XX poetas ecuatorianos del siglo XXI • Selección: Fernando Itúrburu
(Manabí, 1976)

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Integrante del grupo literario Re-verso. Actualmente estudia literatura en la Universidad de Guayaquil. Ha participado y ha organizado varios eventos culturales. Ha publicado el poemario Concupiscencia (2007). Está por publicar su segundo libro.

El regreso de Lolita

Yo soy Lolita
así los Lobos esteparios
me desenreden
las trenzas con sus dientes
y me lancen
caramelos de cianuro y goma.
Intuí mi nombre aquel día del puerto
con los náufragos
¿recuerdas?
Y aquel combate
con Vladimir, el imperecedero.
Sé que soy Lolita
lo supe cuando me entregó
sus manos laceradas de escribirme.
Por eso cuando apareciste
libidinoso  y suplicante
a contarme tus temores
te dejé tocarme
morder mis brazos y rodillas
te deje mutilar entre mis piernas
los ardides de Charlotte.
Sabía que tu vieja espada
cortaría una a una mis venas
mis pupilas
y me burlé cien veces
de tu estupidez de niño viejo
llorando entre mi vientre.
y cuando todos los náufragos del mundo
volvieron a mi puerto
a entregarme dádivas
que yo pagaba con carne
tú saltaste tras mi sombra
mientras yo, huía y bailaba.
Por eso sé que soy Lolita,
la nínfula de moteles y anagramas
que vuelve con la maleta al hombro
a retomar tras años el pasado.

 

Duelo

Estoy haciendo todos los duelos
a esta muerte:
corto mis uñas,
mi cabello,
lo visto de negro,
así como a mi cuerpo.
Cuelgo una manta en tu retrato
y voy dibujando espacios
ensangrentado besos,
disfrazando fantasmas,
Esquinas inconscientes
de laberintos y bares
mientras manos anacoretas
emparedan los rincones.
Con ojos vendados,
diagramados,
oxidados,
lapidados de salitre,
emprendo los duelos pertinentes.
Hasta que liquide
la hecatombe de la almohada,
de la espalda, del derecho y del revés.
Porque cuando me recupere de los golpes:
contra puertas, ventanas y escaleras,
entregaré a Abrahán, a Isaac
y a todos los profetas
los sacos de cenizas,
donde guardé el duelo de esta muerte.

*

Me despido de tu cuerpo
de tus ojos, de tus manos
de la cama vieja y de su estruendo
me despido de las fiebres
de los ecos de mis huesos en tus manos
de tus dientes mordedores
me despido porque es temprano
me despido porque aún escucho tus gemidos.
A chorros me sangran tus heridas
aún escarbo la nostalgia de tu cuerpo
porque si no me marcho
podríamos ser felices

*

El mar se desparrama
se parte en pedazos
los niños lloran
cansados de morder el agua
el duro pan
las algas secas
los náufragos por su parte
buscan látigos de fuego
los heridos retazos
para cobijar sueños
lejos el eco parpadea
nado en turbulencias
y el mediodía asoma su rostro envenenado

*

Ahora flotan las cosas
hoteles,
frutas,
ventanas
y no son las mismas de antes
las que revoloteaban
ahora hacia el pavimento
los carros van de picada
chocando contra aeroplanos
que corren por la calzada.
Maniobras vías
sobre el viento diseñadas
resucitas tus muertos
y me obligas la mirada
entre tus muslos marchitos
y canciones pasadas.