Letras
Tres poemas

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Prisionera de sus ojos

Busco con disimulo esos ojos suyos
que lucieron desde siempre
el color del tiempo. En la aspereza
del invierno avienen grises, pero abrigan
como el calor de los leños encendidos.

En primavera reflejan los colores
que arrebatan a los tilos y a las flores,
nacidos a la par de los atajos
por los que avanza ansioso hacia mis brazos
para contemplar muy juntos un ocaso.

En la calidez del verano se parecen
a un fresco lago de aguas quietas
que delata perfiles, cuando aplacan
las ternuras que fueron contenidas
por la mirada indiscreta del entorno.

Llegó el instante en que las hojas bajan
o se vuelan, pero la dulzura de sus ojos
sigue embriagando mis sentidos,
y, sin reparos, aunque el tiempo avance,
soy feliz en la prisión de sus pupilas.

 

Nada se ha perdido

Si lloré cuando las alas
dejaron el nido
hoy me alegro porque quedaron
algunas plumas y muescas
en los rincones que escondían
berrinches de ocasión.

No es tiempo de lamentos todavía,
hay muñecas en el piso
y soldaditos guerreando con los indios,
sobre la alfombra
de los cuartos renovados.

Nada se ha perdido.
Por el contrario,
se han sumado nuevas voces
y otros nidos ofreciendo su calor,
para que el árbol que va perdiendo fuerza
no se deje vencer.

No es tiempo de lamentos todavía.
Nada se ha perdido,
aún quedan plumas
y juguetes en la alfombra de los cuartos
para levantar todos los días. Todos.

 

Entre cascadas y vertientes

Hoy tuve un sueño placentero que transcurrió entre cascadas
y profusas vertientes que manaban sin cesar.

Colibríes azulinos con alas transparentes
bajaban hasta mis manos, para que los pudiera alcanzar.

Mariposas de seda y arabescos se posaban en los arbustos
y formaban con los verdes un vergel multicolor.

Entre los pinos se colaban murmullos desde el viento
y un pentagrama completo de violines en concierto.

Hasta el sol lo iluminaba mientras yo estaba inerte
y en algunos episodios una sombra se animaba.

Me tomaba entre sus brazos, me acariciaba, me besaba.
Sin sonidos comprendía sus palabras de amor.

Un despertar placentero me hizo recordar
que aun los sueños pueden convertirse en realidad.

Pongo todo mi deseo, mi anhelo y voluntad,
para que ese amor no sea solamente el ideal,
de quien estoy enamorada de verdad.