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Wiethüchter inmortal.
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La noche del 16 de octubre murió de cáncer, en Cochabamba, Bolivia, la escritora y docente Blanca
Wiethüchter, quien había nacido en La Paz en 1947. Sus cenizas serán esparcidas en el curso de esta
semana en el lago Titicaca, atendiendo a su deseo expresado días antes de morir.
Además de la poesía, dos eran las pasiones de la escritora Blanca Wiethüchter: su ciudad natal y la
obra del escritor Jaime Saenz, su inseparable amigo y cómplice en las letras y la bohemia.
La autora paceña representó a Bolivia en varios encuentros de poesía en Latinoamérica. Ya con la
enfermedad a cuestas, Wiethüchter fue parte del medio centenar de poetas latinoamericanos que, desde Chile,
unieron su voz para llamar a los artistas del mundo entero a aunar esfuerzos en favor de la paz.
Casada con el compositor boliviano Alberto Villalpando, con quien tuvo tres hijas, fue distinguida con
varios premios y era considerada una de las voces contemporáneas más completas de la poesía boliviana.
Sus primeras poesías comenzaron a publicarse en numerosas revistas y suplementos literarios. Desde sus
inicios, la crítica literaria destacó el trabajo poético de Wiethüchter. Participó, junto a varios
escritores nacionales, en el proyecto del "Hombrecito sentado", colección que reúne el trabajo
poético de escritores nacionales.
También ensayista, Wiethüchter egresó de la Facultad de Literatura de la Universidad Mayor de San
Andrés, donde después fue docente y directora. Se graduó en ciencias de la educación en La Sorbona y en
literatura hispanoamericana en la Universidad de París, Francia.
Entre sus principales poemarios se encuentran Asistir al tiempo
(1975), Travesía
(1978), Noviembre 79
(1979), Madera viva y árbol difunto
(1982), Territorial
(1983), El verde no es un color: A la luz de una provincia tropical
(1992), Los negros labios encantados
(1992), Memoria solicitada
(1992), El rigor de la llama
(1994) y La lagarta
(1995), así como la antología La piedra que labra otra piedra
(1999).