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Edición Nº 48 1 de junio de 1998 |
no tienen dónde ir
¿Cómo los transeúntes
estrechan la tierra
trazando el olvido?
hacen sobre esta casa
ruinas
que nadie cuida
Recuerdo las cosas
como una sonrisa húmeda
A eso le llaman tiempo
de adentro
Pero perturba el día
Niños reposan sobre el tedio
dejando una figura de odio
Y la casa abandona a sus hijos
hasta el final de la calle
donde desean reír
El manto continúa
en su caída
mira la ruina
—la escena
¿qué viento impulsa
el rostro de sus muros?
paso por la habitación
con un andar de golpe
Para no estar allí
que decida
ella darnos lugar
¿Qué gracia tiene
vivir en este linaje?
cuando la huella
obedece a su odio
Piedra en piedra
sellamos las venas
—de los restos
que te hacen regresar
hecho caricias
La daga levanta
la voz
cuando anuncia
al enemigo
con los brazos
como una rutina
para la salvación
Recibe el viento
su soplo
con vanidad
Todos a su paso
le miran
Queda sólo
el nacimiento
de esta casa
Llanto
alegra
este cuerpo
del recinto
Antes de
abandonarme
La tristeza permanece
en la memoria
Todo allí es vida
como deslucido
por los cuerpos
Las paredes celebran su muerte
¿Por qué afligirse?
La grieta cuelga
mientras miro
cómo se despide de la brisa
se cierne el dolor
ven por el otro
en su pasión
quédate
El recuerdo vive
en su soledad
te preocupa
el balcón
que besa su polvo
El odio nace
en los labios
con el enlace
de los ojos
desde el recinto
Abrir la confianza
al centro de
una puerta
Abiertas
dejan sus deseos
al abandono
de los pasos
lugar de ignorados
cuando te dejan
del tiempo atrás
por ahora
insistiendo en buscarte