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Agua para un santiamén

¿Cómo son los faros en tu cuerpo?

*

Tu espalda como los países cercanos al invierno.
Me ofreces la flor de los mendigos,
el cuaderno
donde escribes los nombres que has tenido;
desnuda y sin edad,
me dices algo de las tormentas
que dejan a los enfermos sin cosecha.

*

Te detienes para conversar con los ancianos
que aprenden a andar en bicicleta.
Te detienes para entregar a los enfermos el alivio
y hay un faro que alumbra hacia los lugares donde duermes.

*

Tu espalda como una habitación lejana
donde no quedan más preguntas,
donde dos mujeres sueñan
algo acerca de la sal y del jengibre.
Tu espalda como un lugar
donde los niños esconden sus monedas.

*

Mereces un desierto,
una ballena abandonada por los niños;
mereces mi escondite y mi armadura.

*

Proteges de la lluvia
a los ladrones que duermen envueltos de azafrán.
Traes en los bolsillos berenjena
y tu espalda es un mapa
                                           donde deletreo mis naufragios.

 

El agua de los niños que sonríen

uno

Dicen las muchachas
que nacen cometas de los ríos y que,
en épocas de niebla,
los chaneques roban tu ropa
y la esconden en lo alto de los árboles de mango.

Sueño la sed de los rebaños que regresan,
sueño tu voz en una mañana de trigo que canta con la lluvia,
sueño tu contacto de higo cuando repartes azúcar a los muertos;
despierto para ti
que no tienes un bosque por amigo;
tu falda es la espuma que permanece dormida con los ríos.

 

dos

Sueño la estampida de elefantes en los dibujos de los niños,
fantasma de la miel,
tu cuerpo es una flor de agua regada por el frío.
La niebla es de tu canción el ritmo,
tu voz hace navegar los barcos en invierno.

 

tres

Dicen las muchachas
que es suicida convertirse en árbol los domingos,
que la voz de tus ramas
puede contagiar de pájaros la tarde;
eres el mejor oficio de mis manos
cuando voy sin ti,
cuando mi sombra te busca;
madera, sol de los ahogados,
agua de los niños que sonríen,
tu cabello canta la oración de las luciérnagas.

 

cuatro

Creces con la edad de las nueces,
llueves, corres,
atraes al puma y a la hormiga con tu olor,
tus labios son de los arqueros el descanso.

Mis remos apuntan hacia el lugar en donde duermes.
Oras, cantas,
cumples tu oficio de faro rompiendo la niebla con su canto,
sirena, astrolabio
y ventana que apunta hacia el abismo.

 

Allegro

Por el fantasma que soy sin ti,
esta noche quemo mis naves,
me quedo a dormir en el reloj de tus latidos,
o en la pequeña isla
que escondes en tus piernas.
La mañana me encontrará anclado en tus rodillas,
saciada ya la sed de ti,
contento.