XX poetas ecuatorianos del siglo XXI • Selección: Fernando Itúrburu
(Guayaquil, 1986)

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Publicó hace pocos años el poemario Sueños de un Quijote. Integrante del grupo cultural Buseta de Papel. Consta en las memorias del I Festival de Poesía Joven Hugo Mayo (2005). Está por publicar su segundo poemario.

Nacimiento

Escapar de los sordos abismos de la palabra es un movimiento que pertenece                   a los niños

Es crear algo más fuerte que la muerte o el amor
Es la transformación de la ciencia o de lo existente
                                                            en algo más elevado;

Todo será expulsado de nuestra piel y quedaremos sonrientes ante el último
                                                                                                             nacimiento

seguro las personas que mueran después
podrán escribir con su mano izquierda

                       —sólo después de cortarse la lengua. Por respeto

su nombre en el sagrado libro de los locos
y entrar a nuestra guarida de lobos y vírgenes azules.

 

Acerca de tu espacio

Quiero resucitar las semillas azules de tu sexo
Y firmar convenios de luz con el primer hijo del hombre
               Para convocar siempre tu cuerpo en el ocaso de los pájaros.

Resolver el dilema de tu espacio inmediato
Para comprobar que la desnudez de la poesía es algo tan natural como enfermo
Destruir los puentes que unen la inmortalidad con lo absurdo
Lanzar las cabezas de los cuerpos al mar antes que vuelvan los eclipses
Caminar con los vagabundos y escapar de las paredes de los cementerios
Sobrevivir a tu lado y esperar que todo se calme afuera
Tener en mi boca
            La vida de tu cuerpo
Y recorrer junto a ti
                          caminos de carne
                                          Y así comprobar la pureza con que aman los locos.

 

En la inconsciencia

Las puertas del inconsciente
muestran las calles rojas donde duermen los inmortales
y a las plantas silvestres que guardan los ocasos
                                                              en su pecho

Porque nada es descubierto
todo es encontrado
La locura es el estado donde despiertan los dioses
y nos escupen
nos encarcelan
porque las paredes que construyeron para detener a los dragones del sol, no soportan la verdad...
Los espejos no reflejan nada, asumen la realidad contraria de los seres humanos
Debemos regresar a la primera palabra
Ya nada detiene a los duendes
—se acercan—
y construirán sus reinos con la piel de aquellos que nunca escaparon de los espejismos;
porque renacerán desde la tierra;
los días lluviosos
los gritos ocultos de las personas
las lágrimas que olvidaron su verdadera intención en la mejilla de los hipócritas.

Ahora las puertas están abiertas
todos están invitados
dejen sus cabezas al entrar
Escojan el color de sus palabras y nunca digan “mañana”
En este lugar, decir eso
es anunciar que vas a suicidarte...

 

El no retorno de los cuerpos

Porque juntos en la calle
quebramos los espejos que llevan los días en su espalda
descubrimos los sitios donde el bien y el mal
construyen sus guaridas para escapar de cualquier escéptico
—recuerdas—
mientras nos besábamos en la esquina
cómo se masturbaban los perros callejeros
y los hipócritas nos gritaban
enfermos
inmundos
exhibicionistas
Entonces guardé mi mano debajo de tu falda
mientras desaparecíamos de toda vista
porque ya no esperábamos retornar jamás...

¿Dónde van los inmortales?

Se fue a dormir
como el último de los mortales
—nunca despertó—
encontró la inmortalidad mientras dormía
Entregó a la humanidad
su falso nombre
Vivió en un cuarto redondo en la espalda de dios
lugar donde los pájaros le arrancaron los ojos
porque estaba cerca de encontrar la verdad
He aquí su último poema:
“Estoy donde los dioses menores deben estar
cuando entendieron que están fuera de todo espacio y son la nada
sólo así llegué a comprender la verdad
No tengo ojos porque sólo son un pretexto
que utilizan los hombres para no llegar a la belleza
Es hora de encontrar mi regreso
Es hora de cerrar las bocas de las serpientes”
Y sólo escribió eso
Sólo fue eso...