~~~~~~~~~~~~~~~ Año XII Cagua, Venezuela Nº 175 ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras ~~~~~~~~~~~ http://www.letralia.com ~~~~~~~~~~~ ======================================= ~~~~~~~~~~~ 5 de noviembre de 2007 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~~~~~~~ LETRALIA, Tierra de Letras, es ~~~~~~~~~~~ la revista de los escritores ~~~~~~~~~~~ hispanoamericanos en Internet. ~~~~~~~~~~~ Usted puede enviarnos sus ~~~~~~~~~~~ comentarios, críticas o material ~~~~~~~~~~~ literario a info@letralia.com ~~~~~~~~~~~ ~ * ~~~~~~~~~~~ ~~~ JORGE GOMEZ JIMENEZ - Editor ~~~~~~~~~~~ ~~~~ Depósito Legal: pp199602AR26 ~~~~~~~~~~~ ~~~~~ ISSN: 1856-7983 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ === Sumario =============================================================== | “La Biblioteca Digital Mundial y la digitalización de la | Editorial cultura”, Jorge Gómez Jiménez. | | Epistolario digital. / Insecto sonriente. / El hilo de | Breves Israel. / Venezolanos actuales. / 4 de Lars. / Letras | del Cusco y del Sur. / De la dictadura a la democracia. | / Bocetos de Fuster. | | Wilfredo Carrizales dictó en España conferencia sobre | Noticias China. / Sacven: reforma de la Constitución de Venezuela | no afecta a creadores. / Anunciada creación de la | Biblioteca Digital Mundial. / Chile homenajea a Gonzalo | Rojas en sus noventa años. / Literatura Dramática e | Infantil y Juvenil anuncian premios en España. / Premio | Iberoamericano SM para Montserrat del Amo. / María | Florencia Gattari gana el Premio El Barco de Vapor. / | Premio “Viaje al Parnaso” calificado de fraude por sus | finalistas. / Pere Gimferrer recibió el premio Octavio | Paz de Poesía y Ensayo. / Jacobo Rauskin gana el Premio | Nacional de Literatura de Paraguay. / Blanca Varela | recibe distinción del Congreso peruano. / Programa “Mi | Novela Favorita” será herramienta pedagógica en Perú. / | Actividades por centenario de Miguel Hernández anuncian | en Orihuela. / El Instituto Cervantes inauguró nueva | sede en Marrakech. / Podrían declarar Patrimonio | Cultural al Festival de Medellín. / Suspenden Feria del | Libro de San Juan, en República Dominicana. / Bienal | Ramón Palomares se celebró en Venezuela. / Repatriarán | mapamundis robados en la Biblioteca Nacional de España. | / Celebran en Mérida el Festival del Cine Venezolano. / | Autores iberoamericanos son protagonistas en la Feria de | Miami. / Narradores de habla hispana se reunirán en | Caracas. / Semana de la Poesía de Guárico y Apure | recordará a Rodolfo Moleiro. / Tijuana celebrará quinto | Festival de Literatura del Noroeste. / León nombra hijo | adoptivo al poeta Antonio Gamoneda. / Foro de Editores | de la FIL analizará redes y alianzas del libro. / | Realizarán en Costa Rica el primer Festival de | Escritores Inéditos. / Escritores noveles se reunirán en | Oviedo. / Jalla 2008 será en Chile. | | “Los García Lorca desenterraron el cadáver del poeta”, | Artículos y Fernando Guijarro Arcas. / “Else Lasker Schüler, | reportajes malquerida Elsie”, Luisa Futoransky. / “Memoria e | identidad en José León Tapia”, Manuel Cabesa. / | “Síntesis o metempsicosis entre las hembras, Quo vadis, | de Jorge Eduardo Eielson”, Salomón Valderrama Cruz. / | “Las voces cubanas de Juan Carlos Romero Mestre”, Teresa | Dovalpage. / “Dos novelas”, Rafael Rattia. / | “Conversación en La Catedral, no una sino muchas voces”, | Jorge Zavaleta Balarezo. / “Cuatro notas”, Leopoldo de | Quevedo y Monroy. | | Marcos Veroes, presencia impalpable y mesurada: “La | Entrevistas escritura es una forma de vida”, Rafael Ortega. / | “Entrevista en exclusiva con Santiago Montobbio: la | poética del descubrimiento”, Jorge Sanglard. / John | Jairo Junieles: “Todo lo que escribo es sobre algo que | he perdido”, Gustavo Tatis Guerra. | | “Reflexiones en torno a la literatura, lo estético y la | Sala de ensayo temática gay”, Armando Segura Morales. / “La lección | social ante el problema de la globalización y la unidad | latinoamericana en la obra Guatemala de José Martí”, | Huberto Estrada S. | | “Fosas comunes”, Oscar Vargas Duarte. / “Poesía íntima”, | Letras Luisa Martínez Campos. / Dos relatos de Carolina Lagos | Campos. / Poemas de Verónica Delgadillo Vargas. / “Tú lo | sabes”, Daniela Ivonne Gregorio Neria. / “Vara de buscar | agua y Nueve retratos” (extractos), Gonzalo Mallarino | Flórez. / “Juego de mesa”, Luis Emel Topogenario. / | Poemas de George Reyes. / “Aysa Uilca”, Carlos García | Miranda. / Poemas de Félix Leonardo Rodríguez. / “Lluvia | negra”, Ana Carolina Corvera. / Poemas de Ulises | Varsovia. / Tres cuentos de Claudia Merchán. / Poemas de | Paula Bianchi. / “La materia del sueño”, Juan Manuel | Pérez Álvarez. / Poemas de Rebeca Montañez. | | José Zorrilla. | Post Scriptum | =========================================================================== Premio Unicornio 1997 como Evento Cultural del Año http://www.geocities.com/SoHo/8753 =========================================================================== Premio "La Página del Mes" de Internet de México el 3 de mayo de 1998 http://www.internet.com.mx =========================================================================== Premio "Web Destacada del Mes" de MegaSitio en diciembre de 1998 http://www.megasitio.com =========================================================================== Premio Katiuska de El Mundo Diferente de Katiuska, en enero de 1999 http://www.redchilena.cl =========================================================================== Premio Key Site Award, de Fortress Design, en mayo de 1999 http://www.fortressdesign.com =========================================================================== Premio a la Excelencia, de Exodus Ltd., en mayo de 1999 http://www.exodusltd.com =========================================================================== Premio Mejor Página de Poesía, de La Blinda Rosada, en julio de 1999 http://blindarosada.org.ar =========================================================================== Segundo lugar en los premios Lo Mejor de Punto Com, diciembre de 2004 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Lo Mejor de Punto Com, octubre de 2005 http://www.lomejorde.com =========================================================================== Finalista en los premios Stockholm Challenge 2006, Estocolmo, Suecia http://www.stockholmchallenge.se =========================================================================== Para suscribirse a Letralia, envíe un mensaje vacío a: letralia-subscribe@gruposyahoo.com Para desuscribirse, envíe un mensaje vacío a: letralia-unsubscribe@gruposyahoo.com También puede formalizar su suscripción o su desuscripción en un formulario visible en nuestro sitio en el Web: http://www.letralia.com/herramientas/listas.htm Ediciones anteriores: http://www.letralia.com/tierradeletras/archivo.htm ||||||||||||||||||||||||||||| EDITORIAL ||||||||||||||||||||||||||| === La Biblioteca Digital Mundial y la digitalización de la cultura ======= === Jorge Gómez Jiménez =================================================== En días pasados fue anunciado el proyecto de la Biblioteca Digital Mundial (http://www.worlddigitallibrary.org), que pretende poner a disposición de los usuarios de Internet buena parte de la cultura de la humanidad —o, al menos, la que pertenece al dominio público— en la forma no sólo de texto, sino además de mapas, grabaciones musicales, películas, fotografías y otros materiales. Se trata de un ambicioso registro cultural que, según promete su presentación, no estará limitado por asuntos tales como el idioma o la geografía. El proyecto arranca con un convenio suscrito entre la Unesco y seis grandes bibliotecas del mundo: de Egipto, la Biblioteca Alexandrina y la Biblioteca y Archivo Nacional; de Estados Unidos, la Biblioteca del Congreso; de Brasil, la Biblioteca Nacional y, de Rusia, la Biblioteca Nacional y la Biblioteca Estatal. Al igual que ha ocurrido con ideas anteriores que van por los mismos rumbos, es notoria la ausencia de instituciones análogas de Latinoamérica, que podrían ofrecer al mundo directamente, sin filtros, la abigarrada riqueza cultural de nuestros pueblos. Pero es sabido que, por estos lares —que los discursos oficiales no dudan en alabar, definiéndonos como países que aún están construyéndose, cuando más bien pareciera que están destruyéndose en manos del animal político—, los recursos no salen con facilidad de los bolsillos de los burócratas. Es significativo, de cualquier forma, que el proyecto se anuncia como una iniciativa que tiene entre sus objetivos promover el conocimiento y el entendimiento intercultural internacional, y expandir en Internet el volumen disponible de información en idiomas distintos al inglés y provenientes de culturas distintas a la occidental. Ello, y la posibilidad de que se adhieran al proyecto instituciones públicas o privadas que tengan acceso a colecciones de información que puedan ser ofrecidas gratuitamente a los usuarios de la biblioteca —tras demostrar, por otro lado, que disponen de las herramientas tecnológicas para propiciar tal integración—, hacen de esta una propuesta más que interesante. Es cierto que se trata de la enésima idea que gira en torno a la digitalización de la cultura. La Biblioteca Digital Mundial es una propuesta de James Billington, bibliotecario del Congreso de Estados Unidos, presentada por primera vez a la Unesco en el año 2005, justo cuando se empezaba a gestar la por nosotros llamada “guerra de los libros” que daría paso al nacimiento de la Open Content Alliance (OCA, http://www.opencontentalliance.org) entre otras iniciativas similares que intentaban recuperar territorios ganados por la maquinaria digitalizadora de Google. Sin embargo, consideramos que la sola existencia de proyectos como estos ya es un motivo para el optimismo. Por ahora estas iniciativas tienen una apariencia un tanto dispersa y lucen como esfuerzos parcelados o redundantes, pero creemos que es importante que esta fase sea desarrollada tanto como sea necesario para que maduren los procedimientos con los que traduciremos nuestra cultura al más maleable y productivo entorno digital. No es utópico suponer que a mediano plazo estas ideas, cual piezas que se complementen unas con otras, terminen armando el gran rompecabezas de la cultura universal. Un rompecabezas que más temprano que tarde estará en manos del público. Jorge Gómez Jiménez, editor http://www.letralia.com/jgomez ||||||||||||||||||||||||||||||| BREVES |||||||||||||||||||||||||||||| Epistolario digital. Hace unos meses fue creado el Centro de Documentación Epistolar de Buenos Aires (CDE), entidad que se dedica a la concentración, preservación y difusión del material epistolar que ha circulado en territorio argentino en las últimas décadas, ofreciendo su archivo para la consulta pública a través de Internet. El archivo digital está conformado por la documentación epistolar procesada digitalmente, que es donada al CDE. Junto a esta sección, que constituye el principal aporte del CDE, el archivo está compuesto por otras que incluyen la reproducción de cartas publicadas, relatos y poemas, noticias y ensayos, así como la presentación de novedades bibliográficas y reseñas de libros y filmes referentes a la temática epistolar. De esta forma, el archivo digital se propone como instrumento de difusión del patrimonio epistolar argentino y pretende contribuir al conocimiento y la investigación en este ámbito. http://www.cartas.org.ar Insecto sonriente. El escritor mexicano Adán Echeverría, algunos de cuyos textos pueden leerse en Letralia, obtuvo a principios de octubre el X Premio Nacional de Poesía Tintanueva 2008, convocado por el sello Tintanueva Ediciones. Echeverría se hizo acreedor del premio por su poemario La sonrisa del insecto, que fue escogido por unanimidad por un jurado compuesto por Becky Rubinstein, Raquela Vázquez y Alejandro Ondorica, imponiéndose sobre otros 48 poemarios provenientes de los estados mexicanos de Aguascalientes, Chiapas, Tabasco, Chihuahua, Durango, Sonora, Puebla, Nayarit y Nuevo León, así como del Distrito Federal. Nacido en Mérida (Yucatán) en 1975, Echeverría escribe poesía y cuento y es biólogo de profesión. Integrante del Centro Yucateco de Escritores, A.C., de cuya revista Navegaciones Zur es editor. Ha publicado los poemarios El ropero del suicida (Editorial Dante, 2002), Delirios de hombre ave (Ediciones de la UADY, 2004) y Xenankó (Ediciones Zur-PACMYC, 2005). Mantiene una bitácora personal en http://www.espacioblog.com/adaneslaberinto. http://www.tintanueva.com El hilo de Israel. El sello Periférica acaba de lanzar la novela Hilo de cometa, del escritor venezolano Israel Centeno, quien realizó una visita a España para presentar el libro ante el público y la prensa en diversos eventos organizados por la editorial. Hilo de cometa narra al mismo tiempo los “ritos de paso” de un adolescente venezolano que vive aún de lo mitológico (la película Rebelde sin causa, el sexo iniciático, las primeras borracheras, las motos, el mar en verano...) y la tortura a la que es sometido su padre, un militar progresista. El libro incluye la nouvelle inédita de Centeno, Retrato de George Dyer, que insiste en algunos temas ya presentes en Hilo de cometa y en su primer título en Periférica, Iniciaciones (2006), al retratar a la Inglaterra de los años 80, donde vivió el autor algún tiempo, y en la que el título de un cuadro del pintor Francis Bacon funciona como clave para entrar a un territorio informalista y figurativo a la vez. Centeno nació en Caracas en 1958 y es una de las voces más interesantes de América Latina. http://www.editorialperiferica.com Venezolanos actuales. Gisela Kozak, Antonio López Ortega, Fedosy Santaella, Sonia Chocrón y Silda Cordoliani se darán cita el próximo martes 6 de noviembre a las 8 de la noche en la sede del centro Santa Palabra, en el cruce de las avenidas Trieste y Madrid, en La California Sur (Caracas, dentro de los espacios de Roberto Mata Taller de Fotografía) para participar en “Narradores venezolanos en el siglo XXI”, encuentro moderado por la escritora María Celina Núñez y organizado a propósito de la publicación la antología 21 narradores para el siglo XXI, realizada por Rubi Guerra y publicada por Ediciones B, en la que se recoge textos de autores reconocidos como José Balza y escritores más recientes como Roberto Echeto o Gisela Kozak. La invitación está abierta para todo público y la entrada es gratuita. http://santapalabra.com.ve 4 de Lars. Este jueves 8 se dará inicio a un ciclo de cine con los filmes del realizador danés Lars von Traer, coordinado por las agrupaciones El mARTadero y Cinefilia y auspiciado por el Instituto Cultural Boliviano Alemán, en Cochabamba (Bolivia). El jueves se proyectará Europa, de 1991; el viernes, Breaking the waves, de 1996; el sábado, Dancer in the dark, de 2000, y el domingo, Dogville, de 2003. Las funciones serán a las 8 de la noche y tendrán un costo de 5 bolivianos. La cita es en El mARTadero, en la calle 27 de Agosto entre Ladislao Cabrera y Ollantay. http://www.icbacbba.com Letras del Cusco y del Sur. Entre el 14 y el 16 de noviembre se celebrará en Cusco, Perú, el IV Coloquio Nacional “Letras Cusqueñas... Letras del Sur”, evento organizado por la Asociación Centro Cultural Cusco en el que participarán poetas, narradores, dramaturgos y novelistas de distintas generaciones, tanto del Cusco como de Tacna, Arequipa y Puno. La actividad, que tiene como objetivo acercar al público en general a los escritores, se realizará en las instalaciones del Centro de Convenciones Cusco de la Municipalidad del Cusco, a las 7 de la noche. Entre los escritores que participarán se encuentran Braddy Romero, Caroline Valdivia Pasten, Franklin Sequeiros, Pasos Paz, Silvia Soto, Lissette Vera, Jonathan Alzamora, Julio Perea, Jimmy Vera, Pavel Ugarte, Raúl Pacheco, Gloria Mendoza, Christian Reynoso, Ana Bertha Vizcarra, Carlos Candia y Hugo Contreras. De la dictadura a la democracia. El Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) inaugurará el próximo martes 20 de noviembre, a las 7 de la noche, la exposición “En transición”, una aproximación a un episodio complejo y denso de la historia reciente de España, que actúa como umbral entre dictadura y democracia y que afecta y se gesta a través de las personas que lo vivieron. “Precisamente el protagonismo de la exposición recae en los individuos y en los colectivos más que en los actores principales del proceso político”, explica el comunicado del CCCB sobre la exposición, “y relata los cambios que se produjeron a todos los niveles en la sociedad española de las décadas de los setenta y ochenta. El resultado es una narración no unidireccional que vincula las historias personales con las colectivas y que integra elementos tanto de victoria como de fracaso”. http://www.cccb.org Bocetos de Fuster. La Editorial Isla Negra anunció recientemente la publicación del libro de cuentos Bocetos de una ciudad silente, una colección de 46 microcuentos y relatos urbanos de la escritora puertorriqueña Ana María Fuster Lavín (San Juan, 1967). Pinceladas y cortometrajes, que van de la cotidianidad sanjuanera de Santurce en todas sus clases sociales hasta los marginados, del realismo a la poesía, de la ternura al elemento gótico, son los ingredientes de este libro. “Este recorrido por callejones, zaguanes y otros pasadizos citadinos”, ha escrito al respecto la escritora Alinaluz Santiago Torres, “nos invita a rescatar historias ocultas, pero ya en concierto expresa, entre armonía y disonancias, el ruido ajeno y nuestros propios gritos. Con un estilo igualmente sinestésico, la autora nos lleva a oler la ciudad, a escucharla, a saborearla, hasta finalmente palparla. La economía de las primeras narraciones alcanza complejidades insospechadas cuando los personajes de la oscuridad dialogan intertextualmente con sus antepasados: Poe, Quiroga, Tolkien...”. El libro será presentado el próximo sábado 8 de diciembre, a las 7 de la noche, en el Chateau Rouge (La Cava de Tito Colorado), en el número 994 de la avenida Muñoz Rivera de Río Piedras. Habrá lectura de cuentos por escritores invitados, así como venta de libros. La presentación estará a cargo del poeta Alberto Martínez Márquez y de la narradora Yolanda Arroyo Pizarro. http://bocetosdeselene.blogspot.com ¿Quiere publicar una nota en este espacio? Envíenosla por correo electrónico a breves@letralia.com. === ¿Le interesa estar informado sobre concursos? ========================= Reciba por correo electrónico los anuncios vigentes de concursos literarios y artísticos en general suscribiéndose a nuestra lista de distribución. 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Se paseó rápidamente por la China feudal y se centró en la moderna y contemporánea hasta hacer una proyección hacia el futuro inmediato y el papel que jugará China en la geoestrategia mundial. Posteriormente se refirió a la dinámica sociopolítica de China de los últimos cincuenta años y finalizó su exposición con la minuciosa relación de la aparición en el escenario chino contemporáneo de significativas transformaciones en el mundo cultural, científico y tecnológico. Los asistentes a la charla, provenientes del ámbito académico (estudiantes y profesores de humanidades), gente interesada en la cultura china y estudiantes de lengua china, hicieron muchas e interesantes preguntas que enriquecieron la charla del expositor invitado. *** Sacven: reforma de la Constitución de Venezuela no afecta a creadores La Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (Sacven, http://www.sacven.org) convocó el pasado 17 de octubre a una rueda de prensa para exponer su postura ante la reforma del artículo 98 de la Constitución Nacional de Venezuela. A raíz de la publicación de la propuesta de reforma al mencionado artículo, que hace referencia a la propiedad intelectual, el director general de Sacven, José Rafael Fariñas, dijo que la misma no afectará a los creadores venezolanos por cuanto “se mantiene en la propuesta el principio de que la creación cultural es libre, con lo cual se alienta la diversidad en la creación de obras de todo género, enriqueciendo de esta manera el acervo cultural del país”. Tal libertad, según Fariñas, “está referida al acto de crear, y en ningún caso debe interpretarse como una libertad para llevar a cabo comunicaciones, reproducciones o distribución de obras sin la debida autorización de los autores o de las autoras, cuyos derechos se protegen constitucionalmente”. El dirigente agregó que en la propuesta de reforma se incorpora un reconocimiento constitucional a la diversidad cultural, entendiendo por tal a la multiplicidad de formas en que se expresan las culturas de los grupos y sociedades, que se manifiesta a través de distintos modos de creación artística, producción, difusión, distribución y disfrute de las expresiones culturales, cualesquiera que sean los medios y tecnologías utilizados. En estas condiciones, Venezuela se mantiene en total correspondencia con el texto de la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, aprobado por la Asamblea General de la Unesco en octubre de 2005, y por la Asamblea Nacional en enero del año en curso, según informó Fariñas. El dirigente explicó también que en la reforma se hace mención expresa a los derechos del autor sobre sus obras, garantizándose la protección a sus derechos morales y patrimoniales tal como lo establece el artículo 27.2 de la Convención Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. “Todo ello va en consonancia con lo que solicitan todos los gremios y organizaciones de autores y artistas, entre ellas Sacven, entidad con más de cincuenta años de fundada que tiene entre sus miembros a miles de autores de todos los géneros creativos”, agregó. Fariñas le dio importancia igualmente al hecho de que la reforma recoge constitucionalmente la disposición 27.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, según la cual toda persona tiene derecho a tomar parte de la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten. Respecto a esta incorporación, Sacven interpreta que la intención es reafirmar el derecho del ciudadano a participar de los beneficios de la cultura. “La cultura se hace con los creadores y con los artistas, pues es a través de ellos y sus múltiples modalidades de creaciones artísticas como se manifiesta la diversidad cultural, de manera que no debe ser entendida esta redacción como que el derecho de acceso a la cultura está en contradicción con el derecho de los autores, compositores, artistas, cualquiera sea su modalidad creativa o artística, sino más bien que son derechos que se complementan para hacer posible que haya canciones, pinturas, esculturas, libros, o películas a las cuales acceder y que disfrutar”. Advirtió que la reorganización del párrafo que en la propuesta del artículo 98, que hace referencia a otros derechos intelectuales, se lograría de manera efectiva con una mención expresa dentro del capítulo de los derechos económicos, lo cual configuraría una sistematización más adecuada, dada la naturaleza de los derechos involucrados. “Esa intención de preservar otros derechos de propiedad intelectual, se manifiesta constitucionalmente cuando se mantiene inalterada la disposición prevista en el artículo 124, respecto a la propiedad intelectual colectiva de las comunidades indígenas”, explicó. Fariñas fue enfático al indicar, dirigiéndose a los usuarios de obras correspondientes a autores y compositores venezolanos miembros de Sacven y de las doscientas diecinueve sociedades de autores del mundo con que la entidad mantiene relaciones de reciprocidad, que “no existe en la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ni en el proyecto de reforma que se propone, ninguna disposición —salvo las excepciones legales— que legitime o autorice a terceros para hacer uso libre del repertorio de obras de nuestros autores y compositores, sin la debida autorización”. Fuente: Sacven *** Anunciada creación de la Biblioteca Digital Mundial La mayor biblioteca del mundo, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos (http://www.loc.gov), ha firmado un acuerdo con la Unesco (http://www.unesco.org) y con bibliotecas de todo el mundo para crear la Biblioteca Digital Mundial (http://www.worlddigitallibrary.org), que incluirá libros, manuscritos, mapas, grabados, fotos, música y películas, y se podrá acceder a ella a través de Internet. “Cuando se lance la Biblioteca Digital Mundial, que esperamos sea a fines de 2008 o inicios de 2009, si usted tiene una computadora podrá unirse a la mayor biblioteca del mundo”, dijo el portavoz de la Biblioteca del Congreso, Guy Lamolinara, quien agregó que tanto la membresía como las descargas serán gratuitas. “Trabajaremos con material de dominio público para no tener problemas de derecho de autor”, indicó. La Biblioteca Digital Mundial es una creación del bibliotecario del Congreso James Billington, quien presentó el pasado 18 de octubre un prototipo del proyecto en la sede de la Unesco en París, en el marco de la 34ª Conferencia General de la organización. Las bibliotecas nacionales de Brasil, Egipto, Francia y Rusia ya se han sumado. Lamolinara indicó que Billington propuso su idea a la Unesco en junio de 2005. “Lo que Billington quería hacer era unir a los países para que aporten sus materiales culturales a una empresa global donde serían accesibles todos en un mismo lugar y en múltiples lenguas”, dijo Lamolinara. El modelo funciona en las seis lenguas oficiales de las Naciones Unidas, árabe, chino, español, francés, inglés y ruso, además de en portugués, y cuenta con un sistema de navegación y búsqueda por lugar, fecha, tema e institución participante. La Unesco anunció en un comunicado que la iniciativa obedece al propósito de promover el entendimiento entre las naciones y las culturas, de incrementar la calidad y diversidad de los contenidos culturales en Internet, y de fomentar la erudición. Fuentes: AFP • EFE • Europa Press *** Chile homenajea a Gonzalo Rojas en sus noventa años El poeta chileno Gonzalo Rojas fue recibido el pasado 23 de octubre por la presidenta de su país, Michelle Bachelet, en el marco de la celebración de sus 90 años. Las actividades en homenaje al poeta, que se realizaron bajo el título Nueve décadas de relámpagos y tormentas, se prolongaron desde el lunes 22 hasta el sábado 27. El poeta estará de cumpleaños efectivamente el 20 de diciembre, aunque la Fundación Gonzalo Rojas (http://www.fundaciongonzalorojas.cl), que resguarda su legado, adelantó la conmemoración, pues la cercanía de la fecha con la Navidad podía ser impedimento para los invitados internacionales. A la salida de la reunión con la presidenta, Rojas dijo a los periodistas que había sido “un buen diálogo, con vivacidad, con gracia, con todo el encantamiento que corresponde”. Advirtió que no acostumbra halagar a nadie, y matizó que le había gustado estar en La Moneda “y sentir que Chile perdura, persiste y está vivo en su pintura, en su palabra, en su juego de imaginación y de todo”. Sobre sus 90 años, dijo que la maravilla de cumplirlos “es no tenerle miedo al miedo”. Exposiciones, muestras plásticas, charlas y debates constituyeron los homenajes a Rojas, Premio Nacional de Literatura 1992, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana ese mismo año, ganador de los premios José Hernández y Octavio Paz en 1998 y del Premio Cervantes en 2003. Las actividades se iniciaron el lunes 22 con una muestra de pinturas del ecuatoriano Osvaldo Guayasamín y los chilenos Nemesio Antúnez, José Venturelli y Roberto Matta en el Centro Cultural de España (http://www.ccespana.cl). Rojas también ha querido demostrar que su creatividad está intacta y muestra de ello es el lanzamiento de su nueva obra Del agua, centrado en su relación con dicho elemento, presentada en la Biblioteca de Santiago el 25, día en que también se realizó un simposio en la Universidad Andrés Bello (Unab, http://www.unab.cl), al cual concurrieron 14 invitados chilenos e internacionales que hablaron de cómo la obra de Rojas ha influido en su propio pensamiento. Cristián Warnken, moderador del encuentro, dijo que “lo mejor que tenemos en Chile es la poesía; somos malos para el fútbol, somos malos para bailar, pero Gonzalo Rojas es grande, pero es un niño, tal como lo fue Mistral o Neruda”. “Aunque nací en Ovalle en 1917, yo soy un animal náutico del sur, de los caballos, soy de la Provincia de Arauco y vivo en Chillán. Aunque sanguíneamente uno es de todos los rincones, a Chile hay que vivirlo, este país es un tesoro”, señaló Rojas con un excelente sentido del humor. A la pregunta de qué es la poesía, el escritor indicó que se le había dado fácil. “Yo fui a un internado cristiano en Concepción, era de pitucos, pero yo fui con beca. Me acostumbré a convivir con esas personas lindas y ahí aprendí a leer en una biblioteca maravillosa”. Recordó que su primer ejercicio poético lo llevó a cabo con uno de sus hermanos, y que realmente empezó a escribir a los 17 o 18 años. Al finalizar el poeta se dio tiempo para responder preguntas del público y para recitar uno de sus más conocidos poemas, “¿Qué se ama cuándo se ama?”, entre otros. El escritor se mostró visiblemente emocionado ante los homenajes realizados a su figura. “Estoy contento de dialogar, todo ha sido grato, el hallazgo con los públicos juveniles, un desafío a uno mismo, ¿no?”, señaló Rojas, al terminar la lectura de sus obras y diálogos. Junto a la celebración en la 27ª Feria Internacional del Libro de Santiago (http://www.camlibro.cl/filsa), el Centro Cultural Estación Mapocho (http://www.estacionmapocho.cl) ofrece una muestra de los trabajos de Rojas, que incluye fotografías y material audiovisual. Fuentes: EFE • La Discusión • Radio Cooperativa • Xinhua *** Literatura dramática e infantil y juvenil anuncian premios en España Rubén Ruibal (Ribadeo, Lugo, 1970), dramaturgo gallego en paro, y “amo de casa” en la actualidad, ganó este martes 23 de octubre el Premio Nacional de Literatura Dramática de España con Limpeza de sangue, mientras que el viernes 26 Jordi Sierra i Fabra (Barcelona, 1947) se adjudicó el de Literatura Infantil y Juvenil por Kafka y la muñeca viajera, publicada por Siruela. Dotados con 15.000 euros, estos premios son concedidos por el Ministerio de Cultura de España (http://www.mcu.es) y distinguen al mejor libro de literatura infantil o juvenil y a la mejor obra teatral de autor español, respectivamente, y son orientados a autores españoles cuyas obras postuladas, escritas en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado, hayan sido publicadas en España durante 2006. El reconocimiento a Ruibal se suma al Premio Álvaro Cunqueiro de Textos Teatrales, que Limpeza de sangue, una obra escrita en gallego que no ha llegado a representarse nunca y en la que el autor reflexiona sobre la enfermedad y la amistad, obtuvo en 2005. El premio Cunqueiro, además de la publicación del texto, llevaba aparejada la puesta en escena de la obra, pero esto “no se cumplió, porque no le interesó al Instituto Gallego de las Artes Escénicas y Musicales o no les pareció que la obra tuviera suficiente calidad”, dijo el autor. Ruibal lleva en paro desde que cerraron la compañía Teatro de Aquí, tras la muerte en 2002 de su director, el dramaturgo gallego Roberto Vidal Bolaño, con el que el premiado había trabajado durante diez años. Por eso, cuando el ministro de Cultura, César Antonio Molina, llamó al dramaturgo para darle la noticia, pensó que “era una broma de unos amigos del mundo del teatro”. “No puede ser, no puede ser”, se repetía una y otra vez el escritor, quien se considera un claro ejemplo de “lo complicado que es en Galicia sobrevivir a los autores que escriben en gallego, a no ser que seas escritor y empresario al mismo tiempo”. “En Galicia se representa todo tipo de autores internacionales, pero, al parecer, los dramaturgos gallegos debemos escribir muy mal porque no contamos con el apoyo de los organismos teatrales de la Comunidad Autónoma”, añadió. Publicada por Ediciones Xeráis, Limpeza de sangue es un claro homenaje a Vidal Bolaño y a su libro Doentes, una obra sobre la enfermedad, como también lo es la de Ruibal. El libro refleja la experiencia de dos enfermos, “pertenecientes a mundos aparentemente opuestos, que coinciden en la sala de diálisis de un hospital” en espera de sus respectivos trasplantes, y, forzados por las circunstancias, “empiezan a conocerse hasta que surge una gran amistad entre ellos”. Uno es un arquitecto y el otro “un ex yonqui de barrio, y, a medida que avanza la obra, se va conociendo parte de sus vidas”, agrega Ruibal. “Este premio me hace una ilusión tremenda porque a mí, en cierto modo, me echaron del teatro gallego desde que cerraron la compañía donde yo trabajaba”, afirmó. Dijo que, obligado por las circunstancias, se quedó en el paro y actualmente es “amo de casa”, teniendo la suerte de que su mujer disfruta “de un buen sueldo” y, así, él se puede dedicar a cuidar de sus dos gemelos, que tienen dos años, y “a cultivar la huerta” junto con su padre. Ruibal empezó a trabajar en el teatro “hace 24 años como aficionado”. Después hizo teatro universitario, tanto en A Coruña como en Santiago, pero su experiencia más importante fue su etapa junto con Vidal Bolaño. En esa época fue cuando “realmente” se consolidó su vocación de dramaturgo y donde tomó “la decisión de escribir en gallego”, convencido de que “con el teatro se puede influir en el mundo que nos rodea. Quizá suene a pretencioso, pero ése fue mi objetivo”, asegura el galardonado, quien en 2000 constituyó, junto con Carlos Losada, la compañía Teatro Cachuzo, y actualmente trabaja en un proyecto para el Centro Dramático Gallego que se estrenará el próximo mes de mayo. Sierra i Fabra, por su parte, dijo que el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil era “muy ansiado” por él, pues ya había optado al mismo en siete u ocho ocasiones. La obra premiada se inspira en un hecho verídico de la biografía de Franz Kafka, y parte de un encuentro entre el escritor y una niña que llora por haber perdido su muñeca. Autor de 315 libros, Sierra está orgulloso de ser “el escritor vivo que más obras ha publicado en España, según consta en el ISBN”. Tiene publicadas más de 300 obras entre literatura infantil, juvenil, novela negra, policiaca, ciencia-ficción, poesía, ensayo, libros biográficos e historia de la música. El escritor ha obtenido casi todos los premios literarios importantes en categoría infantil-juvenil, así como el Ateneo de Sevilla de novela y el Néstor Luján de novela histórica. Además, ha dirigido algunas de las principales revistas españolas de música rock. En el ámbito literario ha recibido múltiples galardones y, entre sus obras, destacan John Lennon, Donde esté mi corazón, Aydin, Mis hermanos y yo, Diario de los Beatles y El asesino del sargento Pepper’s. Fuentes: EFE • El País *** Premio Iberoamericano SM para Montserrat del Amo La escritora española Montserrat del Amo (Madrid, 1927) se adjudicó la tercera edición del Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil, dotado con 30 mil dólares, según se dio a conocer el pasado miércoles 24 de octubre en el Museo de Arte Moderno en Río de Janeiro, Brasil. Del Amo recibirá su premio el próximo 25 de noviembre en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL, http://www.fil.com.mx), luego de que el jurado, en Brasil, fallara a su favor tras analizar las 16 candidaturas procedentes de Brasil, Chile, España, Honduras, México y Puerto Rico. El jurado decidió, por mayoría, premiar a la autora madrileña cuya candidatura fue postulada por la asociación ibérica Amigos del Libro Infantil y Juvenil (http://www.amigosdelibro.com) “por su amplia y sólida obra de creación literaria dirigida al público infantil y juvenil, iniciada en 1948 y hasta hoy activa y presente en los catálogos editoriales, y leída por infantes y jóvenes de varias generaciones”. En el acto se destacó “su honestidad profesional y compromiso permanente como escritora de literatura infantil y juvenil, lo mismo que sus contribuciones literarias en estos sectores reconocidos en varias ocasiones con importantes premios en el ámbito nacional e internacional”. El jurado hizo hincapié en “su lenguaje sencillo, expresivo, conmovedor, original, reflexivo y accesible a todos los lectores de habla hispana, así como a la creación de personajes que sienten y se emocionan más allá de un espacio y un tiempo concretos”. Resaltó, por otra parte, la brillante trayectoria literaria del finalista Bartolomeu Campos de Queiros, autor de más de 40 libros para este tipo de públicos, “con una trayectoria iniciada en 1974, consolidada y activa hasta hoy, y reconocida con importantes premios”, tanto en Brasil como en el extranjero. Fue tomado en cuenta “su compromiso con la educación y la formación de lectores, así como la promoción de la lectura, lo mismo que el carácter altamente literario y poético de su obra que enaltece y dignifica al mundo de la literatura infantil y juvenil”. El jurado agradeció a los candidatos inscritos su participación, al igual que a las instituciones responsables de la presentación de los mismos, mostrando su compromiso por la continuidad de este premio. Montserrat del Amo se tituló en 1976 en literatura hispánica en la Universidad Complutense de Madrid (UCM, http://www.ucm.es), para luego dedicarse a la docencia impartiendo lengua y literatura, hasta que en 1986 decidió dedicarse a la creación literaria. Estudió además en la Escuela Superior de Comercio el grado de perito mercantil y aprendió el oficio de cajista de imprenta. Tiene especial interés por la pintura y es aficionada a la caligrafía. Ha impartido cursos de narración oral y técnicas de animación a la lectura para profesores y bibliotecarios; además de dirigir cursos sobre la especialidad. Asimismo ha participado en encuentros con escritores de literatura infantil y juvenil organizados por el Instituto Cervantes (http://www.cervantes.es) en Nueva York (1993), Toulouse, Francia (1998) y Chicago (2000). Ha sido invitada a la Feria Internacional del Libro de Miami (http://www.miamibookfair.com) en 1991 y a la Primera Feria Internacional del Libro y a la Comunicación de Guayaquil (Ecuador) en 2003, participando en los programas de conferencias y animación a la lectura. En Alemania (Colonia, Dortmund, Reimscheid, Solingen y Essen), realizó una serie de actos para hijos de emigrantes españoles en 1988 y 1989. El cuento poético “La noche”, de su autoría, se estrenó en Madrid en 1994 en un concierto de la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión Española (música del compositor José de la Vega). Su extensa obra incluye colaboraciones en revistas, ficción, historia, ensayo, discografía y numerosas obras traducidas al alemán, inglés, portugués, gallego y catalán. Fuente: El Porvenir *** María Florencia Gattari gana el Premio El Barco de Vapor La novela Posición adelantada, de María Florencia Gattari, ganó el 6º Premio de Literatura Infantil El Barco de Vapor 2007, que organiza Ediciones SM de Argentina (http://www.edicionessm.com.ar), según se informó a mediados del mes pasado. Gattari nació en Buenos Aires en 1976. Es licenciada en psicología por la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar) y se dedica al trabajo clínico, especialmente con niños y adolescentes. En la actualidad, cursa el profesorado de literatura en el Instituto Superior del Profesorado “Dr. Joaquín V. González” (http://institutojvgonzalez.buenosaires.edu.ar). Posición adelantada es su primera novela publicada. La obra es protagonizada por Agustín, “un adolescente porteño que se define a sí mismo como antipático, de mal carácter y fácilmente irritable. A él no le interesa andar con rodeos: le gusta llamar a las cosas por su nombre y dice todo lo que piensa sin atenuantes”. El personaje detesta a la tutora de su curso, así como “mirar partidos de fútbol rodeado de mujeres, los colores pastel, la gente que habla mucho y dice poco. Pero llega el verano, y Agustín viaja de vacaciones a las sierras cordobesas. Allí conocerá a Mora, una chica que se halla a punto de enfrentar un cambio que no ha elegido y al que se resiste. Este inesperado encuentro dejará a Agustín en off side y sin palabras...”. El jurado estuvo integrado por Andrea Ferrari, escritora y periodista, ganadora del 25º Premio de Literatura Infantil “El Barco de Vapor” en España, con la novela El complot de Las Flores; Carlos Silveyra, docente y director de escuelas, formador de maestros, periodista y autor de más de 30 libros para niños y adultos, y Laura Leibiker, jefa de Publicaciones Generales de Ediciones SM. En su primera edición en 2002, el premio fue otorgado a la autora argentina Mariana Furiasse por su novela Rafaela, que luego se editó también en España y en Brasil. En la edición 2003 fue ganadora Diana Briones por su novela El tiempo vuela. En 2004, Norma Huidobro recibió el galardón por Octubre, un crimen; en 2005 Laura Escudero por Encuentro con Flo, y en 2006 La noche del meteorito, de Franco Vaccarini, fue la novela ganadora. El acto de entrega del premio —que consiste en la edición del libro y el adelanto de $15.000 en concepto de derechos de autor— se realizó el miércoles 24 de octubre de 2007 en Ciudad Cultural Konex. Fuente: Imaginaria *** Premio “Viaje al Parnaso” calificado de fraude por sus finalistas Los tres finalistas del II Premio de Poesía en Lengua Castellana “Viaje al Parnaso”, cuyo veredicto fue dado a conocer el pasado 25 de octubre en Valdepeñas, Ciudad Real (Castilla-La Mancha, España), han calificado de “fraude” la concesión a Luis Antonio de Villena de ese galardón por una obra que no era inédita, como establecen las bases del concurso, sino que se había publicado ya parcialmente. El jurado del premio, que convoca el Ayuntamiento de Valdepeñas (http://www.valdepenas.es) en colaboración con la Obra Social y Cultural de Caja Castilla La Mancha (http://www.ccm.es) y la editorial Visor, designó como ganadora a la obra que De Villena presentó bajo el título Voces lunas, y cuyo título real, según dijo el mismo premiado en la rueda de prensa posterior a la concesión del galardón, era La prosa del mundo. Los poetas finalistas, Santiago Trancón, Javier García y Esteban Martínez, han denunciado que en la Editorial 4 de Agosto, de la colección Planeta Clandestino, número 38, aparece un libro del mismo autor con el título La prosa del mundo, con poemas a los que aludió directamente De Villena en esa rueda de prensa. El comunicado público de los poetas finalistas ha sido publicado íntegramente en http://www.larepublicacultural.es/articulo.php3?id_article=333. Uno de ellos, en concreto el titulado Ahorcados, fue glosado incluso en ese mismo encuentro con la prensa por Luis Antonio de Villena, que explicó su contenido, el cual, según ha dicho Trancón, es idéntico al que aparece publicado en el libro de la citada editorial. Trancón ha indicado que las bases del Premio de Poesía “Viaje al Parnaso”, dotado con 18.000 euros, especifican “claramente” que las obras que concurran deben ser “inéditas y originales”, y que, una semana antes del fallo del premio, De Villena afirmó en una entrevista que estaba finalizando un libro de poemas en prosa titulado La prosa del mundo, por lo que si la fecha de entrega de originales para el concurso finalizó el pasado 30 de mayo, “resulta inexplicable que, cuatro meses y medio después, diga que está acabando de escribir el libro que resultó premiado”. Además, los finalistas han denunciado la confusión respecto a la composición real del jurado, el contenido y el género al que pertenece la obra ganadora, la publicación previa y la fecha de composición y escritura, entre otros aspectos que esperan que sean aclarados por el presidente del jurado, el poeta Ángel González. También confían en que hagan lo propio el Ayuntamiento de Valdepeñas y la Obra Social y Cultural de Caja de Castilla-La Mancha, como responsables del premio junto con la editorial Visor. Por esta razón han decidido solicitar al Ayuntamiento de Valdepeñas que guarde y custodie el manuscrito, para que no pueda ser alterado. Según Trancón, con ello quieren impedir que Voces lunas, el título bajo el que De Villena presentó la obra ganadora al concurso, pueda ser cambiado por otro en el que estén eliminados los poemas ya publicados. En el escrito que han remitido al consistorio valdepeñero y a la Obra Social y Cultural de Caja Castilla-La Mancha, los finalistas solicitan que el manuscrito original, “después de comprobar que es el que se recibió oficialmente antes de que finalizara el plazo de entrega, se guarde y no se altere ni modifique en modo alguno”. Trancón ha afirmado que tanto el ayuntamiento como la entidad de ahorro están obligados a ello si no quieren incurrir en “un delito”. Los finalistas exigen que el consistorio “proceda de inmediato a guardar y custodiar, de modo oficial, seguro y ante testigos del servicio de archivo del ayuntamiento, una copia del libro premiado y de los otros tres finalistas, por si hubieren de ser requeridos en algún procedimiento legal”. También reclaman ser informados de si estuvo ausente algún miembro del jurado que concedió el premio, y si esa persona votó o no y mediante qué procedimiento. Asimismo, si antes de levantarse la sesión firmaron el acta del fallo todos los miembros del jurado, y si el Ayuntamiento dispone de una copia. Por último, piden que se les confirme si Voces lunas contiene algún poema o texto titulado “Pensión”, “Inmigrantes”, “El poeta Ashbery”, “Charla”, “Bonaparte atravesando” o “Ahorcados”, para comprobar que se trata de una obra inédita. El alcalde de Valdepeñas y también concejal de Cultura, Jesús Martín, ha manifestado que el ayuntamiento sólo se encargó de organizar la cena en la que se dio a conocer el fallo. No obstante, ha dicho que él no puede poner en duda el criterio de un jurado de “tanta enjundia” como el del premio “Viaje al Parnaso”, entre cuyos miembros se encuentran los premios Príncipe de Asturias Ángel González y José Manuel Caballero Bonald. Fuentes: EFE • La República Cultural • Periodista Digital *** Pere Gimferrer recibió el premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo El escritor catalán Pere Gimferrer (Barcelona, 1945) destacó este 29 de octubre en la Residencia de Estudiantes (http://www.residencia.csic.es), de Madrid, al recibir el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo, “la inmensa deuda” que tanto él como “varias generaciones de escritores” tienen con el Premio Nobel de Literatura mexicano, que “como muy pocos autores encarnaba la poesía en el mundo coetáneo”. La entrega del premio se hizo por vez primera fuera de México, en un acto en el que el ministro de Cultura de España, César Antonio Molina, afirmó que para las personas de su generación Octavio Paz “representa el magisterio más alto en el campo de la poesía y el ensayo en lengua española”. “Nuestra visión de las tradiciones literarias modernas está marcada por libros como El arco y la lira o Los hijos del limo”, subrayó Molina en presencia de Marie José Paz, la viuda de Octavio Paz y presidenta de la fundación que lleva el nombre del escritor; del crítico Josep María Castellet, de José Jiménez, miembro del jurado que concedió el premio y actual director general de Bellas Artes, y de numerosas personalidades. Como destacó el ministro, el acto tenía “un simbolismo especial” no sólo por entregarse en España, sino además porque, “también por primera vez, se entrega a un escritor que escribe en castellano y en catalán”. De Pere Gimferrer dijo que “es uno de los más destacados amigos de Octavio Paz en España y uno de nuestros mejores poetas y ensayistas. Su obra poética supuso, en los años sesenta, una renovación del imaginario poético español”. En un discurso titulado “Homenaje”, el premiado recordó que su larga amistad con Octavio Paz ya quedó documentada en el volumen de epistolario Memorias y palabras, que reúne las cartas que le envió el escritor mexicano entre 1966 y 1997, y en su ensayo Lecturas de Octavio Paz. Gimferrer se refirió a los años en que aún no había conocido a Paz y a los transcurridos desde su muerte en 1998, período este último en el que “la ausencia física de Octavio no empaña la permanecida irradiación de cuanto escribió”, y en el que sus textos “vuelven a ser mi interlocutor”. Cuando el poeta catalán descubrió a Paz hacia 1962, el escritor mexicano “era, en la práctica, el único poeta hispánico de entonces vinculado estética y personalmente al movimiento surrealista” y “nadie como él hacía suyas las premisas estilísticas y morales” de lo que no era sólo una tendencia literaria o artística, sino “una actitud ante el mundo”. En Octavio Paz veía Gimferrer “la verdadera continuidad de la Generación del 27” y veía también, “al fin, a un poeta hispánico distinto a Lorca”, sin que estas palabras afecten “en nada” a “la admiración sin límites” que el autor de Arde el mar siente por el poeta granadino. La amplia obra de Octavio Paz es, en opinión de Gimferrer, “un aguijador y fecundador bombardeo de propuestas germinativas”, que dejó una profunda huella en la poesía y en el ensayo del escritor catalán, como “en gran parte” de los escritores hispánicos contemporáneos. “Es inmensa mi deuda y la de varias generaciones de escritores para con Octavio”, subrayó el galardonado, quien “en los últimos cinco años” ha sentido siempre a Paz como “el destinatario” de los libros que ha ido escribiendo. Gimferrer destacó también la importancia de que la entrega del premio haya tenido lugar en la Residencia de Estudiantes, una institución con la que tuvo “fuertes vínculos” el escritor mexicano y en la que vivieron amigos suyos como Alberti y Buñuel. La entrega del premio también sirvió para presentar en Madrid el libro Octavio Paz y España, 1937, editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE, http://www.fce.com.mx), que consiste en una recopilación de ensayos y poemas sobre las experiencias vitales del Nobel mexicano en los años de la Guerra Civil Española (1936-1939). El responsable de la antología, Danubio Torres Fierro, explicó que “cuando Paz llega a ese Madrid bombardeado se encontró con un mundo nuevo para él y, además, con la tradición española que lo ha formado. De pronto se enfrenta a este mundo en conmoción, cuando en aquella época tiene, digamos, una ideología cercana a los preceptos revolucionarios”. Fuentes: EFE • La Jornada *** Jacobo Rauskin gana el Premio Nacional de Literatura de Paraguay El poeta Jacobo Rauskin es el ganador de la presente edición del Premio Nacional de Literatura de Paraguay, fallado el 29 de octubre por los miembros del jurado convocado por el Congreso paraguayo, en virtud de su último libro de poemas, Espantadiablos. Los otros finalistas para la presente edición fueron la narradora Raquel Saguier, con su novela El amor de mis amores, el escritor Carlos Villagra Marsal, con su reciente libro Poesía congregada y otros afanes, Gloria Muñoz con Madejas de Clío, y Tren de agua, de Elsa Wiesell. Los miembros del jurado fueron Victorio Suárez, Alejandro Gatti, Irina Rafols, Antonio Moreno Rufinelli y el senador Juan Manuel Marcos, quienes, tras largas deliberaciones, llegaron a la conclusión de que los finalistas serían Rauskin y Saguier, lo que motivó nuevas discusiones para finalmente decidir que el ganador fuera el primero. El jurado argumentó coincidentemente que el libro posee la amplitud temática suficiente y que el mismo tiene una dimensión estética interesante. Mencionaron también el estilo altamente poético en su literatura y que, si bien fue difícil decidir, finalmente Espantadiablos fue el ganador por decisión unánime. Se consideró el lenguaje poético renovador del texto, acorde a la actual perspectiva de la poesía latinoamericana, y que entra dentro del contexto de amplia esencialidad poética, síntesis y profundidad lírica. “Después de Hérib Campos Cervera, Jacobo Rauskin es el gran innovador de la poesía paraguaya contemporánea, que es luminosa, irónica y social”, agregó el jurado. Fuentes: ABC • PPN *** Blanca Varela recibe distinción del Congreso peruano En una ceremonia celebrada el pasado 29 de octubre, la poeta Blanca Varela recibió la Medalla Gran Oficial del Congreso de la República del Perú, de manos de su presidente, Luis Gonzales Posada. La autora de Canto villano llegó en silla de ruedas, acompañada de sus familiares, entre ellos su hijo Vicente de Szyszlo. También estuvieron presentes amigos como Estuardo Núñez, Max Hernández, María Rostworowski y Jorge Puccinelli, así como el pintor Fernando de Szyszlo, entre otros. Gonzales Posada destacó la personalidad y obra de la poeta, como una intelectual que honra la vida peruana. Como es sabido, Blanca Varela se halla muy delicada de salud, por lo que su hijo Vicente de Szyszlo tomó la palabra para hablar de su emoción y agradecer a las autoridades del Congreso la distinción otorgada a su madre. La ceremonia fue breve y la escritora no pudo quedarse para la presentación del libro Nadie sabe de mis cosas. Reflexiones en torno a la poesía de Blanca Varela, cuyas autoras son las poetas Rocía Silva Santisteban y Mariela Dreyfus. Durante la presentación del libro, Gonzales Posada reconoció, a nombre del Estado peruano, que la distinción concedida a Varela había demorado mucho. Quienes propiamente presentaron el libro fueron Martha Hildebrandt, Cecilia Esparza, Max Hernández, Mariela Dreyfus, Rocío Silva Santisteban y Fernando de Szyszlo. Esparza detalló el libro capítulo por capítulo. Hernández, quien dijo que participar en la presentación era “una obligación de amistad”, ahondó en la dimensión humana de la poesía de Varela. Señaló que la poesía de esta autora “es producto de un cortocircuito de un cuerpo de carne y hueso con la escritura”. Hildebrandt saludó el libro “insólito, especial, diferente y magnífico” que llega a cubrir la vida y la obra de la escritora. Finalmente, De Szyszlo recordó la época en que Varela y su generación se fraguaron bajo la guía de César Moro, Westphalen, Sebastián Salazar Bondy y otros. Fuente: La República *** Programa “Mi Novela Favorita” será herramienta pedagógica en Perú El pasado martes 30 de octubre fue suscrito un convenio interinstitucional entre el Grupo RPP (http://www.rpp.com.pe) y el Ministerio de Educación de Perú (http://www.minedu.gob.pe) que permitirá a todos los maestros de ese país hacer uso en el aula de las emisiones del programa “Mi Novela Favorita”, de cuya creación informáramos en Letralia 168 (http://www.letralia.com/168/0707peru.htm). “Mi Novela Favorita” es un proyecto que consiste en la radiodramatización de 52 clásicos de la literatura universal elegidos cuidadosamente por el laureado escritor y miembro de la Real Academia Española (RAE, http://www.rae.es), Mario Vargas Llosa. El documento fue suscrito por el titular de Educación, José Antonio Chang Escobedo; el presidente del directorio de RPP, Manuel Delgado Parker; el viceministro de Gestión Pedagógica, Idel Vexler, y el gerente general de RPP Noticias, Rolando Estremadoyro. “RPP quiere reinventar un sistema que transmita la esencia de las cosas, queremos plantear obras que lleguen a todos los niveles y eso sólo se logra con la síntesis”, sostuvo Delgado Parker. Desde que el programa se inició el siete de julio de este año con la transmisión de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha han pasado 17 sábados. “Hemos cumplido nuestro objetivo al convertir al programa en una obra de arte y eso nos llena de satisfacción porque la comunicación es un gran mecanismo para involucrar a la gente de forma amena en la educación”, añadió el presidente de RPP. Por su parte, el ministro José Antonio Chang resaltó la labor que realiza RPP en aras de la educación en el país. “Queremos que la mayor cantidad posible de niños tenga acceso al programa y llegue a comunidades rurales, porque se trata de un producto de calidad”, agregó. Seguidamente, firmó una directiva que oficializa el uso de “Mi Novela Favorita” para complementar el trabajo de los maestros que tengan a su cargo alumnos de nivel secundaria desde el 31 de octubre, cuando la resolución ministerial Nº 0461-2007-ED fue publicada en El Peruano (http://www.elperuano.com.pe), diario oficial del Estado peruano. Fuente: RPP *** Actividades por centenario de Miguel Hernández anuncian en Orihuela La Sala Villanueva del Colegio Diocesano Santo Domingo (http://www.cdsantodomingo.com) acogió este martes 30 de octubre, 97º aniversario del poeta español Miguel Hernández, el acto institucional para elevar a pleno la declaración del año 2010 como año del centenario de su nacimiento, apoyado por todos los grupos del Ayuntamiento de Orihuela (España, http://www.aytoorihuela.es) que estuvo encabezado por la alcaldesa, Mónica Lorente. Lorente se había reunido semanas atrás con la nuera de Miguel Hernández, Lucía Izquierdo, con el presidente de la Fundación Cultural Miguel Hernández (http://www.miguelhernandezvirtual.com), Juan José Sánchez, y con la concejal de cultura, Pepa Ferrando, para acordar las pautas de la puesta en marcha de preparativos del centenario del nacimiento del poeta, el próximo 2010. En su intervención del pasado martes, Lorente manifestó que “Orihuela, las oriolanas y los oriolanos somos hoy sus herederos universales, le debemos a él, a Miguel Hernández, a su vida y a su obra el mejor de los homenajes y reconocimiento”, y agregó que con el acto se ponía a la ciudad “en el centro de su universo”. “Orihuela es a partir de hoy el centro de la vida y la poesía de Miguel Hernández”, dijo Lorente. “El 2010 será Año Hernandiano, así lo han declarado las Cortes Valencianas y el Congreso de los Diputados”, subrayó agradeciendo especialmente a los herederos del poeta su respaldo al proyecto. “Os invito a vivir, a soñar, a participar y a trabajar con Miguel Hernández para universalizar Orihuela: sus tradiciones, su historia, su cultura, sus gentes”, concluyó la alcaldesa para pasar a leer un poema de Hernández dedicado al trabajo. En el mismo sentido se expresó la portavoz socialista, Antonia Moreno, a la hora de expresar la voluntad de realizar un esfuerzo común, aunque denunció la actual degradación de la calle de Arriba —donde nació el poeta— y pidió la anulación de la sentencia que condenó a Miguel Hernández. Por su parte, el edil Manuel Culiánez dijo que desde el 31 de octubre Orihuela empieza a “pagar una deuda de gratitud y reconocimiento a la obra de quien hace 97 años vio la luz en la calle de San Juan entre unas paredes de una casa todavía hoy derruida y abandonada”. Tras el pleno, tuvo lugar el acto de presentación del logotipo oficial del Centenario, que representa un perfil del poeta, y del plan director de actividades que se desarrollarán con este motivo, elaborado por la fundación y más de 60 personas relacionadas con el mundo de la cultura. El acto, presentado por la actriz Enma Suárez, contó con la actuación de un grupo flamenco y otro de percusión, y recitaron poemas Micky Molina (actor), Alberto Delegado (actor) y Jorge Bosso (director de la Unión de Actores). Igualmente, la fundación inauguró en su Sala de Exposiciones la muestra “Ramón Sijé: La claridad del aire”, que hasta el 4 de diciembre exhibe cartas originales escritas por Hernández al ensayista Ramón Sijé, y manuscritos de éste. La muestra permitirá profundizar en la figura de Sijé, hasta ahora sólo conocido por la célebre elegía que le dedicó el poeta oriolano. Entre los materiales expuestos se incluyen una conferencia de Sijé titulada “Miguel Hernández: un retrato y tres paréntesis”, poemas hernandianos y veinte cartas y tarjetas postales que el poeta escribió al ensayista y su familia entre el 12 de diciembre de 1931 y el 21 de diciembre de 1939. En concreto, hay una carta de Miguel Hernández manuscrita, firmada y supuestamente dirigida a Sijé, en la que, aparte de dos poemas de Góngora, “el poeta le dice a su amigo que si no estuviera quemado, como consecuencia de una excursión el día anterior a la Cruz de la Muela, él mismo le llevaría la carta”. La exposición cuenta también con un catálogo de 109 páginas con numerosas fotografías e imágenes de manuscritos, muchos de ellos inéditos o casi desconocidos. También aporta una breve biografía de Sijé, presenta sus facetas periodística (1929-1932) y ensayística (1933-1935), muestra su relación con Miguel Hernández y el homenaje tributado a Gabriel Miró en octubre de 1932 en Orihuela. Fuentes: Diario Información • EFE • Orihuela Digital • Torrevieja.com *** El Instituto Cervantes inauguró nueva sede en Marrakech Los Príncipes de Asturias, acompañados por el Príncipe Muley Rachid de Marruecos, inauguraron el pasado martes 30 de octubre la nueva sede del Instituto Cervantes (http://www.cervantes.es) en Marrakech, el sexto centro de la institución en Marruecos, que iguala ya a Brasil con el mayor número de sedes. En el pasado curso académico, 16.000 alumnos estudiaron español en alguno de los centros del país africano. Marrakech es la tercera ciudad en importancia de Marruecos, por detrás de Casablanca y Rabat. Se encuentra en una de las zonas más dinámicas del país y cuenta con un millón de habitantes, de los que casi el 40 por ciento es menor de 15 años. Tiene el segundo aeropuerto internacional más importante y absorbe el 30 por ciento de la oferta turística de Marruecos. Con éste son ya cuatro los institutos asentados en ciudades tradicionalmente de mayor potencial lingüístico y cultural francés como Rabat, Casablanca y Fez, que vivieron hasta 1956 al abrigo de los colonos franceses. Los otros dos se encuentran en la que fue capital del protectorado español, Tetuán, y en Tánger, que fue durante varias décadas ciudad internacional y verdadero crisol de culturas en el estrecho de Gibraltar. El Instituto Cervantes de Marrakech ocupa un edificio de 800 metros cuadrados distribuidos en cinco plantas. Está situado en el número 14 de la avenida de Mohamed V, en el barrio de Gueliz, una zona moderna de carácter residencial y comercial. En la fachada hay una vidriera central, sobre la cual se ha colocado para la ocasión un gran vinilo multicolor, obra de la artista Menchu Lamas. El centro cuenta con ocho aulas para aprender español, un aula multimedia, salón de actos, biblioteca y diversas dependencias administrativas. Las clases comenzaron hace unos meses, y en el primer trimestre de este curso se han matriculado 510 alumnos. “Hemos ido bajando al sur, pensando que todo Marruecos está interesado en la lengua y cultura española”, explicó la directora del Cervantes, Carmen Caffarel. El príncipe Felipe aseguró que este nuevo centro, verdadero impulso al diálogo, refuerza aun más las relaciones históricas de ambas orillas del Mediterráneo y especialmente entre Madrid y Rabat, promoviendo la “convivencia integradora”. El español, lengua de 400 millones de personas, “es nuestro mayor activo y mejor bien, por eso lo compartimos”, añadió. Las relaciones de España y Marruecos disfrutan de una “vigorosa salud”, dijo el príncipe en su discurso, y expresó el deseo de España de hacer de sus vecinos “una sociedad cada vez más moderna y avanzada” así como “comprometida con los derechos humanos”. Los príncipes Felipe y Letizia estuvieron acompañados por el Príncipe Mulay Rachid, hermano del rey Mohamed VI. También les acompañaron el ministro de Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, y su homólogo marroquí, Tieb Fassi Fihri. Las autoridades españolas quisieron agradecer, también, la presencia de los dos premios Príncipes de Asturias marroquíes, Fátima Mernisi, de Literatura, e Hicham El Guerruj, de Deportes. En la ceremonia ocupó un lugar destacado el escritor Juan Goytisolo, asentado en Marraquech desde hace una década. Caffarel descartó que, por el momento, esté previsto abrir un nuevo centro en el Sahara Occidental, donde el empleo de la lengua española se ha degradado en detrimento del francés, especialmente desde que en 1975 Marruecos ocupó la ex colonia. La biblioteca del centro fue bautizada en homenaje a José Ángel Valente (Orense, 1929-Ginebra, 2000), escritor que fue objeto de un homenaje en el que participaron su viuda, Coral Valente, quien recitó algunos poemas del escritor que se leyeron también en árabe. La jornada concluyó con un concierto de música andalusí en el Teatro Real de la ciudad marroquí a cargo del grupo Zaman Alwasl. Participaron, entre otros, los escritores Juan Goytisolo, Luis García Jambrina y Claudio Rodríguez Fer. Fuentes: ABC • EFE • Instituto Cervantes *** Podrían declarar Patrimonio Cultural al Festival de Medellín La iniciativa que busca declarar como Patrimonio Cultural de Colombia al Festival Internacional de Poesía de Medellín (http://www.festivaldepoesiademedellin.org), presentada el pasado 23 de octubre, contó con ponencia favorable para primer debate en el Senado, de los congresistas Luis Fernando Duque García y Guillermo Gaviria Zapata. Con este proyecto, que está a consideración de la Comisión Cuarta, se pretende destinar recursos específicos a la financiación, ejecución y desarrollo del festival, con el fin de promocionarlo y exaltarlo, a través de un reconocimiento a los creadores, gestores culturales y participantes del evento. Como antecedente fueron mencionadas las dieciséis ediciones del Festival Internacional de Poesía de Medellín, considerado el más multitudinario del mundo en su estilo. Dentro del marco del festival se desarrollan otras actividades culturales y artísticas, como exposiciones de artes plásticas y fotografía, conciertos y ciclos de largometrajes y documentales. El festival obtuvo en 2006 el Premio Nobel Alternativo de la Paz, que otorga anualmente la Fundación Right Livelihood Award (http://www.rightlivelihood.org), con sede en Estocolmo. Tal decisión fue tomada por un jurado internacional de diez personas, en reconocimiento “al coraje y a la esperanza en tiempos de desesperación”. La iniciativa de consagrar el evento como Patrimonio Cultural de Colombia, que ya cumplió sus dos debates respectivos en la Cámara de Representantes, será anunciada en la próxima sesión de la comisión, para iniciar su penúltimo debate en la Comisión Cuarta del Senado. Fuente: NOVA Colombia *** Suspenden Feria del Libro de San Juan, en República Dominicana La Secretaría de Estado de Cultura de San Juan de la Maguana, en República Dominicana, anunció la suspensión de la IV Feria Regional del Libro San Juan 2007, que estaba prevista para celebrarse del 30 de octubre al 4 de noviembre. Aunque el pasado lunes 29 de octubre la entidad había anunciado oficialmente la posposición del evento a causa de la tormenta tropical Noel, este 2 de noviembre difundió un nuevo comunicado según el cual el mismo sería suspendido “debido a la falta de condiciones existentes actualmente para celebrar este magno encuentro de la cultura y el libro”. Noel afectó todo el territorio de República Dominicana, y las provincias del sur del país se encuentran en situación de emergencia, con sembradíos y poblados devastados por el fenómeno atmosférico, por lo que “la comunicación interprovincial se encuentra seriamente dañada a causa de la rotura de puentes y carreteras, y en estos momentos, la población necesita de apoyo material y alimenticio”, continúa el comunicado. En vista de que han sido suspendidos todos los eventos públicos en República Dominicana, y de que no existen condiciones para relanzar el evento en estas circunstancias y en las semanas que restan del presente año, la IV Feria Regional del Libro San Juan 2007 fue suspendida hasta el año próximo. En enero de 2008 se comunicará públicamente las fechas y el formato de celebración del evento. Fuente: San Juan y su Cultura *** Bienal Ramón Palomares se celebró en Venezuela El miércoles 31 de octubre fue instalada con éxito en el Foro Bolivariano de Valera, Trujillo (Venezuela), con una Fiesta de la Diversidad Tradicional Trujillana, la Tercera Bienal Nacional de Literatura Ramón Palomares, evento que hasta el sábado 3 de noviembre recorrió los veinte municipios de esa entidad federal. En la jornada inaugural se presentaron las agrupaciones populares Chimbángueles de Plata 2, Giros de San Benito de La Puerta, Danzas Nuestra Señora de las Mercedes, Danzas Contratiempo, Escuela de Ballet Danzas Gladys Mota y Danzas Valera. Luego se abrió al público una exposición del artista plástico trujillano Asdrúbal Colmenárez, a quien se dedicó especialmente esta edición, por ser una de las más importantes figuras artísticas venezolanas contemporáneas. También fueron objeto de homenaje el poeta José “Pepe” Barroeta y el ensayista Domingo Miliani, ambos nativos del estado Trujillo. La actividad contó con el respaldo organizativo del Ministerio del Poder Popular para la Cultura (http://www.ministeriodelacultura.gob.ve), a través de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello (http://casanacionaldelasletras.blogspot.com), la Red Nacional de Escritores de Venezuela y la Coordinación Trujillana de Cultura. Participaron en el acto de instalación el viceministro de Cultura para el Desarrollo Humano, Iván Padilla Bravo, el gobernador de Trujillo, Gílmer Vitoria, y el coordinador de cultura del estado, Pedro Ruiz. Asimismo, estuvieron presentes el presidente de la Fundación Editorial El Perro y la Rana (http://www.elperroylarana.gob.ve), Miguel Márquez, y el poeta Ramón Palomares. “Este tipo de actividades evidentemente hacen crecer a todos los pueblos, porque finalmente nos estamos encontrando con las diferentes manifestaciones culturales que permiten acercarnos a lo que somos y queremos ser”, expresó Padilla, quien agregó que “esta es una bienal que nos acerca a todos los saberes del pueblo, es una bienal en la calle”. Igualmente, el viceministro comentó que “esta tercera bienal nos permite encontrarnos con el mundo de la literatura, pero también con el mundo de todas las artes”, al referirse a la inauguración, en el marco de la bienal, de la exposición en honor al artista plástico Asdrúbal Colmenares. “Estamos ante una bienal que marca un paradigma diferente con relación a lo que fueron las bienales conocidas hasta el presente, que eran generalmente bienales pautadas para élites”, dijo. El evento también sirvió de escenario para recibir la Tercera Feria Internacional del Libro (Filven), capítulo Trujillo, la cual estuvo igualmente en todos los municipios de la entidad. En el marco del encuentro, Ramón Palomares, poeta epónimo del evento, el viceministro Iván Padilla y los poetas Guillermo Pereira, Miguel Márquez y la poeta Laura Antillano ofrecieron al público presente un recital de poesía para dejar su huella en esta gran fiesta de la palabra. Fuentes: ABN • RNV *** Repatriarán mapamundis robados en la Biblioteca Nacional de España La repatriación de ocho mapamundis de 1482 robados de la Biblioteca Nacional de España (http://www.bne.es) y recuperados en Argentina es “inminente”, aseguraron este 1 de noviembre fuentes vinculadas con el caso después de que el autor del robo, el español César Gómez Rivero, confesara ante las autoridades argentinas. Esto supone que la autenticidad de los documentos del siglo XV devueltos por Gómez Rivero también fue certificada por un perito argentino, lo mismo que había hecho la semana pasada una perita de la BNE que viajó a Buenos Aires junto a dos agentes de la Guardia Civil española después de que Fernando Soto, abogado de Gómez Rivero, devolviera los mapamundis sustraídos, que quedaron bajo la custodia del juez federal Ariel Lijo. Los ejemplares, cuya desaparición fue detectada en una revisión rutinaria, se guardaban en la Sala Cervantes, a la que sólo acuden los usuarios que poseen el carné de investigador. Los responsables de la BNE, que informaron del suceso el pasado 24 de agosto como informamos en nuestra edición 171 (http://www.letralia.com/171/0824bne.htm), afirmaron que la sustracción se produjo “burlando las estrictas medidas de seguridad” que se aplican en esta institución desde los años noventa. A finales de octubre, Lijo concedió la libertad bajo fianza a Gómez Rivero, a quien le retiró el pasaporte y prohibió salir del país, después de que éste devolviera ocho mapamundis de Ptolomeo, de un total de diez que confesó haber robado en Madrid. De 60 años de edad, Gómez Rivero, español de origen uruguayo residente en Argentina, también debe comparecer una vez por semana en el juzgado de Lijo, otra de las medidas dispuestas por el magistrado. Sin embargo, si llega una petición de extradición de Gómez Rivero deberá ser gestionada ante el juez federal de Buenos Aires, Rodolfo Canicoba Corral, a quien en su momento le había llegado una petición de búsqueda y captura del ladrón, comentaron los portavoces. Gómez Rivero asegura que él robó diez mapamundis de Ptolomeo de una edición incunable de 1482, de los cuales devolvió ocho en Buenos Aires, mientras que otros dos han sido recuperados, uno en Nueva York (EUA) y el otro en Sydney (Australia). El ladrón dice estar “muy arrepentido” y “dispuesto a colaborar con la justicia”. Por otra parte, se supo que el director general de la Policía y de la Guardia Civil española, Joan Mesquida, recibirá esta semana de manos del FBI (http://www.fbi.gov) el mapamundi recuperado en Nueva York, para lo cual viajará a Washington, donde se entrevistará con altos funcionarios de la mencionada entidad y del Servicio Central de Información (CIA, https://www.cia.gov). Los pormenores de cómo se llevará a cabo la entrega a España de este incunable así como la forma en la que fueron recuperados por el FBI no se han hecho públicos oficialmente. Fuente: EFE *** Celebran en Mérida el Festival del Cine Venezolano Desde ayer domingo 4 y hasta el próximo jueves 8 de noviembre se celebra en Mérida el Festival del Cine Venezolano 2007 (http://www.festivaldelcinevenezolano.com.ve), evento organizado por la Fundación de las Artes y la Cultura de Mérida (Fundearc) con el apoyo de la Universidad de Los Andes (ULA, http://www.ula.ve) y el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC, http://www.cnac.gob.ve). Como “gigantesco” catalogó al evento Karina Gómez, su productora ejecutiva y presidenta de Fundearc, quien además destacó la importancia de que este año pasen de treinta las películas en competencia. “Gracias a la plataforma y a las nuevas políticas del gobierno hacia el cine, este año tenemos 32 películas en competencia, 14 de ficción y 18 documentales. Como hay más presupuesto, hay más interés por producir cine nacional de altísima calidad. Noventa y nueve por ciento de la producción nacional estará concursando en este festival”, señaló. “Por alguna razón, cuando arrancamos con el Festival, comenzó a haber más producción nacional. Incluso al principio pensábamos hacer el Festival cada dos años, para tener más cantidad de películas en competencia, pero cuando terminó el primero y comenzamos a organizar el segundo, nos dimos cuenta de que había suficientes para competir y ahora aun más” dijo Gómez, para quien “este realce del cine venezolano llevará a la gente a reconocerse en lo nacional”. En el marco del festival se presentará el primer Maratón Cine Átomo, un certamen en el que participarán cineastas venezolanos y extranjeros que tienen el reto de contar en solo un minuto una historia completa. Ésta actividad, organizada por Fundearc, es patrocinada por la Alcaldía Bolivariana del Municipio Libertador de Mérida (http://libertador-merida.gov.ve/portal-alcaldias) y la empresa telefónica Movilnet (http://www.movilnet.com.ve). Tras el éxito del cine de calle realizado durante la edición 2006, este año el festival proyectará veinte largometrajes en dos plazas de la ciudad de Mérida. Además, varias películas filmadas en el estado Mérida serán proyectadas en pueblos distantes de la capital, como Bailadores, Tabay, Tovar y El Molino. La primera película que visitará los pueblos andinos será La ciudad de los escribanos, de José Velasco. La mejor película de ficción presentada en el festival recibirá un premio de 8 millones de bolívares. Habrá premios de 5 millones para las películas que obtengan los premios como mejor ópera prima y mejor documental. Los tres premios de cortometraje Cine Átomo ascienden a 6, 4 y 1 millón de bolívares. Además todos los ganadores recibirán una estatuilla realizada en bronce y resina por el escultor Manuel de la Fuente, que representa al llamado “Rector Magnífico” de la ULA, Pedro Rincón Gutiérrez, fallecido en 2004. Para De la Fuente el hecho de que los organizadores del evento seleccionaran la estatuilla de su amigo Rincón Gutiérrez, con la intención de institucionalizarla como premio, es un reconocimiento merecido “a quien diera tanto por el desarrollo sociocultural de Mérida, Venezuela y América”. Uno de los rectores universitarios más reconocidos de Venezuela por el impulso científico y humanístico que le dio a su labor y por la envergadura de sus realizaciones materiales y espirituales, Rincón Gutiérrez le cambió la fisonomía a la ULA y a la ciudad de Mérida, en opinión de De la Fuente, quien agregó, además, que la estatuilla es el boceto que presentará ante el Consejo Universitario de la ULA para ser aprobado, elaborado a mayor escala y colocado en el campus de esa casa de estudios. Recordó De la Fuente que compartió junto a Rincón Gutiérrez y otras personalidades del mundo cinematográfico venezolano la organización del Festival del Cine Nacional, en la década de los 80, así como la creación de la Escuela de Cine. Fuentes: ABN • Festival del Cine Venezolano • Ministerio de la Cultura de Venezuela *** Autores iberoamericanos son protagonistas en la Feria de Miami Este domingo 4 de noviembre se dio inicio a la XXIV edición de la Feria Internacional del Libro de Miami (http://www.miamibookfair.com), la mayor de Estados Unidos y la única que incluye en su programa, que se extenderá hasta el próximo domingo 11, a cerca de 60 autores iberoamericanos. El evento cuenta con más de 250 casetas instaladas en el recinto ferial, en los que se desarrollarán encuentros con escritores, conferencias, mesas redondas y debates. Miami se ha convertido así en el escenario de la feria del libro “más importante y grande de Estados Unidos”, según Alejandro Ríos, portavoz de Miami-Dade College (MDC, http://mdc.edu), que auspicia la muestra. Más de doscientos expositores, 420 escritores, 14 salas destinadas a presentaciones, 3 pabellones culturales internacionales (Brasil, España y países francófonos) y 2 escenarios para actuaciones musicales son las cifras de una feria que acogerá cerca de 400 actividades culturales. Asimismo, esta edición pone por vez primera la mirada en el mercado de las traducciones con un encuentro especial entre traductores, editores, libreros y agentes literarios. Plinio Apuleyo Mendoza, Luis Leante, Daniel Alarcón, Carlos Alberto Montaner, Federico Andahazi, Daína Chaviano, César Vidal y Juan José Benítez son algunos de los nombres iberoamericanos que participarán en las actividades y conferencias de esta feria. Sobre la salud de la narrativa actual latinoamericana, Ríos señaló que, “afortunadamente”, resulta “menos obvia en el aspecto político” y muestra un “vuelo más imaginativo”, aunque con un claro acento en “la violencia” que convulsiona la región. En cuanto al programa de escritores de habla inglesa han confirmado su asistencia la controvertida periodista Rosie O’Donell, quien presentará su más reciente obra, Celebrity Detox: the fame game; los poetas Robert Pinsky y Nikki Giovanni, y el escritor y guionista Richard Russo, autor de Empire Falls, libro por el que obtuvo el premio Pulitzer. Además asistirán Caroline Kennedy, hija del fallecido presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, y Jacqueline Kennedy Onassis, quien presentará A Family Christmas, su más reciente antología poética y narrativa, en la que selecciona poemas y narraciones de sus autores favoritos. La feria ofrece además el Rincón de los Libros Viejos, una oportunidad de obtener libros antiguos y de ocasión. Los más pequeños, asimismo, podrán disfrutar del pabellón infantil, denominado Callejuela de los Niños, que ha preparado una amplia programación con varios homenajes a los personajes de la literatura infantil, teatro y actividades en el área de juegos. Fuente: EFE *** Narradores de habla hispana se reunirán en Venezuela El sello Monte Ávila Editores (http://www.monteavila.gob.ve), la Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello (http://casanacionaldelasletras.blogspot.com) y el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg, http://www.celarg.org.ve) han organizado para la semana del 5 al 9 de noviembre el Primer Encuentro Internacional de Narradores (http://encuentrointernacionaldenarradores.blogspot.com), que tendrá lugar en Caracas y en algunas ciudades del interior de Venezuela. La instalación se realizará este lunes 5 en la sede del Celarg. Las palabras de presentación estarán a cargo de Roberto Hernández Montoya, presidente de la institución. El ministro de Cultura, Francisco Sesto, asistirá al acto de apertura. La sede del Celarg, el Centro Cultural Tulio Febres Cordero (Mérida), el Ateneo de Valencia (Carabobo), el Museo Arturo Michelena (La Pastora, Caracas), la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV, http://www.ubv.edu.ve) y la Casa de las Letras Andrés Bello serán los escenarios en los que se desarrollarán las actividades del encuentro. Una veintena de narradores venezolanos y cinco narradores latinoamericanos se darán cita en Venezuela, en un evento que tiene como finalidad abrir espacios para el diálogo entre los más importantes narradores contemporáneos de nuestra lengua y los narradores venezolanos de diferentes generaciones y, a su vez, entre ellos y el público lector venezolano. Los invitados internacionales serán el argentino Mempo Giardinelli, la española Laura Mintegi, el colombiano Oscar Collazos y los cubanos Senel Paz y Marilyn Bobes. Venezuela estará representada por Luis Britto García, Gabriel Jiménez Emán, Carlos Noguera, Rodrigo Blanco, Gisela Kosak, Eduardo Mariño, Laura Antillano, Julián Márquez, Eloi Yagüe, Milton Quero, Víctor Vegas, Ana García Julio, José Gutiérrez Sánchez, María Luisa Lázaro, Alberto Jiménez Ure, Aixa Salas, Pedro Rangel Mora, Raiza Andrade, Amable Fernández, Edmundo Aray, José Gregorio Parada, Alirio Pérez Lopresti, Judith Gerendas, Armando J. Sequera, Gonzalo Ramírez Cubillán, Antonieta Madrid, José Napoleón Oropeza, Julián Márquez, Néstor Caballero, Jesús Puerta, José Manuel Briceño Guerrero, Nuni Sarmiento, Enrique Plata, Ángel Gustavo Infante, Rodrigo Blanco, Humberto Mata, María Ramírez Delgado, Rubi Guerra, Orlando Chirinos, Krina Ver, Luis Laya, Gisela Kosak, José Roberto Duque y Arturo Mora-Morales. La programación la conforman foros, lecturas de textos narrativos, conversaciones con el público y talleres. Entre los temas que se abordarán durante el encuentro resaltan “Las poéticas del narrador (¿Qué escribo?, ¿Por qué escribo?, ¿Cómo lo hago?)”; “Retos, tabúes y osadías de la narrativa latinoamericana”; “Papel del escritor en el proceso de integración latinoamericana”; “Autor, editor y lector: ¿una relación posible?”. Participarán como moderadores de los eventos los escritores Cristóbal Deffit, Daniel Molina, Robert Rodríguez, Gonzalo Fragui, Roberto Hernández Montoya, Carlos Noguera, Freddy Rojas y Gonzalo Ramírez. Los narradores realizarán también presentaciones de libros publicados por Monte Ávila. Las obras que se presentarán en el encuentro, el jueves 8, son Luminoso amarillo y otros cuentos, de Mempo Giardinelli; Precisiones, de Carmen Rosa Gómez, y Hotel de antigüedades, de Gonzalo Ramírez Cubillán. Además se van a realizar dos talleres de narrativa en los museos Jacobo Borges y Arturo Michelena. Fuente: Web del encuentro *** Semana de la Poesía de Guárico y Apure recordará a Rodolfo Moleiro Entre el 5 y el 8 de noviembre se realizará en las ciudades venezolanas de San Fernando, Calabozo y San Juan de los Morros la Semana de la Poesía de Guárico y Apure, evento que este año estará dedicado al poeta venezolano Rodolfo Moleiro (Zaraza, 1898-Caracas, 1970). La inauguración se realizará este 5 de noviembre a las 10 de la mañana en la Librería Portal Apure.com, en la calle 24 de Julio de San Fernando de Apure, con una lectura poética a cargo de Arturo Álvarez D’Armas. A las 4 de la tarde, José Gregorio Rivas protagonizará otra lectura poética, que será presentada por Wendy Macualo, gerente de las Librerías del Sur de Apure, en cuya sede frente a la Plaza Bolívar tendrá lugar el evento. El martes 6 a las 4 de la tarde, la Biblioteca de la Universidad Nacional Abierta (UNA, http://www.una.edu.ve), en San Fernando de Apure, acogerá a los poetas Mariana Gámez, Magdalena García, Raday Ojeda, Francisco Rodríguez y Arturo Álvarez D’Armas, quienes leerán parte de su producción. Calabozo, en Guárico, será el escenario de las actividades del miércoles 7, cuando a partir de las 9 de la mañana se desarrolle un foro y lectura poética sobre la obra literaria del poeta y cuentista José Gregorio Rivas. Intervendrán los profesores Milagros de Castro (UNA-Calabozo), Luisa Rivas (UNA-San Fernando de Apure), Adelfo Morillo (Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos, Unerg, http://www.unerg.edu.ve; Calabozo) y Ledys Lima (Unerg-Calabozo). El evento se realizará en el Salón de Usos Múltiples de la Alcaldía de Calabozo. El jueves 8, Rosana Hernández Pasquier, Tibisay Vargas Rojas, Edgardo Malaspina, Adolfo Rodríguez, Arturo Álvarez D’Armas y Jeroh Juan Montilla protagonizarán una lectura poética a partir de las 7 de la noche, en el Teatro de Bolsillo (detrás de la Casa del Artesano) de San Juan de los Morros, Guárico. En el mismo evento serán presentados los dípticos Llanura, de Rodolfo Moleiro, y ¿Quién soy?, de Adolfo Rodríguez, así como el libro Elementos de versoterapia (poesía para médicos), de Edgardo Malaspina. Rodolfo Moleiro, el poeta a quien han sido dedicadas estas jornadas, nació en Zaraza el 4 de septiembre de 1898, y murió en Caracas el 4 de marzo de 1970. Doctor en ciencias políticas de la Universidad Central de Venezuela (UCV, http://www.ucv.ve), senador por el estado Guárico y diplomático, fue también uno de los representantes de la Generación Literaria de 1918. Entre sus obras se encuentran Reiteraciones del bosque (1951), Poemas (1953), Nuevos poemas (1955) y Poemas (1961). *** Tijuana celebrará quinto Festival de Literatura del Noroeste Con la participación de más de 70 escritores se llevará a cabo la quinta edición del Festival de Literatura del Noroeste, en el Centro Cultural Tijuana (Cecut, http://www.cecut.gob.mx), del 8 al 10 de noviembre. La directora del citado recinto, Teresa Vicencio Alvarez, indicó que el festival, que es organizado conjuntamente con el Fondo Regional para la Cultura y las Artes del Noroeste (Forca), tiene como fin celebrar la creación literaria y reunir a escritores de la región. Apuntó que durante el festival, en colaboración con el Programa Creadores en los Estados, dictarán conferencias magistrales Mauricio Carrera, Gilberto Prado Galán y José Vicente Anaya, quien además presentará su libro Peregrinos. La funcionaria explicó que acudirán a esta celebración literaria autores de Durango, Tamaulipas, Chihuahua, Baja California Sur, Baja California, Sonora y Sinaloa. Entre los escritores que asistirán a esta reunión se cuentan el sinaloense Jesús Ramón Ibarra, Premio Gilberto Owen 2007, y el coahuilense Alejandro Pérez Cervantes, Premio Nacional de Cuento Joven Julio Torri 2007, destacó. Las actividades de este encuentro abarcarán mesas de análisis, lectura de poesía y narrativa del Norte de México, así como presentación de novedades editoriales, revistas literarias, proyectos literarios y colectivos independientes. Expuso que en la ceremonia de inauguración se entregará un reconocimiento a Mónica Arreola, ganadora del cuarto Concurso de Diseño del Cartel de este festival. Fuente: El Universal *** León nombra hijo adoptivo al poeta Antonio Gamoneda La Comisión de Régimen Interior celebrada en el Ayuntamiento de León (España, http://www.aytoleon.com) el pasado miércoles 24 de octubre dio el visto bueno al nombramiento del Premio Cervantes Antonio Gamoneda como Hijo Adoptivo de la ciudad, siendo ratificado el martes 30, según anunció la concejala de Cultura, Evelia Fernández. La edil considera que esta iniciativa “es de justicia”, y ha indicado que supondrá un reconocimiento a “un espléndido escritor que decidió convertir a León en atalaya de su poesía”, en alusión al último premio Cervantes, nacido en Oviedo. “León tiene una deuda con Gamoneda, un poeta que, desde el silencio de su casa de León, ha sido capaz de crear una obra universal y única”, afirmó Fernández sobre la concesión de una distinción que consiguió el respaldo de la totalidad de los grupos políticos de la Corporación municipal. La designación se oficializará el próximo 22 de noviembre, y tiene como objeto llevar a cabo un reconocimiento público a Gamoneda, tanto por su valor humano y literario, como por su compromiso con la ciudad. El expediente para la declaración del escritor como hijo adoptivo de la ciudad se abrió hace unos meses a propuesta del Grupo Socialista, y posteriormente, en pleno celebrado el 30 de enero de 2007, se aprobó por unanimidad la moción presentada por el Grupo de Concejales del Socialistas por León y se acordó iniciar el expediente para la concesión del Título de Hijo Adoptivo de la Ciudad de León a Antonio Gamoneda Lobón. León está presente en toda la obra de Gamoneda, según recoge el expediente de concesión, que agrega que esa presencia está patente “de manera especial en algunos de sus poemarios más emblemáticos, como Lápidas. A esta tierra, además, le dedicó expresamente un hermoso libro en 1979, León de la mirada, cuyos poemas, escritos muchos años atrás, se habían convertido para Gamoneda en el recuerdo de una contemplación: la de una tierra que me ha hecho suyo de la única manera posible y verdadera: en el difícil encuentro del amor”. “Queda pues, a nuestro entender, sobradamente justificado el reconocimiento que ahora se propone hacer por parte del Ayuntamiento de León a Antonio Gamoneda», concluye la argumentación. Como es preceptivo, el expediente estuvo expuesto al público durante dos semanas sin que se haya presentado ninguna alegación al nombramiento. Fuente: Europa Press • La Nueva España *** Foro de Editores de la FIL analizará redes y alianzas del libro El 27 y 28 de noviembre, en el hotel Hilton, los profesionales del libro analizarán, en el Foro Internacional de Editores, las mejores estrategias para que las editoriales aprovechen un mundo globalizado, en el marco de la XXI Feria Internacional del Libro de Guadalajara (http://www.fil.com.mx), que se celebrará en la ciudad mexicana del 24 de noviembre al 2 de diciembre. El foro se enfocará en las redes que los actores del mundo editorial se ven obligados a tender para garantizar el éxito en el mundo contemporáneo, cuando se tiende a globalizar tanto los procesos de producción como los de distribución. Cuáles son estas redes, cómo funcionan, cómo crearlas, qué leyes las regulan, cuándo abren oportunidades y cuándo no, son algunos de los aspectos que los editores y profesionales del libro analizarán. Como cada año, el foro busca ser un espacio en el que la experiencia se transmita en forma directa y los editores encuentren un lugar en dónde pueden poner en común sus ideas y dudas. El programa de este año se ha estructurado a través de conferencias y mesas de trabajo, en las que podrán participar todos los que se inscriban. El conferencista magistral será Daniel Halpern, actualmente vicepresidente de Ecco Press, una división de HarperCollins Publishers (http://www.harpercollins.com). Halpern es autor de nueve colecciones de poesía y ha editado numerosas antologías. Dirigió durante 25 años la revista literaria Antaeus, que fundó en Tangier, Marruecos, con Paul Bowles. Otras de las personalidades que participarán en las mesas de trabajo son Ofelia Grande, editora de Siruela (http://www.siruela.com); Pablo Harari, coordinador de la red hispanohablante de la Alianza de los Editores Independientes (http://www.alliance-editeurs.org/esp); Jorge Vázquez, socio de Jalife, Caballero, Vázquez & Asociados (http://www.jcva.com.mx); Patricia Van Rhijn, directora de Editorial Cidcli (http://www.cidcli.com.mx); Gabriela Adamo, editora y traductora; Paulo Slachevsky, director de Lom Ediciones (http://www.lom.cl); Carlos Morón, coordinador de la Red del Libro, Carlos Duque Medina, coordinador del proyecto Librerías con Huella (http://www.conhuella.com), y Denis Mollat, director de la Librairie Mollet (http://www.mollat.com), de Burdeos, Francia. El Foro Internacional de Editores es organizado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc, http://www.cerlalc.org) y la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem, http://www.caniem.com). El costo de inscripción es de 450 pesos mexicanos o 45 dólares, antes del 15 de noviembre, fecha hasta la cual la solicitud de registro podrá bajarse de la página de la FIL. Del 23 al 27 de noviembre el acceso al FIE tendrá un costo de 600 pesos mexicanos o 60 dólares, y las inscripciones se realizarán en sitio. Fuente: FIL *** Realizarán en Costa Rica el primer Festival de Escritores Inéditos Culturacr.com, sitio de Internet dedicado a la promoción y divulgación cultural del arte y la literatura de Costa Rica, está organizando el primer Festival Costarricense de Escritores Inéditos (http://www.culturacr.com/festival.htm), que se celebrará entre el 5 y el 8 de diciembre con el apoyo de varias entidades culturales como la Casa Cultural José Figueres Ferrer del Banco Popular (http://www.bancopopularcr.com), Ediciones Andrómeda, el Centro Cultural de Chile, Manga-K y otras. El festival, que busca promover la creación literaria del país centroamericano, así como dar a conocer sus nuevos valores, se realizará en diferentes sedes y contará con recitales poéticos, espectáculos musicales, cuentacuentos, tertulias culturales y otras actividades. La única condición para participar de este encuentro es no haber publicado un libro impreso, por lo que no importará si el interesado ya publicó en revistas, antologías, periódicos o cualquier medio de Internet. Habrá cursos y conferencias de escritores reconocidos para los nuevos escritores en diferentes géneros como la poesía, narrativa, guión, literatura infantil, entre otros. Los participantes recitarán su poesía o darán a conocer sus obras en los eventos programados. Como la organización del Festival no cuenta con recursos propios para llevar a cabo este evento se solicita una necesaria cuota de inscripción para quienes deseen participar en este encuentro. Para conocer los detalles sobre la inscripción y la cuota, el interesado debe llamar a los teléfonos 360-0342 o 235-1045, o bien escribir al correo info@culturacr.com. Se prevé la asistencia de más de doscientas personas ligadas al medio en los diferentes eventos. Se realizará además un encuentro donde todos podrán compartir sus experiencias en el campo de la escritura y conocer escritores de trayectoria y nuevos. Además se publicará una memoria con una muestra de la obra de los escritores noveles participantes en el festival. Fuente: Culturacr.com *** Escritores noveles se reunirán en Oviedo Entre el 6 y el 9 de diciembre, el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, Asturias (España), acogerá el I Congreso Nacional de la Asociación de Escritores Noveles (AEN, http://www.asociacionescritoresnoveles.es). Durante cuatro jornadas, los casi cien asistentes participarán en charlas, conferencias, ponencias, talleres y presentaciones de libros. El congreso, que cuenta con la colaboración de, entre otras entidades, los ministerios de Educación y Ciencia (http://www.mec.es) y de Cultura (http://www.mcu.es) de España, abordará diferentes materias relacionadas con la literatura, como la creación, la corrección literaria, la edición, distribución y venta de las obras. Autores, correctores, editores, distribuidores y libreros se reunirán en este evento para abordar, cada uno desde su perspectiva profesional, las últimas novedades del mundo literario. Habrá además un recital poético, la mañana del 8 de diciembre, en el que participarán varios poetas entre los que destacan José Corredor-Matheos (Premio Nacional de Poesía 2005), Ricardo Menéndez Salmón, Gonzalo Moure, Fernando Beltrán, Manuel G. Rubio y Manuel L. Alonso. Una de las actividades más relevantes será el taller literario coordinado por Graciela Litvak, en el que se ofrecerán los recursos para afinar la mirada lectora y potenciar la destreza del escritor. Durante este taller, los asistentes podrán conocer los parámetros para evaluar un relato, y se elaborará una guía que oriente a cada uno de los participantes en la tarea de mejorar sus textos. Y para los acompañantes de los congresistas, se ha preparado un programa de actividades paralelas en las que se incluyen visitas guiadas a Oviedo y a diversos puntos de la región. Fuente: AEN *** Jalla 2008 será en Chile Las VIII Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana (Jalla), el más importante encuentro de americanistas de la región, se realizarán en Santiago de Chile entre los días 11 y 15 de agosto de 2008 bajo el lema “Latinoamericanismo y globalización”, según informaron recientemente sus organizadores. El encuentro coincidirá con los quince años de las Jalla. Iniciadas en el año 1993 en La Paz, Bolivia, se han realizado cada dos años en Tucumán, Quito, Cusco, Santiago de Chile, Lima y Bogotá. La octava edición será organizada por el Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos (Cecla, http://www.cecla.uchile.cl) y el Departamento de Literatura de la Universidad de Chile (http://www.uchile.cl). Además colaboran el Departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile (http://www.puc.cl) y los departamentos respectivos de la Universidad de Concepción (http://www.udec.cl), la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV, http://www.pucv.cl) y la Universidad Alberto Hurtado (http://www.uahurtado.cl) y la División de Pensamiento y Cultura del Doctorado en Estudios Americanos de la Universidad de Santiago de Chile (http://www.usach.cl). Jalla 2008 incorporará, a su contingente académico, la participación de otros agentes culturales. Abordará con especial interés las prácticas de la cultura regional en un momento en que “se enfrentan a una alternativa de alcances planetarios, a un nuevo y debatible proyecto universalizante en cuya concepción los latinoamericanos poco o nada es lo que hemos podido decir. Nos preocupa, en consecuencia, el lugar del quehacer cultural latinoamericano y de los saberes que se ocupan de ese quehacer en el marco de un proyecto globalizador cuya meta última no es otra que el borramiento de las diferencias”, dicen los organizadores. Las jornadas se desarrollarán mediante un ciclo de cinco conferencias magistrales, ponencias y actividades artísticas. Entre estas últimas, se cuentan lecturas de poesía y representaciones teatrales. Entre los temas que se tratarán se encuentran la teoría cultural y literaria en América Latina, la historia cultural y literaria latinoamericana, los saberes locales, regionales y globales, los estudios indígenas, afroamericanos, de género y culturales, los discursos migrantes, la oralidad y los discursos preformativos y la memoria y patrimonio. Las propuestas de mesas y ponencias deberán ser enviadas vía correo electrónico a jallachile2008@uchile.cl, las primeras hasta el viernes 14 de diciembre de 2007 y las segundas hasta el viernes 14 de marzo de 2008. Las propuestas de mesas deberán incluir el título, el nombre y afiliación institucional del organizador, títulos y resúmenes de las ponencias (máximo cuatro ponencias por mesa) y afiliación institucional de cada uno de los ponentes. Las de ponencias, por su parte, deberán incluir el título, el resumen (máximo 250 palabras, formato Word) y el nombre y afiliación institucional del ponente. La extensión no deberá ser mayor a 9 cuartillas a doble espacio, lo que equivale a 2.500 palabras y 20 minutos de lectura. Los participantes deberán enviar por correo electrónico, antes del 10 de julio de 2008, un archivo en Word de su trabajo para la publicación de las memorias. Dicho trabajo deberá atenerse a las normas editoriales internacionales. La inscripción en Jalla tiene un costo de 20 dólares para estudiantes, 60 para ponentes de América Latina, 100 para ponentes del resto del mundo y 40 para asistentes. Fuente: Noticias Iruya ||||||||||||||||||||||| ARTÍCULOS Y REPORTAJES |||||||||||||||||||||| === Los García Lorca desenterraron el cadáver del poeta =================== === Fernando Guijarro Arcas =============================================== A todos nos ha extrañado últimamente la insistencia de la familia García Lorca en que no se toque el lugar donde fue enterrado el magnífico escritor, poeta y dramaturgo granadino. Durante los setenta y un años que nos separan de 1936, han sido miles los seguidores de Federico que han visitado aquel punto, queriendo darle un último homenaje personal. Sin embargo, la única explicación a esa insistencia es muy sencilla: el cadáver del poeta ya no está allí. El rumor lleva tiempo corriendo entre el pueblo llano de la Vega de Granada, he recogido no menos de seis testimonios personales que así lo aseguran. Se la llama una “leyenda popular”. Y lo peor es que numerosas autoridades granadinas también lo saben, y lo dicen en privado, pero no se atreven a romper el silencio revelando la verdad. Dejan a los familiares que sean ellos quienes decidan si dan a conocer los detalles del que fue “último viaje” del poeta. Pero eso ha conformado un muro de silencio que es hora de romper, sobre todo cuando España está dando pasos en la “recuperación de la memoria histórica”, incluso con una ley que permita deshacer los males del franquismo. Lo sorprendente es que sobre ésta, la más mundialmente conocida de las víctimas de la Guerra Civil española de 1936-1939, algunos pretenden mantener el secreto. Concretamente, varios familiares del poeta, que están recibiendo además los grandes beneficios económicos de su obra. Es hora de decirlo: la familia de Federico García Lorca, deshechos de dolor por su trágica muerte que nada podía justificar, desenterró el cadáver del poeta. Lo hicieron dos días después de su trágica muerte en agosto de 1936, para trasladarlo a la finca que sigue siendo propiedad familiar, la Huerta de San Vicente, donde está enterrado aún. Pero sobre el hecho del desentierro, los militares franquistas sublevados contra la República impusieron un secreto que aún dura. Un secreto que, artificialmente, se mantiene en el momento actual contra todos los rumores. Cómo brotó la historia El principal problema es que de los hechos ocurridos en 1936 nos separan ya 71 años. Por pura lógica humana, todos los que habían cumplido los 20 años en aquella época han muerto ya, sólo quedan con vida algunos personajes excepcionales como por ejemplo el llamado Pepín Bello, que fue compañero de Federico García Lorca en la Residencia de Estudiantes de Madrid, por donde también anduvieron Salvador Dalí, el cineasta Buñuel y tantos otros. El testimonio de este hombre es nítido y debe ser tenido en cuenta aún, pero queda demasiado lejos de Granada. De quienes en la ciudad de la Alhambra supieron directamente de los hechos, sólo viven aún quienes eran muy jóvenes entonces. Entre ellos, la hija de la sirvienta del que fue uno de los principales militares sublevados contra la República, que supo lo que estaba sucediendo porque su mamá, impresionada por los hechos, se lo contaba día a día. Ella fue quien habló sacando a la luz la verdad. Pero como es de suponer, tiene ahora más de 80 años, e insiste en mantener su anonimato, porque quiere morir en paz. Sólo cabe respetar ese deseo, si se tiene un mínimo de humanidad. Pero al enterarme, esa noticia me hizo salir a la calle y empezar a investigar. Durante años, me he movido con datos doble o triplemente indirectos: tal persona “había oído” que otra persona “había dicho” que los hechos fueron de esta forma y no de otra. Y entre los muchos libros publicados sobre la muerte de Federico, apenas aparece otra referencia que la del periodista Eduardo Molina Fajardo, que perteneció a Falange, en su libro Los últimos días de García Lorca (Plaza & Janés, 1983). En él se recoge el testimonio de un vecino de Víznar, el pueblo a las afueras del cual mataron al poeta, afirmando que “se había rumoreado insistentemente en Víznar que una señora que fue allí con autorización del gobierno [civil], para retirar unos restos de los pozos, y en la localidad se supuso que eran los de Federico García Lorca”. Como testimonio es muy escaso, pero suficiente como para animarme a seguir investigando. Así lo hice, y me fueron contando novedades. Por ejemplo, un médico forense que al morir, le dejó dicho a su familia “sobre la muerte de García Lorca y el lugar donde está enterrado hay más, mucho más”. Nuevo obstáculo: de saber la verdad sobre esas afirmaciones me separa el secreto de confesión de un buen sacerdote amigo mío. De nuevo sólo me cabe callar por ahí, y respetar ese silencio. Por otro lado, el magnífico profesor de derecho político que me dio clases en su momento, José Cazorla, me contó que cuando preparaban el homenaje a García Lorca que Granada celebró nada más muerto Franco, “el cinco a las cinco en Fuente Vaqueros”, “uno de los concejales de Víznar, persona ya mayor, bien cenado y tras haber bebido, me dijo una noche que la familia del poeta había recuperado el cadáver del poeta”. “Así lo comenté en clase un día”, me dijo y según su expresión, “le faltó tiempo a Laura García Lorca, sobrina-nieta de Federico, para venir a verme y preguntarme qué sabía yo sobre eso. Le dije esto mismo que le estoy diciendo a usted, me saludó muy correctamente y se marchó”. Es decir, esos datos no eran nada, pero lo bastante para que a un periodista le resulte evidente que “algo más hay por ahí”. Lo cual lleva a trabajar y seguir investigando. Los otros investigadores Evidentemente, no fui el primero en hacer preguntas sobre aquello. Por pura lealtad, debo señalar que preguntando en varios lugares me apareció el nombre de “un extranjero que estuvo preguntando por aquí hace años, a mediados de los 60”, y no era otro que Ian Gibson, quien hizo buen trabajo investigando. Pero más raramente, al insistir, me indicaban “no, fue un norteamericano que hablaba buen español, allá por los años 50”. Supe así de la existencia de otro investigador anterior, Agustín Penón, nacido en Barcelona pero nacionalizado estadounidense en Puerto Rico, que fue el verdadero pionero de la investigación sobre García Lorca, aunque hubo otros. Sólo que el libro de Penón nunca llegó a publicarse en su momento, y hubo que esperar hasta muy recientemente, cuando Marta Osorio reorganizó el material recogido por ese hombre allá por 1955, y lo publicó bajo el título Miedo, olvido y fantasía (Editorial Comares, Granada, 2001). Menos conocido que las obras de Gibson, aporta material muy importante para esclarecer la verdad de los hechos. Nada dice de que la familia desenterrase el cadáver... pero se acerca mucho. El título del libro que recoge el trabajo de Penón está bien escogido. Porque menciona algo que también descubrió Gibson cuando vivió en Granada como estudiante extranjero, condición que le permitió que muchas personas se abrieran a él contándole lo que a los locales se nos calla: los andaluces somos creativos, ocurrentes, y eso funciona a veces en contra nuestra. Lo que no sabemos, lo inventamos, y si se descubre la falsedad reímos diciendo que era broma, sin más. Puede que eso sea divertido a veces, pero para quien intenta ser científico al investigar, es un obstáculo tremendamente molesto. Porque además, aquí todos presumen de ser “el único que sabe la verdad sobre esto”... cuando suele ser sólo una nueva falsedad. Lo señaló también Marcelle Auclair, francesa que anduvo también preguntando por Granada para su libro Enfances et mort de García Lorca (Editions du Seuil, París, 1968), obra de la que se hizo buena edición española en México (Biblioteca Era, 1972). En efecto, cuando hablas en Granada con alguien sobre García Lorca, todos dicen saber aunque muy pocos saben hechos concretos comprobables. Así surgen las historias más inverosímiles. Una de las más extendidas, por desgracia, es que la razón de su muerte fue la homosexualidad del poeta. Por algo en español hemos creado la palabra “macho”, que se reproduce en varias otras lenguas porque corresponde a un tipo humano desgraciadamente muy español. Esa condición del poeta apenas aparece mencionada con alguna amplitud en la obra de Agustín Penón, con escenas y anécdotas muy concretas, los demás autores se limitan a señalarla muy por encima. No fue ni mucho menos determinante en su muerte, pero aumentó la idea negativa que sobre el autor tenían algunos en Granada. Lo lamentable es que esa mentalidad de “yo soy el único que sabe sobre esto” ha producido que numerosos documentos importantes hayan desaparecido. Señaladas personalidades granadinas se han apropiado de documentos esclarecedores, sólo por su valor económico. Sólo recientemente han comenzado a salir a la luz algunos de ellos, que se subastan por alto precio en el extranjero. El determinante económico sigue funcionando, siglos después de que Quevedo escribiera sobre el “poderoso caballero es Don Dinero”. Andanzas de granadinos jóvenes Para quienes crecimos en Granada, la muerte de Federico García Lorca fue un mito muy atractivo desde pequeños. Ya en la escuela, al estudiar literatura, se nos hablaba de la obra del poeta y de sus obras dramáticas, pero se nos transmitía el misterio que rodeaba su trágica muerte. Más que suficiente para despertar fantasías infantiles. Personalmente, sólo cuando tuve 14 años y una bicicleta pude pedalear cuesta arriba, duramente, hasta llegar a Víznar y recorrer los lugares donde fusilaron al escritor. Conocí así el alambre de espinos que quedaba aún en aquellos rincones que se consideraron frente de guerra y nadie podía tocar... aunque el camino principal que conducía hasta la vecina localidad de Alfacar y la bellísima Fuente de las Lágrimas pasa exactamente por allí. Pero si uno se detenía, no tardaba en aparecer la Guardia Civil a pedir la identificación del curioso. Más tarde pertenecí a un Club de Montaña, y los amigos usábamos el truco de planear una excursión por aquella sierra cercana a Granada, y llegar al lugar por arriba, es decir, por el monte, sin usar el camino habitual. Conocimos así La Colonia, lugar de vacaciones infantiles que luego fue usado como prisión por los franquistas, y ya no existe. Pero descubrimos también que los naturales del lugar estaban siempre muy dispuestos a darles agua a los jovencitos que bajaban sudando del monte, incluso nos dieron de comer en varias ocasiones, pero se cerraban por completo cuando uno intentaba preguntar por García Lorca. Les habían dado la lata demasiado por hablar con extraños sobre ese asunto. Y así hasta hoy. Es más, aún nos cuentan allí que a un chico joven que acompañó a uno de los visitantes, conocido como “el francés” y que debió de ser Claude Couffon, de quien la argentina Editorial Losada publicó en 1967 El crimen fue en Granada, las autoridades lo enviaron al exilio en un pueblo de Almería, donde aún reside. Ese libro fue uno de los primeros cuyas ilustraciones nos hicieron meterlo en la mochila para usar sus fotos y esquemas al recorrer los lugares del crimen franquista. El resto de la investigación, sin embargo, va bastante desencaminada. Y por supuesto, en alguna ocasión corrimos cuesta arriba para huir de los agentes de la Guardia Civil, que en varios momentos aparecieron para saber quiénes éramos. Los pocos años nos fueron muy útiles, sin embargo, para escapar, y nunca se produjo el hecho siempre temido de que los agentes usaran sus fusiles para disparar sobre nosotros. Pero todo acrecentaba el misterio García Lorca, en una época en que la misma televisión acababa de llegar a nuestros hogares, sólo. Estaba además el morbo fascinante que rodea el mundillo de los gitanos, siempre difícil de seguir para los ciudadanos del montón. La danza y cante flamencos siguen teniendo un atractivo con mucho de mágico, que redondeaba el deslumbramiento que sigue despertando la obra de García Lorca. Y poco después de los 20 años participé en el montaje de la obra Camelamos naquerar (Queremos hablar), de José Heredia, con Mario Maya como bailaor central, lo que en lo personal me aumentó aún más el deslumbramiento por una cultura tan cercana como enigmática en muchos aspectos. Por último, para muchos granadinos, especialmente en la primera juventud, resultaba aún más extraño cómo podía ser posible que un homosexual escribiera “Que yo me la llevé al río / creyendo que era mozuela / pero tenía marido”, más las detalladas descripciones que hace el poeta después en “La casada infiel”. Algunos nos acercamos incluso a la psicología por ahondar en esas dimensiones de lo humano. Pero todo ello no hacía más que aumentar el misterio, mientras la sensualidad siempre presente en las páginas del autor, sobre todo en el bien conocido Romancero gitano, iba aumentando la curiosidad sobre qué sucedió en realidad en Granada al comienzo de la Guerra Civil española, conduciéndole a la muerte. Hay que decir que gran parte de ese misterio aún perdura, incluso para los investigadores que más saben sobre este asunto. El trabajo de Ian Gibson... En los últimos años de vida del general Franco, cuando por muchos detalles era evidente ya que la situación pública iba a cambiar, la revista Triunfo nos informó de que en la vecina Francia, la editorial de libros en español Ruedo Ibérico acababa de publicarle a Ian Gibson en 1971 su libro La represión nacionalista en Granada y la muerte de García Lorca. Para los granadinos fue un bombazo. La obra parecía ser definitiva, pensábamos que allí estaba todo. Es más, para muchos de nosotros, el método científico que usaba Gibson para exponer los detalles y la insistencia que había demostrado para hablar con la mayoría de las personas, incluso los mismos militares franquistas afiliados o no a Falange (es cierto que de no haber sido irlandés no habría podido hacerlo) nos abrió los ojos a todos los jóvenes granadinos interesados en el asunto García Lorca. El libro entró en España clandestinamente, como tantos otros que nos traían los que cruzaban la frontera para descubrir el mundo libre fuera de la dictadura franquista. Yo mismo descubrí París a los 20 años, y aquella ciudad, con sus librerías y bibliotecas sobre todo, sigue siendo hoy para mí la puerta al mundo libre. Pero así llegó a nuestras manos la obra de Gibson, y una amiga mía conserva aún el primer ejemplar al que tuvimos acceso, que sigue forrado de plástico y con numerosas señales indicando los muchos trotes que le dimos monte arriba hasta encontrar los lugares mencionados, no lejos de Fuente Grande, “entre Víznar y Alfacar”, que escribió un poeta local. Todo estaba empezando a cambiar por fin, y el trabajo de Gibson nos descubría que las cosas podían ser dichas abiertamente y con sencillez. Algunos aprendices de periodista le tuvimos envidia incluso, porque Ian se nos había adelantado. Soñábamos aún con ir a Vietnam o a buscar las huellas del Che Guevara en la selva colombiana, pero aquel irlandés había ido por delante descubriendo el gran misterio que teníamos en la misma ciudad donde nacimos, la bella y difícil Granada. Porque todo parecía estar dicho: si Gibson publicaba que había conseguido hablar con el hombre que enterró al poeta tras ser fusilado, y años después dio su nombre, Manolo el Comunista, nada quedaba por saber ya sobre aquello. A nadie se nos ocurrió que el cadáver pudiera haber sido sacado de donde estaba... porque casi nunca se hace eso con unos restos humanos. Ian en persona me compensó esa pequeña decepción cuando le conocí en persona, viviendo yo en Madrid con mi esposa por razones de trabajo. Descubrí que era un hombre joven y bastante alegre, gran bebedor de alcohol como buen anglosajón, y con el que tranquilamente se podía hablar. Es curioso que en aquellos mismos días hablé también con el poeta Luis Rosales, el hombre que sirvió de contacto para que Federico García Lorca se refugiara en agosto de 1936 en la casa de la familia Rosales, algunos de cuyos miembros eran mandos de Falange en Granada. Fue allí donde los franquistas detuvieron al poeta el 16 de agosto de 1936, y es opinión generalizada entre los investigadores que precisamente la condición de mandos falangistas de los hermanos Rosales resultó determinante en esa detención del poeta. Muy recientemente acaba de publicar Ian Gibson su última obra, El hombre que detuvo a García Lorca, en el que repite mucho de lo que ya había escrito sobre Ruiz Alonso, hombre de la derechista Ceda, rival de Falange en la escena pública española entonces, que según parece quería “escarmentar” a los Rosales haciéndoles la jugada de detener en su misma casa a un “rojo” buscado por la policía franquista. Pero Luis Rosales ha sido hasta su muerte la persona que más dignidad y honradez ha mostrado en relación con la muerte de su amigo. Es raro que un granadino se sienta orgulloso de otro, pero Luis Rosales entra para mí en ese escaso número de personas profundamente admirables. Debo decir que tanto para la que fue mi esposa como para mí, el trabajo de Ian Gibson era digno de todos los elogios. Tengo por muy cierto que aún no conocía el trabajo de Agustín Penón, que fue diez años anterior a él indagando sobre la muerte del poeta pero nunca publicó lo descubierto, y el irlandés sólo supo de su trabajo cuando ya había publicado su primera obra. Doy perfectamente crédito a que si supo de la existencia del enterrador, Manolo el Comunista, fue por amigos suyos en Granada que le hablaron de ese hombre... años después de que hablase con él por vez primera Agustín Penón. Si fue Gibson el primero que publicó sus charlas con ese personaje clave, no fue quien lo descubrió, en puro rigor histórico de investigación como el que él mismo usa. Ian tiene otros méritos como investigador, aunque ese no es el mayor. Pero trabajó a fondo. Por ejemplo, tras haber estado unas noches antes tomando copas con él y otros amigos granadinos afincados en Madrid, mi esposa y yo nos lo encontramos por la calle una mañana a eso del mediodía. Estuvimos charlando tomando cervezas, y más tarde mi señora le dijo que podía venirse a comer a nuestra casa. La respuesta de Gibson fue: “Gracias, pero más vale dejarlo para otro día. Tengo aún que terminar lo que estaba haciendo cuando nos hemos visto. Hoy estaba siguiendo el recorrido que hacía el antiguo tranvía de Madrid, que ya no existe, para hacerme una idea de qué rincones de la capital podía ver diariamente García Lorca, que tomaba ese tranvía para venir desde la casa de sus padres en la calle de Alcalá hasta la Residencia de Estudiantes”. Puede no ser decisivo, pero me parece una buena muestra de que Ian Gibson trabajó muy a fondo en su investigación sobre García Lorca, buscando los detalles. Insisto en que, como investigador metódico, fue todo un ejemplo de rigor anglosajón para los que siendo del Sur pretendemos hacer lo mismo. ...Que no está completo Pero no lo dijo todo. Y personalmente, he tardado en darme cuenta de eso. Entre otras cosas, porque los primeros libros de Gibson, los de Ruedo Ibérico, siguen siendo mis obras de cabecera cuando hablo de García Lorca, y aún los consulto a menudo. Pero varios aspectos de ellos, Gibson parece haberlos olvidado. Hablo en plural sobre esos libros. Porque, como he dicho, el primero de ellos que conocí pertenece aún a una amiga mía, nunca lo tuve entre los de mi biblioteca. Tardé aún en cruzar la frontera con Francia con los fondos suficientes para comprarme mi propio ejemplar, y entonces no encontré la edición española, me compré la que apareció en francés en 1974. Era ya una segunda edición de la obra de Ian, y el propio autor escribió en la magnífica revista Triunfo, que fue alma de aquella época de la transición española (puede encontrarse en Internet, http://www.triunfodigital.com, y es muy buen material de investigación, teniendo en cuenta la época), el 31 de mayo de 1975, lo siguiente sobre su obra de 1971: “Escribí la primera redacción de este libro en inglés, entre 1966 y 1968. Por entonces ningún editor británico tuvo interés en publicarlo, y por fin lo mandé a Ruedo Ibérico. Esta editorial aceptó publicarlo, pero tardó dos años en traducirlo al castellano. La traducción resultó bastante mala, y tuve que rehacerla yo mismo. Esto podría explicar el que hubiera en el texto unos lapsus estilísticos y ciertas inexactitudes y confusiones. Claro que también había en el libro algunos errores factuales”. “En 1971 visité otra vez España. Varios amigos granadinos que habían leído ya mi libro me ofrecieron críticas, sugerencias, precisiones, nuevos datos. Mucha gente me escribió. Luego, en 1973, publiqué una edición muy revisada del libro, en inglés, titulado The Death of Lorca (Londres y Chicago). Esta edición es la que considero más ‘mía en mí’, como dijo Rubén”. Aunque esto no señala a la edición francesa de 1974, pero cabe suponer que las diferencias existentes entre una y otra, que he comprobado, tienen como origen esas muchas aportaciones de amigos granadinos tras publicarse el libro en español en 1971. Y ciertamente, como indica la editorial en la solapa, fueron incorporadas a las sucesivas nuevas ediciones en español que sacó Ruedo Ibérico en los años 1975 (2ª ed.), 1975 (3ª ed.) y 1978 (4ª ed.). Incluso cuando ya existía un comienzo de democracia en España (aún no consolidada del todo, creo), el libro se convirtió en uno de los más vendidos por la editorial española del exilio francés... a pesar de que publicó algunos otros de muy alta calidad. La obra recibió en Niza el Premio Internacional de la Prensa en 1972. Fue muy buen trabajo para aquel momento. Pero si entonces encontrábamos perfectamente lógico cierto empeño en culpar a los franquistas desenmascarando sus muchos errores, años después, cuando la democracia se ha asentado en España aunque aún no funcione con limpieza y todo ha cambiado tanto, estamos en condiciones de ahondar en ciertos aspectos. Y por ese camino llegamos, por ejemplo, a valorar que el trabajo del mencionado falangista y hombre de prensa Molina Fajardo tiene grandes valores muy dignos de tener en cuenta y un magnífico método de trabajo, aparte de sus ideas políticas. Porque no es en absoluto ocioso que, si Gibson a menudo se deja llevar de su militancia de izquierda al sacar determinadas conclusiones, Molina Fajardo llega muy lejos al exponer una serie de precisos detalles que consolidan un hecho innegable: que no fue la Falange quien detuvo a Federico, sino un poco al contrario: fue la presencia del poeta en casa de los Rosales la causa de que Ruiz Alonso le detuviera allí, para usar ese hecho como un grave atentado contra la Falange y los mismos hermanos Rosales. Aunque hubo más, sin duda. Algún significativo error Por un lado, hombre de izquierda como sigo siendo aunque sin pertenecer a ningún partido, no es en absoluto mi intención defender a la Falange ni a los falangistas, sino que busco la estricta e innegable verdad histórica. Pero debo señalar que Gibson, al pretender aumentar la culpabilidad de los sublevados franquistas (que ciertamente la tienen), hace en sus primeros libros varias deducciones demasiado apresuradas que lo llevan a cometer varios errores. Mantengo como he dicho mi amistad con el irlandés nacionalizado español, pero hay que señalárselo a Ian, con tanta más claridad como amistad le tengo y mayor es el respeto que me merece su trabajo de investigación. Y por suerte o por desgracia, ese deseo de máximo rigor me lleva a haber comprobado con toda seguridad que la muerte de García Lorca fue una sucia y rápida jugada efectuada casi a escondidas contra los mandos más altos de los franquistas sublevados en Granada. ¿Por orden de quién? ¿Sólo Ruiz Alonso? Queda por saberlo. En primer lugar, sigue existiendo el misterio de quién fue el que presentó la primera denuncia contra Federico García Lorca. El ex diputado de la Ceda, Ramón Ruiz Alonso, la hizo propia, por supuesto, y fue quien la ejecutó, probablemente con gran placer por su parte al fastidiar a los Rosales. Pero al parecer no partió de él. La orden concreta de detener al poeta, ¿pasó por las manos de Valdés? Al parecer sí, pero no nos consta más que eso, ya que Ruiz Alonso insiste en que cumplió la orden que le dieron en el Gobierno Civil... lo cual no encaja demasiado con lo que ocurrió después, pero en fin. Sólo que la detención se produjo, y eso lo ha explicado con gran precisión Ian Gibson en sus obras. Se apoya para ello en los relatos de los hermanos Rosales, uno de los cuales, José, llamado “Pepiniqui”, llegó a enfrentarse con cierta violencia con el comandante Valdés a primera hora de esa misma noche, justo cuando regresaron del frente él y el gobernador al mando. José Rosales le insistió a Gibson en que tuvo delante de sus ojos la orden escrita de detener al poeta, documento que sin embargo nunca ha aparecido. Rosales cuenta que el propio Valdés puso esa orden como coartada para no entregarle a García Lorca, a quien el propio “Pepiniqui” visitó fugazmente al salir, en la habitación en la que estaba detenido. Pero poco después, Federico fue sacado de aquel lugar para conducirlo a Víznar. Y por extraño que parezca, parece que eso se hizo sin que Valdés lo supiera, ya que probablemente se había echado a dormir. Fue en el mencionado pueblo donde se le fusiló, al amanecer del día 17, al terminar esa misma noche del 16 de agosto en que lo detuvieron. Es lo que han mantenido desde entonces los hermanos Rosales: que Federico García Lorca pasó en realidad pocas horas detenido en el Gobierno Civil de Granada, donde no había celdas ni los pequeños despachos allí existentes tenían siquiera camastro donde los detenidos pudieran pasar una noche. Como bien dice Gerardo Rosales Jaldo, sobrino de los hermanos mencionados, “necesitaban despejar las habitaciones pequeñas que funcionaban como celdas donde metían a los detenidos, y dejar sitio en ellas para otros”. Es así como se produjeron los hechos. Y en los mismos libros primeros de Gibson, el autor recoge frases como una de José Rosales mientras reconstruían lo sucedido. A la mañana siguiente de la detención, dice dirigiéndose a Gibson: “Tú piensas que el poeta aún estaba allí, pero yo pienso que no”. Lo afirma claramente Molina Fajardo en su obra mencionada: “García Lorca, tras pasar unas horas en el Gobierno Civil, en un despacho cercano al del gobernador, fue trasladado a Víznar junto con otros detenidos” (pág. 50). Y en una entrevista de las que se incluyen en el libro, hecha con Julián Fernández Amigo, que era agente de policía en esas fechas, éste afirma primero que estuvo unos minutos hablando con Federico mientras estaba detenido en el Gobierno Civil, y describe el lugar: “La habitación era pequeña y sólo recuerdo que tuviera una mesa de esas antiguas de escritorio con dos cajones, un sillón en la parte de dentro donde él estaba sentado y, por la parte de fuera, dos sillas corrientes”. Hago notar que no describe mueble alguno, camastro o colchoneta mínima en el suelo donde tumbarse. Es difícil, por lo tanto, que pasara allí siquiera una sola noche, aunque pudo obligársele a dormir en el suelo. Varios de los entrevistados por Molina Fajardo describen el lugar de detención, otros cuentan cómo intercambiaron algunas frases con Federico esa tarde del 16 de agosto. Otros lo vieron salir del edificio ya en horas nocturnas, y subir a un coche requisado por los militares. El mismo agente de policía antes mencionado señala que al llegar a la comisaría a la mañana siguiente de la detención de Federico, le dijeron: “¿Sabes que ha desaparecido Federico (...), que ha desaparecido del gobierno?”. Luego sigue contando: “Y ya después empezamos a oír comentarios, que no estaba en la cárcel, que no estaba en ningún sitio, que Valdés estaba hecho un demonio, que no había quien supiera lo que había pasado” (pág. 236). Poco después resume: “Federico murió al día siguiente de detenerlo. Bueno, en esa madrugada. Por la cárcel no pasó. En La Colonia sólo estuvo unas horas. Y del Gobierno Civil yo creo que salió esa misma noche. (...) ...sólo estuvo unas horas en el gobierno y lo llevaron de allí directamente a La Colonia” (pág. 239). Las razones por las que estaban tan poco tiempo en el Gobierno Civil los detenidos las aclara otro granadino entrevistado, Miguel Serrano. Preguntado si retenían en el lugar a los detenidos, responde: “No había por qué retener a nadie. Estando allí siempre puede haber familiares o amigos o cualquiera que se mueva a favor del detenido. Valdés mismo, dentro de ser un hombre terrible, era una persona con la que se podía hablar. Los mismos Rosales hubieran intervenido. (...) Además, en el caso de Federico, todos sabemos que él no tenía ningún matiz político, aunque simpatizara con lo que fuera... Tuvo que ser poquísimo tiempo el que pasó allí. Ningún detenido al que se pensaba fusilar pasaba varios días en el Gobierno Civil. Entonces todo se resolvía muy rápidamente. Era cosa de horas, de minutos... Y eso era lo malo. El carácter de Valdés era muy seco, y las cosas se resolvían con gran urgencia” (págs. 148-149). El mismo periodista afiliado a Falange, Molina Fajardo, o más bien su hijo que es autor del libro recopilando el trabajo de su padre al morir éste repentinamente, resume lo sucedido en el Gobierno Civil, en la tarde y noche de la detención de Federico García Lorca: “Todos ellos hacen referencia a la tarde del 16 de agosto, pero ninguno recuerda haberle visto al día siguiente, o en fechas posteriores, excepto Angelina Cordobilla, la anciana niñera de los Fernández Montesinos, cuyas declaraciones parecen poco fundamentadas” (pág. 45). Es decir, hay testimonios concretos, con nombres y apellidos, de la tarde de la detención, otros que recogen el momento de su salida y cuando sube al coche que lo llevaría a Víznar, entre las 11 y las 12 de la noche. Otros testigos señalan su paso por la plaza del pueblo citado, cuando el coche se detiene y uno de los ocupantes baja a pedir permiso en el puesto de mando de la zona. Después, se recogen las horas que pasa el poeta con otros detenidos en La Colonia. De allí se sabe que salen, el total de seis hombres fusilados aquella noche (y no cuatro ni cinco, como se ha dicho) hacia Fuente Grande, y antes de llegar a ese lugar se detiene el vehículo para el fusilamiento. Posteriormente, ya en la mañana del 17 de agosto, una patrulla que recorría el camino para señalar alguna eventualidad militar señala que hay seis cadáveres en montón, “encima de los cuales está la muleta de un cojo”, señalando así al maestro de Pulianas, Dióscoro Galindo, al que faltaba una pierna. A la mañana siguiente, la misma patrulla repite el recorrido y señala que ya han sido sepultados. Del otro lado, sólo el testimonio de Angelina habla de una permanencia del poeta en el Gobierno Civil de Granada durante varios días más. Y es el testimonio que Ian Gibson retiene para basarse en él deduciendo varios hechos. Lo que sorprende es que, habiendo seguido paso a paso y con toda minuciosidad los relatos de los hermanos Rosales, desoiga esos relatos en hechos fundamentales como que la estancia del poeta en el Gobierno Civil fue en realidad de pocas horas. Pero el libro de Molina Fajardo, a pesar de cierto desorden nacido de que quien redactó el resumen inicial no fue el propio autor sino su hijo, tiene una notable credibilidad nacida del cúmulo de datos concretos que aporta. El testimonio de Angelina El dato más fundamental que utiliza Ian Gibson para afirmar que García Lorca pasó detenido tres días en el Gobierno Civil se basa única y exclusivamente en el testimonio personal de una anciana octogenaria, Angelina Cordobilla, sirvienta del alcalde Fernández Montesinos. Pero también en este caso, es útil comprobar lo que cuenta Agustín Penón, que fue el primero que se entrevistó con la anciana. La primera vez que la ve Penón, la Angelina afirma por dos veces que se encontró con Federico un solo día. Pero poco después la anciana cuenta su historia, que no se apoya en el testimonio de nadie más. Y ahora son ya tres días cuando fue a visitar a Federico, aunque el tercero ya no estaba en el Gobierno Civil. Además, afirma que fue por la mañana, como a las once, y Penón señala que eso no concuerda con lo dicho por los hermanos Rosales. Pero señala también que, en aquella primera entrevista, estaban “todas las vecinas aguzando el oído para no perder palabra”. Lo he comprobado por varios ángulos distintos, contrastándolo con testimonios de diversas personas, y me parece mucho más digno de crédito lo que afirma Molina Fajardo, a quien las declaraciones de la anciana “parecen poco fundamentadas”. Manuel Titos Martínez considera también que “La relación de las visitas de Angelina Cordobilla (...) no puede ser considerada concluyente dadas las evidentes discrepancias de su testimonio” (pág. 59). Es más, la propia entrevistada pide a Penón que “la dispense por su falta de memoria” (pág. 301). Lamento no haber entrevistado a Angelina, como sí lo hizo, por ejemplo, el periodista granadino que en muchos aspectos concretos fue mi maestro de la profesión, Antonio Ramos. En Triunfo, Nº 659, 17 de mayo de 1975, describe a Angelina como “una anciana adorable, que (...) recuerda los días más decisivos de su vida de forma increíble para su edad”. Tanto por ser periodista como en mi condición de andaluz prendado de la gente sencilla de su tierra, me gusta hablar con los ancianos en los pueblos. Es todo un tesoro el mundo de otros tiempos que evocan. Además, apunto con todo cuidado las expresiones populares que utilizan, que en muchos casos me han aportado giros y comparaciones espléndidas. Pero por la experiencia que tengo de hablar con personas de edad, sé muy bien que cuando están ya contemplando la cercanía del “último viaje”, es frecuente que recompongan su pasado retocando aquí y allá, con creatividad andaluza, aquellos aspectos que les causan dolor o les dejan un vacío. Creo que por esa línea se movía Angelina, sobre todo ante otras mujeres del pueblo. Se alejan de la realidad, sí, pero les importa poco porque saben que pronto esa realidad ya no estará ante ellos, y la reconstruyen a su gusto. A la anciana sirvienta, como a tantos otros de los que conocieron al “señorito Federico”, le dolía no haber hecho algo más por salvar la vida del poeta. El mismo dolor que les causa la inexplicable muerte del escritor, lo compensan recomponiendo la historia para morir tranquilos rellenando esa culpa que aún les hiere. Y de la misma forma que he comentado que, en mi ciudad, todos reinventan la realidad a su manera, creo que la anciana hizo eso mismo al contar sus entrevistas con Federico. Angelina lo hace con esa claridad que describe Antonio Ramos... porque la misma vitalidad que aún le queda la lleva a hacerlo así, para quedar en paz consigo misma. Molina Fajardo recoge el testimonio del mismo hijo del comandante Valdés, que indica: “¡Si a mi madre, por casualidad, no la cacheaban al entrar..! ¡Y van a dejar que una chica suba a llevarle una tortilla francesa! ¡Imposible! ¡Allí había una guardia continua abajo, que no dejaba entrar a nadie!” (pág. 45). Angelina cuenta que la acompañaron dos guardias armados, que permanecieron en la puerta de la habitación mientras hablaba con Federico. Pero así y todo... Recientemente, Ian Gibson ha declarado hablando del testimonio de Angelina en el documental de Barrachina: “Todos los detalles que da, ¡eso no se inventa!”. Probablemente no, pero pienso que la anciana recompuso las escenas semejantes que vivió al llevarle comida y ropa a la persona a quien ella realmente servía, el alcalde de Granada, Fernández Montesinos, que estuvo largos días en la cárcel. A él sí que le llevó a diario una cesta con comida y mudas de ropa. Con ese material compuso la anciana el relato de sus visitas a Federico. Y no mentía, probablemente era muy sincera al decirlo, porque ella misma quería creerse que así había sucedido en realidad. Es decir, se engañaba a sí misma, poniendo al hacerlo tanto empeño como cariño humano le tenía a la familia García Lorca. De esta forma podría morir tranquila, algo había hecho por atender al “señorito Federico”. Me duele afirmarlo porque valoro mucho lo que me cuentan los ancianos de mi tierra, como digo. Pero mucho me temo que, una vez más, con frecuencia no aportan datos sólidos sobre los que basar una investigación científica. Lo señala de pasada, marginalmente, la misma Marcelle Auclair, que indica que fue ella quien le señaló a Gibson la existencia y paradero de la sirvienta, aunque la autora francesa titula un apéndice final “El miedo de Angelina”. Pienso que se equivocaba. No es que al principio se negara a hablar por miedo, es que sólo en la segunda de las visitas de Agustín Penón había recompuesto su experiencia. La actitud es la misma que utilizan a veces los niños cuando “dicen lo que el padre que les regaña quiere oír”. Eso no significa que lo que dicen sea cierto. Pero Gibson sigue considerando determinante ese testimonio de Angelina, y basa en él su afirmación de que el comandante Valdés mentía, cuando dijo a José Rosales que García Lorca no estaba ya en el Gobierno Civil a la mañana siguiente. Es decir, prefiere el relato de una anciana de avanzada edad a la opinión de varios hermanos jóvenes que se jugaban la vida al actuar esos mismos días, y contra los que iba dirigida la detención de Federico. No encaja demasiado. No hubo contacto radial con Queipo En cualquier caso, Molina Fajardo recoge un testimonio determinante al afirmar que es prácticamente imposible que el comandante Valdés consultara con el general Queipo de Llano sus dudas sobre la suerte que debía correr Federico. Queipo no pudo decirle desde Sevilla lo de “Déle café, mucho café”... por la sencilla razón de que en el Gobierno Civil no había radio. Y se apoya al decirlo en el testimonio de Alberto Machado Ayuso, director y propietario de Radio Granada, radiofonista con buen conocimiento de la materia, quien afirma que no había allí ningún transmisor en los días del Alzamiento, “puesto que él, que era el técnico, no lo sabía” (pág. 49). Sólo había contacto con Sevilla desde el Gobierno Militar, donde él mismo había instalado una emisora radiotelegráfica (no de palabra), que a menudo transmitía en clave, y no es muy probable que Valdés se desplazara a usarla. Eso no justifica a los falangistas, desde luego, ya que no hay justificación para el golpe de Estado contra el poder central de la República. Pero sí que es perfectamente legítimo escuchar los testimonios aportados por unos falangistas como los hermanos Rosales, que fueron los únicos cercanos a los hechos. Por eso, habiendo muerto éstos, me han sido muy determinantes los varios contactos mantenidos con Gerardo Rosales Jaldo, autor de El silencio de los Rosales, relato novelado de buena calidad de cuanto sucedió en aquellos días (Editorial Planeta, 2002). Él me indica que parte de sus familiares se pusieron contra él por determinadas afirmaciones contenidas en su obra. Pero me parece más culpable el testimonio de Ian Gibson al intentar llevar hasta Queipo de Llano la responsabilidad de la muerte del poeta. La militancia de izquierda es legítima, pero no hasta falsear la realidad. Sencillamente, como él mismo ha dicho en los últimos meses, seguimos sin saber de quién partió la denuncia primera contra García Lorca que ejecutó Ruiz Alonso. Y puestos a encontrar quién pudo ser ese denunciante original, los que funcionan alrededor de Ian Gibson comienzan a dar la razón a los franquistas, quienes desde el principio dijeron que los autores del asesinato habían sido “unos incontrolados”. Por ahí se mueve el documental del valenciano Borrachina, El mar deja de moverse, aparecido en 2006. Es la única respuesta aportada por los familiares del poeta fusilado tras la publicación del artículo de EFE que recogía mis afirmaciones de que fue la familia quien desenterró al poeta, con fecha 2 de enero de 2006. Pero para ese viaje no hacían falta alforjas, que se dice en Castilla. El pánico de los padres del poeta, aquella tarde Mientras sucedían estos hechos, nunca se ha contado apenas nada de qué hacía el padre del poeta, don Federico García Rodríguez, aquella tarde. Se sabe que la madre de los hermanos Rosales, doña Esperanza Camacho, al salir de su casa detenido García Lorca junto con Ruiz Alonso, lo primero que hizo fue telefonear a don Federico padre. Luego hizo lo mismo con su marido, quien dejó su comercio de ferretería para ir a hablar con don Federico, aunque no consta que lo acompañara más tarde. Éste, mientras, telefoneó a su abogado y hombre de confianza, José Manuel Pérez Serrabona, y los dos hombres se echaron a la calle para intentar hacer gestiones queriendo salvar al detenido. Tanto Gibson como Marcelle Auclair señalan que don Federico recurrió a su abogado “creyendo que podía hacerse algo por vía legal”. Pero la información que he recogido en Granada no indica exactamente eso. No fueron de tipo legal los pasos que dieron ambas personas. Es fácil imaginarse el terror que podía sentir el padre, que no sólo tenía noticias de todos los graves hechos que estaban ocurriendo esos días y los numerosos fusilamientos sin juicio previo que ya se habían producido en la ciudad, sino que a primera hora del domingo 16 de agosto, el mismo día en que detuvieron a su hijo, los sublevados habían dado muerte a su yerno, el alcalde republicano de Granada Manuel Fernández Montesinos Lustau, casado con Concha, la hermana del poeta. Es más, era perfectamente consciente de que ser detenido por los franquistas significaba que el interesado era rápidamente llevado al paredón para que lo fusilaran, sin más trámites. Nada sabemos de aquellas largas y difíciles horas, sólo he podido recoger testimonios poco sólidos de que don Federico y Pérez Serrabona llamaron a algunas puertas intentando tomar contacto con personas significadas que pudieran impedir lo que parecía inevitable. Pero tengo un testimonio de persona respetable que me parece perfectamente digno de crédito, y he procurado comprobarlo por varios otros lugares, aunque sin éxito en algunos pasos básicos. Por fortuna, la verdad de esos hechos se me ha confirmado por otros caminos indirectos, en número suficiente para considerar ese relato plenamente verdadero. El capitán franquista que quiso salvar a Federico Los hechos se desarrollaron, al parecer, en la misma calle Duquesa en que se encontraba no sólo el Gobierno Civil, como antes dije, sino también, puertas más arriba, la Comisaría de Policía, que allí sigue aún. Todo ello, a escasos 200 metros de la casa de los Rosales, donde fue detenido García Lorca. Un catedrático de la Universidad de Granada, que sorprendentemente insiste en que no revele su nombre, me indica que, muchos años después de la Guerra Civil, habló con el que en 1936 era capitán de Infantería Gregorio Garnica, que en aquellos años vivía casi enfrente de la puerta del Gobierno Civil de entonces, actual Facultad de Derecho. El edificio tiene ahora en la fachada el número 23, y la antigüedad de la placa numérica parece indicar que ese mismo número tenía cuando la Guerra Civil. Según este testimonio, que he respaldado con varios otros, eso fue lo más cerca del comandante Valdés que consiguió llegar el desesperado padre aquel domingo 16 de agosto a primera hora de la noche, tras regresar el capitán de su puesto en el frente de guerra de la ciudad aislada. El joven oficial que mandaba el puesto contiguo al de Garnica en dicho frente de guerra, con el que he hablado, me confirma que en efecto, el capitán tenía a su cargo una posición de gran riesgo en el Puerto de la Mora, sobre la carretera principal entre Granada y Guadix, por la que se esperaba un avance de las tropas republicanas, de lo que ya había habido un conato de ataque de cierta importancia en julio, aunque fue rechazado. Al parecer, el contacto con Garnica le había sido facilitado a don Federico padre por el médico de la familia, conocido de Pérez Serrabona. Pese a que el capitán Garnica no fuera persona determinante entre los íntimos de Valdés en el Gobierno Civil, ambos debieron pensar que la cercanía física de la vivienda podría hacer que Garnica interviniese en favor del poeta detenido. Y en efecto, bien pudo haber sido así, aunque la gestión no funcionó de hecho. El capitán, hombre íntegro según todos los testimonios que he recogido, se comprometió personalmente a salvar la vida de Federico García Lorca, pero indicó al preocupadísimo padre que si quería obtener la libertad de su hijo, era necesario que hiciera alguna fuerte donación económica a los sublevados, que andaban sufriendo notables apuros de dinero. Así lo indica el pequeño libro del profesor Manuel Titos Martínez, Verano del 36 en Granada, que recoge las cartas-informe que hacía el gestor del Banco de Granada al propietario de dicha entidad, Miguel Rodríguez-Acosta, de vacaciones en la vecina Portugal cuando se produjo el alzamiento de Franco. Ahí se indica entre otras cosas que en los difíciles días de ese mes en que Granada estuvo sitiada y sin contacto con las demás ciudades que habían secundado el alzamiento, apenas nadie entraba en el banco en todo el día. Manuel Titos Martínez recoge que, según el gestor del Banco de Granada, “el comercio, que vende más de lo que se sospechaba, no ingresa en los bancos nada” (pág. 136). Según me informa el catedrático y otras personas que también exigen el anonimato, don Federico regresó a su domicilio más tranquilo, y esa noche recogió prácticamente todo el dinero que guardaba en casa para entregarlo a los franquistas. Recordemos que, según me confirman quienes han estudiado el funcionamiento histórico de los bancos en España, en esa época se confiaba más en tener el dinero escondido en casa, en una caja fuerte si era necesario, que ingresado en los bancos. Para colmo, en los días de la sublevación franquista, las amenazas que se cernían sobre la II República española fomentaban la desconfianza de quienes poseían cierta cantidad de dinero, que estaban más tranquilos de esa forma. Es lo que indican las numerosas extracciones de capital que se produjeron en esas semanas. (En muchos casos, eso resultó contraproducente para numerosas personas, ya que los franquistas emitieron moneda nueva, con lo que los billetes de uso legal en la República quedaron sin valor, y los franquistas no los cambiaban si la ideología de quien los presentaban no era claramente cercana a la suya). Tras marcharse don Federico padre con su abogado Pérez Serrabona, siempre según el relato que me hizo el catedrático anónimo, Gregorio Garnica “pidió que le trajeran a Federico García Lorca a su despacho”. Ese dato no encaja. La situación de aquellos días en Granada, ciudad militarmente sublevada contra el gobierno central de la República, en la que se producían detenciones y altercados con cierta frecuencia, hace muy dudoso que el poeta detenido saliera del Gobierno Civil, incluso bajo vigilancia armada, para ir a la casa de enfrente, domicilio particular, pese a la condición de militar de Garnica. Además tenemos el testimonio del hijo de Valdés, que como hemos visto declaró a Molina Fajardo que a la propia esposa de quien tenía el mando le era difícil entrar en el Gobierno Civil cruzando la entrada en la que estaba la guardia. Lo más probable es que el capitán se desplazase al edificio de enfrente, sólo cruzar la calle, para encontrarse allí con el poeta. Y es probable también que, al hacerlo, alardease ante las autoridades de que estaba en sus manos conseguir que don Federico padre donase próximamente una alta cantidad de dinero. Hay quien me mantiene que sólo así se le permitió acceder a donde estaba detenido Federico. Tengo un testimonio que me afirma que “alguien”, que sigue siendo desconocido a estas alturas, aceleró el que Federico García Lorca fuera llevado apresuradamente a Víznar al saber que pronto podía producirse ese pago por parte de su padre, lo que lo dejaría en libertad. “Alguien” muy interesado en que Federico muriera, aún no sabemos por qué. Pero de nuevo aparecen por ahí acusaciones relacionadas con la homosexualidad del escritor, acusaciones que no he podido comprobar. Según dicho relato, el poeta, al hablar con Garnica, no sabemos lo que le dijo éste ni en qué actitud se dirigió a él, pero “sufrió un ataque de nervios y se puso a dar grandes chillidos”, causando un buen alboroto en el edificio. El catedrático me indica que “como esto perjudicaba a Garnica, éste dio por terminada la entrevista en ese mismo instante, dejando otros contactos para más tarde”. Si recordamos que debían ser las once de la noche del mismo día en que fue detenido Federico, el 16 de agosto, nadie podía saber que poco después el poeta saldría por la misma puerta que da a la calle Duquesa, para subir al coche que lo llevaría a Víznar, de donde ya no volvería. Es más, varios testimonios me indican que probablemente, los gritos de Federico puede muy bien ser que aceleraran su traslado al lugar de ejecución, como otro factor que debemos unir al que antes dije. Señalemos el detalle de que la sirvienta Angelina contó a Agustín Penón que había encontrado a Federico “muy ronco”. Son las típicas coincidencias laterales que sirven para reafirmar mutuamente dos informaciones, ya que no cabe haberlas inventado. Ese dato puede respaldar que, a pesar de las evidentes dificultades que la anciana tuvo que superar sin duda, se produjo en efecto una entrevista suya con “el señorito Federico”. Pero tuvo que ser en esa primera y única noche que el poeta pasó detenido en el Gobierno Civil, y la sirvienta niega que fuese a esa hora nocturna. La descripción que hace Angelina de la habitación en que estaba detenido el poeta también encaja. Es de subrayar que no describe la existencia en dicha habitación de ninguna cama, camastro o simple colchón en el que dormir. Hay unanimidad en que los detenidos que entraban en el gobierno eran trasladados rápidamente a la cárcel, o salían rápidamente de allí para ser fusilados. No pernoctaban en el lugar, pues. Último detalle que relativiza aun más esas entrevistas de Angelina: Gibson (que confunde el nombre del interesado, llamándolo “Benet” en la primera edición de 1971 en Ruedo Ibérico) y otras fuentes, Molina Fajardo sobre todo (pág. 44, con nota 15), señalan que Esperanza Camacho, la madre de los Rosales, había enviado al poeta unas mantas mediante un joven conocido como “el Bene”, en realidad Francisco Benedicto Domínguez Aceitero. Esa ropa de abrigo pudo servir al poeta para dormir esa noche, aunque fuera en el suelo, pero los demás testimonios indican que no fue así. Bien pudo ser que la familia García Lorca no lo supiera, y enviase a Angelina con comida y ropa para cambiarse. Pero siempre a última hora de esa tarde. Sólo que en agosto, en Granada hay luz hasta las nueve de la noche aproximadamente, lo que puede dar pie a la confusión de horas de Angelina para esa única visita suya al poeta. Sigue siendo difícil encajar el momento, desde luego. Pero lo subrayo: Molina Fajardo recoge los nombres completos de varias personas que, sabiéndolo o no el comandante Valdés, porque pudo ser que lo ignorase (véase ese testimonio que recoge: “Valdés está furioso, García Lorca ha desaparecido del Gobierno Civil”), vieron salir a García Lorca del Gobierno Civil rumbo a Víznar esa misma noche, para no volver. La noble intención de Garnica de salvar al poeta, por lo tanto, quedó sin poderse realizar. Pero es digno señalar que este hombre, entre los franquistas, dio los pasos que estuvieron en su mano para salvar la vida del poeta, de quien todos sabían su muy escasa definición política. Debo señalar que esa realidad, el hecho de que Garnica no pudiese cumplir su palabra, puede ser la razón por la que las hijas de Garnica se negaron radicalmente a hablar con Gibson, y recientemente lo hicieron también conmigo, pese a lo mucho que insistí para conseguirlo. Eran de muy corta edad entonces, desde luego, y es difícil que recuerden algo directamente. Pero otras fuentes menos directas me confirman que tanto la promesa hecha por Garnica como la visita de don Federico padre con su abogado al capitán de infantería fueron perfectamente ciertas. Me lo señalan como innegable hecho histórico, quiero decir. El pago del rescate pagado por don Federico Al día siguiente, a eso de la mañana, el abogado y hombre de confianza de don Federico García Rodríguez, Pérez Serrabona, entregó a los franquistas nada menos que 300.000 pesetas de la época. He hecho la cuenta según el cambio establecido históricamente, y esa cantidad equivale a 28.800.000 pesetas de los últimos tiempos de la moneda española. Como referencia de a qué equivalía ese dinero, Gerardo Rosales Jaldo me informa de que su familia tenía reservadas 50.000 pesetas para comprar todo un edificio de la calle principal de la ciudad, la Gran Vía. Era una verdadera fortuna, sí. Pero encaja en la mentalidad de don Federico padre, que era generoso por naturaleza. Su dinero le había llegado un poco por herencia y en parte por su primer matrimonio, y lo usaba con generosidad dentro de buscar la rentabilidad de las operaciones, como cualquier financiero que se precie. Se han contado en varios lugares algunas generosidades suyas precedentes que encajan con esta alta donación con motivo tan suficiente como para salvar la vida de su hijo, y la hacen muy creíble. Nos queda aún por saber dónde hizo el pago el abogado y a quién entregó esa alta cantidad. Tras pretender informarme de ello sin conseguirlo, he estado especulando con que la entregara al mismo comandante Valdés o a su secretario en el Gobierno Civil, pero hay datos que no encajan. Muy probablemente, pero insisto en que aún está sin confirmar, en lugar de hacerlo en el Gobierno Civil, Pérez Serrabona se desplazó a hacer el pago en el Gobierno Militar, que sigue estando situado junto al Arco de Elvira, en un edificio antiguo que fue convento de religiosas. El mando militar de la ciudad estaba esos días en manos del coronel de Infantería Antonio González Espinosa, enviado desde Sevilla por Queipo de Llano. Sabemos bien poco de este hombre, pero al menos no se conocen de él las crueldades que forman parte de la historia del comandante Valdés. Cuando Franco lo destituyó el 20 de abril de 1937, Valdés pidió incluso disculpas a los granadinos en el diario Ideal por dicha crueldad, lo que no era frecuente en los días de la Guerra Civil. No así González Espinosa. En el Gobierno Militar, los fondos eran bienvenidos, por supuesto. Pérez Serrabona era, además, hombre bien conocido en la ciudad como persona digna de respeto; es más, se le consideraba uno de los asesores de Valdés. Y, nos moleste o no, en una sublevación militar hasta las balas hay que pagarlas, por no hablar de la gasolina para los vehículos y la alimentación de los soldados fuera del cuartel. Los golpes de Estado, pues, también hay que pagarlos, y son caros. Manuel Titos recoge en su libro que el comandante Valdés en persona visitó varias veces el Banco de Granada para pedir préstamos bancarios con que cubrir sus gastos. Los mandos de los franquistas sublevados recibieron, por tanto, esa elevada cantidad de dinero con el máximo placer. Se ha señalado que en varias otras ocasiones, y no sólo en Granada, se produjo el hecho de que entregar una cantidad de dinero permitiera la puesta en libertad de algún detenido cuya culpabilidad no fuera manifiesta: los rescates funcionaban, pues. Contra García Lorca, sin embargo, actuaba el prestigio que éste tenía como escritor bien conocido ya en ese momento, que se había movido ya por toda España y, recordemos, viajado a Norteamérica y Cuba invitado por el mismo don Fernando de los Ríos, embajador de la República española en Estados Unidos. Sólo que en este caso el rescate llegaba tarde: al amanecer de ese mismo lunes 17 de agosto, Federico García Lorca había sido fusilado cerca de Fuente Grande, más allá de Víznar. El agradable pueblecito de las cercanías de Granada quedaba así marcado de luto para siempre en la memoria colectiva de todo el mundo de habla hispana. Y eso, a pesar de que algunas fuentes me insisten en que salió del Gobierno Civil sin conocimiento directo de Valdés, que es otro dato que está sin comprobar suficientemente. Porque en ese caso, ¿de quién vino la orden? Recientemente, al haber transmitido la agencia de noticias española EFE la noticia de mi investigación, que fue publicada en numerosos diarios de todo el mundo el 2 de enero de 2006, semanas después, y especialmente ese mes de agosto, al cumplirse el 70º aniversario del fusilamiento del poeta, Ian Gibson se refirió a esa noticia relativizando la cantidad que yo indicaba y calificándola de “astronómica”. Cabe señalar, sin embargo, que esa alta cantidad aparece reseñada en una nota a pie de página de la propia edición francesa de su libro en Ruedo Ibérico, concretamente la nota 50, página 95 de dicha edición francesa. Esa información ha sido recogida en las posteriores ediciones en español de la misma obra en dicha editorial. Gibson corrigió después el nombre de Serrabona, completándolo con el primer apellido, Pérez (posteriormente, los hijos añadieron el guión, convirtiéndolo en Pérez-Serrabona). Ian afirmaba haber confirmado esa gestión, como hice yo muchos años más tarde. Y aún me faltan por obtener algunos datos en esa misma línea. Por desgracia, en general los andaluces no somos minuciosos al guardar pruebas de los hechos ni documentos importantes que respalden nuestras afirmaciones, preferimos confiar en nuestra imaginación creadora. Sólo eso es lo que me impide presentar ahora informaciones que existen, pero aún no tengo del todo comprobadas. El resto, todo lo relativo al paso por el mando de Nestares en Víznar, la breve estancia en La Colonia de quienes iban a ser fusilados, el desplazamiento final y el momento de la muerte, los describen muy bien tanto Ian Gibson como Molina Fajardo, pese a que en la obra de éste hay que recomponer los hechos partiendo de diversas entrevistas que aportan relatos parciales. Últimos datos bien poco conocidos sobre los fusilamientos, aportados ambos por Molina Fajardo: al parecer, las víctimas fueron muertas con pistola, y por tanto desde relativamente cerca, no con los habituales fusiles. Pero lo que es más, fue un total de seis los que murieron, incluyendo a Federico, en contra de lo que se ha venido diciendo. En efecto, en la mañana que siguió a ese amanecer, Molina Fajardo señala que “la vigilancia que existía de noche en aquel sector y que hacía el servicio desde Víznar a Fuente Grande, observa lo que pasa, y por la mañana le da la novedad al capitán Nestares diciéndole que han fusilado a seis, que los han echado a un hoyo y que encima de todos los fusilados hay unas muletas, al parecer de un cojo. Al día siguiente, esta misma vigilancia vuelve a informarle de que han sido enterrados” (Molina Fajardo, pág. 68, que cita como fuente el testimonio de José María Nestares Cuéllar, nota Nº 38). Las muletas eran las del maestro Dióscoro Galindo, a quien le faltaba una pierna, y uno de los cadáveres era García Lorca. El múltiple fusilamiento se produjo en lugar que por ser medianamente plano se utilizaba como campo de instrucción, no lejos de Fuente Grande, y los cadáveres se enterraron usando los pozos existentes a un lado, cavados por haber estado buscando agua. Según parece, el cuerpo de Federico fue el segundo por abajo, y encima de ellos se colocaron los demás cadáveres. (La fecha del día 18 que facilita Manuel Titos Martínez sólo indica que en ese día se generalizaba la noticia de la muerte del poeta. No había demasiada rapidez en la información sobre los fusilamientos, pese a que algunos de los autores de los mismos se jactaran de haberlo hecho, lo que hicieron durante varios días). El dolor de unos padres destrozados Los esposos García Lorca confiaron durante dos días, e incluso después, en que se produciría la liberación de su hijo. Habían pagado tanto dinero a los sublevados, que cabía esperar un desenlace favorable. Sin embargo, en la tarde del mismo día en que habían fusilado al poeta, sin saberlo aún los padres, se produjo la siniestra anécdota de que uno de los asesinos, miembros de la “escuadra negra” que había asesinado al escritor, se presentó en casa de los padres para cobrar una cantidad, no hay unanimidad de si fueron 1.000 o 2.000 pesetas, mostrando una cuartilla escrita a mano por Federico García Lorca, probablemente en La Colonia de Víznar, donde pasó unas horas esa noche antes de ser fusilado. En la nota indicaba, según varios testimonios: “Papá, harás el favor de darle al dador dos mil pesetas. Federico”. La sirvienta le enseñó a don Federico la nota, y éste accedió a dárselas, incluso la madre del poeta salió a la puerta a hacer personalmente la entrega, y habló con el que la había presentado, creyendo que su hijo estaba preso en Víznar. Le dijo que si necesitaba algo, acudieran a ellos. Después, el mismo asesino habló con el chófer de los García Lorca, Francisco Murillo Gámiz, que estaba en la casa en el momento de los hechos, para amenazarle gravemente si revelaba algo sobre dicha nota (Molina Fajardo, págs 172-175). Los autores indican que se ha perdido ese documento, pero no lo creo. La familia García Lorca debe conservar esa última nota autógrafa escrita en vida por su hijo, a pesar de los traslados y cambios. Lo contrario sería muy negativo por su parte. Molina Fajardo es quien con más claridad señala que “en Víznar a veces retenían a los prisioneros durante meses obligándoles a trabajar haciendo carreteras y fortificaciones” (pág. 298). A eso se acogían los padres para soportar su dolor. Pese a todo, alguna tranquilidad tenían: habían pagado como rescate una cantidad tan alta que nadie podría resistirse a recibirla, y confiaban en que los franquistas actuarían en consecuencia. La trágica noticia tardó dos días en llegar a casa de los esposos García Lorca. Según indican varios testimonios, al conocer la muerte de su hijo como un hecho consumado, don Federico se vino abajo por completo. Indican que lo metieron en la cama y no se levantó en varios días. Cabe suponer el abismo que se abrió bajo los pies de ese padre que había entregado una buena parte de su fortuna para salvar a su hijo, y no lo había conseguido. Según Agustín Penón, “la hermana de Angelina nos dijo también que a don Federico le requisaron todo lo que tenía y le dejaron nada más que lo justo para que comieran” (pág. 298). En esto, como en otros varios momentos, hay que “leer entre líneas” lo que dice la testigo y reinterpretar su afirmación: no es que se lo hubieran requisado, es que don Federico había entregado voluntariamente casi todo el dinero que tenía en casa para salvar a su hijo, sin conseguirlo. Nada sabemos en concreto, pero debieron de ser horas de dolor extremo para los padres del poeta, ya que en aquella casa era la segunda muerte de un familiar que se producía en pocas fechas, tras el fusilamiento del alcalde de Granada, Manuel Fernández Montesinos, esposo de Concha García Lorca. Por desgracia, en toda familia se puede comprender lo que significa la muerte de un hijo, tras haber hecho todo lo humanamente posible para salvarlo. Sin embargo, la primera que reaccionó fue doña Vicenta, la madre del poeta, quien al parecer se repuso lo suficiente para actuar, aunque hay quien me afirma que la acompañó don Federico. Seguimos sin tener datos directos, y más aun en estos aspectos, pero al parecer, la señora acudió al Gobierno Militar acompañada por Pérez Serrabona, pidiendo hablar con el mando más alto, el coronel González Espinosa. Y ante el mando militar de Granada, al parecer, doña Vicenta soltó su dolor de madre, con las desgarradas lágrimas que es de suponer, para pedirle lo que en aquellas circunstancias era normal pensar: que, ya que habían pagado la cantidad que entregaron, les dejaran al menos recuperar el cadáver de su hijo, “para que no esté tirado en una cuneta, como un perro”, que es la frase que se ha dicho en otras ocasiones. La familia tenía la mínima compensación de que el alcalde Fernández Montesinos tenía una tumba en lugar sagrado en el cementerio, y querían tener algo semejante para su hijo, escritor conocido y ahora muerto. Nadie se resiste al dolor de una madre porque todos tenemos la nuestra, pero el militar se encontró además con la vergüenza personal, como militar celoso del honor de su causa, de comprobar que habían recibido un pago por un rescate cuya contrapartida, liberar al detenido, no había podido realizarse. Pero por testimonios, repito, doble o triplemente indirectos, aunque con fuerte apoyo documental sobre el que montar los hechos, podemos deducir lo que sucedió en los días siguientes, por órdenes del mando del Gobierno Militar de Granada. Y esta vez sí, lo más probable es que existiera consulta con Queipo de Llano en Sevilla, dado que en esta institución sí existía instalación radiofónica, aunque sólo para retransmitir telegráficamente con ella, con la que tomar contacto con dicha localidad andaluza. El mando falangista en Víznar: Nestares En Granada suele decirse con frecuencia que “quien lo sabía todo sobre García Lorca era Nestares”, ya fallecido. En buena medida es cierto, porque este eficiente militar afiliado a la Falange era metódico en su funcionamiento, y conservaba documentos y datos exactos, ya que la precisión es necesaria para un buen profesional de la milicia. Pero sólo en los días en que tuvo bajo su mando el sector militar de Víznar. El falangista capitán José María Nestares Cuéllar tenía a su cargo el mando de la posición avanzada de Víznar, que tenía asignado el control militar de las tierras al pie de la sierra de la Alfaguara (actualmente llamada Sierra de Huétor). Ésta se alza no lejos de Granada cerrando la Vega y separando la capital del cercano Guadix, localidad de dimensiones e importancia considerables que estaba en manos de la República y de donde habían partido ya varios tímidos ataques contra los sublevados granadinos. Por sus características de zona montañosa, era el lugar ideal para cualquier ataque contra la capital, que sin embargo la República, en aquellos primeros días de la guerra, dejó en simples tanteos de patrulla con escasas fuerzas. Más tarde, avanzada la Guerra Civil, en febrero de 1938 se libraron sangrientos combates para desalojar la posición llamada Peñón de la Mata, una abrupta colina rocosa en cuya cima se colocó una posición de artillería rodeada de pozos de tirador, prácticamente imposible de desalojar ni con ayuda de aviación. Con buena hoja de servicios como militar, de Nestares se han contado muchas actuaciones, pero es preciso indicar que salvó las vidas de numerosos acusados tomando en consideración factores humanos de las posibles víctimas que le enviaban para que fusilara. Entre ellos estuvo el que actuó como enterrador de García Lorca, “Manolillo el Comunista”, Manuel Castilla, que se libró por lo muy joven que era cuando lo subieron para ser fusilado, unos 17 años. Un testigo entrevistado por Molina Fajardo indica que “el capitán (Nestares) era partidario de no fusilar a nadie a cambio de que prestara servicio con las fuerzas...” (pág. 381). La elemental objetividad obliga a señalarlo, porque además, esa actitud suya originó un gran movimiento militar para hacer posible que los García Lorca recuperasen el cadáver sin que nadie se enterase, ni siquiera el mismo capitán Nestares. Durante bastante tiempo consideré que, en pura lógica militar, Nestares debió de saber lo ocurrido tanto con el asesinato de Federico García Lorca como la posterior recuperación de su cadáver por los familiares, ya que era el responsable militar del sector. Consideré que si no había dicho nada era debido a que el mando militar le impuso el secreto como orden de un superior. Sin embargo, una persona de toda mi confianza, que tiene también la de la familia Nestares y puede hablar con ellos sin el menor problema ni resistencia, me aseguró que los hijos del mando falangista no sólo no daban crédito a mis afirmaciones sobre el desenterramiento, sino que lo ignoraban todo sobre qué hubiera podido suceder en ese sentido. Y repito que esa persona que me hizo de contacto tiene toda mi confianza. Es más, al entrevistarse repetidamente con él Molina Fajardo, de falangista a falangista además, es decir, como camaradas, que es la expresión que utilizaban los miembros de Falange, Nestares le reveló numerosos detalles de cuanto rodeó al fusilamiento, incluyendo nombres concretos de las personas que estaban bajo su mando. Y para colmo, se me vino el alma a los pies cuando leí que el capitán Nestares en persona había acompañado a Eduardo Molina Fajardo al lugar donde se fusiló y enterró al poeta, afirmándole en rotundo presente: “Aquí está enterrado el poeta”. Es claro que si había habido desenterramiento por parte de la familia, Nestares lo ignoraba por completo. Y eso derrumbaba de golpe todo el edificio de mi investigación. Fue duro para mí comprobarlo. Incluso me eché a la calle a dar vueltas ese día, tratando de encajar mi gran decepción. De golpe, todo mi trabajo parecía estar equivocado. Pero, poco a poco, conseguí reordenar los datos de otra forma. Quedaba abierta una posibilidad de que yo estuviera en lo cierto. Y es la que mantengo, apoyándome en otros hechos. Los misteriosos traslados Gibson termina su obra de 1971 en el momento del fusilamiento del poeta, y no recoge apenas nada más de los días posteriores. Otros autores hacen algo semejante, ya que el hecho que motiva sus respectivas obras es explicar el inexplicable y criminal fusilamiento. Molina Fajardo, sin embargo, transcribe con gran precisión, usando su rigor científico de investigación que dice mucho en su favor como periodista, lo que sucedió esos días siguientes. Y me parece percibir que los hechos que se produjeron encubren mucho más de lo que directamente cuentan. Recordemos que, si García Lorca fue detenido el domingo 16 de agosto y fusilado, según mi propia información muy apoyada en el libro de Molina Fajardo, al amanecer del día 17, sólo el día 20 se restablecía el contacto de las fuerzas granadinas con las que venían de Sevilla, al producirse los combates cerca de la localidad de Loja entre las fuerzas franquistas del general Varela y los escasos efectivos republicanos, muy faltos de mandos. Pero Molina Fajardo recoge, por un lado, el “incidente con el teniente Morillas”, a quien se hizo venir del frente de la Alpujarra cerca de Órgiva, y llegó al lugar preguntando: “¿Dónde está el jefe, que vengo a hacerme cargo del sector?” (pág. 271). Por desgracia, el entrevistado en esa ocasión no recuerda fechas. Y continúa en las páginas-resumen del comienzo: “Casi simultáneamente, llegaron también a Víznar un grupo de falangistas sevillanos (...) que venían (...) con órdenes del jefe territorial de la Falange para hacerse cargo de la bandera de Víznar (testimonio de J. Mª Nestares, Molina Fajardo, pág. 67). Nestares respondió entre otras cosas que “la jefatura del sector no le había sido confiada por el jefe del provincial (de Falange), sino por el general Orgaz Yoldi. Su condición de militar le impedía entregar el mando sin una orden previa de sus jefes militares, y por este motivo marchó a Granada...” (pág. 68). Y el periodista reproduce que en la hoja de servicios del teniente Morillas figura que “el día 18 (de agosto), también por orden del gobernador militar de Granada, se hizo cargo del mando del sector de Víznar-Cogollos, relevando al capitán Nestares; el 20, y por orden de dicha superior autoridad, hizo entrega de nuevo al capitán Nestares del sector Víznar-Cogollos, quedando a las órdenes de dicho capitán” (pág. 68). Sencillamente, en esos días de ausencia de Nestares debió realizarse el desentierro del cadáver de Federico García Lorca y su traslado a otro lugar. Porque además, en esos días se movió del lugar a todos los que se encontraban en La Colonia, quizá para que no pusieran en peligro ese estricto secreto, nacido de la vergüenza profesional del gobernador militar de Granada, coronel González Espinosa. Que, obsérvese ese dato en la hoja de servicios que acabo de reproducir, era de quien procedía la orden al teniente Morillas de trasladarse desde Órgiva a Víznar. El testimonio de otro de los entrevistados por Molina Fajardo cuenta que, para protestar por la intromisión de los falangistas sevillanos, “Llegamos a la Jefatura del Movimiento. (...) Nestares entró acordándose de los muertos de los tres y diciendo que era una charranada que ellos le habían hecho. Respondieron que sería cosa de los militares, que ellos no sabían nada de eso. Nos fuimos entonces al Gobierno Militar, entrando Nestares y quedándome yo esperando fuera”. No sabemos lo que hablaron allí, pero sigue: “Salió encendido, indignado, diciendo: ‘Esto ya está arreglado’. Volvimos a Víznar y allí habló de nuevo con Morillas. Yo creo que no entregó oficialmente el mando”. Pero en la hoja de servicios figura lo contrario. ¿Pasó Nestares esos dos días ausente de su puesto en Víznar, dejando tiempo para que actuaran los García Lorca? Creo que sí. La tumba removida El libro que recoge el trabajo de Agustín Penón es el único que recoge el relato que le hizo Emilia Llanos del rumor que Antonio Gallego Burín había escuchado en Capitanía Militar de Granada: que “días después [del fusilamiento del poeta], dándose cuenta las autoridades del revuelo que esta muerte había causado, vino una orden probablemente desde el Gobierno Civil, para que el cuerpo de García Lorca fuera desenterrado y trasladado a una de las pozas, una fosa común donde había ya sepultadas treinta víctimas más. El comentario que se hizo a esta orden fue: “Vamos a ver si ahora son capaces de encontrarlo” (Penón, pág. 447). En mi opinión, este dato encubre una realidad similar. Es decir, transmite en realidad lo que de hecho fue el desenterramiento del cadáver del poeta. Pero lo retengo porque es otro de los rastros más cercanos que han sido impresos sobre lo que en realidad pasó. Y de nuevo deseo subrayar que, lamentablemente y mientras no consiga cerrar otras líneas de investigación que tengo abiertas, me es necesario moverme por conjeturas, a partir de testimonios indirectos de segundas o terceras personas. Pero que otros testimonios confirman como verdaderos. Para empezar, no sabemos nada cierto de quién componía el grupo que se desplazó a realizar la operación de desenterramiento, ni en qué vehículo lo hicieron, o si hubo más de uno, incluyendo o no un camión o camioneta ligera para transportar el ataúd. Porque tanto algún testimonio que así me lo indica como la opinión “técnica” del entendido en localizar e identificar cuerpos sepultados, el catedrático de Antropología de la Facultad de Medicina de Granada, Miguel Botella, me indican que no pudieron pasar 48 horas. “Pasado ese tiempo”, dice Botella, “nadie, ni siquiera yo que tengo costumbre, aguanta al lado de un cuerpo que ha entrado en descomposición”. Me indica que “dentro de un coche cerrado, es imposible que trasladaran el cuerpo. Imposible. Ya te digo, no aguanto eso ni yo”. El coche que tenían entonces los García Lorca era un Nash de 1935, según el conductor que trabajaba para ellos, que usaba el vehículo para su propio servicio mientras no lo llamaban. Eso nos indica que probablemente se utilizó además un camión o camioneta, con toda probabilidad de los que se usaban en las fincas que tenía en la Vega la familia. Las tumbas que se cavaban entonces para enterrar a los fusilados eran bastante de fortuna, la gente de Víznar recuerda aún que con frecuencia solían quedar pronto fuera alguna mano o algún trozo de ropa, especialmente cuando tras las lluvias, por aquellas torrenteras bajaba agua abundante, que removía los restos. Fuera quien fuera la “señora” que pasó por allí según los rumores que corrieron en Víznar y vimos al principio, participara en el grupo doña Vicenta o no (ya que no creo que, por fuerte que fuese, aguantara semejante trabajo), las personas enviadas por los García Lorca debieron ser trabajadores de alguna finca suya en la Vega de Granada, acostumbrados a remover la tierra por su condición de agricultores. En esa ocasión, al parecer, según algunos testimonios sin comprobar de forma científica, las personas enviadas por los García Lorca, tras abrir la tumba, recuperaron los cuerpos que estaban por encima del de Federico, sacaron el cadáver de éste y dejaron los demás en el lugar, marchándose según habían pactado con el Gobierno Militar. Otras personas acudieron más tarde, y trasladaron esos cuerpos a la fosa común, situada en lo que Penón llama “el anfiteatro”, es decir, la ladera arbolada donde el camino forma una gran curva, y que el acueducto allí existente, probablemente de época musulmana, por donde circula la acequia de Aynadamar, acorta camino salvando la gran curva. Es allí donde existen varias fosas, pero sobre todo una especialmente grande, donde los herederos de unos y otros de los allí fusilados depositan flores con frecuencia. Se cree, y el estudioso Gil Bracero lo ha señalado con precisión, que hay allí más de 1.400 cuerpos, más otros muchos en pequeñas fosas alrededor. En cualquier caso, en la tumba original donde se colocaron los seis cuerpos de los fusilados aquel amanecer incluyendo a García Lorca, actualmente no hay nada. Ya les comenté a algunos de los descendientes de los otros fusilados, el nieto de Galadí en primer lugar entre ellos, que recuperar sus cadáveres será realmente difícil. Se oponga o no la familia García Lorca a esa operación, esos descendientes de los otros fusilados tienen todo el derecho a saber qué pasó con sus antepasados. Pero realmente no va a ser fácil. Y claro, ese es el rumor que llegó a oídos de Gallego Burín y que reproduce Penón. “Vamos a ver si son capaces de encontrarlos”. El cuerpo de García Lorca, desde luego, no está allí, pero tampoco los demás. Y ese es el sonido original que produjo esos ecos. Ceremonia del último adiós Me dicen que el cuerpo de Federico fue introducido en un ataúd de cierre suficientemente hermético para evitar los malos olores lógicos en estos casos. Es algo que suele ser tenido en cuenta por quienes suministran esos ataúdes, tanto más cuanto mayor es el precio. Pero, así colocado, el cuerpo fue trasladado primero durante 24 horas a una finca en la Vega propiedad de los García Lorca; tengo varios nombres pero no he logrado saber cuál. Mientras tanto, varios trabajadores preparaban el subsuelo de la Huerta de San Vicente, a puerta cerrada y vigilando que nadie se acercase al oír los ruidos, para lo que se haría a continuación. Porque, ya de noche según me informan para mayor secretismo, cuando el vehículo que transportaba el ataúd llegó, se detuvo inmediatamente antes de la puerta de entrada, y bajaron el objeto funerario. Volvieron a cerrar puertas y ventanas, y ya al abrigo de todo tipo de curiosos, en el interior de la finca los familiares pudieron dar rienda suelta a su dolor. Porque debió de ser una escena realmente dura, si todas las semejantes en estos casos lo son. Pero, si nadie merece morir, quizá especialmente menos que nadie el poeta del Romancero gitano, niño grande siempre de broma y de vitalidad proverbial de la que nos hablan todos los que lo conocieron. La sirvienta que me dio las primeras noticias me indicó exactamente dónde está enterrado el cuerpo. No lo revelaré, para evitar morbos duplicados: dejo esa labor a la familia García Lorca. He visitado el lugar para comprobar si hay señales. Se han conservado en toda la casa las losetas antiguas de esa época, años 30, y nada parece indicar que hayan sido movidas para el enterramiento. Pero bien pudieron colocarse nuevas en su sitio, porque eran las habituales en esos años. En Granada capital no es fácil encontrar piedra de construcción ni granito, por ejemplo, como en otros lugares. Las casas de la Vega no suelen ser de calidad demasiado señalada, y la Huerta de San Vicente no es una excepción. No suelen usarse cimientos demasiado profundos, y se construye aislando la casa de humedad mediante una acumulación de piedras gruesas por espacio de metro o metro y medio de altura, apisonadas. Fue en ese espacio donde se abrió el lugar para que repose eternamente el cadáver del poeta que escribió: “Si muero, dejad el balcón abierto”. La casa conserva aún mucha de la vida que albergó en otros tiempos, pero... qué nueva dimensión tomaría si la familia decidiera revelar este secreto tan largamente guardado. Si son tantos quienes acuden a visitar la Huerta buscando las huellas del siempre alegre y sonriente Federico, cuántas más no desearían pasar por el lugar si supieran que es, incluso físicamente, el escenario de su “último viaje”... La familia ha recogido esa frase de otra gran escritora de que el camino que sale de Víznar y llega a Fuente Grande es “el mejor escenario que escogería un poeta para estar sepultado”. Qué decir de la Huerta de San Vicente, lugar tan cargado de recuerdos familiares, que se vería cien veces más resaltado con sólo revelar la verdad de lo ocurrido... Sólo cabe recordar, como final, y por reafirmar lo que personalmente me parece de la mayor evidencia, que voces del Ayuntamiento me indican que cuando la finca pasó a ser patrimonio municipal, la familia estaba plenamente dispuesta a ceder la propiedad de las tierras, pero insistió largamente en conservar la de la vivienda. Creo ver con claridad cuál era la razón. Cedieron al final, pero... ¿por qué no revelar la verdad, que los franquistas los engañaron, que pagaron una fuerte cantidad por conseguir un hecho irreparable que no pudo ser cumplido? ¿Por qué no funcionar con la verdad por delante, lo que no dejaría malparado en modo alguno el altísimo mito del escritor? ¿...Y además, permitiría que conociéramos un aspecto más del enorme cariño que ambos esposos tenían a sus hijos, empezando por el poeta y dramaturgo tan amado por tantos lectores y espectadores de sus obras en todo el mundo? ¿Qué ganan manteniéndonos a todos en el error respecto al que fue el último recorrido físico de sus restos, mientras afuera atronaba una guerra fratricida, mientras la fama del autor de tantas escenas hondamente conmovedoras no había hecho más que empezar a crecer hasta la altura inigualable que hoy tiene en todo el mundo de habla hispana? ¿Acaso revelar la única verdad, que Federico no era un militante de izquierdas sino una persona que quería ser tal cual era, por difícil de aceptar que fuese su condición? ¿Quedaría mermado en algo el gran nombre de quien fue su protector, Fernando de los Ríos, de su esposa Gloria Giner, de la hija de ambos Laura de los Ríos, figuras tan señeras todas ellas y tan cantadas por los biógrafos e historiadores? Lástima que, por terminar evocando la letra de una de las canciones del argentino José Larralde, poema en realidad de Víctor Abel Jiménez, que cantábamos en España cuando la dictadura franquista, “...y hasta parece mentira / pero es cosa señalada, / que de una sangre pareja / salga la cría cambiada”. Federico García Lorca no merece en modo alguno que su memoria se oculte por más tiempo a los ojos de los muchos, muchos miles que beben con devoción sus obras. *** Anexos La “mafia rosa” granadina El silencio que existe en torno al asunto García Lorca ha sido fomentado, además, por un grupo de personas que existe en Granada y llevan años funcionando en la sombra con tácticas heredadas de la militancia comunista, que en la actualidad utilizan aún para beneficio propio. Son profesores de universidad que son conocidos desde poco antes de morir Franco por sus hábiles conspiraciones para adquirir poder, que cuando el bloque soviético se ha deshecho, siguen utilizando los mismos trucos de la clandestinidad, pero sólo para ganar más poder personal. Dicen ser poetas la mayoría de ellos, y han ganado numerosos premios literarios, pero fuera de Granada apenas se conoce a ninguno de ellos por la calidad de sus escritos, y sí son nombrados por los trucos que emplean para aupar a los suyos. En las agencias literarias de Barcelona, por ejemplo, donde están las editoriales españolas más prestigiosas, se les conoce por sus tácticas de conspiración, pero nadie los cita como autores literarios de verdadera calidad. El esposo de Laura García Lorca, Andrés Soria, pertenece desde sus comienzos a ese grupo. Son conocidos, además, por el control casi exhaustivo que ejercen sobre varios premios literarios, sobre todo el “Ciudad de Jaén”, que ellos dominan. Usando sus atribuciones como profesores universitarios de literatura, han ido ganando premios literarios utilizando básicamente la táctica de organizar en Granada y ciudades próximas conferencias y actos culturales a los que invitan a autores de prestigio, adquieren así contactos y se ganan el agradecimiento de esas personas, que utilizan luego en su propio beneficio y el de los suyos. Aunque en cuanto comunistas odian todo lo relacionado con la religión, su funcionamiento podría resumirse con la frase del Evangelio: “Todo esto te daré si postrado me adorares”. Que podría traducirse: “Si agradeces el trato que te hemos dado, haznos en el futuro otros favores”. De esa forma han adquirido un renombre en el mundo literario, donde el autor casi siempre está necesitado de dinero, y suelen agradecer con ayudas futuras esos elogios a su obra, sean merecidos o no. Les aplican, de hecho, el aforismo romano “Do ut des”, te doy para que des. Por ejemplo, de esa forma han conseguido ganarse a los periodistas locales. Les ofrecen tal o cual favor o premio literario, elogian públicamente sus escritos lo merezcan éstos o no, y juegan con esos favores en el futuro. Lo cual no es nuevo en el mundillo literario, ya que en todas partes se funciona de forma semejante con frecuencia, he podido comprobarlo en Francia. Así han formado lo que en Granada se conoce como “García Lorca, marca registrada”. Como el profesor que fue origen de esa “mafia rosa” porque ésta se formó entre sus alumnos más cercanos, Juan Carlos Rodríguez, le dio a su gabinete universitario el nombre de “Cátedra García Lorca”, parecen suponer que esa denominación les autoriza a descalificar por completo a quien se atreva a hablar de la obra del poeta sin haber rendido pleitesía al citado grupúsculo, que lo llamaría Marcuse, ya que hablamos de comunistas... pese a hacerlo en la fecha actual. En ese sentido, mediante la buena posición adquirida por uno de los suyos, Azpitarte Almagro, en la Diputación provincial, se han convertido en prácticamente únicos receptores de las distintas subvenciones que esa entidad concede a los autores literarios y entidades culturales para organizar actos, cursillos y demás honores públicos. Es decir, si se crea un premio de carteles, o un certamen para premiar obras de teatro, o una amplia exposición de obras, o un ciclo de conferencias sobre tal o cual tema, ya se sabe que los primeros en opinar sobre ese tema o las obras que se premien o expongan o los primeros conferenciantes cuyas palabras se escuchen, van a ser alguno de los miembros de la “mafia rosa”, o aquellos que elijan los componentes de ese grupo. Puede imaginarse lo que eso representa en una ciudad como Granada, donde la universidad es la primera empresa local, sobre todo en el ámbito de la cultura. Si en español se dice que “de poetas y de locos, todos tenemos un poco”, he podido hablar con numerosos jóvenes que tenían aspiraciones poético-literarias o como pintores o artistas en sentido amplio, y la actuación de esta “mafia rosa” ha actuado sobre sus aptitudes y aficiones como una apisonadora, aplastándolo todo si no habían dado el paso previo de serles simpáticos al grupo de profesores de que hablamos. Es decir, actúan como examen máximo o centro de control para obtener licencia de actuación en el campo de la sensibilidad creadora. Si el joven autor no pasa el examen, encontrará que le es imposible publicar en la ciudad, en Andalucía o incluso en España. Porque además, he padecido en mi propia trayectoria que algunas editoriales barcelonesas o de Madrid, las más poderosas de España, recurren a ellos para conocer la valía o no de tal autor que procede de Granada. Los telefonean, y si el juicio que emiten sobre la persona no es favorable, se le cierran las puertas de acceso a las editoriales más fuertes, lo que equivale a condenar al abandono la obra en cuestión, por valiosa que fuera objetivamente hablando. Ya digo, lo padecí en persona con una de mis obras. Ese mecanismo de poder cultural ha sido utilizado por este grupo en lo vinculado con García Lorca. Es decir, se han hecho depositarios de todo cuanto está de una u otra forma relacionado con la figura del poeta, empezando por la gestión de la Huerta de San Vicente, la vivienda de verano familiar, cercana a la ciudad de Granada, que perteneció a la familia García Lorca antes de pasar a ser propiedad del Ayuntamiento de Granada en 1985. Los miembros de la “mafia rosa” han sido guías en esa propiedad lorquiana o se han beneficiado de tal o cual cargo relacionado con esa institución, que les ha permitido vivir de ello cuando no tenían un sueldo como profesores de la universidad. Omitiré aquí las numerosas anécdotas que se conocen en Granada vinculadas a ello. Lo lamentable es que, con el ocaso del comunismo y la escasa influencia actual de esas ideas en la escena pública, los profesores de la “mafia rosa” consiguieron el apoyo del partido denominado socialista, el PSOE, que los respalda desde hace años como únicos autores cuya opinión debe ser considerada en el campo lorquiano. Algunos de ellos, como por ejemplo el poeta Luis García Montero, adquirieron así el derecho a escribir una columna en la edición andaluza del prestigioso diario El País, cuyos contenidos jamás cita nadie, pero se sigue publicando semanalmente. Y otros profesores del grupo han adquirido trato semejante, pese a haber sido criticados a veces por instituciones vinculadas al mismo PSOE, como Canal Sur TV, por ejemplo. Y lo que es peor, recientemente, al acceder al poder municipal hace unos años el PP, representante de la derecha española, el hombre que ocupó la concejalía de Cultura fue Juan García Montero, hermano del antes mencionado poeta y profesor. Con lo cual, el resultado es que no sólo juegan con dos barajas, Partido Comunista y Partido Socialista, sino además con una tercera, Partido Popular, pese a ser de derechas. Es una de las razones por las que no puede publicarse en España nada que contradiga siquiera ligeramente la postura de la familia García Lorca, ni de la “mafia rosa”. Y es parte de cuanto hay detrás del gran montaje que el Ayuntamiento granadino de derechas ha construido en torno a la figura del poeta fusilado... por la derecha militar franquista. Sorprendente, pero cierto. Pero “todo es posible en Granada”, como suele decirse. El mismo Ian Gibson escribió durante pocos años en ese mismo diario El País, antes citado, una columna propia... antes de darse cuenta de lo que cualquier profesional del periodismo sabe: que esos escritos exigen trabajar durante toda la semana para darles contenido. El autor irlandés, buen investigador en lo lorquiano pero con sus límites como pensador amplio, abandonó finalmente esa columna tras haber dejado buen recuerdo de su paso, a pesar de lo indicado. En esa columna y en el mismo diario, Luis García Montero se pronunció en contra de que se mueva el lugar donde fue enterrado García Lorca, apoyando a la familia. Sus artículos suelen carecer de contenido, y en este caso tampoco dio razones claras de por qué esa intangibilidad del sitio, como nunca las ha dado la familia con la debida solidez. Uno y otros aducen razones estéticas, metafóricas, la belleza del escenario y similares; pero nunca han dado una respuesta clara ni una razón poderosa que excluya esa solución, que parece lógica si se tiene alguna duda de si el cadáver está o no en dicho lugar. Es lo que sigue intrigando a los lectores del poeta, es decir, a los muchos miles de seguidores que la innegable calidad de la obra de García Lorca mantiene en todo el mundo de habla hispana. Por otro lado, en 1994 el escritor de derechas y premio Nobel de Literatura español Camilo José Cela se refirió a Granada indicando lo impensable que era el que la ciudad no tuviese aún ni siquiera un monumento a Federico García Lorca, como tampoco una calle o plaza dedicada al poeta. Los autodenominados comunistas de la “mafia rosa” criticaron a muerte ese comentario, e iniciaron una larga polémica con otro grupo de escritores largamente excluidos de los favores de las instituciones oficiales granadinas. Al final de dicha polémica en el periódico local, único que existía entonces, Ideal, intervine yo con un doble artículo titulado (de forma premeditadamente rimbombante), “La agarrada escritoril a propósito de Cela”. Apareció publicado los días 10 y 11 de octubre de 1994. En el primero de dichos artículos señalaba los absurdos en que habían incurrido los distintos firmantes de la polémica, y en el segundo explicaba con cierto detalle, pero enorme buena voluntad y diplomacia, la existencia y funcionamiento de la “mafia rosa”. Ninguno de los miembros respondió a mis razones, pero uno de ellos, precisamente Andrés Soria, luego esposo de Laura García-Lorca, se presentó en el diario Ideal esgrimiendo como argumento que, según él, Fernando Guijarro “no era nadie” para publicar en dicho periódico. La respuesta que le dio el responsable de las páginas de opinión fue, pocos días después, publicarme otro artículo añadiendo bajo mi nombre, sencillamente, mi profesión: “Periodista”. Sin más comentarios. Andrés Soria actuó como respuesta a su manera, es decir, yendo a hablar con el director de la publicación, y consiguiendo que destituyesen al responsable de opinión, que fue relegado a otro puesto. En esa visita, además, insistió en afirmar que Guijarro “no es nadie” para publicar en el periódico. Y la corrupción de la prensa local consiguió que ya no me admitiesen más artículos en ese diario, mientras que los miembros de la “mafia rosa” seguían publicando los suyos. Es decir, por leer este asunto entre líneas, un periodista no es digno de publicar artículos en un periódico, mientras que un profesor de literatura, al parecer, sí lo es. Como diría el Quijote de Cervantes, “Cosas veredes, Sancho amigo, que son de causar sensación”. Como es de suponer, estos hechos sólo consiguieron aumentar mi motivación cuando me encontré por puro azar con el asunto que rodea los restos de García Lorca. Tuve doble interés en descubrir qué había oculto detrás de esos hechos. Tras haber salido a la luz en la prensa hace año y medio los resultados de mi investigación sin que nadie me respondiese nunca a ellos, el hecho debe haber molestado mucho al mencionado esposo de la heredera más nombrada del poeta, porque hace unos días me lo crucé por la calle, y abandonó su habitual posición aristocrática, exquisita e inalcanzable (muy propia, como puede verse, de alguien que dice ser comunista) para lanzarse a una lluvia de improperios contra mi persona, completamente fuera de sí. No tengo nada que decir al respecto, sino exponer lo que son los resultados de mi trabajo. Investigando la verdad sobre lo sucedido con el cadáver del poeta, sólo he ejercido mi profesión, que es la de buscar la realidad de los hechos. Si algo tienen contra eso, les respondo también con frase del Quijote: “Ladran, Sancho, luego cabalgamos”. Principales libros sobre la muerte de García Lorca La calidad de los escritos de Federico García Lorca ha merecido innumerables comentarios de tipo literario o análisis de contenido, ya sean los poemas, las obras teatrales o los textos de otro tipo. Pero en lo tocante a investigación sobre los hechos que rodearon su muerte, hay varios autores que merecen atención en primer lugar. Ian Gibson Lo he comentado frecuentemente en el texto, pero sigue siendo el autor que más domina el asunto García Lorca. Conocí a Ian cuando era un joven con escasamente los 30 años, con fuerte acento aún al hablar español, pero una explosiva vitalidad y esa alegría de un buen vividor y bebedor que resultan tan simpáticas. Nos hicimos amigos, hemos comprobado a menudo que lo éramos, y lamento que no me haya llamado desde que apareció la noticia de mi investigación, porque sin duda sigue teniendo mi teléfono y yo no he roto con su amistad. Pero, desgraciadamente, ha modificado algunos aspectos de su trabajo sobre García Lorca para adecuarlo a sus propios fines, que coinciden demasiado estrechamente con los del partido al que se afilió, el PSOE post-franquista, que tiene muy poco que ver, aparte del nombre, con el de Pablo Iglesias. Sigo utilizando muy en primer lugar aquellos libros que publicó en Ruedo Ibérico, que sin embargo el autor parece haber olvidado en numerosos aspectos. Uno de los más sonoros, que Ian reproducía allí el artículo publicado en Italia por el vasco Gabriel Celaya, en el que contaba cómo García Lorca le había dicho cuando estuvo en San Sebastián: “José Manuel es como José Antonio Primo de Rivera (el creador de la Falange Española). Otro buen chico. ¿Sabes que todos los viernes ceno con él? Pues te lo digo. Solemos salir juntos en un taxi con las cortinillas bajas, porque ni a él le conviene que le vean conmigo ni a mí me conviene que me vean con él”. Gibson explicaba a continuación: “El relato de Celaya demuestra que Lorca no estaba tan comprometido políticamente como quisieran hacernos creer algunos propagandistas de izquierdas (e incluso de derechas). José Antonio Primo de Rivera era un hombre inteligente y atractivo, de trato agradable, y parece que él y Lorca llegaron fácilmente a estimarse mutuamente. Este es el único significado de su amistad que no implicaba ninguna simpatía de nuestro poeta por el fascismo, aunque los apologistas de la Falange han tratado de demostrar basándose en ella la inocencia de su partido en la muerte de Federico, aduciendo que el poeta se orientaba hacia la Falange en el momento en que fue fusilado por ciertos elementos ‘incontrolados’ de Granada”. Otra de las muchas obras de Ian Gibson que tengo, no sólo de tema lorquiano, es la que apareció en Editorial Grijalbo, Granada, 1936. El asesinato de García Lorca (Barcelona, 1979). En esa obra, el primer capítulo se titula “Sobre el ‘apoliticismo’ de García Lorca”, y comienza: “Durante cuarenta años los propagandistas de Franco insistieron en que Federico García Lorca era apolítico y que su muerte había sido o bien un accidente o el resultado de alguna enemistad personal”. Y dedica todo el resto del capítulo primero a enumerar las numerosas firmas que estampó el poeta en manifiestos de izquierda, para demostrar así su compromiso político... mientras evita volver a nombrar las declaraciones de Celaya. Sorprendente. Pero creo que queda claro el cambio producido en la posición pública del autor. Que, pese a ello, sigue siendo quien más sabe sobre este asunto... y por descontado, estoy seguro de que sabe la verdad sobre el desenterramiento, por eso repite a menudo que conviene que se mueva aquel lugar, para que sepamos qué hay bajo tierra. Pero a la vez, “el que paga, manda”, y adula al PSOE porque de algo hay que comer. Ian ha seguido publicando libros, aprovechando en varios de ellos el enorme caudal de documentación que reunió sobre el poeta. El último de esos libros es El hombre que detuvo a García Lorca (Editorial Aguilar, Madrid, 2007), sobre Ruiz Alonso, el diputado de la Ceda. En esa obra y en algunas otras declaraciones públicas se comprueba que retrocede claramente en algunas de sus afirmaciones primeras, y se mueve ahora en la dimensión de dar crédito a la afirmación original franquista de que el crimen había sido obra de “unos incontrolados” poco relacionados con el franquismo. Pero es que al final, eso está resultando ser lo cierto. Y aún no sabemos los detalles. Agustín Penón Como este autor no llegó a publicar su obra en vida, conocemos sólo la edición que ha hecho de la misma la profesora Marta Osorio en la editorial granadina Comares, con el título Miedo, olvido y fantasía. Crónica de la investigación de Agustín Penón sobre García Lorca. La obra recoge el magnífico y minucioso trabajo de este autor sobre las huellas del poeta fusilado, que realizó en fecha tan temprana como 1955, en que visitó una Granada que en algunos momentos se me antoja prehistórica, porque yo nací en 1950, es decir, que en esas fechas tenía 5 añitos. El texto está claramente sin elaborar, y los capítulos que el autor catalán nacionalizado estadounidense en Puerto Rico iba escribiendo son en algunos casos prescindibles o necesitan una larga tarea de reducción y resumen de su contenido. Pero fue quien primero recorrió los caminos que diez años después seguiría Ian Gibson, y habló con la mayoría de los protagonistas de los hechos. Es emocionante, por ejemplo, cómo descubre un día que está hablando con Manolo el Comunista, que fue quien enterró a García Lorca. Y en el texto existen otros muchos momentos llenos de vida y un poco de intriga que llegan a tener sabor casi policíaco o de relato de espionaje. El resultado es una obra muy atractiva y escasamente conocida fuera de Granada, por desgracia. La editorial es pequeña e, incluso en el caso de que no conteste a los mensajes, vale la pena que se les insista en solicitar ejemplares de la obra incluso desde el extranjero, por ver si se animan a hacer una nueva edición, que llevan varias. Su dirección electrónica es comares@comares.com, y la de la página web de la editorial es http://www.comares.com. Animo a los lectores de estas líneas a que soliciten ejemplares, la obra vale realmente la pena. Además, como he dicho en el texto, hay aspectos de la personalidad del poeta que toca como nadie, por ejemplo la homosexualidad de Federico. Penón se acerca a la misma y habla con compañeros del poeta que comparten esa manera de ser, de una forma realmente ejemplar y con máximo respeto. ¿Supo algo Penón de cuanto he descubierto sobre lo que sucedió después de la muerte del poeta? ¿Acaso fue eso lo que hizo que nunca publicase el resultado de su trabajo? Dudo mucho que consiga saberlo algún día, pero siempre me quedará como el mayor interrogante abierto. Eduardo Molina Fajardo Me queda un poco la mala conciencia de haber abusado quizá en mis citas de los contenidos de este libro, titulado Los últimos días de García Lorca (Plaza & Janés, Barcelona, 1983). Pero desgraciadamente pasó en su momento demasiado desapercibido, a pesar de la fuerza y precisión de cuanto en él se dice. Como también indico en el texto, el gran problema fue que el autor, buen periodista y falangista, tardó demasiado en publicar su trabajo, mientras seguía entrevistándose con todas las personas que podían aportarle algo nuevo sobre el poeta su paisano. Pero sé muy bien que una investigación no termina nunca, siempre existen nuevos detalles que buscar, y eso hizo durante años este gran hombre. Otras personas han criticado su excesivo empeño en mostrar que la Falange no tuvo nada que ver en la muerte de Federico... sólo que esa fue estrictamente la verdad. Pero como también afirmo, desmonta eficazmente algunas de las más queridas afirmaciones de Gibson, y de forma contundente, con sólidas razones y testigos bien identificados con nombres, apellidos, fecha y hora en que se habló con ellos, que afirman con precisión determinados aspectos. El resultado es un mosaico de testimonios, unos más dignos de crédito que otros, algunos de ellos que divagan, pero otros muy precisos. Y las primeras páginas son un resumen previo que claramente costó un gran esfuerzo redactar y que de hecho funciona, pero no llega a eximir de la lectura cuidadosa, aunque algo difícil de precisar, del resto de las entrevistas. Sólo que en ellas se descubren muchas cosas, y es un aliciente. Marcelle Auclair Tardé en encontrar su libro Enfances et mort de García Lorca (Editions du Seuil, París, 1968), obra de la que se hizo buena edición española en México (Biblioteca Era, 1972). No fue muy conocido en su momento, pero la autora, que contó con la amistad de Ian Gibson y visitó Granada varias veces, aporta numerosos matices originales que ilustran sobre los hechos. Sin embargo, acostumbrados al trabajo minucioso y bien documentado tanto de Ian Gibson como de Agustín Penón, la obra peca en ocasiones de excesivamente metafórica, lo que refleja las aficiones de la autora por el mundo de la mística, campo en el que ha publicado varios libros. Vale la pena leerla, desde luego, aunque a estas alturas es difícil de encontrar. Gerardo Rosales Jaldo El sobrino de los hermanos Rosales, tan criticados en varios momentos como que algunos los acusan de haber sido uno de ellos quien denunció a Federico, publicó recientemente El silencio de los Rosales (Editorial Planeta, 2002), para explicar por qué su familia calló durante años. La obra, en forma de relato novelado, es muy útil para recomponer el ambiente general que se vivió en Granada aquellos días, aunque no contiene aportaciones muy rotundas. Pero es fácil de leer por la forma en que está escrita, y desde luego respalda perfectamente la posición de la familia, empezando por el papel desempeñado por los padres, Miguel y Esperanza. Al primero, el padre de familia, propietario de una ferretería en la céntrica plaza Bib-Rambla, se le impuso una multa de 50.000 pesetas por haber alojado en casa a alguien que era buscado por la policía franquista... aunque según nos cuentan los hermanos hubo varios más en esos días. La cantidad fue realmente importante, como he comentado, y obligó a la familia a posponer la compra de un edificio céntrico que debía realizar en esos días. Gerardo Rosales ha aparecido en público de forma muy digna en determinadas ocasiones, cargando con algunas de las culpas de su familia y defendiendo la posición de ésta en otras. Aparece también en el documental El mar deja de moverse, de Emilio Ruiz Barrachina, y se expresa con gran dignidad. En uno y otro momento, en mi opinión se ciñe a la verdad y cumple con perfección su deseo de esclarecer la realidad de los hechos, porque considera que la actuación de su familia fue globalmente correcta. Es difícil acusarle de que haya hecho mal, y su testimonio me ha sido esclarecedor en varios puntos fundamentales. José Luis Vila-San Juan Sería mejor no referirse a él. A la muerte de Franco, el ministro de Cultura fomentó que este hombre publicase García Lorca asesinado: toda la verdad (Editorial Planeta, Barcelona, 1975). Como dijo en su momento en Triunfo el antes citado Antonio Ramos, “la aportación de Vila-San Juan es mínima, por no decir nula, ya que incluso metodológicamente sigue a Gibson y apenas se aparta de él en la ambientación propia de cuanto rodeó la muerte de García Lorca”. Se trata de un intento, en mi opinión no logrado, de apropiarse de la verdad histórica en lo referente a este asesinato y salvar así la imagen de la derecha. Como digo, no creo que lo consiga, es decir que comparado con las otras obras es mejor olvidarla en su ridículo funcionamiento público. Apenas descubrió nada. Emilio Ruiz Barrachina Permítaseme incluir aquí este documental, editado en DVD, aunque no sea “biblo” para incluirlo en una bibliografía. Respaldado por varias televisiones autonómicas españolas, fue la única respuesta más o menos oficial de la familia García Lorca tras aparecer en la prensa la noticia de mis investigaciones... y no consigue respaldar lo suficiente la posición contraria. Incluye numerosos testimonios de personas notables, pero el guión del documental es confuso y debe ser visto varias veces para entenderlo en su totalidad y sacar conclusiones. La imagen es además superficial y claramente de relleno en varios momentos, ya que toma edificios históricos como el hospital granadino de San Juan de Dios, del siglo XVI, para filmar por sus patios a alguno de los investigadores, o los recoge aproximándose a la puerta del histórico Colegio Notarial, pero debe hacerlo en día festivo porque está cerrada. Efectismo visual barato, vamos. Creo que todo el documental hay que enmarcarlo en las apariciones que hacen en él los dos herederos más significados del poeta, Laura García-Lorca de los Ríos y Manuel Fernández Montesinos, hijo del alcalde republicano de Granada fusilado, haciendo declaraciones en las que repiten lo ya dicho en otros momentos. Lamento profundamente que al hacerlo, la filmación los recoja en la Residencia de Estudiantes de Madrid, centro histórico que ilustró muy claramente lo que fueron los deseos regeneracionistas de la Segunda República, “cuando ser republicano era una especie de religión” o nueva mentalidad. Lo lamento porque el lugar merece ser recordado de otra forma, y esas declaraciones desdicen mucho la memoria de su familiar, que evidentemente no se hubiera movido jamás en la órbita en que lo hacen estos herederos. Como digo, el documental no cumple las expectativas que despertó, ni aclara mucho. Es más, esboza de forma confusa algunas pistas de interrelación de los sublevados franquistas como Ruiz Alonso, a quien relaciona con el comandante Valdés y con la familia de Bernarda Alba, que fue la base sobre la que Federico escribió su obra. Pero no apura lo que empieza a exponer. Uno se queda con el vacío entre los labios tras comprobarlo. Por último, decepcionan los intentos de Ian Gibson que aparece filmado en el cementerio de Granada, asegurando enfáticamente que era imposible para García Lorca ser apolítico en aquellos momentos... cuando a continuación aparece Pepín Bello, que conoció en persona al escritor y compartió incluso con él habitación en ocasiones, afirmando que “Federico era el ser más completamente apolítico que he conocido”. Eso queda, pues, plenamente claro en este documental. Otras cosas no tanto. Pero en fin, vale la pena intentar conseguirlo, lo que en España es relativamente fácil. Yo compré varios ejemplares en unos bien conocidos grandes almacenes, que regalé a personas cuya opinión sobre la obra me interesaba conocer. Por qué la falta de nombres de informadores en este artículo A estas alturas de empezado ya el siglo XXI, en España disfrutamos de una democracia y un régimen de libertades públicas... en apariencia al menos. Porque si profesas una verdadera independencia, incluso como profesional de la información, y no cuentas con el respaldo de ninguno de los grandes partidos, en la práctica se alza a tu alrededor un insalvable muro del silencio. Y para demostrarlo, basta considerar que fue con fecha 2 de enero de 2006 cuando la prensa estatal española y mundial de los países de habla hispana reproducían la noticia de la agencia EFE que hablaba de mi investigación sobre García Lorca indicando lo principal de mis averiguaciones. Como es fácil suponer, informador como soy, he pretendido una y otra vez que alguno de los grandes medios de comunicación de mi país me publicara un relato de los hechos que iba descubriendo. Ninguno de esos medios accedió a hacerlo, y podría dar una larga lista de nombres, tanto de publicaciones impresas como de medios audiovisuales que, tras leer o escuchar un resumen de mi investigación, se negaron a publicarme nada. Es más, un señalado diario de Barcelona, tras hacerme escribir “todo lo que supiera, con la mayor amplitud posible”, no sólo no me publicó finalmente el trabajo, sino que me consta de forma indirecta que le hizo llegar a Ian Gibson una copia de mi artículo. Quede dicho, no sólo para que otros países de habla hispana sepan que la democracia en España tiene mucho de formal y de vacía parezca lo que parezca desde lejos, sino que las traiciones de los profesionales de la información a los propios compañeros existen, y de qué forma. No me hablen luego de “eso son las eternas envidias entre compañeros”: aquí tienen hechos innegables. Y puedo decir que he pasado fuertes apuros económicos, porque nadie da subvenciones para una larga investigación como ésta. Es más: como indico en el texto, por un lado me llegan referencias de que en Granada, el que la familia desenterró el cadáver del poeta es “un secreto a voces”. Todos lo saben, pero nadie quiere hablar. Me consta que la mayoría de las autoridades locales granadinas conocen la realidad, pero secundan con verdadera complicidad la falsa imagen del poeta fusilado Federico García Lorca como un militante fervoroso de izquierda, y de un determinado partido histórico además, a quien el régimen franquista hizo desaparecer asesinándolo. Es lo que hay detrás de hechos que me sorprenden tanto como el que también indico: que todo un señor catedrático de universidad, con un sólido curriculum detrás e instalado en un confortable despacho académico, me haga revelaciones importantes pero se niegue a la vez a que revele su nombre, “porque me pueden hundir la carrera”. “¿Quién?”, le pregunto. “Sabe usted perfectamente quiénes”, me responde. Y no ha sido, ni mucho menos, el único caso. Por otro lado, el pueblo llano me ha transmitido los ecos que le han llegado de los mismos hechos con más que suficiente credibilidad, pero nadie ha aceptado tampoco que revele sus nombres. La razón en este caso es que “tienen algo que perder si lo hacen”. Y se trata ahora de subvenciones oficiales de la Administración, tanto en forma de créditos agrícolas o ganaderos como cantidades que se cobran por no cultivar determinados productos para cuyas cantidades la Unión Europea tiene fijado un techo, o pensiones de jubilación, o ayudas públicas por conceptos diversos. Es decir, que los “andaluces de Jaén, aceituneros altivos”, que decía el poeta, o de otras provincias, callan porque el poder político los compra con subvenciones varias. Elocuente, como verán. Y por remitirme al comienzo de mi artículo y de esta larga investigación, en el origen tengo el testimonio de una anciana que, siendo el testigo máximo y casi la única persona que me proporciona informaciones lo suficientemente directas, se niega a que revele su nombre “porque le pueden quitar su pensión de vejez”. No sirve de nada insistirle en que eso es imposible, que si se produce podríamos explotar ese atentado contra sus derechos: la anciana sólo quiere morir tranquila... y quién con algo de sensibilidad humana en sus adentros puede romperle ese deseo. Pero por un lado, hay cierta izquierda que, sin serlo en rigor, ya que sus componentes son más bien señoritos trajeados que se mueven sobre falsedades, pretende mostrar a Federico García Lorca como lo que nunca fue: un militante de su partido e ideología. Cuando el magnífico poeta, brillante dramaturgo y escritor enormemente fértil era, ante todo, un niño grande que jugaba con cuanto caía en sus manos, grandes conceptos incluidos, y buscaba más que cualquier otra cosa la libertad. Por eso firmaba textos que prometían para España una nueva libertad de costumbres en que todo estuviera permitido. En primer lugar, para él, ansiaba libertad para ejercer su verdadera condición sexual sin mantenerla oculta. Y eso fue lo que percibió claramente quien fue un poco su padrino en lo público, don Fernando de los Ríos, cuando lo invitó a ir a visitarle en Nueva York y luego que se desplazase a Cuba: sabía que su carácter se abriría enormemente, y su personalidad maduraría, cuando le fuera posible actuar como verdaderamente era, en su más profundo interior. A la vez, la derecha española tiene encima aún una gran mala conciencia respecto a la muerte de Federico García Lorca, aunque su vinculación con el franquismo sea lejana, teóricamente al menos. Todo el mundo, incluso los más franquistas, intuye o es consciente de que la muerte del poeta fue una grave injusticia que ninguna razón sólida justificaba, e intentan quitarse de encima las culpas multiplicando sus honores al gran escritor desaparecido. Todo ello me ha ido dejando con muy poco entre las manos. En largos años de investigación he cosechado numerosos testimonios, pero muy pocos de entre ellos pueden aparecer en público con un nombre respaldándolo, como hubiera sido mi deseo. Lo cual, lógicamente, disminuye la importancia de mi trabajo... siendo éste enormemente claro para darlo a conocer. La primera justificación me la dio un guardia urbano de Granada, muy conocido en la ciudad, que presenció el reportaje que sobre mi trabajo emitió la cadena autonómica andaluza de televisión Canal Sur, en la misma fecha antes indicada en que la agencia EFE transmitió la noticia de mi trabajo. El agente me paró por la calle llamándome “chaval” (lo que me resulta tanto más agradable cuanto más lejos estoy de serlo), para preguntarme: “¿Cómo llevas lo de García Lorca?”. Tras contarle que no conseguía publicarlo, me dijo: “¿Sabes lo que te digo? Que esos mismos meses que han pasado sin que te publiquen son tu mejor respaldo de que es cierto. Si fuera mentira algo de lo que dijiste, ya te habrían despellejado vivo en público de mil maneras”. Y no sabe lo que le agradezco que me dijera aquello. Son los alientos que ayudan a seguir. Es decir, que puedo asegurarles que mi investigación ha sido seria al máximo. Pero “las circunstancias”, es decir, los distintos partidos que ocupan la escena pública española y sus políticas concretas, me impiden respaldarla con los nombres necesarios. Peligran sus carreras, trabajos y ocupaciones, piensan los informantes. Con lo cual, el periodista se siente un poco lagartija al sol, vulnerable ante la primera Gran Vulgar Personilla que quiera darle un pisotón para sentirse autoridad haciéndolo... Pero, como periodista, sólo puedo presentar el placer incomparable que comunica el conocimiento de la verdad. Es dura de alcanzar, pero cuando se confirma que lo es por uno y otro camino, esa verdad resulta impagable. Con sólo ese consuelo se queda uno, al final. Porque la verdad sigue siendo la más fuerte, y “antes se atrapa a un embustero que a un cojo”, que se dice. Por descendientes indignos de personaje famoso que fueran los autores de la falsedad. Recurso técnico que indicaría tantas cosas Como suele suceder, existe un recurso de la técnica actual a la que tan acostumbrados estamos a recurrir en estos tiempos, y cuyo empleo esclarecería muchas cosas sobre el misterio García Lorca que aún existe. Y el simple hecho de que los familiares del poeta no hayan dado permiso aún para que se emplee esclarece muchas cosas. Es decir, usarlo sería muy útil, pero que no autoricen su uso señala sencillamente muchas verdades no reveladas. Es el llamado georradar, aparato electrónico de uso habitual entre los geólogos e incluso los arqueólogos. Como su nombre indica, produce sencillamente ondas electromagnéticas capaces de trabajar bajo el suelo, que se transmiten a un ordenador en cuya pantalla ofrecen, desde luego no una imagen con claridad de televisión, pero sí una especie de radiografía del terreno, señalando los bultos que allí existen, dónde están las formaciones de roca, en qué punto cambia la composición de la materia, etc. Para quien tiene costumbre de usarlo, me indican que es sencillo como unos rayos X para los médicos, aunque menos claro. El diario español El Mundo, entre otros, ofreció hace años en su suplemento Magazine un artículo sobre el uso de este instrumento, que según indicaban estaba próximo a ser usado para localizar los restos del poeta granadino. Aparecían en el artículo varias imágenes del aparato, en una de sus versiones. Mediante el Google he encontrado algunos otros modelos. Pero es que preguntando por la Universidad de Granada descubrí que existen al menos tres de esos aparatos, y uno de los profesores me indicó que “deben de haber varios más. Es como los rayos X, que nadie sabe cuántos hay, porque todos los médicos suelen tener uno en su consulta...”. He hablado tanto con el catedrático de antropología a quien nombro en el texto Miguel Botella, viejo amigo de otros tiempos míos, como con el profesor titular de medicina legal y forense, que los dos forman parte del Gabinete de Medicina Legal y Criminalística del Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología, con sede en Granada. Tras tan pomposa denominación, resulta que los dos son personas entrañables, con esa sencilla grandeza que tienen los sabios que realmente saben, valga la redundancia, de su materia respectiva. Por algo dieron cursos en Estados Unidos sobre identificación de restos, han viajado por medio mundo, especialmente Sudamérica, para identificar cadáveres sepultados como fruto de las dictaduras, y el mismo FBI consulta con ellos ocasionalmente para pedirles su parecer sobre determinados aspectos. Son dos autoridades mundiales en materia de identificación, por decirlo brevemente. Y encima, de trato enormemente agradable, ambos. Están de acuerdo en que pasar el georradar por donde se sabe que enterraron el cuerpo de García Lorca es perfectamente factible. El alquiler de la máquina es costoso por su complejidad, pero existen organismos que estarían plenamente dispuestos a financiarlo. Utilizar la máquina dejaría, todo lo más, la huella de una rueda al avanzar sobre el terreno, es decir, nada y menos. Y estuvimos debatiendo en varias ocasiones por qué no utilizarlo en aquel lugar. A grandes rasgos, me dijeron que la única limitación es legal: los terrenos donde se sepultó a García Lorca son ahora propiedad de la Junta Autonómica de Andalucía, que es la que debe conceder la autorización. De momento no la ha dado, porque quizá esperan a que den su conformidad los García Lorca. Pero después de largos debates muy científicos y con gran seriedad, uno de ellos me dijo sencillamente: “Yo estoy contigo, Fernando. Cuanto más empecinamiento pone la familia en que no se toque el lugar donde enterraron a García Lorca, más claro está que allí debajo no hay nada”. Así que ya ven: incluso apoyándose en la técnica, viene a resultar que “la callada por respuesta ya es una respuesta”. Que hay pocas cosas tan elocuentes y habladoras como el silencio de la familia del poeta. Quizá sea una especie de metáfora técnica, tan propia de los juegos de palabras que tanto le gustaban a Federico... ** Fernando Guijarro Arcas hamra@telefonica.net Escritor y periodista español (Granada, 1950). Estudió derecho en su ciudad natal y periodismo, psicología, urbanismo y sociología en Barcelona. En 1980 un guión suyo fue premiado para Toutain Editor, de Barcelona. Para él elaboró numerosos otros guiones, dibujados por diversos profesionales de la historieta. Producto de sus viajes al Sahara Occidental, donde fue testigo de la guerra del pueblo saharaui con Marruecos, es su libro La distancia de cuatro dedos (Barcelona, 1997). Trabaja desde entonces para la República Saharaui, aún no reconocida como Estado por el mundo. Ha ganado varios premios literarios de cuento, así como por su novela corta Nunca superó lo de Beirut (Granada, 2000). === Else Lasker Schüler, malquerida Elsie Luisa Futoransky =========== Ser poeta no es fácil en ninguna época y siendo mujer entre las postrimerías del siglo XIX y mediados del XX, menos. Else Lasker Schüler nos enfrenta ante un espejo muy difícil de atravesar, la creación de mujeres en situaciones límite. Hace años que su figura, sus letras me acompañan. Tiene por separado los ingredientes de indefensión y arrogancia. Menosprecio por ser menospreciada. Violencia y sumisión. Y tanta penuria, tanta miseria. El telón de fondo que constituye su judaísmo no es aprehendido sino compuesto por fulgores brutos y ancestrales. Pero sobre todo Else es voz interna, es ese hilo rojo, esa cuerda inexplicable, que persigue hasta sus últimas consecuencias y es la poesía, su poesía. Un don y un destino. “Todos gustan de mis poemas pero nadie ama mi corazón”, solía afirmar lúcida y punzante. Paradójica suerte la de Else Lasker Schüler: en su época los alemanes condenan sus libros a engrosar el montículo de los condenados a la pira por entartete art, arte degenerado. Y eso poco después de que se le concediera la más alta distinción de las letras alemanas, el premio Kleist. Cuando en el trágico 1933 llega por primera vez a Israel no la quieren bien, es decir no la leen, porque escribe en la lengua del enemigo, la lengua anatematizada. Ahora sus “malas patrias”, Alemania, tierra natal, e Israel, tierra de su sepultura, se la disputan, rasgándose las vestiduras, pretendiéndola su poeta nacional. A Else, el estado en que encontró el mundo nunca le convino, no le quedaba otra que modificarlo. A la manera del Que No Se Nombra, fue llamando de un modo suyo y otro su circunstancia, empezando por ella misma, obvio. Cambió su edad, la profesión de sus abuelos, el grado social y el nombre de maridos y amantes. Un versículo bíblico dice que “a los tibios hasta D.os los vomita”. A Else se la podrá calificar con muchos adjetivos; con el de tibia, jamás. Aunque ello no garantice a nadie ser recogido en Su regazo, ni en otro más temporal tampoco. Para ella, Sulamita, Príncipe de Tebas, Príncipe Jussuf, Tino de Bagdad, para su abuelo Gran Rabino de Wupertal y Renania, fueron algunas de sus fabulaciones para poblar su árbol de la vida. Las realidades fueron más descarnadas, ya que con frecuencia dolor (muerte temprana de un hermano y de su único y tan amado hijo, ambos llamados Paul), terror (ascensión del nazismo), y miseria (su escritura nunca la recompensó ni remotamente a la altura de sus necesidades) hicieron nido en los muros de los subsuelos tan húmedos donde vivió, precarios siempre. Por ejemplo, a su segundo marido, el crítico y compositor Georg Lewin, lo rebautiza Herworth Walden. Es la época de la revista y galería Der Sturm. La época del entusiasmo, con su intuición infalible, por artistas de la talla de un Trakl, un Grosz o un Kokotschka. La fuerza para designar los personajes de su cosmogonía es tal que Walden, tras la ruptura, conservó a lo largo de su vida el nombre con que Else lo bautizó. Un librero entrañable y longevo de Jerusalem, amigo de Gershom Scholem y de Martin Buber, la recordaba —me confió— en el único café por entonces de los insomnes de la ciudad, Attara; estrafalaria, casi desarrapada, excéntrica siempre y sin un céntimo para pagar su magra consumición, extrayendo para ello papelitos dorados del seno y entregándolos al destemplado camarero como si fueran joyas o soles. El pulso de la ciudad en 1945 no estaba para comprender ni aceptar extravagancias tales. Ni hoy tampoco. Los amores de paso; urgentes, vestidos con harapos ilusorios, nunca arroparon su desnuda indigencia material ni afectiva. Ella creyó, sabiendo acaso lo imposible de la empresa, que podía modelar su vida. Que con palabras repetidas como una letanía, como un encantamiento, se podría aniquilar a los tiranos, prodigio ya efectuado por las trompetas que derribaron los muros de Jericó. El juicio lento y tardío de la posteridad le fue reivindicatorio. El 20 de noviembre de 2003, en su discurso de aceptación del premio Nobel de Literatura, Elfriede Jelinek rinde homenaje a la poeta, “ya en la escuela adoré la extravagante, exótica y colorida figura de Else Lasker Schüler. Lo que más quería era escribir poemas como ella, e incluso si no hubiera escrito nada, igual me habría marcado y tanto”. ¿Qué hago aquí? Aceptación y búsqueda del Graal son términos clave de la indagación emprendida por Else. Pronto supo que sólo el Camino existe, el Graal no. De ahí que, naturalmente, ninguna búsqueda pudo saciar a tan exigente peregrina. Por tres veces, gracias al mecenazgo de una pareja de amigos, llegó a la Tierra Prometida, hasta que la última, en 1939, Suiza ya no le otorgó más la visa de regreso y quedó anclada en esa tierra que se convirtió entonces en el denominador común de todas las decepciones y resquemores. ¿Qué hago aquí? es el título con que recogió la correspondencia mantenida en la época con la poeta el editor Salman Shocken, refugiado en Estados Unidos. Los reproches a la Jerusalem terrestre son bien amargos. Rigor del clima, rudeza de la gente, falta de cines, de vida literaria, de cafés; de, de, de... Freud le hubiera explicado que “siempre se ama la prisión de la cual uno se ha liberado”. En Elsie también prima para el desconsuelo la nostalgia por la tierra natal del expatriado. Su obra mayor, El piano azul, está dedicada a “los amigos y amigas inolvidables de las ciudades alemanas, a ellos que como yo fueron arrojados y están dispersos en el mundo. ¡En la mayor fidelidad!”. ¿Estrella o búho? Else Lasker nació en Elberfeld, Wupertal, el 11 de febrero de 1869 y nos dejó el 22 de enero de 1945 en Jerusalem. Creció en el ambiente normal para la época de una familia judía muy bien asimilada, y se fue en medio de una rotunda pobreza en la ciudad faro de sus Baladas hebreas. Entre una y otra fecha la “Musa de Berlín”, la “Estrella de Weimar” como la llamarían después, supo en carne propia de guerras, persecuciones, amoríos, matrimonios y divorcios, un hijo único dibujante muy talentoso y adorado que falleció joven de tuberculosis, desarraigo y casi todas las pestes, pero también las exaltaciones que sólo la gran poesía suele brindar a sus más eximios cultores. Se sabía de figura ingrata. ¿Tenebrosa o búho? Optó por la primera simplemente porque las realidades del mundo de noche eran algo menos nefastas que las del mundo de día. Tuvo que ser muy audaz para hacer tanto con naipes tan marcados. Por efímeros mendrugos ficticios o reales cayeron sus ropajes y se elevaron imágenes y palabras mientras ella seguía tiritando. Los que la frecuentaron, los poseedores de falsas virilidades, solían decirse con jactancia, admirados: —¡Y con tan poco ella escribe poemas mayores! ¿Cómo hace? “El más destructor de los escritores expresionistas” define sin ambages Pierre Deshusses a Gottfried Benn, uno de sus muy amados. No sólo destructor, sino que durante un periodo de su vida fue nazi y bien convicto. Triste el amor desmesurado que por una vuelta muy cruel del destino se convierte, aunque sea a distancia de la historia personal, en enemigo mayor. ¿Qué pudo haber deslumbrado a Else en este joven médico a quien llamó Giselheer? Seguro que no la profesión pues era la misma de Berthold Lasker, el marido de quien acababa de divorciar. Tal vez su lenguaje de furia, trueno y escalpelo, lo escabroso de sus temas donde la muerte siempre es protagonista, y por ende, la morgue su trono. Así describe Else a Franz Marc sus sentimientos tras la ruptura con Benn: “Desde que perdí a Giselheer ya no sé ni reír ni llorar. Me cavó un hoyo en el corazón. No sangra. Está abierto, como el fondo de un ojo arrancado”. Franz Marc, su “caballero azul”. “La más fuerte y la más impenetrable fuerza lírica de Alemania”, como la situó el gran crítico de la época, Karl Krauss, se lía de íntima amistad con Franz Marc, grande entre los grandes pintores del expresionismo. Testigo y testimonio de sus lazos afectivos y artísticos es su correspondencia pictórico-literaria, que comenzó a publicarse en revistas de los años 1915 para finalmente ser en parte editada con el título de Botschaften an den Prinzen Jussuf, Mensajes al príncipe Jussuf. Esta época de la correspondencia de Lasker Schüler, preservada en los archivos de literatura germánica de Marbach y Neckar, es indispensable para comprender el turbulento período artístico no sólo en la obra de Marc, el Jinete azul y Elsie, su Príncipe Jussuf, sino también en la de sus contemporáneos. El capítulo, compuesto por una treintena de tarjetas pintadas y textos, establece parámetros de interacción entre pintura y poesía. El vaso comunicante se cuece, transfiere, dilata, en alambiques de azules infinitos. “Como el soplo azul del viento” o “la escucha de Dios”, dirá Elsie. Azul, como el ángel de los cabarets berlineses de Sternberg, como el período más azul de Picasso, o el de la noche estrellada y final de Van Gogh. No puedo obviar decir, sin embargo, quedamente, que no es la plástica lo que me deslumbra en Else y no sólo en ella sino en los escritores que se aventuran en la azarosa experiencia del dibujo, la pintura y el color. Algunos llegaron incluso a tener sitial privilegiado en los museos como es el caso de Henri Michaux o Jean Cocteau. Alberti, Lorca, Pizarnik tienen en sus dibujos algo en común con los de Else que no sé definir muy bien: el trazo es similar, y el todo inconfortable. El resultado no tiene la obsesión ni la densidad de los exponentes del arte bruto, la ingenuidad salvaje de los niños o la música de un Klee. La mano aquí querría sustituirse a la palabra que ya cumplió su cometido con sanguina más exacta. Para mí este rubro de Lasker no escapa al sentimiento un poco vergonzante que me provoca el arte de sustitución defendido con orgullo y fiereza —por más débil—, por los propios cultores cuando a todas luces no pasa de ser un mero violín de Ingres. Afortunadamente de este periodo laskeriano donde consolida un rarísimo equilibrio entre vanguardia y clasicismo, sobre todo nos queda la palabra. Y la escena. Para Else Lasker Schüler “el teatro es poesía ambulante”, concepto que vierte y defiende con empeño en Ichundich, una de sus últimas obras de lirismo ceñido, paroxístico, escasamente representada. En francés se publicó como Moietmoi (1940-1941), en castellano daría algo como Yoy-yo. (No existen trazas de si fue publicada o representada en español). En esta obra Else hace tiritar a sus personajes, entre ellos los más altos jerarcas nazis, en el guehinom, sinónimo hoy de infierno, de foso del diablo, de tierra árida de los suplicios, situada geográficamente en el valle peñascoso de Jerusalem, allí donde en algún momento de la historia se sacrificaron los niños a Moloch y en la actualidad encuentra estancia la cinemateca jerosolimitana. Ella descansa en cambio en el Monte de los Olivos. ** Luisa Futoransky luisa.futoransky@wanadoo.fr Escritora argentina que reside en París desde 1981. Ha publicado Son cuentos chinos (Planeta, 1991), sobre su experiencia en Asia, Lunas de miel (Juventud, 1997) y De donde son las palabras, antología poética, (Plaza y Janés, 1998), entre otros. === Memoria e identidad en José León Tapia Manuel Cabesa ============= En el primer libro que leí de Julia Elena Rial, Las masacres: ortodoxia histórica-heterodoxia literaria (Fondo Ed. Secretaría de Cultura, edo. Aragua, 1999), hay una frase que dice así: “La memoria necesita de la literatura para conocer vidas y comunidades que el olvido ensombrece”. En su más reciente trabajo, Memoria e identidad en José León Tapia (Ediciones El Perro y La Rana, 2006), escribe: “La memoria literaria exige salvaguardar las imágenes reales, no siempre por la lógica del relato sino por el sentimiento del escritor que reclama siempre la presencia del pasado”. Entre una frase y otra median algunos años y, sin embargo, leídas en conjunto son la demostración de dos verdades irrebatibles: primero, la coherencia con que la profesora Rial ha venido construyendo su discurso ensayístico y, segundo, la enorme fe que nuestra amiga ha depositado en los poderes de la memoria y la palabra escrita. Entre ambos libros está Constelaciones del petróleo (edición del autor, 2003), en donde tras el análisis de una serie de obras narrativas y teatrales Julia Elena va demostrando cómo la ficción suplanta la historia reivindicando lo humano y lo cotidiano en el devenir histórico social. En el libro que hoy recibimos se ocupa de la obra de un autor cuya importancia aún no ha sido descubierta por los lectores venezolanos; digamos que se trata de un autor un poco marginado —aunque para nada marginal. Y quizás la razón de esta marginación se deba a que Tapia no escribe pensando en una universalidad impuesta por modas o estilos. Por el contrario, Tapia escribe desde la añoranza, como lo demuestra la profesora Rial, escribe desde el terruño, desde su memoria personal y familiar que, por efecto de la escritura, se convierte también en memoria de un pueblo, de un gentilicio. La crítica literaria en ningún momento debe suplantar el placer de la lectura; por el contrario, debe enamorar, convocar, incitar al lector a realizar nuevos descubrimientos, abrirse a horizontes inéditos para disfrutarlos y confrontarlos en el diálogo abierto de nuestra herencia cultural. Creo que este libro de Julia Elena Rial cumple ese cometido: luego de navegar por estas páginas he sentido sed de conocer más profundamente la obra de Tapia, de buscar en ella parte de mis raíces perdidas. Ojalá que esta edición llegue a los lectores como buena semilla y germine en ellos el placer de leer a nuestros autores y de sentirnos nuevamente orgullosos de ser venezolanos. ** Manuel Cabesa hjsherman@hotmail.com Narrador, poeta y ensayista venezolano (Caracas, 1960). Perteneció al Taller de Poesía del Celarg y ha colaborado con las principales páginas literarias de la región y del país. Ha publicado el poemario Vida en común (1985), la antología El acto y el lugar de la poesía. Una antología de arte poética venezolana (Maracay, 2002) y el libro de cuentos Falsificciones (Villa de Cura, 2004). Reside en Maracay, Aragua. === Síntesis o metempsicosis entre las hembras, =========================== === Quo vadis, de Jorge Eduardo Eielson =================================== === Salomón Valderrama Cruz =============================================== borro palabras nuevamente borro pájaros hojas secas viento escribo algo todavía vuelvo a añadir palabras palabras otra vez palabras aún Jorge Eduardo Eielson Yo, que también vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, uno de mis padres, y te encuentro estudiando retratos de Francis Bacon y no los poemas, Azul ultramar de Jorge Eduardo Eielson. De He salido desde el Mundo por el Mundo Cada vez que, tornillo, contemplo, cavo, guiño y me detengo, tótem fálico, en una hermosa choza negra, himen, palafito, desaparezco, palazón (trepo y Salto en Venezuela) el antídoto, bicéfalo y verde como el dolor del dólar, dibujo o reino celestial, del principio: Inicio o Fin. Velocidad. Círculo que arrastrado convoca la esfera, el sólido que pensamos nos atrapa. Belleza que más da en más bocas, más culos y más tetas, en el Cine: disecado; lúgubre, sueño que me veo un Dios tirado, óseo, volante del ano en que me tiro un pedo, Aldebarán, idolatrado en vez de manumitido, sagrado en saturnina matemática, magistrado universal que cobra por ejercicio y comercio cultural como ecuación de variable constante, revoloteado, perdido, asesinado o adúltero, por excitado y hálito de virginales tribulaciones, a una obra de arte, erosionado aun podrido y en ella encuentro como queja y principio a la mujer, dura pureza, que detiene o delimita a la yegua del caballo. Sueciadado o florecido surrealismo del topacio, Concorde, prohibido, calzoncillo, si no fuera marchitado. Sentado Centauro y parado Minotauro de cabeza dormido, Pishtako, heurística quilla subterránea, en la tramontana: Tres vaginas, vida, para una pudenda mañana. De fáctico Abel, caníbal, salvador, ruborizado. Primer Mundo, selva esclavizada, ciudad desarrollada, en Madrid o en París, ausentada o desaparecida, vagina afeitada: se masca imaginariamente, sin dientes sólo como adornos la arcada fría; se inyecta la paz, se sientan estalagmitas, se escurren, lamen, estalactitas, se consumen pastillas, poesías; se cela púdicamente hasta la hervida contusión; se monta robóticamente; todo, al final, se atrofia. Segundo Mundo, examina, reverencia o conmemora la ascética barcaza, heliocentrismo, de la rosa, la que acosa, la que todavía besa y maquilla como niño las mejillas, melosas, de la custodia: ay memoria, inicua, en que Funes existe y también olvida; recta vía en que fagocita la guerra que detiene bestias de luz en vela; mínimas bellezas, cachadas, que constantes se anulan en el éxtasis, malheridas, en prótesis cabalgadas, sucias ellas, gatas, perras, rojas, moras, marrones, negras, ricas. Tercer Mundo, concreción de espacio arrinconado, expropiado, saboteado, análogo de las Malvinas por principio, Atahualpa Yupanqui en Piedra sola: arte en que constante me hallo, me purifico, retorno de boca a vagina y de vagina a boca en que regreso cúmulo vivo del mar de la saliva que combina el sagrado sexo; donde la muerte no mata sino que hace creer en dioses que conoces, que eres, la única oscuridad que no se perderá en la última oscuridad, la verdad que sin mí ya no es verdad; Cuarto Mundo, postrimerías de odalisca; Quinto Mundo, cartulario o matarratas; Sexto Mundo, pastiche, retroceso, seca sangre de Medusa, involución y realidad constante del espejo en que la vida se engañifa. Enigma de provincia, esquizofrenia, eclecticismo, pasividad atorada en la construcción de la A: animal, hacendado, asalto, Haití, arsénico, haronear, Altamira, piedad, acaso rumbo convertido en nave con geografía de mujer, manufactura o cacofonía, xenofobia. Consternación cuando el Inca Garcilaso de la Vega no existe en el Olimpo donde, también, se cagarán los hijos de Mahoma, libertad, eielsonización, aguardando el antibiótico o la bomba atómica cuando dicen que la poesía ya no anda con vestido largo, sino calata, para viajar por viajar por la luz, forúnculo universal, Tocapus en abundancia, orogénesis, es lo que alberga la belleza despedida, la insatisfecha, la trazada entre los ínfimos maremotos. Panteísta hasta los ojos, finos, estragos de las tetas. Y todos los cachorros que nacen sin tetas, ataraxia, hasta cuándo nacerán los gremios muertos. Recitación. Que no escondan la belleza. Dirán: La asquerosa rubia cree que con ser rubia puede someterme, lo que no entiende ella es que la belleza como la rubia, robótica, famélica, es invisible asunto de extraña fe en que ella misma se desnuda embarrada de miel que no sale sino que penetra los pañales de la abeja: Tetas en las playas de la moda. Y si hablamos de belleza, la belleza que yo vivo, que yo detecto, olfateo y sigo, es aquella que imaginariamente despide por sus sexos toda la cultura, incaica, nativa o africana, la mestiza hermosa, la coqueta, la golosa, la salvaje que asemeja a una cosa que embelesa, embriaga fruición, ostracismo de clítoris que acosa y que gozo y goza Ser artista, hasta morir: Es convertir un objeto cualquier En un objeto mágico Es convertir la desventura La imbecilidad y la basura En un manto luminoso Es padecer día y noche De una enfermedad deslumbrante Es saborear el futuro Oler la inmensidad Palpar la soledad Es mirar mirar mirar mirar Es escuchar el canto de Giotto El sollozo de Van Gogh El grito de Picasso El silencio de Duchamp Es desafiar a la razón A la época A la muerte Es acariciar mujer e hijos Como si fueran telas y pinceles Es acariciar telas y pinceles Como si fueran armas de combate Es acariciar armas de combate Como si fueran tubos de colores Es acariciar tubos de colores Como si fueran pájaros vivos Es pintar el cielo estrellado Como si fuera un basural Es pintar un basural Como si fuera el cielo estrellado Es vivir como un príncipe Siendo solamente un hombre cualquiera Es vivir como un hombre cualquiera Siendo solamente un príncipe Es jugar jugar jugar jugar Es cubrirse la cabeza de azul ultramar Es cubrirse el corazón de rojo escarlata Es jugarse la vida por una pincelada Es despertar todos los días Ante una tela vacía Es no pintar nada Desde, hasta, El paisaje infinito, 9 de marzo de 2006. ** Salomón Valderrama Cruz eljuguetequees@latinmail.com Escritor peruano (La Libertad, Chilia, 1979). Ha publicado Adrina, Sinfonía de flores cruzadas, De Lampa para El Porvenir, Las flores negras, La revolución de las cosas, Los hijos de mi casa hermosa, Sonidos de algunos instrumentos tuertos y En el agujero del poncho. === Las voces cubanas de Juan Carlos Romero Mestre Teresa Dovalpage == ¿En qué estarán pensando los escalares? El título enigmático sorprende y engolosina la imaginación. ¿Qué tendrán que ver peces con pensamiento, a ver? La primera novela de Juan Carlos Romero Mestre responde esta pregunta de ribetes metafóricos. Y la responde bien. Publicada por Visión Net en España, la obra es un complejo tinglado de voces cubanas que no siempre se hacen oír en la literatura isleña. ¿En qué estarán pensando los escalares? no ofrece el ya manido escenario de los solares, las jineteras y la cumbancha habaneviejera. Uno de los aciertos de Romero es reflejar un mundo del que se sabe poco —el de los hijos privilegiados del socialismo caribeño. Los personajes principales son becarios de la Escuela Vocacional Vladimir I. Lenin, la mayoría hijos de dirigentes y acomodados, como se puede ser acomodado en la Cuba de los 80 y los 90. Disfrutan de “casas de descanso” espléndidamente amuebladas para su uso particular, tienen criados, carros, jamón de importación... Digamos que una de las protagonistas es Paris Hilton en versión caribeña. Claro que las flamantes socialites cubanas no se mueven en Bentleys sino en gruñidores, renqueantes Ladas y no compran en Sacks sino en las “diplotiendas” insulares, pero como todo es relativo en esta viña del Señor... En tierra de camellos cualquier cacharro es rey Por otro lado se mueve el negro José, guardián de la casa de descanso, buena gente, santero y babalao. Su mundo de dioses juerguistas y burlones se enlaza con el de los becarios, a quienes protege, aconseja y cuyo futuro predice por la magia de las orishas. Hay también un espía y un millonario americano, y una muchachuela intrigante y un arquitecto enamorado de Gaudí... Amores de estudiante, el cambalacheo de un cuadro de Fidelio Ponce, una pizca de tensión policíaca y una mirada futurista al destino de la isla completan esta obra, de indudable interés para los que quieran hurgar en el vientre de la Cuba contemporánea. ** Teresa Dovalpage dovalpage@aol.com Novelista e investigadora cubana (La Habana, 1966). Terminó una licenciatura en lengua y literatura inglesas y una maestría en literatura española en la Universidad de La Habana. Desde 1996 reside en Estados Unidos. Actualmente vive en Albuquerque y estudia el doctorado en literatura latinoamericana en la Universidad de Nuevo México. Ha publicado las novelas A Girl like Che Guevara (en inglés, abril de 2004, Soho Press), Posesas de La Habana (en español, PurePlay Press, agosto de 2004) y Muerte de un murciano en La Habana (finalista del Premio Herralde 2006), así como artículos en Hispanic Magazine, Latina Style, Hispanic Culture Review, Rosebud, Latino Today, Encuentro y Revista Baquiana. === Dos novelas Rafael Rattia ======================================== *** Una novela de Sándor Márai La casa de Publicaciones y Ediciones Salamandra de Barcelona, España, ha decidido lanzar al mercado editorial mundial, en abril de este año, una pieza narrativa conmovedora y terrible del prestigioso escritor húngaro Sándor Márai. Se trata de La hermana, escrita en 1946, dos años antes de marcharse al exilio en señal de enérgica protesta contra la tristemente célebre ocupación rusa de los territorios checos. Varios rasgos característicos y singulares acompañan esta edición castellana de A növér; primero su carácter post-mortem, segundo; se trata de una novela que debió esperar casi veinte años, desde que su autor se quitara la vida en San Diego, California, pocos meses antes de la caída del Muro de Berlín. Márai nació justamente el mismo año que vio nacer a Nietzsche, 1900, y supo desde muy joven de los rigores implacables del exilio, primero elegido, voluntario, en Europa, luego forzoso e inevitable como emigrante a Estados Unidos. Con la instauración del régimen comunista en la Hungría de 1948 sus novelas fueron prohibidas y su nombre tachado de los círculos literarios e intelectuales de su ciudad natal (Kassa, pequeña ciudad húngara hoy perteneciente a Eslovaquia). Su prolífico espíritu creador dejó para la posteridad novelas igualmente memorables tales como El último encuentro, La herencia de Eszter, Divorcio en Buda, La amante de Bolzano, La mujer justa, Confesiones de un burgués y ¡Tierra, tierra! La límpida y pulquérrima prosa narrativa de este extraordinario novelista centroeuropeo lo llevó hasta casi mediados del pasado siglo a ser catalogado como uno de los más brillantes escritores de la pasada centuria. Un elemento distintivo brota de la exquisita y a la vez terrible escritura de este endemoniado escritor húngaro; como pocos han sabido hacerlo a lo largo de toda la historia de la novela universal Sándor Márai aborda de una manera magistral las más urgentes e inaplazables preocupaciones esenciales del humano ser; su perturbadora prosa narrativa está impregnada de antiguas y siempre nuevas (renovadas) interrogantes que trascienden las fronteras geográficas y los momentos históricos. Las pasiones humanas, el dolor físico, los padecimientos psíquicos y corporales, la enfermedad, el éxtasis del arte, el misterio insondable de la muerte (el suicidio) son los temas intemporales que atraviesan las páginas de esta novela, el último texto narrativo que publicó en su país antes de comenzar a transitar el tortuoso camino del exiliado. La novela de Márai reflexiona acerca de la verdadera naturaleza de ese inefable sentimiento humano llamado amor, y se pregunta: “¿Qué sabemos sobre la verdadera naturaleza y las intenciones de esa fuerza..? El sabio afirma que el amor es una de las manifestaciones de la locura, una ataque de nervios agudo que se supera con el tiempo; la literatura de cada época da un sentido distinto a esta pasión, la ennoblece, la califica como la manifestación emocional más sublime o la más depravada del ser humano. Pero ¿cuál es la realidad?”. La respuesta a esta como a tantas preguntas de similar tenor la encontrará el lector que se anime a buscar esta magnífica novela y leerla con el entusiasta regusto que causa su agradabilísima lectura. Por las amenas y terribles páginas de esta novela se pueden leer frases como la que a continuación transcribo para feliz solaz del lector: “Escritor, a ver si aprendes a ser humilde, profundamente humilde, me dije. No sabes nada sobre los hombres, y tampoco sobre las fuerzas que los mueven y animan a vivir o morir”. Márai postula, en La hermana, una sugestiva y sólida “ars argumentativa” mediante la cual legitima la inexorable pulsión sacrificial puesta de manifiesto por los seres humanos en su arbitrario afán autodestructivo. El lector no debe olvidar que esta novela fue escrita bajo los influjos siniestros de la Segunda Guerra Mundial con toda su carga de desolación y muerte; el contexto pues histórico y cultural de una Europa desvastada por su propio titánico fratricidio —qué duda cabe— debió condicionar no pocos párrafos de esta magistral pieza novelesca que Vanity Fair ha comparado con la monumental, incesante e inacaba Montaña Mágica de Thomas Mann. Z es en esta novela del húngaro universal un afamado pianista que ha logrado alcanzar un merecido reconocimiento mundial como intérprete y compositor de primer orden. En el cenit de su brillante carrera musical, Z es oficialmente invitado por el gobierno de Florencia a ofrecer un concierto en la Sala Blanca del Palazzo Pitti de esa histórica ciudad, y para ello Z toma un tren que cruzará la mitad de Europa; en el trayecto a Florencia el personaje principal de La hermana nos obsequia a los lectores reflexiones insólitas de carácter estético: el placer y disfrute de los acordes y armonías que le es dado al ser humano por virtud de la música. El pathos cultural de los pueblos y civilizaciones antiguas se convoca en las páginas únicas de esta novela para maravillar al lector hasta niveles de asombro. Una vez más el viaje es un recurso utilizado por el narrador para desarrollar estrategias narrativas que envuelven, lentamente pero de modo insoslayable, al lector en un sobrecogedor y grato clima psicológico propio de la novela europea de la última mundial postguerra. ¿Cómo no identificarse con Z cuando nos cuenta detalles tan sinceros que incluso rayan en la obscenidad por su escandalosa verdad? La quintaesencia, la columna vertebral de la novela la constituye la idea teleonómica de morir, la espantosa idea del fin de la existencia. Una extraña enfermedad viral se adueña de Z poco antes de cruzar la frontera italiana y comienza un calvario o gólgota para Z que lo hará pensar en lo peor. Jamás en mi vida de lector —esa pretensión poseo— había leído unas páginas tan arrebatadoramente conmovedoras ni tan adoloridas sobre el padecimiento físico del dolor corporal en un ser humano sometido a la tortura de la enfermedad. Nos dice Márai en su proverbial e hiperlúcida prosa narrativa que la enfermedad se instala en el cuerpo humano porque Dios se ha ausentado del mismo. Que, por otra parte, no existe un tal “dolor insoportable”; cuando el dolor se torna pretendidamente “insoportable” es que ya hemos dejado de ser, estamos literalmente fallecidos y, obviamente, no podemos saberlo. Es que nos hemos ido a “la otra orilla”; son sus palabras textuales. Únicamente en Marcel Proust leí una prosa tan minuciosa acerca de temas tan álgidos y trascendentes sobre lo transitoriamente humano y terrenal. Consigna Márai a modo de lacónico aforismo irrefutables verdades egipcíacas como ésta: “El hombre está más predispuesto al dolor que a la alegría”. Naturalmente, Sándor Márai se inscribe en esa saga narrativa que todo lo puede someter al casi perfecto escrutinio de la inteligencia narrativa. El lector que se gana para sí el privilegio de leer esta magistral pieza narrativa encuentra no pocas joyas de asombro gratificante, como una singular anécdota que le cuenta el médico austriaco que trata al personaje Z en torno a un escritor sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial, que contrae una mortal enfermedad que lo paraliza durante ocho largos años y, no obstante, dicho escritor consigue, con la ayuda de su esposa, hacer feliz a media humanidad con un titánico esfuerzo creador aun después de quedar literalmente paralítico con una esclerosis múltiple degenerativa. Nuestro novelista se adelantó en casi un quinquenio a la admirable gesta real del británico físico teórico Stephen Hawking (1942). La hermana es un manuscrito de poco más de 250 páginas llenas de aciertos expresivos inobjetables que no provoca terminar de leer por temor de que se nos acabe el encanto y la sugestividad de su prosa. *** Notas sobre El corazón de Voltaire Una inesperada interrogante: ¿dónde están los restos de François Marie Arouet, llamado Voltaire? (París, 1694-1778) Formulada en el umbral de una cena diplomática en la embajada francesa en Brasil desencadena una casi enigmática trama novelesca que su autor, Luis López Nieves (1950), gusta denominar “historia trucada”. Por supuesto me refiero a la excelente novela El corazón de Voltaire (Editorial Norma, 2005, 228 págs). Con un inquietante formato de correo electrónico y basada en una incansable relación epistolar, el escritor desarrolla un inobjetable tinglado de e-mails con sus respectivas respuestas, impecablemente escritos, y consigue estructurar una historia que, una vez ha cautivado la atención del lector entre sus subyugantes páginas, no da tregua —ni la pide. Entre Mathieu Devereux, a la sazón viceministro de Cultura de Francia; madame Nicole Dugardin, embajadora del país galo en Brasil; Roger Meurisse, primer secretario de la Embajada francesa en la nación carioca, y el profesor de historia de la Universidad de la Sorbonne, Jérome Batailles, conjuntamente con el doctor Roland de Luziers, profesor de genética de la misma universidad parisina, se entabla un interesantísimo intercambio de cartas electrónicas para coordinar la resolución de un asunto de monta mayor y de delicado interés nacional para Francia: investigar, sin escatimar esfuerzos materiales de índole alguna, dónde reposan los restos del más grande filósofo que ha dado la historia de Francia desde sus orígenes como nación. Leyendo esta magistral novela inferimos no pocas lecciones de orden ético y estético acerca de la máxima valoración que desde siempre Francia le ha concedido a la materia prima que conforma su añeja e indiscutible identidad cultural; icono y emblema orgulloso de Occidente, capaz de hacer cualquier cosa (hasta lo imposible) por preservarse e irradiar su poderosa influencia espiritual hasta los más remotos confines del orbe terráqueo. En el contexto de las múltiples y sugestivas estrategias discursivas que el escritor despliega con asombrosa propiedad, el lector podrá constatar la emisión de elementos narrativos provenientes del vasto campo de la novela policial y de la novela negra que gradualmente van seduciendo con inexorable atracción estética y ganándoselo literalmente para su objetivo inocultable; cual es no permitir que el lector abandone la lectura una vez comenzada su grata travesía por el gozoso océano de sus palpitantes páginas. Una pesquisa en torno al paradero de Gabriel Daumart, último pariente vivo de Voltaire, convoca a todos los miembros del gobierno francés a su localización. Los entretelones y minuciosos detalles de esta búsqueda ponen en evidencia incontestable la sorprendente capacidad de narrar del autor y ello, naturalmente, refuerza el gozo estético del lector en la medida en que avanza en su sabrosa lectura. Luis López Nieves debió de leerse todas las biografías del padre intelectual de la Revolución francesa que, valga decirlo, son legión. El autor de esta admirable narración abunda en datos asaz curiosos sobre la vida íntima de Voltaire y, por supuesto, obsequia al lector abundante información sobre su errante itinerario de militante revolucionario antimonárquico, amante y apasionado propagandista de la libertad religiosa y la tolerancia política. A juzgar por las investigaciones históricas del novelista, el insobornable anticlericalismo radical de François Marie Arouet lo colocó durante toda su vida en el ojo de la tormenta persecutoria del Ancien Regime y, pese a sus notables bienes de fortuna heredados de su padre y hábilmente multiplicados por él mediante osadas transacciones económicas, vivió una existencia de exilio en exilio sorteando los avatares de la intolerancia a sus innovadoras ideas político-filosóficas. ** Rafael Rattia rrattia@gmail.com Escritor venezolano (Delta del Orinoco, 1961). Historiador egresado de la Universidad de Los Andes (ULA, http://www.ula.ve). Fue director-fundador del Archivo Histórico del Delta, director de la Biblioteca Pública Central Andrés Eloy Blanco y coordinador de Actividades Literarias del Ateneo Internacional de Fronteras Casa de las Aguas. Ha publicado el poemario La pasión del suicida y dirige Laberintos de Agua, la página literaria semanal del diario Notidiario (Puerto Ordaz). Textos suyos han aparecido en el suplemento literario Verbigracia, el suplemento cultural de Últimas Noticias, El Impulso, Frontera y la revista Ateneo de Los Teques, así como en las revistas electrónicas El Invencionero (http://web.jet.es/enseres), Casi Nada (http://usuarios.iponet.es/casinada) y Sólo Texto (http://solotxt.freeservers.com). Mantiene una bitácora personal en http://rattia.blog.com. === Conversación en La Catedral, no una sino muchas voces ================= === Jorge Zavaleta Balarezo =============================================== Conversación en La Catedral —una proeza de arquitectura narrativa de casi setecientas páginas— es la tercera novela de Mario Vargas Llosa, el brillante escritor peruano que en la mayoría de sus obras ha retratado la miseria y los problemas de la condición humana, teniendo como telón de fondo a su propio país. Vargas Llosa ha trascendido fronteras no sólo idiomáticas con un puñado de textos que, efectivamente, cuestionan el autoritarismo y remarcan un individualismo rebelde, enfrentado a verdaderas pruebas de fuego. En este sentido estamos ante un creador consciente de su entorno, que practica en sus ficciones un realismo a veces muy crudo y que ha llegado a declarar que “el escritor se alimenta de la carroña social”. El narrador, un deicida En Conversación, al principio, aquella mirada desencajada, triste, “sin amor”, de Santiago Zavala, Zavalita, el protagonista, define el tono general de la obra. Lo que sigue será no sólo un examen de la frustración de un periodista autoexiliado de la acomodada clase media limeña en los años cincuenta, sino también una compleja historia sobre el cáncer moral que atraviesa su patria durante la bárbara dictadura de un general corrupto y desalmado y de sus secuaces. La novela se constituye, asimismo, en un trozo de historia política, crónica de una época, devenir de espacios y tiempos, comprobación de las debilidades humanas y del poco orgullo que, muchos, tienen para aceptar culpas y errores. Las cuatro horas del diálogo entre Zavalita y Ambrosio, chofer de su padre y —lo sabremos en determinado momento de la narración— amante accidental de éste, son tensas, misteriosas, transcurren entre la ansiedad y el temor. Pero, por igual, revelan secretos, ocultan y a la vez muestran otras situaciones. Se rigen por una dinámica de círculos concéntricos que, en este caso, dan lugar a una espléndida polifonía de voces y ecos, como siguiendo los dictados teóricos de Bajtin. Estas voces y ecos, a su vez, representan remembranzas, hechos en sí, episodios pasados. Y todo ello, el autor, el narrador, el novelista que teoriza sobre la novela como un deicidio, lo controla desde su inaccesible torre de marfil sin dejar que nunca los hilos de tan apremiante y urgida historia se le escapen de las manos. Así, una vez más —lo había ensayado ya en La ciudad y los perros, La casa verde y la nouvelle Los cachorros—, Vargas Llosa se propone ir en busca de sus propios “demonios” y practicar ese exorcismo del que da cuenta en un libro sobre la obra de su compañero de batallas en las doradas épocas del “boom”, Gabriel García Márquez. Aquel texto, Historia de un deicidio, propone la práctica artística, específicamente la literaria, como un reto a la autoridad divina. El escritor es un dios porque crea su propia realidad. Un deicida porque suplanta, “borrándola”, a la divinidad que gobierna el mundo, su orden y su vida. Al constituirse en un nuevo creador, el novelista no sólo es el rebelde por excelencia, que burila sus obras como respuesta a su insatisfacción con el mundo y la sociedad que lo rodean. Además, encuentra en su propia actitud creadora o creativa la forma de liberarse de esos momentos incluso angustiantes que lo acosan por ser, precisamente, un inconforme. “Vargas Llosa has always claimed that a writer’s dissatisfaction with society, his traumas, failures, and humiliations produce unconscious obsessions that are the stuff of literary creation” (Kristal 3). Esta tesis, pues, está nuevamente presente en Conversación en La Catedral, con el añadido de que ya no se limita al escritor sino que se extiende a la propia obra y a sus lectores, reales o potenciales. La novela, un dramático cuadro de una época negra para el Perú, se convertirá para sí misma y para sus lectores en un exorcismo. Al leerla, cada lector hallará, a pesar de la podredumbre moral que guía el argumento, un material suficiente como para darse cuenta de que las novelas sí pueden cambiar las vidas de los hombres y hacerlos mejores. Es decir, finalmente, la novela tendrá una función terapéutica, capaz de convocar y comprometer a los lectores en pro de una sociedad más justa y libre. Con el advenimiento de la Revolución Cubana, los acontecimientos de París en mayo de 1968 y el surgimiento de movimientos guerrilleros en Sudamérica, este compromiso era patente y se volvió obligado para muchos lectores y autores de aquella época. Es en ese contexto que se publica esta novela de Vargas Llosa, la cual con el tiempo habrá de convertirse en el testimonio más vívido y realista, pero a la vez cruel y oscuro, de la vida peruana en el siglo veinte. Historia de una frustración colectiva Por una parte, se le ha denominado a Conversación una novela clave para entender ese quiebre moral que surge en el Perú en la década de 1950, y que origina la pregunta perpetua de Zavalita, en qué momento se había jodido este país. En base a ella, y considerándose el protagonista tan “jodido” como su patria, es que el autor estructura una sólida narración que no va a buscar las causas de ese fracaso pero que sí permitirá al lector imaginar cómo un régimen disoluto y arbitrario termina castrando a una generación, postergándola, y dejando sin raíces a un país que, por entonces, quizá aún podía aspirar a la meta del desarrollo económico y social. La novela ha servido, con el tiempo, desde su perspectiva gris y su mirada crítica, como un punto de referencia ineludible para muchos ensayos sociológicos y políticos sobre el Perú; para estudiar, como diría precisamente uno de sus más prestigiados científicos sociales, las clases, el estado y la nación, y comprobar cuán coloniales y prejuiciados, en muchos aspectos, siguen —seguimos— siendo los peruanos. Una lectura atenta de las opiniones del narrador nos permitirá ver lo que él siente por la cultura del país o por alguna de sus manifestaciones. Cuando pone en boca de Zavalita la pregunta de por qué cada vals peruano sería tan “huevón”, está increpando la rémora del criollismo, que no sólo es expresión musical, puramente folclórica, sino un modo de comportarse que le ha traído muchos problemas al conglomerado social y ha debilitado la formación de un sólido estado y una sociedad abierta. Junto con la corrupción y la inmoralidad que se revelan en la novela, el criollismo es un mal nacional, el saltarse la valla de lo legal —si acaso ésta existe—, el pretender vivir a costa de otros, el practicar el más despiadado arribismo y el negar valores propios, genuinos, mutándolos por otros que, aparentemente, son considerados superiores. Al respecto, Luys Díez ha señalado: “El doble elemento de mediocridad y ‘huachafería’ (cursilería) típicas de la sociedad criolla, constituye el núcleo de la intención crítica de Conversación” (224). Estructuralmente, esta ambiciosa novela se despliega a lo largo de cuatro libros. Es un lugar común, a estas alturas, establecer que cada uno equivale a una hora del tenso diálogo en el bar La Catedral, un establecimiento que realmente existió, hasta hace unos años, en el centro de Lima. La conversación es como una pantalla, un referente. Detrás de ella o a partir de ella, y a través de narraciones envolventes y recurrentes, y de diálogos que pertenecen a diversos instantes de múltiples relatos, iremos descubriendo varios submundos, el de la prensa roja, el de la prostitución ligada a los poderosos, el de los perros con rabia, el de los prejuicios sociales, clasistas, racistas. La “realidad real” Así, la novela se constituye en un “todo”, capaz de sorprendernos por su verismo, a veces visceral, otras escatológico, pero siempre trabajado con esmero; reproductor, precisamente, de una realidad “real” como la llamaría el propio Vargas Llosa. Partidario de las novelas vastas, autosuficientes, autónomas, que crean mundos y personajes a la medida de la vida de cada día, en Conversación su autor concreta la difícil operación de lograr una obra que funciona tan bien en cada aspecto que correspondería al ideal clásico. La trama se extiende, a veces creemos que interminablemente, mientras desfilan por ella casi un centenar de personajes, los cuales no sólo actúan en Lima, la horrible, como la llamó alguna vez Sebastián Salazar Bondy, un prestigioso intelectual peruano, sino en al menos doce ciudades del país. En este sentido, la obra es también un recorrido geográfico, guiado por la urgencia de la política y sus negociaciones, por los intereses y las conveniencias de aquellos que están apostando por perpetuar sus beneficios. Pero también por los fracasos personales, ya no sólo de Zavalita y Ambrosio sino de otro grupo de personajes, los más golpeados y los que tienen la peor fortuna en la obra. Los padres de Zavalita, Fermín y Zoila; sus hermanos, el Chispas y la Teté; Amalia, empleada de la familia; sus amigos, Norwin y Carlitos; Becerrita, el jefe de policiales del diario, y aquellos personajes más inaccesibles y un tanto anónimos —los que están cerca del régimen— constituyen una galería que sintetiza, radical y elocuentemente, una radiografía social y moral del país. En sus diferencias de clase, en sus conductas, en sus deseos y negaciones comprobamos el gran contraste de una nación que siempre está esperando algo, si acaso esto llega algún día. El crítico noruego Birger Angvik aporta esta original idea: “Sin embargo, desde el punto de vista de los procedimientos narrativos, a un personaje, Santiago, se le permite establecer una dictadura literaria, ya que se le coloca en una posición privilegiada” (162). La escala social graficada en la novela reproduce aquella que vivía el Perú en los años 50 y que, hoy en día, revela mayores contradicciones debido a la mayor migración del campo a la ciudad y la pobreza, que ha aumentado exponencialmente. Así resulta cada vez más difícil lograr la gobernabilidad de un país que en pleno siglo veintiuno no encuentra una identidad que concilie a todas sus razas y clases. “En Conversación en La Catedral, la suspensión racial se refuerza y simboliza la separación de las clases económicas”, señala James Brown (22). La anécdota previa a la conversación en sí nos presenta la figura de Batuque, el perro de Zavalita, que es llevado a un depósito municipal durante una epidemia de rabia en la capital peruana. Tras este hecho, el protagonista reconoce a Ambrosio, que trabajaba en dicho lugar. La rabia canina como síntoma de desmoronamiento social y moral ha sido interpretada por algunos críticos como un elemento central del retrato gris que describe la novela. Esta condición “grisácea” tiene que ver también con Lima, la capital del Perú, pues ésta es una ciudad llena de nubarrones y un cielo que en invierno algunos describen como de color “panza de burro”. Además, en esta urbe nunca llueve, a lo más una tibia garúa cae en las mañanas o las tardes de invierno. Con estas condiciones climatológicas, que alimentan el espíritu desesperanzado que tematiza la novela, se cierra otro de los círculos que ella plantea. Incluso, determinísticamente, podría hablarse del hombre y su paisaje. El paisaje está emparentado, en cierta forma, con lo oscuro y sucio de la corrupción gubernamental, social, estatal. La conversación en La Catedral será un frustrado ajuste de cuentas porque, al final, Zavalita terminará ebrio, confundido, y hasta renegando de su propia existencia —el leit motiv de toda la trama— mientras Ambrosio tratará de calmarlo, a partir de sus propias carencias. “This is, in fact, how Ambrosio and Santiago try to constitute their selves, first by refusing to become what their fathers are and then by radically breaking with their fathers’ life-styles” (Franco 73). La técnica vargasllosiana, entonces, opera desde este diálogo que parece empezar suave, tibiamente, para hacernos descender a los infiernos. En ellos, reina, por ejemplo, Cayo Bermúdez o Cayo Mierda, ministro del Interior del régimen, un crápula todopoderoso, con un pasado que quiere ocultar y que dirige el fuerte aparato represivo del gobierno. Odría, el presidente, quien realmente gobernó el Perú entre 1948 y 1956, periodo conocido como el “ochenio”, nunca aparece directamente. Se le menciona oblicuamente, se habla de él, pero jamás es presentado en un primer plano. Son los lacayos detrás del trono, aquellos encargados del “trabajo sucio”, los que movilizan los pasajes más sórdidos de la novela. Y en sus eternos y complejos conflictos, en sus ataques de crueldad, en la negación de sí mismos, es que los vamos conociendo, comprobando, al mismo tiempo, cómo la política en un país como el Perú, pero no sólo en él, nuevamente, se desdibuja, conduciendo a la nación a un estado de abulia y vacío. Corrupción de un régimen El protagonista, Zavalita, un hombre de treinta años, escribe editoriales para un diario de Lima, pero su frustración continúa. Él se pregunta permanentemente cuándo empezó esta sensación de hartazgo. Por eso, cuando a lo largo de la novela se interrogue: ¿fue allí?, estará tratando de hallar el origen de su infortunio personal. Zavalita está cansado de un matrimonio que él mismo buscó, ante el escándalo de sus familiares burgueses. A la vez, rompió temporalmente con éstos, cuando decidió estudiar en San Marcos, la universidad estatal, y no en la Católica, una universidad privada que en aquella época se consideraba más cerrada y selectiva. Un asunto que le agregará sordidez a la novela, considerando el mundo machista y conservador que rodea a Zavalita, será el descubrimiento de la homosexualidad de su padre, Fermín Zavala. Éste es un personaje de la burguesía limeña que hace negocios financieros con la dictadura de Odría. Es Cayo Bermúdez, precisamente, el nexo entre Fermín y el gobierno, el vehículo que lleva a mejores resultados sus tratos. La trama se enturbia cuando descubrimos que alrededor de este mundo de negocios oscuros, hay una red de prostitución que sirve a los grandes jerarcas del poder. Los nombres de Hortensia y Queta, las meretrices más requeridas, se suman al círculo de vicio y podredumbre descrito en la novela. En aquél, que es literalmente un submundo, encontramos a don Fermín, cuyo amante es Ambrosio, formalmente chofer de su casa y con quien, como ya sabemos, Zavalita mantendrá el diálogo que da título a la obra. Las descripciones del narrador tanto del mundo de la prostitución como de las relaciones entre Fermín y Ambrosio están teñidas de una extraña vocación voyeurista. El lector puede advertir muy bien que hay una descripción minuciosa en cada encuentro, en cada conversación, en cada juego de miradas. El narrador no sólo hace que los personajes de este submundo sugieran o propongan sino que se entreguen a sus pasiones, ya sea por dinero o por compromiso. “A Santiago le parece saber que su padre era pederasta es el acontecimiento decisivo de su frustración” (Oviedo 219). Resulta más grave esta situación para el protagonista a partir de la certidumbre: “No en el momento que lo supiste, Zavalita, sino ahí. Piensa: sino en el momento que supe que todo Lima sabía que era marica menos yo” (Vargas 398). Una de las subtramas de la novela estará vinculada a este tema, pues, al ser chantajeado don Fermín por Hortensia, a cambio de no revelar su homosexualidad y su identidad en este submundo, donde era conocido como “Bola de Oro”, se producirá un episodio oscuro, del cual la novela da, como en otros casos, información fragmentada. Así en el disciplinado y a la par experimental ejercicio de montaje, Vargas Llosa anunciará el asesinato de Hortensia, conocida como La Musa, en el capítulo nueve del primer libro: “—Ya sé por qué lo hiciste, infeliz —dijo don Fermín—. No porque me sacaba plata, no porque me chantajeaba” (Vargas 188). La resolución de este crimen, que se va convirtiendo en un enigma a lo largo de la novela, así como su difusión en las páginas policiales de los diarios (de allí, entre otras cosas, la relevancia de Becerrita), cerrará otro de los círculos de la novela. Los problemas, las dudas, las incertidumbres abundan en este Zavalita de estirpe sartreana. Él está jodido como el Perú, dice el narrador y el propio Zavalita se lo dice a sí mismo. La solución, pues, nunca llegará. “Santiago is convinced that social success depends on corruption, and he refuses to seek personal gain in a society that thrives on exploitation” (Kristal 56). Hay, por cierto, una fuerte dosis de masoquismo presente en la personalidad y el modo de actuar del protagonista. Pero, más allá de ello, el narrador de la novela quiere hacernos entender que ese masoquismo es tan sólo una variante de los sentimientos encontrados —furia, nihilismo, agotamiento— que muchos habitantes del Perú entremezclan en su vida diaria. Técnicas, estilos, fondos y formas Formalmente, los diálogos de la novela están contenidos en secuencias y escenas, en un esquema directamente deudor del cine, con su multiplicidad de planos y sus montajes alternos, que a veces se aceleran, con reiterados flashbacks y flashforwards, buscando un inevitable impacto. Al respecto, Alan Cheuse ha señalado: Nearly twenty pages of linear narrative in the present tense prepare the way for the limited “montage” effects, those sequences in which the narrative shifts from present conversation (ostensibly moving forward in time present) to the scenes out of the past (various levels of the past to be exact) (53). Existen correspondencias entre el libro uno y el cuatro y entre el dos y el tres, a la manera de un perfecto contrapunto, y por la cantidad y densidad de los contenidos. Asimismo, está presente el recurso vargasllosiano de las cajas chinas o muñecas rusas (matriuskas). Es decir, se trata de proponer una historia que englobe otra más pequeña y ésta a su vez una tercera, igualmente más breve y así sucesivamente. Pero no sólo se produce una experimentación de esa clase, sino que, además, los datos en la novela están dispersos y el lector tiene que hacer un depurado esfuerzo de comprensión como para armar esta suerte de rompecabezas. En tanto la novela presenta una realidad fragmentada, copiando, de nuevo, a la “realidad real”, el lector es invitado a reconstruir estos pasajes y darles unidad. Sólo así se llegará a la comprensión total de la novela, sin obviar ninguno de los tantos datos, incluso capciosos, que la obra contiene. Hay un aspecto de la novela que ha sido estudiado en años más recientes como resultado de la difusión masiva de la narrativa vargasllosiana. Se trata del elemento autobiográfico. Ocurre que críticos y periodistas no sólo peruanos, han indagado entre las probables vidas paralelas de Santiago Zavala y del propio novelista, hallando interesantes puntos de coincidencia. Así, la “realidad real” invocada por Vargas Llosa ya no sólo se escenifica en el centro de Lima y en sus alrededores, en los años cincuenta, sino que la ficción “copia” a esa realidad, apropiándose de sus personajes. Los seres ficticios, que parecen de carne y hueso, como en las novelas de Flaubert o de Balzac, autores tan admirados por Vargas Llosa, cobran una vida “otra” en el gran espacio de la novela de tono hiperrealista. Y es cuando descubrimos que, como Zavalita, Vargas Llosa también trabajó como redactor de un diario limeño, también estudió en la Universidad de San Marcos y también fue parte de una célula política, “Cahuide”, que buscaba hacer oposición al régimen de Odría desde los claustros universitarios. Este microgrupo político, en la ficción trazada en Conversación, tiene como integrantes, entre otros, a Jacobo y Aída. Aída se convierte, a lo largo de varias páginas, en el febril objeto del deseo de Zavalita, quien sin embargo sólo la mantendrá como una ilusión, finalmente perdida, al igual que otros asuntos en su vida. Sobre este tema Inger Enkvist reflexiona: Los pensamientos de Santiago contienen muchas preguntas. Quiere entender mejor su propia manera de reaccionar. No se siente a gusto entre sus nuevos amigos tampoco por no compartir enteramente sus creencias y desde este momento sus experiencias importantes aumentan su sentimiento de frustración (130-131). El acercamiento autobiográfico se ha extendido a otros personajes de la novela. Becerrita, jefe de policiales del diario, ha sido cotejado con la realidad, así como los compañeros de trabajo y de juerga de Zavalita, como Norwin y Carlitos. Vargas Llosa siempre ha manifestado que en toda obra de ficción se conserva, aún al mínimo, un elemento autobiográfico, un ancla con la realidad. Él mismo ha escrito libros o dictado conferencias sobre el surgimiento de sus novelas. Quizá el ejemplo más notorio sea el de Historia secreta de una novela, acerca de la génesis de La casa verde. Conversación es un lienzo tan grande y su afán tan totalizante que da cabida a decenas de personajes, entre principales y secundarios. Críticos especialmente norteamericanos y europeos se confesaron sorprendidos, desde la aparición de la novela, por su ambición y resonancia. Aquel afán totalizante no sólo se descubre sino que se extravía en las voces y ecos ya aludidos, reinventándose a cada momento. Por ello es que también puede hablarse, como lo plantea José Miguel Oviedo, de una pirámide que, así como establece ciertas jerarquías —sociales, políticas y económicas— genera otra jerarquía, de voces, de autoridades y subordinados. Luis Harss dice: “Still, one must consider Vargas Llosa a ‘social novelist’, if only because of the vast public screen on which he projects his fantasies, but also because of his highly ‘socialized’ scale of values” (105). Y es que, casi obsesivamente, todos están recibiendo o cumpliendo órdenes en la novela. El más principista, pese a su frustración, es Zavalita, quien las desobedece, quien rechaza el orden social. Él piensa desde una óptica individualista y nunca mide las consecuencias de sus actos. Desobedece a su familia, la cual ha trazado un mapa en su vida. Él es ajeno a ese camino. Prefiere recorrer su propia vida. Prefiere “joderse” como le confesará a Ambrosio en la conversación “marco” de la novela. Mas aun, Zavalita afirma que en el Perú uno no se contenta con “joderse” a sí mismo sino que “jode” a los demás. Es decir, que el fracaso es una cadena. Funciona colectivamente. Por ello es que, una vez en el abismo, la sociedad no encuentra valores ni fuerzas para reincorporarse. Y ese es precisamente el quid del asunto. Como en otros países de América Latina, en el Perú los gobiernos militares, pero también las democracias que terminaron como dictaduras, o simplemente las democracias a secas, han generado una crítica dinámica del fracaso. Asistimos a un mundo confuso, de desvalores y desórdenes, de un laberinto imposible como el que plantea Conversación, donde a veces son tantas las voces y tantos los ecos que el lector tiene necesidad de releer o incluso volver al capítulo anterior. Así, el caos de la sociedad, del país mutilado y saqueado, se retrata oralmente desde un discurso con muchos emisores pero en el cual el punto de emisión está a veces sutilmente borrado o es percibido con dificultad, donde ya no se sabe quién habla primero o dónde termina una conversación. La metáfora pero también la concreción del fracaso de un país, nace, entonces, en la novela, desde la escritura misma. El texto contiene, desde su forma y su presentación, el caos al que va aludir el contenido. El resultado es un apasionante y valiente libro sobre un país agonizante y el desencanto de su gente. Zavalita es símbolo de muchos ciudadanos que, como en cualquier parte del mundo, reclaman un estado honesto y un juego democrático limpio y justo. Aunque cabe la posibilidad, siempre, de que acaso sólo estemos leyendo otra amarga utopía vargasllosiana, o constatemos, una vez más, que los personajes de este novelista son derrotados por la inevitable fuerza del sistema envilecido, salvaje y corrupto, aquel que sojuzga a los cadetes del colegio militar en La ciudad y los perros o frustra a los amigos que buscan la felicidad perdida en Los cachorros. Alberto Oliart juzga Conversación en estos términos: No hay detrás de esta novela una ideología política formulada a través de un esquema de convicciones, no hay simplemente un intento de denuncia o de convertir la novela en un instrumento didáctico. Sí hay en cambio una pasión contenida y fuerte por el país que se describe; un sistema de valores coherentes y abiertos para enjuiciar la realidad social que se investiga y recrea... (202). La conclusión a la que arriban críticos y lectores que han o hemos pasado por la experiencia de leer y releer, una, dos o más veces Conversación en La Catedral, es que ya no sólo se trata de una apuesta por una novela autónoma, totalizante, que practica y pone en evidencia el infortunio de su protagonista y de su patria. Más allá de todo ello, y ya categorizándola sólo como un producto puramente artístico, liberado de los moldes de la ideología y del compromiso, estamos ante una experiencia que modula, ensaya, mezcla y juega con técnicas narrativas, puntos de vista, monólogos, diálogos cruzados, distanciados, telescópicos. No se ha hecho aún el necesario inventario, a la manera de un mapa, para descifrar el verdadero camino que siguen los personajes o la genealogía de alguno de ellos. No se ha practicado tampoco una lectura que ensaye respuestas para el Perú a partir de esta obra que, desde su complejidad, las reclama con urgencia. Con todo, a treintiocho años de su publicación, y habiendo confesado el propio Vargas Llosa que, de todas las que ha escrito, ésta sería la única de sus novelas que salvaría del fuego, queda pendiente ese examen analítico que siempre estará fundado en la crucial interrogante que la obra plantea y que hoy sigue implacablemente vigente: ¿en qué momento se había jodido el Perú? Se trata, para algunos estudiosos, de una pregunta sin respuesta. La teoría que sugiere que el proyecto de nación, en el Perú, no tuvo éxito porque fue abortado apenas desde su concepción, cobra fuerza para cierto grupo de intelectuales. Ellos ratifican que la “pesada herencia colonial” es, además, grande y tortuosa, y que la conquista española del siglo dieciséis, y la subsecuente administración virreinal durante tres siglos, derivó en una serie de traumas, taras y prejuicios que están demasiado acendrados en este país de Sudamérica. Cuando hablamos de la función terapéutica de Conversación, quisimos referirnos, también, a esa óptica de la obra que, desde la presentación de un conflicto, inherente a la sociedad peruana, nos abre los ojos y nos muestra la dificultad de gobernar y vivir en un país atravesado por la violencia y el desengaño. Subyace, entonces, en el texto vargasllosiano, la idea de que, a pesar de tanta frustración y tantas muestras de inmoralidad, es posible, como ha ocurrido en otros países con problemas similares, levantarse a partir de la destrucción. Desde fines de los años ochenta, Vargas Llosa es un convencido liberal, que admira y postula teorías económicas extremas, apoya los conceptos de Milton Friedman y cree que desde la absoluta libertad del mercado puede ensayarse la construcción o refundación de una sociedad. Asimismo, su idea de una “sociedad abierta”, basada en sus lecturas de Karl Popper, se conjuga con su propio ideario teórico literario: el hombre va a estar siempre insatisfecho pero tiene un derecho natural a creer en sus sueños y esperanzas. Y de eso trata, final y contradictoriamente, su obra literaria. Bibliografía • ANGVIK, Birger. La narración como exorcismo. Lima: Fondo de Cultura Económica, 2004. • BROWN, James. “El síndrome del expatriado: Vargas Llosa y el racismo peruano”. Mario Vargas Llosa. José Miguel Oviedo, editor. Madrid: Taurus, 1981. 15-24. • CHEUSE, Alan. “Mario Vargas Llosa and Conversation in The Cathedral: The Question of Naturalism”. Mario Vargas Llosa: A Collection of Critical Essays. Charles Rossman y Alan Warren Friedman, editores. Austin y Londres: University of Texas Press, 1978. 52-58. • DÍEZ, Luys A. “Relectura de Conversación en La Catedral: otras voces, otros ecos”. Mario Vargas Llosa. José Miguel Oviedo, editor. 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Conversación en La Catedral. 1969. Barcelona: Seix Barral, 1986. ** Jorge Zavaleta Balarezo jorgez@telefonica.net.pe Escritor, crítico de cine y periodista peruano (Trujillo, 1968). Tiene estudios de literatura, periodismo, cine, publicidad y análisis político en la Universidad Católica de Lima y en el Instituto Idea, de Caracas (Venezuela). Publica artículos en los principales diarios y revistas de Lima y ha colaborado con las agencias Notimex (México) y DPA (Alemania). En 1998 publicó su novela Católicas y participó en el volumen colectivo Literatura peruana hoy: crisis y creación, de la Universidad Católica de Eichstätt (Alemania). === Cuatro notas Leopoldo de Quevedo y Monroy ======================== *** Joven, efebo inmortal Cantó un día Darío: “Juventud, divino tesoro”, piel tersa y tierna que nunca quisiéramos hubiera caído, cualidad inherente sólo a los ofidios. Edad florida, plena de ilusiones, capullo siempre a punto de abrirse en alas de colores. Camino llano para recorrerlo desnudos, con lluvia o sol, de la mano del amor y del viento. Edad de los sueños, de la ensoñación, los suspiros, enrizando con el índice y el medio los cabellos y con la vista flechada a las estrellas. Etapa sin medida para forjar ideales, para dominar y cambiar el mundo. ¿Quién no fue joven y quisiera retroceder? ¿Quién no tuvo en su cuarto música, afiches de sus íconos y detrás de la puerta el retrato grande de su amada? ¿Quién no guardó en secreto el poema, la foto, el mechón de cabellos, el pañuelo enlagrimado? Nos vestíamos a la moda para gustarle a la persona de nuestro corazón. Cantábamos fuerte al calor de un sorbo de aguardiente o de cerveza hasta reventar la garganta. Y al viento no le dolía la oreja. Íbamos en camioneta o camión, echando dedo o en tren o a pie. No importaban la hora ni los zapatos rotos. No valían las rabietas de mamá ni las deudas ni los robos furtivos. La cita estaba esperando a cuatro esquinas o en el pueblo vecino. La suerte se echaba y el ansia de cumplirla hacía que los pasos volaran decididos. En nuestro embrujo juvenil, cuántas gallinas salieron asustadas de sus nidos y en el colegio cuántos huevos rompimos sobre la cabeza blonda o ensortijada. Cuántos besos robados, con lengua o sin pausa, cuántos pliegos de block rotos jurando un amor medioperdido. Cuántas noches de baile hasta la madrugada, con cocacola y compañía de la novia hasta donde los suegros. Y cuántas mentiras y cuánta imaginación para arreglar el pastel de la tardanza. Cómo pusimos alas a un caballo para cabalgar los árboles y el aire. Cuántas flores deshojadas, cuántas promesas y cuántas lágrimas. El camino quedó regado como un río, a borbotones cabalgaban los deseos y las piedras sonaban como música. ¡Ah, juventud esquiva! Cómo pasaste tan en puntillas y apenas dejaste el rastro en los rincones. Miro a los jóvenes y no los reconozco casi. Pasan los jóvenes y nos miran y escudriñan qué hay detrás, allá en el fondo de nuestras ojeras. Por si algo de ellos encuentran en nosotros. Y salen corriendo porque la vida es corta y el gozo debe ser largo. No se puede perder el tiempo contando las arrugas de los días. Los ojos brillan, el movimiento es rápido, la sed es infinita y la sangre busca salida como el agua por los diques. Eso es ser joven. Hinchar el pecho y suspirar sin fondo, mirar el mundo y querer tomarlo a bocanadas, empezar el rumbo y caminar como el gigante a las zancadas, porque el porvenir está más allá esperando con afán. No hay tiempo y la reflexión estorba, un manantial de sorpresas se abre ante la vista y el alma se sale por la boca a beberlo y agotarlo. Juventud es abundancia, es salto al abismo, en riesgo extremo, hálito ilímite, mirada de animal de mil pupilas, voluntad a prueba de noches y trasnochos, es un apretón eterno de manos y de abrazos, es entrega como aquella de Julieta con Romeo, que los hizo capaces de beberse hasta el veneno de la vida. Juventud es promesa, es realidad, es presente, es flor que llama a las abejas, es fuente y es delta de río con ansia de convertirse en mar. *** Maquiavelo recargado Nos imaginamos a Maquiavelo de casaca larga, un poco escaso de cabellos, de nariz afilada, fino, con sonrisa de cínico a punto de lanzar la carcajada. No conoció las limusinas ni mucho menos el raudo eurotrain que recorre las campiñas italianas, pero sus escritos volaron más veloces por entre barones, condes, príncipes y tiranos. Fue su pan en todas las comidas y su moneda en todos los negocios. De su época a la nuestra sólo hay quinientos años. Realmente poco para estar tan vigente. Parece que su obra política hubiera salido de prensa ayer no más. Me late que nadie nunca ha escrito ni escribirá jamás una obra que supere en describir con tanto tino el perfil del gobernante y sus colaterales. Bien se había fijado en el modelo a quien admiraba, como el pintor delante de la dama que desnuda. El Príncipe fue pensado sobre el molde que gobernaba a la sazón. César Borgia, el de la rica y potentada familia italiana más corrupta. Hijo de Alejandro VI y hermano de Lucrecia y Juan. Acumuló en sí todos los títulos políticos de su época. Fue conde, príncipe, duque, condottiero, gonfaloniero, capitán general y hasta rezaba y comulgaba como cardenal. Sabemos de sus gustos y placeres, de sus crímenes y fiestas, de su frialdad y desenfado. Calculador, autoritario, viajero y amante de la conquista de ciudades. A Maquiavelo le quedaba muy fácil apuntar aquellos procederes y hacer un listado detallado de lo que en adelante sería el “manual del gobernante”. ¿Bonaparte lo leyó? ¿Quizás Hitler, Mussolini, Idi Amín, Sadam Hussein, Gadafy, mi tocayo Galtieri en Argentina y Quadros en Brasil? El Fin supremo del Poder es lo que vale. Todos los demás valores deben ceder ante el Estado que ostenta la máscara del Poder. Algo así lo había prefigurado el Rey Sol, Luis XIV, cuando se proclamó con aquel estereotipo: L’Etat c’est Moi, el Estado soy Yo, con mayúscula y majestad. Como un kickboxing en los cuadriláteros más cruentos, la ley es: “todo se vale pues la meta es vencer por la fuerza o por el fraude”. Y se acuñó la suprema consigna de la política moderna: El Fin justifica los medios. Que en palabras más simples se reduce a olvidarse de toda moral. Se reduce a decir que para el príncipe vale más el Poder y el Dinero que la vida de la gente. Los que quieran ser príncipes deberán tomar este santo catecismo para hacerse amar o temer de los habitantes, respetar y obedecer por los soldados, matar a los que puedan perjudicarlo, reemplazar las leyes antiguas por las que convengan a sus propósitos, fomentar amistad con otros príncipes que lo favorezcan. No deberá explicar sus mandatos y se hará obedecer argumentando razones de Estado. Son las maquiavélicas recomendaciones de El Príncipe en cuestión. El brillante Maquiavelo a esta hora debe sentirse feliz pues no cayó en el abismo del Olvido. Un lento paneo de cámara escondida nos permitiría vez los primeros planos de las reuniones del príncipe con sus asesores y ministros. Las risas y guiños a cada una de las ocurrencias para entrabar o aprobar, según el caso, un proyecto de ley o una medida económica o salarial. Y después volverlo demacrado a ver cuando se promulguen a través de solemnes comunicados. Si alabamos el oportunismo del famoso Nicolás con la descripción de las estrategias que aconseja a los príncipes, no podemos irnos orondos sin maldecirlo por esta obra que no calificaremos de maquiavélica sino de diabólica. El Mefistófeles de Fausto no pudo mostrar más su cola que cuando el príncipe alza niños, bendice a manos llenas y habla al oído de las dulces Margaritas. Pero que confabula adentro en su casa. Príncipe y Mefisto cruzan miradas y una sonrisa con sabor a insidia se esboza en sus bocas. Preciso es decirlo, Maquiavelo fue víctima de su propia fórmula. No obstante haber dado lecciones a su Príncipe fue apresado, torturado, a cambio. En las luchas con su sucesor el papa guerrero Julio II, los Médici lo sumieron en sus prácticas proclives. Así paga el diablo a quien bien le sirve. Lo grave del caso es que la implacable Historia lo repite. *** ¿Usted las prefiere ardientes? El fuego, el peligro, el abismo, llaman al pariente del juguetón primate como a la polilla de alcoba. Como si en las llamas estuviera un genio o un hada o un misterio nos esperara. Hubo otra frase también de publicidad que dijo que los hombres las prefieren rubias. Eso quedó para los cineastas y los estudiosos de la psicología. Algo en común tiene el estereotipo de los pirómanos que se mueren por imitar a Nerón. Creo que en los tiempos que corren, va siendo un axioma que nadie vende si afuera la envoltura no dice que encierra algo caliente o tronante. Que es bebida energizante, que la pila es AAA, que la pepa es de alto vuelo, que la pastilla te pone a trepar paredes. Eso lo aprendieron muy bien publicistas y escritores. Ya lo sabía el inventor de la pólvora y el huracán Catrina. Nada es mejor para llamar la atención que el ruido y el escozor, el estampido y la sangre y “las topless” sin condón. Sí, me replican los jóvenes. Los tiempos cambian. Ya no hay Cervantes ni Dantes. Mucho menos un Neruda o un juglar que vaya por pueblos echando sus versos como miel en colmenar. El mundo cada vez es como el mar, abierto y revuelto. Ya es no época de pulimento ni de hablar de un “jogo bonito” —como se quejan de su fútbol los cariocas hoy. El idioma es cambiante como el humano y se parece a quien lo habla. Es zafio y quemante. Atrevido y burdo, como el de una película de guerra o de droga. El modelo es el matón, o el traqueto o el portero de antro o burdel. Esa es la moda y está muy “in”. Se quedaron solos el viejo Quijote, el patético Hamlet y hasta Ernesto se quedó sin nombre. El Cantar de los Cantares o las quejas de Job, las golondrinas de Bécquer ya no volverán. No hay quien oiga estas voces porque el corazón se acalla con tanto trepidar y con tanta leña en la puerta del horno. El oído se quedó mudo ante tanto ruido y el silencio se escondió rendido. ¡Fuego, fuego!, claman en la TV las cuñas como mil sirenas. —¡Miren la novela y copien las costumbres de última moda! ¡Fuego, fuego!, claman los libreros. —¡Vengan a la feria que el escrito llega! ¡Lean los relatos de lenguaje “cool”, calientes, calientes, como pan recién cocido en el phorno! Cosa es de volverse locos —y de no creerla—, decía Marroquín. Hoy los diarios escritos son un bastión extraño de una lengua limpia, aunque sus autores escriben de carrera. Pero se están acabando los “suplementos literarios” y se han trocado por comentarios de cocina, turismo y farándula. Sin embargo, aún podemos hoy comprar, sin pudor, el humilde periódico y leer las crónicas de un mundo que pugna por no morir ardiendo de envidia, bala y porno. Aclaro. Yo las prefiero a ellas ardientes, o sea, voluptuosas, femeninas, expresivas, conversadoras, dignas, trabajadoras, tiernas, firmes, coquetas, ya sea en la cama, en la mesa, en el restaurante, o en la fiesta. Con su piel tersa, suave, a veces fría —para el contraste. Apasionadas, creativas, echadas para adelante. Mas no agresivas, groseras, machonas, gritonas ni histéricas, ni mucho menos adictas o con revólver al cinto. Ellas tienen que ser la medida y la flor del mundo. *** ¿A qué edad maduran las manzanas? Biólogos, jardineros y agricultores se han preocupado de conocer el proceso que sigue la semilla o el injerto en el desarrollo de las plantas, según como la criatura se programe. Ya sea en tierra, ya sea en invernaderos o en laboratorio, por mero experimento. La naturaleza ha sido generosa con el hombre y, por lo general, las plantas que dan frutos para el alimento lo hacen en relativo corto tiempo. No hay que esperar largos años para que la cosecha llegue. Los manzanos deben ser adultos para empezar a dar su fruto. De ahí en adelante, con abono, mucha agua e higiene profunda el ciclo de vida productiva puede ser muy largo. Si hay descuido, llegarán gusanos, piojos, hongos y se dañará la floración y la calidad del fruto. La naturaleza también se rige por mandatos. La edad de la manzana deviene de la adultez del árbol de que pende. Como dice el aforismo, no se le pueden pedir peras al olmo, ni a un manzano joven que nos dé cosecha. La calidad de las mismas dependerá de los cuidados siguientes. Así el escritor. La naturaleza es sabia y nos da lecciones. ¿Cuándo es la edad en que un texto es sabroso, jugoso, y provoque leerlo? Cuando su autor se demuestre educado, podado, regado, abonado y listo para dar fruto. Un árbol grande en frente no sirve para justificar la arboleda que sigue. Cierto, se cuenta de Juana Inés que a los tres añitos compuso un escrito. Y, en general, todos podríamos contar, inocentes, que a los 15 años llevamos un diario o que llevamos un ramo de flores a la novia con un poema hermoso. Ahí pudo estar la siembra. Pero hubo un día en que nos sentimos grandes, capaces y ofrecimos la primera cosecha. ¿A qué edad? Como el manzano, llegaron lecturas, borramos errores, ensayamos de nuevo. Leímos los clásicos, probamos de nuevo, nos miramos al espejo, descansamos un rato, nos cambiamos de vestido, ajustamos el paso... hasta que debutamos. Se fue formando un estilo, dejamos a un lado los caprichos de escribir como otros, y ¡oh!, ¡nos dimos cuenta de que éramos nosotros! Con la seguridad que da la inversión en lecturas, el ejercicio constante de redacción, la corrección idiomática, buen manejo de la dicción, y dando oídos a la crítica que llega, el escritor consigue su estado de adultez. No es cosa de un año, ni producto de publicidad en la prensa. La calidad literaria no es un fruto espontáneo. Ni un producto que se elabora en un garaje, se envuelve en lujoso empaque y se pone, luego, en venta. Muchas universidades cortan el paso al saber, limitan el ingreso hasta cierta edad para maestrías y doctorados. Muchas convocatorias para exponer la literatura exigen determinada edad. ¿Desde cuándo y hasta cuándo es la edad productiva para escribir? Cervantes hubiera quedado por fuera a sus 56 años, si alguien hubiera pensado que después de tal edad es imposible imaginar, crear, volar o representar a un país. ¿O, antes de los 20 nadie puede procrear o escribir? ¿Desde y hasta qué edad a los creativos de una empresa los pueden tachar o aceptar? ¿Es tan importante la edad? ¿O es más relevante la solidez y la calidad de la obra? ** Leopoldo de Quevedo y Monroy leoquevedom@hotmail.com Escritor colombiano. Abogado egresado de la Universidad Libre (http://www.unilibre.edu.co) y magíster en Docencia Universitaria por la Universidad del Valle (http://www.univalle.edu.co). Ha publicado Confesiones de un cura casado (Corredor, 1999), El anteproyecto y el proyecto de investigación, los poemarios Versos sacros y profanos (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2005) y Cotidianidad en Re-verso (Artes Gráficas del Valle; Cali, 2006) y diversos materiales en el diario El Tiempo (Cali) y la revista Plenilunio. Ha participado en eventos literarios como la “Hora de la Poesía” en la Feria del Libro en Bogotá (2005), el V Festival Internacional de Poesía en Cali, la XI Feria del Libro Pacífico y otros. |||||||||||||||||||||||||||| ENTREVISTAS |||||||||||||||||||||||||||| === Marcos Veroes, presencia impalpable y mesurada ======================== === “La escritura es una forma de vida” Rafael Ortega ================ “Una de las cosas que debe tener presente el creador es que es tan efímero y pasajero como cualquier otro ser humano. Esa debe ser parte de la percepción: saber que no somos eternos y no estamos aquí para imponernos por encima de los demás”. Tras haber publicado su primer libro de narrativa, titulado Vencedores (La Liebre Libre, 1993), Marcos Veroes (Barquisimeto, 1965) sintió la necesidad existencial de expresarse a través de la poesía. “El cuento ya no tenía el asidero lo suficientemente sólido como para sostenerse en su construcción”, comentó. Fue así como inició un recorrido que lo llevó desde los relatos extensos, con pretensiones de convertirse en capítulos de alguna novela, pasando por los cuentos breves hasta que “por cuestiones de vida y por la dinámica citadina” desembocó en la poesía “porque la palabra tiene una contundencia, mientras que en el cuento la contundencia de la palabra no es tan profunda. En un poema, el ritmo es más pausado, pues la palabra lo exige”. —¿Cuáles fueron tus primeras lecturas? —Las primeras lecturas fueron caóticas, pero las que vienen a mi memoria son principalmente con las cuales tuve contacto en el liceo y, por supuesto, esas cosas que también llegan a través de la familia. Para mí es inolvidable la imagen de Sherlock Holmes, gracias a mi mamá, pues a ella le gustaba mucho ese género policiaco hasta el punto de devorar con saña las novelas de Ágatha Christie. De allí pasé a leer los inevitables poemas de amor de Pablo Neruda y más adelante me fui topando con otros autores por casualidad, como sucedió con Julio Cortázar. Resulta que mientras ayudaba a un tío en una mudanza, me puse a revisar unos libros de los que pensaba deshacerse y entre ellos estaba Bestiario. Yo ni siquiera sabía quién era Cortázar y al encontrar ese libro empecé a leerlo para ver cuáles eran las razones para botarlo y finalmente opté por guardarlo para mi biblioteca personal. —¿Participaste en algún taller literario? —En varios, en talleres de narrativa y de dramaturgia. Participé en un taller de narrativa dictado por Orlando Chirinos y de esa experiencia quedó una gran amistad con él y con el resto de los talleristas, y en dramaturgia estuve con Néstor Caballero, aunque este taller se truncó por problemas de tipo administrativo, pero más tarde continuó en Caracas, en otra institución. —¿Consideras que los talleres son fábricas de escritores? —No, yo creo que los escritores caen por sí solos en esa forma de vida. Al final, la escritura tanto para los autores no publicados como los publicados o “consagrados”, como quiera llamárseles, es eso: una forma de vida. Hay gente que pasa por un taller literario y al culminarlo más nunca tiene que ver con la escritura porque eso no forma parte de su vida. No es una necesidad orgánica como para otras personas. —¿Cuáles temas te motivan a escribir? —Los temas pueden ser muchos, como el del ineludible amor, el tema de la muerte, el tema de la vejez, pero el mejor tema es la lectura; es decir, los autores que me agradan son los que me impulsan a escribir. Autores con los que uno consigue una frase, un verso, una oración que nos dispara ideas, que nos hace pensar en otras posibilidades, y te hace arrancar con ese sufrimiento que es la escritura de algo que tenga forma y sentido, que tenga algún soporte del cual uno pueda decir: “Mira, estoy escribiendo esto”. —Aparte de lectura, ¿de qué otras fuentes te nutres para escribir? —Se me hace difícil relacionarme con otras artes para efectos de la creación. Yo parto de un momento de inspiración en medio de la lectura. Claro, hay circunstancias, hay hechos, hay palabras que se escuchan en la calle y uno dice: “Esto es poesía”. Los personajes se encuentran en la ciudad, en cualquier calle, en un autobús, quienes sin proponérselo hablan un lenguaje poético. —A tu criterio, ¿cuáles escritores venezolanos son fundamentales? —Fundamentales hay muchos, pero entra en juego el asunto de la discusión. Allí tenemos a Ana Enriqueta Terán, Vicente Gerbasi, Juan Sánchez Peláez, Eugenio Montejo, Yolanda Pantin, Edda Armas... la lista de escritores venezolanos en el área de la poesía es larga; y en el área del cuento están Ednodio Quintero, Oscar Guaramato, Antonio Márquez Salas, Guillermo Meneses... —¿A qué atribuyes que los escritores venezolanos no sean tan conocidos en el exterior? —Es escabroso este tema porque es algo que puede analizarse desde distintos puntos de vista: el de los padres y representantes, de los maestros de las escuelas, de los profesores de los liceos y las universidades, de los titulares de los organismos del Estado, de los medios de comunicación, porque si los escritores venezolanos no son personajes reconocidos ni tienen representatividad dentro de la sociedad es porque esa figura es disminuida al 99,99 por ciento. Resulta difícil aceptar que en un país como el nuestro, que posee una variedad de medios de comunicación, la figura del escritor no tiene el peso ni la espesura que debería tener en cualquier otra congregación de seres humanos. Creo que eso parte de allí, fíjate que nuestras escuelas tienen un gran defecto: todavía se estudia con el texto de Hurtado, y no es que tenga algo en contra del autor, sino que no es posible que veinte años después de haberme graduado todavía se siga hablando de Doña Bárbara como la novela más representativa, más actual y más moderna de nuestro país. Tal vez, eso pudo haber sido cierto, pero después de Rómulo Gallegos han nacido y han publicado otros autores. Entonces, el asunto debe ser analizado desde varios ámbitos, desde la promoción, pasando por la escuela, por el hogar, por las editoriales y por el Estado. —¿Es difícil ser escritor en un país de pocos lectores? —Bueno, sí. Es casi utópico. Una de las cosas que nos proponemos a través de los talleres de literatura es básicamente la formación de lectores. Y cuando hablamos de formación de lectores no queremos decir “lectores profesionales”, sino personas que le dediquen un tiempo al ejercicio de la lectura, desde el punto de vista de la distracción. Porque como bien lo dice Ernesto Sábato en uno de sus libros: “La lectura es como el sueño” y eso nos brinda tanto una sanidad mental como un equilibrio psicológico para poder soportar la realidad, que muchas veces supera a la ficción, pero que nos ayuda a entender. —¿Las instituciones del Estado ofrecen ayuda al escritor? —Últimamente, se ha querido dar un impulso a la literatura contemporánea. En Guatire se inauguró una imprenta que produce cinco mil libros por hora y ahora en cada estado hay una, a través de la Red de Escritores y otras asociaciones que se han ido creando. Me parece que ése es el primer paso. El Estado está sufriendo transformaciones y una de ellas es que la educación y la cultura vayan más allá de un salón de clases o una biblioteca. —¿Cómo percibes la presencia de la mujer en el mundo de la literatura? —Sin caer en el tema del machismo y el feminismo, la presencia de la mujer en la literatura es positiva porque es una manera distinta de ver el mundo, de apreciar la dinámica humana. Te lo digo porque, por ejemplo, la visión erótica del hombre, en algunos puntos, es distinta a la visión erótica de la mujer. Eso si hablamos desde el punto de vista del común, pero si hablamos de los escritores, hay más puntos de encuentro que puntos divergentes. Entonces, claro está, cuando leemos a Luz Machado, decimos: “Diablos, ¿por qué esto no lo escribió un hombre?”. No, porque es una sensibilidad, que estaba dispuesta para eso en ese mismo momento. Todos sabemos que Luz Machado no fue una escritora prolífica, pero todo lo que escribió lo hizo con un buen ojo poético. Lo mismo pasa con Blanca Strepponi, Yolanda Pantin y con cualquiera de nuestras escritoras que abordan tanto puntos de encuentro como divergentes. —¿Cuáles obras de la literatura universal recomendarías? —Sandokan, de Emilio Salgari; Robinson Crusoe, de Daniel Defoe; Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne... hay que disfrutar de esas lecturas que de una u otra forma nos van construyendo como seres humanos. También los novelistas rusos son ineludibles, Crimen y castigo, de Dostoievski, una obra que nos confronta con lo que debe ser la moral y la ética; Emile Zolá; en fin, serían tantos que tal vez cometa el más típico acto de injusticia al olvidar alguno de ellos. —¿Cómo ves el panorama literario actual en la región? —Lo veo lleno de prepotencia y carente de humildad a la hora de asumir el trabajo de la escritura porque hay autores en el estado Aragua que creen que porque les publicaron en una revista literaria o porque les editaron un libro aquí o en cualquier otro lugar tienen “derecho a” y pienso que no debe haber persona más humilde que los creadores, porque una de las cosas que debe tener presente el creador es que es tan efímero y pasajero como cualquier otro ser humano. Esa debe ser parte de la percepción: saber que no somos eternos y no estamos aquí para imponernos por encima de los demás. A pesar de todo, creo que el panorama regional luce optimista, no diría positivo porque obviamente debe haber un esfuerzo que vaya dirigido a conseguir bienes comunes, pero yo entiendo que la escritura es un trabajo solitario y al escritor le cuesta sentarse con otros para hacer un proyecto común. —¿Qué opinas de las nuevas tecnologías? —Es como una Torre de Babel, todo el mundo se encuentra allí, en el mismo lugar. En Internet desarrollamos una conversación con alguien que está al otro lado del mundo, pero es tan irreal que después de que uno se levanta de la silla surge la interrogante: ¿en verdad era un ser viviente el que estaba del otro lado? Entonces, las nuevas tecnologías te ayudan, pero también te crean ese sentimiento de ser un personaje ficticio tanto para el otro como para el computador mismo, porque la palabra virtual es muy rica en su significado: ahora tenemos una realidad virtual y una realidad real. Por eso las nuevas tecnologías son como un cuchillo de doble filo. —¿Piensas que la Internet suplantará la imprenta? —Me parece imposible. Cuando uno está trabajando un texto se necesita del papel impreso para la revisión, la corrección o para darle el sí definitivo y eso no se cumple frente a la pantalla. El computador no te ofrece esa calidez que te da la hoja de papel. Pluma y libreta Ya no concibo pasar mucho tiempo sin escribir una línea. Mis compañeras son una pluma y una libreta. Agradezco a todas las fuerzas divinas de la creación por permitirme usar el don de la palabra y pienso que es una ayuda para vivir. En medio de un dolor, me siento a escribir y cuando me levanto del asiento lo hago con un peso menos. Esta entrevista fue publicada originalmente en el suplemento cultural Contenido, del diario El Periodiquito, de Maracay, Aragua, Venezuela. ** Rafael Ortega rafaelortega@letralia.zzn.com Escritor venezolano (Maracay, Aragua, 1969). Es técnico superior universitario en publicidad. Ha sido jurado en concursos literarios del estado Aragua. Textos suyos han sido publicados en revistas y periódicos venezolanos, así como en las antologías Narrativa aragüeña en Tierra de Letras (Senderos Literarios, 1997), Narrativa de Aragua (Secretaría de Cultura del Estado Aragua, 1997) y Muestra de minificción aragüeña (Secretaría de Cultura del Estado Aragua, 2001). En 2002 publicó su libro de cuentos La última sutileza del diablo. === Entrevista en exclusiva con Santiago Montobbio ======================== === La poética del descubrimiento Jorge Sanglard ===================== (Nota del editor: esta entrevista con el escritor español Santiago Montobbio fue publicada originalmente bajo el título “A poética da descoberta. Entrevista em exclusivo com Santiago Montobbio” en O Primeiro de Jaineiro, das Artes das Letras; Porto, Portugal, 10 de setembro de 2007; http://tinyurl.com/353gvf). —Octavio Paz define la poesía moderna como “tradición de ruptura”. En el marco de la lírica española contemporánea, ¿su poesía dialoga más intensamente con la tradición o con la ruptura? ¿O cree que ya no está vigente tal idea acerca del arte moderno? —Resulta especialmente penetrante y acertado el membrete de Oliverio Girondo: “La poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta”. Porque en poesía esencial es, en verdad, el hallazgo y la aportación original de cada poeta, el carácter único e insustituible de su voz —y, de hecho, si éste no es tal, no hay poeta. Esta aportación, este hallazgo, implican siempre un ensanchamiento de la realidad y de la poesía que la crea, y conlleva una ruptura con la precedente. Así, me parece acertada esta expresión de Octavio Paz: la ruptura es ya una tradición, ya que resulta inevitable, y la poesía moderna se ha constituido así en una tradición de ruptura. Aunque de una manera laxa, mis poemas pueden inscribirse en una tradición, o considerarse que dialogan con ella. En mi obra poética pueden distinguirse varios tipos de poemas (unos complementan, explican y hacen posibles a los otros), y éstos dialogan con ciertas tradiciones (de la poesía española contemporánea o de la poesía moderna), de las que serían eslabones, a la vez que una ruptura en ellas, ya que están marcados por una fuerte personalidad y constituyen una aportación original a las mismas. Quizá podría pensarse que mi poesía dialoga más —esto se me pregunta— con la ruptura que con la tradición, en atención a la singularidad de su voz. En todo caso, es un personal punto de equilibrio entre tradición y ruptura, y así se constituye como un elemento característico de esta formulación que de la poesía moderna hace Octavio Paz. —¿Cuáles son sus principales referentes poéticos? —Entre mis lecturas formativas y que contribuyeron a despertar mi amor por la poesía, puedo destacar la de los grandes poetas del 27, algún gran poeta catalán (Espriu, Foix), los poetas neogriegos de la generación de 1930 y también los autores hispanoamericanos, a los que siempre he sentido como propios y entre los que mencionaré, pensando en ese principio, a Borges, porque otras devociones serán descubiertas mucho más tardíamente, ya muy adulto, como el gran arte de poeta que hay en las novelas y cuentos de Augusto Roa Bastos, o la poesía cristalizada de Roberto Juarroz. Junto con un recuerdo para la delicadeza de la poesía de Manuel Altolaguirre, quiero, entre los poetas del 27, destacar el nombre de Luis Cernuda. A parte de estas lecturas iniciales, y las que han seguido y me han prestado ayuda y compañía, además de contribuir a despertar, como he indicado ya, mi amor por la poesía, debo señalar que no he tenido nunca ningún modelo poético a seguir (si a eso se refiere la pregunta), aunque obviamente sí referencias. Me parece una consecuencia lógica de la naturaleza de la creación, que consiste en la expresión profunda y radical de uno mismo. Así mi poesía es ajena a influencias. Pueden haber caminos cruzados de manera natural: si escribimos poemas narrativos, cabe señalar que fue Cernuda quien abrió esta posibilidad en tiempos modernos en mi lengua. Pero este lenguaje puede habérsenos impuesto, como a él, por necesidad íntima, de modo por completo personal. Quizá sea el momento de señalar que mi poesía se ha escrito desde una profunda soledad, y ha nacido en medio de un gran aislamiento. Y que puede edificarse un territorio poético que para expandirse y crecer hacia adentro se alimente sobre todo de sí mismo. —¿Y sus motivaciones para escribir? —Mi motivación principal para escribir ha sido la de salvarme a mí mismo. He comentado en alguna ocasión que la poesía es una rama civil y laica de la soterología, la ciencia de la salvación, y lo afirmaría de nuevo. Podríamos relacionarlo con el antiguo y griego aspecto catárquico del arte, a través del cual purgaríamos o superaríamos las pasiones que nos turban, y acertaríamos: así ciertos poemas sobre el suicidio (sobre los que algún crítico ha llamado la atención) pueden haberme ayudado a escapar a la tentación de éste, al expresarla (o conjurarla y realizarla de este modo en el poema), y, más en general, escribir poemas de indiscutible negrura pueden haber contribuido a que llevemos una vida equilibrada y que no trasluciría esta tonalidad. Así, escribo para salvarme, lo cual significa expresar lo que más profundamente soy, cifrarme a mí mismo en mi más verdadera medida. Escribo por necesidad y desde un profundo amor. Con el desprendimiento y la convicción que sólo da el amor. Además de una exploración y ahondamiento en uno mismo, escribir es un ejercicio radical de libertad. —¿Cómo el estudio del derecho, de la ética y de la filosofía marcó su trayectoria personal y literaria? —Para un escritor, los estudios convencionalmente considerados no tienen ninguna importancia, y es natural que en tanto que artista tenga una formación esencialmente autodidacta. Así puedo decir que ha sido en gran parte en mi caso, en tanto que he sido siempre un lector que lee por placer, según los impulsos e intereses del momento, sin programas ni sistemas prefijados. Para un artista, la pasión intelectual queda colmada ya con el arte, y desde un punto de vista íntimo puede no desear ni necesitar cursar estudios reglados. Pero esto puede resultar impensable en su ambiente familiar y social y también una decisión suicida o al menos equivocada para su incorporación a la vida. El tiempo que nos toman los estudios o trabajos ajenos a la literatura y que pueden oprimirnos por impedirnos dedicarnos más al arte es el mismo, con independencia de la materia —es igual, en este sentido, estudiar derecho que medicina o ingeniería. Ancho es el vivir, todo nos nutre y nos conforma, y pienso que es bueno tener intereses culturales variados, así como una formación no exclusivamente literaria. Porque, de algún modo, nada es ajeno a la literatura. Aun más necesario que la formación y los estudios resulta no sustraerse a las tensiones de la vida, estar prestos a traducir y expresar las pulsiones que ella suscita y convoca en nosotros, desde el amor y también la abominación por ella. No es de la formación académica y los estudios de donde proviene la creación artística, sino de la necesidad de expresión que surge de las contingencias de la vida. Desde ellas y la misteriosa realidad de la experiencia interior se modula la personalidad artística y se produce la madurez de una voz. —El abandono, la muerte y la soledad permean su poética inicial. ¿Escribir es un acto de desafiar estas cuestiones que envuelven la existencia humana? —Entiendo que sí. Es una manera de convocarlas, de explorarlas y ahondar en ellas, acaso por ver si nos acercamos a su fondo y quedamos más perfilados o borrados sobre él: de crecer en ellas hacia adentro. También, de acuerdo con la vieja raíz catárquica que como he comentado tiene mi poesía, de purgarlas o superarlas. Todo ello es de algún modo también desafiarlas. Escribir es, sí, desafiar estas cuestiones. —¿Hasta qué punto su poesía opera sobre imágenes de cuño surrealista? —Obviamente mis poemas no podrían considerarse inscritos dentro del movimiento surrealista, pero sí que puede estimarse que tienen imágenes de este cariz. Lejos de ser poemas de esta escuela, y no habiendo sido un especial seguidor de ella, persisten en ellos algunas de sus lecciones, ya que estas imágenes a las que se refiere provienen del gran ejercicio de libertad que supuso el surrealismo, de una liberación y potenciación de la imaginación que ha perdurado. Estas imágenes, a su vez, nacen así de manera natural en mi escribir, se insertan en él de modo completamente espontáneo. Pervive este aspecto del surrealismo porque al potenciar la libertad en la creación no hizo sino ahondar en el sustrato natural de la creación artística: fomentó y desarrolló este aspecto, que está en su raíz misma. Cabría relacionar el modo personal en que están empleados elementos —imágenes— cuya proveniencia podría señalarse en el surrealismo con el modo en que el movimiento se vivió y empleó en España. Luis Cernuda afirmó que era la corriente espiritual de la juventud de una época ante la que no quiso, ni pudo, permanecer indiferente —y, como sabemos, en efecto transformó su poesía. Podríamos completar esta bella aseveración indicando que, además de definir una época, estaba en el aire, en el ambiente de la misma. Podría ejemplificarlo la experiencia de Un chien andalou: Luis Buñuel cuenta en sus memorias que, cuando la hizo con Dalí, estaban aislados los dos en Figueras, no conocían a ningún miembro del grupo surrealista ni tenían contacto con ellos, y no más que alguna mínima noticia del movimiento; al conocer en París a Man Ray y Aragon, les dijo que en algunos aspectos su película podía considerarse surrealista, o que al menos así se lo parecía a él, y tras proyectarla fue aclamada por los miembros del movimiento como un producto emblemático del mismo (al hacerlo fueron, como dice, surrealistas sin etiqueta, y en España había publicado ya poesías que podían considerarse también surrealistas sin haber oído hablar nunca de surrealismo, fiel a una llamada que se oyó aquí y allí). También Lorca escribió Poeta en Nueva York aislado y lejos de los cenáculos parisinos, y los puentes por los que se abrió camino el movimiento en el país fueron azarosos y frágiles: así Cernuda recordaba la importancia que tuvieron para los poetas españoles los pocos poemas que publicó en algunas revistas Juan Larrea, y que fueron suficientes para abrir una puerta hacia una nueva manera de hacer arte. El surrealismo en España se empleó de manera singular, sin seguir estrictamente las pautas del movimiento, y así —por ejemplo— no se utilizó la escritura automática. En unas declaraciones que recoge Gabriele Morelli en su edición de Pasión de la tierra, Vicente Aleixandre afirma que cada uno de los poetas de su generación tenía su manera de escribir surrealismo. Este empleo personal del movimiento quizá produjo frutos más altos, extremo que podría cifrar el juicio de Cernuda sobre Aleixandre, según el cual el surrealismo obtuvo con él lo que no tenía en su tierra de origen: un gran poeta. Podríamos decir algo semejante del uso que del surrealismo hicieron los poetas neogriegos de la generación de 1930 y de los resultados que alcanzaron. Corriente espiritual de una época y de la que estaba impregnado el aire de la misma, fue utilizado en España de manera personal, con excelentes resultados. Y su presencia perduró más allá de su época y de los limites históricos del movimiento en algunos aspectos, porque enlazaba con las entrañas de la creación, y dotó de mayor fuerza y libertad a elementos fundamentales de la misma; así, en alguna medida su manera de expresar y hacer arte poético ha trascendido a su tiempo, y se ha incorporado a quehaceres poéticos no surrealistas, sino que tienen de él sólo estos aspectos. Es por ello que pueden considerarse algunas o muchas de mis imágenes de cuño surrealista, y —siguiendo en esto la tradición de mi país— entendiendo el empleo de este modo de hacer de un modo muy personal. —En muchos de los poemas de El anarquista de las bengalas se presta la voz al otro, empleando imágenes teatrales y cinematográficas. ¿Cuál es el papel de las dramatis personae en su escritura? —El conocido verso de Rafael Alberti (“Yo nací —¡respetadme!-- con el cine”) cifra una época, como también lo hace aquél con que lo remedó Jaime Gil de Biedma: “Yo nací (perdonadme) / en la edad de la pérgola y el tenis”. Pero no es mi tiempo aquél en que el cine era una novedad deslumbrante, y estaba presente, junto con otras, en la poesía de manera expresa, y por otra parte no he sido especialmente cinéfilo (podría recordarse, a este respecto, el título de un poema muy breve: “Tendría que ir más al cine”). La semejanza que señala de mi poesía con cine o teatro puede explicarse por la que cabe percibir de manera natural entre las artes, cómo sus modos de contar y representar pueden recordar a los de otro arte, sin ser un autor especialmente empapado de ellos, y la presencia de imágenes de ellas porque la poesía es también —y fundamentalmente— una representación. Un poema es una profunda expresión de uno mismo, pero a la vez, en esa expresión, hay o media cierta distancia, ya que es una representación, una voz que se construye, y en este punto puede emparentarse con los otros dos artes que cita. El papel de los dramatis personae en mi escritura exige una respuesta más concreta y detenida. “Dramatis personae” es el título de la última sección de mi primer libro, Hospital de inocentes, vertebrada por largos poemas narrativos, en lo que podría calificarse de recapitulación o incluso ajuste de cuentas con uno mismo. Es un lenguaje nuevo y, sin duda, de modulación moral (aparte de que, tras una nueva actitud formal, apunta, claro, un trasunto moral). Estos poemas de andadura meditativa, de cariz moral, narrativos, están presentes en otros libros contemporáneos (hay alguno en la última sección de El anarquista de las bengalas), y también pueden encontrarse en otros escritos más adelante, con la natural evolución en el tono. Podría decirse que en estos poemas se escribe tanto con sabiduría como con distancia (“como si a otro viera”, dice el primer poema), y que en su postura el poeta no encierra ninguna impostura. El título de esta sección está puesto con el sentimiento de “esto es lo que hay”, es decir, de que éste —y así se anuncia— es todo el teatro de que es ya capaz uno mismo, la voz y el modo en que puede edificarse. Sería bueno sentir que este personaje que se construye a sí mismo tiene razón, es decir, que su voz vence porque convence, y puede cumplir por ello con la única subversión verdadera: que el lector se la crea —y así le exija, acompañe y conmine. —Escribiendo sobre el poeta portugués Eugénio de Andrade, el crítico Eduardo Lourenço afirma: “La Poesía no tiene nombre. A su imagen, el poeta es el hombre desconocido. ¿Cómo podría tener un nombre si la Poesía es el hombre en busca de su nombre? Sin embargo, esa ausencia de sí que la palabra ‘Poesía’ enmascara, es una llamada a todos los nombres reales del hombre”. En la medida en que, también en su poesía, la búsqueda y pérdida del nombre están presentes, ¿podría comentarlas? —En mi poesía están presentes, en efecto, la conquista del nombre y también su pérdida, y la cuestión de la identidad al crear arte, de un modo tal que las palabras de Eduardo Lourenço me parecen especialmente acertadas y también que no sólo pueden relacionarse con mi obra poética sino que de algún modo casi podrían predicarse de ella en este aspecto. Es lo que puedo afirmar, y señalar esta voluntad de apoderamiento, de conquista y forja de un nombre que subyace en la escritura de los poemas, y también el temor y la presencia de su pérdida —así el final del poema “Los muertos” (“Porque perdido el nombre, el vivir / es un descenso”), o “Donde tirita el nombre”: “La soledad es una frontera donde tirita el nombre, / y detrás de ella no hay más que un infierno / donde las yemas de los dedos no guardan dibujos / que puedan distinguirnos”. Al escribir el artista forja, busca y crea su nombre más profundo y verdadero, y a la vez en cierto modo éste queda diluido en su creación. Es un poco con este sentido que la cuestión de la identidad está también presente de una manera particular en mi poesía (y en las palabras que me pide comentar). Así recordaría el primer poema de El anarquista de las bengalas, “Desde mi ventana oscura” (“La ciudad que nadie ve, y es la más grande, / es en la que trabajan y están condenados / a ser siempre iguales / todos mis nadies”), y otro posterior, titulado “Continuada derrota del sistema decimal” y que dice así: “Planetario poeta en tus enigmas: / nadie ser siendo tú todos, / todos ser siendo ya nadie”. En ambos queda reflejada esta cuestión, y especialmente en el último: más que escribir para todos y para nadie, como quería Nietzsche, al escribir se es todos y se es nadie. A la vez, o yendo un poco más lejos, se podría afirmar que al salvarse a sí mismo el poeta salva también a todos. —El premiado poeta brasileño Iacyr Anderson Freitas afirma que “todo poeta nació para ser antologado”. Para usted, ¿qué significa ser antologado? —Borges afirmaba que el destino de todo poeta era legar unos pocos poemas a las antologías (y ni éste tendría el protagonista de su dístico “Un poeta menor”: “La meta es el olvido. / Yo he llegado antes”). Puede parecer un pobre destino, pero que de una obra quede una antología de la misma me parece natural: en una obra poética se alcanzan puntos más altos, hay poemas especialmente significativos y que resultan muy representativos de una manera de decir y de crear arte, y es natural, como digo, que de una obra perdure el conjunto de éstos. Octavio Paz decía que las obras breves resisten mejor el tiempo, y quizá la manera de resistirlo que tienen las obras más extensas es quedar cifradas en una antología. Merece comentarse la posibilidad que representa para un poeta el poder hacer una antología de su propia poesía. He tenido ocasión de hacer una por encargo de la Universidad de Siena, y me ha permitido tomar en consideración mi poesía con la perspectiva de su conjunto, y organizarla de un modo más orgánico y fluido, y que resulta más cercano a como se ha escrito. En algunos de mis libros he dispuesto de un espacio tasado y reducido, lo cual me ha llevado a privilegiar algún tipo de hacer; pese a esta limitación de espacio, he querido hacer libros, y que tuvieran unidad moral de tales. Una antología para la que se disponga del suficiente espacio permite una visión más equilibrada de una obra poética: posibilita organizarla de nuevo, y que el lector pueda acercarse a ella con una nueva estructura, distinta a la que sería una mera reunión de los libros como tales. Al compilar su poesía completa, Gerardo Diego decidió que no iba a tocar los libros publicados, y que los dejaría como estaban. Puede sentirse entonces que los libros son entendidos como algo fosilizado e intocable, aunque a la vez su decisión resulta en parte comprensible y tiene algo de cierto, porque los poemas ya han quedado en ellos enlazados y unidos de esa manera, fijados así, y no podemos ignorarlo. Esas estructuras y organizaciones ya han tomado carta de naturaleza dentro de una poesía. Es por eso que las he tenido presentes al realizar esta antología, pero sólo en cierta medida, ya que he combinado sus estructuras con una nueva ordenación, respetando en parte los grupos de poemas ya creados y a la vez ensartándolos y disponiéndolos entre ellos de nueva manera, contemplando mi poesía como un todo. Hablo de la posibilidad que supone para uno mismo realizar una antología de la propia poesía, y que permite trazar una visión de conjunto de ella que supere los condicionamientos que a veces han motivado las estructuras más impuestas (y en este sentido más artificiosas) de los libros, y que éstas queden aunadas en una ordenación más natural y fluida, que a la vez las funda y diluya. Otra cosa es ser antologado por otra persona, destino que como he dicho me parece natural para un poeta y que puede cumplirse con mayor o menor fortuna según el antólogo. —¿Qué supone para usted que su obra sea seleccionada y traducida al portugués por otro autor? —Es una gran alegría que mi poesía pueda ser leída en esta lengua hermana, y tengo en la mayor estima esta labor de selección y traducción que Fernando Fábio Fiorese Furtado ha llevado a cabo desde su sensibilidad de poeta, y con gran acierto. Entiendo que las ha realizado desde un sentimiento de cercanía y comunión con mi poesía y entre ambas lenguas, y que ello se trasluce en su tarea. —¿Cuál es su principal desafío literario? —Vivir es un desafío y, a la vez, lo único que podemos y debemos hacer. Algo semejante sucede con el arte. Si es verdadera, la creación artística implica, desde un radical ejercicio de libertad, un desafío: así me parece que es esencialmente. Pero a la vez no me he planteado nunca mi escribir como tal de manera premeditada o muy consciente, como programa o ideario, sino que lo he llevado a cabo con la mayor y más espontánea y libre naturalidad. No me he impuesto ningún reto de manera previa o programada, y escribir no ha tenido para mí este sentido: he escrito lo que me ha sido dado escribir, con pasión e intensidad, y a la vez con sencillez, sin especiales deseos de alcanzar o transgredir nada. Creo que he cumplido el destino que me era dado en arte con absoluta honestidad, y que he escrito con fidelidad y rigor según el dictado de lo que sentía que debía escribir. Así la creación artística puedo sentirla como labor cumplida. No sé cuál será mi destino en arte en el futuro, si dar nueva vida a las palabras o completar las ya escritas con el silencio, pero espero cumplirlo con igual desinterés, pasión y entrega. Porque escribir es y debe ser un desafío, pero insisto en señalar que lo he llevado a cabo como la actividad más natural que pueda concebirse, en indisoluble unión con el vivir, actividad tan natural e inevitable como podría ser el respirar. Creo que puede encontrarse una exigencia y apuesta por esta naturalidad por y en el escribir en el primer verso de mi primer libro (“No es bueno apretar el alma, por ver si sale tinta”), y que he sido fiel al mismo en mi labor poética. —¿Cómo analiza usted las políticas de fomento de la lectura en España? ¿Y el papel de la literatura en la escuela? —Las políticas de fomento de la lectura en España han sido siempre esporádicas e insuficientes, y en general no han resultado demasiado afortunadas, quizá porque tampoco han tenido un enfoque atractivo que haya ayudado a ello. Algo semejante podría decirse de los escasos programas que sobre libros se han sucedido en la televisión, en inconveniente franja horaria, habitualmente tediosos, mal conducidos y sin atractivo, por lo que no logran despertar interés. No tengo una idea precisa de cuál es el papel reservado actualmente a la literatura en el colegio, pero creo que se le presta un espacio y una atención por completo insuficientes. El modo en que se aborda la literatura en él suele estar aquejado de un mal endémico: suelen hacerse leer textos de clásicos que difícilmente pueden conectar con la sensibilidad de los muchachos. Habría que iniciarles en la lectura con textos más contemporáneos y que les resulten más próximos —ya llegarán a los clásicos más tarde. Así quizá se despertaría su amor por la literatura y su interés por la lectura, y no se desperdiciaría la ocasión de inculcárselos en una edad decisiva para su formación, y en la que todo se absorbe de manera plástica e inmediata. Es lamentable desaprovechar esta oportunidad de abrirles esta ventana hacia más vida, pero así suele suceder. Vicente Aleixandre recordaba que los textos que le habían hecho leer en el colegio no habían despertado en él ningún interés, y que éste nació en él al leer a Rubén Darío, cuya poesía le había facilitado su amigo Dámaso Alonso en uno de los veranos que pasaban juntos. Si no ya su vocación, esta lectura sí despertó, al menos, su afición por la poesía. Y todos somos, en esto, Vicente Aleixandre, porque las lecturas que han hecho nacer nuestro amor e interés por la literatura no son las que nos han hecho leer en el colegio sino las que nos ha aconsejado algún amigo, hermano o persona cercana. —¿Cuál es su relación con la poesía contemporánea brasileña y portuguesa? —No tengo un conocimiento especialmente amplio de ellas, y he leído algunos de sus clásicos y autores principales. He procurado leerlos en ediciones bilingües, que me permitieran poder adentrarme en el texto original, y sentir así la música y las palabras en esta lengua hermana, pese a no haberla estudiado. Pero estas ediciones bilingües han sido tradicionalmente pocas —recuerdo una de los años ochenta del maravilloso libro de poemas en prosa de Eugénio de Andrade, Vertientes de la mirada / Vertientes do olhar. Jean Cocteau afirmaba que un escritor debería tener sus lectores sólo entre las personas de su lengua, y quiero recordarlo porque me parece que es fundamentalmente cierto. Pero quizá podríamos hacer una excepción entre las lenguas románicas y la natural comunidad que forman. Así Borges censuraba que se tradujera la Divina comedia al castellano, porque esto fomentaba la superstición —falsa— de que castellano e italiano eran dos idiomas distintos. Puede calificarse de boutade, pero también reconocer que —como pasa con muchas de ellas— encierra una verdad. Porque lo cierto es la profunda cercanía y hermandad que nos une a otra lengua románica, la gozosa semejanza que percibimos en su manera de sentir la realidad. Así yo he procurado leer la poesía brasileña y portuguesa en parte en lengua original, con la ayuda de la traducción. Confío en poder prescindir en el futuro de esta ayuda, ya que espero estudiar y aprender pronto esta lengua, y que ello me permita tener acceso a su poesía en su texto original, y así poder leerla y apreciarla con mayor profundidad, y aumentar mi disfrute y conocimiento de ella. —¿Qué es preciso hacer para romper el cerco que limita la difusión literaria actualmente? En el caso de la poesía, ¿la limitación es aun mayor en España? —Sería preciso que la industria editorial, de periodismo y de librerías tuvieran más estimación por el texto con valor artístico, y no estuvieran tan plegadas a la voracidad comercial y sus réditos. Nos encontramos con verdaderas imposiciones y absurdos. El frágil mercado de la poesía está saturado por libros de poetas sin ningún valor, que publican merced al amiguismo o las relaciones, y este extremo puede predicarse también de gran parte de la crítica (si es que puede llamársele de este modo), servil y mediatizada, dos aspectos de la grosería moral que nos invade. El libro de un poeta mediocre, y el espacio que le dedica una crítica absurdamente elogiosa, desplazan y ahogan a autores más valiosos, cuyas obras están inéditas o publicadas de manera precaria y a las que el lector no puede aproximarse. Debería, por supuesto, dedicarse más espacio a la poesía en las publicaciones y los suplementos literarios, y tener una mejor distribución, para que resultara más presente para los lectores; así se contribuiría a ensanchar este mercado tan minoritario, viciado por males endémicos. En España encontramos también absurdos que no tienen explicación desde un punto de vista de cultura: a una literatura la define su idioma, la nuestra es la escrita en castellano, pero hay dificultades para disponer de las ediciones de los poetas hispanoamericanos. Uno debería poder encontrar en una librería la poesía de Juarroz o Girondo tanto como la de Machado o Alberti. Pero no es así. ** Jorge Sanglard jorgesanglard@yahoo.com.br Periodista brasileño (Juiz de Fora, Minas Gerais, 1954). Investigador musical, programador visual y productor cultural. Ha producido presentaciones para artistas como Egberto Gismonti, Arthur Moreira Lima y Clara Sverner. Ha trabajado para medios como Tribuna de Minas, Tribuna da Tarde, Movimiento, Em Tempo, O Primeiro de Janeiro y otros. Ha hecho proyectos gráficos para medios de comunicación y producciones discográficas. Coordinó la antología poética Poesia em Movimento y colaboró como investigador en el Dicionário Houaiss Ilustrado da Música Popular Brasileira del Instituto Cultural Cravo Albin. === John Jairo Junieles =================================================== === “Todo lo que escribo es sobre algo que he perdido” ==================== === Gustavo Tatis Guerra ================================================== Escribe como si filmara una película. Con la cámara vertiginosa de quien indaga en el otro lado más allá del paisaje. Sus palabras nos llevan al límite de lo inesperado, del absurdo urbano y de las iluminaciones y decadencias del ser humano. Su obra se enriquece con diversas vivencias que provienen del cine, la música, la literatura universal, la cultura popular y la tradición oral del Caribe colombiano. Mientras más reafirma el patio enlunado de su aldea natal, más abraza el universo complejo de aquel niño extrañado de llevar el nombre de un hermano enterrado en el corazón del patio. Cada vez que se acuerda, piensa que su hermano no ha tenido el privilegio de ver su propia sombra, de contemplar el cielo bajo la luz de los naranjos. Sus palabras son también el reverso de ese vacío. Junieles nos dice: “Siempre he visto mucho cine, me la paso imaginando versiones nuevas de las películas que veo. Fue el cine lo que me llevó a la literatura. Si Manuel Puig tuvo su Rita Hayworth, Cortázar su Glenda Jackson, y Cabrera Infante una larga lista, yo tengo las mías: Vanessa Redgrave y Nicole Kidman. Cuando estoy triste me meto a un cine, y recuerdo que en alguna guerra un soldado se hace el muerto para seguir viviendo. Blue Demon fue mi último disfraz de día de brujas en 1978”. Para él todo lo escrito hasta hoy son como dibujos en el agua. Se recuerda a los seis años, gritándole desde la ventana, a la gente que pasaba por la calle. Se recuerda a los siete lanzando cosas por la ventana y a los ocho lanzándose él mismo por la ventana. Es el mismo niño con cara de viejo asiático que hace veinte años vino al periódico con un cuento debajo del brazo. Pero más grande y con un ingenio creativo para juntar las palabras con la intuición de la música. Ese es John Jairo Junieles (Sincé, Sucre). Con siete libros publicados a sus 36 años, cuatro poemarios: Papeles para iniciar el fuego (1993), Temeré por mí al final de estas líneas (prosa poética, 1996), Canciones de un barrio en la frontera (2002), Viajero con pasaje a tierra extraña (2007); una novela, Hombres solos en la fila del cine (2004), la antología Alfabeto del fantasma (2007), y su más reciente libro de cuentos: Con la luz que me queda basta (2007). Es uno de los 39 escritores, menores de 39 años, más representativos de las tendencias actuales en la literatura latinoamericana, escogidos entre 200 nombres postulados, a partir de la convocatoria Bogotá 39: capital mundial del libro. Ha vivido en Banff, un pueblo en las montañas de Canadá, y en Nueva York (“cuando vi Times Square por primera vez, tuve asombro y miedo, sólo pensaba en lo lejos que estaba del patio de mi casa”). En la actualidad reside en Bogotá, y estará en la próxima Feria Internacional del Libro de Guadalajara. —¿De qué manera su inclusión en Bogotá 39 repercute en su experiencia personal como escritor? ¿Qué significado tiene en este instante de su vida? —Es un estímulo que conlleva un compromiso significativo. Hay gente que nació para salvar vidas en un hospital, para otros la vida es construir y pulir sillas, sembrar la tierra, vigilar la entrada de un banco, cocinar. Hay quienes eligen obtener dinero a cualquier precio; a costa del dolor ajeno. Todos esos actos tienen un íntimo sentido para cada quien. Yo, por mi parte, intento contar lo mejor que puedo las historias que se me ocurren, y que me siento impulsado a contar. Ojalá este proyecto me ayude, de alguna manera, a tener tiempo para seguir leyendo, ver cine, investigar temas y personajes que me obsesionan, y escribir, tachar y rescribir. Creo que Bogotá 39 es un reconocimiento a todos aquellos que insisten en detenerse en medio de la calle a escribir cosas en papelitos, esos obstinados en poner una palabra detrás de la otra, para contar historias que tal vez sirvan de compañía o consuelo para alguien, ese alguien que lee, escucha música, o ve una película para sentirse menos solo, mientras hace frente a sus dilemas personales. —¿Cree que estamos ante una nueva generación de escritores?, ¿qué singularidades cree que tienen los 39 escritores escogidos? —Son más las cosas que unen a estos escritores, que aquellas que los separan, por eso la categoría de generación, en este caso, me resulta comprensible, y ojalá adquiera más sentido con el tiempo. Naturalmente, no conozco a todos los escritores de la lista, pero en aquellos que he leído, identifico la preocupación por contar eficazmente una historia, como si siguieran la máxima del periodista literario Alberto Salcedo Ramos: “Todos los estilos son buenos, menos el aburrido”. Esta lista no acaba en estos 39 nombres, hay una muchacha a quien acaban de romperle el corazón, y está encerrada en su cuarto escribiendo una carta con hermosas líneas que nunca leeremos. Ella no lo sabe, pero también hace parte de los que creen que al contar una historia, algo se está salvando en este hermoso y horrible mundo. —¿Qué escritores de América Latina o del mundo siguen ejerciendo en usted fascinación, influencia o sencillamente, un punto de referencia en su formación? —Son tantas las cosas imperceptibles que influyen en uno: un recuerdo inesperado, una canción en la radio, la unión de imágenes sin aparente relación, la conversación con una amiga. Por el lado libresco, siempre tengo cerca algún ejemplar de Borges, Vargas Llosa, Alfonso Reyes, Faulkner, Onetti. Toda la poesía de César Vallejo y Edgar Lee Masters, el periodismo de Gay Talese. Capítulos de series de la tele como Dimensión desconocida (The Twilight Zone) y películas de Fellini, de Sica, James Ivory, Woody Allen, Scorsese, Tarkovski, y últimamente Guillermo Arriaga. —¿De qué forma ha afectado en su escritura y en sus ficciones, la realidad tormentosa de Colombia? ¿Qué aspecto de esa realidad del país le interesa narrar o poetizar? —Lo que en realidad está en juego aquí es nuestra condición humana: nuestra capacidad de compasión hacia los demás, que va más allá de una tradición judeocristiana, pues de acuerdo con muchos biólogos, es esa compasión lo que realmente nos diferencia de los animales. Esta es una sociedad civil atrapada en medio de una guerra entre violentos grupos de poder. Todas esas vidas inocentes, atrapadas en esta debacle, deberían aparecer en nuestros cuentos y novelas, su tragedia y su esperanza. Pero antes debemos aprender cómo hacerlo sin caer en el panfleto, cómo contar los dolores ajenos como propios, y las alegrías ajenas como nuestras. Al mismo tiempo no desamparar nuestros fantasmas personales. —Hay escritores que sienten y piensan que su misión no es solamente escribir bien, sino trabajar de manera humanística y activa en un mundo mejor. ¿Qué piensa de eso? —Aquellos escritores que se pretenden activistas sociales, que apuestan por relatar límpidamente situaciones que reflejan directa o indirectamente la crisis del país, suelen ser aquellos que escriben sin mucho atractivo. Si al leer uno de mis poemas o historias, una sola persona se siente acompañada, y cree que el mundo tiene más sentido que antes, entonces habré hecho una revolución. —¿Qué experiencia personal, fantástica, extrema o epifánica ha tenido usted que quisiera narrar? —Casi todo lo que he escrito es sobre algo que he perdido, en ese sentido, quisiera escribir una historia a partir de mi hermano muerto al nacer, que se llamaba como yo, y que mi familia sepultó en el patio de mi casa en Sincé, Sucre, en el Caribe colombiano. Ya hay un cuento corto donde me aproximo al tema, pero espero desarrollarlo todavía más. No es con las palabras, sino con los silencios que damos forma a lo impronunciable. Es misterioso este hábito de forjar palabras como espejos, donde los hombres descubran en otros aquello que se ocultan a sí mismos. —Si el mundo acabara en 48 horas y le permitieran llevar 7 libros cuáles llevaría? —El gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald. Luz de agosto, de Faulkner. Los cachorros, de Mario Vargas Llosa. Antología de Spoon River de Edgar Lee Masters. Una antología poética de Borges, y una antología personal de cuentos donde estén: Un lugar limpio y bien iluminado, de Hemingway; La fuerza humana, de Rubem Fonseca, Adiós, hermano mío, de John Chever; y muchos cuentos de Ribeyro, Bashevis Singer, Ambrosio Bierce, Capote, y el maestro Onetti. ** Gustavo Tatis Guerra gtatis@eluniversal.com.co Escritor y periodista colombiano (Sahagún, Córdoba, 1961). Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, 1992. Nominado en tres oportunidades a ese mismo premio en 1993, 1995, 1997. Ganó en 2003 el Premio de Periodismo “Álvaro Cepeda Samudio”. Autor de los poemarios Conjuros del navegante (1988), El edén encendido (1994), Con el perdón de los pájaros (1996), La ciudad amurallada (Crónicas de Cartagena de Indias) (2002), Un secreto prodigioso (Crónicas y reportajes a nueve grandes creadores), en coautoría con Juan Grisolle (2003) y Alejandro vino a salvar los peces, Premio Nacional de Cuento Infantil Comfamiliar del Atlántico (2002; publicado por Panamericana, 2003). ||||||||||||||||||||||||||| SALA DE ENSAYO |||||||||||||||||||||||||| === Reflexiones en torno a la literatura, lo estético y la temática gay === === (Primera de tres partes) Armando Segura Morales ================== Shakespeare no nos hará mejores, tampoco nos hará peores, pero puede que nos enseñe a oírnos cuando hablamos con nosotros mismos. Harold Bloom, El canon occidental. 1 La producción de obras literarias cuya temática se centra, primordialmente, en abordar el quehacer de sujetos con orientación homosexual, se ha incrementado notablemente, sobre todo, en las últimas décadas del siglo XX. El Movimiento de Liberación Homosexual y la consiguiente “salida del clóset” introdujo nuevas variantes en el hacer y decir en las modernas sociedades occidentales. Por ejemplo, la acepción: cultura gay y sus variantes, literatura gay, danza gay, escultura gay, teatro gay, etcétera, son categorías cotidianas que ya forman parte de nuestro acervo léxico y cultural. Sin embargo, habría que tomar la anterior aseveración con sus debidas reservas. Partiendo de la premisa, en donde se concibe a la dimensión cultural (1) como el “cúmulo de estructuras y manifestaciones de índole social, religiosa, literaria, artística, intelectual, etcétera, de una sociedad específica”; valdría la pena cuestionarse si la producción de cualquier obra artística —elaborada por un individuo cuya orientación sexual sea diferente a la heterosexual, o en su defecto, pensemos en la creación de cualquier obra que aborde la temática homosexual, escrita o no por un gay—, fue pensada, por su creador, para ser apreciada y consumida, única y exclusivamente, por el grupo humano que aparece involucrado en la temática (mujeres, judíos, homosexuales, clérigos, niños, presos políticos, etcétera). Razonar así limita la posibilidad y riqueza que trae consigo la obra artística. En este sentido, la propuesta de una obra de arte (producción, recepción y crítica), es una idea que abarca y se dirige a “lo humano”, a “lo universal”, por lo tanto su valor, su clasificación, su lenguaje, debe ser juzgado, primordialmente, en función de su valor estético. La temática gay en una obra literaria —o cualquier otra temática— forma parte de una preocupación humana (como también lo pueden ser el aborto, la violencia, la ignominia, la injusticia, etc.), o incluso, también puede ser un mero pretexto que lleve al poeta a hablarnos de su visión particular de ese mundo. De cualquier forma, la temática (el decir) forma parte de la obra literaria (si así se quiere ver), sin embargo, ello no es un elemento determinante que permita otorgar per se una categoría estética (el escribir) a la misma obra. Para que esto ocurra es necesario que se conjugue una serie de elementos que nos permitan situar “el escribir” y “el decir” en una novelística específica (2). Al respecto, Mario Vargas Llosa (“La vida intensa y suntuosa de lo banal”, prólogo a La señora Dalloway, de Virginia Wolf), advierte que: “A veces, en las obras maestras que inauguran una nueva época en la manera de narrar, la forma descuella de tal modo sobre los personajes y la anécdota que la vida parece congelarse, evaporarse de la novela, y desaparecer devorada por la técnica, es decir, por las palabras y el orden y desorden de la narración”. Los razonamientos del autor de La fiesta del Chivo giran en torno al proceso de estetizar la realidad a través de la ficción, es decir, se trata de “emanciparse de la realidad real, imponerse al lector como una realidad distinta, dotada de unas leyes, de un tiempo, de unos mitos u otras características propias e infalibles” (idem). De esta manera, los criterios estéticos son la guía que marcará una nueva forma de contar historias —sin importar la temática que se aborde—, de lo contrario, si tratamos de etiquetar, por encima de los indicadores estéticos, a la literatura, imponiendo ideologías, preferencias sexuales, cuestiones de género, partidismos políticos, tendencias psicológicas, con el propósito de mostrar fehacientemente la defensa de la ideología o el devenir del grupo en cuestión, seguramente no habremos contribuido al enriquecimiento del quehacer literario; por el contrario, habremos acudido a una suerte de “ficción fracasada que pretende reproducir lo real”. La literatura es otra cosa, logra aniquilar lo real, transfigurarlo, en suma, la literatura únicamente entiende el lenguaje de lo literario. 2 Líneas arriba expresé la necesidad de utilizar a lo estético, como criterio e indicador único, a fin de determinar la valía de una obra artística; independientemente de la temática que trate. En este sentido, la propuesta de agrupar obras artísticas bajo los criterios de lo canónico nos permitirá poner por encima de cualquier temática, orientación sexual, intenciones políticas, etc., su valía estético-artística. A partir de este momento, únicamente me referiré al problema de la literatura con temática homosexual, siempre inmersa dentro de la idea de lo canónico, y a su vez, trataré de evidenciar algunas categorías estéticas que permiten dar continuidad artística y a su vez enriquecer el discurso homosexual. Pero, ¿qué es un canon literario? ¿Qué elementos lo conforman? ¿Quién o quiénes deciden la canonización de una obra literaria? Finalmente, ¿podemos hablar de un canon literario dentro de la narrativa con temática homosexual? Harold Bloom (3) insiste en defender la idea de lo canónico, entendiéndose ésta como sinonímica de “autoridades en nuestra cultura occidental”, muy por encima de las diversas propuestas teórico-ideológicas literarias contemporáneas existentes —las cuales Bloom identifica como “las seis ramas de la Escuela del Resentimiento”: feministas, marxistas, lacanianos, neohistoricistas, deconstruccionistas y semióticos. En ese sentido, es conveniente detenernos a observar cuidadosamente las reflexiones que Bloom hace de la conformación y socialización del canon occidental. Él mismo se pregunta: ¿qué hace canónicos a un autor y a su obra? La respuesta, en casi todos los casos, ha sido indudablemente “la extrañeza”, sin embargo, al utilizar dicho término, Bloom lo entiende como “una forma de originalidad que o bien no puede ser asimilada o bien nos asimila, de tal modo que dejamos de verla como extraña” (4). El ejemplo exacto para evidenciar la paradoja anterior lo encuentra Bloom en Walter Pater, el cual definió el Romanticismo como “la suma de la extrañeza y la belleza”. El símil de Pater, asegura Bloom, no sólo se extiende a los románticos sino a toda la escritura canónica. En este sentido, al “leer una obra canónica por primera vez se experimenta un extraño y misterioso asombro y casi nunca es lo que esperábamos” (5). Otro rasgo de lo canónico se reconoce en las obras que “tienen la capacidad de hacerte sentir extraño en tu propia casa”. Por ejemplo: El paraíso perdido, Fausto, segunda parte, Hadji Murad, Peer Gynt, Ulises y Canto general, entre otros. Por otra parte, William Shakespeare, dice Bloom, “el más grande escritor que podremos llegar a conocer, a menudo da la impresión contraria: nos lleva a la intemperie, a tierra extraña, al extranjero, y nos hace sentir como en casa. Su poder de asimilación y contaminación es único, y constituye un perpetuo reto a la puesta en escena y la crítica” (6). Para Bloom, “la extrañeza” —que nunca acabamos de asimilar, o que se convierte en algo tan asumido que permanecemos ciegos a sus características—, es un signo imprescindible de originalidad —que no el único— de toda obra que se precia canónica. Bloom reconoce en el proceso de “influencia literaria” o “la angustia de las influencias” (7) un intertexto que determina la tradición poética, a su vez que observa las relaciones psíquicas, históricas y de imágenes que describen la interrelación entre textos. En este sentido, la carga de las influencias determina la originalidad significativa dentro de la tradición literaria occidental. Ésta, a su vez, acude a un proceso dialéctico que supera la idea de un mero “amable proceso de trasmisión”. Por el contrario, se gesta una lucha, entre el genio anterior y el actual aspirante, en la que el premio es la supervivencia literaria y por supuesto la inclusión en el canon. Harold Bloom analiza cuidadosamente las etapas por las que atraviesa una obra literaria antes de ser considerada canónica. Su punto de partida inicia con la relación individual de un lector y un escritor; dicho proceso —afirma— es válido siempre y cuando el valor estético pueda reconocerse o trasmitirse. Por el contrario, valorar una obra artística olvidando su fuerza estética, o bien, reducirla a una ideología, a una postura sexual, al contraste con la veracidad de hechos históricos, a la apología de una lectura basada en “valores éticos” o con fines didácticos morales, nos llevará, irremediablemente, a un análisis literario reduccionista, parcial, pero sobre todo erróneo. Bloom insiste, “...el yo individual es el único método y el único criterio para percibir el valor estético. Pero ‘el yo individual’, admito muy a mi pesar, se define sólo en contra de la sociedad, y parte de su agón con lo comunitario inevitablemente participa del conflicto entre clases sociales y económicas” (8). Bloom deja clara su postura con respecto a la supremacía de lo estético sobre otros “intertextos existentes” en la obra literaria. Nos dice: “Leer al servicio de cualquier ideología, a mi juicio, es lo mismo que no leer nada. La recepción de la fuerza estética nos permite aprender a hablar de nosotros mismos y a soportarnos. La verdadera utilidad de Shakespeare o de Cervantes, de Homero o de Dante, de Chaucer o de Rabelais, consiste en contribuir al crecimiento de nuestro yo interior. Leer a fondo el canon no nos hará peores o mejores personas, ciudadanos más útiles o dañinos. El diálogo de la mente consigo misma no es primordialmente una realidad social. Lo único que el canon occidental puede provocar es que utilicemos adecuadamente nuestra soledad, esa soledad que, en su forma última, no es sino la confrontación con nuestra propia mortalidad” (9). Bloom no concibe la cognición literaria sin la memoria cultural, y ésta descansa en el canon. La idea de “la memoria cultural” tiene que ver con el proceso de selección —ya que sería imposible leer todo lo que se produce en una época— y tal como hemos observado, dicha acumulación acude a una serie de requisitos que directamente enriquece, estéticamente e interiormente al autor y por consiguiente al lector. Autoridades en el tema han llamado a este proceso como “lo sublime” cuya pretensión directa es trascender los límites, incluso de la literatura, de lo estético. Contrario a lo que se piensa, “el canon literario no nos sumerge en la cultura, tampoco nos libera de la ansiedad cultural. Por el contrario, confirma nuestras ansiedades culturales, aunque ayuda a darles forma y coherencia” (10). Lo canónico, como la piedra angular de un edificio, es aquello que no puede moverse sin el riesgo de que la estructura se derrumbe. La idea de trasmisión del canon, o mejor dicho, la de los responsables de la elección de las obras canónicas, no descansa en la pluma de los críticos, ni en el poder de los políticos o la sabiduría de los académicos, por el contrario, Bloom asegura que “los propios escritores, artistas y compositores determinan los cánones, tendiendo puente entre poderosos precursores y poderosos sucesores” (11). Tomando en cuenta las reglas y procesos anteriores, la idea de canon deja de ser sinónimo de lista de “obras importantes”; por el contrario, su concepción va más allá, radica en indagar en la obra literaria su carácter de producto de evaluaciones sociales, condiciones de legibilidad e ilegibilidad y coyunturas históricas, que a su vez, fijan las reglas y los límites de la obra artística. Si Harold Bloom enfatiza y polemiza sobre el proceso de “Influencia literaria” o “la angustia de las influencias”, que se observa en toda obra literaria, Edward Said encuentra la finura en la idea bloomiana y la contextualiza en el universo de los grupos marginados. Said no se limita a estudiar, exclusivamente, los mecanismos de la influencia de Europa y Norteamérica en América Latina y viceversa, como si fuera una relación lineal comunicativa. Observa una rica trasmisión entre los mecanismos de la relación de Occidente extendiéndolos a África u Oriente. Reconoce que dicho proceso es una relación de constelaciones complejas que va más allá de intercambiar “visiones culturales” sobre los distintos mundos. Es decir: “el estudio de la relación entre ‘Occidente’ y sus ‘otros’, culturalmente dominados por aquél, no constituye únicamente una manera de comprender esa relación de desigual entre interlocutores desiguales, sino también un modo de aproximarse a la formación y el significado de las prácticas culturales occidentales en sí mismas” (12). Dentro de las prácticas culturales occidentales a las que Said se refiere, se encuentran los grupos “marginados o de resistencia”. Citaré como ejemplo, el análisis a una de las obras literarias, que a su juicio, denotan “relaciones de poder enmascaradas”, que llevan al personaje a tomar posicionamiento sobre su condición de marginado: En El inmoralista (1920) de Andrè Gide, se encuentra el rompimiento y a la vez la reflexión, de un hombre que llega a reconciliarse con su latente homosexualidad, permitiéndose que ella lo separe no sólo de su mujer Marceline y de su carrera, sino hasta de sus propios designios. Said apunta: “Michel es un filólogo cuyas investigaciones académicas acerca del bárbaro pasado de Europa le revelan sus propios instintos reprimidos, apetencias y tendencias. Como en Muerte en Venecia de Thomas Mann, el paisaje muestra una localización exótica, justo en los confines de Europa o más allá; en el inmoralista el paisaje fundamental es la Argelia francesa, lugar de desiertos, oasis, languidez y niños y niñas amorales” (13). Los vasos comunicantes de los personajes van más allá de la denuncia de prácticas sexuales “anormales” y la inclusión del poderoso en éstas. Significan el autoconocimiento del individuo y la pertenencia, y lucha posterior, de un sujeto específico en grupos minoritarios marginados: el homosexual. De esta manera, el tránsito del personaje sibarita (Dorian Gray) de Oscar Wilde —cuya homosexualidad es sugerida—, a los terribles personajes de Jean Cocteau o Jean Genet, cuya condición de homosexual es totalmente abierta y laureada, recorren la influencia “de constelaciones” sugerida por Said y definen un mundo marginado que busca acomodo y supervivencia en un Occidente marcado por la moral y la homofobia. La construcción de un mundo y un lenguaje literario que nos remite cualitativamente a códigos específicos, a un habla específica, a vestimentas específicas, y a prácticas sociales y sexuales, socorridas frecuentemente por el sujeto homosexual; automáticamente nos remite a reconocer a un individuo con esas características. Sin embargo, su inclusión al mundo literario lo despoja de toda “malsana” intención, de formar un ghetto y una cultura paralela, en la que el sujeto se encuentra inserto. Por el contrario, su propuesta literaria, influenciará —si es que existe una propuesta estética valiosa y novedosa—, a la incipiente novelística. En este sentido, hablamos de un enriquecimiento del fenómeno literario, gracias a la inclusión de nuevos tratamientos de las temáticas, de nuevas formas de narrar, de nuevas formas de ver el mundo, en fin, de nuevas propuestas estéticas; y no a la creación de un apartheid gay, que únicamente se cerrará detrás de la falacias de defender una “cultura de marginados”. Bibliografía general (inicial) • ANGENOT, Marc et al. Teoría Literaria. Trad. Isabel Vericat, México, Siglo XXI Editores, 1993, 471 pp. • BAJTÍN, Mijail. Estética de la creación verbal. Trad. Tatiana Bubnova, (10ª ed.). México, Siglo XXI Editores, 1999. 396 pp. • BARTHES, Roland. La aventura semiológica. Trad. Ramón Alcalde. España, Paidós, 1997. 352 pp. • BERSANI, Leo. Homos. Trad. Horacio Pons. Argentina. Manantial, 1998. 206 pp. • BLANCO, José Joaquín. Crónica literaria. 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Esto no significa que en esa época, en ese país, exista realmente la novela. Para hablar de la novela es menester que haya una novelística” (A. Carpentier. Tientos y diferencias, Montevideo, Arca, 1967, p. 5). Por su parte, Margo Glantz (Esguince de cintura, México; Conaculta), advierte que la creación de dicha novelística es la gestación de una corriente literaria que se va contagiando de influencias cosmopolitas, a la vez que se inspira en la tradición anterior, aunque pretende ser en el fondo una narrativa de ruptura. 3. El canon occidental, España, Anagrama, 1995. 585 pp. 4. Ibíd. p. 13. 5. Ídem. 6. Ídem. 7. Harold Bloom utilizó éste termino de manera irónica, al definir la postura de la Escuela del Resentimiento frente al proceso de la influencia literaria. Al respecto apunta: “...van incluso más lejos al afirmar que se hallan libres de cualquier angustia provocada por la contaminación: cada uno de ellos es Adán al despertarse. No conciben ningún momento en que no fuera como ahora, autocreados, autoengendrados, su genio es sólo suyo” (Ibíd. p. 17). 8. Harold Bloom, op. cit. p.33. 9. Ibíd. p.40. 10. Ibíd. p. 535. 11. Ibíd. p. 530. 12. Edward W. Said. Cultura e imperialismo. España, Anagrama, 1996. pp. 299. 13. Ibíd. pp. 300. ** Armando Segura Morales prroust@yahoo.com.mx Docente mexicano (Ciudad de México, 1965). Enseña literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam, http://www.unam.mx). Ha publicado artículos en revistas del bachillerato universitario. === La lección social ante el problema de la globalización ================ === y la unidad latinoamericana en la obra Guatemala de José Martí ======== === Huberto Estrada S. ==================================================== A la memoria del amigo y hermano Franz Galich Mazariegos, escritor e intelectual guatemalteco. Los ciclos de la unidad latinoamericana y concepción del mundo Uno de los rasgos del capitalismo es su capacidad de adaptación a otras formas y tipos de producción, lo cual de manera directa e indirecta se manifiesta en la complejidad y versatilidad del andamiaje ideológico e institucional del que se hace acompañar, elemento que estará presente en las diferentes etapas de la historia regional, especialmente en el caso de Guatemala, generando una acumulación y lastres de tareas históricas pendientes de superar para instalar un proceso democrático. La afirmación anterior es una de las conclusiones a las cuales la reflexión que la lectura de la obra Guatemala, del Maestro José Martí, nos permite arribar. Por otra parte nos permite reflexionar sobre la importancia que, para su época, tuvo el régimen liberal como estructura y sistema en un momento histórico determinado y como parte del ciclo del liberalismo, dentro de un proceso más amplio, de la historia latinoamericana. La reflexión motivada por la lectura también revela al liberalismo, en la etapa que corresponde al gobierno de Justo Rufino Barrios, como un resultado, es decir como punto de partida de un proceso que abre múltiples posibilidades para impulsar el desarrollo del país y de la región. Permanecen en la actual formación social guatemalteca rasgos semifeudales, que se manifiestan de múltiples maneras tanto en el sistema social de producción como en el sistema jurídico e ideológico y otras tantas expresiones de la vida social. Además la adaptación al sistema neoliberal de la economía mundial, entre otros elementos, se caracteriza por constituir una nueva etapa del proceso latinoamericano, marcado por la pugna entre los intereses nacionales por el desarrollo, por una parte, y por otra, el predominio de la alianza de los regímenes oligárquicos locales y el capital transnacional. En cuanto a Centroamérica, el proceso de la integración ha avanzado formalmente en medio de serios obstáculos, pudiéndose afirmar que ha logrado sentar ciertas bases, sin embargo y entre otros temas, hay aspectos esenciales pendientes que es indispensable considerar: a) la necesidad del desarrollo de un mercado interno y con ello la generación de resultados frente a la extrema pobreza que vive cada uno de nuestros países, b) el proceso de globalización, o mejor dicho, de dominio y control del capital transnacional de las economías, incluyendo las llamadas “pequeñas”, proceso que genera una liberalización anárquica y deformante, incluyendo a las fuerzas productivas con nefastos efectos sociales, y c) el problema de la aún pendiente independencia económica, que sujeta y pone al país a merced de la red que resuelve los problemas de la economía dominante (1). Indudablemente, como decía, hay otros aspectos importantes y consecuencias, ya que en su conjunto el neocolonialismo y la dependencia generan subordinación y estrechez ideológica, lo que limita la vida social y el planteamiento de posibles propuestas políticas de solución a los problemas nacionales. Asistimos a una nueva etapa histórica. Para algunos la etapa neoliberal es un momento de oportunidades para mecánicamente lograr la inserción del país y de la región en la economía mundial. Esto ya esta sucediendo, y en lo que va del proceso, la pobreza, las desigualdades sociales y los problemas nacionales se han agravado; problemas similares se viven en todo el mundo, además del deterioro del medio ambiente y de las condiciones de vida. Razón tenía Martí al enfatizar sobre la posición estratégica de Guatemala al decir: “Pueblo sentado en el corazón del continente” (2), ya que históricamente ha sido un eje tanto en el plano económico como geopolítico del desarrollo económico, social y político de América Latina, papel acrecentado en las últimas décadas, especialmente, por su posición geográfica. Tal situación demanda mucha más responsabilidad, mucho más estudio, análisis y el asumir de alguna manera la vocación martiana (3). Martí nos sitúa en la época en que el ciclo de las revoluciones liberales se instalan en Centroamérica despertando entusiasmos, es decir hay expectativas, y cierta fe, en que el status quo puede cambiar para bien de la humanidad, en especial para el continente latinoamericano. Se despiertan las reacciones de las semiderrotadas fuerzas conservadoras, de intereses de grupos e individuos, aunque lo paradójico, en el caso de la revolución liberal guatemalteca, es que descansa sobre la base de la oligarquía tradicional y comercial, y de facciones liberales en disputa del poder económico, lo cual genera un cuadro de contradicciones de los más diversos niveles y la limita objetivamente. La inestabilidad política regional en ese histórico momento es profunda: “Allá, en horas perdidas, buscan los curiosos periódicos de Sur y Centroamérica, por saber quién manda y quién dejó de mandar” (4). La región se caracterizaba por el profundo desconocimiento y divisionismo sobre su realidad y problemática. Es dentro de ese marco de caos centroamericano donde Martí describe importantes procesos sociales, como el del mestizaje, que podría dar a luz una “soberbia mariposa” y por otra parte enfatizando el tema de la unidad latinoamericana como proceso de construcción a costa de luchas y sacrificios: “Por primera vez me parece buena una cadena para atar dentro de un cerco mismo a todos los pueblos de mi América!” (5). A la luz de la visión martiana, hoy podemos afirmar que el nivel de unidad latinoamericana alcanzado no ha sido fácil, como se demuestra en la obra, precisamente porque como resultado, es parte también del esfuerzo nacional y regional, que implica superar etapas y obstáculos históricos, y la agresiva reacción a la misma. Prevalecen incomprensiones e ignorancias sobre la historia y la realidad de América, sobre la vigencia, como es el caso, de las concepciones de las culturas indígenas como civilizaciones transcendentales regional y mundialmente (6). Décadas más tarde, la denominada generación literaria guatemalteca de 1920 (Asturias, Brañas, Cardoza y Aragón...) tratará la misma problemática frente a las dictaduras y sobre la respuesta de los intelectuales (7). También es importante destacar que los contenidos y análisis del libro Guatemala deben comprenderse en el conjunto de la obra de José Martí, y de esta manera brindar un mejor seguimiento y sistematicidad a los conceptos y temas tratados en la misma. La obra Guatemala fue publicada aproximadamente en 1878, concentrándose en la vida social de Guatemala como punto de partida para verificar lo que sucedía en Latinoamérica, es decir mostrar de manera reiterada las posibilidades objetivas y subjetivas para realizar transformaciones sociales, llamando la atención sobre las dificultades respecto de la unidad regional, como una de sus principales limitaciones. Como se indica antes, el problema de la división y el aislamiento, como resultado de la situación colonial, es destacado por el autor: “Así nos dejo la dueña España, extraños, rivales, divididos...” (8). Sin embargo llama la atención sobre los rasgos comunes del continente, partiendo del comentario que sobre el reino de Guatemala hace el padre Domingo Juarrós (9), mostrándonos una Guatemala con posibilidades para profundizar en su desarrollo histórico, a través de la descripción geográfica-histórica, destacando diversos aspectos de la realidad que está observando, y en un momento histórico en el cual las concepciones del mundo estaban dominadas por corrientes filosóficas idealistas, y en gran medida metafísicas. Hay que destacar la profunda capacidad del autor para analizar y sintetizar de manera amena y “contar”, como él dice, lo que está ocurriendo en el país en una etapa trascendental, como lo fue su despertar al mercado capitalista por la vía de la producción del café, proceso de transformaciones, y advirtiendo paralelamente sobre la deformación de la estructura productiva y social. La narración, sin duda alguna, está matizada por su propia cosmovisión: “Toda muerte es principio de una vida” (10). Cardoza y Aragón, Manuel Galich, Ricardo Estrada, Franz Galich y Martí, Guatemala como punto de partida Dice el Maestro: “Estudiaré a la falda de la eminencia histórica del Carmen, en medio de las ruinas de la Antigua, a la ribera de la laguna de Amatitlán, las causas de nuestro estado mísero, los medios de renacer y de asombrar. Derribaré el cacaxte de los indios, el huacal ominoso, y pondré en sus manos el arado, y en su seno dormido la conciencia” (11). En tales palabras reconoce en primer lugar el estado en que se encuentran la región y el país, y paralelamente, en el proceso de su exposición, se refiere a los medios, o sea la riqueza y posibilidades con las que se cuenta para el “renacer y asombrar” de Guatemala. La coincidencia con la obra Guatemala, las líneas de su mano, de Luis Cardoza y Aragón, es profunda, tanto en el análisis como en la vocación de los dos maestros: transformar la realidad y generar riqueza social. “...Mi misión es contar”, expresa Martí. Y lo hace con conciencia sociopolítica, como diría Cardoza y Aragón. Tanto Cardoza y Aragón como Martí encuentran en La Antigua un lugar universal para sus reflexiones y verificaciones sobre Guatemala y América. En alguna ocasión, en Managua, comentaba otro gran latinoamericano, y estudioso profundo de Martí, Manuel Galich, la importancia de Martí, de su obra, ocasión en que conversamos sobre las figuras de A. C. Sandino y el general Morazán. Por mi parte comenté de un trabajo suyo, Mapa hablado de América Latina en el año del Moncada, valioso estudio que destaca el potencial sociopolítico de nuestra América y el sistema de contradicciones del momento histórico, y sobre todo, orientador para el tratamiento de nuestros problemas. Los lugares de reflexión mencionados han sido también puntos de coincidencia con otros intelectuales guatemaltecos, así el escritor Ricardo Estrada h., cuando se refería a su amistad con Flavio Herrera y otros escritores, y sus conversaciones respecto de los problemas guatemaltecos, comentaba sobre sus visitas a Amatitlán (12). La novela de Franz Galich Mazariegos, En este mundo matraca, se desarrolla en Amatitlán, de fondo aparece el papel económico de sus lugares dentro del proceso liberal, y ahora neoliberal, de amaticuaches, como él diría. La descripción-análisis del estado material e intelectual de la Guatemala de ese período, en particular sobre la variedad y nivel de las fuerzas productivas, hace recordar también la hermosa descripción de Cardoza y Aragón en el capítulo Bengala geográfica, “Mi Guatemala morena y mágica” (13). La formación social guatemalteca, las fuerzas productivas, su potencial y la riqueza humana. Las relaciones de producción. La renta del suelo, el trabajo forzado, los derechos de los pueblos indígenas y el ideal liberal Martí analiza el momento en que se encuentra la formación social guatemalteca, partiendo de la descripción de las características de los principales medios y fuerzas de producción, en sus diversas manifestaciones; hace referencia a la situación del movimiento intelectual y a las condiciones, posibilidades y requerimientos de la ciencia y la técnica. Destaca su exposición a partir de las ciudades, como es el caso de Quetzaltenango, para generalizar, región por región, mientras comenta acerca de los recursos principales con los que se cuenta: café, azúcar, trigo, maíz, verduras, ganado, madera, cacao, el hule, el maguey y el tabaco. Metales como el oro y la plata, y la actividad minera; puntualiza sobre los recursos naturales locales, como es el caso de Palin (14). Llama la atención al tema de la calidad del suelo, su riqueza, el crecimiento de las haciendas en la región de Pochuta, y al proceso de entrega de tierras por parte del gobierno y a las limitaciones en cuanto a disposición de fuerza de trabajo (15). Y es que la historia de la explotación del suelo en Guatemala es referirse al monopolio de la propiedad sobre la misma, vestigio feudal, versus el concepto de propiedad en el sentido del capitalismo industrial, de la libre competencia, monopolio que permite obtener ganancias extraordinarias, pero además con el monopolio se concentran y centralizan otros principales medios de producción, incluyendo los recursos naturales y, esencialmente, adscribiendo al campesino y su familia a las grandes fincas, y con ello generando un proceso de colonialismo y vasallaje derivado de dicho escenario. Ello genera también contradicciones, establece límites objetivos para los intereses oligárquicos, por ejemplo, y en desacuerdo con el ideal liberal, querer extender la enseñanza, la educación, y el acceso a la ciencia y la técnica, en abierta oposición al discurso sobre la democracia. Los límites permanecen, es el caso del cumplimiento de los acuerdos de paz o los convenios internacionales en diferentes materias, no digamos en el caso que existiese un intento de ir más allá, para una posible transformación de la estructura socioeconómica (¡de te fabula narratur!). Adelante, acota: “La riqueza exclusiva es injusta. Sea de muchos: no de los advenedizos, nuevas manos muertas, sino de los que honrada y laboriosamente la merezcan” (16). El afán propositivo de Martí es fundamental, asume la actitud de quien, pese a las trabas históricas que observa, y que atan al país, está comprometido con el impulso hacia posibles transformaciones, así que insistirá en el potencial que debe y puede implementarse y desarrollarse a través de la ciencia, la cultura, la educación y la enseñanza. En la medida en que proyecta sus observaciones y reflexiones, atiende el tema de la situación de la población indígena y sus derechos, el derecho al desarrollo, el derecho a la educación a mejores condiciones, destacando su situación social, y presenta posibles medidas para la superación de dicha desigualdad. Recordemos que la desatención y profundización de la problemática descrita por Martí fue una de las causas que desataron, por su carácter histórico, el conflicto armado interno. El régimen liberal como etapa del desarrollo y del subdesarrollo. La ley del desarrollo desigual En todo caso el régimen liberal, objetivamente, es un punto de partida del devenir histórico del país. Un momento de planteamientos y proyecciones a partir de lo logrado. ¿Puede el crecimiento económico sustituir al concepto integral de desarrollo? Martí hace énfasis en el régimen liberal como oportunidad para abrir brecha no sólo en los niveles materiales sino también en y a través de elementos supraestructurales como la ciencia, el arte, la educación, la técnica. Hay un esfuerzo en destacar el papel dinámico de la dialéctica entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, el papel clave que desempeñan los seres humanos en el mismo, y el proceso de agotamiento de dicha dinámica: “Triunfante la revolución, estaba como pletórica de buenos deseos. Rebosaba creaciones. Tendió telégrafos, contrató ferrocarriles, abrió caminos, solicitó educadores, subvencionó empresarios, fundó escuelas. En esto último, su ardor no se ha cansado todavía” (17). La afirmación es clara, exhibe el agotamiento del liberalismo, en el caso guatemalteco, sujeto en gran medida a las empresas extranjeras. El debilitamiento del esfuerzo liberal, determinado en gran medida por las condiciones objetivas y subjetivas en que se encuentra el sector político dominante, influirá en su proyección ideológica; por ello será interesante, y adelante nos referiremos al débil andamiaje ideológico e institucional con el que se contaba. Por otra parte, característica de los países dependientes y subdesarrollados, desde el punto de vista socioeconómico, es el desarrollo desigual de sus fuerzas de producción con profundas consecuencias en los diferentes niveles de las relaciones sociales, y que requieren especial atención en la etapa previa a su posible transformación, así como en los procesos de cambio en general, influyente papel por tanto en la estructuración de las clases, grupos y subgrupos sociales, desigualdad que se indica en la obra al realizar el análisis regional: “Todo se va por el lado del Pacifico; mas muy rica es la tierra, y hecho camino por el Norte, gran resurrección espera al afligido lado del Atlántico” (18). Este problema se expresa y proyecta de diversas maneras, por ejemplo cuando se refiere a la ciudad de Quetzaltenango, en el análisis de fuerzas materiales-sociales, tanto en las regiones como en las fuerzas espirituales o culturales, y cuando se refiere a la situación de la fuerza de trabajo, pues frente a los ricos productores aparecen el campesinado pobre y por otra parte, “los ricos cafeteros” (19). Advierte sobre otro nivel aun más profundo del contexto feudal-colonial: la situación ladino-indígena en Quetzaltenango, Cobán y Salamá, en la sobreexplotación a la que el campesino indígena se ve sometido, el pago del tributo a la Iglesia. En la manipulación religiosa de la situación; problema sobreviviente en el presente, y por otra parte, como complementario al sistema de dominación, la presencia de las instituciones coercitivas: la cárcel (20). Politica economica y economia politica del liberalismo feudal. Dependencia y el intercambio desigual La obra Guatemala tiene un profundo grado de objetividad y critica. “¿Que nos ha hecho Escuintla, que la tenemos tan olvidada?” (21). Si bien el país estructura su vinculación a la economía capitalista por la vía de la producción y exportación del café, Martí revisa la importancia que el azúcar desempeñaba en la economía, también como producto de exportación; observa la organización de su producción previendo las posibilidades de expansión que dicho producto desempeñaría en la economía nacional, como fuente de riqueza, pero también el abandono y falta de interés en el desarrollo urbano de las ciudades, lo cual implica falta de atención no sólo a la infraestructura dedicada a la vida ciudadana sino también al desarrollo social, vivienda, salud, educación, arte, cultura. Reconoce el proceso de transformación de las ciudades, es decir, en la medida en que se expande la explotación de los recursos materiales y paralelamente se incorpora la población rural al mercado de la fuerza de trabajo, es el caso de Cobán, en donde observa el desarrollo de la estructura social de los propietarios: a) indígenas, b) adinerados cafetaleros, c) holgados labradores y d) laboriosos extranjeros (22). Adelante refiere a la política económica del régimen; refiriéndose a inversionistas extranjeros, advierte: “Y como da el Gobierno cuanto le piden, y por acá cede tierras, y por allá quita derechos, y al uno llama con halagos, y al otro protege con subvenciones, Salamá y Cobán están de fiesta, y ven día a día más crecida su ya considerable suma de huéspedes” (23). La sobreoferta de tierras se dirige a empresarios nacionales y extranjeros de una manera en que se mezclan la venta, a precios excesivamente bajos, con la cesión, la subvención, casi un saqueo, mientras, por otra parte, se realizaba el despojo de las tierras comunales de los pueblos indígenas, a tal punto que el autor compara dicha política, la acumulación y concentración de propiedad sobre las tierras, al arrebato y reparto de tierras del periodo post conquista, “y es cosa de hacerse pronto dueño de más tierras que la casa de Zichy tuvo en Hungría, y tiene Osuna en España, y gozó en México Hernando Cortés” (24). Dicha política implicó en algunas regiones, y ante la carencia de fuerza de trabajo suficiente para la sobreexplotación en condiciones feudales, el uso de leyes y mecanismos extraeconómicos para su obtención, como trabajo forzado, de funestas consecuencias hasta nuestros días. Destaca cómo la importancia de vías de comunicación, ferrocarriles y puertos aumenta, siempre al ritmo de la dinámica ya expuesta, pero también pone atención el autor a la instalación del proceso de intercambio desigual que el país va asumiendo como parte de la división internacional del trabajo, y que la administración liberal consolida, así como la dependencia en productos de agroexportación; alude a tal situación en cuanto al Puerto de San José y su creciente papel en la economía nacional: “Pequeños y grandes buques pueden acercarse sin temor. Y se acercan, que aunque a los ojos humildes —como todo lo guatemalteco, crece muy velozmente San José— más café envía afuera, que mercancías y dinero ¡raro milagro de fortuna! entra(n) al país” (25). El desarrollo de la conciencia, la ideología y sus instituciones El análisis crítico de la sociedad y sus instituciones permite entrever que el Maestro hace de la política un arte, un compromiso constructivo, desglosa los diferentes elementos supraestructurales en el panorama de un país sumamente complejo, en un momento de lucha entre lo viejo y lo nuevo que venía de Europa, pero que cobraba sus propias expresiones. Intentaré reflejar algunos de sus aportes. José Batres Montúfar. Los ciclos de las generaciones literarias La articulación entre lo descriptivo y el llamado a potenciar los factores culturales, ideológicos e institucionales se expresa didácticamente a lo largo de la obra. El examen de las diferentes expresiones estéticas a partir de valiosos referentes, como el caso de José Batres Montúfar, enriquece la explicación de la vida social y de los sentimientos encontrados en un ambiente social en donde lo colonial, lo liberal y la supervivencia del cuasi esclavismo se entremezclaba con el predominio de una visión feudal del mundo. No puedo resistir releer a Cardoza y Aragón, ante la referencia de Martí a José Batres Montúfar y a otros intelectuales guatemaltecos, precisamente para ratificar cómo en el mundo del arte se debatían las conductas y pautas conservadoras en una lucha a muerte por impedir y apagar cualquier expresión que fuese contra la situación colonial. Por otra parte también coinciden en el género literario de la poesía como profunda realización del Hombre, “que para hacer poesía hermosa no hay como volver los ojos fuera —a la Naturaleza— y dentro —al alma”. Cardoza valoró altamente los criterios de Martí, junto a los de Menéndez y Pelayo y Rubén Darío, ya que José Batres tuvo que vivir en el medio asfixiante de una sociedad colonial: “Pienso que mucho de la obra se perdió, como recuerda Martí: ‘Lo que religiosas preocupaciones destruyeron fue bueno y mucho’. Imbécil fanatismo de las familias” (26). La vida y obra del autor de Tradiciones de Guatemala, posiblemente más su vida, es vista por ambos autores como la lucha del creador por poder respirar en el medio ultraconservador de la sociedad guatemalteca de ese entonces, y que se proyecta a la actual. No ha sido fácil la vida de los intelectuales guatemaltecos, posiblemente en cada ciclo de la vida cultural guatemalteca las puertas cerradas de la misma formación social los han llevado al aislamiento y a la casi muerte en su vida y obra. La estructura jurídica como posibilidad de realización del justo derecho. La reforma del sistema de justicia No cabe duda de que el nuevo régimen traía consigo el sistema de ideales y de instituciones democráticas propias de la propuesta liberal, sin embargo la estructura colonial era y se sigue manifestando férreamente. La recreación del nuevo aparato legal y la lucha con lo viejo se mostrarían con la fuerza y vehemencia de los intereses de un nuevo status, pero bajo y al ritmo del sistema conservador, determinado en gran medida por el eje del monopolio, centralización y concentración de la gran propiedad sobre la tierra; ello generaría contradicciones del régimen liberal que superviven al presente bajo la ola del neoliberal. Con justa razón, Martí atrae la atención del lector hacia el derecho y el sistema de enseñanza; por ejemplo la universidad y los institutos de enseñanza. Los decretos revolucionarios fueron manifestación concreta del ánimo de transformación que soplaba pese a las resabios por limitar los relativos logros del liberalismo (liberalismo-conservador). La renovación de las instituciones tuvo un periodo sumamente interesante: de junio de 1871 a junio de 1881 (27). Y es que en esencia en el sistema subsistía lo inquisitivo frente a los nuevos criterios. Con decreto de veintiuno de enero de 1879, artículo 20, se establece: “Todo detenido debe ser interrogado dentro de cuarenta y ocho horas; la detención no podrá exceder de cinco días...” (28). La propuesta del Apóstol es muy clara en cuanto a la valoración de los sujetos del derecho: “La mujer es persona. El menor es persona. La tutela no es una granjería. El juicio es rápido. Las penas son más dignas... Las excepciones castellanas no aprovechan a los guatemaltecos” (29). Pero su entusiasmo le permite observar la reacción a los logros, los obstáculos presentes tanto en la esfera nacional como internacional. Partir de la realidad concreta para dibujar las estrategias de desarrollo del país implica elaborar e implementar un aparato jurídico que estimule mecanismos para alcanzar los objetivos propuestos. Es decir implica definir una política de reacción ante la problemática de la criminalidad, por ejemplo, pero que atraviesa, en primera instancia, por satisfacer las necesidades sociales y atender, en las circunstancias actuales, a la problemática de una juventud y niñez que han sido abandonadas. El papel del arte, la cultura, la ciencia y la educación popular Como estrategia en materia de enseñanza para el desarrollo propone la educación popular, propuesta que, casi sesenta años después, la revolución de 1944 impulsaría. “Pero en los pueblos está la gran revolución. La educación popular acaba de salvar a Francia...” (30). Explica la importancia del proceso educativo en sus diferentes niveles, desde la importancia de la lectura hasta su conjugación con la ciencia y la técnica, el acceso que permite a las mismas y cómo éstas, a su vez, inciden en todos los niveles de las relaciones sociales, incluyendo su papel en la defensa de los valores sociales. El sistema de enseñanza propugnaba por ser parte de la nueva dinámica que en sus aspectos positivos pugnaba por establecerse, incluyendo la denominada instrucción profesional (31). En cuanto al arte colonial, en especial la pintura y la escultura, son presentados realizando una valoración estético-social como resultado de la acumulación de experiencias y de matices, que a juicio de Martí gozan de independencia creativa, y como es usual en él, además de describirnos a varios creadores y su obra, señala el camino: “Hay por Guatemala en pintura y escultura, grandes nombres, y más que nombres grandes aptitudes” (32). La capilla del Calvario sirve de marco para expresarse de la obra de los lienzos de Manuel Merlo Pontaza en Santo Domingo, Francisco Villalpando en San Francisco, hasta la obra de Quirio Cataño. En la medida en que va comentando de imágenes, artistas, iglesias, va destacando de las apreciaciones, comparaciones de las obras, usualmente con europeos. Un rasgo satírico: “Y como la Virgen de la Piedad tiene en el manto tan hermosos pliegues ¡quién fuera católico para en la hora de la tribulación ampararse en ellos! ”Afortunadamente hay vivas vírgenes” (33). La unidad latinoamericana como mecanismo de solución. El derecho al desarrollo. El amor de Martí a Guatemala Las enseñanzas de Martí permanecen vigentes, y cada día de mayor trascendencia. El Maestro razona sobre las posibilidades y limitaciones de la situación concreta del país. Como líder, educador y filosofo, hace un resumen de la situación, señalando los peligros del retroceso y de las actitudes conservadoras frente al progreso alcanzado, señalando que en tal contexto la creatividad, la dinámica del impulso libertario, descansa en los logros mismos, en lo nuevo que se ha creado: un marco de desarrollo en donde “la libertad y la inteligencia son la natural naturaleza del hombre” (34). Partiendo de la visión dinámica entre lo particular y lo general, a lo largo de la obra analizada, establece líneas de proyección, señalando los contrastes, las contradicciones y las posibilidades de su transformación: “De indios y blancos se ha hecho un pueblo perezoso, vivaz, batallador, artístico por indio... es el hijo de América ardiente y generoso” (35). “Yo llegué meses hace a un pueblo hermoso: llegué pobre, desconocido, fuero y triste. Sin perturbar mi decoro, sin doblegar mi fiereza, el pueblo aquél, sincero y generoso, ha dado abrigo al peregrino humilde: Lo hizo maestro, que es hacerlo creador. Me ha tendido la mano y yo la estrecho. Guatemala es una tierra hospitalaria, rica y franca: he de decirlo” (36). La unidad regional no es la solución única al problema del desarrollo latinoamericano, pero sí es un paso importante para la construcción de un sistema que permita enfrentar las desigualdades creadas por el subdesarrollo socioeconómico y la dependencia. Tanto los planteamientos de Martí como los de Cardoza y Aragón hacen referencia a la necesaria potenciación de los recursos materiales, humanos y supraestructurales y por ello, en su obra, asumen también el planteamiento de los temas de la soberanía y la autodeterminación regionales como pasos firmes y necesarios para determinar pautas en la construcción de estrategias de desarrollo socioeconómico. El altibajo que por el mundo intelectual atraviesan actualmente temas cruciales para la humanidad, como lo son el desarrollo, la soberanía, la autodeterminación, en la obra humana se manifiestan claramente en la evolución y crisis del liberalismo contemporáneo, situación que se expresa y proyecta dentro del sistema de Naciones Unidas, que en su momento destacó la importancia del desarrollo, y que luego fue abandonando, sobre todo ante la imposición de las empresas transnacionales y del neoliberalismo, lo cual genera problemas, rasgos y peligros no sólo en función de atender la problemática del desarrollo sino también en cuanto a la paz y la estabilidad regional y mundial. Esto se ha vivido de una manera concreta cuando, al final de los años 90s, confluyen en la región centroamericana, por un lado los acuerdos de paz, y por otra, los programas de ajuste estructural. Entre otros aspectos, y por lo expuesto, es que la obra de Martí, sus aportes, y sobre todo su optimismo, el sueño de la región unida en pos del desarrollo, constituye una lección, especialmente sobre la potencialidad de cada país, sobre los lazos vinculantes y la comunidad de esfuerzos, señalando los problemas pero también indicando sobre el cómo atender las posibles soluciones; advertía sobre la división, la rivalidad entre los pueblos del continente e insistiendo, a lo largo de su trabajo, en el enfrentamiento, resultado, sobre todo, de la situación colonial (37). Frente a las diferencias señaladas, como resultado de los procesos de conquista y colonización, enfatiza las similitudes, las premisas de la unidad social latinoamericana, equiparándolas a las riquezas naturales de las diferentes regiones y el impulso decidido de las mismas en función de los valores e ideales, que con entusiasmo se ha de acometer (38). Su profundo amor a Latinoamérica, y en este caso, a Guatemala, es un legado que nos orienta, no sólo en su análisis y esfuerzo intelectual, sino también en cuanto a modelo hacia la acción y la práctica social. “¡Ojalá que con este amante libro, haya yo sembrado en él mi planta!” (39). Bibliografía citada • ALFARO, José Miguel. “Estado actual del proceso de integración institucional”. Seminario “La normativa jurídica del Sistema de la Integración Centroamericana (Sica) y la consulta prejudicial”. Guatemala, 16 de mayo de 2007. • CARDOZA Y ARAGÓN, Luis. Guatemala, las líneas de su mano. Editorial Nueva Nicaragua. Nueva Nicaragua. 1985. • GALICH MAZARIEGOS, Franz. En este mundo matraca (novela). Talleres Impresa. Guatemala. En la edición consultada no aparece fecha. Suponemos año 2005. • ESTRADA SOBERANIS, Huberto. “La Generación de 1920, un ciclo de literatura guatemalteca, aproximación a una interpretación”, en Román-Lagunas, Jorge, La literatura centroamericana, visiones y revisiones. Lewinston, New York, 1994. • MARTÍ, José. Guatemala. Universidad de San Carlos de Guatemala. Editorial Universitaria. Centro de Estudios Martianos. Año 2000. • Recopilación de las leyes emitidas por el gobierno democrático de la República de Guatemala. Tomos I y II. Tipografía de El Progreso. Octava Calle Poniente Nº 11. 1881. Notas 1. Alfaro, José Miguel. “Estado actual del proceso de integración institucional”. Seminario “La normativa jurídica del Sistema de la Integración Centroamericana (Sica) y la consulta prejudicial”. Guatemala, 16 de mayo de 2007. 2. Martí, José. Guatemala. Universidad de San Carlos de Guatemala. Editorial Universitaria. Centro de Estudios Martianos. Año 2000. p. 83. 3. N.A. Es decir, vocación por el desarrollo, por la solución auténtica de los problemas nacionales, regionales y mundiales. 4. p. 19. 5. Op. cit. p. 20. N.A.: respeto la ausencia del primer signo de admiración, tal y como aparece en la edición consultada. 6. El presidente de Bolivia, Evo Morales, recientemente (inicios de 2007) exigió a la Iglesia Católica de su país rectificar sobre declaraciones del Vaticano al respecto. 7. Estrada Soberanis, Huberto. “La Generación de 1920, Un ciclo de literatura guatemalteca, aproximación a una interpretación”, en Román-Lagunas, Jorge, La literatura centroamericana, visiones y revisiones. Lewinston, New York, 1994 (pp. 107-127). 8. Op. cit. p. 6. 9. Op. cit. p. 19. 10. Op. cit. p. 34. 11. Op. cit. p. 18. 12. Ricardo Estrada, escritor, profesor universitario, innovador de la narrativa guatemalteca. 13. Cardoza y Aragón. p. 17. 14. Op. cit. p. 38. 15. Op. cit. p. 46. 16. Op. cit. p. 47. 17. Op. cit. pp. 81-62. 18. Op. cit. p. 32. 19. Op. cit. p. 33. 20. Op. cit. p. 42. 21. p. 37. 22. Op. cit. p. 41. 23. Op. cit. p. 45. 24. Op. cit. p. 45. 25. Op. cit. p. 38. 26. Cardoza y Aragón. p. 181. 27. Recopilación de las leyes emitidas por el gobierno democrático de la República de Guatemala. Tomos I y II. Tipografía de El Progreso. Octava Calle Poniente Nº 11. 1881. 28. Recopilación de las leyes... Tomo II. p. 232. 29. Op. cit. pp. 69-70. 30. Op. cit. p. 80. 31. Recopilación de las leyes... Tomo II. p. 378. 32. Op. cit. p. 73. 33. Op. cit. p. 77 34. Op. cit. p. 83. 35. Op. cit. p. 19. 36. Op. cit. p. 17. 37. Hace referencia al estudio de Domingo Juarrós, realizado tres siglos antes. Compendio de la historia de la ciudad de Guatemala. p. 19. Op. cit. 38. Ver op. cit. p. 19 39. Op. cit. p. 85. ** Huberto Estrada S. hubert_estrada@yahoo.com Abogado, escritor y ensayista guatemalteco. Ha participado como ponente en congresos sobre literatura centroamericana y fue decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rural de Guatemala (http://www.urural.edu.gt). Postgrado en la Universidad de Warwick (http://www2.warwick.ac.uk), en Inglaterra, en la que además fue profesor visitante. Especialista en globalización. Ha vivido y publicado en Inglaterra, México y Centroamérica. Miembro del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE, http://www.escritoresnicaragua.org), colaborador del suplemento El Nuevo Amanecer Cultural (http://www.elnuevodiario.com.ni/suplemento/nuevoamanecer) de El Nuevo Diario (Nicaragua, http://www.elnuevodiario.com.ni). Ha presentado propuestas con enfoque democrático sobre política criminal y temas de prevención del delito. Miembro de la Asociación Guatemalteca de Juristas (capítulo de la Asociación Americana de Juristas). ||||||||||||||||||||||||||||||| LETRAS |||||||||||||||||||||||||||||| *** Fosas comunes Oscar Vargas Duarte *** Poesía íntima Luisa Martínez Campos *** Dos relatos Carolina Lagos Campos *** Poemas Verónica Delgadillo Vargas *** Tú lo sabes Daniela Ivonne Gregorio Neria *** Vara de buscar agua y Nueve retratos (extractos) Gonzalo Mallarino Flórez *** Juego de mesa Luis Emel Topogenario *** Poemas George Reyes *** Aysa Uilca Carlos García Miranda *** Poemas Félix Leonardo Rodríguez *** Lluvia negra Ana Carolina Corvera *** Poemas Ulises Varsovia *** Tres cuentos Claudia Merchán *** Poemas Paula Bianchi *** La materia del sueño Juan Manuel Pérez Álvarez *** Poemas Rebeca Montañez === Fosas comunes Oscar Vargas Duarte ================================ El primer cadáver En la mañana durmió suficiente tiempo para olvidar la borrachera que adquirió a partir del licor que le brindaron los vendedores de ganado en el matadero. A las tres de la mañana llegan los camiones con las reses, muchos conductores necesitan ayuda para bajar el ganado. Por cada camión se reciben en promedio cuatro aguardientes, a las seis ya se asegura haber bebido más de una botella. En algunas ocasiones, cuando el licor ingerido no es suficiente para sentir la plenitud de la borrachera, entonces, del pago por el trabajo se compra la cantidad necesaria para ir ebrio a dormir. Hubo un tiempo en que borracho se quedaba durmiendo en cualquier andén o sobre las mesas de los lugares aledaños al matadero, pero desde que el alcalde nuevo había sido elegido le habían prohibido dormir en la calle, bajo amenaza de perder el cargo de sepulturero. En el comienzo, cuando recibió el trabajo, no había muchos muertos, lo que hacía que el trabajo fuese liviano, un entierro cada dos meses, cuando más. El resto del tiempo se dedicaba a limpiar la hierba que se acumulaba alrededor de los caminos que circundaban las tumbas, o en mejorar la apariencia de algunas zonas, cuando los familiares de los difuntos pagaban por hacer esta labor. Eran las tres de la tarde cuando vinieron a buscarlo. Un policía y el sacristán de la parroquia. El tufo lo delató y antes de que pudiera pronunciar una excusa razonable le echaron en cara el hecho de beber licor un miércoles. —¿No te cansas de beber? —Sólo unos tragos, pero el tufo se pega como si se tratara de botellas. —¿Unos tragos después de cuántas botellas? Debería darte vergüenza. Un gesto de enfado en el rostro del sepulturero le hizo pensar al policía en el día de su muerte. —Es mejor tratar bien a este borracho, no sea que ya uno sin poderse defender este sinvergüenza lo trate sin la cortesía debida —el policía creía en los cultos, en las apariencias, en las reglas antiguas, en todo aquello que había visto desde niño. Una de sus preocupaciones era asegurarse una tumba decente, un funeral adecuado y por supuesto, toda la discreción sobre su cuerpo, asunto que en ese momento quedaría en manos de los vivos. —Cámbiese de ropa que debemos ir a donde el alcalde. Arréglese un poco y si se apura no comentaremos nada sobre el tufo. —¿Y se puede saber para qué me necesita la autoridad mayor? El sacristán, quien hasta el momento había estado observando hacia lo profundo del cementerio, le dijo que mejor apurara, ya en el camino le iban contando, uno se entera de las cosas cuando le toca, no antes ni después. —Cada momento tiene su razón, algunas veces somos sujetos pasivos, otras agentes activos. Hoy te toca sujeto pasivo. —Si serás maricón, bien pasivo que eres —dijo en voz baja el policía, sin que pudiera ser escuchado. Veinte minutos después salieron los tres hacia la alcaldía. En la entrada del cementerio alguien había cambiado la “C” de Cementerio Municipal por una “S”. Los tres vieron al tiempo y uno de ellos dijo, con tanto loco que viene en la noche al cementerio a tirar, tienen razón en ponerle la “S”, esto está lleno de semen. Rieron con gusto, aunque la verdad el chiste estaba mal logrado, pero se trataba de hacer sentir bien a quien se había atrevido a contarlo. En el camino el sepulturero paró una vez en una tienda de víveres, compró pan y salchichón, un truco antiguo para evitar ser sorprendido con el tufo. No tardaron mucho en contarle la situación que los había obligado a visitarlo; en el río, como si se tratase de un pescado, se encontró un cadáver, del cual nadie sabía nada. Un ser anónimo, sin otra condición que la desnudez y la rigidez propia de los cadáveres. Lo encontraron en la mañana unos niños que inventaban naves de guerras en la parte baja del río. —¿Ya preguntaron río arriba si se ahogó alguien? —No, no se ha hecho nada, lo buscábamos a usted, lleno de sabiduría para que nos oriente. ¡Claro que sí! En ningún lugar saben de quién se trata. —¿Cuánto tiempo van a esperar para que alguien venga a reconocerlo? —El cadáver ya está descompuesto. Hoy o mañana debe ser sepultado. En la alcaldía, la secretaria les notificó las órdenes dejadas por su jefe. Debían conseguir un ataúd, meter el cadáver, llevarlo luego al templo católico, en donde el sacerdote ya tenía indicaciones de hacer una ceremonia religiosa sencilla, luego lo enterrarían sin que hacer mucho ruido. —Todos se enterarán de que hubo un muerto. Con las viejas que se la pasan en la iglesia basta para que se conozca el chisme en todo el pueblo. Todos los que se encontraban en la oficina miraron al sepulturero de tal modo que debió disculparse. La secretaria siguió con las órdenes; el sacristán, quien ya había informado al sacerdote sobre la hora de la misa, debía llevar a los ancianos del ancianato a la misa. Todos creerán que es un viejo de esos que nadie va a visitar. El policía y el sepulturero se encargarían de todas las tareas necesarias en el cementerio. El sepulturero, Juan Amaya, debería utilizar un ataúd de los que se guardan al sacar los cadáveres que van para cremación. A las nueve de la mañana del siguiente día se efectuaron los oficios religiosos, bajo las condiciones de las creencias católicas. Los ancianos llegaron puntuales, no preguntaron mucho sobre el muerto, les dijeron que era un antiguo visitante del ancianato, de otro pueblo, quien por último deseo tenía estar acompañado en su sepelio por ellos. Las señoras y señores, visitantes constantes del templo, no pudieron acceder a más información, el policía les impidió acercarse al ataúd. Ese día aprovechó para hacer uso de sus habilidades de narrador, a cada pregunta inventaba una historia que luego encadenaba con otras. Nadie supo identificar al difunto, todos le rezaron como si se tratase de un gran hombre que había colaborado económicamente para que los ancianos tuvieran todo lo necesario, eso creían unos, otros que había estado viviendo en el ancianato pero que era un hombre rico, a quien su familia habría sacado de ahí unos años antes. Todas las fantasías ideadas por el policía, Pedro Vargas, las ayudaron a corroborar el sacristán junto con Juan Amaya, quien a esa hora, sin haber podido dormir la borrachera de la madrugada, estaba tan borracho que incluso a él le parecía verdad todo lo que se había dicho. Juan Amaya, el día anterior, consiguió una tumba abierta, en la que enterraría al muerto anónimo. Hubo suerte ya que hacía unas semanas se habían retirado unos cadáveres para ser cremados. —Cosas de la fortuna —pensaba mientras marcaba con pintura el lugar a donde llevarían al muerto. Esa noche fue a donde un amigo a jugar parqués, se bebió varios vasos de una bebida fermentada. Cumplió la promesa de no hablar acerca del tema, claro que no había necesidad de advertirle sobre la confidencialidad del asunto ya que a él no le gustaba hablar del trabajo que desempeñaba. Esa noche doblegó la espada carnal varias veces, se masturbó imaginándose a la hija de su amigo acompañándolo en sus urgencias sexuales, una dormida sexual con todos los sabores, luego reía de imaginarse que así tendría gracia aquello de “sementerio”. El muerto ocupó el lugar seleccionado. Al final de la celebración religiosa el sacerdote advirtió a Juan sobre la necesidad de mantener esto en reserva. No habían pasado treinta minutos estando solo en el cementerio cuando llegaron el jefe de la policía y el alcalde. Se acomodaron en unas sillas antiguas que ocupaban la sala del lugar que tenía como vivienda Juan dentro del cementerio. La casa tenía una puerta de ingreso desde el cementerio y otra desde afuera, esto sólo lo sabían quienes habían vivido en ella y los que hacían visitas a sus habitantes. La entrada de la casa siempre estaba bien pintada, un azul cremoso como el cielo cuando se despierta lleno de migajas de nubes, a Juan le gustaba pensar de esta manera sobre el color de la casa en donde vivía, claro que otras veces, sobre todo cuando llegaba borracho, la imaginaba aterciopelada de rojos, como si la puerta del infierno se encontrara en ella. La entrada hacia el cementerio, una puerta semioculta, pintada de blanco y semi cubierta por un pino, era el lugar en el que extrañamente Juan llegaba a dormir algunas veces borracho. —Cosas de locos —pensaba al despertar, y se iba directo a la ducha. Alcalde y jefe de policía hablaron un rato extenso, a Juan lo enviaron a comprar aguardiente casero, “chirrinchi”, del que vendía María Rosales. Cuando volvió, encontró al alcalde y al jefe de la policía riendo, ambos estaban un poco tocados por el alcohol, a primera vista no logró saber dónde se encontraba el trago, luego vio unas botellas de whisky debajo de una de las sillas. Preguntaron por el trago que le habían encargado, le hicieron bromas sobre el estado de la botella que traía, asunto que le pareció demasiado grosero al sepulturero ya que no se tomó un solo trago; si hubiera sabido que ellos estaban tomando, él se hubiera bebido media botella en el camino, y seguro habría traído más. El alcalde le dijo que ahora todo lo dirigiría el jefe de la policía, por si acaso, pero que ellos no creían que aparecieran más muertos. La botella de “chirrinchi” se la desapareció Juan mientras los otros tomaban whisky, no terminaron la botella y se fueron dejándole una cantidad suficiente para que se hiciera a una levedad sustancial. Al siguiente día estaba convencido de que hubo tiempo para hablar de temas densos y livianos. No recordaba mucho, era preferible así. Otros cadáveres Cuatro días después aparecieron dos cadáveres, menos descompuestos. Esta vez, el alcalde informó a las autoridades judiciales. Se ejecutaron las obligadas rutinas, llegando a la misma conclusión que sería utilizada en los siguientes hallazgos: “Estas personas no están identificadas como desaparecidas. Sus rasgos no corresponden con las personas que habitan la región. Es importante tener en cuenta que no hay solicitudes de búsqueda por desaparecidos, ni búsquedas de personas en la región”. El alcalde, Julio Rincón, envió una misiva al gobierno central. No hubo respuesta formal de las entidades centrales, aunque muchas voces le decían que había guerra de familias varios pueblos arriba, o que una catástrofe natural podría haber ocurrido sin que ésta se reportara. Julio, acostumbrado a ignorar más que a afrontar los problemas, se sentía cómodo con la segunda explicación. Una mañana aparecieron cuatro cadáveres; el alcalde obligó a los policías a llevarlos más abajo, en donde se perdía la jurisdicción propia, de esta manera evitó tener que llevar más cadáveres al cementerio, además de otras complicaciones burocráticas que lo obligaban a ser parte de las preguntas diarias en el gobierno central, evento este que no le agradaba ya que de ahí a preguntarle en qué se gastaba el presupuesto del municipio estaban a un paso; como siempre no tendría cómo explicar la desaparición de las partidas presupuestales sin inversiones reales. En el cementerio las rutinas empezaron a repetirse, de una manera tan repentina como los besos en los novios recién consagrados. Juan Amaya visitó al alcalde apenas un día antes de que tuviera una reunión con los pastores de las corrientes cristianas diferentes al catolicismo. —Mire, está bien que yo tenga un sueldo, pero es que cuando yo recibí este cargo, había apenas un muerto cada cierto tiempo. Claro, como a usted no le toca, no se da cuenta de que diez muertos por semana cuestan, ni tiempo hay para otras cosas. —Juan, usted recibe un salario. Es su responsabilidad cumplir con las funciones de su cargo, no importa si éstas son mayores o menores. —Debería ir al cementerio un día y acompañarme. Por cada muerto, toca un hueco, que se abre y se tapa, además como nadie da un peso pues también toca buscar un ataúd, y eso es destapar una tumba de alguien por quien nadie reclamará. Doble trabajo. —¿Y? —Mire, yo tenía dos trabajos, y además, era un lúdico feliz, ahora ni otro trabajo ni beber feliz. Imagínese, me la paso entre huecos, unos nuevos, otros antiguos. —¿Y por qué no entierra en el hueco que destapa al que va a enterrar? —No se puede, no ve que si hago eso me toca firmar comprobantes de que la familia del enterrado autorizó hacerlo. —¿Y si está mal por qué hace eso? —esta vez el alcalde elevó la voz, como siempre amenazante. —Pues lo hago porque no hay ataúdes para los muertos, ¿o es que alguien me los va a dar? —¿Qué quiere entonces? —Alguien tiene que pagarme, ¿o es que todo es gratis? Ni la secretaria lo hace con el jefe gratis —rieron ambos, una risa que recordaba momentos antiguos. Hablaron un rato más con el alcalde. En algún momento rieron, recordaron una vieja aventura y se fueron por unos tragos a una finca en donde el alcalde solía ir abandonado de la cordura. Varias botellas agredieron sus gargantas, hasta que todo fue madrugada; entonces el conductor de la administración municipal los llevó a cada uno a su casa, por supuesto, el sepulturero le advirtió al alcalde que alguien debería pagarle por cada muerto que enterrara. Los ministros religiosos El alcalde recibió la visita de varios pastores protestantes, evangélicos, adventistas. Ellos protestaron por los ritos en los cuales se veían involucrados los cadáveres anónimos, ¿Por qué católicos? ¿Acaso el alcalde no debía ser de mente abierta? ¿Acaso la Constitución no consagraba la libertad de religión? —¿Exactamente qué quieren? —los hubiera matado con tal de poderse tomar tranquilo los remedios para la resaca; sin embargo, debía escucharlos. Su esposa pertenecía a alguna de las congregaciones de los pastores que se encontraban en la oficina. —Pues, es evidente. Ya veo que a usted no lo ilumina Dios por ir a no sé a qué cavernas que quieren imitar la casa de Dios —los demás repiten lo mismo y hacen otros comentarios. El alcalde recuerda las palabras del sepulturero, “alguien tiene que pagarme”. —Resolvamos este tema hoy mismo. Voy a llamar al sacerdote católico. Mañana todos sabremos cuál es la manera de actuar en estos casos, con respecto al rito con el cual se enterrarán los cadáveres. El sacerdote llegó apenas lo llamaron, se saludó cortésmente con los otros religiosos, manteniendo la debida distancia. El alcalde expuso todos los puntos sobre la situación, dejando muy en claro los siguientes: —Se hará un funeral según una creencia religiosa. La iglesia que sustente esta creencia religiosa deberá costear ataúd, derechos de cementerio y, por supuesto, los derechos del sepulturero. Todos hicieron la misma protesta. Ninguno de los religiosos asumió gasto alguno, para ellos esto era una responsabilidad de la administración municipal. Partieron todos haciendo un único grupo; el alcalde es un irresponsable, pretender que ellos, para quienes la única existencia real era la espiritual, se hicieran cargo de entes corporales. Los voluntarios El jefe de la policía recibió la llamada del alcalde antes de las siete de la noche. —Esta noche te haces un recorrido por las zonas públicas, capturas a todo el que se vea fuerte, con cualquier excusa, documentos, desorden, cualquier cosa. Los llevas al calabozo, mañana yo te digo qué haces con ellos. Esa noche capturaron a muchos jóvenes que con sus uniformes deportivos no habían llevado los documentos de identificación completos. A otros los llevaron a las dependencias de la policía por ser ruidosos o por estar donde al policía no le parecía adecuado. Cosas de la libertad democrática, mandan las mayorías, y ellas fueron las que llamaron a quejarse al comando, eso decían los policías cuando les preguntaban los detenidos. A la mañana siguiente, los capturados por la policía debieron aprender a usar una pala, algunos, y otros una pica. Hicieron un hueco con varios metros de profundidad, con una amplitud considerable. No pudieron irse sin antes hacer montones de tierra segregados. Todo esto fue en el cementerio. Algunos debieron vomitar varias veces, no sin ser objeto de burla por los compañeros de situación. —¿Qué es eso? —preguntó el sepulturero al alcalde. —Es una distinción para el sitio que abrieron los presos de anoche. Ya que te quejas tanto, te conseguí ayuda. —Mejor me dice qué debo hacer. —Sencillo, cada nuevo cadáver por el cual nadie pague, lo llevas al hueco que abrieron. No hay ritos, no hay ataúdes, no abres huecos y no me cobras. El alcalde lo miró sin comprender lo que Juan Amaya expresaba con el gesto en su rostro. Igual no importaba. La solución divina Dos días después, el alcalde debió recibir a los religiosos, quienes traían una propuesta para resolver el asunto. A partir de ahora el primer muerto que se encuentre será sepultado en uno de los ritos, el siguiente en otro, hasta que se completen los tres más importantes. Católico, una congregación cristiana y los evangélicos. Los otros pastores decidieron participar de alguno de los ritos con la condición de que se les permitiera expresarse en el cementerio con una o dos oraciones, o cánticos de alabanza. —Esa es una manera de integración de la fe que considero loable, ejemplar. Señores, si ustedes rigieran los destinos del país, no existiría tanta injusticia y la diferencia sería un lugar de unión entre todos. Hay tanta incomprensión en nuestra sociedad que así es inviable la aceptación del otro como sujeto válido para las creencias propias. El alcalde pensó antes de seguir, si no se detenía pronto le saldrían gotas de mierda de la boca, y con estos sujetos mejor es ser de pocas palabras para evitar que encuentren algún vacío o grieta en el discurso, luego, quién los calla mientras esperan una excusa o explicación apropiada. —Señores, la decisión que ustedes tomaron resuelve diplomáticamente el problema de ustedes, pero no soluciona el de la administración. ¿Quién pagará los servicios de cada sepelio? ¿Quién cubrirá las horas de trabajo del sepulturero? ¿El derecho a la tumba? ¿El ataúd? Supongo que ya traen resueltos estos puntos también. —Sepa usted que nosotros hemos pensado en todo —el pastor evangélico continuó con la exposición de las reglas, adicionales, acordadas—. El ataúd y los costos del servicio del sepulturero lo costeamos nosotros. La alcaldía debe ofrecerles a estos hijos de Dios el derecho a la tumba. —No veo más problemas, ustedes han resuelto todo. Le comunicaré al sepulturero para que marque cada uno de los cadáveres según la regla definida por ustedes. Él les informará los detalles adicionales. Juan Amaya Juan Amaya recibió de buena manera el convenio al que el alcalde había obligado a llegar a los religiosos. Nótese que cada uno habla según lo que le conviene. El trabajo, por supuesto, aumentaría pero unas entradas de efectivo le caían muy bien, sobre todo, pensando en que si quería “echarse al plato” a la hija de su amigo debería invitarla a salir algunas veces, además de cambiar sus trajes de rutina diaria. Vestirse para la ocasión. Pensándolo un poco más incluso hasta tendría que pagar motel porque la cama en la que dormía no alimentaba un solo pensamiento erótico. En otro tiempo, en otro tiempo, alcanzó a pensar pero cambió rápidamente de idea, mejor no buscar recuerdos que pueden ser dolorosos. Antes de terminar el día en la oficina del alcalde había varias hojas con los planos del cementerio y la rotación que haría de los cadáveres el sepulturero, incluso se atrevió a sugerir horario para las celebraciones de manera que los religiosos se sintieran cómodos en el cementerio sin verse interrumpidos unos por los otros. En las casas de los dirigentes de cada religión recibieron las cotizaciones de la funeraria, ataúdes de diferentes precios, con varias opciones de compra, también una cotización de un carpintero quien a bajo costo haría cajas para que los muertos apenas cupieran. En esta última cotización había una sugerencia, escrita por el mismo Juan, en la que sugería que las liturgias de cada funeral se hicieran en el cementerio, de manera que no se necesitaría transportar los ataúdes, evitando así hacer evidente la forma rústica y de los ataúdes que haría el carpintero. Al siguiente día el sepulturero visitó a la hija de su amigo, claro, se había desenvainado la espada carnal esa mañana pensando en el escote de ella, en las piernas y los senos. Habló con ella un rato, a la muchacha le pareció que él se veía extraño, de una manera más agradable y cercano pero igualmente como si fuese otro. —Soy otro —le dijo Juan—, siempre soy otro, tú me transformas al mirarme. —La palabra estuvo presente todo el tiempo, un poco más y las manos hubieran dado inicio a izar la falda de la muchacha, pero todo a su tiempo, pensaba él. Rosalba había estado toda la vida en esa casa, conocía a todos los amigos de su padre porque iban regularmente a tomar vino y cerveza con él. Juan apareció una tarde, en un abril que a ella le pareció extenso. Soñaba todas las noches con él, se satisfacía al verlo y por esto acompañaba a su padre hasta que se quedaba solo. Con los meses, él se fue transformando en uno igual a los amigos que visitaban a diario su casa, ya había perdido todo lo interesante que traía los primeros días. El negocio Los religiosos hicieron ir a Juan Amaya a cada una de sus sedes. Le pidieron más sugerencias y éste les dijo que todo estaba escrito en los papeles que había dejado el día anterior; claro, había algunas ideas que no las había impreso porque sería un atrevimiento. Lo vieron con inquisición y entonces él dijo que deberían comprar los ataúdes al carpintero, en su mayoría, y que para el fin de semana cuando tenían mayores feligreses, entonces compraran ataúdes de las funerarias, ese día harían una marcha desde el templo hasta el cementerio, por supuesto exhibiendo la humildad con la cual se sometían para sepultar a un desconocido y la voluntad para comprar un ataúd a todas luces de lujo a alguien desconocido. Eso de seguro invitaría a más fieles. El de la funeraria le había ofrecido el 12 por ciento si lograba que le compraran todos los ataúdes a él; en caso contrario, le daría el 6 por ciento. Con el amigo carpintero era más fácil la cuenta, Juan pagaría por hora de trabajo, llevaría la madera y todo el material requerido. El carpintero exigía pagarle por anticipado algunas horas ya que debería atrasar otros trabajos o hacer la labor en la noche, horas que por supuesto deberían valer más pero que nadie le pagaría por ese excedente no cubierto. Esa semana, cada una de las religiones hizo los funerales con ataúdes comprados en la funeraria, la recomendación la hizo Juan, para que las personas supieran que se estaban llevando a cabo estos sepelios y que además cada religión había asumido de sus arcas, con dinero de cada uno de sus dirigentes, el costo de los ataúdes. Seis muertos aparecieron, de los cuales obtuvo el seis por ciento por cada venta de ataúd, más lo que recibió por los servicios de sepulturero le permitieron darle suficiente material al carpintero para que iniciara la construcción de los ataúdes, además del adelanto por la cuarta parte de las horas que debería emplear en hacer cada cajón. Las tres primeras semanas el negocio de Juan se alimentaba felizmente de la solidaridad de los religiosos con los muertos anónimos, sin embargo, en la cuarta semana le pidieron descuento y obligaron al alcalde a que llevara a los presos a hacer algunas de las tumbas, afectando los ingresos de Juan. No hubo más remedio que capturar borrachos en la noche para que fueran al otro día a abrir los huecos para las tumbas. El alcalde, a quien Juan le daba cierta parte de las utilidades, hizo todo el esfuerzo por oponerse, pero los religiosos ya habían convencido al jefe de la policía que no sabía de los acuerdos entre el sepulturero y el alcalde. El carpintero decidió cobrar más, los religiosos pagar menos, entonces Juan los presentó y dejó que esa platica se perdiera. Julio Rincón, el alcalde, lo miraba desconcertado por la manera en que abandonaba el negocio que lo había sacado de la aridez económica en la que estaba. No es que fuese una economía boyante y fructífera, pero ya había logrado destornillarse de la ropa vieja y vestía mejor, según le decían todos en la calle. —Mire, alcalde, colaboremos con los religiosos, ellos emprendieron una tarea que ninguno quiere hacer, eso sí que en menos de dos meses ya querrán dejar de enterrar difuntos sin nombre porque a ellos no es que les sobre la platica; aunque no sea de ellos y sus fieles la paguen sin rechistar porque los expulsan si no lo hacen. —¿Qué idea nueva tienes? Juan, te conozco de hace tiempo y sé que no dejas un negocio hasta que lo exprimes por completo. Soltó una risa y le pidió un trago al alcalde. —Póngale cuidado a lo siguiente; aquí todos somos creyentes, usted y yo como todos, sólo que a veces lo olvidamos para poder saltarnos la línea que da lugar a los pecados, sin que nos dé mucha pena. Lo de religiosos es para todos, no es que seamos espirituales... El alcalde lo interrumpió, le exigió que dejara de hablar y le contara exactamente qué había que hacer. —Le buscamos padrino a los difuntos. Los religiosos les cobran parte de los gastos al padrino y nosotros una comisión por permitirles hacer esto. Vamos a tener que buscar una manera de convencerlos. Yo empecé hace un par de noches, me fui a cuanto lugar iba a beber antes y cuando los borrachos ya no sabían quién les hablaba les decía que esos muertos que no son de nadie le cumplen milagros a los que les oran. Que yo había visto a varias señoras llevarles flores a algunas tumbas de nadie y esas señoras habían empezado a tener mejor ánimo, y claro, las que tenían negocios les iba mejor. Mire, me fui a donde las putas, emborraché a un par, y esta mañana estaban dejando flores en las tumbas. —Eres el sinvergüenza de siempre. —¿Se anima? Sólo es decirle a los que guían cada religión y luego, que ellos cobren y nos den comisión. Si no quieren dárnosla, pues no dejaremos colocar nada sobre las tumbas de los muertos anónimos. Rosalba La noche en que Rosalba le contó todo sobre su madre se había comportado como una baldosa de mármol. Ante las preguntas de su novio decidió contarle todo. Las peleas entre sus padres eran constantes, los golpes en el rostro de su madre eran rutinarios. Según le contó una vecina, hubo una noche en la que la golpiza fue de tal extremo que debió estar en cama por un tiempo. Esa semana, la madre de Rosalba apenas se dejaba ver para asuntos urgentes, sin embargo después de la siguiente semana no volvió a verse. El padre se volvió devoto de la borrachera diaria, una tras otra. Algunas veces en las charlas, cuando se le preguntaba por el paradero de la señora, ignoraba la pregunta o contestaba de manera agresiva, otras, cuando la ebriedad le podía con la conciencia y la mente, entonces decía que se había ido con un señor de otro barrio. Según contaba, lo había abandonado de por vida, se la había llevado otro hombre. Una caricia en la boca por parte de Juan no impidió que Rosalba siguiera narrando los hechos. Él hubiera preferido dejar el asunto en el punto donde iba ya que las lágrimas inundaban los ojos de ella. Nadie dio aviso a la policía o a la familia de la señora, todos aceptaron como cierta la verdad dada por el hombre. Durante los años en que se volvió una joven, la respuesta de su padre fue la misma. —Se fue con otro hombre. —Una vecina, que en paz descanse, antes de morirse le contó a Rosalba la verdadera historia. Después de la golpiza su padre debió llevarla a un hospital en la capital, allá la dejó abandonada. La madre no tenía cómo pagar la salida del hospital, entonces se hizo la loca, de esta manera no le cobraron y la enviaron a un sanatorio, ya estando en el sanatorio, la droga y la debilidad con la que salió del hospital le afectaron la mente. De esto último se enteró ella en un viaje a la capital, la encontró mendigando en una de las calles. El encuentro no fue el más oportuno, ella iba de afán y la madre de Rosalba no estaba vestida como para creer que era la amiga del barrio. La vecina quería contarle eso para sentirse tranquila, no podría morir en paz y vagaría por el mundo si se llevaba ese secreto a la tumba. La vecina además de contarle la historia le entregó una dirección y un teléfono, según creía ella ahí podrían darle razón de su madre. Rosalba había llamado a ese número regularmente, la respuesta era la misma, su mamá está bien, en la calle consigue lo que necesita para vivir, pero no se le ocurra venir acá, niña, ella está mal de la cabeza y puede ser peor que la vea. La fragilidad con la que había crecido no le permitió ir a buscar a su madre, aunque pensándolo bien, la situación en la que ellos estaban no era para ser envidiada por su madre, que vivía en una casa donde la alimentaban y vestían diariamente, claro que debía mendigar por la calle, pero no debía sufrir en su casa como le hubiera tocado con su padre. Ahora, en la última semana había estado llamando y la señora que respondía por el paradero de su madre no sabía decirle nada sobre su madre. Esa mañana la señora le insistía en que ella le ayudara a buscar porque seguramente se había muerto, eso sí, niña, a los muertos hay que enterrarlos, no se pueden dejar por ahí como si no hubieran tenido a nadie en el mundo. Juan la miró sin poder evitar un temblor en todo el cuerpo. La consoló hasta que ambos durmieron. Al siguiente día Rosalba partió hacia la capital en busca del cadáver de su madre o, peor aun, lo que encontrara de ella. Durante los siguientes días, después de la partida de Rosalba, Juan se dedicó a mejorar su condición económica. Había estado huyendo de su realidad por mucho tiempo y era hora de volver a ponerse al mando de sí mismo. Junto a su amigo, el alcalde, recuperaron viejos contactos y se dedicaron a obtener utilidades gracias a las habilidades de Juan en los negocios. Lo del entierro de los muertos siguió igual, sin modificación alguna. El significado de las letras La mañana se le hizo tarde a Juan o sería mejor decir que la tarde le llegó muy temprano. Aún estaba desayunando cuando le pidieron ir al cementerio. Un cuerpo más. —¿Cuál es el afán? —Hay celebración especial, no sé qué fecha, don Juan, pero le toca alistar el cuerpo para hoy mismo. —Los vivos y sus prisas, como si a los muertos les sirviera de algo. El muchacho de los mandados de la policía se fue corriendo sin preguntarle nada, quizá ni escuchó el comentario que hizo al final. El cadáver estaba en la misma posición que los demás. Dispuesto sobre la mesa, él simplemente debía meterlo en una caja que alguien ya había llevado. No había mucho que hacerle, a nadie le importaba, sólo era meter en un ataúd mal o bien hecho y luego al cementerio. Juan no podía con la sorpresa, primero debió irse a vomitar afuera y luego al volver sintió la misma necesidad. Su sorpresa se debía a que en la cabeza del cuerpo muerto estaban las mismas iniciales que descubría todas las noches debajo del cabello de Rosalba. Cuatro letras consecutivas. No sabía si pensar que era ella pero el cuerpo descompuesto no permitía muchas ideas, claro que esas iniciales eran sólo de ella, las iniciales de la abuela materna, se las habían tatuado cuando ella era pequeña, con quién sabe qué objetivo de necios. En la alcaldía se encontró con su amigo, quien lo saludó efusivamente. La cara de contrariedad que llevaba Juan lo obligó a que cerrara la puerta y le preguntara con tono de preocupación sobre lo que le estaba pasando. —¿De dónde vienen esos cuerpos? ¿Por qué nadie viene a reclamarlos? ¿Quién investiga su procedencia? ¿Por qué la policía no hace investigaciones? ¿Por qué el gobierno central no viene a verificar lo que está pasando? El alcalde dio vuelta a su rostro y con mirada seca y sin expresión alguna le dijo: —No vienes a cuestionar mi gobierno. Eso que preguntas no te importa, ya suficiente te doy con lo de las tumbas. No seas idiota, Juan, no preguntes bobadas, lo que quieres saber a nadie le importa. —Hoy sí. Hoy me importa. Después de las anteriores palabras se abalanzó sobre el alcalde. Dos policías que estaban en la entrada pasaron por encima de Juan y lo llevaron a un calabozo. Allí se calmó y pidió que el alcalde lo escuchara nuevamente. El alcalde apareció con un trago de licor para Juan. —Mira —hablaba Juan ya tranquilo—, apareció un cadáver con una característica que yo reconozco familiar. Yo pienso que es Rosalba. Ella estaba por la capital estos días, hace un mes no sé de ella. Tú eres mi amigo, debes saber qué está pasando, entiéndeme. —No puedo decirte nada. Yo se quién puede decirme en dónde se queda tu novia, averiguo y te cuento. Te quedas aquí hasta que yo diga. No voy a correr el riesgo de que salgas y te vuelvas loco. Dos días después aparecieron, frente a la celda, el alcalde y Rosalba. El alcalde se retiró dejándolos solos. Los besos y las preguntas se conjugaron con lágrimas. Cuando todo era silencio entre los dos él le contó sobre el cuerpo que debió meter a un ataúd, sobre las iniciales que estaban en la cabeza del cadáver. —Mi madre las tenía también, fue una idea de mi abuela. Cuando nací ya ella las tenía, luego a mí me las hicieron. ** Oscar Vargas Duarte oscarvargas@yahoo.com Ingeniero de sistemas y escritor colombiano (Vélez, 1971). Reside en Bogotá. Se dedica al desarrollo de software y a las letras. === Poesía íntima Luisa Martínez Campos ============================== Siento tu aliento disolvente de témpanos la perpetua presencia de tus ojos como agujas en mi nuca de tu piel a sólo pasos de mis dedos de tu mástil que iza velas en mi vientre. ......lujuria consagrada en el bunker de mi cuerpo. === Te inventé en la soledad más íntima en los deseos prohibidos en la locura cotidiana del vivir en los desasosiegos matinales en los sueños inconclusos. Desde entonces te espero raptor de mi cordura. === Más allá del vuelo de las aves el sol de la mañana traza mapas en la quietud del mar blancas estelas se diluyen detrás de las barcas pescadoras nos concebimos desde lejos sin conocernos ni hablarnos sabiendo sólo ......que existimos. === Si tú dejaras sobre el papel la blancura de tus manos todo estallaría. Gustavo Pereira Si tú dejaras en mi piel el salvaje aroma de la tuya todo estallaría. Si impregnaras mi lengua con efluvios de tu cuerpo. todo estallaría. Si susurraras a mi oído palabras transgresoras todo estallaría. Si descifraras en mis ojos el deseo acumulado todo estallaría. Si tú rastrearas mi existencia con todos tus sentidos todo estallaría. ** Luisa Martínez Campos martinezcamposl@hotmail.com Poeta y docente venezolana (Cumaná, Sucre, 1958). Es profesora universitaria. Su obra permanece mayoritariamente inédita. === Dos relatos Carolina Lagos Campos ================================ *** Mirándola Claro, y yo estaba allí... sentado... mirándola, extrañamente mirándola. Era la sala de siempre, los mismos sitios de siempre, el mismo puesto, el mismo profe, la misma pizarra y los mismos compañeros. Y allí estaba yo... sentado... mirándola... llevaba más de la mitad de clase... desconcentrado... mirándola... y no podía entender qué era lo que hacía, ella tampoco sabía lo que hablaba el profe, igual como que a veces lo miraba con cara de aceptación... como diciendo “sí, yo pienso lo mismo” y de pronto se quedaba con la mirada perdida, como cuando uno lee un libro y se acuerda de algo... y se pasa todo el rato relacionando cosas... menos lo del libro... pero después volvía a lo mismo... y allí estaba ella... desconcentrada... mirándola... y llevaba más de la mitad de la clase desconcentrada mirándola... mirando cómo bajaba por la suave seda de su hilo y se balanceaba como si estuviese bailando al compás de una melodía... y se movía de una forma sutil y elegante... ella la soplaba... y mientras más soplaba, ella más bailaba... Es extraño, porque yo una vez conversé con ella y me mencionó que le tenía terror a las arañas, pero ahora... ella la observaba con admiración, estaba inmóvil... mirándola, miraba cómo sus ojos brillaban observando aquella arañita que bajaba y danzaba en un rincón de la sala de clases... estaba en el aire... volando, yo la veía volar, no estaba lo suficientemente cerca para ver el hilo del cual colgaba la arañita, pero aunque estuviese cerca, mis ojos no lo observarían... se habían quedado inmóviles observando los suyos... mirando su rostro, sus gestos... ella ni siquiera sospechaba que yo la había observado toda la clase, que después de un buen rato sabía lo que hacía, que éramos un poco cómplices... cómplices de la arañita... de la desconcentración... pero en eso, mientras la observaba, miré al profesor y algo cambió... ella dio un salto que sólo yo pude percibir y su mirada cambió... intenté fijar la vista en la arañita... pero no la encontré... entonces quise pararme y acercarme a ver si había llegado al suelo, pero no podía, ella se había levantado de su puesto y se había acercado al de su compañero... lo tomó del chaleco y lo golpeó... todos estábamos desconcentrados... mirándola... la mitad sin entender que pasaba... el profe se acercó, pero ella salió corriendo de la sala. No sé qué fue lo que pasó... pero apenas salió yo fui tras ella... pero no la encontré, la busqué y no la encontré... entonces volví donde estaban mis compañeros para saber qué es lo que había pasado... aunque poco me importaba en realidad... creo que me levanté y salí tras ella como excusa para poder hablarle... para saber si sus ojos brillaban aún... pero nadie sabía lo que había pasado. Yo sé que usted quiere saber lo que realmente pasó y aunque usted sea el director, va a pensar que estoy loco, que quizás es una excusa o una justificación... pero es en serio. Sí, claro que tengo teorías... puede que mi compañero le haya dicho algo, pero él sabría por qué ella reaccionó así, o tal vez era media esquizofrénica y le dio un ataque... eso es lo que se rumorea... pero yo creo que mi compañero aplastó a la arañita... y por eso ella se enojó... sí, sí, sé que es absurdo y que no es para tanto... pero yo lo creo así, y si yo hubiese sido ella, y ella la que me hubiese estado observando, también hubiese reaccionado así si hubiesen matado a la araña. Creo que yo también estoy cansado de que arruinen mis momentos... mis pequeños, bellos y simples momentos... yo también me canso de aguantar que arruinen las cosas especiales que tengo... los momentos en que me puedo olvidar de todo y sólo ser un poquito feliz... yo creo que ella pensó eso... que ella había logrado vencer su miedo y había logrado que apareciera un momento bello... por eso la entiendo... no sé si sus ojos brillaban de tristeza o de alegría... pero creo que la entiendo... creo que se sentía bien... que estaba un poco feliz... y esa felicidad se arruinó. Por eso... después de clases... yo también fui... y le pegué al Raúl. *** ¡Acción! Mire, esto es un poco complicado... en realidad es un poco difícil para mí decirlo, pero su hija no está bien... señora, no llore... tranquila, esto tiene un posible solución, una lenta, pero posible solución... sí, sí, la entiendo, pero es necesario... no hay otra opción, su hija debe quedar internada. Es que entienda, esto no es algo común... ella es un peligro en las calles... comprenda, ya hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance para hacerla recapacitar, pero no entiende... Intentamos con pastillas, con sicólogos, intervenimos en su colegio, en su barrio, hasta tenemos infiltrados en esa organización en la que participa, pero no ha servido de nada... y qué quiere que le diga, los costos que esta situación nos está trayendo como institución son bastante altos, la única opción que nos queda es internarla... No, el tiempo no es mucho... todo depende de cómo vaya evolucionando, creemos que para empezar un año está bien... bueno... ¿No está preocupada por su hija?... entonces considere este plazo como un tiempo prudente... mire, en primer lugar su hija está convenciendo a más gente de lo que nosotros podemos soportar, prontamente tendremos que tratar a todos sus amigos y vecinos e imagínese si esto se sigue propagando... yo no quiero ni pensar en lo que pueda pasar. Claro, claro que estamos preocupados por su hija... preocupadísimos, por eso mismo le digo que debe dejar este asunto en nuestras manos, confíe en nosotros... yo le recomiendo por el momento que la incomunique, es decir, evite pasarle llamadas telefónicas, visitas y esas cosas... es importante que coopere con nosotros para que todo salga bien..y su hija vuelva a ser la misma joven que era antes... y deje de andar pensando que la vida es una película... señora, usted más que nadie debe reprimirle esta conducta, no puede ser que ella piense que la luz del sol es un foco y que las calles son un escenario... es que sabe... mucha gente ya está empezando a pedir finales felices... el otro día tuvimos que atender a una niña que quería un príncipe azul, imagínese... de dónde le saco un príncipe azul... y con caballo, más encima... hasta la profesora del colegio ya está pensando en reformas educativas y quién sabe cuántas cosas más... ese joven... el tal “Tote”... amigo de su hija, fue sorprendido arriba de un escenario tocando la guitarra y diciendo cuanto disparate se le ocurría... es que deben entender de una vez por todas que no viven en una película... que están en un mundo real... que los príncipes azules no existen... que no son lideres políticos ni estrellas de rock... y su hija está propiciando este fenómeno... señora, yo le ruego que permita que nosotros intercedamos en este asunto... si no es ahora después quizás cuánta gente va estar pensando lo mismo... creyendo que viven en un film, creyendo en los finales felices... en los atardeceres románticos, pensando que pueden dirigir una historia... No, no estamos dispuestos a que más gente siga cayendo en lo mismo... dígame qué piensa... el lunes a las nueve está bien, ¿cierto?... Bueno, la esperamos entonces... ah, y recuerde mis palabras... no vaya a ser que después usted también caiga en lo mismo... recuerde... este es un mundo real... no una película... bueno... igualmente... hasta el lunes. ¡Corten! ** Carolina Lagos Campos lagoscarolinac@gmail.com Escritora chilena (Santiago, 1985). Estudia la licenciatura en castellano en la Universidad de Santiago de Chile (http://www.usach.cl). Actualmente está dedicada a la investigación para su trabajo de tesis sobre la reelaboración a través del cine del libro Sub Terra, de Baldomero Lillo. === Poemas Verónica Delgadillo Vargas ================================ *** Alada Baja por la calle la mujer del cielo. Sin gestos. Su andar va más allá de las normas, incluso del sueño. Las palabras son huérfanas de su tiempo de su calma de sus paredes vacías de su vocación despoblada sin memoria sin sombra... Baja por la calle la mujer del cielo. Toda desnuda como el ayer, sin treguas... Pero es ahora cuando canta. No ayer, no mañana. Ahora. *** Boulevard y Linares Está todo aquí. Vos, el mundo que desamo, todo lo que huyo, lo que busco, lo que espero, el desorden de la soledad. Pero vos, entre todo ello, vos... irrumpes con tus ojos; y este todo, al final es nada. Pájaros que vuelan. Otoño. La grandeza, la distancia, el resistir, el quedarse. Tus ojos lejos de mí, de vos, del alma, el vivir. No sé por qué ando triste, el verano estalla en mi piel; pero estas calles de a pie, estos balcones que se abrazan como si fueran recuerdos, no son vos, hace tanto frío en este pedazo del país; no puedo alzar las manos para tocar las estrellas, tus ojos lentos asesinan la ternura, rostro de amor... Todo ahora, otra vez. Intacto, inmortal. Arrepentido. Gira. Duerme. Arde, en mí. *** Des pies Puedo quererte sin ser la misma en cada amanecer. Quererte con el calor de muchas, de las todas que hay en mí. Tórrida lluvia de infinitas gotas Arcoiris Harén Yo Mujer *** De vos III Tu boca es augurio de días buenos de días dóciles y mansos de descanso, consuelo de oasis, de luz... ¡Qué fuera de tu cuerpo sin tu boca! Fuera penurias vacío desgana fuera congoja. No habría sonidos canto besos dulzura de palabras... No habría música, ni tu risa. ¿Qué traición podría yo jugarle a tu boca? Si al perderla el mundo se haría hornacina, flagelo... ¿A qué placeres renunciaría en su ausencia? Si así no habría más que abandonar el destello el camino la huella de los besos de tu boca y el sol. Me pasa esta noche en que no estás, tu boca se convierte en mi molino y mi necedad. *** De vos VI Tu voz, la de ideas claras la de huellas firmes y realidades divinas eco de retamas la que hace esta noche en mí, que la hace tuya de mí. Tu voz, soplo de aurora espuma de nubes cenizas de cielo arena maravilla pan del día molino horizonte. Tu voz, cómplice de la vida en el delirio, debajo de la noche a contraluz. Tu voz, sobre hojas leídas, sobre hojas en blanco, desposadas, papel nieve. Sobre mis piernas torpes, entre dibujos familiares y mi cama vacía, con labios atentos y manos extendidas, en el silencio, he convertido tu voz en letras te escribo, con el poder de una palabra: Vos. ** Verónica Delgadillo Vargas vdelgadillo@prefecturascz.gov.bo Escritora y comunicadora social boliviana (Santa Cruz de la Sierra, 1977). === Tú lo sabes Daniela Ivonne Gregorio Neria ======================== Tú lo sabes: iba al cerro, por unas flores. Eso era lo que quería; ir al cerro, por unas flores. Pero primero se puso a acomodarte el cuerpo. Es un cuerpo pesado, como de ganado, como de bestia. Tu cuerpo es de esa manera. Es como de animal grande, y lo seguirá siendo hasta que acabe con él la pudrición que tiene adentro. Es mucha. La pudrición que traes adentro te llena todo: los ojos, la boca, las narices, las manos... Tu pudrición te llena los rincones, como el polvo éste que se levanta y que, sin ningún esfuerzo, se nos introduce, revolcándonos lo poco que nos queda de alma. Tú lo sabes, lo sabes todo. Sabes que, ahora, está arrepentido de todas sus faltas, aunque eso no te sirva de mucho. Sabes bien que está arrepentido de pecar, lo sabes. Sabes que piensa en lo que se dijo en tu sermón de muerta, sabes que piensa en el polvo, en que somos polvo y en que pronto nos convertiremos en un lodazal. Sabes que quería ir por unas flores al cerro. Que tenía necesidad de conseguírtelas. Que a lo mejor así su alma descansaba. Y al menos debía juntar algunas yerbas, o alguna rama de esas secas. Pero que buscó de balde. Que buscó para no encontrar nada, que las lluvias no llegan desde el día del incendio. El incendio... Era tiempo de secas y te mató a la madre, la adulta Plácida de la Luz, muerta de muerte provocada, como se le escribió en la tumba. A veces me acuerdo de otras cosas. De cuando ella y tú se dejaron venir por estos rumbos. Pero entonces la vida estaba diferente. Tú lo sabes, también el viento era distinto; a él no le volaba el sombrero que se lo regaló su padrino cuando cumplió los diez años de edad. En esas épocas bien le quedaba... Sabes que quiso ir al cerro, por unas flores. Pero que se arrepintió al ver todo tan empolvado. Que se encontró con la tierra seca, como si fuera estiércol viejo. La tierra es un polvo blanco, como el de siempre. Al metérsele a uno se vuelve otra cosa, se vuelve casi sangre. La tierra ha sido siempre la misma. Y su polvo es igual que el de hace años, el mismo que te estorbó al respirar cuando llegaste con tu madre, que ahora debe de estar revolcándose debajo de esta vida. Llegaron al amanecer. El viento apenas si revolvía despacito toda sus ganas. Y en eso se me parecía, pues ni el viento ni yo teníamos fuerzas para nada. Yo no quería arrastrar a nadie hacia mí, todas las personas que había querido me habían abandonado. Estaba solitario, en un mismo sitio. Como esperando, como esperanzado con algo que no conocía. Andabas como perdida. ¿De dónde? Eso nunca te lo preguntó aquél. Pero me decía que parecías perdida de alguna parte. Perdida de tus caminos, perdida para toda la vida. Y que mirabas todo como si no supieras ni qué cosa es la tierra. Que así mirabas. Ya después se enteró que no, que no sabías ni qué cosa era la tierra toda solitaria. Después se enteró que estaba equivocado, que te había confundido con la vista. Ahora, todo se le figura como revuelto en el polvo de los caminos. Y no puede dar razón alguna. Tiene que responder pero, al abrir la boca, la lengua no le funciona. Entonces no había flores. Pero en el lugar del que venías todo era siempre verde, y eso hacía que tus ojos extrañaran los colores. Y te ponías triste. Me decías: “Yo he visto florecer todos los colores. Pero nunca he visto ninguna flor que se les parezca a tu par de ojos”. Y te ponías a llorar sólo de ver que aquí no había ni una ramita seca para distraer la vista. Me querías. Eras niña y yo un poco mayor y no sabías ni por qué me querías. Me tenías cariño. Me besabas a escondidas de todos. Tomabas mis manos y te las ponías en la cara. Y te ponías el vestido que a mí me gustaba cómo te volaba con el viento. Yo te decía: “Pareces rehilete o cometa o pájaro”. Y no contestabas. Te decía: “Lárgate, no dejes que el sacristán vaya a vernos, porque dice lo que hago a todo mundo, y luego al que fastidian es a mí. Mejor lárgate”. Todavía no hay flores. Sabes que esta temporada no habrá ni para ti ni para otros muertos. Aquí ningún muerto puede tener flores en la tumba; bien sabes que, aquí, cuando alguien muere, nada florece. Los tiempos de las flores no son los mismos que los de los muertos. Nunca, nunca. Aquí la gente se muere en época de secas, y cuando algo florece a nadie le da por morirse. Y todavía no es época de lluvias. Aún el cielo no nos ha hecho la gracia de mojarnos. Ya las nubes no amamantan a la tierra. Y mucha es la falta que hace... Cuando tuviste a tu hijo, llovía. Fue solo, con su camisa de salir puesta y con el sombrero aquel que se lo dieron por su cumpleaños y que no le ha quedado desde hace tanto. Al menos quiso que lo supieras. Que supieras bien que hizo el intento. Que supieras que quiso darte al menos una de esas flores marchitas, podridas por tanto calor. Si piensas bien esto de que intentó conseguir, aunque fuera, flores podridas por tanto calor, hubiera dado lo mismo si las hubiese hallado frescas. Lo sabes. Porque a él se le marchita todo lo que tiene en las manos, y la pudrición se le sale del cuerpo. Más de los ojos, o creo que de la vista. Sucede que nunca lo he observado con tanta atención. O quizá sí, pero jamás me he concentrado en saber en dónde se le comienza a descomponer el alma. Es posible que tus últimas palabras le hayan dicho que querías que te quitara de encima esas flores tan feas. Pero sabes que no hay flores, lo sabes. Acuérdate. Una vez le robé a su padrino una flor, para dártela, aunque estaba marchita. Le había llevado un ramo de esas flores de color pardo. Él se las había traído de otros rumbos, para su difunto padrino, que acababa de morirse. Ése es el único muerto de por aquí al que le han llevado flores. Y eran pardas, traídas de rumbos lejanos. Le robé una para ti, para que te acordaras de tu antiguo pueblo, en donde arrancabas muchas de todos los colores. Había terminado de hablar el Augusto Mayor, el que decía la misa. Había dicho: “El polvo es el cuerpo, es la carne, es el hambre. Y la tierra es nuestro último refugio tanto en la vida como en la muerte”. Me decía: “Muchacho, memoriza esto y ojalá que nunca se te olvide: no le temas al polvo ni a la tierra. No te aflijas cuando tragues estas nubes blancas de tierra. Pues la tierra te tragará a ti, tarde o temprano”. Esperé a que el Augusto Mayor se largara. Le dije que podía marcharse sin mí, volver al pueblo y que yo me quedaría a limpiar algunas tumbas que me habían encargado. Y Augusto Mayor se fue. Siempre se iba en cuanto terminaba de hablar. Decía que le daba miedo el camposanto, que le daba dolores de cabeza y que la muerte lo ponía de mal humor. Por eso quería dejarme este trabajo completo, dar los sermones, echar la tierra y dedicarme a las tumbas nada más porque a él no le gustaba. Miré el racimo. Lo vi solitario, lleno de vida y destinado a su padrino muerto. Pero ahí estaba el ahijado, llorando todavía. Y de pronto, las lágrimas se le acabaron, justo cuando el que decía la misa desapareció entre los almendros. Se la robé de la propia tumba, sólo para regalártela. Me esperé a que aquél se fuera, a que terminara de llorarle a la lápida, que decía: “Aquí yacen los restos del dueño total, Señor Graciano del Monte. Muerto de muerte provocada”. Esperé a que terminara de llorar su pena, como a diario hacía. Porque, a estas alturas, tengo que decirte algo que, yo creo, ya sabes. Pero si no lo sabes, de todos modos te lo digo: a él ya se le acabaron las lágrimas, y a ti no te caerá ni una sola. Ni una gota de su llanto será para ti, y es que sus ojos son lo mismo que la tierra, están secos, y su vista se levanta, como el polvo, implorando al cielo. Era una flor recién abierta. Se le notaba que enseguida pudo tragarse la polvareda blanca. Ese día, cuando terminé con mis oficios en el camposanto, fui a verte. Sabes también, como yo, que él no te quería. Si no lo sabías, por lo menos algo en tus adentros te lo habrá dicho. En cambio, desde que llegaste, sólo le gustabas. Él quería tocarte las manos y meterte los dedos en la boca. Pero no te quería, él nunca te quiso. Llegaste un día, después de haber caminado otros tantos, además de las noches, con todas sus horas del tiempo. Por ese entonces, tú cantabas. Hasta con la boca cerrada cantabas. La tuya era una canción que decía algo acerca de que es posible confundir al cielo con la tierra, ver sólo unas cuantas cosas y mirar la vida en pedazos. Cantabas: “Quizás te pueda ver de otro modo, de otro modo, de otro modo... Quizás un día te mire con todos los ojos”. El tiempo se puede contar; pues de algo nos sirve el cielo para saberlo. Miro hacia arriba cada vez que me acuerdo de ti. Y tú me dices que sigues aquí, abajo, conmigo. Escucho cómo intentas cantar con la boca llena de tierra. Y me dices: “Llevo quinientos cuarenta y dos días aquí”. Y sé que otra vez estás mintiendo, pues tú no sabes contar, y mucho menos sabes qué hay de diferencia entre el día y la noche. Siempre te dio lo mismo. Nunca te ha importado nada ni nadie. El tiempo del hambre también puede calcularse. Y a ti no te sirvió ningún cielo, de los muchos que viste, para contar los años en que aquél te mataba de hambre. Porque también te mataba de hambre. Diario te morías de no comer, de andar caminando sin destino y sin descanso. Porque cuidabas a los animales que le dejó su padrino. Te los llevabas al cerro, para que algo le comieran a la tierra. Y los cuidabas como si fueran tus hijos... Caminaban buscando algo para comer. Y cada día nuevo en que te miraba, te desconocía. Siempre te me hacías otra, siempre diferente. Tan miserable, muerta de hambre... Tus ojos volaban alto. Te gustaba perderte en la blancura del cielo, aunque hubiera dado lo mismo si te fijabas en la tierra, en la polvareda ésta. Porque hacia acá, hacia abajo, nunca miraste. A mí nunca me miraste con toda la entera vista. Tus ojos preferían quedarse ciegos con el sol. Y eras una ciega... A tu madre eso no le gustaba. No le pareció que, de pronto, me trataras mal. Porque comenzaste a mirarme de otro modo, como si te estorbara. Porque tú, a escondidas de tu madre, la adulta Plácida de la Luz, me corrías de tu casa. Y es que te habías enamorado de él. Y, de pronto, te fuiste a vivir en su casa... Siendo tan miserable, como dijo su padrino que era antes de morir, él te hacía sufrir sólo con la mirada. Tú lo sabes. Tenía en los ojos todo el fuego de ese incendio que te mató a la madre, la adulta Plácida de la Luz. Tenía en los ojos hasta el humo, y eso no lo dejaba verte bien. Tenía en los ojos la ceguera del pecado, las tinieblas del infierno y su oscuridad eterna. Los dos estaban ciegos. Él, por el humo tan negro de aquel asesinato, y tú, por la luz del sol. Par de ciegos... Pero yo a ti sí te quise, te seguí queriendo al menos en silencio. Es posible que tus últimas palabras le hayan dicho que querías que te quitara de encima esas flores tan feas. Es posible, pero no es cierto, pues tú nunca le dirigías la palabra a nadie. Desde que lo viste, tu boca sólo era para él, para que él te viera florecer los labios cuando le hablabas. Y solamente podías responderle, pero nunca abrir la boca por tu gusto y cuenta. Lo que no es posible es que te hayas acordado nada más de eso, del ramo de flores. Olvidándote de lo que, creo, nos desgració, a ti y a mí, toda la vida. Te olvidaste de aquello de lo que, creo, no hablaste nunca con nadie, ni siquiera conmigo. De tu hijo, de tu hijo te olvidaste. Es cierto. Alguna vez vimos llover, alguna vez nos mojamos con la lluvia. Pero no fue en este pueblo. Fue en otro, una vez que acompañamos a tu madre a averiguar algo sobre tus hermanos. Porque tenías hermanos. Pero tu mala madre no supo dónde andaban después de haberlos botado en alguna parte. Se vinieron, ella y tú, a este pueblo. Y de los otros, esa desgraciada se acordó cuando ya era tarde. Por entonces el pelo se te veía más oscuro todavía, como si tus greñas quisieran esconderse más en sus propias sombras. Y el vestido azul ya no te volaba, pues se te había pegado al cuero. Si al menos ahora te cayera tantita agua, podrías dejar de respirar todo este polvo que se nos introduce, que se nos revuelve con la sangre y que nos hace una costra de lodo por dentro. Porque el polvo me revuelca la poca alma que me queda. Y a ti, ahora que estás más desaparecida que cualquier yerbajo, te cuesta tragar toda esta polvareda de la que estamos hechos. Nunca me dijiste dónde lo enterraste, si es que le hiciste la caridad de enterrarlo. Tampoco nunca me dijiste nada de él, sólo me dijiste que se te había muerto. Y no querías que yo sufriera enterrándolo. No querías. Pero ese hijo era tuyo y mío. Y bien sabes que los hijos son para siempre. Pues tú se lo dijiste a tu madre: “Los hijos son para siempre, no se puede renunciar a ellos”. Y el nuestro está muerto. A veces pienso en eso. En que era lo único que teníamos. Lo único que podía unirnos en la vida y que, al mismo tiempo, fue lo que nos alejó. Porque así fue. Después de que se te murió o, mejor dicho, después de que nos lo mató aquél, dejé de verte. Hasta creí que tú, de la tristeza, también te habías muerto. Pero ya vimos que no fue así. Quiero pensar que, como tú, está enterrado debajo de este polvo. Quisiera pensar que así es. Y que le pusiste algún nombre en la tumba, si es que de algún modo lo nombraste. Ojalá que no le hayan escrito en la tumba de qué se murió, al cabo que a nadie le puede interesar. No será noticia saber que éste, que tengo enfrente, es un asesino. Pero esto no me lo dijiste nunca. Tuve que averiguarlo durante estos años, y eso es algo que nadie podrá perdonarte. Poca gente se habrá enterado de su existencia. Cuando tu madre me dijo que teníamos que casarnos, me puse contento de saber que en mis brazos estarías cuando quisiera. Y me largué a buscar un sustento que ofrecerte, porque en el camposanto no ganaba nada. Le pedí dinero prestado al Augusto Mayor, pero decía que no, que sólo podía prestarme el libro que le servía de almohada. Él nunca me daba dinero. Me mantenía, pues yo siempre fui solitario. Un huérfano, pues. Y ese hombre que decía misa sólo me daba de tragar. Así que tuve que buscar un oficio y conseguir una casa pero, cuando regresé, ya eras imposible para mí. Sabes que flores, en este tiempo, no hay. Sólo hay, sembrado en esta tierra, para ti, un hombre que sabe que se le murió el único hijo que ha tenido. También sé de qué se murió ese hijo tuyo y mío, lo sé. Pero saber eso de nada me sirve. Por el contrario, hubiera preferido saber qué nombre le habrás puesto. O saber, al menos, dónde está enterrado. Al menos tendría un lugar en este suelo. Al menos sabría que aquí, en el polvo, hay un sitio para que yo pueda ir a llorar. A ti te mataron tantas cosas, que no sabe ni de qué te le moriste para escribírtelo en la tumba. Le pregunto, pues también ese es mi oficio en el camposanto. Le pregunto de qué te moriste, y no responde nada. Sólo tú sabes. Sólo tú. Ahora, tienes la boca llena de tierra y no te sirve de nada, ni para decirme de qué te moriste, y mucho menos para cantar. Te pregunto dónde lo enterraste, y me contesta la tierra que tienes encima, pues la polvareda se levanta. ** Daniela Ivonne Gregorio Neria finisima@gmail.com Escritora mexicana (Ciudad de México, 1986). Ha sido ganadora del concurso Arturo Trejo Villafuerte de cuento. Ha publicado un cuento y un poema en la revista de la Universidad Autónoma Chapingo (http://www.chapingo.mx), en donde actualmente estudia. También ha participado en publicaciones colectivas. Ahora se encuentra realizando una adaptación de su cuento "Búscalos, Gualterio, búscalos" para el cine, que le apasiona demasiado, y trabaja en un libro de poemas que se titulará Sector del viento. === Vara de buscar agua y Nueve retratos (extractos) ====================== === Gonzalo Mallarino Flórez ============================================== *** A veces Bogotá A veces en Bogotá el sol se queda más quieto. Más segundos sobre las cosas. Sobre la hierba o sobre las matas del jardín. Y vuelve el olor. El líquido de las cosas. Puede aromar y el sol lo trae entre los dedos. Lo deja caer despacio sobre todo lo que el alba dispuso para ese día. O para esas personas que estaban. De un momento a otro recuperamos una mañana. Un rostro de mil novecientos sesenta. Cuando la vida era menos oprimente. Menos un fardo digamos. Y todo gracias al olor. Al no yacer más los recuerdos. Al haberse despertado. A veces en Bogotá se llenan las cosas de fragancia. Como en Cali. Como en la infancia de Cali cuando olían los patios y las aceras junto al río. Hoy huele en Bogotá el jardín que estaba quieto. Que estuvo detenido en la oscuridad. Apesadumbrado por la lluvia que cayó tal vez durante la noche. Es de repente. Nos hemos puesto a salvo sólo por eso. *** Sin duda Estoy convencido de que él hubiera elegido no sentir nada. No haberla visto. Los poros. Las pestañas naciendo en las mejillas. Sólo la veía allá lejos y entristecía. Estoy seguro de que hubiera elegido no sentir. Quería golpearse las manos con piedras. Por no tenerla. Porque no oiría la voz. No sentiría el pelo. Sin duda él hubiera elegido no sentir nada. Cuando ya se vio en medio de ese dolor tan grande. Cuando ya sintió ese miedo. Cómo hay mujeres que... *** Es dulce esto La tarde de las manos. La boca. La inclinación. La ciudad recomenzada. Los árboles. Un piso de adoquines. El pelo triste. Las resinas del mundo. Te juro que sentí algo moviéndose en el bosque. Un ciervo sobre las hojas mojadas. Bajo las ramas delgadas y grises. Y nosotros ahí sentados. Sobre el piso de Bogotá. Cubierto de hojas carmelitas y de musgo. Yo pienso hoy en día que es dulce esto hallado en un cuello. Hallado en el dividirse el pecho de una mujer. En una mitad recordarás tú. En la otra recordaré yo. O me entristeceré yo. *** Fotograma Gotas temblando. Agua sólo. Después la mano. El dedo delgado. La uña transparente. Y el cielo oscuro. Las nubes cuando finalmente ella se puso a llorar delante de la ventana. La llamaría Adelaida. A esa mujer que llora así. La nariz. Las lágrimas rosadas. Los poros. Los vellos sobre los labios. La luz muerta en el pelo. Apuesto a que los ojos eran grises. Aunque sea para que yo pueda decir que era una mirada de ojos grises. Una mirada hacia un parque en que los pinos se estén llenando de gotas y el silencio se tienda por el pasto. Un silencio llegando por el pasto hasta donde yo estoy. Para que pudiera yo mirar y escribir esto. *** Retrato de Marcos Marcos Piraquive era de Boyacá, pero compró una finca en el Quindío para sembrarla de café. Era bonita la finca. Tenía su fuente de agua y sus árboles de fruta. En la primera cosecha Marcos sacó más de veinte cargas. Todavía puedo ver los bultos contra la pared, ese domingo por la tarde. Y todos los de la cuadrilla cansados, tomándonos una cerveza. Cuando vino por la mañana el camión que alzó el café, Marcos se encaramó sobre los sacos. Se adormeció yo creo, con el olor dulce, y por allá adelante se cayó a la carretera y se golpeó contra el asfalto. Ah, Marcos. Con el embeleco por la agricultura... Perdió todo lo que tenía. Lo que había conseguido en diez años en el negocio de repuestos en Duitama. Estuvo un año en el hospital y hubo que ponerle una prótesis en la cadera. Cuando salió estaba tan débil que se fumó un cigarrillo que yo le di y trató de marearse. Después se fue para Cajamarca. Trabajó en la bomba de gasolina hasta el día en que conoció a ese hombre gordo. El del sombrero. Él le pagó a Marcos plata para que llevara un carro hasta Medellín. Pero plata, plata. Sólo por subirse hasta Manrique y entregar el carro y devolverse en flota. Después fue a Panamá varias veces. Y a Miami, pensando tal vez que era lo mismo que lo del carro, sólo que esta vez llevaba un maletín y se lo tenía que entregar a una señorita en un edificio de vidrios verdes. ¡Marcos juntó plata! Yo no volví a saber de él, sino que estaba pensando en hablar con el gordo. en ver la forma. Es que a ellos no le gusta que la gente se les abra. Y es que Marcos sigue pensando que cuando regrese de su último viaje, se pone a buscar una finca bonita para sembrarla de café. Ah, Marcos, con su embeleco por la agricultura. ** Gonzalo Mallarino Flórez gomaflo58@hotmail.com Poeta y narrador colombiano (Bogotá, 1958). Es administrador de empresas con máster en economía de la Universidad de los Andes (http://www.uniandes.edu.co). Sus primeros poemas aparecieron en el diario El Tiempo (http://www.eltiempo.com) y en la antología Se nos volvieron aves las palabras (Gimnasio Moderno, 1986). Ha publicado los poemarios Carmina (1986), Los llantos (1988), La ventana profunda (1995), La tarde, las tardes (2000) y Vara de buscar agua y Nueve retratos (2006), así como las novelas Según la costumbre (2003), Delante de ellas (2005) y Los otros y Adelaida (2006), que conforman su Trilogía Bogotá. Ha recibido el premio al Mejor envío extranjero en el concurso literario Javiera Carrera (Valparaíso, Chile, 1986); Mención de Honor en el Concurso Hispanoamericano de Poesía Octavio Paz (Cali, 1988) y Primer Premio en el concurso literario Brantevilla (Bogotá, 1993). === Juego de mesa Luis Emel Topogenario ============================== Rólex. Ojos negros que sobresaltan por cejas bien centradas en cara casi fea, sentada a una mesa de bar. Bar como de paso. Mira por encima del hombro derecho de ojos negros de enfrente buscando a uno de los mozos. Pedirá dos maltas más. Paredes repletas de espejos interminables y encontrados entre sí atestiguarán su sed. Bar en ele. Noche en pleamar. Los sonidos —voz que magulla sobre otra; golpe en el travesaño del televisor; trigo dorándose; chiclines de monedas propinadas; risas de baño— gestan lentamente una vigilia fría y por demás sospechosa. Elevado, tierno, la noche muestra su lucero roto. Cada tanto la boca de los ojos negros se sonríe frente a esa segunda boca, que devuelve el movimiento pero sin mostrar los dientes. En mesa contigua dos amantes, estupificadas la una en la otra, bobean entre sendos vasos vacíos de capuchino. Una de ellas invierte en un beso que la otra costea muy pobremente. Rápido, el beso se deshilacha en una farsa. Entre choque de canillas y posición legítima: primer gol. Apenas dos jarras helantes se tocan para celebrarlo. A dos pasos (mesa de frente a la barra en ele inversa) algunos colegas, uniformados con caras de póquer y boinas rojas, peinan, aburridos, sus discursos y charlas de repuesto. El de boina roja —cualquiera— paga las sobras de la cena y la espuma de las cervezas con el desdén de todos. La atmósfera de la noche pincha las carcajadas hasta deshacerlas. En los paladares el silencio se amontona con un sabor más bien crocante, como pan envasado o como hielo, y tarda mucho en asentarse. El reloj, caracteres dorados sobre fondito marrón, marca las veintitrés horas. Hace rato. Casi no sobra tiempo ni para dar bostezos. Los clientes que se van regresan totalmente transformados: cueros calvos ahora son cabellos coreanos remojados; nariz de mármol por pómulos llenos de acné; mocasines de marca por zapatillas negrirrojas. Se piden las mismas pizzetas y emparedados calientes con cigarrillos. Una prenda muy sucia da que pensar. No hay criaturas vendiendo rosas de plástico mesa por mesa. De pronto, en el estómago de uno de los comensales vino helado y náusea se mezclan. Alrededor, el frío agarrota las lenguas de los que hablan y tapona las orejas de los que escuchan. Casi siempre los cocineros conferencian entre ellos. El reloj marca las veintitrés horas. Mozo más alto acostumbra pifiar las boletas cada cinco pesos por cuenta por cliente por vez (diez pesos para las mujeres solas y veinte por cada pareja —menos diez por ciento las homosexuales—). La billetera de los engañados, de ordinario, tolera tales errores como meros e insignificantes actos de supervivencia. En especial agentes del Partido. Momento seguido se paga o se arriesga una lucha de clases sociales. La casa nunca invita, ni a los melancólicos. El mercado ha visto eliminarse toda la cartera de vipis. La pausa del medio tiempo se desparrama en el bar como una larga ola de agresividad. Los futboleros se reducen a mentarse sus queridas y españas; los mozos se engreen. Pausa bien empeñada por cierto en la mesa de la esquina del fondo: tipejo barbudo, casi gordo y sin anteojos, solitario esperpento, teje en el plato las conversaciones de todos los otros. Las luces de setenta wats, menos amarillas, parchean los focos de grasa en algunos de los espacios; las penumbras aisladas propagan un toque sensual. Los televisores —tres—, a pesar de todo, no intervienen en el proceso de iluminación. El ruido glub glub. El génesis del sonido se precipita como una cáscara de plomo sobre todo el planeta. En los orinales del baño reza Y en el principio Dios fue sonido, no luz, Estúpido, Mamón, Anarkía, Ivania chupa pija gratis cero nueve cinco dos dos cinco siete tres ocho Llamá. Otras grandes frases hilvanadas en el inodoro, o en el trayecto hacia y desde ellos, se abstienen de comentarse. Ninguna discusión es zanjada antes de tiempo. Carteras de damas y bolsillos de caballeros guardan sus palabras aplastantes y frases degolladoras bala en boca. Pelota al medio, silbato y un Qué bueno. Dos. Después de un largo análisis, rostro lleno de muecas en mesa número tres descubre que el vaquero ajustado y nalgón, de mesa contigua, es una conocida de tercer grado: querida del cuñado de un amigo con derecho (primera hipótesis); novia del hermano de una amiga no bien mutua (segunda hipótesis). Se comunica, si es que puede, utilizando dos cejas y varios dedos extendidos de la mano izquierda. El vaquero —la hipótesis en cuestión— es incomodado y apenas aporta un manojo de saludos erráticos. Silueta que se desplaza —graciosamente— por el ventanal que amuralla la pared de la calle justo les interrumpe. La situación es trivial pero fruitiva: la silueta espléndida va hundiéndose en la vitrina a medida que la calle desnivelada se alarga hacia atrás. El vaquero y el atado de muecas aprovechan para escabullirse a sus asuntos. La ignorancia, inmejorable, es recibida con total caballerosidad. Abundancia de papas fritas fritándose hace las veces de polución aérea. Olor de aceite raspado en el fondo de la fritera que se soporta, únicamente, por el dulce aroma del dinero en los pulpejos de los mozos al aproximarse. Ahora todos, juntos, momentáneos, veintitrés horas, ojos negros, vaquero, rostro de muecas, otros rostros, esperpento, bobas, boinas, mozos y demás son distraídos por el delicado y sensual ronroneo de dos motorcitos japoneses que oxigenan una pecera. Sesenta litros de tilapitas, dorados, arco iris, pedros, angelitos y arrayanes más un bucito de la prefectura naval que escarba el tesoro. Peces más bien flacos. Enflaquecidos con cada mirada que se deposita en ellos. Nada, eso. El reloj, detenido, es ignorado. El tiempo hurta la sencillez de las cosas. Una mano es alzada, subida, izada, enhiestada, erguida, alargada, levantada, elevada, levada. Peces que reaccionan desplazando en el agua sus ictiocabezas rápida y violentamente. Más rápido que el mozo más alto. Más violento que el frío más violento. Reacción unísona. El servilletero de la mano subida se ha quedado sin servilletas, por favor. En el brocal de los vasos cerveceros los suspiros silenciosos se van secando. El esperpento, ágil desde su mesa, espía la conversación y el servilletero; luego el plato, los peces flacos; luego la conversación, el reloj, el plato, los motores nipones, rostro acendrado del mozo más alto; luego el servilletero vacío, la conversación, el plato, reloj, pez. Su cerebro busca urgente una emoción embriagante que lo momifique. No lo logra pero no fracasa. Veintitrés. No le extraña. Vuelve la cara al plato y su barba renegrida bisecta la luz que se precipita desde el ventanal. Tercer gol (córner derecho con pierna cambiada / frente de cabeza entre seis codos / red al segundo palo). Indiferencia unánime. Voz desde la registradora pide el recambio de canal. Codo y palma de la mano sostienen aburridos la quijada de la voz. El mentón, fresco pero verde por incansables afeitadas, rasca la mano que lo sostiene. El match es viejo y repetido. Desde sus espaldas, eviternas papas fritas continúan pegamentando la atmósfera de todo el bar. La saliva ya casi ácida de sal sirve para sosegar el rencor de los comensales expuestos. La orden de la voz en la registradora, a través del aire, coapta a la perfección con la lumpenobediencia del mozo más gordo. Uno a uno los televisores son cambiados de estación pero no de servilismo. Mal hadado, el mozo más gordo se lerda por una torpeza pulida y cuasi extrema en su técnica cambiacanales. Improvisa frente a dos whiskys puros en rocas de hielo azul para no volcarlos. En el acto llega un cuarto que va directamente a la mesa del esperpento y allí se sienta sin más trámite. No se dicen nada y si se miran no se tutean. Pide el periódico de ayer, por favor. Los frites destiñen el cristal de la pecera. Rebobinado de clientes idem. Cigarrillos abrasados levantan una dócil zarabanda gris que empaña las córneas. Uno de los peces flacos, a contramarcha, da de tropezón con la piernita del buzo. Tetas enormes entran a pedir el uso del baño, sí, cómo no, y el silencio que se enconcha en ellas es abrumador. Pétredo. Sordo. El vaquero enrojece. Las bobas se celan. Solamente el esperpento y la quijada aburrida en la registradora permanecen indiferentes, anestesiados. Tetas enormes: lugar común donde enroscarse. Cof, cof, de a poco las conversaciones retornan a lo habitual. Los mozos, el más alto, el más gordo y el más negro, se palmean las mangas de los trajes negriblancos, limpiándose un poco las ideologías, el perfume de las tetas enormes, la penetrancia del tabaco reposado. Mixtura fea esa (el mozo más gordo). Cof, lo tosido. Otros comentarios quedan al margen, disueltos por los resultados de la quiniela. 23. Los ruidos, al atravesar el agua, llegan retorcidos hasta el contacto con los peces; no tocan una sola escama. La pulpa del silencio, aquí y allá, se mantiene intacta. Los rayos lunares son evitados por el edificio del bar. Dos miradas se entregan el sí en una de las mesas cercanas al baño de Ellas. Cuando una levanta el ojo bueno de la hamburguesa, la otra mirada pellizca los vasos a medio tomar, la mano sobre la otra mano y los numeritos de la cuenta que se van acumulando. La mirada original hace un efecto de búmerang sobre las ropas chillantes de la segunda y luego regresa a su punto de origen. Muecas sí. El silencio espástico es quebrado por un me gustás dos puntos y el romance rojo, crecido en las mejillas como grandes ronchas, por fin se instala obliterando la rigidez de los rostros. El tiempo no es soportado por los objetos. Peinados de muchos rulos comienzan a aterrizar llenando en rueda la última mesa disponible. El bar está lleno y pronto. Los peinados de rulos se dividen en dos bandos entremezclados: los que generan alboroto y los que lo consumen, secundándolo. Se grita a quemarropa, se ríe de frente, se fuma de costado. Jarritas curvas de vino tinto se agolpan en fila india y rápido inundan la mesa. Los objetos se apoyan en los peces simulando definirlos. En el orinal una boina roja orina haciendo estribillos con el chorro y moja toda la superficie del cuenco, limpiándolo de pelos púbicos caídos previamente. Los teamos se toquetean dorso de piernas con talones descalzos por debajo de la mesa. El deseo, hecho elipse entre sus manos, les obliga a contornear los ojos hasta dejarlos blancos. Las bobas pagan, dejándose extorsionar. Dentro de la pecera el agua se mueve en bloques y por sectores. A cada movimiento, acompaña otro de peces que se acomodan para evitar ser triturados o atrapados entre los bloques de agua. El conjunto todo de la pecera dibuja un ballet bello y normal. La voz en la registradora utiliza lengua y saliva en el piso de la boca como estricta diversión. Con la mano derecha se acaricia el cutis grasiento también. El mozo más negro se le acerca con los billetes aplanados en la larga billetera de terciopelo negro. Entrega, cuenta, teclas, chiclines, de vuelta y va al sitio anterior. La voz en la registradora deja escapar un suspiro hondo que cae bajo la barra como se cae un as bajo la manga del ganador. Allí es pisoteado junto con las partículas del polvo. Los cocineros —dos—, latigados por el calor del horno, se arremangan aun más los codos de las gabachas. Sus caras, inexpresivas, marmolizadas por las frituras en los ollones, intentan reírse con bromas de corte sexista gastadas como sueldos una y otra y una vez más. Con el bar lleno, los mozos, el más gordo y el más negro, charlan, caminan y sirven nerviosamente. El más alto, en cambio, silabea solo y metódico, aislado, concentrado. El lector de periódicos se levanta de la mesa y se dirige al baño de hombres. El tiempo nada. Reloj. Cada minuto ha sido un sonido abandonado al borde de los objetos. Veintitrés. El esperpento se alarma súbitamente: cree que una emoción lo ha invadido. Se lleva la mano al tórax y se descubre las tetillas viejas y duras debajo de la ropa. Llama al mozo. El mozo más negro lo ignora. El esperpento, ya rebasado por una tristeza boxística, se enoja, pánico, se enrarece. Putea hacia adelante y hacia los costados de su cabeza, en un radio de ciento ochenta grados. Dos mozos lo ignoran. El otro, cuando pueda, también lo ignorará. El escándalo suscitado empieza a tomar ardor y forma, pero se adormece rápidamente por el griterío de los peinados rulos. Una de las bobas mecánicamente se dirige al baño. Se cruza con el lector de periódicos y el arrastre inercial de sus cuerpos los engulle con desodorantes baratos y feromonas. No se miran, no se oyen, no se tocan, no se comunican. Se huelen. La otra boba mira la mesa. Mira la silla. Mira la mesa, la silla, dos de seis galanes de boina roja, la mesa, la silla, las uñas de los anulares, el reloj, la mesa, pez. Nada. Pestañea. Se inclina un poco a la izquierda y con la mano se toca las botas de lagarto negro. Se concentra en los calcetines con los elásticos rotos. Calzón de seis días de pobreza ya. Se acota Impulcra, no, o bueno, puerca. El tiempo no es soportado por los objetos. No tiene sentido seguir. La voz en la registradora consulta su rólex. La segundera flota en un mar de indecisión. No tiene sentido empezar. No tiene sentido seguir. Ballet bello y normal donde bloques de agua en movimiento logran atrapar un pez en un descuido. El cráneo del pez se asfixia hasta comprimirse. El esperpento, irrecuperable, se desvanece. Rayo lunar en la barba renegrida. Nada. Reloj. No tiene sentido empezar. El tiempo no es soportado por los objetos. El cuerpo del esperpento es momificado por una emoción. Cada segundo es un sonido abandonado al borde de los objetos. Las bobas se orinan de calentura. Más saliva. Trigo dorándose. Rulos. Chiclín inútil. As de manga. Rólex. ** Luis Emel Topogenario bebopers@gmail.com Escritor nicaragüense (Managua, 1980). Es estudiante universitario en las carreras de medicina y filosofía. Co—editor del medio impreso de comunicación alternativa Gente en Obra. Su trabajo “El espejo” apareció en La Siega Revista (http://www.lasiega.org, febrero de 2007). === Poemas George Reyes ============================================== *** Si le pintaras el nombre “...Pero volverás a darme vida...”. David hijo de Isaí Lanza el bostezo de agonía el raudal de tiempo enlutado Se entona la canción sublime compuesta en clave de silencio Viviría para tus ojos coloreando de azulino la cima en letanía. *** En canción de los turpiales Marchará en la verdeante amanecida fronda de turpiales a imitar su sinfonía en voces clarinadas Es el himno arrodillado que arrulla tu mirada. *** Te devuelvo el tiempo A recoger las cenizas del tiempo se marchó el olvido en su sed de euforia La acción del verbo le abrió la senda que a dos quizás a un paso están mis pies. *** Respiro de rosal En esos días corría “tras el viento”. Salomón. No está a dos ni a un paso la euforia mía del huerto herido Queda sólo en su llegada el vapor cansado del perfume o del dolor de ser. *** Figuraciones Ante el miedo al llanto de oler a historia o volver sobre pasos de nostalgias alzas tu índice soplo risueño diluyendo esos fétidos des-pasos. *** Reloj del alba El alba se sentó sobre las horas de la noche a reír de nuestro duelo moribundo Rayó el tiempo en las rendijas del pasado rayando la alegría en tu horizonte. *** El perfume del rosal Por su rosa terciopelo cada rosa inclinada del rosal vertía en la Fuente del ensueño rocío matinal que al rodar gota por gota cuajaba en lágrima El rosal ha amanecido embriagado de olor a huerto en flor... ¡Si lo Has pintado con cada pincelazo de color vergel! ** George Reyes george_reyes@email.com Poeta y crítico literario ecuatoriano. Es además profesor y teólogo evangélico. Textos suyos han sido publicados en varias revistas literarias y teológicas especializadas y ha escrito tres obras inéditas de poesía: Filosofía risueña, Signo XXI y En vertical contacto. Actualmente reside en México. === Aysa Uilca Carlos García Miranda ================================= Mi pasado importa poco. Sólo diré que tengo treinta y cinco años, vivo en Madrid y trabajo en una empresa turística. El resto se los dejo a su imaginación. Tal vez un par de datos preliminares a esta historia. Arribé al aeropuerto Jorge Chávez, en Lima, Perú, hace varios meses. Debía realizar un documental sobre un nuevo destino turístico. Horas después de llegar, sentado en el bar del Hotel Bolívar, desde donde disfrutaba de una excelente vista de la plaza San Martín y de un refrescante Pisco sour, veía la estatua del Libertador General San Martín montado en un caballo en una pose hidalga, al centro de la plaza. En el pedestal de dos metros, sobre la cabeza de una ninfa, hay una llama, auquénido oriundo de los andes. Es un error del escultor. En vez de poner un pequeño fuego, puso el auquénido, que tiene el mismo nombre. Cada vez que viajo con amigos no puede evitar mostrarles esa curiosidad. Alejandro —mi ayudante, asesor técnico, guía nativo y amigo— llegó cuando pedía otro Pisco sour. Pedí dos copas y una docena de “choritos a la chalaca”. Minutos después, mientras lo veía abrir con las manos el molusco, aderezado con cebolla, limón y picante, le mencioné el objetivo: el Señor de Cachuy. Era una festividad religiosa celebrada en la sierra de Lima, en la provincia de Yauyos. Está a tres mil metros sobre el nivel del mar, en la cordillera occidental andina. Debíamos llegar en dos días. Alejandro, con su Pisco sour en una mano, dijo que si salíamos mañana temprano, llegaríamos sin problemas. Ambos sonreímos, levantamos las copas y brindamos. Al día siguiente partimos en una camioneta Cherokee en dirección al sur, por la carretera panamericana. Alejandro conducía. Mientras revisaba mi guión de trabajo veía desaparecer los arenales que rodean Lima y poco a poco surgir los valles de la costa. Al lado, el lomo del Océano Pacífico, plateado y enorme, se mostraba en todo su esplendor. Es el océano más antiguo, hondo y grande del planeta. Imaginé el rostro de asombro —¿por qué no estupefacción?— del navegante y conquistador extremeño Vasco Núñez de Balboa cuando con sus 190 hombres y 800 indios, luego de atravesar el istmo de Panamá, un 25 de setiembre de 1513 avistó este mar —del que había escuchado historias fabulosas contadas por indígenas del Darien—, y lo llamó Mar del Sur. Debió quedar con la boca abierta, al ver cómo todas esas historias eran rebasadas por ese inmenso mar de aguas calmas. Después de tres horas de viaje llegamos a Mala, un poblado costero. Ahí almorzamos. Probamos el chupe de camarones, un plato regional, hecho a base de crustáceos, leche, fideos, queso, papas y mucho picante. Descansamos una media hora contemplando el mar pacífico. Entre largos silencios y sorbos de Inca Kola, Alejandro me repasó el itinerario a seguir. No era nada complicado. En síntesis, se trataba de llegar, grabar la misa, los bailes, los alrededores, hacer algunas entrevistas y volver. Luego quedaban unos largos días —generalmente madrugadas— en la isla de edición, ya en Madrid. Ese era el trabajo duro, a pesar de tener terminado el libreto. Empieza con la historia de su origen: hace unas décadas un poblador del lugar encontró la imagen de Cristo crucificado en una cueva. Lo llevó al pueblo. Pero a los pocos días la imagen desapareció de la iglesia, y “volvió” —así dice el mito— a la cueva. Nuevamente lo llevaron a la iglesia del pueblo, y otra vez regresó a la cueva. Los pobladores decidieron hacer una capilla en la cueva y adorarla en los meses de junio de cada año. Luego, mientras pasaba algunas imágenes de la región, contaría alguno de los cientos de milagros concedidos a sus feligreses. Acompañaría este texto con la grabación de algún testimonio. Después, cinco minutos de la celebración religiosa, luego otros diez de la fiesta en su honor, y unas seis tomas de la cueva donde fue encontrada la imagen. Aún no sabía qué poner al final. Podría ser información complementaria para llegar al lugar. Alejandro, como buen antropólogo, me sugirió poner alguna de las interpretaciones etnológicas que se han hecho de la festividad. Según éstas, la celebración era una muestra del sincretismo religioso occidental y andino. El Señor de Cachuy, a pesar de su apariencia cristiana, era una manifestación de algún Dios prehispánico de la región. Se llamaban Apus, y habitaban en montañas que los antiguos nativos adoraban. El mito de su origen lo demostraba. Cristo crucificado vuelve a la cueva. El Dios cristiano es incorporado, gracias al mito, a la tradición religiosa nativa. Resultaba interesante, pero no estaba seguro si a los directivos de mi empresa les parecería bien un final de este tipo. Igual, podía proponerlo. Poco después subimos a la cordillera por una carretera de tierra afirmada. Nuestra próxima parada era Quirman, un pueblito casi abandonado en las estribaciones. Pasamos por varios pueblitos idénticos, como Omas, Ayauca y Calacocha, todos con una calle principal y una plaza rectangular, rodeada por la casa municipal, la iglesia y las casas de los más ricos. Habían sido fundados por los conquistadores españoles en su ruta hacia el Cuzco. Llegamos a Quirman a la hora prevista. El pueblo estaba habitado por ancianos y algunos niños, hijos de madres solteras que trabajaban en la capital. Nos hospedamos en casa de uno de los ancianos, abuelo de un amigo de Alejandro. Cenamos papas sancochadas, un café hecho de habas tostadas en una sartén, y queso fresco. Para dormir, pusimos en el piso de tierra pedazos de cuero de vaca, y sobre ellos, nuestras bolsas de dormir. En la oscuridad, lo único que se escuchaba era el canto de las perdices y las luciérnagas. Por la mañana, desayunamos tortilla de harina, huevos y verduras, acompañada de papas, queso y leche fresca. Partimos hacia las nueve de la mañana en dos mulas alquiladas, las únicas del pueblo. Subimos por unos estrechos caminos rocosos y empinados, hasta una zona llamada Retama. De ahí, cruzando dos estribaciones, llegamos a una montaña en cuya panza estaba Cachuy. A las dos y treinta terminó nuestro ascenso. Vimos un poblado más pequeño que Quirman. En su angosta plaza, rodeada de casitas de barro y techo de paja, cientos de personas habían acampado desde días antes sobre pellejos de carnero y precarios toldos montados en la plaza. Venían de distintos puntos de la región. Más adelante, en la boca de una cueva, se levantaba una capilla. Dentro estaba la imagen del santo. Luego de tomar fotos, entrevistar algunos feligreses y beber varias infusiones de hoja de coca para evitar que nos dé soroche —mareos consecuencia de la altura—, esperamos sentados bajo uno de los toldos de la plaza a que se inicie la “víspera”, primera etapa de las celebraciones. Al anochecer, mientras Alejandro me servía un vaso de aguardiente —llamado calentito—, muy eficaz para soportar el frío de la altura, escuchamos acercarse la banda de músicos que acompañaba al santo en procesión. Iba cargado en andas por sus “mayordomos” —los encargados de organizar la celebración—, iluminado por antorchas y cirios. Lentamente entraron a la plaza, dieron varias vueltas y regresaron a la capilla. La gente se arremolinaba, tratando de tocar la imagen. Cuando cerraron las puertas de la capilla, con la imagen del santo dentro, se escucharon las detonaciones de los fuegos artificiales. El cielo andino fue iluminado por luces de colores y figuras maravillosas. Luego la banda de músicos tocó huaynos y comenzó la fiesta. Aparecieron mujeres ataviadas con trajes típicos —polleras negras, pañuelos de seda y una bayeta de colores cruzando sus blusas blancas— y otros músicos con violines y flautas dulces. Acabado el espectáculo de danzas, de algún lado salieron cajas de cerveza. Los feligreses bebieron todo lo que quisieron y bailaron en la plaza hasta la madrugada. Obviamente, mucho antes de que los ebrios comenzaran a provocar riñas y peleas, Alejandro y yo nos retiramos a un pequeño campamento montado a la entrada del pueblo. Era para los visitantes extranjeros, y costaba cinco dólares cada tienda. Al día siguiente, después de un desayuno compuesto por una sopa de carne de carnero, pan y café instantáneo, fuimos a la iglesia a escuchar la misa en honor al Señor de Cachuy. Como obra de arte, la imagen del cristo crucificado no tenía nada de especial. Lo diferente eran los adornos. Flores, cirios, velas y dinero —monedas y billetes— rodeaban al santo. También había fotos y paquetes con regalos de los feligreses con quienes el santo había cumplido en darles lo que el año anterior pidieron. Eran innumerables los testimonios que agradecían por el milagro concedido, la mayoría referidos a enfermedades, deudas, problemas matrimoniales y familiares. La parte central de la misa lo constituía el sermón del sacerdote, un aragonés de más de cincuenta años. Su sermón partió de un pasaje bíblico —el Eclesiastés— y siguió con una serie de reflexiones sobre la familia, la iglesia y la situación del país, hasta hace poco sumido en la guerra interna. “La violencia engendra violencia”, era una frase muy repetida. La ceremonia duró unas tres horas. Luego la gente se reunió en una de las casas de la plaza. Los mayordomos, como correspondía, donaron un almuerzo para todos los asistentes. En largas mesas se sirvieron diferentes viandas de la región, la mayoría a base de tubérculos y carnes rojas, acompañadas de cerveza, chicha de jora y otras bebidas —aguas gaseosas, refrescos e infusiones. Por la tarde, un sector de la plaza se convirtió en un mercado de artesanías y productos de la zona. Otro, donde estaba la banda de músicos, en una pista de baile al aire libre. Hasta la noche continuaron los festejos. Las celebraciones continuarían dos días más. En la noche, Alejandro y yo decidimos regresar al amanecer. Lo registrado era suficiente. Mientras fumábamos un porrito viendo las estrellas y escuchando a lo lejos los acordes de un huayno, se nos acercó un turista. Quería un porrito. Alejandro preparó uno y se lo dio. Luego empezamos a conversar. Me enteré que era antropólogo de la Universidad de Copenhague, especialista en crónicas indígenas. Habló de sus investigaciones y de lo que le gustaba de Perú —había estado en varias zonas de la cordillera andina. Desde hacía cinco años asistía a las celebraciones del Señor de Cachuy. Nos dijo que era porque se había convertido en un devoto del santo, ya que había hecho que regrese su mujer. Luego dio otros motivos. Evidentemente estaba mintiendo. A las dos horas, cuando estábamos por irnos a descansar a la tienda, nos contó una historia extraña. Dijo que el año pasado subió a la montaña sin guía y se perdió. Estuvo deambulando en la puna varios días. Una tarde, desde lo alto de una ladera vio aparecer un cortejo de hombres. Eran nativos, algunos parecían ebrios, ya que trastabillaban al caminar. Se acercaron a la montaña desde donde él los veía. Subieron y él se ocultó, pues pensó que podría tratarse de alguna columna de Sendero Luminoso, grupo terrorista muy activo en la zona. Detrás de una peña los vio llegar a un terraplén. Cargaban varios sacos. Usando unas piedras armaron un fogón. Sobre ella pusieron una plancha. Luego, de los sacos extrajeron cuerpos que parecían de animales despellejados. Prendieron el fogón y comenzaron a beber de una botella. El humo se levantaba al compás de sus letanías. Al día siguiente, cuando los hombres se habían ido, se acercó a ver los restos del rito. Se llenó de espanto cuando vio que los restos no pertenecían a animales, sino a niños. Vio trozos de bracitos chamuscados, cráneos y armazones de costillas. Huyó despavorido del lugar. Por la tarde, unos arrieros lo encontraron tumbado al lado de un pequeño riachuelo. Lo llevaron al poblado más cercano, y de ahí a Lima. A las tres semanas estaba en Zurich. Contó el suceso a algunos colegas. Obviamente, nadie creyó en su historia. Tampoco nosotros. Se lo dijimos. Él sonrió, nos pidió otro porrito y se levantó. Dijo que cada año regresaba a buscar el lugar del sacrificio, pero sin resultados. “No estoy loco, esta gente sacrifica niños al cerro, como hace más de quinientos años. Guamán Poma lo dice en su crónica. Incluso, menciona este lugar. Lo llama Aysa Uilca”. Luego se alejó en dirección a su tienda. Al día siguiente, mientras bajábamos a Quirman, nos perdimos. Deambulamos todo el día buscando el camino. Por la tarde, en un terraplén encontramos restos de un ritual. Sobre unas piedras había una plancha de mármol blanco. En el suelo hallamos cenizas, que podían ser de humanos o de cualquier animal. No encontramos cráneos ni huesos. Al anochecer, al doblar una quebrada, vislumbramos una luz. Llegamos a la casa de un campesino. Nos hospedó y a la mañana siguiente, previo pago de cinco dólares, nos llevó a Quirman. Tres días después estaba en la isla de edición en Madrid, terminando el trabajo. No usé las grabaciones que hizo Alejandro de los restos del ritual que encontramos. Era innecesario. Hoy, a las cuatro de la tarde, luego de la siesta, me llegó por correo un paquete desde Perú. Era de Alejandro. Dentro había un objeto en forma circular envuelto en una bolsa negra con cinta de embalar, acompañado de una nota. Decía que viera dentro de la bolsa, y que si estaba interesado lo llamara inmediatamente. Agregaba una posdata. Ponía una cifra: veinte mil dólares. ** Carlos García Miranda benke_04@yahoo.es Escritor peruano (Lima, 1968). Licenciado en literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima. Ha publicado el libro de relatos Cuarto desnudo (Dedo Crítico Editores, Lima, 1996; ganador de los Juegos Florales Interuniversitarios de la mencionada casa de estudios, 1992) y la novela Las puertas (finalista en el Premio de Novela Federico Villarreal 2000). Se dedica a la docencia universitaria en la UNMSM. Actualmente reside en Madrid, donde realiza estudios de maestría en filología hispánica, becado por la Fundación Carolina, de España. === Poemas Félix Leonardo Rodríguez ================================== *** Astillas Contrariando equilibrios esenciales, de espaldas a las simples maravillas el Hombre sigue fabricando astillas con los más estupendos materiales. En búsqueda carente de ideales no avizora siquiera las orillas de la felicidad ...y de rodillas la implora a las regiones celestiales. Triste animal —mezquino aunque gregario— que desprovisto al fin y solitario clama y llora entre frías pertenencias, tarde ya, mensurando arrepentido todo el tiempo de amor que se ha perdido gestionando minúsculas urgencias. *** ¡Oh ...soledad! Porque a menudo cuando me repliego de soliloquio fértil en procura suelo alcanzar mi máxima estatura y en ocasiones a poeta llego, porque mis pocas horas de sosiego y mis raros momentos de ventura se concretan en zonas de clausura, busco la soledad... y a ella me entrego. Mas tanto crece el dominante apego, con tal rigor a soledad me amura que se ha tornado peligroso el juego: Porque si bien mi producción madura en soledad ...en soledad me niego como poeta y como criatura. *** Agua viva Fluye obstinado por angosta grieta de la montaña que violó el camino, un curso de agua —cantautor hialino— con ínfulas de arroyo en la cuneta. Allí, un viandante, bajo el sol que aprieta jadeante llega con andar cansino, bebe... se baña y al frescor de un pino, musita, recostado en su maleta: “Esta agua es como el canto del poeta. También el canto, cuando es más que un trino, persiste y ante nada se sujeta. ¡Sí ...el canto es agua viva!... —si es genuino— y horada la muralla más concreta procurando su lírico destino”. *** Fórmula Un verso endecasílabo coloca, luego un segundo que lo mismo mida, paréale el tercero ...y enseguida rima el cuarto al primero, pues les toca. El molde tendrás hecho. Con muy poca labor tu empresa se verá cumplida: sigue en orden la rima y la medida y al segundo cuarteto así derroca. Para dar feliz término al combate ataca con valor a los tercetos, disponiendo tus huestes al remate Y luego de salvar tantos aprietos, si es que no has cometido un disparate ya serás ...fabricante de sonetos. Pero para ser poeta No hay fórmula ni receta. *** Elogio del gato El gato es un señor ...Merece el gato mi consideración y mi respeto. Hace sus porquerías en secreto Y exige su pitanza en limpio plato. Hay quienes creen que es un ser ingrato, mas yo que lo conozco y lo interpreto, admiro a este libérrimo sujeto que vive sin arraigo y sin contrato. Prototipo del antiservilismo, él jamás ejercita la obsecuencia —que es la expresión más baja del cinismo— Y así, con pertinaz independencia, sin aceptar más amo que a sí mismo disfruta siete veces la existencia. *** El poema que acaso me suceda Sólo un cuarto de vida por delante —según las estadísticas— me queda. Corto es el lapso... pero quizás pueda construir un poema interesante. Un poema no más ...será bastante si vence al tiempo, si perdura y rueda detrás de mí ...vital, sin que lo agreda la ruin polilla en olvidado estante. El poema que acaso me suceda les va a calzar a todos, como guante de fino encaje hecho en joyante seda; Será una pieza breve. Tintineante, redonda y ecuménica moneda ¡que he de acuñar en un feliz instante! *** El dilema ¡Un cambio ...una reforma ...un nuevo esquema! de nuestra evolución en todo tramo siempre estuvo presente este reclamo frente al imperio de cualquier sistema. Sigue inmutable el secular dilema, jamás el yugo alivianose un gramo. ¡oh ...cuántas veces ha cambiado el amo! y ningún amo se ocupó del tema. Que es tal la condición que nos conforma, tan burda la ambición que nos inflama, que el hombre, en general, tiene por norma —sediento de poder de oro y de fama— pedir, cuando está abajo, la reforma... y la continuidad, si se encarama. *** Casi “Clerambard” ¡Arañita! ...Me cautivas con tu destreza en la tela pero ...si dejo que vivas pasaré la noche en vela. Y aquí llevo largo rato cavilando como un loco, pues bien sé que si te mato no podré dormir tampoco... *** La más bella criatura Me siento en plenitud cuando acometo (después que me he ajustado bien el cinto) dentro de su intrincado laberinto mi lucha sin cuartel con el soneto. Y voy de vericueto en vericueto, no sé si por virtud o por instinto, procurando ser cauto y ser sucinto por no alterar la gestación del feto. Pero no siempre basta mi coraje para ver consumada esta criatura que es la expresión más bella del lenguaje, Y no admite en su límpida estructura ni un lunar, ni la mínima fisura, ni tolera el más tenue maquillaje. *** Maravilla —Maravilla ...¿sabes cómo quisiera acabar mis días?... diciéndote poesías a la sombra de un aromo. Y que tú allí, sin asomo de dudas en el semblante, segura y total, constante, me ofrezcas por despedida todo el amor que la vida me ha robado a cada instante. Y... que además, Maravilla, sonriendo —aunque no se estile— cuando ya mi barca enfile su rumbo a la incierta orilla, desde la sombra amarilla del aromo compartido me grites ...¡Adiós, querido..! Y que al fin tu frágil mano en vuelo corto y liviano me acompañe ...¡hasta tu olvido! ** Félix Leonardo Rodríguez gescar@bbt11.com.ar Poeta argentino (Pergamino, 1924-1997). Fue autor, director y actor teatral. Publicó los poemarios Flores muertas, Noches, Agridulce, Agua viva y Ligero de equipaje. === Lluvia negra Ana Carolina Corvera ================================ Se mira en la espuma y retoca sus labios adultos. Es noche de umbrales abiertos, de gente que llega al puerto con una luna en cada fémur. Ella, la mujer que regresa, toca su rostro y baila. Sus pies son brújulas celebrando el camino. Estaba el cielo con un cigarrillo en las manos. Estaba ella flotando en su alma nocturna, cantando una y mil veces desde su piel que fue tejida con lluvia negra. La intención es hallar un lugar entre las rocas. El punto exacto, el ángulo desde donde todo se repita y ella pueda obedecer a la memoria: primero dar tres pasos hacia el péndulo y escuchar un latido con arena blanca; luego viene la huida, la lejanía que nos enseñan los besos de la nube. Una voz dijo “Obedece al fulgor de la tierra. Ejecuta la danza secreta de los tres pies. Recupera las notas muertas y dime desde tu sangre cómo tocar el Jarabe Gatuno”. Vuelve fugaz el recuerdo, el apego a la bahía. La madre la abrazaba contra el pecho mientras ella recién nacida inventaba uno a uno los compases de su llanto. De pronto se aclara: su vida fue siempre un mismo rostro, alumbrado cada vez en horas distintas. Es la misma niña que nació en la playa. Su mano y la de sus hermanas sabe a leche de coco, a hechizo, a máscaras de elefante, a carabelas del norte y fiestas de parroquia. En el principio fue la risa, la plegaria imitando al orgullo de las flores. Que el mundo conserve al origen; que ella se disfrace de niña virgen y nos embruje con los ojos cerrados. Un pez duerme entre sus vértebras. Ella se desliza tranquila junto a la marea y sigue al inquilino. Se despide por un instante del danzón y las palmas en el fondo. Duerme también, esperando a que el silencio acabe la metamorfosis. Un cuerpo en descanso es una historia infinita. El padre la llama. Apenas comienza a levantarse y a cubrirse de su sueño cuando alguien la mira desde una puerta con la mano en el rostro. Tiene los dedos mojados y admira sus propias rodillas antes de salir corriendo hacia la nada. ** Ana Carolina Corvera milenade@gmail.com Escritora mexicana (Zacatecas, 1984). Estudió letras en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ, http://www.uaz.edu.mx). Ganadora dentro de la Convocatoria Nacional de Proyectos Artísticos y Culturales en 2004, emitido por el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ, http://www.imjuventud.gob.mx), con el proyecto Effigies, revista de arte y cultura, coordinadora y editora (2004-2005). Ganadora del Primer Lugar en el Concurso Estatal de Ensayo “Mauricio Magdaleno”, convocado por el Instituto de la Juventud del Estado de Zacatecas (Injuzac, http://www.zacatecas.gob.mx/instjuventud.htm; 2006). Ha publicado en diversos medios culturales de su país, entre ellos La Cabeza del Moro y la Revista Mexicana de Fotoperiodismo, así como en el libro Pensamiento Novohispano, número 7, editado por la Universidad Autónoma del Estado de México (http://www.uaemex.mx, 2007.) Actualmente se desempeña como editora y es becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Zacatecas en la Categoría Jóvenes Creadores (2007). === Poemas Ulises Varsovia =========================================== *** De Memoria tribal 1. Reencuentro Desde la melancolía de los años vesperales, atravesando el escalofrío de la desgarradora lucidez, de sus implacables veredictos, doloroso, vate, el reencuentro con todos tus rostros desnudos, con todas tus máscaras vertidas a despiadada conciencia de roles itinerantes en los actos de un único, interminable drama. Detrás de los húmedos párpados entreabiertos en la penumbra, un ojo atónito mirándose hacia adentro sin reconocerse, un nuevo ser recién construido llamándose con su clara voz entre las voces desorientadas. Quiénes, quiénes, desgarrada lucidez, corazón de la edad vesperal, quiénes los que conmigo y sin mí, quiénes los que silueta en la bruma, los que huellas sobre mis huellas, los que tantos en la rota unidad, quiénes, quiénes los que yo y no-yo. Desde la claridad de la conciencia, un viajero desde muy lejos intromisión en los viejos baúles, y seres de gastadas vestes jugando su papel de náufragos en la dispersión de actos y roles. Desde la melancolía de los vesperales años, en la despiadada lucidez de un ojo en la luz reintegrado, y desgarrándose en su propia luz. 3. Mentira Mentira la plena lucidez del entendimiento, el día aquel en que caballos desbocados por el filo del precipicio, y un hombre atrapado en las redes de las coordenadas del destino, o inerme en la voluntad de Dios, enredándose en su grafía. Mentira su discernimiento cuando la hora fatal clavada en todos los fríos relojes, y aviesos agentes infiltrados en la torre de control, maquinando sus fechorías con mis propias manos. Ninguno de mis numerales, ninguno de mis fijos dígitos en ese momento, allí, ni las claves de mi conciencia pronunciadas, cuando ya el hecho sindicado y borrachos mis cinco sentidos. Débil la ofuscada voluntad cogida en los hilos de emisarios a galope por brumosos bosques, por brumosas regiones disleyendo su lumen vital, su lucidez diluyéndose en las tinieblas. Y por el filo de precipicios los corceles interfiriendo la rectitud del ser doblegado, su integridad de dócil rehén siendo por usurpadores sucedido. Y mentira que en estado de juicio, mentira que voluntad y albedrío el día aquel, aquellos días cuando la hora infausta percutida, cuando el destino sus pesadas redes, y un hombre sus ajenas fechorías. 4. Siglos de piedra Siglos erraré, siglos de piedra errará mi perseguida voz por las calles de Valparaíso, siglos de frenéticas espinas buscaré, madre, tu tumba entre las tumbas, tu lápida entre las lápidas, tu nombre entre los nombres que el viento dispersa por los cerros de Valparaíso. Siglos de oceánica espuma treparán mis sonámbulos pies las escaleras de Valparaíso, siglos de difundida sal indagaré a tientas tus huellas derramadas en la agrietada piel de las calles de Valparaíso. Siglos de marejada y fragor, siglos de tempestades girantes vagaré, madre, entre la niebla tras tu presencia de niebla, cruzaré el vaho frío del mar en pos de tus dispersos rasgos por los muelles de Valparaíso. Siglos de calendarios de sal, siglos de arrecífico sustento gritaré, madre, tu nombre por los distritos de Valparaíso, siglos de agua de nunca acabar, siglos de atmosférico derrame errarán mis pies desnudos por los guijarros de Valparaíso. Siglos minerales, siglos pétreos, siglos de oceánico soplido, siglos de peces, de crustácea sal, siglos de indomeñable piedra. 6. Elfriede Elfriede la reencarnación, Elfriede el desdoblamiento de fémina por las edades, con su brebaje prístino de difusos zumos agrarios y oceánicos ungüentos. Elfriede el regreso al ónfalo, Elfriede la rememoración de misteriosos ritos en el tránsito del púber, en el aprendizaje nocturno de delirantes senos sumiéndole en fiebres viriles. Ella en la tenebrosa noche del auriga desbocado en su proteico trigo vital, ella en el destello crucial convocando a los inválidos en el umbral en llamas. Fémina la congregación de certidumbres dispersas en la irresoluta edad, fémina antorcha centripetal en la reintegración de los hijos extraviados. Elfriede con su brebaje de prístina luz racimal, Elfriede con su leche agraria en la sed del auriga ciego, Elfriede la reencarnación, el desdoblamiento atávico de una mujer en ti dormida, de una mujer por las edades con su misterio impenetrable. 8. Sopor En el sopor de las existencias, un ojo por el orificio de los inextricables sueños, un ojo por la cerradura de la trascámara secreta, un ojo por la trizadura de tu conmovida reciedumbre. Entre ser y no ser el gran augur con sus utensilios de sumo alquimista, el gran chamán con su mágica danza, y cuando en la vertebración del sueño todas las llaves de pronto reunidas, entonces ningún auriga muerto, entonces de regreso los pastores, y sobre las paredes de las cuevas los animales en fuga a nuestro través. Pero un ojo de cáustico búho, un ojo de penetrantes linfas, un ojo de supremo hechicero, un ojo febril, un ojo reunido. 9. Escaleras Mientras mis propios pasos por la misma, misma escalera, y en el desván los antepasados silenciosos en sus daguerrotipos, arrancados de cuajo de sus epístolas, mientras mi mano por la baranda segura, de memoria deslizada, y el perro ningún aullido, inmóvil, petrificado en su espanto, y toda la casona en suspenso ante el crujido de las tablas gimientes... Mientras, en fin, el piano ahogado en su caudal de notas transcurridas, y los rincones, los dormitorios, el puente en el aire suspendido, los cristales arañados por las olas, los muebles gastados en su ejercicio... Sí, por la gimiente escalera mis mismos, mis mismos pasos, la misma mano deslizándose, el mismo eco repitiéndose, y Madre por las habitaciones, Madre por el salón abalanzada, Madre corriendo por los pasillos, Madre preguntando en la cocina, gritando mi nombre por la casona. Yo con mis propios pasos subiendo sin fin y sin comienzo los peldaños, yo ascendiendo y permaneciendo, yo trepando hacia la misma puerta, acercándome sin alcanzarla, y Madre enloquecida de espanto, Madre corriendo por las habitaciones, gritando inútilmente mi nombre. 11. Inmaterialidad Pura inmaterialidad mía, pura inefable substancia de uvas intangibles destiladas, sigilosa a través de mí, a tientas por un laberinto de aedas ciegos allí extraviados, desmesuradamente indefinible, irreconocible entre los sumergidos. Tus sutiles labios, a veces, pájaros ingrávidos en mí posados, y cuando sus alas de luz lunar un inaudito revoloteo de espíritus mínimos reverberando, un cosquilleo de plumas rozando mi pura inmaterialidad dormida, entonces ebrio de besos insignes, entonces embriaguez de oníricas uvas, y en mí tu danza de pies diminutos, en mí tu danza de doncellas evaporándose hacia el delirio. Pura inmaterialidad mía, pura atmosférica presencia en puntillas por mis galerías, intangible en tu tránsito de alas apenas perceptibles en la quietud plenaria de mi íntima intimidad dormida, ebrio de tu licor inconsistente, ebrio del roce de tus labios, detenerme en el tiempo, tambaleante, descender al tránsito de aedas ciegos, y extraviarme conmigo en mi subsuelo, extraviarme contigo en tu inmanencia, en tu pura inmaterialidad, poesía. 13. Llegar Llegar alguna vez del tiempo, llegar algún día de los días por la niebla marina amortajados, y abrir mi sorpresiva presencia en medio de los ausentes congregados, en mitad del vacío absoluto habitado por difuntos y viajeros. Arribar desde lejos, muy lejos, desde calendarios deshojados, desde llantos hacia el horizonte, desde cartas nunca recibidas, cruzar el umbral como un fantasma, soplar el polvo de las alacenas, mirar el mar desde la ventana. Alguna vez regresar, de pronto, detenerme bajo el dintel, llorando, y acostumbrar los umbrosos espacios a mi presencia largamente ausente, a mi silencio anónimo vertido, a mi entidad de pasos fugitivos. Y nada decir en el tumulto de voces antiguas recriminando, de pupilas airadas acusando, de manos heridas por el tiempo tendidas con el perdón a mi rostro. Llegar al atardecer, borracho de enormes distancias apuradas, de oxígeno marino reverberante, de aromas láricos reaspirados, y detener mi atónita presencia en medio de los ausentes congregados, en mitad del gastado vacío habitado por difuntos y máscaras. 22. Memoria tribal A tientas por la memoria tribal, a tientas por el difuso ramaje de tu árbol testamentario, y pánico en el corazón. Pánico en las brumosas raíces sumergidas en tiempos ácronos, sumergidas en lenguas bárbaras, en latitudes que largos viajes, que meridianos exhaustos, que climas de atroz nomenclatura en el rudo diagrama de vientos oceánicos. Rastreándote en la genealogía de un animal contra la luz clavado, olfateando los pasos primeros de aquellos que en la maternidad agudos gritos de bípedo opreso en el capullo de áspero lumen. ¿De cuánta sangre impura, transeúnte, de cuánto hábito desnudo, de cuáles divinidades agrarias, de qué impenetrable follaje? ¿De dónde tu atroz desarraigo inscrito en los vientos planetarios, en el agua nómade diasporada? Por la memoria tribal gritando nombres apocalípticos hundidos en la bruma de tiempos ágrafos, de tiempos ácronos, de tiempos sin cómputo en la astronomía de esferas girando en la eternidad. A tientas por el follaje en brumas de un árbol de genes conmocionados, de un árbol de errantes raíces dispersas en los vientos planetarios, y pánico en el corazón. 36. Lúdica Lúdica, juguetona poesía, en la temprana madrugada tu cosquilleo de ínfimas plumas sobre mis dormidos párpados, tus liliputienses dígitos jalándome de las orejas, tu sutilísimo aliento cuchicheándome al oído. Para tu insaciable sed de acordes, mi vida una lira insomne en sí misma precipitada, tensa en el tránsito imperceptible de misteriosos dedos pulsándome. Por tu extensión estremecida de cifras mágicas tremolantes, una mano mía y no mía en sumo trance recorriéndote, arrancándote cantidad verbal, fonema astral de acústica euritmia. En traje nupcial tu desnudez florida a mí desposada, en mi lecho de enramada silvestre ofrecida y nunca alcanzada, nunca alcanzada. Lúdica doncella ensimismada, tu doncellez mi lira jónica en plétora de alfabetos preñada, deseada por mí, y en mi deseo púdica tu entrega de vibraciones. Furtiva, juguetona poesía, antes que el sol su blonda luz temprana ya tus senos su hidromiel ofrecida, ya tus labios su sed de cada día. *** De Racimos 1. Racimos Desbordada estampida, desbordado reguero de patas prófugas el corazón, de febriles corceles, de febriles bisontes por la inmóvil pradera remecida de cascos, de pezuñas, de fechas. De racimos, esposa, de una mano oprimiendo los pezones del otoño, vaciando en su copa gris el vino fugitivo, los fluyentes calendarios, fluyentes días sin fin, el tiempo irrecuperable. Por ese turbio camino, por ese camino atroz, con tanto inútil vivir, con tanto impuro equipaje, asomado amargamente a las pálidas festividades. Nada en derredor, nadie en los patios ocres madurando hacia adentro, perdiéndose en su interior con inconclusos racimos, con uvas fugitivas persiguiendo en el tiempo estos labios febriles, este febril corazón en desbordada estampida remecido de prófugas patas. 8. Rosa Rosa conflagración, rosa hoguera vital reunida en torno al follaje carnal. Al torrencial follaje en rosa encarnado, húmedo de lágrimas, alfajorado. Rosa redención, rosa humedad nacarada, unidad en pétalos disgregada. Entre el follaje a por ti, a por tu vertiente, entre tus alas plegadas en vuelo ardiente. Ardiente en la magnitud, rosa conflagración, vital hoguera carnal encendida al azar para humedad latitud flameando en rubor. 14. Nada más Era una vida, una historia, un pueblo, una ciudad asomada al mar, una casa de húmedas paredes, la lluvia en el techo, y nada más. Era una voz de quebrado registro, una quebrantada voz filial, y dos vertientes de luz desnuda, y una mano en la obscuridad. Era la soledad inmensa, la casa remecida por la sal, y un tibio regazo esperando, y los pasos por la gran ciudad. Y los gritos quebrados llamando, y la seca vertiente luminal, y el destino de los exiliados. Era una vida, una vida nada más. 21. Hasta que el agua Hasta que el agua remezca, hasta que los domicilios del prófugo itinerante remezcan su patrimonio de lápidas y sepulcros, de anónimas defunciones sin fin consumándose; hasta que el agua acérrima, hasta que el agua filial cicatrice su dolor de fugitivo perpetuo por vidas y utensilios, por retratos y bártulos transcurriendo intermitentemente; hasta que el agua otra vez, hasta que el agua ecuánime testifique y decrete un exilio radical de setas monacales o lentas estalactitas; hasta que todas las aguas, hasta que los domicilios del fantasmal proscrito renuncien y capitulen; hasta que cáscara e identidad, hasta que intimidad y harinas, hasta que bártulos, vidas, retratos, hasta que utensilios transcurriendo y su funeral patrimonio de anónimas defunciones... Hasta que el agua natal, hasta que su institutriz remezca el ámbito lunar, remezca su hogar fugitivo, estremezca los domicilios. 25. Raíz La raíz regresar, la raíz reencuentro con el ser original, y no reconocerlo. No distinguir el eco, no recordar los rasgos llamando desde lejos, no acudir al llamado. Órigo fidelidad, órigo lazos filiales con el que en la orfandad, y bruma sus señales. Bruma su desolación por calles nunca vistas, por la escala del dolor, y ninguna herida. Cara a cara contigo y nadie en los espejos. Por los mismos caminos, y cuán polvorientos. La raíz vinculación, la raíz paradigma. El ser en tu interior, y en la otra orilla. 34. Propagación Incendiaria propagación de inéditos sonidos remeciendo el alfabeto con registros arrancados del más profundo lugar en los abismos del alma, la luz del alba en el estival solsticio pálida ante la luz de misteriosos átomos desintegrando su entidad en el prodigio órfico de la mera pronunciación. A tu trama remota de sílaba oracular en el sueño entretejida, a tu armazón de efluvios mágicos entrecruzados, a tu sagrado espasmo de vírgenes tañendo su incendiario instrumento, mi sonambular ofrenda de fuego sublime consumiéndose sombrío en el dolor de tus llamas. Incendio de ráfagas, incendio de velocidades ocurriendo en mí, como un crepitar de idiomas en la hoguera del alba sonando sus más sublimes sonidos. Por tu espesura de llamas mi dolorosa búsqueda de alucinado cazador tras tus huellas de luz en la luz enceguecente. 39. Clarividencia Clarividencia cristal, cristalina clarividencia la poesía envuelta en túnica talar, huidiza en cadencias de fugaz melodía. Lámpara luminosidad, lámpara luz esplendente encendida de misterio oracular, fluyendo a torrentes y apenas asida. Toda su virtud llamear de desnuda claridad ofrecida, y su vuelo parpadear de alas celeridad sólo sentidas. Ráfaga luz incendiaria, ráfaga lumbre de astros adormecida en el espejo del agua, roto si la sed sus labios, o apenas decirla. Clarividencia cristal, diáfano río sonando la poesía, y su veloz parpadear en tu ansiedad un resabio de melancolía. 49. En ti morir Morir en tus alas abiertas, dormirme para siempre oyendo tu zumbido de misterioso insecto, misteriosa poesía. Caer desde la conciencia a un sueño de vírgenes extraviadas en el bosque, a un sueño de doncellas gravitando en la niebla de perdidas cosas. Mi hogar tu nido incierto, tu guarida en el sopor de setas destiladas, de fresas silvestres transitando por deposiciones, por translaciones cruzando el color de la hoguera, rubicundas de mineral asedio. En ti morir sabiendo que nunca lo sabremos, que el tiempo una categoría de aguas inescrutables, y al fondo de la memoria tus propios ojos gastados, tus ojos de color ceniza. En ti morir sacudido de ráfagas estelares, de misteriosa luz astral pulsando la obscuridad de mi anónimo instrumento. Morir en tus alas libres, morir en tu raudo vuelo de sueños y translaciones, de setas multiplicando su prófuga aparición, alimentando vírgenes. 53. Novia perpetua Todos los días la sutil presencia de atmosférica resonancia tintineando a mi alrededor su inconfundible gorjeo, su espectro acústico curvado en un arco de violín nocturno, sacudido de polen planetario. Marcial y nupcial, solemne, erecta en la invisibilidad del aire desnudo multiplicado, tímida, frágil de impalpables alas, y rotunda en tu advenimiento de ínfimas sagitas percutoras, de moleculares dedos pulsando los atmosféricos hilos del aire, ay amor, el sutil cosquilleo de plumas sutilísimas, o polen estelar espolvoreado allí donde la trama órfica su red receptora tendida, tu misteriosa presencia cada día. Marcial y nupcial, herido de aromados pezones exhalando su láctea maternidad, su trémula materia impalpable percutida, qué, si no tu anónima presencia, qué, si no tu danza minúscula de minúsculos pies tintineando a mi alrededor con su adormidera. Todos los días tu sutil visita enredada en el aire desnudo con su hábito de espuma planetaria, novia perpetua de clara resonancia. ** Ulises Varsovia rommel.krieger@unisg.ch Escritor chileno (Valparaíso, 1949). Es docente de español en la Universidad de St. Gallen (Suiza). Ha publicado más de veinte títulos de poesía desde 1974, en forma artesanal, y sus poemas han aparecido en más de sesenta revistas literarias de Latinoamérica y Europa, en español y en otros idiomas. Textos suyos pueden leerse en su página personal, http://varsovia.tripod.cl. === Tres cuentos Claudia Merchán ===================================== *** Mari Mari posa de lunes a viernes de 8 de la mañana a 8 de la noche. Mari posa para todo lo bello y estético dejando huella de sus movimientos, forma, genio y figura, pero no hasta la sepultura. Al iniciar el día, Mari posa y piensa de qué color será su día. A Mari le gustaría que sus días fueran azules. Hoy es un día importante para Mari. Mari posa hoy para la foto de sus 15 años, edad en que todos nuestros días son azules pero no lo sabemos, los vivimos ébanos, argentados y pocas, pero muy pocas veces, soleados. Mari posa hoy con la frescura de sus quince años, con su piel color carne de mamey, con el brillo de su pelo negro, con el almendra de sus ojos, y con el carmín de sus labios. Mari presiente que hoy será un día diferente. Hoy es un día AZUL. Mari posa frente a la ventana y observa a una MARIPOSA que amablemente se posa sobre su ventana. Mari posa su mano sobre la MARIPOSA y la bautiza, AZUL MARIPOSA. Mari invita a AZUL MARIPOSA a adornar la fiesta de sus quince años, además quiere que AZUL MARIPOSA conozca a su amigo Libel Lula. Libel Lula vive en Brasil pero es de origen francés. Libel vendrá para la fiesta de Mari. Libel y Mari posarán toda la noche junto con AZUL MARIPOSA. Cuando Mari posa con Libel, sabe que el futuro ya llegó y, con él, el baile de los destellos salvajes. Mari sabe que al final de la noche todo pasará y sólo quedará el recuerdo. Mari posa su hermoso y juvenil rostro dejando ver el esplendor de sus colores, los colores de la juventud, tan inconfundible, tan etéreo, que sólo las miradas de los que sienten sorpresa por lo bello gozarán de Mari al verla posar para la foto. *** Primavera Prima es amiga de Vera, se conocieron coincidencialmente en una primavera de hace ya algunos años. Prima es algo rígida en su forma de pensar y actuar según ella debido a una educación disciplinada y organizada y Vera es lo opuesto, es el color, el sabor y por lo tanto el calor; el calor del color de sus ojos bellos y transparentes. Todo el que tiene cercanía con Vera siente ganas de apapacho de arrunche de relajarse sobre su cuerpo cálido y misteriosamente envolvente. Prima, que lo sabe, mira con recelo a Vera y trata de ponerla en su lugar dándole consejos algo pasados de moda, le habla de una moral ya acabada por los rigores de la modernidad, qué digo de la modernidad, del descaro. Los mejores momentos son los que Prima pasa con Vera, Vera arrastra a Prima con su despliegue de color y de verdor y la invita a despojarse de su disfraz rígido; de su máscara pálida de su mirada quebrada y aguada donde no hay expresión, donde parece que el tiempo y las personas le jugaron una mala pasada. ¿Qué habrá detrás de todo ese amargo sentir? ¿Será causa de un mal amor o un amor causa de un mal final? Porque de esos casos sí abundan en el planeta. Prima y Vera se reúnen una vez a la semana. La cita es; miércoles a la hora del almuerzo. El miércoles es el día más esperado por Prima. Se arregla a su manera, se pone sus mejores galas y alhajas para así en su negro ritual demostrar cuán importante es ese día para ella. Aunque Prima no admite su rigidez corporal, mental, verbal, pasional, y visual, se deja llevar por la voz cascada de Vera intentando reconocer en el sonido de esa voz todo el bullicio que lleva por dentro, todo lo que siempre ha querido decir y que es en esa voz donde encuentra la voz que nunca aprendió hablar que nunca se exteriorizó y por lo tanto el orden de su mundo y de su vida se atrofió. Prima no lo sabe con certeza, pero cuando lo descubra se llevará una gran sorpresa. Cada miércoles, Prima sin saberlo mira con mucha atención a Vera, a Vera le parece que esa mirada atenta, profunda y algo maliciosa es parte del ritual de rigidez, donde Prima esconde sus más deseables e indeseables pensamientos acorazados en su mirada fija, sin demostrar interés en lo que ve, aguada y casi a punto de llorar. Al comienzo de la relación de Prima y Vera era muy complejo saber de qué lado estarían. Visualicemos, Prima rígida como un bastón de acero, fría y gris como un día lluvioso y Vera tibia como la primavera, como el primer día de sol después de un largo invierno donde todos los mortales esperamos ansiosos tendernos sobre nuestras espaldas y esperar que el manto amarillo cubra nuestros cuerpos entumecidos por el invierno. Después de un saludo entre Prima Vera y miradas de complicidad. Vera agitada por la emoción de ver a Prima le cuenta sus andanzas sus conquistas y por qué no, algunas de sus travesuras en un lenguaje divertido y atropellado, hay tanto que contarse y tan poco tiempo para verse; pues Vera siempre tiene sitios a donde ir personas a quien visitar y noches a quien dedicar. Prima escucha, mueve la cabeza aprueba o desaprueba, no interrumpe a Vera porque eso la divierte a su manera. Vera le apacigua la curiosidad de vivir. Hay tanto que contar dice Vera, y Prima, con mirada de desolación pero internamente habitada por amores fallidos, palabras sin destino, habitantes sin visitantes, sólo siente que quiere llorar que quiere enojarse y quiere encontrar en su rígida atención el mensaje que aguarda. Primavera de hace ya algunos años. ¿Cuánto hace que nos encontramos? Hace ya muchos boleros contesta Prima, y las dos sujetas a la temperatura de su mirada cantan la estrofa de una de sus favoritas “Reloj, no marques las horas, porque voy a enloquecer, ella se irá para siempre cuando amanezca otra vez... reloj, detén tu camino porque mi vida se apaga, ella es la estrella que alumbra mi ser, yo sin su amor no soy nada. Ta, ta, ta...”. Prima y Vera se despiden como todos los miércoles, esperando el siguiente, quedando en Vera como siempre la incertidumbre de si algún día Prima sucumbirá al placer de la desobediencia. Lo que Vera no sabe ni sabrá es que Prima, alentada por los boleros y en su memoria, la cascada voz de Vera se entrega a sus rígidos placeres en la intimidad de un mundo que no sabe de olores ni de sabores. Primavera de hace ya algunos años. *** Oh qué será Oh qué será qué será... es la frase de una canción, ¿quién canta?... no recuerdo. Oigo la canción y me hago la misma pregunta. Pero para el tiempo en que vivimos es una buena frase. Hoy todo es en un interrogante. El mundo nos sacude cada día al abrir los ojos. Cómo recibimos el nuevo día Yo, Tú, Él, Ella, Nosotros, Vosotros y OTROS (con los que tengo que convivir diariamente) y los demás, creería que muy similar. Primer ruido del amanecer de nuestras conciencias, el que nos sustrae del apacible viaje de placer por los túneles del inconsciente donde todo es suave, relajado y además vivimos momentos importantes, inesperados, como besar al vecino o vecina, volar sin ayuda, saltar sin esfuerzo, comer sin llenarse, hacer compras desnudo. ¿Cómo sería la realidad si viviéramos lo que vivimos en sueños? Ya lo averiguare. Iré de compras desnudo, o intentaré volar sin ayuda. Este ruido tiene nombre como todo; ALARMA algunos de sus sinónimos, prevención, sobresalto, susto, temor y es así como recibo el día, no sabría cómo enfrentarme a las personas, las obligaciones, las responsabilidades, las que tengo pendientes, y las que adquiriré por donación del nuevo día. Las emociones también me dan susto, me producen temor. Ver a mi pareja cada día también es sinónimo de ALARMA. Pienso en si desde las doce horas en que dejé de verla, algo habrá cambiado y esperaría que así fuera, no soportaría estar con alguien que no genere cambio en su interior, lo estático no me apetece, para eso, sería mejor salir con un gato de porcelana. Pero la ALARMA no está en sus cambios internos sino de la forma como me ve cada día. ¿Qué verá en mis ojos para que quiera permanecer a mi lado? Eso me sobresalta. Mientras doy vueltas en la cama y hago los reglamentarios ejercicios de estiramiento pienso en cómo me gustaría cambiar algo de ese despertar. Ese algo sería... una voz, una voz calmada, mas no colmada de problemas, melodiosa mas no melosa, que me dijera la frase perfecta. Buenos días, no, ya está muy usada y no me gusta lo usado. Algo así como una frase Shakesperiana: “¿Qué hay aquí? ¡El retrato de lo bello! ¿Qué semidiós duplicó así su creación? Aquí duerme y despierta con sus labios entreabiertos por suaves suspiros”. ¡Ah! Ese sería mi dulce despertar. ¿Cómo renombraría ALARMA si mi despertar fuera una voz? es entonces cuando me pregunto. ¿Oh qué será qué será? Las noticias, otro integrante de cómo nos zarandea el mundo al despertar. Este librillo de terror que afanosamente busco en la mañana como si allí fuera a encontrar la respuesta de por qué ALARMA me sacó de mis sueños, de mis besos de amor y de mi desnudez y error, encuentro que mientras dormía, algunos perecían y otros muchos nacían. Oh qué será qué será de estos nuevos participantes. Si el LITEMA (libro de terror matutino) no trajera esa avalancha de muertes, desastres, abusos, nacimientos, ofertas, películas, cantantes, páginas sociales, deportes, ¿cómo entonces saciaríamos nuestros bajos instintos? Hay que seguir leyendo el LITEMA. Ah, olvidé dos secciones importantes de este librillo, el crucigrama y el sudoku, los que nos aseguran la coherencia y no la demencia. Aquellos que sobrevivieron mientras dormía probablemente tengan mi mismo interrogante. ¿Oh qué será qué será, cuando pase la calle?, ¿cuando llegue al trabajo?, ¿cuando salga a almorzar?, ¿cuando lleguen las cuentas?, ¿cuando la niña que me gusta me mire a los ojos?, ¿cuando me paguen?, ¿cuando me atraquen?, ¿cuando me maten? ¿Oh qué será qué será? ** Claudia Merchán klausmatiz@yahoo.com Escritora colombiana (Bogotá, 1964). Su producción permanece inédita. === Poemas Paula Bianchi ============================================= *** Eugenia Escondido en la espera del olvido piensa. Ardientes masas coloiformes en la acera se revuelcan. Los amantes recluidos en suspiros. Poder conocer sin acabar prometeizándose. Vendedores de pecados repetidos. Recuerda la tarde eugeniesca como siempre y como a veces, porque voló como su amor desprolijo y errante. Desde entonces la busca carnívora la esperanza endiablada porque alguien lo sedujo en su erotismo más íntimo con redes entrañables [ósculos ennegrecidos por la lujuria de los siglos. Siempre quiso retornar a sus besos, a su paz, a su guerra refugiarse en su palabra. Qué estragos habrán dibujado los años en Eugenia, después de todo después de algo después de lapidarla. *** DolorEs ¿El dolor se va? No, se queda, PESA. El dolor lo guarda ella. El dolor es ella. La oscura. La negra cortesana que renace una y mil veces. La que ataca más fuerte. La otra, la más clara y menos negra se debilita y comienza a decaer en una intensa lucha por sobrevivir. *** Tajos Algunas escisiones No mutan en la fresca Son tormentas que Quién las podrá alentar Claro cómo vivir Y no sin estar vivo Excepto que finjas ser Tu cruel rufián Cuántas presencias hoy Me están asaltando demonio atroz Es mi infiel amor de vidrio Que se expone y hace añicos esta noche te podrá entristecer más Es un inquieto laberinto Que pasó inadvertido Y que ahora la salida quedó atrás Es intransitable Repercute tanto desaire Y una daga en mis huesos Se hunde más Me oxida el tiempo Es demasiado truhán Hay que alcanzar estiba Sino el tiempo sellará Tu integridad Siento que estoy mejor Con tus manos frías En mi corazón *** Cuerpos fragmentados Tironean los cuerpos Trama frágil, la incomplitud de un estallido ulterior Deseo experimentado una caricia diferenciada en la metáfora Objeto caído, crispa el deseo Vertiente insignificable Me sujeta encubierta ese excluido Me atrae hacia allí, declive identitaria, insostenible incandescencia del sexo Donde se desploma el sentido Se d e s e n c a d e n a el binarismo Mi correlato proyectado abomina la destrucción deseable Ofrecida a la mirada fantasmática, Me roza sin la intención inmanente a la separación misma Desvirtúa la repetición escénica del destinatario que entra en el cuerpo a través de la lengua ** Paula Bianchi azuldragonk@hotmail.com Escritora argentina (Buenos Aires, 1973). Licenciada en letras y doctoranda en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA, http://www.uba.ar). Textos suyos han sido publicados en medios diversos como (Sic) en el medio (http://www.sicenelmedio.com) y Shamra (http://www.shamra.com.mx; con el seudónimo “Eugenia Náder”), así como en las memorias de las III Jornadas de Reflexión sobre Monstruos y Monstruosidades (UBA, 2007), las VIII Jornadas de Literatura Comparada (Universidad Nacional de Cuyo, http://www.uncu.edu.ar, 2007) y la Jornada de Debates sobre Literatura Latinoamericana y Estudios de Género (UBA, 2007). Fue finalista en el III Certamen de Literatura Hiperbreve “Pompas de Papel” (España, 2006). === La materia del sueño Juan Manuel Pérez Álvarez =================== Los hombres están hechos de la materia con la que se trenzan los sueños. Shakespeare Descubrí la tierra del Plata hace muchos siglos, inmerso en la monotonía de las estaciones. Las olas rompían con estrépito versificado en la playa; en los confines del azul —casi canónico— del espacio sobre mi cabeza planeaban las rápidas ilusiones en forma de aves marinas; el fondo incógnito del Océano era frío y tumultuoso, plagado de especies multiplicadas por el infinito, en secuencias eternas. Me convencía la placidez del viento impulsando el navío con una caricia consistente, golpeando el interior de mis venas que presagiaban algo nuevo, pero confuso aún en la bruma como procedente de un lienzo veneciano, poniendo un signo de interrogación sobre la sucesiva seguridad del agua. ¿Tierra? No podía ser que la tierra estuviese tan cerca. Pero así era. El proyecto había concluido y se deshacía como una hoja seca. Nosotros, España portátil que arrastraba el peso de una cultura suspensa en el destino de la navegación, el leño de la tecnología intentando roturar la vida, llegábamos al dichoso término de nuestras aventuras. Apenas se insinuaba una línea de carboncillo y fuego sobre el horizonte, letra indecisa que nadie de los que allí estábamos sabía interpretar, cuando nuestros pulmones gritaron al unísono. La promesa del placer puede más que el placer mismo. Nunca habíamos experimentado una sensación semejante a aquella, porque en aquel momento, a pesar de nuestra edad, nos habíamos vuelto niños, niños que tienen el mundo como una pelota en sus manos, niños que desconocen el literario programa del recuerdo. La materia de nuestras ilusiones eran las dos paralelas que convergían en un punto común. Tan sencillo y sorprendente como eso. Dejé mi huella suspendida sobre el plano melódico de la isla; ante mí se alzaban fortalezas vegetales (palmeras) que hacían ondular sus cabelleras verdes, esperanzadoras, insinuando un saludo o tal vez un aplauso. ¿Dónde estaban mis compañeros? No los veía ya. Entre voces de júbilo se habían desperdigado por el luminoso horizonte sin dejar rastro que los evocase, ni tan siquiera una sombra. Escuché involuntariamente la orquesta de los pájaros. Aquello era sin duda la obertura de un nacimiento. El pasado era una masa de hielo irreconocible perdida en la lejanía, constituida por estatuas de presumidos aristócratas, fariseos grises del mal tiempo. Como llevaba demasiada ropa puesta para aquel clima tropical, me desembaracé de mis prendas de vestir —al momento me di cuenta de que estaba renunciando a mis estereotipos sociales— y me quedé desnudo de la cintura para arriba, contemplando la playa. Sin preocuparme de arrastrar la pesada maleta de mi equipaje europeo, caminé sin rumbo hacia la selva virgen, esposa de mi cansancio. Solo y libre en la maternal exhuberancia de la naturaleza. Reparé en aquel jardín cultivado por una invisible mano bondadosa: los cocos se bamboleaban con presunción femenina en las alturas; también se dibujaban peras, dátiles y otros frutos para mí desconocidos. En las ramas, aquellos aprendices del protocolo humano —los simios— reían y saltaban, saltaban y reían sin la preocupación que como un látigo somete a sus soberanos evolutivos. Pero sentí un temor repentino ante aquella manifestación de lo desconocido. Un relámpago surcó de extremo a extremo mi conciencia poniendo en claro de modo efímero la situación en la que me encontraba. ¿Y si estaba definitivamente abandonado por mis compañeros? Porque no daban señales de vida desde ningún lugar del insólito escenario. ¿Me vería obligado a vivir durante cuánto tiempo como un cíclope, como un robinsón que desconociese el enjambre social, como una gota separada del mar de donde procede? Aun así, resistí acordándome de la Divinidad que guía cada uno de nuestros torpes propósitos, cuyo lugar es y siempre será la morada de la luz, e invoqué una plegaria aprendida en forma de oración. La textura presente me ofrecía un lecho de irrealidad que me desconcertaba, porque no hay nada más irreal que lo desconocido —eso creo haberlo aprendido de algún filósofo—; del miedo a lo que se desconoce emergen las pirámides de los mitos. Llevaba una hora caminando y el paisaje parecía cada vez más intrincado. La armadura de mi paciencia resistía con frialdad los embates de la incertidumbre, y mi corazón pensante imaginaba el universo como una enfermedad de la mente. Necesitaba agua. Me eché de rodillas al suelo con el fin de descansar o de abandonarme a la ferocidad de los elementos. Entonces vi una figura humana que avanzaba hacia mi improvisada yacija. Quizá alguno de mis compañeros, alarmado por mi ausencia, volviese sobre sus pasos y acudiese a rescatarme. Pero no era como me lo imaginaba. Se trataba de una mujer adornada con objetos brillantes, morena y totalmente desnuda. Se detuvo en seco, y al reparar en mí dio una especie de alarido sin que se moviese del lugar donde me encontraba. En ese momento yo era un Ulises deportado a los confines de la tierra, y aquella Náusicaa feacia, quien tal vez ignorase el uso de la sal de la palabra —tal y como yo la entendía—, era mi única tabla de salvación. —Por favor —imploré—, dame agua o moriré aquí mismo. Ella huyó despavorida y al poco rato regresó acompañada de dos hombres de su misma raza que deduje eran guerreros por las lanzas que portaban. Se acercaron a mí sin atreverse a tocarme. —Por favor —les dije ahora a ellos—, soy extranjero, no conozco esta tierra y he perdido a mis compañeros. Si no me dais agua no podré levantarme. Creo que no entendieron mi lengua. Pero en todos los idiomas hay algo que se parece, y así debía ser, pues echaron mano a dos frutos redondos de corteza dura horadados en un extremo, los cuales llevaban pendientes de cuerdas en los hombros, y me invitaron a beber su contenido. No sabía si se trataba de una trampa, pero el necesitado no puede más que aceptar sin miramientos lo que le ofrecen. Así que bebí un trago del líquido almacenado en los frutos. No se trataba de agua, sino de néctar de alguna fruta, o de varias. Una vez saciada la sed, me levantaron del suelo tomándome cada uno por una mano y me condujeron al lugar al que habían determinado llevarme. Daba la sensación de que sabían con más o menos acierto de dónde procedía, mi identidad nacional, porque apenas estaban sorprendidos por mi presencia, y eso era para mí motivo especial de sorpresa. Me turbé en mayor medida cuando tras un camino no exento de inconvenientes llegamos a un poblado constituido por una edificación de viviendas de adobe, con techo de paja. Puñados de indígenas se esparcían por aquel indómito proscenio. De entre ellos surgieron para mi estupor mis compañeros, indumentados con la ropa de campaña y expresando satisfacción en sus alegres rostros. Llevaban en las manos cachivaches de metal brillante. Me explicaron entre risas inspiradas por el alcohol que se desprendía de sus alientos que habían llegado a las tierras del Plata —así habían bautizado ellos a la isla— por la abundancia de este metal en sus espacios geológicos. Incluso me aseguraron que el territorio que pisaba era nada más y nada menos que la Atlántida de la que hablaba Platón. No cesaba mi asombro mezclado a la incredulidad de quien, como yo, se encuentra frente a una situación trascendente. Observé a los indios: confiaban en nosotros. ¿Cómo podía ser así? ¿Confiar en nosotros, que veníamos a conquistar sus tierras? Porque más tarde o más temprano nuestra cultura armamentística se impondría a la suya como el aceite se posa sobre el agua, sin diluirse en ella. No daba crédito a nada de lo que ocurría; la Musa de la inconsciencia había embotado mis sentidos. Me desperté al día siguiente en la tienda de los españoles. —Debemos comenzar la evangelización de esos indios —decía un fraile dominico—. ¿No es un milagro del Señor que tengan esa confianza en nosotros? Sin duda sabrán por algún signo celeste que la Iglesia de Cristo vendría a salvarlos, a ellos, pobres bárbaros sin idioma escrito, sin Dios, sin ley. Si no ha sido notable prodigio digno de los más precisos anales la aparición de esta tierra ante nuestros ojos, de esta isla preñada de riquezas sin medida, cuánto más la intuición innata de esos salvajes desconocedores de la autoridad monárquica de nuestro Emperador, así como del magisterio espiritual del Santo Pontífice; hombres que, aunque desnudos e indefensos, no han rechazado nuestra llegada. Al unísono se oyeron voces de aprobación provenientes de la milicia, siempre dispuesta a apoderarse del botín que se dispone como señuelo en los discursos. Me pidieron mi parecer y yo respondí de forma ambigua debido al estado de convalecencia en el que me encontraba, producido por una infección no registrada en nuestros libros de medicina, y la cual me había sumido en una forzada austeridad. A mi tienda acudieron más tarde con una mujer que habían traído como rehén, todavía virgen y en edad núbil. Me la dejaron al pie del lecho dándome a entender que podía disponer de ella con fines sexuales. Acto seguido se fueron. Le pregunté algunas cosas a la indígena pero no supo responderme nada. No entendía nuestra lengua. Sólo aludía continuamente y con gestos a un idolillo dorado que traía colgado del cuello por una cadena de plata. No supe qué trataba de decirme. Lo interpreté como una sumisión. Volví a dormirme. Al despertarme de nuevo a la mujer que me acompañaba se habían unido otras indias que deduje habían traído a mi tienda mis compañeros. Se esforzaban en ponerme una venda mojada sobre la cabeza mientras entonaban pantomimas rituales. Afuera se oían gritos y golpes metálicos de pica, así como truenos artificiales provocados por la pólvora. Se oía la voz de un compatriota: “¡Incendio, incendio!”. Extraje de mis polainas un rosario de cuentas de vidrio y me puse a rezar unas avemarías. Me fijé en los ojos de las mujeres: sus pupilas rutilaban como fuegos fatuos. Con sus manos oscuras tocaron mi mano blanca intentando manipular el objeto que tenía en ella. Echaron mano a sus ajorcas, collares y pulseras y me ofrecieron dos de ellos a cambio del rosario. Les respondí negativamente. Fueron a buscar más joyas fuera de la tienda y depositaron veinte pares de brazaletes a mis pies. No se trataba de eso; no podía vender mis creencias. No comprendieron. Me mostraron sus grávidos senos, como fecundas minas de placer, y comenzaron a bambolearlos ante mí como incentivo, mientras algunas de sus compañeras me ofrecían más y más variedades de metal precioso. La codicia derrocó a mi firmeza y le entregué a mi dios de vidrio a cambio de sus dioses de oro. —¡Al asalto! ¡Todos al asalto! —gritaron en el exterior, y caí de nuevo en un profundo sopor que me imaginé como preludio de una tragedia. * Muchos siglos han transcurrido desde entonces, y cuando como ahora me encuentro ante la pueril materia del agua adaptada al molde artificial del vaso por el que voy a beber, rememoro el acto de comunicación que se establece entre todos los seres humanos a través de la infraestructura del lenguaje, del lenguaje que representa la sumisión de la materia real a la forma externa, literaria y accidental del sueño. ** Juan Manuel Pérez Álvarez juanmanuelperezalvarez@yahoo.es Escritor español (Ourense, Galicia, 1985). Es estudiante de Derecho. Textos suyos han sido publicados en revistas digitales como Voces. Ha publicado los poemarios Azul y oro / Diario suspensivo y Vidrieras. === Poemas Rebeca Montañez =========================================== *** Comunión Comulgo entre tu cuerpo desnudo pan turgente húmeda cresta venero las uvas siempre dulces de tu sexo Tu manjar albo suave entre mis labios abrasa mi saliva me aposenta en tu gozo donde la muerte es un remanso *** Y soy poeta Y soy poeta sin gloria, ni laureles. Me aferro al humus de las letras que —a veces— rasga mi vientre con la impiedad de fiera sanguinaria, me coludo con el áspero otoño al ocaso de las lunas, en mascaradas breves que tiñen mi insípida locura, o el ácido fluir de mis riveras. Hay usura y pavor en morada umbría de mis huesos. Cuando estalla la memoria, regurgitan demonios milenarios, que creía enterrados en las ínsulas leves de mis cerrados párpados, de mi gastado sueño, donde sólo el cascajo se presenta cuando busco la otredad. Por más que lo intente nunca retornará el pálpito primero, la exaltación del sol en mi pupila, la sábana de apremios y venturas. Pero soy poeta —Y todos creen que es galardón inaudito, panacea de duelos— debo sahumar la peripecia afortunada, dar voces de contento, exultar a las musas callejeras, aunque nadie se entere del insomnio del cuerpo, el letargo del alma, y la mirada opaca, permanente, adentrada en lagos de ceniza. *** Uvas ácidas Mi cuerpo olvidó su nombre, comencé a llamarlo nunca, cada campanada, cada insomnio. Mis ojos trenzaron lienzos, con esa suerte de lágrimas anudadas a la cúpula turbia y quieta de mi cuarto. ¿Que soñé rosas en el desierto? Es posible, no sabía de nudos corredizos, ni leyes de Dracón, sólo de manos juntas, cruda dualidad de amanecer. Mientras él se persuadía sembraba gardenias en mis labios, un tordo azul vivía entre mi sangre, mi alma era surtidor de gozo. Llegó la vigilia, tiempo de uvas ácidas, ramalazos de frío estallan en mis huesos. Todo fenece: la flor, el tordo, el surtidor. *** Pubis Es el pubis la oración del naufragio arcano de tormentas seda entre los dedos que en desnudez de perla renace y se desgaja en labios acuciados *** El día El día amaneció sin ti, relente y desahuciado, casi muerto. (Mis ojos, perdidos tras las sombras, te buscan.) ¡Qué líquido es tu nombre! En las hojas del árbol, en las gotas de lluvia, lo miro y tiembla. *** Ábrete séxamo Ábrete séxamo puerta tallada en cedro retira pasadores revoca tus ventanas nombra al marino para que surque tu rivera te corone de espumas de frente a los apremios sin omitir un solo poro hasta que el mástil te alcance ábrete séxamo en un conjuro alevoso no contengas el brío que fluye de tu entraña húmeda orquídea deja fluir tus mieles sobre la piel deseosa y desborda la savia que rezuma urgencias ** Rebeca Montañez rebeca_sw@yahoo.es Escritora mexicana (Mérida, Yucatán, 1963). Ha publicado las plaquettes de poesía Breve eroticario y Tiempo sin rostro. Además relatos suyos han aparecido en diversas antologías. ||||||||||||||||||||||||||| POST SCRIPTUM ||||||||||||||||||||||||||| “Que el poeta, en su misión / sobre la tierra que habita, / es una planta maldita / con frutos de bendición”. José Zorrilla, “A la memoria desgraciada del joven literato D. Mariano José de Larra” (1837). === Cómo publicar en Letralia, Tierra de Letras =========================== Antes de enviarnos algún texto para publicar en Letralia, le agradecemos leer nuestras condiciones de publicación. Usted puede verlas en el Web en http://www.letralia.com/tierradeletras/publicar.htm. 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