Hace
cuatro décadas apareció la primera edición de Rayuela, la mítica
novela de Julio Cortázar que representa un hito en la literatura de habla
hispana. Plena de experimentos estilísticos y temáticos, y armada a la manera
de un rompecabezas donde el lector debe ir de un lado a otro según un
conveniente tablero de dirección declarado al principio, Rayuela
ha sido identificada como un antecedente preclaro del hoy ubicuo hipertexto.
Era sólo cuestión de tiempo para que los amantes de la obra de Cortázar
trasvasaran la novela, justamente, al hipertexto. Pues bien: ya ocurrió. El
producto, no podía ser de otra manera, toma el nombre de la máquina para
leer Rayuela cuya invención atribuye Cortázar, en La vuelta al día en
ochenta mundos, al argentino Juan Esteban Fassio: Rayuel-O-Matic.
La Rayuel-O-Matic
Digital Universal es una versión hipertextual de la ya hipertextual Rayuela.
Fue emprendida por un grupo de entusiastas y terminada en un período de un año
y ocho meses, entre el 7 de diciembre de 2001 y el 28 de julio de 2003. Al igual
que la versión impresa, para leer esta particular Rayuela de bytes hay
que saltar de un sitio a otro, de un servidor a otro, como en el pasado hiciera
el lector tradicional enredado entre las páginas del libro.
El proyecto se había venido configurando a lo largo de foros de discusión,
bitácoras y correos interpersonales, con la idea de brindar al mundo una
versión de Rayuela construida "a la escala del WWW, para que puedan
leerla los que quieran, como quieran". Sus coautores, más de cincuenta
cronopios repartidos por el mundo, transcribieron o proporcionaron los
capítulos y los subieron a sus respectivos sitios o al sitio central que acoge
la presentación de la Rayuel-O-Matic, donde también es posible acceder
a una réplica exacta del tablero de dirección de la novela, desde el
cual usted podrá entrar a cualquiera de los capítulos.
Obra de arte en sí misma, la Rayuel-O-Matic da "una vuelta más
al calidoscopio del libro, de la que puede salir una rosa totalmente distinta
(aunque la rosa siga siendo una rosa, una rosa, una rosa)".
Exclame, como nosotros al toparnos con ella, ¡Evohé! ¡Evohé!, y
dispóngase a la lectura.