y al cabo, culmina en ambos el proceso de aprendizaje. Por contraste y más que nada por la inefable sabiduría que en los dos reside e inunda todos sus actos y vivencias, comprenden que la singularidad de la isla de uno y de la rosa del otro consiste en algo más especial y misterioso: en la viva presencia de lo trascendente, reconocible en la relación mutua establecida. Pues el micromundo de Hayy es el escenario del nexo con Dios, como el asteroide lo es del nexo con la rosa. Hayy no ha ido a la Meca: no la conoce. El místico que ha crecido y quizás nacido en la isla deshabitada ha sido bendecido por Dios sin peregrinar físicamente. No podría hacerlo pues nadie le ha enseñado, con el Corán, los deberes y las normas prescritos a los musulmanes ni llega a saberlos sino por boca de Asal. Pero el místico sabe que, más allá de reglas y santuarios, existe la omnipresencia de Dios y que alcanzar la teofanía supone encontrarlo, o más bien, reconocerlo en todas partes. Hayy es el peregrino místico, cuya alma ha realizado el viaje alegórico por todos los estratos del universo hacia Dios. Es un bendito, un privilegiado con el inmenso don de la contemplación inducida por la luz natural. Su viaje se produce sólo para encontrar a los hombres y comunicarles su saber, como ocurre con el principito, que completa su aprendizaje también entre los hombres. En La república, Platón narra en el mito de la caverna este viaje del espíritu que alcanza la contemplación de lo trascendente. No pretende desvalorizar el mundo sensorial, sino advertir que, frente a la contemplación de lo absoluto, lo contingente resulta inferior. Pero la revalorización del mundo empírico a la luz de lo esencial-invisible, permite verlo con nuevos "ojos", como portador de algo superior y maravilloso que lo dota de un sentido ascensional. Y la unidad entre ciencia y virtud que sustenta Platón lo conduce a exigir el retorno a la caverna a quien haya alcanzado la suprema visión. Pues queda para siempre comprometido con el resto de los hombres. Debe revelarles su saber cueste lo que cueste. Esta alegoría se aplica a Hayy y al principito. Cada uno ha salido de la "caverna" representada por la sujeción a lo inmediato. Cada uno revela, con sus propias palabras, el supremo secreto, que resume todo saber: lo esencial es invisible. Y cada uno sufre la incomprensión e indiferencia humanas. El peregrinar espiritual en busca de lo invisible se paga en el mundo de los hombres con la soledad o con un sufrimiento a veces insoportable, brotados de la paradoja que supone entregar un tesoro que no se aprecia. Pero no se borrará del todo la impronta dejada por el contemplativo, aunque su mensaje no se asimile por completo. Alguna voz le escuchará, alguna vida quedará marcada por sus palabras y actos. El mundo ya nunca volverá a ser el mismo. Tanto Ibn-Tufaíl como Saint-Exupéry, inscritos en la tradición platónica, anuncian lo que Lulio resumía así: "Amable hijo, cae el hombre en grave duda y en error cuando se esfuerza en imaginar las cosas espirituales e intelectuales" (9). Cada grado de la belleza ocupa su lugar en la escala universal. La isla donde vive Hayy es bella, como la rosa del principito. Pero lo son gracias a la Inefable Presencia que, desde el alma de ambos y desde la esencia de los seres contemplados, inunda todo con Su Luz, que es a la vez Belleza y Verdad. Sa'adi lo resumía de este modo: para apreciar la belleza de Layla hay que tener los ojos de Majnún. Mayo de 1995 Notas 1. R. Lulio: Doctrina pueril, cap. 1, aforismo 1. Las citas se han tomado de la edición preparada por Gret Schib (Barcelona, 1972), p. 40. 2. En realidad el título fue: Epístola de Hayy Ibn Yáqzar acerca de los secretos de la filosofía iluminativa. El que ha llegado hasta nosotros (en Occidente), fue puesto por Edward Pococke, en la edición latina de 1671. Para mayor información, pueden consultarse, entre otros, los prefacios a las ediciones de la obra de Espasa-Calpe argentina, Buenos Aires, 1954 y de Trotta, Madrid, 1995; E. J. Brill's: First encyclopedia of Islam, 1913-1936, ed. by M. Th. Houtsma et al., Leiden-New York, 1987, Vol. III, pp. 424-425; M. Fakhry: A history of Islamic philosophy. New York-London, 1970, pp. 294-302; Sami S. Hawi: Islamics naturalism and misticism. A philosophic study of Ibn Tufayl's Hayy bin Yaqzan. Leiden, 1974; L. Rubio: "El filósofo autodidacto". En: Cuadernos salmantinos de filosofía, VIII, 1981, pp. 105-136. 3. Se trata de un Hadith de Mohamed el Profeta citado por Ibn Tufaíl, en la edición de la obra preparada por A. González Palencia. Madrid, 1948, p. 164. 4. Ibn Tufaíl, op. cit., ed. A. González Palencia, p. 165. 5. Cfr.: E. Drewermann: Das Eigentliche ist unsichtbar. Hay edición española (Barcelona, 1994). 6. Cfr. E. Drewermann: op. cit., ed. española, p. 132 ss. 7. Ibíd., p. 152. 8. A. de Saint-Exupéry: Le petit prince. Las citas proceden de la versión en español: El principito. México, 1985, p. 68. 9. R. Lulio: op. cit., cap. 85, aforismo 8, ed. cit., p. 204. ** Lourdes Rensoli Laliga, escritora cubana (La Habana, 1952). Estudió filosofía hispánica y se especializó en literatura medieval española y en historia de la filosofía. Fue profesora de esta última materia en la Universidad de La Habana y profesora invitada en la Universidad de Leipzig y en la Gottfried Wilhelm Leibniz Gesellschaft de Hannover. Ganó 2 veces el Premio Nacional de la Crítica Literaria en Cuba con trabajos sobre la relación entre filosofía y poesía en Goethe y en José Lezama Lima. Ha publicado los poemarios Calenda del mes frío, Júpiter ante el pararrayos y la antología Con pétalos de rosa en mi garganta, numerosos libros sobre filosofía moderna y antologías de historia de la filosofía, así como artículos en libros colectivos y en revistas de España, Cuba, Colombia, México, Alemania y la URSS. palou@netrox.net. === Letras de la Tierra de Letras ========================================= *** Tres relatos de Luis Martínez *** Poemas de Jordi Climent Botella *** "Fuck you", Hernán A. Brignani *** "La furia de la piel delicada", Javier Flores *** "Sueños en el Orinoco", Rafael Rattia *** Cuatro poemas de Luis Daniel Fernández García *** "Cazadores de sueños", Édgar Allan García *** Poemas de Paul Dassori Artigas *** "El encuentro", Juan Antonio Moya Sáez *** Poemas de Miriam Ventura *** "Tiempo", Matías Gastaldi *** Dos poemas de Álvaro Ancona === Tres relatos Luis T. Martínez ==================================== *** La noticia ¡Guardias! Tomaba el avión de las 6:00 cuando escuchó su nombre. Lo llamaba la recepcionista de vuelo. Sintió de pronto un rayo eléctrico por todo el cuerpo, dejándolo inquieto, nervioso. -Se habrán dado cuenta de quién soy -murmuró. -¡Señor..! -¿Yo..? -Sí, a usted mismo, no puede irse, lo han llamado, y me han informado que lo detenga. -Escuche, señorita, que si no me apuro perderé el vuelo. Además, ¿quién es que me busca? La señorita no le supo contestar, y sin respuestas fue guiado por unos hombres uniformados con aspecto de perros cazadores a un cuarto de espera, cerrado y oscuro. -Espere aquí, el que lo busca no tarda en llegar. Desesperado, impotente ante lo ocurrido, esperaba impaciente. El paso del tiempo ya era noticia vieja, la cual no retornaba ni continuaba. El terrible presente estaba allí sin optimismo de futuro. Eran las 9:00 de la noche cuando llegó a la comisaría atado como bestia salvaje. El detective Pablo, alias El Tigre, le decía con dulzura lo que le aguardaba cuando de repente lo arrojó contra la puerta principal. Lo acercó a la inspectora y él valientemente exclamó: -¿Por qué se me encierra? No he cometido ningún delito. La inspectora Alma D. Cristo, famosa mano rígida del régimen, le dio una bofetada y exigió respeto. No permitía que nadie le levantara la voz. Esa era una de las muchas razones por la cual no estaba casada. -¡Guardias..! Llévenselo, el lunes ya hablaremos. -Pero, pero, deme usted una explicación. Creo que no es mucho lo que le pido. ¿No? -Cállese, o le pesará si sigue cuestionando. Era viernes y en vez de estar llegando a Madrid pasó todo el fin de semana preso, confuso. El no saber las razones lo agobiaba. Parecía como pez fuera de agua, asfixiándose con el pasar de las horas. Había planeado el viaje tres meses atrás. Desde niño quiso siempre visitar a España, centro de cultura e historia, pero hasta ahora no había podido viajar. La literatura, especialmente la de ese país, le fascinaba. -Me he enterado que no tiene usted abogado defensor, y he sido empleado por el ministerio público. José Satán a sus órdenes. Ahora cuénteme: ¿qué pasó la noche del crimen? -Señor, primero, no sé de qué me habla. Segundo, ¿qué crimen del carajo? Y tercero, ¿está usted loco como los demás? -Mire, quizás esté así debido a lo que ha pasado. Ver al obispo apuñalado tres veces y luego arrojado de un tercer piso es algo terrible. Los diarios informan que usted es el único que presenció la tragedia. Cálmese, que estoy aquí para ayudarle. Hábleme usted del asunto. ...Pensaba que el mundo, construido como era, necesitaba de mentiras. Fue tarde cuando descubrió esta realidad. Ésta era muy cruel para enfrentarla. Desde la caída del hombre ante los ojos de Dios, el ser humano tuvo que construir un mundo de fantasías para aliviar su dolor. -¡Oiga!, estoy hablando con usted. Responda: ¿qué tuvo que ver usted con la muerte? ¿Que hacía usted en el aeropuerto? Conteste, o ¿quieren que lo recojan en un par de días, y lo enfilen como a los demás para que el pelotón pegue gritos de sangre? -Señor, disculpe, pero no entiendo nada. Soy un hombre honesto, trabajador. Yo no he hecho nada. Escribo críticas para una revista política. El artículo publicado acerca de la corrupción eclesiástica no fue idea mía. Se lo aseguro. Iba tranquilo a tomar el vuelo 666 destinado a Madrid, cuando de repente escuché mi nombre. En un abrir y cerrar de ojos me encontré aquí, encerrado. -No, no me diga usted que no tuvo que ver nada, que es inocente, que lo que le han hecho es una injusticia. Necesito pruebas para comprobar su inocencia. No es a mí a quien usted tiene que convencer. ...Preso en una cárcel, estancado en el reloj del olvido, agonizaba, presentía la muerte. Era injerto de árbol que pertenecía a dos mundos tan comunes como distintos. Reía sarcásticamente al ver que vivía como rata, que la suerte lo había abandonado. -Quiero que tome lo que queda del día para que se serene. Mañana domingo llegando el alba regresaré por los datos pedidos. ¡Guardias! ...La filosofía lo despertó y lo mató. Era todo una farsa, inventada por la imaginación humana. Todo lo que creía conocido era ya opaco, negro. El dolor de saber que no podía hacer nada lo frustraba. Pudo en ese instante comprender el sentir del gitano español ilustrado en los poemas de Federico García Lorca. El sonido de la cerradura lo aterrorizó, se puso de pie en un instante. El guardia encargado abrió la celda. Lo acompañaba el señor Satán. Era domingo, el reloj marcaba las seis de la mañana. -Tiene usted tres minutos con el presidiario. -Tiene usted que contarme todo lo sucedido. De lo contrario no podré hacer nada. El escuadrón sólo necesita escuchar la orden de la inspectora. Así que por favor cuénteme. -Aunque le diga lo ocurrido, nada cambiaría mi suerte. Estoy seguro que si le cuento no me creerá. Vale, dígale al pelotón que venga a buscarme. -Confíe en mí. Soy su único amigo. Deseo ayudar. Deme la oportunidad de creerle. -Todo ciudadano ha leído lo que descubrí y escribí en la revista Política Nacional. El que escribe la verdad en un país como éste no sabe en el lío que se está metiendo. Lo cierto es que cuando terminé de escribir el reportaje, el editor, pensando en el aumento de las ventas, se atrevió a publicarlo. Cuando escribí la historia no era para reportarla, sino la escribí como ejercicio. Siempre he querido escribir una novela policiaca. Y por esto viajaba hacia Madrid. Le aseguro que el editor lo hizo sin mi consentimiento. -Caballero, se nos acaba el tiempo y no me ha contado acerca del asesinato. -Pero es que usted no ve que me han puesto una trampa. Yo no estuve esa noche en la casa del obispo. No sé quién lo mató. Usted parece que no ha leído mi reportaje. En éste se descubre la corrupción eclesiástica. Supongo que el obispo, acorralado por el pueblo y mi reportaje, quiso limpiarse las manos. Tal vez, y no lo dudaría, el gobierno tiene algo que ver con su muerte. Ya lo entiendo, cómo no lo había pensado antes. Sí, un agente del gobierno lo mató. Y se lo digo no porque estaba presente, sino porque tras la corrupción eclesiástica están las manos de muchos personajes del gobierno. Éstos, temiendo que el obispo recitara la verdad, callaron su boca. Está tan claro. -Entonces, ¿por qué lo han encarcelado a usted? -Imagínese: muerto el obispo, salvados los secretos de los oficiales del gobierno; preso y desaparecido el reportero, final de las excavaciones exigidas por el pueblo analfabeto. Ahora, ¿cómo justificar al pueblo el encierro de mi persona? Fácil. Reportan que yo fui el único testigo; el único que sabe quién fue el asesino; también escriben que me encontraron en el aeropuerto, huyéndole a la justicia. Ya lo entiendo todo. Soy la última duda que queda viva. -Sabe usted lo que está contándome. Estas acusaciones son graves y sumamente peligrosas. ¿Está seguro de lo que me dice? -Ya le dije que no iba a creerme. Ya entiendo el porqué de mi encarcelamiento. Llame usted al pelotón. No tengo salvación. Digo, por lo que veo, nadie en este país tiene salvación. -Déjeme ver lo que hago. No le prometo nada. Ya que acusar al gobierno de encubrimiento es algo comprometedor. Al salir de la celda, éste fue guiado hacia la oficina de la inspectora. -Y entonces... ¿logró sacarle lo que sabe? -Bueno... creo que le he sacado lo necesario. Déjeme decirle que sabe demasiado. Es necesario... -Ya veo... ¡Guardias! *** Esperando la muerte Conocí el único hombre justiciero. Compartíamos una celda de muerte. Fue mi único compañero. Estuvimos unos treintitrés días juntos. La tumba tocó primero su puerta. Yo duraría respirando una semana más. Y en esa misma semana escribí este pequeño relato. Me contó que había estado en el bote unos siete años. Lo habían condenado a cadena perpetua. Le rogó al juez que no lo sentenciara a tan larga estadía. Quería mejor ir directo al escuadrón. No necesitaba vivir. Ya para qué. El juez dictó una sentencia de siete años y, después del cumplimiento, la muerte frente a una escuadra justiciera. Recuerdo la noche antes de su muerte, estaba sereno y, si me atreviese a decir, contento. Era un hombre de estudios. Se había graduado de letras de la universidad más prestigiosa del país. Era maestro, pero su verdadero amor era la escritura. Cuando no estaba en la escuela secundaria donde enseñaba español, estaba en la biblioteca, informándose. Siempre mantuvo un lema: el que escribía tenía, por obligación, que leer. Nunca pudo publicar nada; ese mundo lo notaba sumamente político. Desde temprana edad empezó a gozarse el mundo literario que lo rodeaba. Era un chico flaco, débil, frágil. Cuando se juntaba con los muchachos del pueblo en los conucos y empezaban a elegir quiénes iban a jugar en los famosos juegos de béisbol, siempre era el último en ser elegido. En ese preciso momento, cuando sin más opciones se decidían por él, maldiciendo furiosamente (por dentro) sus suertes. Por más que trató nunca fue aceptado en el mundo atlético de sus compañeros. Los rechazos, estos rechazos, lo llevaron a buscar sueños en otro mundo. Empezó a escribir sobre ellos. Las constantes burlas de los muchachos lo acorralaron, lo llevaron al mundo de la ficción. Allí, en los "shelves" de libros, en los "desks" intelectuales, en los silencios "necesitados", empezó a vivir, a crear, a soñar, y a dar raíz a su escritura. Se dio cuenta, a medida que iba desarrollando su talento o desgracia, que la lectura era aún más importante. En este momento recuerdo sus últimas palabras; creo que me dijo: "Leyendo fue que aprendí a no sólo escribir, sino a vivir". Contó que leía y leía por horas, por días, por meses. "Soy un adicto a mi vida", dijo la última noche que durmió vivo. A pesar que me contó que leía poesía, historia, cuento, novela, teatro, filosofía y otras cosas más (que ahora no recuerdo), lo más sorprendente fue lo que le escuché decir, unos momentos más tarde, "Sabes una cosa, todo eso que leía afanosamente nunca sirvió para nada. Todo lo que se tenía que leer, estaba allí, frente a ti, frente a mí. Sólo teníamos que ver; nuestro medio ambiente es nuestro espejo; la naturaleza siempre nos enseña, siempre. Y hoy, valientemente, te confieso que he sido un ciego". Nunca le dijo a nadie que escribía. Los años universitarios le pintaron el mundo sucio, vulgar, degenerado, en donde vivía. De los temas prolíficos que se desarrollaban en las clases, sabía "desgraciadamente" que fuera de ese centro ideológico, estaba el mundo real, el que chocaba cada parte del país donde respiraba. Por más que trataba, las ideas sublimes, limpias, bellas, que nacían "sin raíces" en esa universidad, no tenían sol, agua, ni tierra, en su mente. No podía ignorar el mundo que gritaba, el que lloraba, el que tenía hambre, el que pedía justicia, el que día a día iba muriendo. Detestaba los profesores que describían lo hermoso del medio donde vivían. Estos adjetivos eran como bofetadas, como puñaladas. Estas hipocresías llenaban de fuego su corazón. Incluso, llegó a varias veces cuestionarse el porqué estaba allí. El país se estaba ahogando y él, en esa comunidad idealista, no podía hacer nada para sacar, aunque sea, un poco de esa agua sucia. Lo más triste del caso era que el resto del país estaba ciego. Logró, varias veces, confirmar que en su país reinaba una limitación interminable; "nuestro país está como está, comiendo tierra, porque prosperan sólo una epidemia de mediocres", me dijo una tarde lluviosa y furiosa. Aunque era un joven genial, sus calificaciones nunca lo mostraron. La mayoría de su tiempo libre, el poquito que le regalaba el hambre, lo pasaba en la biblioteca, leyendo. Trabajó en una librería los años que duró en la universidad. Le encantaba su trabajo, ya que trabajaba con lo que le fascinaba. Aunque el sueldo nunca fue algo grande, éste le ayudaba a sobrevivir. Desde muy chico se había quedado huérfano. Su madre había muerto de un pasmo cuando sólo tenía unos nueve años. Su padre, esclavo de la calle y del romo, desapareció unos meses después y nunca más lo volvió a ver. Tuvo suerte de que un tío lo recogiese. Así fue que pudo seguir estudiando. No quiso estudiar ciencias políticas ni filosofía. Identificaba esas ramas como parte del problema y no parte de la solución en la que se encontraba su gente. Quiso estudiar una rama fuera de las influencias sociales, burocráticas. Aparte de que era una excelente idea estudiar letras ya que escribía, ese arte le presentaba el mundo como lo quería, sumamente humano. En las clases de literatura encontró siempre la fuerza para seguir batallando, respirando. "El mundo de las letras siempre fue mi fuente. Siempre lo fue y siempre lo será", me dijo los días primeros que estuvimos juntos. Me contó que sólo había amado a una mujer. Creo que se llamaba Mercedes. Sí, ahora recuerdo, este fue el nombre que tanto mencionó en sus noches de tormentos y truenos. La conoció en la clase "Poesía del siglo XIX", su cuarto y último año en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ese día, me dijo alegremente, estaba sellado en las entradas de su corazón, en el cielo de su alma, en el jardín de su mente. Fue la única vez que lo vi sonreír. Recuerdo la forma gloriosa en que me la describió. En sus ojos se veía el gran amor que todavía vibraba dentro de su ser. "Ella fue y seguirá siendo mi areito; siempre será el sol que seca estas lágrimas, la luna que le regala olas a este mar, la llave que libera este cuerpo; siempre, siempre está aquí (señalando su corazón), como el hambre que sacude todo este continente. Si la vieras, te darías cuenta de que es eternamente amor. Sus ojos marrones, dos planetas Tierra; sí, dos planetas Tierra; su pelo, galaxias florales; sí, galaxias florales mano; su sonrisa, el cielo ideal, hecho real; sí, mi cielo inmortal; su boca, la madre iglesia de Dios; sí, ella reinaba en ese mundo; su color taíno, imborrable romance; sí, mi imborrable romance; su cuerpo, merengue-salsa-bachata-bolero, una cajita de música; sí, mi único anhelo".Al escucharle, a mis ojos volvieron las lágrimas. La sorpresa de este amargo dulce líquido, le devolvió a mi abismo temporal una quimera de sueños. Sin saber lo que estaba pasando en mi cabeza, sólo unas palabras rodeaban mi mente opaca: "¡Qué poeta, qué palabras!". Cuando le pregunté que había sucedido entre ambos su tono alegre y gozoso cedió a un silencio lluvioso. Él ya no quiso seguir contándome. Tomó la sábana que en un tiempo había sido blanca, la puso encima de lo que en la cárcel le llamaban cama y escondió su cara, sus ojos, su cuerpo, en la miserable tumba donde dormía. Los días siguientes nuestros diálogos cedieron; éstos estaban invadidos por escenas, capítulos, secciones, de silencios. Comprendí un poco su dolor. No fue necesario que me contara lo que había sucedido con Mercedes. En este momento me doy cuenta de esto. Hay cosas que el hombre, más por necesidad que por obligación (diría yo), decora la tumba donde en su final descansa, aunque nunca nos demos cuenta de esas decoraciones o secretos. Setentidós horas más tarde (leí el tiempo en los rostros de los compañeros míos: el sol y la luna) volvió a hablarme de ella. "Ella fue la única que supo que escribía (bueno, aparte de usted)", habló melancólicamente. Después me propuso cambiar de tema, y tuve que complacerle. Sentía lo penoso que era hablar de Mercedes. Empezamos a conversar sobre sus escritos. Lo primero que escuché de sus labios fue que nada quedaba de sus escritos. "Los quemé la noche anterior que me entregué a los policías justicieros", calmado exclamó estas palabras. Sí, mi compañero de celda era poeta, poeta solitario. Después que supe que había escrito poesía, cuentos y hasta novelas, opté por llamarlo poeta, cosa que lo llenaba de alegría. Aunque físicamente nunca me mostró del gozo que les cuento, su aura, al escuchar la palabra poeta, recorría cielos, rompía las cadenas que encarcelaban su cuerpo. Tanto lo molesté, día y noche, que lo convencí para que recordara una de sus poesías para que me la recitara. Mientras escuchaba al poeta, cuestionaba el porqué de esta vida; ¿cómo un individuo de tal magnitud había llegado hasta este sitio de ratas? ¿cómo? Entendí el porqué yo estaba condenado a la muerte (créanme que lo entiendo), pero cuando lo escuchaba, cuando lo veía, mi cerebro se llenaba de preguntas sin respuestas. Nunca me atreví a preguntarle el porqué de su suerte. Yo no era nadie para hacerlo. Una sola pregunta volvía y volverá, hasta que me lleven (faltan unas seis o ocho horas, ya imagino al padre ese, pidiéndome arrepentimiento), atacándome: este poeta seguro no ha hecho nada, nada (seguramente dijo algunas verdades), ¡qué país nos premiamos!; ¿cómo se justificaba el encarcelamiento de este artista, cómo? Confieso que nunca supe la razón exacta por la cual el poeta estuvo preso siete años, para después ser fusilado, una mañana de mayo, bajo el grito justiciero de un capitán y su escuadrón idealista. Pero al convivir con el poeta estos últimos días, y al ser yo un verdadero asesino, debo confesar que el poeta nunca derramó sangre ajena, nunca. Su único delito fue el derramar gota a gota la suya, por una mendiga causa, nuestra patria. Me quedan unas horas de vida pero no estoy nervioso. Desde que mi amigo gritó fuertemente "¡Adiós!, mundo cruel", antes de escuchar sus ríos angelicales rebasar, el poeta (como siempre, pensando en los demás) trasladó toda su paz, toda su calma, toda su serenidad, a su compañero carcelero. Siento una gran tristeza; me consume los ojos, el corazón, la mente y hasta el alma. La siento y no la siento por el poeta, tampoco por mí. Pienso en los niños, en las lluvias que no perdonan bohíos, en las sequías que no consideran la tierra, en las protestas estudiantiles que luchan desesperadamente, en las mujeres callejeras que desconocen caricias y mágicamente las palabras poéticas del poeta recobran su papel. Ya no están quemadas; renacen; siento que están en cada momento, en cada espacio, de esta limitada nación. Y no sé, tal vez nunca vean la luz de nuevo los niños; ojalá que puedan. En cada pedazo de tierra noble están los escritos del poeta sembrados (de esto estoy más que consciente, lo sé; como sé que ya faltan unos minutos para mi muerte). Tan sólo le pedí un deseo al padre; uno y no tres. Le pedí que tomara este mendigo relato, el cual no sé si está bien escrito, y lo hiciera llegar a Mercedes. Pude averiguar, después de la muerte de mi amigo, que ella era la esposa del presidente de la nación. Supuse que ella sabría qué hacer con el escrito. Y si hoy están leyendo esta historia es porque ella fue en verdad su areito, su tierra, su mar; en fin, no soy poeta. También supongo que ya no podrá haber dudas de la inocencia de mi amigo el poeta. Como les dije al principio, fue el único hombre justiciero que conocí. Y hoy confieso -con la muerte en mi caballo, con la cruz en mi corazón, con la pluma en este papel- que lo que estoy sembrando aquí, ahora, en este momento, es mi semilla, la única semilla fructífera que le dejo a este mediocre país. Y ahora, bajo el feroz león y el bullicio de sus cachorros, no me arrepiento de nada, de nada. Sólo le pido perdón al poeta, mi amigo. Le pido que perdone a este país -turbado no necesariamente por la mano extranjera- y que me perdone también a mí, por nunca dar buena siembra. Y le daré honor a mi amigo, gritando sus palabras finales. Sí, gritaré "¡Adiós!, mundo cruel", cuando conozca el plomo habitual que despierta nuestra nación. *** Un vaso de agua -Aquí me tienen. Soy el último comunista en esta culminante ciudad de transeúntes. No importa. Se lo pueden decir a la policía, al FBI o hasta la CIA. Vengan por mis piernas, mis manos, mis huesos. Vengan. No existe ni una lágrima de miedo en este rebosante mar. No saben que sólo la tierra cubre, entierra. El cemento, los ladrillos, las varillas, son opciones inútiles, fútiles. Estos condimentos científicos no afectan a un hombre de agua, de tierra, de allá, de aquí. El calor se pinta de humano en los edificios, las calles, los faroles, los automóviles, los transeúntes. El sudor estancado por el palpitante invierno corre libre, como río por los rincones de las calles, las avenidas. La mirada del sol ha empezado a oscurecer los cuerpos mecánicos que van y vienen. Parece que está en cada sombra. De sus garras, no existen escapes. Son las doce de la tarde. -Soy un emigrante. No sólo de esta ciudad, de esta nación, de este cuerpo, sino también de esta vida. Camino todos los días por la misma calle, a la misma hora de siempre. Nada cambia. Frío, calor, la misma vaina. De vez en cuando notas un perfil extraordinario, una sonrisa tierna, una mirada acogedora; pero la mayoría de veces sólo notas la mirada insegura de los ojos, la prisa de las piernas, las manos torpes precavidas, el reñir y gemir de los taxis, el escándalo de los comerciantes y el semáforo rojo-verde. Aquí me encuentro, con el hambre en los bolsillos. Estoy en mi "lunch-break". Tengo que apurarme. De la media hora que nos "dan", únicamente me quedan veinte minutos. Llevo en mi cartera gastada, consumida, dos miserables dólares. ¡Y con esta hambre! Es la hora del almuerzo. El único instante donde se puede respirar, sin mirar atrás, el aire artificial de esta ciudad. Los restaurantes, los "coffee-shops", las "pizzerías", los "McDonalds", los "Burger Kings", se deleitan de la inmensa clientela. Todos buscan refugios. Parecen abejas; perdidos buscan un panal. Aparte de querer vencer el hambre, el sol anuncia, demanda, soledad en las calles. Nadie quiere confrontarle. A esa hora se paga hasta por la poca sombra que se manifiesta. Sólo un ciudadano le hace frente al rabioso sol de las doce. Lleva un "jean" gastado, consumido; una camisa verde, manga corta, descolorida; unos zapatos débiles, casi muertos; y una mirada de dolor en los ojos. -Tendré que comerme una pizza. No recuerdo la última vez que almorcé otra cosa. -Mirando, tras el cristal de un restaurante, una colmena deleitándose de una espléndida comida, piensa resignado:- Y pensar que también tendré que pedir un vaso de agua al vendedor -A lo lejos se divisa la "pizzería". Apresura el paso-. Sólo me quedan quince minutos. No es viejo el transeúnte. Parece de unos veintitrés años. Lleva cara de mala noche, de muchas, docenas. En su caminar notas la humildad, la simpleza. En su mirada puedes sentir la muerte del sofocante sol. En su forma de respirar puedes entender que es un ser pensante, un joven de conocimientos. Tal vez sepa demasiado para su bien. Siempre mantiene la cabeza declinada. Quizás carga más de una cruz su rosario. -Soy mensajero. He pasado frío, hambre, enfermedad y calor, estos últimos cinco años; diariamente. Nunca me dejan hacer otra cosa. Camino y camino unas ocho o nueve horas al día. Así puedo matar poco a poco el hambre que traigo desde que me cortaron el ombligo. De la escuela, ¡qué les puedo decir! El hambre no me deja. Leo lo que el bolsillo me deja comprar. En uno de esos libros fue que llegué a la conclusión de que no puedo ser capitalista. Y que me lleve Satanás por ser comunista. Díganle. No existe ni una lágrima de miedo en este rebosante mar. Sí, él también tiene su historia, sus sueños. -¡Rayos!, no me he echado ni un bocado cuando ya tengo que salir huyendo hacia la oficina repugnante. [Cinco minutos para llegar.] El transeúnte camina desesperado; masticando una pizza. ¿Se le habrá pasado la hora? Sí, seguramente. Mientras cruza una calle tranquila, monótona, pierde el control del vaso de agua; y cuando los instintos le guían la mirada hacia el cemento, un automóvil rojo, chispeante, reluciente como el sol de las doce, dobla furiosamente, chocándolo. En un abrir y cerrar de ojos se forma un gentío. El sol -rabioso- está que chispa. Es evidente. Está muerto. Su sangre derramada humaniza el cemento, los edificios, las caras mecánicas, que lo rodean. [Los cinco minutos han cesado.] La calle ahora está desierta; como si nada hubiese ocurrido; como si estuviese muerta. Los rayos solares, sofocantes, asfixiantes, han plasmado los charcos sangrientos por toda la calle tranquila, monótona. Todo parece haber vuelto a la normalidad. El sol está impenetrable. De sus garras, no existen escapes. Son las doce y media de la tarde. Hoy nadie pudo evadir sus zarpas. Dudo que mañana pueda alguien lograrlo. Todos han vuelto, rápidamente, a sus quehaceres. ** Luis T. Martínez, escritor dominicano nacido en 1973. Se graduó en filosofía en la Universidad de Nueva York en 1999. Escribe poesía y narrativa en inglés y castellano. Ha publicado el poemario Espejismo (A Poet Born Press, 1999) y tiene aún inédita su novela El agua en los gemidos. l_tmartin@hotmail.com. === Poemas Jordi Climent Botella ===================================== *** Pobreza Pobreza televisada, pobreza Aséptica e inodora Pobreza puta que se vende A televisiones y se alimenta De emociones Pobreza falsa que no duele Ni huele. Pobreza de plató, en directo Y en grabación, Pobreza de plástico siempre lejana y censurada. Y mientras, el pobre se calienta En invierno con sus propios orines, Se ahoga en su pobreza real, Infecta y maloliente. Pobreza cierta, llagada y supurante. Ofrece ropa vieja y raída. Al vagabundo nunca le Llegan tus harapos. Tiendas de ropa de segunda mano Llenan sus escaparates. La verdad no está en libros de autoayuda. La verdad no está en televisión, La verdad es real, vive bajo el puente y Huele a mierda. Y lo más importante: No se parece a ti ni a lo que ves. Al menos de momento. *** Este tiempo... Este tiempo, es un tiempo Avaro en sueños, Un mundo donde han mutilado la magia. Mira, allí afuera, en los bancos de la calle, Los viejos escupen trozos de vida Con la mirada perdida en el olvido, O entre las faldas de alguna niñita. Allí afuera, la luz de las farolas En amarilla y amortiguada. Apenas permite ver la paloma muerta Hace ya semanas. Se pudre en el asfalto, tributo A los habitantes de la gran ciudad. No crecerá vida, de esta muerte. *** Atropello No podía parar ¿Lo entiendes? Te plantaste delante de mí y te quedaste ahí Como un ciervo deslumbrado Por los faros de un coche. Sólo que tú no eras un ciervo, Aunque yo sí conducía un coche. Y no podía parar. ¿Lo entiendes? Así que apreté el acelerador Y ahora hay un idiota menos en el mundo y supongo que ya no importa si alguna vez entendiste o no. Ahora ni tan sólo tienes un ramo De flores en el cruce. ** Jordi Climent Botella, escritor español nacido en Barcelona (1973). Programador de oficio, escribe poesía y narrativa. Textos suyos han aparecido en sitios como El Vertedero, País Cultural y Metamorfosis. satori@deabruak.zzn.com. === Fuck you Hernán A. Brignani ====================================== "Por favor, que se calle de un puta vez", pensó en tono de súplica el hombre que manejaba la coupe Fuego GTA modelo 87, gris metalizada, excelente de motor pero más o menos de chapa. Subió el volumen del stereo y los acordes estridentes de los Redonditos de Ricota llenaron el habitáculo del auto, confundiéndose y tapando en parte el constante monólogo de su segunda esposa. Prendió un cigarrillo, y desvió la vista de la ruta oscura para dirigirle a la mujer una mirada de hastío y desprecio. Ella, encolerizada, le manifestó a los gritos que estaba cansada de sus silencios, que estaba harta de su egoísmo y de su falta de interés; en resumen, de todo lo que tenía que ver con él. Y afortunadamente, no habló más. Se dedicó a mirar un punto fijo en el espacio con la boca torcida en una mueca desagradable y la cabeza inclinada hacia la ventanilla. El hombre, ya mucho más tranquilo, vio que la aguja del nivel de nafta estaba bastante baja, y se dijo que en la próxima estación de servicio que encontrara debería parar. Faltaban unos doscientos kilómetros para llegar a la ciudad de Catamarca, y cuando vio el cartel albiblanco de la YPF destacándose con sus brillos de neón, aminoró la marcha y se deslizó por el sendero de grava hasta los surtidores. Apagó el motor. Sin decir nada, se bajó del auto, abrió la tapa del combustible y cuando el playero le preguntó si llenaba el tanque, respondió afirmativamente con un leve cabeceo. Le gustó esa estación de servicio, tan al estilo antiguo. Sin esos insípidos bares y autoservicios de 24 horas, sin esa pulcritud desubicada. Se dirigió a los baños que, como corresponde, apestaban a pis de camionero y no tenían jabon, ni toallas, ni secadores automáticos. Orinó un largo rato y salió sin lavarse las manos. Hacía calor, pero no demasiado. Se reprochó su debilidad al aceptar la compañía de su mujer en aquel viaje, pero con suerte en cuatro o cinco horas más llegarían a La Rioja, donde estaría ocupada con algunos parientes. Sí, esa estación de servicio le transmitía algo. Tenía personalidad, eso era. La pequeña oficinita, con almanaques de quince años atrás, con papeles apilados desprolijamente sobre el escritorio (en realidad, una mesa vieja destinada a tal efecto), el viejo y oxidado ventilador de pie, girando lentamente, todo le dejaba una sensación familiar. Complacido por haber descargado su vejiga y por haber definido qué era lo que le atraía del lugar, se dirigió hacia el auto donde el tipo con el mameluco azul le cobró cuarenta pesos, sin preguntarle si quería revisar "agua y aceite". Se subió a la coupe, que arrancó violentamente. Cambió el CD por uno de Pink Floyd, saludó al playero que lo estaba mirando inexpresivamente, puso la primera y aceleró. Estaba disfrutando la música y el sabor seco de sus cigarrillos negros. "Welcome, my son, welcome, to the machine". Por algún motivo, le había mejorado el humor. La ruta negra se perdía entre los cerros, y pisó el acelerador. Cansado después de haber escuchado dos veces consecutivas el mismo disco, apagó el equipo. En un rato más entrarían a la ciudad de Catamarca. Se sorprendió bastante cuando quiso averiguar si a su mujer se le había pasado el enojo, y no vio más que el asiento del acompañante vacío. Clavó los frenos. Acomodó el auto a un costado de la ruta y apagó el motor. Recordó que ella lo había estado molestando con sus reclamos casi todo el viaje, y que un rato antes de llegar a la YPF se había callado. Como esa había sido la única parada, pensó que se la podía haber olvidado allí. No la había visto bajar, pero probablemente lo hubiera hecho mientras él estaba en el baño. Soltó una puteada. Ahora los reclamos iban a ser mucho peores y, para colmo, con razón. Bruscamente, la coupe salió arando y giró para volver sobre el camino andado, rumbo a la estación de servicio. Ya no disfrutaba la tranquilidad, ni el silencio, ni la música. Solamente se atormentaba pensando en lo que le esperaba, ya que las duras recriminaciones que seguramente le haría la mujer no se limitarían al incidente del olvido, sino que se remontarían en el tiempo y en el espacio hasta el noviazgo en Salta, el casamiento, la luna de miel en Bariloche, los años vividos en Buenos Aires y el último año pasado en Jujuy. El velocímetro marcaba 160 kilómetros por hora, y después del quinto cigarrillo desde que hubiera emprendido la vuelta, avistó a lo lejos el ansiado cartel luminoso de YPF. Entró por el mismo sendero de antes. Inmediatamente la vio, como una mosca en la sopa, parada al lado de un barril oxidado de aceite, con sus finas medias negras y sus zapatos de taco alto, fumando uno de esos insípidos ultra-lights sin pensar en el riesgo que ello implicaba. Se acercó, y la puerta del acompañante quedo justo a la altura de la mujer, a un par de metros de distancia. La miró a los ojos, y advirtió la misma agria mirada de siempre, pero esta vez notó un brillo especial, como una aureola de fuego alrededor de sus pupilas. Ella se movió con rapidez hasta la puerta y accionó la manija para abrirla, pero ésta no se movió, dado que todavía estaba con el seguro puesto. El hombre estiró el brazo para abrir el seguro, pero a mitad de camino, la mano se detuvo. Por su mente desfilaron, en una fracción de segundo, miles de imágenes de discusiones, de reproches, de insatisfacciones. Como si tuviera vida propia e independiente del resto del cuerpo, la mano giró en el sentido de las agujas del reloj y se cerró en puño. El antebrazo se flexionó quedando paralelo a la ventanilla, donde se reflejaba la mirada de ira encendida de la mujer. Por último el dedo del corazón se irguió lentamente. Era un dedo fino y largo, "manos de pianista" le habían dicho varias veces. No pudo evitar sonreír mientras la mirada de la mujer pasaba de la ira al asombro, y sus ojos se abrían tanto que parecía que en cualquier momento iban a salírsele de las órbitas. Pisó el acelerador y observó cómo la mujer seguía parada a un par de metros del barril oxidado, como una ninfa del subdesarrollo, surgiendo de una nube de polvo rojiza. Se rió fuerte, y a partir de ese momento, comenzó a disfrutar del viaje. ** Hernán Alfredo Brignani, escritor argentino nacido en la Provincia de Buenos Aires en 1976, actualmente reside en San Miguel de Tucumán. Sus textos permanecen inéditos. En 1996 participó en un taller literario dictado por la licenciada Elsa Theodoroff. En 1998 varios artículos suyos sobre informática y educación fueron publicados por el diario Siglo XXI de Tucumán. gaucho@softhome.net. === La furia de la piel delicada Javier Flores ======================= (Nota del editor: El año próximo circulará en Argentina el poemario La furia de la piel delicada, del periodista argentino Javier Flores. Hoy, Letralia publica algunos extractos del libro). *** Mueca La calma grita tan despacio que tengo el tiempo en devestirme y hacerte algo parecido al amor es tan tranquilo el olor, que te da el espacio necesario para fumar después siempre después ¿No te parece que todo esto es igual al otoño? La casa se llena de plumas, antesalas repugnantes antesalas acomodá la boca donde puedas. *** Cuando te defiendas Como los calambres de los mancos, sí, reír la agonía, volcar la copa en los manteles de los días todos, lavarse la cara de vez en cuando los ojos del cisne no tienen sombra no hay espejo para la sonrisa, robo los ojos del cisne, ojos de cisne con la sombra del aliento de la boca que grita el grito de la piedra asesinada en el fondo sonrío distraído olvidado buen tipo siniestro dulce colesterol de llanto. *** En puntas de pie Es el cementerio donde duermen tus ojos ¿Dónde quemaron los recuerdos? ¿La sencilla mudanza? sos la muerte que se tiene miedo. *** Brújula de naufragio La mujer deja una vena sobre la mesa. Me pregunto si la lombriz me llevará hacia otro lugar. Sueña el caracol enroscado en su espiral de retrocesos "al genio de síntesis en que tanto sobresale el deseo" Así soñaste, Proust. *** El gato feral (antiguamente un gatito mimoso) Toca el timbre, no golpees la puerta Cierto amor me hace temblar Mi paz se escribe sin la p adelante me cubro los oídos antes que un escéptico te haga sonreír Hambre en los conventos de los ateos Amarillo color en la mano Tus ojos, siempre. Tus labios, nunca ¿Quién rompe los cristales? *** Exilio en botella Vendo el mar manifiesto bufandas las olas Dar las monedas para la huida y el barco darse entero en la sobrevivencia soñando con la lluvia en los instantes de cobardía, ver cómo el otro se ahoga mientras vos lames el sol y el sol te esconde el mar... dijiste que era una gota gigante de recuerdos donde uno podía mojarse los ojos y esperar. *** Mi promesa Concretemos un lugar donde hablemos de miseria. Yo compro las flores y vos la bebida. Yo diría en un altar con un coro de niños a nuestras espaldas. Concretemos a qué edad; ¿te parece nunca? ** Javier Flores, periodista argentino nacido en 1972, residente en Buenos Aires. Es coordinador periodístico en el diario La Razón. Fue uno de los fundadores de la revista de filosofía y arte Fusión. Ha publicado poemas en el suplemento cultural del diario La Prensa y tiene inédita la ópera-rock Lluvia de gatos. Ha trabajado en guiones de cómic para la revista Arkanov. jflores@larazon.com.ar. === Sueños en el Orinoco Rafael Rattia =============================== Dieter contempla un atardecer orinoquense desde el celoso borde de una frágil curiara en pleno caño de Araguao, en Bajo Delta. Es celosa la endeble embarcación y nada más admite dos personas de mediano peso. Dieter es hijo de una mujer propensa a la melancolía enamorada del hechizo que produce en ella los laberintos de agua que crean los crepúsculos deltaicos y de un sacerdote alemán que viene hasta el Bajo Delta en una extraña expedición camuflajeada con fines científicos. Parece que el padre de Dieter llega al caño de Araguao en un submarino no se sabe aún en cuáles circunstancias. El caño de Araguao es un remanso de agua rodeado de inmensos borales circunscritos por tupidas galerías de manglares, situado en la parte más alta del corredor fluvial que comprende el triángulo "El Toro-Sacupana-Sacoroco". La madre de Dieter se llama Dalia y el nombre del padre, para los efectos, poco importa. Las manos de Dalia exhiben una asombrosa destreza en las labores de pesca y preparación del Morocoto, pez emblemático en la alimentación diaria de todo habitante de Araguao. La pasión de Dieter es acercarse al vapor (un barco grande y ancho se llama vapor) no sin sigilo y con mucha precaución por la fuerza de las marejadas que produce su paso. Todas las semanas pasa el vapor por el frente del caño Araguao bañando la casa de madera que habita Dieter construida sobre las aguas de la creciente de agosto. Mes terrible para los habitantes del majestuoso Orinoco, pues las inundaciones hacen estragos en los riberas del Orinoco. Porque es bueno saber que todos los meses de agosto el río Padre se ensoberbece y empieza a crecer hasta elevar su cuerpo más arriba de las escaleras de madera que sirven de frontispicio a la medicatura. No es ocioso decir además, que Dieter de ahora en adelante vivirá en una casa semejante a un palafito que es a la vez dispensario-medicatura y hogar. El dentista, llamado "el negro Guilán" realiza su labor profiláctica mensual entre la población guarao que va al dispensario a que le extraigan las muelas dañadas de tanto comer moriche. Siempre será bien recordado "el negro guilán" porque los maraisas decían que se acordaban de Dios solamente cuando el dentista les sacaba una muela o un diente. El gigante vapor de bandera norteamericana suele pasar por el frente de la casa de Dieter los sábados a punto de 5:00 de la tarde. Anuncia su paso con un melancólico rugido que estremece las entrañas de la casa-hospital que sirve de habitáculo a Dieter y a su vez sirve de medicatura ambulatoria a los pocos vecinos que habitan la breve hilera de casitas ribereñas del caño de Araguao. El barco "saluda", así lo entiende el vecindario de Araguao, lanzando bolsas plásticas que contienen uvas, manzanas, peras y uno que otro objeto extraño que cae al agua en gesto de amable cortesía de los viajantes del vapor. A partir de una de esas tardes alguien que viaja en el vapor deja caer un pequeño bulto que contiene folletos y libros en pequeño formato que luego, una vez abiertos, resultan novelas y breves antologías de cuentos cortos que sirven de alimento espiritual a Dieter. Aún hay por esos predios acuáticos "filibusteros" y contrabandistas que protagonizan asaltos y crímenes a bordo de las pequeñas embarcaciones que integran el transporte fluvial del bajo Delta. ¿Qué busca esa gente del agua dulce que manejan las lanchas llamadas balajúes? ¿Qué enigmas buscan resolver esos fantasmales motoristas que hablan una mezcla de inglés tití, con guarao y castellano? ¿Por qué se aventuran por tan intrincados caños y cañitos habiendo tanta llanura fluvial libre y despejada Orinoco afuera? Los maraisas que pescan morocotos al frente de la isla de Sacupana dicen que son mulas de los cárteles de Guyana que trafican con drogas y contrabandean mercaderías por los caminos de agua que "son el vivir y que van a la mar océano que es el morir". Tal vez, quién sabe si será así, buscan una mina de titanio y uranio que la imaginación de los habitantes de Araguao sitúan en el caño Karosimo. Por cierto, en "la tercera orilla del río", justamente, en la margen oeste del caño Karosimo, existe un cementerio de gringos y canadienses que anduvieron a finales del siglo pasado explotando ricas minas de oro y hierro que transportaban en inmensos cargueros con destino desconocido. El gran vapor que "saluda" tristemente los sábados ¿qué transporta?, ¿qué lleva en su vientre esa mole de hierro? Cada fin de mes llega a casa de Dieter una lancha con medicamentos, enseres y atavíos varios entre los que vienen gruesos volúmenes de libros y videos; porque además de lector Dieter es un obseso del videísmo. Dieter es videísta sin ser vidente. Únicamente durante algunas tardes Dieter se vuelve clarividente. Dieter lee muchísimo durante el día, sobre todo en las tardes cuando la marea está alta y la corriente transcurre con un fluir escéptico y tenaz que recuerda al tiempo heraclíteo incesante. Cuando a Dieter se le irritan los ojos de tanto leer y necesita hacer una pausa para refrescarse los ojos cierra el libro y proyecta su vista en lontananza, cual ojos del vigía, y detalla densos puñales cortando el rostro del tiempo en la superficie de la gran masa de agua. Lee de todo Dieter, desde etnosiquiatría y metafísica indígena hasta literatura serbia o rumana. Mientras el río hincha su vientre en el rictus naranja de la lánguida tarde Dieter lee hasta adormecerse en el banco de la curiara. Un cómodo bibliobongo es la pequeña piragua de Dieter que se desplaza dulcemente por entre la majestuosa ribera del Orinoco mientras el mismo se expande verticalmente y el río interior de la memoria de Dieter crece y se extravía por meandros infinitos de quereres indiferentes. Las imágenes plásticas rielan sensiblemente aguas abajo como una erótica fruta de moriche; las bombachas de borales marchan lentamente bajo el triste ralentí de los ojos de Dieter. Un lento detenimiento transcurre en el sobrecogimiento de la cálida tarde. La lancha surtidora; así la llaman los vecinos de Araguao, trae el Breviario de podredumbre, esa summa aforística que ha salvado a muchas adolescentes del vacío y de la dulce tentación de la muerte por sus propias manos. Las niñas que estudian en el colegio Sagrada Familia siempre llevan en sus morrales pequeños "precis de suicidologie" que ayudan a vivir al borde de la franja quemante del gran llamado. Dieter lee diez o quince páginas del Breviario y se reconforta hasta sentir una leve ebriedad de ánimo capaz de soportar el taedium vitae que nulifica a cualquier nativo. El principio de la cuádruple raíz de razón suficiente, los Fragmentos inéditos de Heráclito y una biblia resumida en idioma guarao, son compañías infaltables en las salidas y paseos vespertinos del inefable Dieter. A Dieter le fascina contemplar la bóveda celeste en el brillor estrellado de la serena corriente y eso le deleita tanto que son las 11 de la noche y Dieter aún ceba el anzuelo morocotero mientras su mirada se derrite en la dilatada lámina celeste que forma la sábana nocturna salpicada de miríadicos botones brillantes que bañan los ojos de Dieter mientras pesca. Por las mañanas Dieter escucha los programas noticiosos y culturales que emite diariamente Radio Francia en la voz de monsieur Gustav Guerrero. Así, Dieter se entera de los acontecimientos de la guerra de los Balcanes. Gustav Guerrero lee gustosamente los editoriales de la prensa europea con una impecable prosodia en la que da muestras de una impresionante sintaxis oral que adhiere a Dieter al pequeño pero potente radio traído de la República Cooperativa de Guyana por contrabandistas de palma manaca y chinchorros de moriche. De tanto leer, Dieter siente irrefrenables ganas de recrear las impresiones que causa en su ánimo y sensibilidad y se dispone a escribir, primero observaciones sueltas e inconexas en torno a los autores que lleva la lancha de fin de mes o los que deja a su paso el vapor de los sábados por la tarde. Para sorpresa de suecos, alemanes, franceses y belgas que recalan por el Delta, aguas abajo, en plan de turismo de selva y de aventura, Dieter habla con propiedad sobre Otto Weininger, Von Kleist, Nerval, Schopenhauer, Cioran, Dostoiewsky, Michaux, Paz, Samuel Beckett. Por las tardes en derredor de un fogón improvisado para espantar las plagas que caen como nubes sobre los habitantes de Araguao, Dieter cita pensamientos del filósofo de la desesperación y aforismos de Lichtenbert o poemas de Fernando Báez editados en una pequeña máquina conectada a un procesador que funciona gracias a un dispositivo colocado por Dieter que funciona con energía solar y que conecta a un audifonovocal celular para leer hipertextos en Internet y enviar o recibir correo a y desde cualquier parte del orbe. Dieter navega doble: en el ciberespacio y sobre la delicada piel acuática del Orinoco hinchado de agosto. Pescar es para él un pretexto para pensar y meditar sobre el sentido del devenir, la naturaleza de la melancolía, la tristeza de la poesía, la presencia de Dios en tales parajes desolados, la incertidumbre y la indeterminación del ser o de ser tan sólo un ser. A veces se torna metafísico Dieter y se abandona a lucubrar inagotables ensoñaciones abstractas que lo avientan a lugares insólitos sin moverse de la diminuta curiara, ignotos mares mnémicos se hacen navegar por la memoria. Un topos ouranos es navegado por el delirante barco alucinado de la memoria deseante de Dieter. La madre de Dieter es una mujer propensa a la melancolía y profundamente depresiva, y si no se ha suicidado aún es gracias a su sempiterno pasatiempo de extraerle veneno a las culebras corales que se enrollan en las bases que sirven de pilotines a la casa sobre el agua donde habita Dieter. Mientras Dalia almacena veneno coralino, Dieter teje menudas urdimbres de evocaciones griegas y guaraos quién sabe con qué propósitos y encalla en los arrecifes de su frágil memoria indómita acuatiforme. Poco a poco, en el intenso fragor de las lecturas, Dieter descubre un cangrejo azul cogido por su anzuelo de diamante en una de sus patas carnosas y de dura textura. Dicen que ese cangrejo despierta cada veinte años cuando a algún indígena se le enreda un anzuelo en el cuerpo del mítico animal. Cuando el cangrejo despierta nacen diez ríos del tamaño de Boca Grande, ¿saben?, esa inmensa llanura de agua de más de veinte kilómetros que está cerca de Varadero, no Varadero de Cuba sino Varadero de Yaya, donde también hay arenas blancas como en el de allá. A Dieter le fascina ir a descansar a Varadero porque la familia Lema prepara las comidas que le gustan y es acogedor el trato que le brindan cuando decide ir a pasar algún fin de semana a Varadero. Aunque le cuesta "despegarse" de su caño de Araguao, siempre termina accediendo a las cordiales invitaciones de esa cálida familia que tiene en Varadero. Este último caserío ribereño situado justamente al frente de Barrancas del Orinoco, es famoso por la recurrente aparición de un caimán a orillas de la playa más concurrida de Varadero. Un veintinueve de noviembre, Dieter quiso aprovechar el Día del Escritor para disfrutar a plenitud un largo fin de semana, pues era justo que se proporcionase un buen descanso después de tanto esfuerzo intelectual y tantos días dedicados a la pesca y a las agotadoras jornadas del "salado" de kilos y kilos de pescado para comercializar en los alrededores del caño de Araguao. Entonces era justo que Dieter disfrutara de tres intensos y soleados días de playa y de suculentos platillos de iguana en coco, lapa asada y demás carnes silvestres que tanto prolifera en Isla Misteriosa, que es el verdadero nombre de la montaña que rodea a Varadero. Dieter se bañaba de lo lindo y gozaba como Dios manda en las blancas arenas de Palital, playita adjunta a las orillas de Varadero cuando ya tarde, tarde en la tarde Dieter nadaba hacia fuera, más allá del cantil, sin mayor preocupación, cuando súbitamente, nadie se dio cuenta de ello, fue engullido por las inmensas fauces del caimán. Dieter se perdió en la noche infinita de las entrañas del animal. ** Rafael Rattia, escritor venezolano nacido en el Delta del Orinoco. Historiador egresado de la Universidad de los Andes. Fue director-fundador del Archivo Histórico del Delta, director de la Biblioteca Pública Central Andrés Eloy Blanco y coordinador de Actividades Literarias del Ateneo Internacional de Fronteras Casa de las Aguas. Ha publicado el poemario La pasión del suicida y dirige Laberintos de Agua, la página literaria semanal del diario Notidiario (Puerto Ordaz). Textos suyos han aparecido en el suplemento literario Verbigracia, el suplemento cultural de Últimas Noticias, El Impulso, Frontera y la revista Ateneo de Los Teques, así como en las revistas electrónicas El Invencionero, Casi Nada y Sólo Texto. rrattia@cantv.net. === Cuatro poemas Luis Daniel Fernández García ======================= *** Glosada de verdad Aún estás viviente, vertida entre mi polvo, con esa humanidad de versos que te profana de almas o de cánticos. ¿Qué grita tu carne entre mi carne? ¿Qué cicatriz de amor recuerda el torbellino de nuestros cuerpos? Tú sabes que sólo en noches de júbilo se conoce la herida profunda. La intocable distancia del tacto inconsumible. Y hoy te espero hacia las ocho donde aún las golondrinas no sueñan sus nidos de occidente; para tejer con sangre y esperanza nuestras horas. Y te digo que vengas; que vengas hasta este lecho, glosada de verdad mientras sonríes *** Hoy muero contigo Te beso, desconocidamente, ensangrentando de soledad tus pasos, sembrando de niebla tus jardines con la herida fresca de mi boca insomne. Y en esta mañana recuerdo tu amor. El perfume de tus anémonas iniciadas sobre la arena. Y te dejaré a solas, para que pronuncies mi nombre estremecida en esa infancia de nuestros abrazos compartidos. Te beso, y tu voz pone límites de renuncias a mis labios. Y tus palabras florecen en el sitio más profundo de mis ojos. Allí, junto a la memoria ausente. Hoy, muero contigo como mueren los peces, en silencio. *** ¿Poesía? Volver a ti es rozar la noche y sentir la soledad de todos los muertos, cuando apenas el alba adormece los fracasos. Y doloridamente regresar a las tardes donde tu presencia deja la nostalgia de la aurora sobre tálamos de aloe y de costumbres. Pero aún me habito de tu cálida mirada, en estos jardines del umbral más oscuro de la muerte. Y en ti, ignoro el cáliz agraz de mis ausencias. Y vuelvo desde la misma muerte como regresan los muertos insaciables, para llenar de noches prometidas todos tus recuerdos. *** Regreso a Ítaca Contemplo el rubor de tus ojos al mirarte, Y esa joven primavera donde duermes. ¿O es el agua que anida en tu lluvia y corre por mi piel hasta herirme? Otra vez, son los silencios de noches urdidas de cenizas o memorias. Silencios que recorren tus lunas Y llegan hasta los labios, huidos del lúgubre olor de mis poemas. Porque estoy huérfano de ti y de esa sonrisa tuya que llenaba de azúcar mis aljibes. Y porque aún no has colmado el vacío de este otoño al que vuelven todos los abismos de amaneceres tristes. Con la inocencia de sándalo propia de la carne dormida por gaviotas, de aquellos que regresan de naufragios a su Ítaca ** Luis Daniel Fernández García, escritor español nacido en Madrid en 1953. Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid. Textos suyos han aparecido en diversas revistas literarias internacionales. Ha publicado los poemarios Entre nosotros no cabe el olvido (1980), Frontera interior (1982) y Conspiración de urgencias (1989). Está reseñado en el Diccionario de Escritores de la Asociación Colegial de Escritores de España. Trabaja como documentalista en el Servicio de Documentación Escrita de RNE. dfernan@mx3.redestb.es. === Cazadores de sueños Édgar Allan García =========================== (Nota del editor: El escritor ecuatoriano Édgar Allan García obtuvo, a mediados de noviembre, el Premio Nacional de Literatura Infantil de su país. García se hizo acreedor de tal distinción por su novela Cazadores de sueños, de la cual Letralia presenta hoy el sexto capítulo, titulado "Un héroe de verdad"). *** VI. Un héroe de verdad Para ser un héroe no basta con decirlo, hay que probarlo, hay que probarlo todo el tiempo, no a los otros, ni siquiera a uno mismo, sino a la vida, a la sustancia de la vida, Capitán. Estas extrañas palabras las escuchó resonar en boca de Humberto, al poco tiempo de haberse recuperado de su "enfermedad", mientras viajaban alumbrados por los potentes faros del jeep, hacia el confín de un horizonte que empezaba a iluminarse con los primeros rayos del día. Y es que aquel hombre enorme, con barba de vikingo y ojos de venado, según le había prometido dos semanas antes, había ido a buscarlo una fría madrugada de sábado, en previo -y secreto- acuerdo con su mamá y, cuando el cielo era aún un inmenso océano estrellado sobre sus cabezas, se lo llevó a escalar aquella montaña coronada de nieve que, según le explicó, en un idioma antiguo y melodioso significaba el dulce cuello del sol. Más tarde descubrió que cuando Humberto hablaba de "héroe", la palabra no tenía mucho que ver con hazañas extraordinarias, sino más bien con sucesos comunes, como el gesto que tuvo Doménico al arriesgarse a confesarle la verdad, o como en el hecho de que su mamá, que era tan pobre, le hubiera regalado aquel reloj tan costoso, sólo para verlo recuperado de su extraña dolencia. Hay muchos héroes que andan por ahí, sin medallas, volvió sobre el tema Humberto, mientras ambos descansaban sobre un megalito y la niebla se disipaba; y hay cobardes, agregó que, más por miedo que por otra cosa, alguna vez hicieron, sin saber cómo ni por qué, algo extraordinario, y fueron aplaudidos como héroes. Yo prefiero los primeros, dijo sin elevar la voz y mirándose las manos callosas, los que se arriesgan todos los días a ser sencillamente de carne y hueso, los que se abren sin miedo a sus propios sentimientos, los que ayudan sin que nadie lo sepa, los que vuelan alto, alto, dejando el pellejo en el vuelo, los que son capaces de maravillarse con el mundo de todos los días, los que se emocionan hasta las lágrimas con lo que van descubriendo tras las máscaras de la vida, los que dicen sí, o no, así se caiga el mundo, sólo para no traicionar su verdad profunda. ¿Me entiendes, Capitán?, dijo Humberto con un tono de tristeza, revolviéndole los cabellos, y él, que no entendía del todo lo que en esos momentos le decía Humberto, dijo que sí, que le entendía, pero lo que en realidad quiso decir es que algún día entendería, que le juraba, de corazón, querido Humberto, que entendería lo que en esos momentos le había dicho emocionado, y entonces tomó con fuerza esa mano grande y dura que había dejado por unos segundos la protección del guante de piel de alpaca. El día se fue en un instante mientras ellos deambulaban de un lado para otro, como si no fueran a parte alguna. Humberto se detenía cada cierto trecho y le enseñaba una flor y otra y otra, llamándolas por sus nombres originarios; le explicaba acerca de las diferentes clases de líquenes que crecían en aquellos luminosos ojos de agua helada y sobre esos musgos que a primera vista parecían iguales; hacia el mediodía, le empezó a revelar, por medio del tacto, la sabia forma de la chuquirahua y la suave "voz" de la piedra imán que "nunca habla al oído sino al corazón"; descifró para él la maravilla de las gaviotas de altura, y el vuelo en picada del quilico, y la belleza de unas ranas diminutas como gotas negras; le hizo palpar, sobre los extensos arenales, el secreto de las huellas del venado y el singular desplazamiento de la curiquinga; y en los momentos más imprevistos le pedía detenerse para que percibiera el movimiento en apariencia caprichoso de la niebla o el agudo canto de los huiracchuros que desde muy lejos les traía el viento. Antes del anochecer el Capitán ya había aprendido a descubrir a primera vista las madrigueras de las liebres ocultas entre los pajonales, y a percibir a la distancia, como si se tratara de lentas hormigas, el movimiento de los caballos salvajes bajo esas rocas gigantescas regadas como oscuras canicas por toda la planicie, y a admirar el poder de supervivencia de unas plantas tan singulares que eran capaces de crecer y florecer hasta en las grietas de esas piedras rugosas, pero sobre todo aprendió a estar consciente del océano de vida que bullía bajo sus botas cada vez que daba un paso, y otro, y otro. Estaba maravillado, más presente que nunca, abierto a la belleza del mundo, multiplicado en la inmensidad de aquel universo recién descubierto. De pronto, mientras ayudaba a armar la tienda, reparó en un hecho que hasta ese momento le había parecido normal, pero que no lo era: tan ocupado había estado en mirar, escuchar, oler y tocar, que desde hacía horas no había dicho ni una sola palabra. Cuando se lo dijo a Humberto, este sonrió y exclamó: las palabras son hermosas, Capitán, sobre todo cuando están llenas de magia, pero la mayoría de veces las palabras sólo sirven para fingir que decimos algo. El Capitán se lo quedó viendo con cara de sorpresa. Ya lo entenderás, le dijo Humberto. No, le replicó el Capitán, ya lo entiendo... ya lo entiendo... al menos eso creo. Ambos rieron a carcajadas. Al filo del sueño, como para poder dormirse con más calma, el Capitán no pudo dejar de contarle a Humberto, con todos los detalles imaginables, otra más de sus incontables aventuras, esta vez en la lejana isla de Java. Humberto lo escuchó casi sin pestañear, preguntando y gruñendo de admiración. Más tarde el Capitán se ruborizaría hasta el ombligo cuando, una vez que hubo concluida su historia, Humberto le dijo que él también había estado en Java, unos siete u ocho años antes. Bueno... agregó encandilado por la lámpara de aceite, casi hundido en el saco de dormir, algunas cosas las leí en una revista de Papá Luna. Humberto sonrió: leer, le dijo mientras suspiraba hondo y se acomodaba en el saco de dormir, es otra forma de vivir; en realidad, una hermosa forma de vivir muchas vidas en una. Entonces apagó la lámpara y empezó a roncar suavemente. Durante la noche, el viento del páramo arremetió con fuerza sobre la tienda, escondida tras una montaña de rocas y clavada a conciencia por ambos. El Capitán se despertó asustado y permaneció ovillado dentro del bolso de dormir. El viento no sólo es viento, tronó de pronto en la oscuridad la voz de Humberto, es un ser de la montaña, un ser vivo quiero decir, por eso habla, ruge, araña, susurra o acaricia según se le antoje. Escúchalo, ahora cree que esta tienda es un juguete y se mueve en torno a ella, restregándose la espalda con alegría, con esa alegría salvaje propia del viento, del agua y del fuego. Es obvio que no quiere destrozarla, de lo contrario ya lo habría hecho de un solo zarpazo, así, y chasqueó los dedos. Esperemos a que se canse y nos deje dormir en paz, agregó. En efecto, unos minutos más tarde, el viento se había ido. ¿Oyes?, dijo Humberto. Sí, atinó a decir el Capitán, antes de suspirar hondo. Le toca el turno al silencio, explicó Humberto. A los lobos del páramo les encanta el silencio. Ahora pueden acercarse a merodear, a olfatearnos de cerca. Y así fue: unos minutos más tarde, escucharon ruidos cercanos, piedrecitas que caían desde la montaña, gruñidos, jadeos, narices olisqueando el aire. Están hambrientos, le susurró al oído Humberto. Si quisieran, destrozarían la tienda para entrar, pero no pueden, nos tienen un miedo atroz. Sí, miedo, porque te cuento que somos humanos, los animales más feroces del planeta, los depredadores por excelencia. Tranquilo, Capitán, los lobos no entrarán, te lo aseguro. Luego de un largo silencio, Humberto siguió diciendo: hubo un tiempo en que quise dedicarme a cazar, pero pronto me di cuenta de que, más allá de lo que pudiera parecer, cazar era un acto de profunda cobardía. Un animal contra un fusil no es un lance justo. Menos aun si lo haces por diversión, para probar tu puntería nada más. Entonces un día descubrí que lo que en verdad quería era cazar sueños. Sí, lo que escuchaste, sueños, manojos de sueños que había que acechar, perseguir y cazar con mis propias manos. Decidí, desde entonces, vivir la intensidad de cada instante, me propuse dejarme llevar por el vértigo de la curiosidad y la aventura, lo mismo que tú, Capitán, por eso nos entendemos tan bien. La voz de Humberto se extinguió de pronto en la oscuridad y el silencio de la noche quedó a merced de las fieras. Afuera los lobos gruñían y jadeaban como si estuvieran conversando entre ellos. El Capitán no se movía, tenía los brazos cruzados sobre el pecho, le temblaba la mandíbula y sentía que el aire se le hacía hilachas en los pulmones. Estaba entumecido a pesar de la mullida bolsa de dormir. Nunca, jamás, ningún libro lo había aterrorizado hasta ese extremo. En esos minutos intensos, de pronto se encontró pensando en que lo que les contaría a sus compañeros, si es que sobrevivía a aquella experiencia, por fin sería real, pero ahora se daba cuenta de que todo para ellos era real, o al menos eso parecía por la forma en que lo escuchaban y aplaudían y festejaban, pero en el fondo, claro, no lo era: les gustaba lo que contaba y cómo lo contaba, y al terminar pedían siempre más y más, pero a nadie se le ocurría pensar, ya en serio, que lo que él contaba fuera verdad, que todo aquello le hubiera pasado o le estuviera pasando en realidad. Y sin embargo, para él todo lo que contaba era verdad, lo sentía en especial cuando, en un momento dado del relato, las palabras mariposas, las palabras dragones, las palabras torbellinos lo envolvían, lo levantaban, lo hacían girar vertiginoso y luego lo lanzaban como catapultas gigantescas hacia mundos fantásticos, terribles, emocionantes, y entonces ellas, o más bien, a través de ellas, de las palabras, viajaba en el tiempo y el espacio, como si éstas fueran naves o túneles mágicos, y eran ellas las que le permitían que tuviera una serie de experiencias extraordinarias que salían por su boca pero que, al mismo tiempo, resonaban como tambores en su corazón agitado. Por eso, cuando terminaba de contarles sus aventuras, él se encontraba sudando, con las manos crispadas, la lengua pastosa y los ojos húmedos, como si en ese preciso momento una fuerza invisible hubiera cortado el hilo de luz que lo sostenía atado a aquellos mundos de elefantes enloquecidos por cazadores despiadados, tigres heridos que atacan aldeas birmanas, boas de más de veinte metros, y también, cómo no, unicornios, duendes, gigantes, arpías y esos aku-aku cuyas temibles ilustraciones había visto tantas veces en los libros de la biblioteca municipal. El Capitán quería que amaneciera, pero aún faltaba mucho. Afuera reinaba el silencio otra vez, pero -como en los libros de aventuras que había leído- todo era posible en aquel reino de las sombras. Por fin, rendido de cansancio y arrullado por el suave ronquido de Humberto, se dejó atrapar por el sueño. Cuando despertó, estaba solo. La bolsa de dormir de Humberto estaba abierta de par en par y afuera una luz lechosa anunciaba una mañana con espesa neblina. No alcanzó a preguntarse a dónde se había ido Humberto cuando éste lo llamó desde afuera de la tienda. El olor de la leche humeante lo hizo salivar y salió de un salto, con las manos por delante, cortando con los dedos helados la gasa de neblina que lo separaba de Humberto. Comió como un náufrago todo lo que encontró a su alcance, que no era mucho. ¿Tienes más hambre? preguntó entonces Humberto. Él asintió con la cabeza. Eso está bien, caminar con el estómago lleno es una pesadilla. El que tiene la panza llena, dijo, sólo se escucha a sí mismo, sólo se preocupa de su propia hartura, en cambio el estómago semivacío alerta, sensibiliza, potencia. Humberto se lo quedó viendo dos segundos y luego soltó una carcajada. Ya lo entenderás, concluyó. No subieron hasta la cima, por suerte para el Capitán. Avanzaron unos mil ochocientos metros más arriba del último refugio, pero fue suficiente esfuerzo para su cuerpo. Mientras subían, Humberto le iba diciendo, a ratos, cuando lo veía desfallecer, que la montaña era como la vida, que el que se sentaba a descansar demasiado tiempo, luego ya no quería subir más; que el que miraba hacia arriba, se sentía abrumado por todo lo que faltaba por subir y se desanimaba pronto; que por eso el secreto estaba en mirarse los pies, en concentrarse en cada paso, en sentir el dolor y la alegría del cuerpo que sube, que se agota y que se recobra hasta que la cima, de pronto, deja de ser un sueño. El Capitán no asentía ni negaba, sólo trataba de permanecer vivo. Luego de largos trechos, cuando veía al Capitán concentrado en el esfuerzo, le decía: pero la cima no es la cima, la cima no existe, Capitán, sólo existe el subir y el bajar, el subir y el bajar, y así hasta el final. En la montaña no compites contra nadie, excepto contra tus miedos, tu cansancio, tus límites, y cuando crees ganar te das cuenta de que todas las ganancias son momentáneas, nunca definitivas, que a un paso en firme le puede suceder una grieta mortal. Aquí, en esta soledad, no hay goles ni aplausos, sólo tu respiración rítmica y tus pies adivinando el camino, sólo tu corazón resonando por todas partes, abriéndote paso, iluminando la vida. A pesar de que no parecía, el Capitán lo escuchaba con atención, no quería que se callara, sentía que cuando se callaba se le iban las fuerzas, que sus palabras de alguna manera lo sostenían de pie. Cuando finalmente se sentaron bajo un paredón de piedra negra, el Capitán sintió que se moría y que el escaso aire se le había congelado en el pecho. Estaba con los ojos hacia arriba, mirando la niebla espesa, cuando se viró sobre su costado derecho y vomitó siete barras de chocolate y media funda de caramelos que se había comido en el camino, con el pretexto del frío y el cansancio. Recordó nítida la voz musical de su madre diciéndole: los excesos se pagan, muchacho. Humberto no se rió de él, como temía, pero tampoco se preocupó, sólo le sacó las botas y los calcetines, y de inmediato le puso unos calcetines térmicos, antes de colocarle encima las mismas botas heladas. Los compré especialmente para ti, le dijo, mientras conectaba el mecanismo que en breve calentaría sus pies. Luego le acercó una cantimplora con un líquido agrio que le quemó la garganta. Se estremeció tratando de rechazar el líquido, pero Humberto lo detuvo con firmeza: toma, es lo mejor que hay contra el "soroche", el espantoso mal de altura; yo también lo he sentido, así que sé lo que es esto, aseguró, en tanto le sonreía con sus enormes dientes de potrillo. Él, con el cuerpo descompuesto, se sintió morir en aquel océano blanco y helado. Cuando abrió nuevamente los ojos, estaba mucho mejor, salvo por el dolor de piernas. Con los pies irradiando calor hacia el resto del cuerpo, pudo ver el paisaje que se abría tras la neblina. Era estremecedor: bajo el sol del mediodía se desplegaban como dientes enormes las montañas azuladas, la huella de los resecos ríos milenarios, las nubes bajas como espectros curvos posados sobre otras elevaciones, y a un lado, apenas un poco más arriba de donde se encontraban, un espectáculo único y estremecedor: un cóndor adulto planeando con las alas abiertas, casi inmóvil en el aire, vigilando el horizonte. El tiempo pareció detenerse. Ambos se quedaron como estaban, en silencio, mirándolo, o más bien, elevándose mediante la mirada hacia ese espacio azulado donde estaba él, y volaron junto a él, se adentraron en él, sintieron a través de él. Ese momento mágico se prolongó una eternidad hasta que, lentamente, navegando entre las frías corrientes de aire, el cóndor se fue alejando, se fue convirtiendo en apenas un punto difuso ante sus ojos, hasta que desapareció. De súbito Humberto dijo: no es un simple animal, Capitán, es un espíritu, un espíritu poderoso de la montaña. Entonces el Capitán percibió cómo a aquel hombre aparentemente endurecido se le inundaban los ojos y se le cortaba la voz. Luego de unos instantes, Humberto prosiguió: pensar que casi los exterminamos por completo, Capitán; había miserables que los cazaban, que subían a las laderas para destruir sus nidos, que los embalsamaban para adornar hostales y casas de hacienda. Ahora cada vez hay más, pero todavía son pocos; lo que acabamos de ver es casi un milagro, agregó conmovido. Luego de unos minutos de plenitud, en que sólo se escuchaba las oleadas del viento helado, Humberto se levantó como si hubiera sonado un gong dentro de su cabeza: es hora de volver, sentenció. ** Édgar Allan García, escritor ecuatoriano nacido en 1960. Tiene en su haber cerca de quince libros, entre los cuales se cuentan poemarios, cuentos, literatura infantil, ensayo y antologías. Ha obtenido importantes premios en su país y los internacionales de cuento Plural (México, 1992) y Susaeta (Bogotá, 1993). Es traductor y profesor universitario de creatividad y expresión. Sus textos se pueden leer en su página personal, en http://www.inter-dec.com/edgarallan. garsol@ecuanex.net.ec. === Poemas Paul Dassori Artigas ====================================== *** Verde Verde, verde, verde haciéndose en mi sangre. Soy hoja entrando por una ventana, también un grillo cantando al sol. Verde por dentro y por fuera y desde adentro hacia fuera. Totalmente árbol jugando ser adulto. Miro hacia ti y yo sigo clorofílico. Miras hacia mí y escondo mis hematomas verdes. S. Hawking se asusta al ver mis "agujeros verdes". He extraído lo verde, lo aspiro, lo bebo y no me alcanza Para acercarme a tu cintura ajustada por ese pantalón azul e inyectarte mi [bacilo feliz. *** Pasos A un paso de una ciudad perdida, con calles intestinales encuentras aire [por primera vez. A un paso de ser otro, andando al alba, otro que marcha en torno a una [esfera elástica. A un paso de entrar en lugares que nunca estarás puedes... -no puedo [decirlo, vulgaridades secretas. A un paso yo no conozco a nadie ni nada, advierto un país extraño, de puro [frío tengo calor. A un paso tan largo como tren se desprende humo de tu cara que baila a [medida que respiro. A un paso de distancia él quiere estar con ella, ella quiere estar por él A un paso llego a la bahía de tus olores, con el naufragio nadando a mi [lado. A un paso beso tu boca colgada, tus senos de 666 gramos, tu lengua flor de [carne. A un paso estás de estos labios avaros que caen, caen en un triángulo muy [negro. A un paso de anunciarte que traigo un contagiante caos en los bordes de mi [piel. A un paso estamos de transfigurarnos mezclando religiones, códigos, [manuales. A un paso de llevarte al límite, al infinito para conocer tu propia [naturaleza. A un paso tan solo a un paso nuestras conexiones ya no encajan. A un paso de lo nuevo no lograste saber dónde estabas tú, pero lo más [importante aun, no saber quién susurraba a un paso de tu oído. Un paso, un paso, un paso, un paso, un paso y otro paso... iré a susurrar algunas cosas en algunos [oídos. *** Y dije un nombre femenino Lo llamé a tajo abierto, A MONTE DESNUDO / subí las ondas del sonido, corrí tras las siluetas de mis ecos / buscando la manera de penetrar en tus oídos / porque ya no es tan simple como mordértelos y anclar mis dientes en tu carne. Y murmuré varias veces bajo tus miradas: Como si fueran los últimos suspiros de un moribundo abrazándose a la visión de la vida / como una flor entre las páginas de un libro me entierro en el fondo de tus pupilas / He que tus ojos entibiaban los helados y musgosos pétalos de un cuerpo florecido / me hacen cabalgar sobre los campos de tu cintura / aunque no sea ya tan simple partir el día en dos y posarme de cinco en cinco a tu cadera. Y desplegué tácitos gritos entre tus senos: Tarareabas que entre dos todo era mejor / y la brisa de tu voz mutilaba la veleta de mis más agudos sentidos / y perdido entre tus paisajes como cumpliendo una ley universal asciendo a las montañas de tu piel. ¡Llamadla! Allí donde pasa, por los cuatros vientos y todos sus costados ¡Atrapadla! Sólo por ver si quieren... Sólo por ver si quieren, un punto del infinito. *** Y si intento Y si levanto mis ojos ahora frente a ti Y si levanto mis manos para alcanzar la sal salvaje de tu cuerpo Y si levanto la tapa de mis sueños Y si intento poner a hervir mi razón en el hielo de tus senos Igualar mi desnudez al galope de una manada de búfalos Y si intento lanzarme a tus labios catedrales causando cataratas y saltos Estrellando mi acuática lengua en la fuente de tu sonrisa Me mantengo llenando un pozo con piedras perdiéndose en su pupila No será posible llenar tu olvido con polvos de hojarascas Se oye apenas un ruido cuando te llamo de montaña a montaña Arde la grasa y veo caer al cielo desde un cordel Recojo azules, amarillos, verdes en el calor de verte Lleno los bolsillos y mis órbitas de todos tus destellos, ¡es natural! Soñar, soñar con la diosa que está en el más oscuro y húmedo sitio de mi [pecho Soñar que harás incursiones nocturnas y escucharé temblando tus pasos De agua sobre mi pecho Mi pecho de ayer se siente más hombre bajo las siluetas de tus pies Para ver esto tengo que respirarte sólo una vez más. ** Paul Dassori Artigas, escritor chileno. Estudia ingeniería forestal en la Universidad de Chile. Ha publicado textos en revistas de esa casa de estudios. criardas@icaro.dic.uchile.cl. === El encuentro Juan Antonio Moya Sáez ============================== Cuando aquella tarde Serafín Férez, apodado el Chato, efectuaba su habitual paseo vespertino, divisó una figura femenina vestida de blanco, que le era desconocida, sentada en el mirador desde el que se contempla el río. En la distancia le pareció observar que un halo luminoso la envolvía. Inmediatamente le vino a la cabeza la historia que había oído contar desde pequeño, según la cual una bella y misteriosa joven, de apariencia sobrenatural, se aparecía, de cuando en cuando, en aquel mismo lugar. Lo espeluznante de la historia consistía en que este hecho siempre iba acompañado de la desaparición de algún vecino del pueblo, supuestamente ahogado y arrastrado por la corriente del río. En ninguna ocasión la búsqueda de los cuerpos de las víctimas se vio recompensada con éxito, si bien las ropas que vestían eran halladas, en todos los casos y de un modo inexplicable, esparcidas en el mirador como si, en un repentino arrebato, hubieran decidido sumergirse, tal y como Dios los trajo al mundo, para siempre en aquellas frías y límpidas aguas. Hasta tal punto creía la gente del pueblo en esta historia, que cuando corría el rumor de que la aparecida había sido vista, muy pocos se atrevían a transgredir los límites de éste y si alguien se encontraba ausente, la familia no descansaba hasta tener la certeza de que nada malo le hubiese sucedido. A sus setenta y nueve años, aquellos agradables paseos al atardecer por la orilla del río, hasta el mirador, constituían uno de los escasos placeres que aún le quedaban a Serafín. Tras el fallecimiento de Segunda, su compañera de toda la vida, ya no era el mismo. Muy dentro de él algo se había desgarrado para siempre, como si le hubieran arrancado la mitad de su ser, quedando su existencia reducida a un monótono y continuo pasar los días en espera de la llegada del momento inaplazable. Serafín ya no tenía miedo a la muerte, aunque de joven le aterrorizaba la idea de dejar de existir, provocándole terribles pesadillas y largas noches de insomnio. A estas alturas, lo que le obsesionaba era la incertidumbre de cuándo se produciría ésta. Siempre tenía presente aquella mañana en que, como todos los días, se levantó temprano para ir al pequeño huerto de su propiedad, a echarle un vistazo a las hortalizas que plantaba en él todos los años. En la penumbra de la alcoba, vio que Segunda aún permanecía acostada, aunque normalmente madrugaba más que él. Lo achacó al cansancio del que últimamente ella tanto se quejaba. Se encontraba alegre y optimista y decidió darle una sorpresa. Sin hacer ruido, se dirigió a la cocina a preparar el desayuno. Cuando posó sus labios en la frente de Segunda para despertarla, no pudo evitar echarse hacía atrás, bruscamente, al sentir que su esposa estaba fría y rígida como el mármol. La manera -tan deseada por algunos- en que murió Segunda, sin previo aviso, ni tiempo para despedirse, dejó una profunda huella en Serafín y fue considerada por éste como un despreciable ataque a traición, con los agravantes de alevosía y nocturnidad. Desde entonces se juró solemnemente que la muerte nunca le sorprendería a él de este modo, que la estaría esperando para verla venir de frente y demostrarle que no le temía. Le haría ver que con él no tenía que andar escondiéndose, que tenía agallas suficientes para afrontar aquel viaje con entereza. Comenzó a rezarle a san Pascual Bailón, del que según se dice corresponde a estas plegarias avisando a sus devotos, momentos antes de que la muerte venga a buscarlos. Más adelante, y pareciéndole esto insuficiente, decidió permanecer despierto el mayor tiempo que le fuera posible. Pasaba las noches enteras sentado en un sillón, canturreando en voz baja para evitar dormirse. Si en algún momento el sueño lo vencía, cosa que sucedía con más frecuencia de la que él hubiera deseado, cuando despertaba, sobresaltado, corría a echarse agua fría en la cara para ahuyentarlo. Así, en pocos meses Serafín envejeció de una forma alarmante. El primer impulso que sintió al ver la espectral figura, fue el de retroceder sobre sus pasos lo más rápidamente que le permitiesen sus viejas y cansadas piernas. Sin embargo, fue incapaz de hacerlo, aquella mujer ejercía sobre él una poderosa atracción que le impelía a seguir aproximándose, contra su voluntad, hacia ella. Al llegar al mirador, la joven se hallaba vuelta de espaldas, con la vista fija en el río, permaneciendo en esta posición unos instantes, pese a haber advertido su presencia. Efectivamente, una especie de aureola se extendía a su alrededor. Al volverse hacía él, Serafín comprobó que poseía una inusual belleza. Su rostro era indeterminado y, de no haber sido por su vestimenta, muy bien podría haber pasado por un muchacho. Tenía el cabello rubio como las espigas de la cebada madura; los grandes ojos, de mirada penetrante, del color de la miel. La nariz y la boca eran de una perfección absoluta, y la piel blanca y tersa como la de un niño. Esbozó una cautivadora sonrisa, y con voz suave lo saludó. "Buenas tardes, Serafín. Hace rato que te esperaba". Serafín estaba paralizado, un sudor frío le corría por todo el cuerpo. "No temas, has sido tú el que ha estado invocándome constantemente. Yo no puedo negarme a venir al encuentro de quien, con tanto anhelo, espera mi llegada. Como verás, he acudido a la cita como tu querías, sin engaños ni supercherías, mostrándome abiertamente tal y como soy". Dicho esto, la joven se puso en pie y le tendió su blanca mano, de finos y largos dedos. "Vamos, se está haciendo tarde". De repente, Serafín rompió a llorar, sin poder contenerse. Por su mente se sucedían, vertiginosamente, multitud de imágenes correspondientes a escenas de diferentes etapas de su vida. Cuando cesó el llanto, comenzó a despojarse lentamente de su ropa, hasta quedar totalmente desnudo. Su expresión y sus movimientos, mientras realizaba aquello, eran propios de un sonámbulo, resultaba evidente que en esos momentos no era dueño de sus actos, como si obedeciera al dictado de alguna fuerza superior a él, que lo anulaba. Hecho esto, tomó aquella mano, a cuyo contacto sintió que le invadía una confortable sensación de tranquilidad y seguridad, que hizo desaparecer cualquier temor o recelo. Antes de partir miró por última vez aquellas tierras donde había transcurrido su anónima e intranscendente existencia. Juntos se encaminaron hacia una senda que, pese a conocer el lugar como la palma de su mano, era la primera vez que Serafín veía. Conforme se internaban por ella, la vegetación que se extendía a ambos lados del camino, cuya exuberancia contrastaba con la existente en la zona, se iba haciendo más espesa. El denso entramado del ramaje de los grandes árboles y el tupido follaje de los arbustos, formaban un túnel que la luz atravesaba cada vez con mayor dificultad. El trayecto comenzaba a hacerse largo, y un gélido frío se iba adueñando poco a poco del cuerpo desnudo de Serafín. Al fin llegaron a un punto en que la luz dejó de penetrar a través de aquella bóveda vegetal y reinó la oscuridad absoluta. Entonces la joven, contra toda lógica, comenzó a avanzar más y más rápido, hasta alcanzar una velocidad endiablada, arrastrando tras de sí a Serafín. Éste, que intentaba zafarse de aquella mano que lo aferraba fuertemente, era presa de un gran vértigo que le provocaba enormes deseos de vomitar. A lo lejos vislumbró un minúsculo círculo luminoso, que parecía la salida de aquel interminable y claustrofóbico túnel. Después ya no sintió nada más. Una vez que hubo oscurecido y en vista de la tardanza, el hijo mayor de Serafín, con quien éste vivía, comenzó a preocuparse y decidió salir a buscarlo por el pueblo. Después de una infructuosa búsqueda se encaminó, como último recurso, a la taberna, pues, aunque su padre no era hombre al que le gustara frecuentar estos sitios, le unía una buena amistad con la dueña, por lo que alguna que otra vez se dejaba caer por allí a charlar un rato con ella. Al preguntar por su padre, percibió que los parroquianos que se encontraban en el local intercambiaron miradas, de una forma un tanto extraña y sospechosa. Fina, la dueña, le informó que su padre hacía varios días que no pasaba a visitarla. Al salir, un borracho que a duras penas se sostenía en píe, apoyado en la barra del bar, le miró con los ojos fuera de sí y balbuceó: "La he visto. He visto a la aparecida. Estaba allí en el mirador. Estaba allí esta tarde". El hijo de Serafín no escuchó más. Sin perder tiempo regreso a su casa, cogió el ciclomotor y se dirigió, por el camino del río, hasta el mirador. Al llegar, desgraciadamente, sus sospechas, que se negaba a aceptar por parecerle absurdas y porque él no era persona supersticiosa, se confirmaron. Tiradas en el suelo del mirador se encontraban las prendas que vestía su padre aquella tarde, sin que hubiera el menor rastro de él. Resulta obvio añadir que el cuerpo de Serafín jamás fue encontrado, pasando a formar parte de la leyenda. ** Juan Antonio Moya Sáez, escritor español residente en Murcia. Es funcionario de la administración regional de su comunidad autónoma. jantonio.moya@carm.es. === Poemas Miriam Ventura ============================================ *** Ciudad-ofidia [un beat] Inicialmente no escogí estas tierras Ni su desgracia ni su impotencia Esta ciudad duende-burlón en que vivo me escogió como propia regla a su derroche Soy su espíritu leal Su chic de rabia y reflejo Proyección en alter-ego de su necesidad vital En esta ciudad ardiente que redime insomnio e intemperie Se asocian para tocar el anillo del infierno Su maravillosa ignorancia se vive sin el menor rubor Los que se agotan jamás pisarán su cuádriga celestial Jamás disfrutarán de su erotomo dorso cuando se calienta y evapora Norte arriba en el mismo pezón de los grandes lagos un sorbo de niebla ordeñado por Dios Todos incluidos ciudadanos votantes vamos impotencia arriba impotencia abajo Conviviendo en pequeños submundos Nos miramos en los trenes y un hedor colectivo azota But the way We love new york in any hour Inicialmente no escogí su tiempo ni su desgracia No importa de qué tierra vengo Escandinava groenlandesa caribeña o egipcia La pasión da el contraste El sodoma real o imaginario es efluvio calcinando nuestros pies la mezcla de carne trémula* que soy muere si no recibe la dosis de veneno que la ciudad-oficidia en culto místico me ofrece * Pedro Almodóvar. *** Apartamento contiguo... Bastaban cinco toques en la puerta para que el León se reconociera débil transferible, no tenía más que un pie para precisar la muerte dulce agonía de sus tardes oblicuas / confusas / asexuadas / cinco toques abrían a la nostalgia de un amante del pasado vista en sepia su mente rendida a los toques el León aun olía el lugar sin nombre en el cuerpo de mujer él, curador protozoario delinearía su vellos a un pasado postmágicos... tangibles esos toques regalaban dos veces por semana una muerte asammoha* de la cual el León entraba y salía como algodón de empachado del hueco líbido de los que no reconocen sexo en Dios Esos toques en la puerta dimensionaban la sangre Puerta como abismo, acciones femeninas un cuerpo de mujer dispuesto donde el León taimaba como propio [mayensta] los exclusivos olores de sus amantes... posesión y mimesis de los hombres de su vida Bastaban cinco toques para el León sediento Un solo paso en un cuerpo en una puerta, deidad de lejana advertencia en su rostro un pequeño globo explotó el seis de marzo en un edificio de los sures. Se correrían para siempre las cortinas... Último toque jugueteando en los oídos del apartamento contiguo toques dos veces por semanas en la puerta del León... agitándole la sangre. * (Sánscrito) Sin perturbación. *** Intrinsic Discontinuous Butcreate Divine Ten books are not enough Testimonio exquisito But you are the godless Ha! And you? Me..? the poem continuous, giant pigmies Plural-use Refusing to be take by force to the morgue to pay taxes to water poets I'... The object of the trap *** Árnica A symbl, not a dream again... "This side of Paradise" F. S. Fitzgerald The man the women Warehouse Sensations paint dressed With the form of great yellow Rose in your brain! said the poet This is the flower of the word Song loss of the memory to the place of the others The way on the mirror and my flower Now and here, will he and her convertion soul to plane nos pasa a todos wonderfull day morirle al sigiloso poema souls warehouse the country gets the pen The point crescendo! In addition, god is batboy When some people tell me reading newspaper today solo por mí don't cry Psoe de tanta mentira How do you to mark limits to the Worship? Send others said headstrongness and seeyouaround The Alchemist will be in that very place This are one day the flowers of the word [árnica] Y los poetas la jangearon desnuda En un almacén hombres y mujeres quemaron sus velas como debutantes ** Miriam Ventura, escritora dominicana residente en Nueva York. Poemas suyos han sido incluidos en el Boletín Federico García Lorca (España) y en la revista Compost (EUA). Ha publicado Claves para fantasmas NY, Poemas de la noche y Acerca del otoño. Ejerce el periodismo en Nueva York y ha obtenido el premio Rafael Herrera de Periodismo. miventur@hotmail.com. === Tiempo Matías Gastaldi =========================================== Costó bastante deducir cuándo comenzó todo. Hubo un hecho insignificante que hizo que parte de mi historia comenzara. De aquel día recuerdo que estaba un poco alterado. Seguramente era un día de esos, en que todo amenaza con salir mal. Pero la cuestión es que no eran sólo amenazas, sino que directamente todo salía mal. Desde el primer momento me di cuenta de que no tendría que haberme levantado de la cama. En mi tour matinal siempre incluyo el baño, pero ese día todo estaba planeado para que saliera mal. Primera noticia: no hay agua. Resultado, peinado desprolijo, cierto mal gusto en la boca, y restos de una noche larga gracias a ese trabajo tan importante que pidió el jefe. Y para colmo ni un trago de agua para una maldita aspirina. Y encima de los hombros, algo llamado cabeza que duele un poco. Que duele un poco en el hemisferio este, y un poco en el hemisferio oeste. En suma, duele bastante y molesta un tanto más. Luego de hacer todos los preparativos para el rally diario, repasé todos los detalles, tratando de descubrir algún posible olvido que obviamente apareció en el momento en que me iba. La carta, la maldita carta que tanto se había hecho esperar, y que ya no podía tardar más en salir. Rápidamente corrí al escritorio y tomé la carta que yacía en el mismo lugar que ayer. La coloqué en un sobre en blanco y me fugué del departamento, en el momento en que los nervios comenzaban a jugarme una mala pasada. En el apuro por no llegar tarde, casi tuve un olvido fatal, la puerta de calle abierta, sería una gran invitación. ¡Señor chorro! ¡Pase y vea que estamos de oferta! Departamento cómodo, amueblado, especial para limpiarlo mientras el dueño no está. Hice que la llave se encargara de lo suyo, de cerrar la puerta, y así comencé el día. En mi carrera hacia la calle, tuve un solo obstáculo: el portero y su escoba. Con una habilidad insospechada en mí, lo esquivé y enfilé hacia la puerta que ansiosa esperaba para vomitarme hacia el mundo exterior y sus problemas, o dicho de otra forma: hacia el mundo problemas y su exterior. Debería haberlo sabido, hoy no era el día indicado para levantarme. Simple casualidad o jugada del destino, en una acción casi poética, la jornada se había transformado en un día de mierda. En la calle había restos de una noche lluviosa, unos cuantos charcos en la vereda, y otros tantos en la calle. ¿Cuál es la posibilidad de que un auto pase sobre un charco y salpique el agua en dirección hacia el mismo lugar en que está uno? Pocas, pero hoy era el día de la gran posibilidad y así sucedió. De un momento a otro mi pantalón fue una versión subdesarrollada de un dálmata, azul a pintitas marrón-grisaceas. Y para colmo de males era demasiado tarde como para volver atrás y cambiarse. Poco importó y esa situación no impidió que siguiera adelante. Sólo un ojo con mucha crítica podría descubrir la maldita huella del auto sobre el charco, e indirectamente sobre el pantalón. Mi reloj gritaba la hora equivocada. Es decir, la hora equivocada para alguien que está llegando tarde. Ocho menos diez y nada más, ni un segundo más ni un segundo menos. A lo mejor siempre unos segundos más, SIEMPRE unos segundos más. A medida que el tiempo corría, la presión iba en aumento, justamente hoy no podía llegar tarde, ya para cuando estaba pisando el umbral de la puerta del correo mi ceguera era insoportable. Entré al correo a las ocho y cinco, y obviamente la señorita del mostrador miró mis pantalones e hizo una mueca que no llegué a entender. Cuando se dio cuenta de que la estaba mirando apartó su vista de mi pantalón granizado. Le entregué el sobre, ella rápidamente lo selló, y fue muy poco el tiempo que pasó entre lo que tardé en pagarle, en retirarme de la ventanilla y en colocarla en el buzón, menos de cinco segundos y ya nuevamente fuera, para seguir con la carrera del siglo. Un rato después recapacité sobre algo que había hecho sin darme cuenta. Había mandado la carta con remitente, pero sin destinatario, quizás nada pasaría, simplemente la carta no saldría y la devolverían al remitente, para que le ponga la dirección y no vuelva a cometer el mismo error la próxima vez. Seguramente, además de devolver la carta, ésta vendría con un folleto de recomendación que diría más o menos así: Señor usuario del correo: se recomienda, para una mayor efectividad, la escritura de la dirección del destinatario en la cara posterior del sobre en que usted coloca el remitente. Se le ruega no ser tan boludo la próxima vez. Gracias. El día fue un poco más normal que de costumbre, o sea, no sé cómo sería uno normal, porque a mi parecer, nunca tuve un día... digámosle común. Mis días siempre son medio normales, no sé si es una maldición o una gracia del destino, eso sí que nunca termino de comprenderlo. Mi jornada transita de la siguiente manera: un poco de oficina, unos cuantos teléfonos, algún fax por ahí, un almuerzo insulso y la gran escapada del infierno y la búsqueda de mi seudoparaíso, de mi casa que me aguarda llena de calma, y que me recibe con música a las nueve en punto, gracias al encendido automático del equipo musical. Llego a las nueve y diez y se escucha a Charly cantando... "la fiebre de un sábado azul, y un domingo sin tristeza...", inconfundible "Viernes 3 am", de la época de Serú Giran. Un poema musical sobre algo tan jodido como el suicidio. Y eso de jodido lo afirmo yo por experiencia propia. No es que me haya suicidado, si no sería muy difícil que estuviese acá parado. Lo decía por un amigo, Juan, que lo hizo justo el día en que cambiábamos de siglo. Fue trágico, e inesperado. Recuerdo que todo pasó muy rápido. A mí me contaron todo. Es que en ese momento no miraba televisión, y tampoco me importaba mucho eso de vender la vida para que salga por TV, en formato de serie, o novela, o como sea. Luego de tomar un baño salvador, pensé en comer algo, muy bien no sabía qué, pero en algún rincón de mi cuerpo, algo me decía: ¡comida! ¡Comida! Y eso no podía negarlo por nada del mundo. Poco tiempo tardé en llevar a cabo el ritual de la cena. Unas cuantas cosas, una comida insignificante y luego un poco de televisión. Paseo un poco por la gran cantidad de canales. Todavía está el Life Channel. A pesar de todas las cosas que se vieron. Demasiadas para mi ver, pero aún sigue siendo el canal con más rating. No soy quién para criticarlo, pero no me parece nada bien todo ese canibalismo televisivo, en el que se ven vidas reales en la pantalla. Te pagan por entretener a la gente, y eso desde un primer momento te modifica la vida. Y ya no sos vos. Me acuerdo de que tengo que revisar el correo electrónico. Busco el canal adecuado, ingreso la clave y espero unos segundos. Un mensaje, es Federico, que tal vez va a pasar mañana para devolverme aquellos compactos que le presté. Lo de aquellos viene porque pasaron dos meses desde que se los llevó. Eran tres. Me acuerdo de dos, pero el tercero no viene a mi mente. Trato de usar la pila de CDs en el mueble del rincón pero no me sirve de nada. Pero no. La verdad es que nada viene a la mente. Siendo las once de la noche pensé que lo mejor sería una pequeña siesta de 7 u 8 horas como para estar bien repuesto al día siguiente. Lo único que me acuerdo de esa noche es que tuve un sueño muy extraño. Un campo verde, extenso en el más acá, infinito en el más allá. Sé que caminaba o al menos eso parecía. Era como si flotara y avanzara lentamente, e inevitablemente, hacia un no sé dónde. La libertad asustaba un poco, ver tanto sin poder hacer nada, tener todo el mundo tan vasto y desolado me atemorizaba. Era tan confortable pero tan aterrador. Lo único que podía hacer era avanzar, hasta que distinguí algo en un punto no muy distante. Era una pared, una pared que cubría todo el horizonte, y que se perdía en el infinito hacia un lado y hacia el otro. Resultaba imposible intentar saltarlo o escalarlo. En el sueño mis intentos eran inútiles, hasta que caía rendido bajo la pared, y ahí era cuando me despertaba. Al otro día me levanté bien, de una forma u otra lo hice bien, o mal, pero logré levantarme. Diecinueve de mayo del 2001 me decía el despertador una y otra vez hasta que sucumbió bajo un manotazo. Mi intuición me decía que iba a ser uno de esos días en que no iba a pasar nada especial, pero extrañamente, ese día fue cuando recibí el primer indicio de que algo raro iba a pasar. Algo que aún no entiendo. Con un pie en el mundo de los sueños, y otro pie en el mundo real, fui hacia la cocina con el fin de encontrar alguna posibilidad para concretar mi desayuno. La sala estaba en silencio. Lo único que se escuchaba era la chicharra de la cafetera que me decía que el café ya estaba caliente y el congelador que se apagaba. Pero luego el silencio volvía a reinar. Entre medialunas y café, había un silencio un poco tortuoso, por lo que decidí levantarme a poner un poco de música para alegrar el ambiente. Atento a cada sonido del departamento, me levanté y me dirigí hacia el living. En el momento en que cruzada la arcada hacia "la sala del sillón del descanso post-trabajo-morten" escuché un leve sonido que se hizo sentir en la puerta de entrada. Algo así como un papel deslizándose por el suelo. Muy leve pero perceptible, lo suficiente como para llamar la atención. Sin poder controlar la intriga sobre el origen de ese sonido, me dirigí hacia la puerta, y ahí estaba, un sobre, descansando junto al felpudo azul, esperando a que lo recojan. Pensando en quién podría haberme escrito, y recordando después el error cometido en el correo, me hizo pensar en que me había devuelto el sobre para que corrigiera el pequeño desliz. Levanté el sobre, examinándolo por un lado y por el otro, como si lo hubiera hecho un mago a punto de hacer uno de sus trucos. Me sorprendí al ver que el sobre no tenía escrito nada, o sea nada por aquí, nada por allá, cosa que me intrigó bastante. Ahí me di cuenta de que no era el sobre que estúpidamente había dejado en el buzón el día anterior. La curiosidad me invadió por completo. Pensé en alguna campaña publicitaria. Pero por alguna razón la posibilidad de que fuera una broma me convencía más. Pensé en Luis, un compañero de oficina bastante chicharachero con pronóstico de cargoso hacia el mediodía y terminando en pesado para el final de la tarde. Pero no. ¿Cómo podría tener mi dirección el tipo ese? Decidí tomar el camino más corto para terminar con mi intriga: abrir el sobre, que para esa altura parecía quemar mis manos. Era un sobre común, de tamaño común, que tenía dentro un papel común, donde había algo escrito. Unas cuantas letras formando palabras, y palabras formando oraciones, y oraciones formando párrafos, y estos párrafos a su vez formando un texto que decía así: "Tus sueños de verde y prados, de infinitud y de eso que termina en una pared, es signo de que en un más allá no vas a poder seguir, y lo sé. "No sé quién soy, así que de nada sirve decirte algo. Lo único que sé es cómo seguirás, a dónde irás, qué harás y muy poco de cómo se terminará. "Las vidas son como estaciones, algunas son otoños, algunas primaveras. Otros viven veranos y algunos son puramente inviernos. Por ahí fríos, cálidos, tibios y hasta calientes. A veces se vive más de una estación... se pasa de verano a invierno, de primavera a verano. Y así sucesivamente. Y se vive y se muere. Muy de vez en cuando, alguna vez cada tanto. "Sé de tu primavera y sé del invierno que se viene. No quiero ser pájaro de mal agüero, pero es así, lo sé. "Sé de mí, que estoy aquí, sé de mí, que estoy allí. Simplemente estoy, y de vez en cuando soy. Y de vez en cuando se me permite esto. No me explicaron cómo, pero me dejan, tampoco entiendo mucho la razón por la cual hago esto. "Hasta pronto, es inútil decirlo, pero no te intrigues por mí. Vive y déjate vivir". Recuerdo que observé el papel con cierta distancia, como algo muy ajeno a mí. Luego de observarlo durante un minuto, comprendí que esto era demasiado extraño. El tratar de buscar alguna lógica para unir el texto me produjo una especie de escalofrío. Era demasiado ilógico, muy oscuro. Como aquella vez que dejé el teléfono en una radio que sacaba los mensajes al aire y me llamó uno que decía que participaba de rituales satánicos. Esta vez también me asustaba bastante. Cuando la razón, el motivo, no tuvo explicación, busqué el posible origen, que ya escapaba a la simple broma de una amistad. También tenía su carácter enfermizo, y resultaba más que difícil encontrar algo, o alguien que concordara con las palabras, y con todo lo demás. Muchas imágenes recorrieron de punta a punta mi cabeza. Un loco, una secta, y muchas otras cosas más. Ese día me sentí un poco molesto. Pensar a mil gran cantidad de posibilidades para una sola preocupación. Hasta que llegué al punto en que decidí frenar. Me di cuenta de que era demasiada cosa preocuparse por un escrito tan insignificante y tan incomprensible. Decidí ocupar mi mente en otra cosa, pero prometí volver. Así me encontré por la noche, carta en mano, sentado en el sillón y pensando mucho. Muchas imágenes oníricas me invadían la mente. El recuerdo del sueño, el campo verde y la pared infinita a ambos lados. Y ahora la carta, frente a mí. Confundiéndome, letra a letra, palabra a palabra. Pensé nuevamente en las causas, en algo que me pudiera llevar a estar relacionado con la aparición de la carta, pero no, me partía el mate hacerlo. Volví a vivir el día anterior de punta a punta. El comienzo, el despertar, la corrida y el sobre blanco... no podía ser. Tal vez alguna cargada de algún empleado del correo... y me acordé de la descripción del sueño. Era casi imposible pensar en una casualidad. El sobre en blanco, con remitente. Y la posibilidad de una intervención sobrenatural se me cruzó por la cabeza. Puede llegar a ser estúpido pensar en eso. Pero cuando ya no se tienen más posibilidades, cualquier fundamento viene bien. Hasta un simple pensamiento sobre algo fuera de lo normal. En realidad la preocupación que mostré por el hecho fue desmedida. Al fin y al cabo no presentaba ningún peligro. Era un hecho un tanto extraño, pero nada tan importante como para que perturbe mi vida. Y mucho menos como para que logre perturbar mi sueño. Sueños. Mis sueños últimamente son muy insólitos. ¿O será tal vez que les presto más atención? Esa noche soñé que caminaba por una ciudad vacía. Donde me sentía un intruso. Todo estaba demasiado calmo. Como si la gente hubiese estado hace un segundo nomás, pero ya no. Se podía observar todo porque era de día. Pero en un determinado momento comenzaba a oscurecer de una manera muy especial. En vez de oscurecer negro, en mi sueño oscurecía rojo. La luna era roja, por lo que reflejaba luz roja, como si estuviera en un constante eclipse total, pero con un rojo más intenso, más vivo. La sensación era desesperante, una soledad muy pesimista me quería derribar. En un determinado momento sentí algo que rondaba cerca mío. Apenas perceptible en mi campo visual lo sentí, una sombra, o algo así, un leve movimiento hacia mi izquierda. Cuando giré mi cabeza ya no estaba más, sea lo que sea, lo que estaba ahí, se había esfumado. Esa fue mi noche, hasta que escuché el despertador parlante decir: ¡seis treinta! 22 de mayo del 2001, seis treinta, 22 de mayo del 2001, y el golpe certero, en el botón apropiado, y nuevamente el silencio. Pero había algo que andaba mal, algo que mi mente semidormida no podía descubrir, eso sí, lo único que sabía era que algo no encajaba. Luego de levantarme, con todo lo que implica el despegarse de la cama a esa hora. Recordé el sueño y me sentí un poco desorientado, mientras un escalofrío me hacía estremecer demasiado. Frente al espejo, en vez de mirar mi imagen, trataba de entender aquello que no me dejaba en paz esa mañana. Había algo en el aire que lo volvía extraño. Como una mosquita muy molesta, que ronda la mejor siesta en pleno verano. Definitivamente me tenía que afeitar, ya que estaba llegando al límite en que todos te empiezan a mirar mal en la oficina. Para comenzar la misión, tomé la crema de afeitar y me disfracé de un joven Papa Noel, después de haber hecho una dieta muy rigurosa, pero con la misma barba blanca. Cuando agarré la gillete para afeitarme, vino a mi mente algo así como una iluminación que descubrió ante mí el motivo de mi preocupación. Corrí al dormitorio, miré el reloj que decía: 22 de mayo del 2001 y fue cuando la afeitadora se hizo pedazos en el suelo, junto a mi pie. Fui a prender el televisor y busqué el Day Channel y descubrí que el despertador estaba bien, era 22 de mayo, eran las siete menos cuarto. Pero estaba todo mal, muy mal. La razón era que ayer había sido 19. Y no es común que siendo un día 19 lo suceda otro día que lleve el número 22, ¿o me parece a mí nomás? ¿Qué me estaría pasando? Tres días pasaron, como si nada y no me di cuenta. ¿Habré dormido los tres días? Imposible. Revise la tarjeta de entrada al laburo y estaba todo bien, había asistido los tres días. Todavía con la crema de afeitar en la cara, me senté en la cama y traté de razonar. Cuando volví al mundo eran las siete, y esta vez no quería llegar tarde al trabajo, por nada del mundo. Cuando estaba por salir, con una fuerza propia de una dosis de Vitagenol, me detuve, sabiendo que estaba ahí, pero evitándolo, haciendo fuerza con mi mente como para desaparecerlo, pero ahí estaba, inmóvil, y esperando otro sobre blanco, con quién sabe qué dentro. La cuestión principal se centraba ahí. En el contenido, en cada frase. Quizás podían ser tan excéntricas como las anteriores. Y a eso había que sumarle la intriga de los tres días faltantes. ¿Qué me estaba pasando? Reflexioné sobre algo. Si existe un paso previo a la locura, debería ser este. Donde todo te empieza a parecer incomprensible, donde nada encaja, y todo se te empieza a mostrar de una forma muy distinta a lo acostumbrado. El único problema era que mi agenda estaba muy ocupada como para darle alguna cita a la esquizofrenia. Decidí no quedarme en casa, tomé el sobre y salí para la oficina. Más que mirar, revisé todo el trayecto, como lo haría un extranjero realizando su primer visita al lugar. Me sentía extraño. Como si todo fuera nuevo. Como si nunca hubiera estado en Buenos Aires, en sus barrios, en sus calles. Plaza de Mayo, el obelisco, pintado de amarillo desde los comienzos del 2000, aún da esa imagen de grandeza. Aunque para mí siga dando la idea de que allí, en la 9 de Julio, está el monumento al ego sexual argentino. La silla de la oficina me reconfortaba. Si fuera jefe tendría puestos los pies sobre el escritorio, pero como no es así me mantengo bien a la raya. Por ahora me contento con sacarme los zapatos, para estirar un poco los dedos. Eso es comodidad. Aunque a veces me sorprende lo conformista que puedo llegar a ser. No sé si me había olvidado, o si era una actitud típica de no querer saber qué contenía el cobre. Lo cierto es que hasta las diez y media no me acordé de que había un sobre esperándome. Con una lentitud notable miré el sobre a trasluz y nada. Busqué el cortapapeles, y empuñándolo a manera de cuchillo, miré amenazante al sobre como si fuera un asesino serial a punto de matar a su víctima diaria. Pero no pasó de la mirada, fui paciente y ordenado, hasta que logré apreciar la misma letra que en la carta anterior. En ese momento la tranquilidad sacó un pasaje sin escalas al carajo. Mi mano tembló involuntariamente. Una gota amenazó con llover sobre mi cara, y así lo hizo, y no pude evitarlo. Justamente sobre ella reparó Laura, una compañera de trabajo que entraba en ese preciso momento a dejarme unos papeles sobre el escritorio. Lo único que me molestó de ella fue la pregunta estúpida: ¿querés que baje la calefacción, estás transpirando, sentís mucho calor? Mi cara lo dijo todo. Nada tuve que decir, para anunciar la pronta retirada de Laura de mi oficina. Después me arrepentí, y solamente deseaba alguna posibilidad para disculparme. Seguramente mi cara no debe haber sido la mejor vidriera de mis sentimientos hacia ella. Tal vez agarré esa vidriera, la desorganicé un poco y la transformé en lo peor que se pudiera ver. Y resultó, aunque estuviera dirigida a la persona equivocada. Debido a eso, el resto del día no me dirigió la palabra. La cuestión es que la carta seguía en el mismo lugar. Y mi desesperación también. Al abrir el sobre no sentí absolutamente nada. La situación ya me estaba cansando. Y eso que tenía la leve sospecha de que la cosa recién comenzaba. Me decidí a sacar la carta de una vez por todas de su sobre, que a manera de ataúd guardaba los pequeños cadáveres de tinta que formaban las letras. Una preocupación me crecía por dentro. ¿Qué me esperaba? Sentí que este momento no debía tener ninguna interrupción, así que me levanté y cerré la puerta con llave. Me recosté en la silla y quise no existir. Cerré los ojos y miré la nada que se escondía tras mis párpados. Cuando volví en mí me sorprendí bastante. Tanto como si cualquier hombre cerrara los ojos a las 9 de la mañana y sin dormirse ni nada, los vuelve a abrir, un segundo después, a las siete de la tarde. Y eso fue lo que sucedió. Mi mente recordó lo sucedido a la mañana y un escalofrío me atacó. ¿Qué estaba pasando? Nada se me ocurría para calmar la extraña sensación que me acosaba. Estaba confundido como para poder pensar en algo. Me levanté de la silla y prendí la luz. La carta seguía en su lugar. El reloj de la computadora decía que eran las siete y diecisiete. Pero no me podía estar pasando lo que me pasaba. De alguna forma, o me fallaba la memoria de una forma absurda, o estaba perdiendo días y horas sin ninguna explicación. Agarré el sobre, lo miré nuevamente a trasluz durante unos segundos y luego saqué la hoja y la desplegué ante mis ojos. Una letra muy extraña, no muy definida, un tanto difusa, decía algo así: "Te estuve viendo. Qué apocalíptico todo, ¿no? Raros días, noches teñidas de sangre. Estuve ahí y poco me dejé ver. Casi nada. La soledad es tu soledad. Estás pero no estás, soñás pero no soñás, vivís para no vivir. "Quizás sé quién soy. Soy la inmensidad, soy parte de todo, soy la peor ola en el mar de tu confusión. Soy lo imposible y lo cierto. "Me pensás y quizás no existo, me negás y te invado. Soy nacimiento y muerte. "Sé sobre tu final. Pero no puedo decirlo. "Sé de tus pérdidas temporales, de tus amnesias diurnas y de tus deslices. Pastor de ti mismo, cuida de las ovejas descarriadas. "Sé de mí, que estoy aquí, sé de mí, que estoy allí. Simplemente estoy, y de vez en cuando soy. "El reloj de arena a veces falla. Adelanta y no atrasa. No te descuides o la arena se detendrá. "Hasta pronto, es inútil decirlo, pero no te intrigues por mí. Vive y déjate vivir". Tenía varias opciones. Negar todo, quedarme en la más profunda ignorancia y vivir a medias, ya que me parecía poco posible olvidar esto a esta altura. Otra opción era sacar un pasaje al psiquiátrico más cercano con escala en Freud, pero tampoco me convencía. Estaba un poco confundido. Pensándolo bien estaba un poco más que eso. Me recosté otra vez sobre la silla, cerré los ojos, y de pronto recordé la pérdida de horas y la desesperación, y eso me obligó a caer de cabeza en la realidad. De una forma muy brusca. Inmediatamente miré el reloj y seguía en su lugar. Seguían siendo las 19:17. Y por suerte no había pasado nada extraño. Decidí que debía ordenar el escritorio. Era lo más parecido a una batalla campal. Primero las notas de la oficina ordenadas por importancia de arriba hacia abajo. Luego los clips hacia lo que podía llamarse clipera, o algo así. Después los papeles varios, y vi algo que me llamó la atención. Un papel doblado a la mitad que estaba dirigido hacia mí, con mi nombre escrito con una letra conocida, pensé un segundo y me di cuenta de quién era. Era la letra de Laura. Inmediatamente tomé el papel y confieso que me sorprendí bastante al leer lo que decía: "Aprovechando que te escapaste al baño para vestirte y peinarte un poco. Yo también voy a hacer lo mismo. Sabía que el enojo de esta mañana era algo transitorio, así que pensé que querías disculparte y por eso vine. No quiero decirte que estuviste fabuloso, para que no te la creas, pero si querés, para esta noche, cuando nos veamos en mi casa, enójate mucho más. "Laura PD: Trae algo para tomar, que lo demás lo pongo yo." Esto ya era el colmo. Era obvio lo que había pasado, pero no podía recordar nada, y eso era lo que me mataba. Traté de tranquilizarme. 19:17. Miré a mi alrededor y todo estaba muy pacífico. 19:17. Me recosté sobre la silla y pensé en lo que supuestamente había pasado a la tarde. 19:17. Contemplé mi oficina, el perchero, 19:17, el tacho de basura, 19:17, la pequeña cafetera, 19:17, la luz del escritorio, y el reloj recién comprado que marcaba las 19:17. Recordé un juego infantil que consistía en mirar fijamente un reloj hasta que finalmente los números cambiaran. El desafío de hoy consistía en esperar las 19:18. Hasta el más burro sabe que por lógica, y desde hace mucho tiempo, desde que se inventó el tiempo, a los 17 minutos de cualquier hora, siempre le sucedieron los 18 minutos de cualquier hora también. Parecía estúpido esperar con tanta expectativa algo tan previsible. Pero si se piensa bien, no es tan así. ¡Qué invento jodido el tiempo! Y pensar que nos creemos tan libres. Algo extraño pasaba. Hace más de un minuto, el reloj marcaba 19:17. Y ahora, luego de unos minutos, el reloj seguía marcando lo mismo. Me tranquilicé. Al fin y al cabo era una máquina, y podía fallar. Busqué el interruptor y lo apagué. Lo dejé titilando en las 16:00. Siempre titilando. Una y otra vez, marcando a destiempo el ritmo de mi corazón. Afuera estaba atardeciendo, entre los altos edificios se podía vislumbrar un haz de luz que provenía del horizonte. El cielo estaba seminublado y las nubes tenían un tinte rojo-anaranjado que invadía todo el ambiente. Por allá abajo, en las calles, extrañamente no había autos. Un silencio sepulcral construía un clima muy nervioso que comenzaba a tensionarme. Pensar que uno puteaba tanto con los bocinazos, y con los gritos de la gente. Pero ahora nada interrumpía este clima. Sólo había silencio y nada más. Abandoné la oficina, con el saco en la mano, y el maletín en la otra. Tomé el ascensor, el cual se sentía muy distinto estando tan vacío. A otras horas, la gente suele ocuparlo continuamente. Es más, a veces va tan lleno que alguna emanación gaseosa corporal puede llegar a ser fatal. Tanto para el dueño como para los desgraciados catadores. Mientras me reía por mi ocurrencia, escuché el característico ¡tin!, que acompaña al ascensor mientras frena y lo deposita a uno en el destino deseado. Hasta ahora nada me sorprendía. Me había quedado hasta tarde y generalmente toda la gente se va temprano, cuando no antes de hora. Las puertas del ascensor se abrieron, acción que obliga a uno a abandonar el cubículo que está condenado a subir y bajar de piso en piso desde su nacimiento, hasta su muerte. Eso sí que es algo raro. El fallecimiento de un ascensor. ¡Y pensar que hasta se suicidan! Un simple corte de cable y ¡plaf!, cóctel de humanos que sólo atinaron a gritar los últimos pisos de su vida. Para algunos, podría llegar a ser una forma de llegar mucho más rápido al infierno, si se lo merecen. O quizás también solamente funcionaría como un agacharse para tomar envión, para así poder llegar con más fuerza al cielo. Si realmente se lo merece. Me encontré parado en el hall de entrada, viendo de reojo al guardia que estaba sentado en su lugar. Con sus característicos anteojos negros y sus auriculares, mirando nada, y escuchando algo seguramente. Debido a eso, no me respondería. Podría venirse abajo el mundo, que él seguiría sentado en su lugar, de punta a punta del mes y sólo se levantaría para cobrar su sueldo. Caminé hacia la puerta principal y me dejé llevar por la puerta giratoria, que me depositó en la vereda, donde todo parecía estar bien. Al menos en la primera impresión. Los edificios seguían teñidos del mismo color que se veía allá en la oficina. Un rojo-anaranjado que me hacía recordar al sueño que había tenido la otra noche. Caminé unos metros mirando a mi alrededor, buscando no sé qué, tratando de ver algo que no sabía. Intentando saber qué era esa calma que inundaba todo el ambiente, y que aunque parezca increíble, perturbaba. Caminé hacia la esquina, donde unos de esos relojes callejeros, que le van avisando a uno cuando llega tarde a todos lados, tendría que estar funcionando. Quizás la mayor sorpresa no fue encontrar el reloj donde tenía que estar. La mayor sorpresa fue el cuadro que se presentó ante mí. Como si fuera una fotografía, en primer plano, una fila de autos estaba detenida, con los ocupantes dentro también, como si fueran muñecos de una prueba de choque. En ambas veredas el espectáculo era similar. Había más gente, también estática, como si fueran maniquíes, como si no tuvieran vida. El espectáculo era impresionante en todo aspecto, yo todo bañado con el color del atardecer. Sólo atiné a apoyarme en una pared y a mirar hacia todos lados. Entonces me concentré de nuevo en el reloj. Que me decía que eran las 19:17 y llegué a sentir que perdía el conocimiento, pero me pude contener y comencé a correr hacia algún lugar, buscando algún refugio, algún lugar que me permitiera pensar. Me detuve en una esquina. Frente a una puerta de madera que el tiempo había tratado bastante mal. Me senté en un escalón que se asomaba por debajo de la puerta, dejé el maletín a un costado y escondí mi cabeza entre las piernas. Recordé el espectáculo en aquella esquina. Miré a mi alrededor y ya no sabía qué hacer, a esta altura las cosas se tornaban espeluznantes. Un canillita en la esquina tenía ahogado el grito de "¡Diario!, ¡diario!". Pero lo más asombroso era la cara de espanto de la señora del décimo piso, mientras que a la altura del quinto, un tipo estaba como congelado en el aire, en una posición demasiado rara. Seguramente esto, sea lo que sea, le cortó el suicidio en el mejor momento. Después de lo visto, ya estaba curado de espanto. ¿Qué más podría pasar? Las calles ya me habían soportado bastante en ese atardecer interminable de las 19:17, y me llevaron hasta mi casa. Tenía todo el tiempo del mundo, y eso sí que no era ninguna ilusión. Había una sola cosa que no podía dilucidar. ¿Estaba entrando en razón, o la estaba perdiendo? ¿Dónde está la diferencia entre comprender un hecho como este o volverse loco? Me cuesta entender últimamente muchas cosas. Es que... claro, la vida de uno no ha sido muy normal que digamos, y eso afecta bastante la azotea y... es como si uno estuviera siempre a punto de gritar a los cuatro vientos, y no quisiera hacerlo por temor a perder la cordura, eso a lo que uno está tan acostumbrado. El resto del camino hasta el departamento fue como si no lo hubiera hecho en realidad. Poco me acuerdo de lo que sucedió o lo que vi, sólo sé que llegué a mi casa y me tiré boca abajo en la cama deseando dormir. O deseando despertar, y descubrir que todo fue un sueño bastante horrible. Me dormí mirando el desgraciado reloj que ya no me sorprendía. Me mostraba las por ahora perpetuas 19 y 17 horas. Luego de algún tiempo desperté, y sin abrir los ojos, tuve el deseo de que algo hubiese cambiado al despertar. Entreabrí un ojo y vi un pequeño cambio, eran las 19 y 18. Intenté un esfuerzo, casi telepático como para empujar otro cambio. Fue un minuto muy pero muy largo. Interminable. Pero al fin sucedió. Se sumó un minuto más y me di cuenta de que recién había comenzado a relajarme. No sé el tiempo que había pasado desde que dormí. Pero sé que fue mucho, pero para quién. Tal vez para mí, pero para algún otro no había pasado más que un minuto, o dos a lo sumo. La pregunta que me estaba matando era si algo así volvería a pasar. La verdad es que poco me preocupaba. Me tomé todo muy a la ligera. Quizás otro se hubiera pegado un tiro, pero no era mi estilo y no sería un buen final para mi historia. Me levanté de la cama con bastante seguridad. Me asomé a la ventana y miré a la gente que caminaba allá abajo, como si nada hubiera pasado. Y es que en realidad para ellos nada pasó. Es muy feo sentirse el único testigo de un cierto capricho de origen incierto. Estar caminando en un lugar donde ninguna voluntad, ni divina ni de otro tipo, se cumple, es inexplicable. Aparte, por qué me tenía que tocar justo a mí. Ahora que lo pienso, la única voluntad que se cumplía era la mía. Podría haber hecho lo que quisiera, que nadie se hubiese enterado de nada. Pero en ese momento no podía pensar en nada, y mucho menos hacer. No podía salir de mi asombro, y ante eso me costaba mucho intentar hacer otra cosa más que mirar, y encontrar una explicación a lo inexplicable. Pensé seriamente en lo que estaba pasando últimamente. El dilema de las horas perdidas, o de alguna posible laguna mental. La aparición de esas cartas y luego la sorpresiva quietud del tiempo. Así fue como escuché el ruido de un conocido deslizar bajo la puerta. Era de esperar. Cómo iba a ser entretenida la historia si no pasaba nada. Sabía lo que tenía que hacer: seguir mi personaje. Correr, agarrar el sobre y leer la carta. Y obviamente someterme a las consecuencias. A esta altura, ya estaba jugado: "¿Aprendiste a valorar un minuto de tu vida? Íntimamente pienso que no. Te echaste a dormir y lo dejaste pasar. Pudiste arreglar algo y no lo hiciste, y ahora estoy más muerto que nunca. Pero no impediste mi caída y ahora sigo en todo tiempo y lugar... "Lo del tiempo fue un pequeño regalo que se me permitió hacerte. Y veo que te sorprendió, demasiado para mi gusto. "Ahora, desde el lugar que ocupo, te doy el don de tener voluntad ante todo, repito, ante todo. También te doy la voluntad de darte cuenta de quién sos. Seguramente, después de hacer esto no podré escribirte más, así que me despido, hasta siempre". Más que nunca me sorprendí de estas cosas que me estaban pasando, a mí, justamente que soy un buen personaje. Ahí me di cuenta de lo que realmente era. Un personaje, nada más que eso. Alimentado por no sé quién. Seguramente alguno que no tiene otra cosa qué hacer más que torturar a conciencias inexistentes como yo. En ese momento, el techo era el paisaje más interesante para ver. Pensé, y decidí revelarme. Abrí bien la ventana, de par en par, y ubiqué mi mejor sillón, el más cómodo de la casa frente a ella, y me senté. Y ahí me quedé. Pasaron las horas, y nada hice. Durante la noche dormí y durante el día me aprendí de memoria el paisaje, pero sin hacer prácticamente nada, más que pestañear de día y roncar de noche. A veces suena el teléfono pero no lo contesto. Sé que es un artilugio del que escribe para levantarme del sillón, pero no lo logrará. Lo último que hice fue acercar el televisor a la ventana y prenderlo en el canal de las películas. Como para divertirme un poco. Y aquí estoy, hace un año y todavía no me he movido, y... Nota del autor: Por razones obvias, decidí cortar la historia en este lugar. Mis intentos son en vano para hacer algo con este personaje. Él decide qué hacer a partir de este momento, y no puedo hacer absolutamente nada. La verdad es que salió un poco insulso, y no se lo extraña. Escribí dos páginas que no están incluidas en este texto, y directamente las obvié ya que resultaban muy tediosas. En ellas se describe a un tipo sentado en un sillón, y nada más. Pero no se preocupe usted, lector, que esto no va a volver a suceder. Aparte, acá, entre nosotros, no se perdía de nada. ** Matías Gastaldi, escritor argentino nacido en Buenos Aires (1977). Reside desde 1991 en la provincia de Neuquén. Cursa actualmente la carrera de comunicación social. matiasgb@hotmail.com. === Dos poemas Álvaro Ancona ========================================= *** Acero y terciopelo ¡Qué ridículo estuvo mi sepelio! El primer castigo que recibí de Aquél que se escribe con mayúscula fue estar consciente. Quizá fue la primera vez que lo estuve. El principio de mi muerte. ¡Qué gran farsa, qué gran fiesta! Desfilaron ante la caja de acero y terciopelo, Tíos, primos, amigos y conocidos. Todos daban balbuceantes pésames a mi compañera de la vida y a mis hijos. ¡Era muy bueno! decía alguien que me consideraba el peor de los hombres. ¡Qué joven, se nos adelantó en el camino! Murmuraba la chusma de ancianas vestidas de negro con disfraz de plañideras. Yo estaba en un estado de letargo. No iba ni venía. Mas allá del bien y del mal. Tuvo su parte divertida. La media noche, el último nadir transmutó las lágrimas, primero en pláticas políticas, y luego en risas. A esa hora me olvidaron todos menos once. Once personas que en su ingenuidad pensaban que les iba a hacer falta. No sabían en ese preciso momento que ya había sido sustituido. Todos menos once se fueron a seguir viviendo. Por eso, a todos ellos no les cuento qué se siente estar muerto. Solamente a los once que se quedaron hasta comprobar que mi materia se había transformado en ozono en un horno crematorio. Yo estuve dentro del horno, el ánima se resistía a separarse por alguna razón. Por fin se partió. Se dividió en once. Me integré en una onceava parte a cada uno de los que se quedaron. Ya nada me dolía. No había preocupaciones. ¿En dónde quedó mi talento? ¿Repartido en once? *** Me caes bien Me caes bien cuando caminas con ese andar de venada cuando pasas por la calle provocando que la brisa refresque mi alma salada Me caes bien cuando sonríes encendiendo la mañana iluminando la espera deslumbrando mis temores con tu risa descarada Me caes bien cuando te duermes y puedo entrar en la casa de tus sueños turbulentos y ser el dueño absoluto de tu voluntad callada Me caes bien porque me amas a pesar de la distancia porque con tu amor valiente puedes tener encendida la hoguera de mi mañana Me caes bien cuando te enciendes en una gran llamarada que crece como un incendio hasta estallar con un grito y terminar con mi calma ** Álvaro Ancona, escritor mexicano. Ha publicado seis libros y colabora para medios de comunicación de su país. pelikan@ancona.8m.com. === El buzón de la Tierra de Letras ======================================= *** Solicitud de material bibliográfico 14 de diciembre de 1999 Estimados señores: Acabo de suscribirme, y quisiera solicitar información sobre un tema específico. Mi interés se centra en este momento en los temas de modernidad/posmodernidad, y sobre el escritor Juan José Saer. Si pudieran informarme dónde conseguir estos datos, me resultaría muy útil para la realización de trabajos escritos. Gracias por su atención. C. Leonardi (ccleonardi@onenet.com.ar) *** Sobre Roa Bastos 14 de diciembre de 1999 A quien corresponda: Por este medio solicito de su amable intervención para obtener información acerca del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos. La información que busco básicamente se globaliza en algunas preguntas... cuáles, cuándo, cuántas, qué editoriales y en qué países se publicaron las obras del escritor Roa. Agradecería que cualquier información o dato que me pueda ayudar a esta investigación, me sea enviada ya sea por esta vía o por fax a la Ciudad de México al 52 5 7094680. Sin más por el momento, que en espera de una respuesta, quedo a sus órdenes no sin antes agradecer de antemano sus finas atenciones y pronta cooperación. Atentamente, Rocío Herrero (rherrero@televisa.com.mx) *** Dudas sobre poesía 16 de diciembre de 1999 Primero que nada muchas gracias por tomarse el tiempo de leer estas líneas. Mi nombre es Omar, y me gustaría empezar a escribir algo, lo que pasa es que tengo muchas ideas en la cabeza y no sé en qué forma ponerlo en papel. Por ejemplo si en la escuela me daban un tema de qué escribir, se me facilitaba porque ya tenía una base. Bueno, en fin, pues al punto: la verdad lo que me gustaría empezar a escribir es poesía, probar y ver si ahí está mi fuerte. Lo que me gustaría saber es si es que hay algunas bases o formatos que se deben seguir al escribir poesía. Muchas gracias y felicidades ya que tienen un buen sitio, con mucha información. Sinceramente, Omar Rodríguez (omarin49@hotmail.com) === Post Scriptum ========================================================= "La mano titubea cada vez que se topa con la hoja en blanco. No se trata de un encuentro casual: es a través de un acto deliberado que la mano izquierda ofrece la hoja a la derecha que toma la pluma o el lápiz y titubea. Deliberación: voluntad, deseo, impulso. Es la atracción del desafío. Del lado de allá, todos los poemas que esperan ser escritos, que no existen y por eso esperan ser escritos. Del lado de acá, la indecisión: ¿seré capaz?". Carlos Felipe Moisés, "La hoja en blanco". En: Revista Poesía de la UC, Nº 113/114 (1997). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviar algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. 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