Edición Nº 14, del 2 de diciembre de 1996
Esta suerte de mestizaje ha recibido el apelativo de cultura en no pocos círculos. Ciertamente, pese a que quizás en el presente el término se utilice en forma apresurada, el futuro probable nos depara un nuevo tipo de sociedad desligado de los patrones sociales conocidos hasta ahora. Una nueva sociedad que tendrá sus bases fundadas en la economía electrónica y en las múltiples posibilidades del Web —o de lo que termine por sustituirlo.
Este nuevo orden alterará todas las estructuras. La brecha que separa a quienes navegan diariamente por Internet —muchas veces sin dominar siquiera alguna otra subdivisión de la informática— de quienes tienen que conformarse con recibir pasivamente los contenidos de la prensa escrita o audiovisual se irá agrandando cada vez más hasta que se conviertan en dos polos opuestos de la sociedad. Entonces quizás sí podremos hablar de una cultura cibernética, de una sociedad electrónica.
Quizás nada de esto suceda y nuestras previsiones sean exageradas. Pero esto sólo podremos comprobarlo a la vuelta de los años. Mientras tanto, quienes nos hemos atrevido a saltar la brecha y poner la tecnología a nuestro servicio —en lugar de obsequiarnos complacientemente a los bytes—, debemos hacer lo posible por mantener nuestros frentes. Es urgente propiciar la creación y continuidad de iniciativas que permitan hacer un uso de Internet más provechoso que la mera descarga de programas y la experimentación de tecnologías. Desde Letralia —como parte integrante de este movimiento— estamos prestos a ello y le invitamos a que como lector se haga partícipe activo.
P.D. Rogamos a nuestros lectores nos disculpen el breve retraso en casi un día, de la aparición de Letralia. Ha habido un extraño problema con la lista de suscriptores, que ocurrió justo dos días antes de terminar la edición. El embrollo ha quedado aparentemente subsanado; sin embargo, estamos a la orden para resuscribir a cualquiera que haya sido inmisericordemente excluido de la Tierra de Letras a manos de las frías computadoras.
"Las letras lo son todo. Las letras viajan, son la luz que inunda en un instante el espacio y lo colora, la arista que lleva el grano de la idea y que es arrebatada por el viento de las edades, para llevar a todas partes germen, árbol, flor y fruto. Las letras crean".
Cecilio Acosta, discurso ante la Academia de Ciencias Sociales y Bellas Letras de Caracas (1869).
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