Sala de ensayo - Abriendo camino a través de las grandes interrogantes
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Edición Nº 47
18 de mayo
de 1998

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Daniel Cohn Bendit: De las barricadas al parlamento

Luisa Futoransky

Lapidario, sagaz, brillante, ávido por vivir, curioso a más no poder, son algunos trazos del retrato contemporáneo de Daniel Cohn-Bendit, para algunos el protagonista más visible del legendario Mayo 68 francés. Para otros, continúa siendo un incómodo "chupacámara" y un provocador cuyo objetivo es desestabilizar al contrincante.

Infatigable, este mes Cohn-Bendit se ha prodigado. Trigésimo aniversario de Mayo 68 y publicación de un libro de entrevistas con Lucas Delattre y Guy Herzech, Une envie de politique, que en forma aproximada podría traducirse como "Ganas de política" (La Decouverte/Le Monde).

Se lo ha visto como al Fígaro de la ópera, por doquier, pero sobre todo, en Francia. Coloquios, mesas redondas, televisión, periódicos. Sin embargo, el dardo crítico no lo alcanza ya que admite con fruición y un dejo de malicia: "Soy narcisista, las cámaras me aman y yo también".

Sabe que en este mayo se lo convocará como testigo obligado de la conmemoración y así lo admitió:

"Respecto al 68 cuanto pueda decir es una trampa, si digo que ya basta de interrogarme sobre lo que hicimos hace 30 años me dicen que reniego de mis actos y si explico lo ocurrido me acusan de nostálgico".

Pero, ¿quién es el Cohn-Bendit de hoy, qué queda de los inflamados discursos revolucionarios de Dany el Rojo en las barricadas del Barrio Latino y del "anarquista alemán" expulsado de Francia el 23 de mayo de 1968? ¿Qué devino el joven que dialogaba, mano a mano, con el filósofo Jean Paul Sartre?

Desde hace cinco años, es diputado verde por Alemania en el Parlamento europeo. Acaba de cumplir 53, está casado y es padre de un niño de 7 años. Las causas más recientes en las que se ha embarcado son la realización de un megaconcierto de rock en Sarajevo, la despenalización del consumo de marihuana y la participación en el viaje efectuado por 9 eurodiputados a Argelia.

Allí también, su visita suscitó polémicas, enojos y disputas. Para él, se confundieron las "actividades propias de un parlamentario con las de los diplomáticos". A éstos caben argucias, silencios y autocensura pero al parlamentario, no.

En el presente, la causa que más lo apasiona es la construcción europea y milita por ella pues, según él, constituye "la última utopía de este siglo".

A quienes lo tratan de monumento, de mito y memoria viva de mayo 68, les recuerda que, en efecto, fue una época extraordinaria, donde estuvo permitido pensar todo y su contrario. "Éramos prometeicos", admite con deleite, pero al mismo tiempo advierte que si bien "hacer el amor por primera vez es formidable no hay por ello que quedarse con esa única experiencia y no repetirla nunca más".

Respecto de América Latina en su calidad de diputado europeo opina que se deben reforzar los lazos del continente con el Mercosur.

Pero simplemente como Dany, relata su pasión por América Latina, su manifiesta "debilidad por Brasil" y narró detalles de un viaje de "incógnito" de seis meses que emprendió hace quince años desde el norte de Brasil hasta Uruguay y Argentina, cuando el cono sur readquiría el aliento democrático.

En ese deambular apasionado afirma haberse reunido con muy poca gente del mundo político. Entre las excepciones señala a Fernando Gabeira, actual diputado verde de Brasil y al futbolista Sócrates.

Porque otro de los fervores cultivados con ardor y singular tenacidad por Cohn-Bendit es el fútbol. Así, recuerda que en Brasil "lloré cuando fui a ver un partido en el que jugaba Sócrates y una gran pancarta decía que no importaba ganar o perder lo que contaba era afianzar la democracia".

También menciona a Fernando Henrique Cardoso, actual presidente y profesor suyo, en el 68, de sociología en la Universidad de Nanterre.

Brasil reúne, para Cohn Bendit, la mezcla de "ideal y dinamismo" que lo entusiasman y, lo que para él es primordial, lo hacen soñar.

Respecto a las vinculaciones entre política, deporte y manifestaciones populares, dice que uno de los grandes acontecimientos del año, que sobrepasará las fronteras de una mera competencia deportiva, será en la próxima Copa del Mundo, el partido entre Estados Unidos e Irán.

Recuerda exaltado la efusión espontánea e incontenible cuando Irán se clasificó, a ultima hora, para el Mundial de Francia 98 y "más de cinco mil mujeres, salieron a la calle, agitando el simbólico chaddor, en la primera gran manifestación democrática que conoció Irán", después de la revolución islámica de 1979.

El folklore familiar de los Cohn-Bendit dice que antes de nacer, su madre consultó a una vidente quien le vaticinó que tendría dos hijos, uno muy inteligente y el otro, genial. De más está decir que ambos hermanos, Daniel y Gabriel, se disputan por turno el segundo adjetivo.

Por eso, tal vez a Cohn-Bendit también le venga de familia esto de jugar a los augures, pues afirma ante quien tenga el placer de oírlo:

"Estoy muy contento. Les anuncio, les aseguro que Brasil ganará la Copa del Mundo".

En parte, fundamenta el vaticinio, porque "Ronaldo es el mejor jugador del planeta".

Todo interlocutor latino que se precie, haciéndose el modesto responderá: Ver para creer. Y para sus adentros: Ojalá.

Para sus compatriotas alemanes también tiene un augurio: les asegura que Gerhard Schroeder ganará las elecciones de fines del 98 y será el próximo canciller alemán.

El regocijo o desencanto con el que los electores recibirán la futurología de Dany, "electrón libre", escapa al ámbito de esta semblanza.


       

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