Kathleen
Casey, la hija de un maquinista naval, nació el martes 1º de enero de 1946.
Lo hizo un segundo después de que el reloj de la terminal de Filadelfia
comenzara a expandir en la noche cerrada el eco metálico del primero de sus
doce golpes de campana. Ella es reconocida como el primer bebé de lo que se
denominaría posteriormente el "Boom de los Bebés", la explosión
demográfica más importante de la historia de su país. La que al año
siguiente produciría la llegada de casi cuatro millones de niños a los
hogares norteamericanos. Éstos serían luego los protagonistas de la
pesadilla de la guerra de Vietnam, del "Verano del amor" en San
Francisco, del gran recital de Woodstock, del arte psicodélico, de la
generación hippie y del Flower-Power. Los sociólogos que desarrollaron esta
clasificación no incluyen a Anne Waldman dentro del fenómeno, sin embargo,
ella compartiría su vida con esta generación que invariablemente decidió no
conformarse con el mundo heredado.
Anne Waldman nació en 1945 en Milville, Nueva Jersey, y vivió los años
de su infancia en el Greenwich Village, Nueva York. Fue en la universidad
donde comenzó a pensar seriamente en la escritura y en la poesía, al
finalizar sus estudios presentó una tesis sobre la obra de Theodore Roethke.
En 1965 asistió al encuentro de poesía de Berkeley, California, donde pudo
escuchar a Charles Olson, Robert Duncan y Allen Ginsberg leer sus poemas; ella
sostiene que estas lecturas determinaron de una vez y para todas su destino.
En 1968 fundó una revista literaria, Angel Hair, y desde 1968 hasta 1978
fue directora del St. Mark’s Poetry Project, un centro cultural por el que
han pasado las voces más importantes de la poesía norteamericana de las
últimas décadas. En 1970 publicó Noche gigante (Giant Night), el
primero de sus cuarenta y dos libros. Éste aparece en un momento muy
particular, muchos de los poetas que habitaban los desolados paisajes urbanos
buscaban nuevos caminos para la poesía norteamericana. Estaban los que
experimentaban con la estrofa en prosa buscando recuperar densidad crítica y
textual; los que analizaban la crisis de la imaginación; los que distinguían
en la cultura la realidad de las ilusiones; los que se preguntaban si era
necesario proseguir creando imágenes o simplemente sacarlas de contexto.
Unos años más tarde, Allen Ginsberg, junto a quien fundó en 1974 la Jack
Kerouac Disembodied School of Poetics (Escuela Jack Kerouac de Poéticas
Descorporizadas), la urgió a que se decidiera a escribir poemas largos,
siguiendo sus consejos produjo La mujer que habla rápido (Fast Speaking
Woman, 1975). En este libro-poema de cualidades shamánicas, según el
propio Ginsberg, la autora hace uso de ciertas técnicas de la poesía oral
que desarrolló bajo la influencia de la poeta mazateca María Sabina, cuyos
cantos fueron compuestos para guiar a las jóvenes a través de una serie de
visiones inducidas por hongos alucinógenos. Este poema estableció a Waldman
como una de las promotoras del regreso a las fuentes de la poesía oral y como
una de las escritoras más destacadas de la poesía de la
"performance", dos elementos fundamentales en la poesía
contemporánea de los Estados Unidos durante el período 1970-1990, ya que
éstos no sólo produjeron una renovación del género, sino que lo hibridaron
con formas del espectáculo que atrajeron un nuevo público, en una época en
que los medios masivos de comunicación auguraban la desaparición de la
poesía de los escenarios.
La poesía de Anne Waldman, que en muchas ocasiones ha sido identificada
con la poética de los Beats, ha recibido también una fuerte influencia de
los procedimientos más formales de la Escuela de Nueva York, ella logra de
diversas maneras reunir los efectos duraderos de estas dos escuelas en su
propia poética. Amalgama en sus textos la estrategias de la oralidad y el
coloquialismo junto a textos sagrados de probada hermiticidad que se asocian
con aquello que ella define como la poética de la fotografía instantánea,
que es en sus palabras una reinterpretación del modelo objetivista, el deseo
de atrapar todos los hechos y los detalles del mundo a medida que éstos
suceden.
En Poemas para mi primer Bebé (First Baby Poems, 1982) explora la
felicidad de la procreación y de la maternidad, en Iovis (1993) un
texto de 336 páginas que intenta ser una épica moderna, sondea el alma
masculina y sus fuentes de energía. Su objetivo es hablar de todas las
fuerzas penetrantes del patriarcado occidental y sus muchas manifestaciones.
Para ello invoca un número indeterminado de voces masculinas que incluyen las
de su abuelo y su hijo, amigos, familia, poetas, amantes y dioses de distintas
culturas. En el transcurso del poema está tratando de llegar a un acuerdo con
su propia energía masculina y sus impulsos. Hacia el final adopta una
posición antagónica hacia la energía masculina, pero este antagonismo es de
una profunda complejidad, su abordaje del feminismo evita el enfrentamiento
clásico hombre/mujer. En lugar de rechazar la energía masculina ella la
atrae, en un claro intento de liberarla de la construcción artificial a la
que ha sido sometida a través del tiempo. La poeta Heather Thomas nos dice: "Anne
Waldman confronta ese concepto de lo masculino que se adjudica un lugar
determinante en la construcción del mito, la historia y la cultura, pues si
bien esta fuerza se corporiza en lo masculino, también se halla atravesando
lo femenino, particularmente el cuerpo de la propia autora (...)
Waldman no es una golpeadora de hombres, ella también sabe celebrar la
destreza y logros de la pasión e inteligencia masculina". En
lugar de colocar en el centro del poder su lado femenino buscando la
asistencia de mujeres y de diosas femeninas ella prefiere explorar el mundo
masculino en todas sus manifestaciones concebibles. En la segunda parte de
este poema, publicado recientemente, Waldman declaró que ella continúa la
exploración iniciada en el volumen I, pero ahora desde el mundo femenino, en
él enfrenta una amplia variedad de temas todos centrados en la confusión de
roles que afectan a la mujer poeta en los últimos años del siglo XX. Desea
que concibamos en nuestras mentes la existencia de un campo creativo utópico
donde seremos definidos por nuestra energía, no por nuestro género. En Feminafesto
(1994) escribe: "Propongo una literatura transexual, una literatura
hermafrodita, una literatura transvestida, y finalmente una literatura de la
transformación que vaya más allá de los géneros. Textos que sólo canten
su sabiduría. En la que el cuerpo sea una extensión de la energía, que no
seamos definidos por nuestras posiciones sexuales como hombres o mujeres en la
cama o en la página. Una literatura en la que estas energías puedan
coexistir y ser esenciales la una para la otra". Al contrario de Isis
ella parece decirnos que no desea obtener la palabra secreta del dios sol para
obtener poder, sólo para compartirla.
En este largo camino que incluye además libros de ensayos y varias
antologías, entre las que se deben mencionar las dedicadas a la generación
beat, la literatura femenina y su homenaje a Ted Berrigan, Anne Waldman ha
logrado dotar de una perspectiva femenina al legado de la poesía
norteamericana, particularmente la del poema largo. Una mirada de la que no
está ausente la influencia de H.D. (Hilda Doolittle) y Allen Ginsberg, así
como la de otros maestros del collage épico, entre los que reconoce a Ezra
Pound, William Carlos Williams, Louis Zukofsky y Charles Olson.
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Anne Waldman fotografiada por Allen Ginsberg (1986).
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Maquillaje en el espacio vacío (fragmentos)
Estoy maquillando el espacio vacío
Todas las pátinas convergen en el espacio vacío
rubor sonrosado en el espacio vacío
Estoy maquillando el espacio vacío
pegando pestañas en el espacio vacío
pintando las cejas del espacio vacío
apilando cremas en el espacio vacío
pintando el mundo fenomenal
Estoy colgando adornos en el espacio vacío
clips de oro, peinetas de laca, horquillas plásticas en el espacio vacío
Estoy clavando horquillas metálicas en el espacio vacío
Derramando palabras en el espacio vacío, cautivo al espacio vacío
llenando, cargando, abarrotando el espacio vacío
revoleando collares alrededor del espacio vacío
Pensá en esto, imaginá esto: pintando el mundo fenomenal
pulseras en las muñecas
pendientes colgando en el espacio vacío
...
Quería asustarte con la noche que me atemorizaba a mí
la noche flotante, la noche gimiente
Alguien siempre se metía en el medio para hacerte olvidar el espacio vacío
te ponés todo
te pintás las uñas
te ponés echarpes de seda
adornás constantemente el espacio vacío
Cualquiera sea tu nombre te llamo "espacio vacío"
con tus fantasías, tus bailes, aceptalo
con tu extraña manera de cantar aceptalo
con tus sonrisas aceptalo
con tu enorme séquito y acumulación aceptalo
con tus buenos momentos aceptalo
con tu buena fortuna, con tu ociosa fortuna aceptalo
cuando más te parezcas a un pájaro, ese es el momento de aceptarlo
cuando estás haciendo trampas, aceptalo
cuando estás dentro de tu cabeza angustiada
cuando no sos sensata
cuando insistís en las alabanzas de muchas lenguas, ese es el momento de
aceptarlo
Todo comienza en la raíz de la lengua
se inicia en la raíz del corazón
hay una médula espinal de viento
cantando y gimiendo en el espacio vacío
En el día de tu cumpleaños viejo Walt Whitman
Oh estratégico mapa del desastre,
hambrienta América
blanco del canto, del poema que anda a los tumbos,
de toda la protesta
Una larga e imperfecta historia ensombrece tu rostro
América: dejá que el sufrimiento, la fatiga, el sexo
y las distracciones sublimes caigan en el olvido
se desvanezcan de los expedientes
Dale tu permiso a este mundo para que pueda seguir
Respirando
Es simple: una mujer abandona el lecho, se despereza
El Mundo es su espejo, la puerta hacia el dolor
(Ardua tarea matinal, whitmaniana: despertar al país a
su propio ser)
Berthe Morisot
Hacia el final de sus días ella dijo
que
el anhelo de llegar a la fama después de muerta
se le antojaba una ambición desmedida.
"La mía", agregó,
"se limita al deseo de pintar
cosas, la más mínima de ellas,
algo mientras sucede".
Un crítico escribió acerca de la muestra realizada
en el "salon des impressionnistes" individualizando
a la Morisot: "son cinco o seis lunáticos,
uno de ellos, mujer".
Vísperas de una noche de brujas
Cuando
me siento
en el ómnibus,
mi madre
su fantasma
se yerguen
en
mi
cuerpo.
Sostengo
cabeza
con
el
puño cerrado
de
esta mano
bajo el
mentón.
Resignada
observo
a través
de la ventanilla
el mundo
que
pasa.
Igual
que
ella
mi madre;
pensándolo
así,
del
mismo
modo.